La Isla Desconocida navega en pos de sí misma, la utopía en pos de la utopía, buscándose y hallándose siempre a medias, en mares cercanos a los dominios reales.
lunes, 30 de noviembre de 2009
Elecciones en Honduras: Abrumadora abstención, entre el 65 y el 70%.
Estos datos los difundió el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), anteriormente llamado Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado, después de hacer un seguimiento durante todo el día de las elecciones.
La dictadura mediante sus fuerzas represivas ha sacado de sus casas a miles de hondureños.
Agradecido por el dibujo.
Ernesto Hernández Busto, el turoperador de Coblenza.
Pero seamos honestos: Cuba le debe a Ernesto Hernández Busto un monumento, ya más que bien ganado: el del Mingo Supra-histórico y Global, ese que, no importa si separado por siglos de las causas por las que lucha, convulsiona y se ilumina al agitar y movilizar su proverbial mala leche, lo mismo a favor del Autonomismo cubano del Siglo XIX, que por el honor de William Randolph Hearst. Y esto último es lo que acaba de intentar, con gesto heroico y desesperado, al terciar en una polémica alrededor del blog de Yoani Sánchez, escribiendo contra Enrique Ubieta más que con el teclado de su pc, pareciera que con anacrónica pluma de ganso.
Lo que se discutía, claro está, nada tenía que ver son sus objeciones acerca de la historia de la fotografía ni de la veracidad histórica de una frase atribuida a Hearst, aquella supuestamente dirigida a Remington, uno de sus corresponsales en La Habana de fines de 1897 e inicios de 1898, en la que le recordaba que, independientemente de la terca realidad (una y otra vez indócil e irreverente con cierta estirpe de visionarios), él pusiera los dibujos, que desatar la guerra no era su negocio, y que ese último, estaba garantizado.
Pero ya se sabe que cuando una pelea callejera está complicada, la canalla recomienda salir corriendo y boconear desde lejos. Por eso, antes que lanzarse a la corriente central de las ideas y los hechos en discusión, un bizarro Hernández Busto, como es habitual, se escurre por las goteras y nos invita a chapotear con él y el resto de su jauría en lo secundario y prescindible, como lo es esa extensa digresión acerca de si es fidedigna o no la frase atribuida a Hearst (ni falta que hace, a la luz de los hechos históricos comprobados), o si se usaban o no imágenes fotográficas en los periódicos de la época.
Rehuir virilmente la esencia de lo que Ubieta discute y argumenta, y a la vez, en pose de comadre maledicente, buscar en su texto la recontrapelusa que debe conducir al lector a poner en duda la veracidad de toda su argumentación, es la truculenta metodología de Hernández Busto, a lo que se debe agregar que su salto para salir al paso al texto de Ubieta, con ejemplar intransigencia, peca de haberse desfasado… ¡once meses! desde la fecha de su publicación inicial.
Pero por esto último no debemos preocuparnos, ni el inefable Ernestico tendrá que impetrar el perdón del Dios: ya tiene sobradas credenciales para justificarse, no solo como abogado del pasado, sino también de los imposibles, esto último, en feroz emulación con Santa Rita.
Ver la manera en que salta Hernández Busto para mordisquear con sus dientecillos la Historia de la Guerra del 98, intentando de paso desmontar lo que cree leyenda negra y lavar el honor imperialista perdido de Hearst, es patético, y movería a risa, incluso en los predios de la academia norteamericana, donde es ciencia constituida el juicio negativo sobre el papel jugado por la prensa amarilla en la promoción de aquella conflagración, y del susodicho, en especial. Y Ernestico, no solo es perfectamente lógico que el prototipo del citizen Kane haya pronunciado esa frase y otras mucho peores, y que tú, con todo tu denuedo y los argumentos de antigüedad que aportaste no hayas logrado demostrar lo contrario, sino que actuase, como probadamente lo hizo, para desatar la guerra y jugar en ella un papel despiadado y estridente, yendo a colarse con su yate cargado con una imprenta, una fábrica de hielo y unas mellizas coristas con las que solía aliviar sus penas de cruzado jingoísta, entre los buques de la escuadra norteamericana del Sampson, participando, de paso, en la batalla naval de Santiago de Cuba y atrapando náufragos de la escuadra de Cervera, cuyas fotografías no tardaron en adornar las imágenes de la heroica jornada de aquel 3 de julio, apoteosis de la pelea del león con el mono amarrado.
Pero, ¿acaso es ilógico aceptar la veracidad de esas palabras puestas en boca de un hombre inescrupuloso y fanático que impuso como lema de su periódico insignia la frase de “Mientras otros hablan, el Journal incide en la realidad”?¿Acaso no fue la guerra que cultivó con delectación, la ocasión para que la gran prensa de su país utilizase masivamente, por primera vez, la fotografía bélica, como hicieron no solo “The World” y “The New York Journal”, sino también semanarios como “Leslie Weekly” o “Collier”, incluso triunfalistas libros de reportajes sobre las nuevas posesiones neocoloniales arrebatadas a España, como el famoso y espléndido “Our Islands”?
Hearst tenía en La Habana de fines de 1897 y principios de 1898, como buen depredador que ventea la carroña, un dispositivo personal, no solo de reporteros neutrales, sino de hombres de acción, como demostró con su participación en el rescate y fuga de Evangelina Cossío. Y tenía, claro está, fotógrafos y cámaras, pero el envío de Remington, el ilustrador, no fue casual: para entonces las primeras planas del Journal utilizaban más las ilustraciones que las fotografías, como podría comprobar el propio Hernández Busto, de revisar las ediciones donde Hearst anunciaba que el hundimiento del “Maine” era el mayor insulto histórico a la nación norteamericana, y que, en consecuencia, debía ser ejemplarmente vengado.
En resumen: lo que se discute no es si existía o no la fotografía para el momento en que pudo ser pronunciada la frase de Hearst, lo cual, sin dudas fue un desliz intranscendente en el texto de Ubieta, como este ha reconocido, sino si podía o no estar en La Habana, y por qué, un ilustrador como Remington, al servicio y en permanente comunicación con Hearst. De esa misma manera, semanarios intransigentes españoles, como “La Campaña de Cuba”, mantenían también sobre el terreno a ilustradores de la talla de M. Moreno Rodríguez. Y si de verdad le interesa a Ernestico o a sus incondicionales comilitones de “Penúltimos Días” conocer sobre la historia de la fotografía en aquella guerra imperialista, les recomiendo leer menos Wikipedia (esa manía “corta y pega” de ciertos diletantes que se mueven en su órbita, es realmente conmovedora), sino chocar con textos mucho más enjundiosos, como los de Enrique de la Uz.
En su afán por erigirse campeón de la contra ilustrada, quizás en la misma cuerda en que por estos días presenciamos el descuartizamiento mutuo de dos candidatas dizque a la “Presidencia de una Cuba post-Castro”, o de dos gurúes intelectuales que aspiran a heredar la centralidad republicana de Jorge Mañach, y de paso, alguna jugosa mesada regular pública de un renacido “Diario de la Marina”, o secreta de ciertas oficinas de Palacio, desde las cuales Batista alimentaba bajo cuerda el caletre a periodistas y pensadores de alquiler, Hernández Busto entra una vez más al ruedo, y como ya nos tiene acostumbrados, tarde y mal. Lo separa casi un año del texto que impugna; más de un siglo de la figura que reivindica, y cinco décadas de la derrota de la causa que defiende.
En aquel excelente libro de Pawles y Grenier titulado “El retorno de los brujos”, se narra una escena deliciosa, que tuvo lugar en uno de los barrios parisinos el mismo día en que la Resistencia expulsaba a los ocupantes nazis y las tropas norteamericanas llegaba a los suburbios, antecedidas por un audaz Ernest Hemingway decidido, inquebrantablemente, a tomar por asalto las bodegas del hotel Ritz. En medio de la euforia popular que vitoreaba la liberación, apareció en el balcón de un antiguo edificio un personaje esmirriado vestido con chupa, chaquetón, peluca empolvada a lo Luis XIV, quevedos sobre los ojos y zapatones de hebillas de plata, dando vivas a Coblenza, la capital de realistas y restauradores expulsados por la Revolución francesa… siglo y medio antes.
No puedo dejar de pensar en ese personaje fantasmagórico y de ideas políticas tan frescas como un tocino cada vez que leo a Ernesto Hernández Busto, solo que con un postmoderno detalle agregado: este restaurador del Viejo Régimen no solo clama por el retorno al pasado, sino que organiza hacia allá pintorescos viajes turísticos para incautos y desinformados.
Que para algo deben servir en sus delicadas manos de señorito herramientas como Flickr y Twitter.
domingo, 29 de noviembre de 2009
La Sra. Sánchez y el capitalismo "sui generis".
Historia e histeria en el ciberespacio.
¿Cómo intenta refutarme Hernández Busto y su pandilla? Nada le parece mejor que descalificar mis argumentos sobre Yoani en base a un desliz mío de carácter histórico… ¡de 1898! Es cierto que para entonces ya existía la fotografía, puntillosos veladores de la historia de la tecnología (no de la de las ideas), aunque la Guerra Hispano – Cubano – Americana fue quizás una de las primeras contiendas en la que se usó de forma masiva con fines reporteriles. En realidad, mi artículo no es sobre la historia de la fotografía –lo que supondría un error significativo--, sino sobre Yoani y la manipulación mediática de la que forma parte el sitio web que HB administra. Cabría pues reorientar el debate hacia lo que verdaderamente importa: la frase de William Randolph Hearst (“haga usted los dibujos, que yo pongo la guerra”) es ampliamente conocida, más allá incluso de su exactitud “arqueológica”, y revela la esencia de su método, y en sentido más general, la de una prensa moderna (imperial) que construye escenarios para hacerlos “reales”, cuya función no es “informar” sino “conducir” a la opinión pública, es decir, manipularla. A eso se dedica Hernández Busto en su sitio, aunque él no fabrica “noticias”, solo las replica.
sábado, 28 de noviembre de 2009
Yoani Sánchez, la muñeca de trapo.
La mayoría de los escritores suelen ser torturados por una obsesión: revisar hasta el cansancio sus textos. Arquetipos de esa angustia hay muchos. Por ejemplo, Hemingway rescribió treinta y nueve veces la última página de Adiós a las Armas; en tanto Flaubert sometía sus textos a lo que daba en llamar prueba de “gueuloir”, lo cual consistía en leerlo decenas de veces en voz alta y corregirlo tras cada lectura.
Sin embargo, de pronto resulta que todo ese rigor profesional, que muchos teníamos como clave de éxito literario, solo ha significado una soberana pérdida de tiempo, que finalmente impidió a muchos autores escribir más obras y obtener importantes premios en metálico cada seis o siete meses.
Esto ha venido a demostrarlo la conocida bloguera Yoani Sánchez, quien cada vez se adentra más en la literatura de ficción; y que con su último cuento, “Secuestro siciliano en La Habana”, acaba de lograr una impresionante difusión mediática. En esa obra, que puede ser leída en su afamado blog, Yoani relata cómo junto a otro bloguero, Orlando Pardo, fue secuestrada en una zona céntrica de La Habana por tres musculosos jóvenes desconocidos.
Veamos entonces cómo en su descripción no importa la lógica de los hechos, menos aún la coherencia gramatical. Primero que nada, Hemingway o Flaubert se hubieran formulado una pregunta: ¿Cómo introducir al personaje en el automóvil?: ¿de cabeza o con los pies por delante?, ¿bocabajo o con el rostro hacia arriba? Opsis teatral llamaron los antiguos creadores del drama a este recurso; o sea, primero representar los detalles de la escena en la imaginación, para luego describirla con verosimilitud.
He aquí, sin embargo, donde la “genialidad” descriptiva de Yoani consigue revolucionar la técnica. Según se deriva de lo escrito en su blog, durante el secuestro ella fue introducida en el auto bocarriba y bocabajo al mismo tiempo, como si fuera una de esas muñecas de trapo que tienen rostro por detrás y por delante, y los mechones de pelo le cuelgan por los costados.
“Me cargaron con la cabeza hacia abajo”, escribe, y aquí obviamente no sabemos todavía si iba decúbito prono o decúbito supino; pero con solo decir “me cargaron”, en plural, comprendemos que esta acción específica fue ejecutada por más de una persona. Sobre este detalle volveremos más adelante.
Ya dentro del auto, uno de los captores le coloca una rodilla en el pecho; es decir, que Yoani estaba bocarriba. Sin embargo, y mientras permanecía en esa situación, nos explica que desde el asiento delantero alguien le propinaba golpes por los riñones; esto, obviamente, solo es posible si en realidad estaba acostada bocabajo. Como resulta lógico pensar –y asumiendo que no padezca de una malformación congénita– aplastada como estaba contra el asiento trasero, es imposible que desde el asiento delantero alguien pudiese golpearla en sus dos riñones alternativamente –tengamos en cuenta que ella escribe la palabra “riñones” en plural.
En el momento en que la introducen al auto, ya su compañero de “infortunio” se hallaba inmovilizado dentro por otro sujeto que le aplicaba una técnica de kárate. Hagamos entonces un alto momentáneo y recapitulemos la escena: Yoani nos informa que eran tres los asaltantes: ya vimos que por los menos dos la cargaban, mientras uno le daba golpes desde el asiento delantero y otro más inmovilizaba a Orlando con una técnica de kárate. O sea, que aquí la cuenta no da tres, sino cuatro. Volvamos a leer con más detenimiento. Nos dice que quien iba sentado al lado del chofer decía: “Hasta aquí llegaste Yoani”, “ya se te acabaron las payasadas”, y al mismo tiempo le halaba el cabello. Es decir, que había alguien más sentado al volante del auto –un chofer- con lo cual ya no serían tres ni tampoco cuatro los asaltantes; de pronto son cinco.
Pero sigamos con el dilema de la postura en que permanecía Yoani. Las piernas estaban hacia arriba, lo cual significa que, dado el caso de que no tenga una bisagra en la espalda, tenía que estar bocarriba. Sin embargo, su rostro estaba enrojecido por la presión, algo que nos hace suponer que estaba bocabajo, con la cara pegada al asiento. Además, suspicaz lector, pruebe a colocarle la rodilla en el pecho a alguien que tiene las piernas hacia arriba en el asiento trasero de un auto, a ver si puede.
Aquí me permito una digresión. Lógico es que ella tratara de defenderse, y en consecuencia magullara los testículos del agresor, este detalle nos lo explica en su texto. Ahora bien ¿esto fue así? La duda me asalta porque también sabemos que Yoani es filóloga; y no precisamente cualquier filóloga, sino una que obtuvo el premio Ortega y Gasset, que otorga el diario El País; y una de las 100 personas más influyentes del mundo, según determinación de la revista Times.
De modo que en asuntos gramaticales debería ser una gran experta; un modelo a seguir por el resto del mundo. Por ejemplo, la frase “elementos cohesivos de valor anafórico” que cualquier mortal entendería como una jerigonza, vista por un filólogo como Yoani sería pan comido. He aquí, no obstante, lo que ella escribe de manera literal: “al otro lado estaba Orlando reducido por un profesional de la golpiza. Sólo acerté a agarrarle a éste –a través del pantalón– los testículos, en un acto de desespero”. Es decir, que el pronombre demostrativo “este” solo puede estar referido a Orlando, teniendo en cuenta que la frase “profesional de la golpiza” es un complemento circunstancial de la acción. Por tanto, según la construcción gramatical, a quien le agarró los testículos no fue al asaltante, sino a su propio compañero Orlando.
Pero sigamos leyendo. Según ya vimos, antes decía: Sólo acerté a agarrarle a éste –a través del pantalón– los testículos, en un acto de desespero”; y también vimos que por elemental regla de la redacción tenía que ser a Orlando a quien se los apretó. Pues bien, resulta que, tras poner punto y seguido, la siguiente oración dice: “Hundí mis uñas, suponiendo que él iba a seguir aplastando mi pecho hasta el último suspiro”.
Preguntémonos entonces quién era la persona que aplastaba a Yoani con la rodilla, y para respondernos esto analicemos nuevamente la construcción gramatical. Por la misma regla ya antes explicada, aquella de los famosos “elementos cohesivos de valor anafórico”, no hay confusión posible. El pronombre personal “él” remite directamente al pronombre demostrativo “este” anterior, y viceversa, de modo que quien hundía la rodilla en el pecho de Yoani era también su propio compañero Orlando.
Según Yoani, el auto era un Geely de color negro; y ya lo dijo Einstein: en estos tiempos es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. De este modo, el auto solo podía tener el color preferido por los demonios, y, por además, tenía que ser chino. Si, por ejemplo, el relato hubiera sido escrito en la España del siglo XI, en tiempos del Cid Campeador, con absoluta seguridad el carromato del secuestro hubiera sido de fabricación almorávide –en el siglo XV, la diligencia sería marrana, y en el siglo XVII, inglesa, flamenca o francesa; es decir, luterana. Lo único que no cambiaría es el color del coche: sabido es que no adelantamos tanto en los prejuicios del alma como en los prejuicios del cuerpo.
Pero sigamos analizando el espacio en que ocurren los hechos, de modo que, para una mejor ilustración de las palabras, muestro a continuación la foto de un Geely:Cuando Yoani es introducida de cabeza en el asiento trasero, ya dentro había dos personas: un fornido asaltante, y Orlando Pardo, un hombre que mide unos seis pies de estatura. Como se comprenderá, no permanecían cómodamente sentados el uno junto al otro, sino enredados en el amasijo de una llave de kárate. Yoani explica que Orlando estaba con la cabeza pegada al piso.
Les propongo entonces mirar detenidamente la foto, y representar en la imaginación la escena donde un hombres fornido aplasta contra el piso a otro que mide seis pies de estatura. No nos detengamos a preguntar cómo es posible que Yoani luego no pudiese mostrar moretones a la prensa, ni cómo tampoco estos pudieron ser advertidos por los tres médicos que la atendieron en el hospital. La pregunta es ¿Cabrían dos personas más, revueltas en idéntico embrollo, en ese reducido asiento trasero? Nada, que al ver tantos disparates espaciales y gramaticales en apenas dos breves párrafos, tanto Hemingway como Flaubert hubieran mandado sus literaturas al demonio. Para ser famosos mejor se hubiesen convertido en un par de marionetas de trapo al servicio de cualquier emporio terrorista mediático contra Cuba.
Yoani Sánchez o María Fernanda Martínez.
María tiene apenas 10 años y, como casi todos los niños de su edad, está en sexto grado. Pienso en mi hija porque en su blog, Yoani Sánchez escribe una y otra vez sobre la violación de los derechos humanos en Cuba. Incluso en una de sus últimas "apariciones" señala que de Estados Unidos -de sus turistas- pueden llegar a Cuba no sólo las bermudas, las cremas solares y los maletines... sino también la libertad.
Ni más ni menos: dice Yoani Sànchez que la libertad puede llegar de Estados Unidos.
Quizás olvidó -o no lo sabe, o no le interesa- que en Estados Unidos muere un niño cada tres horas por heridas de bala. No imagina Yoani Sánchez con qué tranquilidad los padres cubanos dejamos, cada mañana, a nuestros hijos en la escuela.
Pero el mundo conoce a Yoani Sánchez y no a María Fernanda... y digo María para utilizar un símbolo, porque pueden ser Carlos, Inés, José, Claudia... pueden ser todos los niños de la isla.
No he leído en el blog de Yoani Sánchez que en Estados Unidos mueren, por heridas de bala, casi tres mil niños al año. Eso significa que fallecen unos 200 niños al mes, más de 55 por semana y aproximadamente 8 niños al día, o sea: un niño cada tres horas. Y Yoani Sánchez sueña con la libertad de Estados Unidos.
La Sánchez no habla de la tranquilidad de los padres cubanos. No dice que vamos a la escuela y que luego, al salir para nuestros trabajos, prácticamente nos "olvidamos" de nuestros hijos. Debe escribir Yoanis Sánchez que esa tranquilidad y ese amor y esa solidaridad de las escuelas en la isla, la cultivó el gobierno cubano.
Yoani Sánchez olvidó incluso que el gobierno cubano se ocupa de los niños de la isla, desde mucho antes de nacer... y atiende, protege y ayuda a las mujeres embarazadas.
No he leído en el Blog de Yoani Sánchez, que en Estados Unidos, ese país del que dice puede llegar la libertad a Cuba, las armas de fuego en edades de 10 a 19 años, son la segunda causa de muerte, solo superada por accidentes de autos.
Pero el mundo conoce a Yoani Sánchez y no a María Fernanda Martínez..., así es la prensa a veces.
Olvidó Yoani Sánchez que cada minuto muere en el mundo un niño por Sida, que cada cinco minutos muere un niño por falta de atención médica, que cada ocho segundos muere un niño por agua contaminada, que cada tres segundos muere un niño por hambre y desnutrición, que cada segundo muere un bebé recién nacido por falta de atención médica; y de los sobrevivientes: dos millones de niños mueren por problemas neonatales, 1,6 millones por diarreas y 1,4 millones por neumonías, lo que significa que cada año 11 millones de jóvenes mueren antes de la pubertad.
No sabe Yoani Sánchez que ninguna de estas muertes es cubana.
Ella quiere, desea, que la libertad venga de Estados Unidos. Pienso en María Fernanda y en Wendy -mi otra hija-, y en Carla la vecina y en Carlos, y en José, y en todos los niños cubanos... y pienso en Dania, la embarazada de la esquina y recuerdo que "cada minuto muere una mujer embarazada en el mundo por falta de atención médica; y cada año 530 000 mujeres embarazadas mueren por desnutrición".
En Cuba ocurre todo lo contrario, pero Yoani Sánchez no lo dice. Ni dice que 13 millones de niños mueren en el mundo por falta de incubadoras. Pero la prensa se hace eco de Yoani Sánchez y no de María Fernanda o Wendy o Marta Inés... Así es la prensa a veces.
Es triste pensar, le digo a Yoani, que el 80 % de toda la sangre para las transfusiones que se comercializan en el planeta es vendida por los pobres a diez centavos de dólar el litro. Anualmente se realizan 200 000 trasplantes de riñón, 100 000 de corazón, un millón de córneas, 300 000 médulas, 5 000 hígados, 2 millones de piel y 100 000 de pulmones; cuyos órganos, en un 90%, provienen de los países pobres.
Ninguno de esos riñones, ninguno de esos corazones... son cubanos. Pero Yoani Sánchez quiere la libertad de Estados Unidos, el país que tiene hospitales "gratuitos" en varios países pobres, para comprar esos órganos.
Y no quiero pensar en la prostitución infantil o en el secuestro de niños.
Yoani Sánchez es, sin lugar a dudas, una farsante, un invento de la prensa, un invento de ella misma... Y me avergüenza leer como varios medios en el mundo recogen su labor y olvidan la sonrisa de María, o de Wendy, o de Carlos, o de José... o de cualquier niño cubano que con la mayor tranquilidad del mundo, camina ahora mismo las calles de esta isla que al decir del poeta está rodeada de amor por todas partes.
viernes, 27 de noviembre de 2009
50 PELOTEROS CLÁSICOS EN 50 AÑOS DE REVOLUCIÓN.
Tomado de La Calle del Medio 19
Fotos cortesía del INDER.
A propósito de la recién inaugurada cuadragesimonovena campaña beisbolera y el hecho cierto de que la isla ha vuelto a ser, desde el 1ro. de noviembre, un inmenso campo de pelota, La Calle del Medio, respondiendo a decenas de solicitudes, se permitió la licencia de soñar.
Si la MLB y la IBAF hubieran organizado el Clásico Mundial tres décadas atrás, ¿qué equipo nos habría representado? ¿Con qué rosters habríamos acudido a este evento en los años dorados de Managua, Medellín, Tokío, Parma o Atlanta? ¿Quién subiría a la lomita para lanzar las serpentinas en el desafío final?
En fin que –a contracorriente de la idea del gran dramaturgo ibérico Calderón de la Barca, de que la vida es sueño y estos sueños son– echamos a volar la imaginación.
Los malintencionados de siempre resoplarán y dirán que acudimos a un ejercicio fatuo para excomulgar nuestras penas o que nos refugiamos en la nostalgia para expiar los más recientes reveses. Ni lo uno ni lo otro. Queremos, corazón mediante, rendir homenaje a los miles de atletas que desde el 14 de enero de 1962 han abonado con su entrega ese sentimiento irrefrenable que constituye la pelota. ¿Qué, si no algo venerado, concentra la atención popular mientras dura cada temporada y el resto de los días en que se prepara la próxima? Por supuesto que cuando Amado Maestri dejó escuchar la voz de play ball, mucha savia había corrido por el cauce beisbolero y sus miles de afluentes, convirtiendo en cristalinas las aguas que, cual cataratas, nutren la desembocadura del alma de la nación.
Sin Esteban Bellán, patriota independentista; Martín Dihigo, El Inmortal, cuya figura es exaltada en Cooperstown y todo el Caribe; sin El Caballero Alejandro Oms; Cristóbal Torriente; José de la Caridad Méndez, El Diamante Negro; Silvio García; Adolfo Luque; Conrado Marrero, El Guajiro de Laberinto, y tantos otros, nada sería igual. Un día, cuando el Salón de la Fama signifique sitio perenne de recordación, tendremos que aludir a cada etapa de nuestro béisbol. Decenas de lares en el mundo, sin chovinismo alguno, palidecerán ante los antillanos aportes tangibles en los últimos 140 años. ¡Ha sido tanta la luz!
Con esta propuesta, absolutamente convencidos de la polémica interminable que desata cualquier novena, estamos convocando el concurso 50 en 50 –tributo deportivo, por demás, al 50 aniversario de la Revolución– para que seleccionen a varios de los peloteros más prominentes en nuestras Series Nacionales. Siguiendo preceptos metodológicos, le hemos puesto «límites a la investigación»; así que la tarea concreta, poco menos que misión imposible, consiste en responder la siguiente interrogante. ¿Qué 50 peloteros vivos no activos escogería usted para representarnos si se convocara a una especie de Clásico Mundial histórico en el 2010?
Los organizadores incorporaron la cláusula de que quienes asistieron a las dos citas efectuadas y luego se acogieron al retiro, no son «elegibles». Esto excluye a hombres como Roger Machado, Osmani Urrutia, Ormani Romero, Adiel Palma y el también zurdo cienfueguero Yosvany Pérez. La relación elaborada sólo se justifica multiplicando esfuerzos y concibiendo a cada figura en el pináculo de su carrera.
Antes de comenzar los play off, publicaremos la escuadra ideal elaborada por los aficionados. Les aclaramos que no tiene que ser un número exacto por posición, como tampoco el del cuerpo de dirección por el que se inclinen.
¡QUÉ TRABUCO!
Jugadores de cuadro
Receptores: Evelio Hernández, Pedro Medina, Juan Castro, Alberto Martínez y Juan Manrique.
El primero marcó la etapa fundacional de nuestros torneos derrochando coraje en cada salida. El 31 capitalino ha sido, ofensivamente, el más temido de nuestros enmascarados. Nadie en la urbe como este fornido guanabacoense ha puesto a volar por los cielos tantas esféricas. Todavía se recuerda su cuatriesquinazo descomunal, frente a los yankees, en Edmonton 81. En Grossetto, Italia, se le considera un héroe, pues allí lo ha ganado todo. Es además el único pelotero que funge como Máster y Profesor Titular en el claustro de la Universidad del Deporte. Suele participar, con comentarios especializados, en las transmisiones del Canal Habana. Juanito, el más elegante receptor defensivo, sentó cátedra a la hora de guiar un staff de lanzadores. No muchos dominan que cuando comenzaron juntos en un torneo militar, Casanova, ante su presencia, fue cambiado hacia el bosque derecho. ¡Qué clase de decisión la del timonel Alpízar! Manrique, con dignidad, llenó el vacío de estos monstruos, llegando incluso a colgarse dos medallas doradas olímpicas, algo esquivo por cuestiones del destino para sus predecesores. Albertico fue un defensor del plato de primerísimo orden. Sobresalieron igualmente Lázaro Martínez, Modesto Larduet, José Raúl Delgado, Armando Ferreiro e Iván Correa. Homenaje especial a Ricardo Lazo, Lázaro Pérez y Carlos Barrabí, quienes no están físicamente entre nosotros.
1B: Pedro Chávez, Felipe Sarduy, Agustín Marquetti, Antonio Muñoz y Orestes Kindelán.
Del hombre de La Salud, en Quivicán, falta mucho por escribir. Le correspondió cimentar esta gran pirámide cuando en 1959 vistió la franela nacional en el Wirghiel Field, de un Chicago que organizó los III Juegos Panamericanos. Dos años después, en Costa Rica, fue uno de los dignos que se batió en el terreno, mientras su pueblo defendía el socialismo con las armas. Fue Sarduy un exponente de la época romántica que se desempeñó durante 25 campañas. Del inolvidable Toletero de Alquízar, apuntar que fue todo una institución en la custodia del primer cojín y autor de 2 de los 5 jonrones más espectaculares del béisbol revolucionario. El número 40 azul, niño héroe en Girón, ha sido uno de los jugadores más imponentes, por su elegancia, de todos los tiempos. El Gigante del Escambray, por su parte, es el zurdo más impresionante de cualquier período. El Tambor Mayor, con sus 853 extrabases, único por encima de 750, es sin discusión el mejor cuarto bate de nuestro béisbol. Otros atletas fenomenales en esta posición fueron Elpidio Mancebo, Agustín Lescaille, Alejo O´Reilly, Leonel Moa, el cardenense Julio Germán Fernández Tortoló, con sus 306 pelotas fuera de las gradas, y el tres veces olímpico capitalino Antonio Scull.
2B: Félix Isasi, Alfonso Urquiola, Rey Vicente Anglada, Antonio Pacheco y Juan Padilla.El número 12 de la barriada matancera de Pueblo Nuevo, demostró una inteligencia singular en el terreno. Su memorable jugada de «la bola escondida», en Cartagena 70, en el desafío crucial por el campeonato, constituye una de las tantas evidencias de su extraordinaria habilidad para este deporte. El Relámpago del Central Orozco, en Bahía Honda, nació en 1952, siete años después que el de la Atenas de Cuba. Desde que militó en el equipo juvenil que se impuso en el Mundial de Maracaibo, mostró sus tremendas credenciales. El 36 añil, desde que pisó el Latino, jugó como un Rey. Aún se recuerda la sensación que causó en el tope contra los profesionales venezolanos, con David Concepción y César Tovar a la cabeza. Es uno de los cinco directores con al menos tres diademas en Series Nacionales. Del Capitán de Capitanes hay que expresar que amén de ser líder histórico en hits con 2 356, ha sido el único pelotero que ha integrado los conjuntos nacionales desde las categorías infantiles hasta el equipo principal. Al Ídolo de Santiago de las Vegas, que anotó jubiloso la carrera decisiva en Parma, muchos lo consideran el camarero más defensivo visto en nuestros predios. También brillaron Andrés Telemaco, Sergio Quesada, el incombustible Alexander Ramos y el ya fallecido Carlos Kindelán, único en nuestro país en entrar al diamante con un trasplante en uno de sus riñones.
SS: Tony González, Rodolfo Puentes, Pedro Jova, Luis Ulacia y Germán Mesa.¡Cuántas atrapadas de ensueño! ¡Qué cantidad de veces el graderío estalló en gritos ante un engarce de ficción! Aunque se piensa, con justicia, que se trata de una posición eminentemente defensiva, nos encontramos aquí con excelentes y oportunos bateadores que más de una vez decidieron desafíos en el patio y también extrafronteras. No por obra de la casualidad el Jabao Puentes, que acumula con 8 el mayor número de coronas mundiales en los deportes colectivos en el país, fue champion bate en 1980 con Metropolitanos, compilando 394. Tony, en aquellos años de la «pelota chiquita», resultó la sagacidad sobre la grama. A Jova, verdugo de Rogelio García (el Ciclón de Ovas), muchos lo catalogan como el bateador con más destreza para conectar detrás del corredor, dirigiendo la bola hacia donde quisiera. Ulacia es uno de los más dúctiles. Perspicaz en su desempeño tanto como parador en corto como en los senderos. Virtuoso –hoy sólo emulado en efectividad por Cepeda y quizás en el futuro por Henry Urrutia– en el momento de blandir el garrote desde ambos rectángulos. Del Mago Mesa hay que escribir un libro. El número 11 más imitado del país, a pesar de su complexión nada robusta, puso decenas de veces al Coloso del Cerro a sus pies, permitiendo que muchos santiagueros, espirituanos y granmenses soñaran en azul. Su desplazamiento felino hacia ambas manos, sus tiros en el aire y las atrapadas de espaldas a home, son comentadas y estudiadas en múltiples plazas. Así mismo se destacaron Agustín Arias, Giraldo Maravilla González, Evenecer Godínez y Rolando Verde.
3B: Urbano González, Pedro José Rodríguez, Omar Linares, Lázaro Vargas y Gabriel Pierre.De estos antesalistas precisaré que Cheíto –«pase usted señor jonrón», en la voz inapagable de Bobby Salamanca– cautivó a todos desde que irrumpió en la nómina juvenil. Su cota de 15 jonrones y 37 carreras propulsadas hacia la registradora en exclusivamente 45 veces oficiales, durante los Centroamericanos de Medellín en el 78, no la rompe ni el mismísimo Babe Ruth si volviera a nacer. Este robusto atleta sureño forma parte del selecto club de los que han recibido «dolorosamente» más de 100 pelotazos. «A Vargas, en palabras de Jorge Fuentes, lo quiero permanentemente en mi equipo». Le bastaba aquel batazo en Italia para pasar a la gloria y sin embargo dio cientos. Tantos, que es uno de los peloteros que más se extrañan. En todo momento vi en Gabriel a uno de los 8 que superan los 300 bambinazos, la personificación del rompecercas. ¿No era acaso delirante escuchar al respetable en el Guillermón gritar a todo pulmón «Pierre camina esto»? ¡Qué niño! ¡Qué número 10! Es Omar Linares el beisbolista más sobresaliente de la Cuba revolucionaria y muchísimo más allá. Sin dudas, el amateur más perseguido por los scouts rentados desechó millones en infinidad de ocasiones, por lo que se convirtió en ejemplo para los jóvenes. Igualmente sobresalieron Jorge Trigoura, Rafael Orlando Acebey y Eduardo Cárdenas.
Jardineros: Miguel Cuevas, Armando Capiró, Rigoberto Rosique, Wilfredo Sánchez, Fernando Sánchez, Lourdes Gourriel, Luis Giraldo Casanova, Víctor Mesa, Ermidelio Urrutia, Javier Méndez y Lázaro JuncoSi en un área hemos tenido una verdadera constelación, ha sido en el out field. De Sol Miguel Cuevas añadir que fue líder en hits en la III Serie en 1964, en jonrones e impulsadas en la IV y campeón de bateo con 325 en la V, vistiendo la casaca de Granjeros. De Capiró se puede expresar un mundo. Resultó el primero en superar la barrera de 20 cuadrangulares en una contienda al obtener, en 1973 con el Habana, la cifra de 22 pelotas para la calle. De Rosique acotar que para muchos es quien mejor ha defendido hacia atrás en el center field. Le costó trabajo vestir el uniforme del equipo Cuba pero se impuso desde que lo logró en 1969. De los hermanos Sánchez, todavía el apellido más ilustre del béisbol caribeño, hay que redactar una novela. Wilfredo es, por antonomasia, el hombre hit, el estilista que chocaba sin fallar cientos de chapitas con un palo de escoba, el de la vista de águila, el que le estropeó a Burt Hooton el no hit no run, el primero en superar el mítico estambre de los 2 000 inatrapables. Fernando iluminó con energía propia. Tanto que aparece, acompañado sólo por Linares, entre los 10 primeros en igual número de departamentos, ninguno de ellos negativo, pues no está en ponches, errores o en bateo para doble play. Fue tremendamente completo y extraordinariamente disciplinado. Desafortunadamente, no ha tenido igual fortuna en cuanto a que se recuerden sus hazañas.
Para referirse a Ermidelio Urrutia hay que despojarse de esquemas e imágenes relucientes en postales a color. Su tórax de muchacho intranquilo y sus extremidades infinitas, cual pulpo mitológico, atraparon cada fly que fue a las praderas, y su diestra enfrió en tercera a cuanto iluso quiso probar fortuna ante la figura menuda que se le desdibujaba en el bosque derecho. Para muchos, es El Señor Pelotero el más valioso de los jugadores que hemos tenido en un campo desde 1959. Capaz de echarse sobre sus hombros a cualquier equipo. En la XXIII Serie estuvo a la cabeza en carreras impulsadas, cuadrangulares y dobles. ¡Qué símbolo el hecho de que Pineda le entregara en Vegueros la custodia del adolescente imberbe, prácticamente un niño, llamado Omar! De Lourdes debe afirmarse que fue la oportunidad hecha persona y el más seguro bateador en los momentos cumbres. No creo que haya habido en el país tantas personas saltando al unísono, que cuando su enorme jonrón al zurdo Jim Abbot en el partido final del mundial de Parma en el 88. ¡Qué estatura la de este espirituano que durante dos décadas no sólo comandó a su provincia en la victoria de 1979, sino que le ha inculcado a su prole los valores de que la patria y el honor no tienen precio ni se negocian jamás!
De la Explosión Naranja hay que apostillar que su temperamento guerrero para pelear antes de escuchar la voz de arrancada lo convirtió en líder natural dotado de aguda inteligencia para descifrar las estrategias rivales. ¿Cuántos estadios se repletaron aspirando ver a Víctor Mesa atrapar, con su mano enguantada, una bola después de realizar un sprint en el mejor estilo de Usain Bolt? ¿Cuántos tuvieron el privilegio de verlo saltar sobre las bardas para quitarle un cuadrangular al bateador, más como acróbata que como patrullero central? ¿No era el éxtasis para los aficionados, despertando cintillos de primera plana, presenciarlo robar el home? ¿No puso cientos de veces a muchos en 3 y 2?
De Javier señalar que fue portador de una mecánica de bateo envidiable, cuya sincronización estudian hoy muchos jóvenes en las academias. No era un jonronero clásico, sin embargo es el quinto zurdo con más cuadrangulares en nuestras Series. Así mismo, después de Muñoz, nadie desde ese lado del rectángulo ha impulsado más carreras hacia el plato. Pocos han tenido la fuerza descomunal de Lázaro Junco, quien en 1982 alcanzó el primero, el último fue en el 94, de sus 10 liderazgos en jonrones, departamento donde lo secunda Cheíto con cuatro temporadas como cappo cagnoneri. Considero que debió tener más oportunidades con el uniforme de las cuatro letras. Otros muy destacados son Ñico Jiménez, Silvio Montejo, Sixto Hernández, Reynaldo Fernández, Lázaro Madera, Pablo Hernández, Luis Enrique Gourriel, Fernando Hernández, Juan Carlos Linares, el olímpico y no del todo justipreciado José Pepito Estrada y Romelio Martínez, el de mejor frecuencia de cuadrangulares con uno cada 12,84 veces al bate. Así como los desaparecidos Eulogio Osorio y Fermín Laffita.
Lanzadores: Braudilio Vinent, Rogelio García, Julio Romero, Lázaro Valle, Omar Carrero, Reynaldo Costa, Juan Carlos Oliva, Gaspar El Curro Pérez, Aquino Abreu, Juan Pérez Pérez, Jorge Luis Valdés, José Modesto Darcourt, Omar Ajete, Faustino CorralesSe prepara, alza el pie, ahí suelta…
Hemos llegado al área donde se necesita mayor inteligencia. Lanzar es un arte que debe ejecutarse con estilo y precisión milimétrica. Para ello, además de poseer dotes naturales que no pueden clonarse, hay que disponer de un amplio repertorio, sustentado en conocimientos diversos sobre todas las facetas de esta disciplina y que desafortunadamente pasan imperceptibles para muchas figuras.
Con el objetivo supremo de que represente invitación a los jóvenes para que profundicen en la obra de nuestras estrellas, les lanzo mis rectas a 95 millas.
Braudilio Vinent: No puede elaborarse ninguna antología en la tierra de la caña sin colocar en el sitial de honor a El Meteoro de la Maya. El caballo de mil batallas dispuso de habilidades y recio carácter, idóneos para imponer respeto. Pienso que él y Pedro Luis Lazo constituyen los dos pitchers derechos más relevantes de los últimos 50 años. ¿Hasta dónde habrían llegado José Antonio Huelga Ordaz y Santiago Changa Mederos Iglesias, si dos fatídicos accidentes de tránsito en las carreteras habaneras no nos los hubieran arrebatado el 4 de julio de 1974 y el 15 de enero de 1979? Rogelio García: Actuaciones extraordinarias y una voluntad a prueba de fuego, que tuvo que emplear para retornar al terreno después de una peligrosa lesión, convirtieron a El Ciclón de Ovas, en ejemplo a imitar por las jóvenes promesas actuales. Sus 2 499 estrucados –aún me pregunto por qué no lo alertaron de que estaba a sólo uno de la estratosférica y no alcanzada nunca en Cuba cifra de 2 500– lo consolidan como el más renombrado de nuestros ponchadores. Julio Romero: Lanzó 2 174 innings y sus rivales le conectaron para 214 de promedio con apenas 79 cuadrangulares. Este Ingeniero Civil y Licenciado en Cultura Física, único caso junto a Pedro Pérez Dueña de deportistas egresados de dos carreras universitarias, formó parte de la época dorada del pitcheo pinareño. Lázaro Valle: Con su estilo agresivo, El Supersónico de la Habana Vieja es todo un símbolo en los equipos citadinos. Con una recta endemoniada que sobrepasó las 98 millas y slider terrible, tuvo un palmarés impresionante. Vigente aún en la memoria su sensacional juego perfecto frente a Corea del Sur, logrado en la Copa Intercontinental de Puerto Rico en 1989, hazaña sin precedente en eventos internacionales y no reeditada desde entonces en competencias al más alto nivel. Jorge Luis Valdés: Catalogado por todos como El Zurdo de Oro. Tati fue campeón con Henequeneros durante dos años consecutivos, un verdadero cinchete en cuanto evento participó. Entre los primeros en prácticamente todos los casilleros de juego (19), repartió durante dos décadas 1 982 ponches que lanzó en 519 juegos. ¿Cuántos triunfos habría alcanzado (perdió 90 partidos por diferencia de una carrera) si en su primera etapa hubiera jugado con Santiago, Las Villas, Pinar o Industriales? Omar Ajete: Un verdadero pistolero, nacido en Las Verbenas, San Juan y Martínez, cuya principal atracción era desafiar, con su recta endiablada, a los inquilinos del cajón de bateo. Quizás recuerde como los batazos más tristes los dos jonrones de Víctor en aquel play off, y principalmente el que el slugger Javier López le disparó en Puerto Rico, ante aquella slider que se detuvo. Ese día estuvimos a un out de derrotar a los Senadores de San Juan. En 1987, en Indianápolis, impresionó a todos con su soberbia demostración frente a los anfitriones. José Modesto Darcourt: Desde la colina de los Metros completó en 1980, con 13, más partidos que ningún otro. Esa temporada igualmente se llevó las palmas en lechadas propinadas, con cinco. Faustino Corrales: Su récord de 22 ponches en un juego a Holguín es una hazaña difícil de igualar en cualquier liga. Juan Carlos Oliva, hombre de 101 victorias con apenas 57 derrotas y coraje a toda prueba. Parecía hecho para las situaciones complicadas. Reinaldo Costa fue también un ganador consistente que obtuvo 110 victorias. Su linaje familiar es uno de los más prominentes en nuestro país. Baste recordar a la otrora saltadora de renombre Silvia Costa; a la muy laureada voleibolista, ganadora de tres coronas olímpicas, Marlenis Costa; a la Campeona Mundial en Sevilla 99, en los 400 con vallas, Daimí Pernía, así como a su primo Félix Pino, también lanzador de alcurnia. Omar Carrero fue el más ganador en 1976 que obtuvo ocho sonrisas con Ganaderos. Esa campaña tuvo el mejor promedio de carreras limpias con 0,46, superado sólo por la marca de Yhosvani Gallego con Industriales en 1972, al compilar el récord vigente de 0,37. Mención aparte para el gran Gaspar El Curro Pérez, quien en 1968 completó 18 partidos. Pero sin dudas el cenit de su fama llegó el 26 de agosto de 1969 cuando en Quisqueya se convirtió en el héroe que derrotó a los norteamericanos. ¡Qué clase de hit el que dio después de embasarse Tony González en el octavo, antesala de la conexión dorada de Rosique! De Aquino Abreu y Juan Pérez Pérez exponer que el primero fue quien inauguró el apartado de no hits no runs cuando el 16 de enero de 1966 en el Sandino villaclareño, maniató a Occidentales 10 X 0. Nueve días más tarde, esta vez en el Latino, repitió la proeza frente a los Industriales. Por su parte, el camagüeyano –a quien entendidos catalogaron capaz de superar las 100 millas si en sus tiempos se hubiera empleado el velocímetro– también se hizo un experto en los choques de cero hit cero carreras que les propinó a Serranos, Orientales y Citricultores entre 1973 y 1975. Nadie ha hecho esto tantas veces en nuestro país. Se han destacado entre otros Jesús Guerra, José Luis Alemán, Modesto Verdura, Emilio Salgado, Félix Pino, José Miguel Báez, Lázaro de la Torre, Félix Núñez, José Ramón Riscart, Lázaro Santana Herrera, Luis Tissert, Yhosvani Gallego, Maximiliano Gutiérrez, Oscar Gil, Gaspar Legón, Eliécer Montes de Oca, Oscar Romero y Osvaldo Duvergel. Reverencia eterna para Changa, Huelga y Manuel El Cobrero Alarcón.
Por último, para no esconder ninguna carta, les diré que de cara al compromiso final – porque con esta constelación ese choque está reservado de antemano–, ante las huestes de Sadaru Oho o contra los Yankees, colocaría a Víctor en el center, a Pacheco como camarero, Linares en la esquina caliente, Kindelán[1] como designado, Casanova en el right, a Muñoz en la inicial, Lourdes en el left, Medina en la receptoría y a Germán en el short. Sólo dos comentarios que demuestran la versatilidad de esta alineación: acumularon estos nueve hombres en Series Nacionales 2 710 jonrones y 1 617 bases robadas.[2]
No vacilo en situar como abridor a Vinent con Tati preparado para hacer cualquier tipo de relevo. En el noveno, pongo a Valle para cerrar a todo tren. Como bateador emergente frente a lanzador zurdo traigo a Cheíto. Si el pitcher que viene del bullpen es derecho, le doy un bate a Marquetti. Si llegáramos a necesitar a alguien que se embase tocando bola y otro hombre que corra por las almohadillas, no pestañeo en enviar a Wilfredo y a Ulacia.
Las riendas de esta escuadra las coloco en manos de Jorge Fuentes, el manager más ganador de nuestra pelota.
[1] El Cañón de Dos Ríos, ante una pregunta de este redactor sobre qué quinto bate le gustaba tener en su equipo, respondió: “En el Cuba cuando empecé estaba Casanova que me daba gran confianza. Él conectaba cualquier envío. Te decía voy a dar jonrón y olvídate, que la bola se iba. Disponía de extraordinaria mecánica ofensiva. Me demostró que lo que mejor hace a un jugador es la mente. Al que se prepara psicológicamente le salen bien las cosas.”
[2] Sobresale en este sentido Víctor Mesa, único en Cuba que ha estafado más de 250 bases (588) y conectado más de 250 jonrones (273), algo tan extremadamente difícil que a lo largo de más de 100 años en las Ligas Mayores –las dimensiones de los estadios y la distancia entre las bases no están divididas entre amateurs y profesionales–, sólo lo han alcanzado unos pocos. Linares es el otro antillano que supera el club 200-200 con 404 bambinazos y 246 almohadillas alcanzadas.
Una heroína cubana en el P 11.
La artífice del método de alfabetización Yo sí puedo regresó a su ciudad natal después de diecisiete años de ausencia, para celebrar junto a los suyos el aniversario 495 de la Villa.
“Siento un orgullo muy sano, pero orgullo al fin y al cabo, de ser camagüeyana”, nos comentó.
Leonela Inés Relys Díaz nació el 20 de abril de 1947 y comenzó su larga carrera pedagógica con aquella gesta alfabetizadora por llanos y montañas en 1961. Un año después continuó su vocación de enseñar en la escuela Antón Seminovich Makarenko, de la capital, con la combinación de la parte práctica, al desempeñarse como maestra en la escuela para domésticas América Lavadí, de Guanabacoa.
Hoy sigue como la “profe” de siempre; funge como asesora académica del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC); como miles de cubanas espera el ómnibus P-11 y hace compras en el agro, a pesar de que su cartilla, donde se combinan números y letras ya prácticamente recorrió el mundo.
Después de la experiencia radial de Haití y de ensayar con éxito las teleclases del Yo sí puedo en Venezuela, las ansias por abandonar la ignorancia se trasladaron a los sectores más humildes de Bolivia, Nicaragua, Timor Leste, Argentina, Ecuador, México, El Salvador, Guatemala, Perú, República Dominicana, Uruguay, Colombia, Nigeria, Guinea Bissau, Mozambique, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Saint Kitts y Nevis, entre las 30 naciones donde se ejecuta.
El próximo proyecto la llevará a Panamá y Paraguay, y solicitan también su puesta en marcha en la vieja Europa; la alcaldía andaluza de Sevilla piensa poner en práctica el método, pues paradójicamente en la nación que castellanizó al Continente americano existen millones de iletrados. Ni la propia Leonela imaginó tal impacto.
—Cuéntenos cómo marcha el Yo sí puedo en el mundo.
—Primero que todo soy maestra y recientemente obtuve el grado de Doctora en Ciencias Pedagógicas, algo que significó una de mis mayores satisfacciones, gracias al desarrollo de nuestro proceso revolucionario. Creo que una camagüeyana como yo, de origen humilde, no hubiera podido lograrlo si no es por el triunfo revolucionario de 1959.
“Tuvimos un compromiso muy fuerte. Trabajamos intensamente desde 1999 por la alfabetización radial y después, a partir de la idea del compañero Fidel, tratamos de hacerlo realidad por televisión.
“Comenzó en el 2001, y en el 2003 pusimos en práctica en Venezuela los 17 vídeos contentivos de las 65 teleclases, junto a la cartilla y a la capacitación del facilitador. Empezamos a fundamentar el método a partir de un estudio minucioso de las particularidades de cada región y a contextualizarlo en idioma español. Además, lo hicimos al inglés, al portugués, a lenguas autóctonas como el quechua, el aymará, el creole, de Haití; todavía no hemos logrado grabarlo en el guaraní ni en el tétum, un dialecto muy difícil de Timor Leste”.
—En alguna ocasión usted declaró que el Yo sí puedo nació a la luz de un farol y también con uno usted alfabetizó en Cuba. ¿Puede haber una coincidencia histórica en esta curiosidad?
—Fue un farol diferente. En el ‘61 fui alfabetizadora y resultó una extraordinaria epopeya, donde jóvenes y adultos se volcaron a esa misión. Cada alfabetizador atendía a dos iletrados, por eso fue presencial. Tuve la suerte que me tocaran cosas lindas, porque en 1999 me asignaron la tarea de ir a Haití a preparar la alfabetización por radio, y no teníamos experiencia. Tuvimos que aprender creole para hacernos creíbles, ese fue el primer reto, y el segundo, conocer sus costumbres, su música y su religiosidad.
“En los dos años alfabetizamos a 150 000 personas y capacitamos a 10 000 monitores. Viajé a Cuba en el 2001 y el Comandante en Jefe nos sugiere hacer una cartilla muy pequeña de 4 ó 5 páginas para alfabetizar por televisión. Me dijo: ‘Vamos a alfabetizar al mundo y económicamente se requiere de algo pequeño’. Ese fue el tercer reto: de presencial a radio y después a la televisión. ¿Cómo lo hicimos?
“Comandante, recuerde que estoy en Haití, le dije. Él me respondió: ‘No importa, tómate tu tiempo’. Por supuesto, que Fidel te diga algo así significa que no dejes de pensar en el proyecto. ¿Cómo lograrlo?
“Haití tiene casi alumbrones y no apagones; en mi habitación tenía un pequeño candil de mecha y comencé a leerme Platero y yo y allí me surgió la idea de organizar el alfabeto de acuerdo con las veces que se repetían las letras y organicé los fonemas. Me lo regalé el 20 de abril, el día de mi cumpleaños y pasamos la cartilla sin opinión ni criterio. Regresé a Cuba con una doble fractura de tobillo, y en octubre de ese mismo año nos llaman para presentar el plan”.
—¿Cómo apoyan las diferentes naciones este proyecto?
—Todo depende de los componentes de la sociedad, tanto en la unidad de la voluntad nacional con la internacional. La campaña en Venezuela la hicimos cubanos y venezolanos; al transitar a Bolivia la integramos cubanos, venezolanos y bolivianos; y en Nicaragua, todos juntos. Paraguay quiere hacer lo mismo y sin darnos cuenta fomentamos algo aparejado, que es la solidaridad y la integración de nuestros pueblos, mayoritariamente hispanohablantes.
“Los ministerios que asimilen este programa permitirán que se lleve bien lejos, pero siempre se hace necesario que las autoridades presten su apoyo, en algunos casos cuentan con las organizaciones no gubernamentales o religiosas; sin embargo, los verdaderos protagonistas son los colaboradores y los participantes, así llamamos a los analfabetos para eliminar la carga peyorativa que lleva en sí esa palabra.
“A veces no sabemos qué es el analfabetismo. Es un fenómeno social y una deformación, porque inciden varios factores como los geográficos, los étnicos, los religiosos y los políticos. Siempre digo que hay que valorarlo en su heterogeneidad.
“El analfabetismo de Nueva Zelanda no es el de Nicaragua, ni el de Bolivia ni el de Venezuela, porque el carácter del desconocimiento no es uniforme. Es difícil hallar programas y métodos sin inmiscuirnos en las costumbres de esos pueblos, máxime cuando trasladamos al Yo sí puedo de un país socialista a capitalistas.
“El programa se basa en tres principios. El primero es la solidaridad intelectual, no lo hacemos solos sino con especialistas de cada país; el segundo, la solidaridad ética y el respeto a las costumbres; y el tercero, la perseverancia y el amor”.
—¿Cuál es el secreto de la efectividad? —Hay muchos. Uno está en el método mismo, que el analfabeto vea que en verdad él sí sabe porque reconoce los números. De esta manera, el que no sabe dice ¡Pero qué fácil es esto! Entonces aumenta su autoestima y confianza; el otro es que el programa está cargado de amor, de energía y de mensajes de seguridad, por eso se llama Yo sí puedo: el Yo tiene carácter personológico, por eso hasta el alcalde tiene que saber que si él se ocupa puede hacerlo. Sí es el optimismo y el puedo significa la voluntad. Siento mucha alegría porque más de tres millones de personas ya aprendieron a leer y a escribir con la posibilidad de transitar de la alfabetización a la educación básica.
“Lo más bonito es lograr la incorporación de las mujeres, que por su condición son discriminadas doblemente. Más del 64% de las féminas de América Latina, dentro de los millones de analfabetos del Continente, no saben leer ni escribir; entonces también hay intencionalidad de género en la alfabetización. Si una mujer tiene cultura, sus hijos serán sus seguidores y por tanto letrados”.
—Al principio los escépticos pusieron en duda los resultados por el mero hecho de crearse la cartilla en Cuba. ¿Yo sí puedo es el mejor antídoto contra el analfabetismo?
—Exacto. Esa barrera está y la hemos saltado. La UNESCO lo ha premiado porque ninguno de los programas alfabetizadores, de los que hay muchos y muy buenos, tuvo este resultado en tan corto plazo, de forma tan efectiva y ninguno de ellos sirvió de un país a otro. No creo que la UNESCO lo reconozca como el mejor método, lo que sucede es que se ha impuesto. Tiene tres premios: en el 2002, la mención Rey Senjong por la alfabetización en lengua creole; en el 2003, otra vez la mención honorífica Rey Senjong por el uso de los medios audiovisuales; y en el 2006, el reconocimiento de la UNESCO. No es fácil porque tenemos que pensar también que es un método cubano y existe un bloqueo que no cesa de agredir a la Isla por los medios de comunicación.
“La cartilla permite moverte en la variedad de normas lingüísticas que hay en los países; cambias una figurita y sigue como si fuera original del país. En Nicaragua, Bolivia y Argentina hay muchas normas lingüísticas y palabras simples que tienen un significado diferente, por eso los guiones se contextualizan, se adecuan y se graban con los mismos personajes, aunque con diferentes actores y se le adicionan las músicas típicas.
“Por ejemplo, en portugués no existe el nombre Bienvenido, así que se le sustituye por Aparecido, personaje que cumple la misma función de dar una información y desaparecer. Los aymaras tienen una cosmovisión diferente, porque ven el mundo contrario a las manecillas del reloj; entonces debemos cambiar el orden de los números de la cartilla. De esta forma se grabó el Yo sí puedo 18 veces en cinco años”.
Sólo valdría agregar el dato de que con la aplicación del sistema, se puede alfabetizar a una persona en siete semanas, y así se lograría erradicar este mal de la tierra con alrededor de la tercera parte del fondo de la UNESCO para estos fines; no obstante, a Leonela no le importa la fama, ni siquiera la posteridad, sólo la sonrisa de aquellos que domestican un lápiz y le dan gracias porque, como expresó Ernesto Che Guevara: Un pueblo que no sabe leer ni escribir, es un pueblo fácil de engañar.
“Soy dialéctica y sé que las obras no son perfectas, por eso quiero entregarla a quienes la amen igual que yo, así que no siento límites. Lo importante no es el nombre propio, sino la obra que cada cual deja”.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Mantenerse informado.
ELOGIO DEL ABURRIMIENTO.
Tomado de La Calle del Medio 19
El capitalismo prohíbe básicamente dos cosas. Una es el regalo. La otra el aburrimiento.
Cuenta Sor Juana Inés de la Cruz, la gran poetisa, monja y feminista mexicana del siglo XVII, que en una ocasión la abadesa del convento de los Jerónimos, a cuya regla estaba sometida, le prohibió leer y escribir y la mandó castigada a la cocina. Allí entre los fogones Juana Inés estudiaba y escribía con la mente; es decir, pensaba. Del huevo y de la manteca, del membrillo y del azúcar, mientras cortaba y amasaba y freía, sacaba una consideración, una reflexión, un hilo interminable de conjeturas, y esto hasta el punto de llegar a afirmar con desafiante ironía en su conocida carta a sor Filotea: “Si Aristóteles hubiera cocinado, habría pensado más y mejor”.
Si a Juana Inés, en lugar de a la cocina, la hubiesen mandado a Disneylandia, donde se hubiese aburrido menos, quizás habría dejado de leer, estudiar y pensar sin ninguna prohibición.
Contaba Rosa Chacel, una de las más grandes novelistas españolas del siglo XX, que en los años cincuenta, mientras redactaba su novela La Sinrazón, tenía la costumbre de pasar horas recostada en un sofá de su salón. La mujer de la limpieza, mientras barría, le dirigía siempre miradas entre compasivas y reprobatorias: “Si hiciera usted algo, no se aburriría tanto”. Pero es que Rosa Chacel hacía algo: estaba pensando; y hasta cambiar de postura podía distraerla de su introspección o devolverla dolorosamente a la superficie.
Si Rosa Chacel hubiese pasado horas y horas delante de la televisión, y no dentro de sí misma, jamás habría escrito ninguna de sus novelas.
Hay dos formas de impedir pensar a un ser humano: una obligarle a trabajar sin descanso; la otra, obligarle a divertirse sin interrupción. Hace falta estar muy aburrido, es verdad, para ponerse a leer; hace falta estar aburridísimo para ponerse a pensar. ¿Será bueno? ¿Será malo? El aburrimiento es la experiencia del tiempo desnudo, de la duración pastosa en la que se nos enredan las patas, del líquido viscoso en el que flotan los árboles, las casas, la mesa, nuestra silla, nuestra taza de leche. Todos los padres conocemos la angustia de un niño aburrido; todos los que fuimos niños -antes, al menos, de los videojuegos y la televisión- sabemos de la angustia de un niño aburrido pataleando en el ámbar espeso de una tarde que no acaba de morir. No hay nada más trágico que este descubrimiento del tiempo puro, pero quizás tampoco nada más formativo. Decía el poeta Leopardi que “el tedio es la quintaesencia de la sabiduría” y el antropólogo Levi-Strauss, recientemente fallecido, aseguraba haber escrito todos sus libros “contra el tedio mortal”. Uno no olvida jamás los lugares donde se ha aburrido, impresos en la memoria -con grietas y matices- como en el diario de campo de un naturalista. Uno no olvida jamás el ritmo de las cosas, la finitud de los cuerpos, la consistencia real de los cristales, si alguna vez se ha aburrido. “Amo de mi ser las horas oscuras”, decía Rainer María Rilke, porque las oscuras son no sólo la medida de las claras sino la pauta narrativa de unas y otras. El aburrimiento, sí, es el espinazo de los cuentos, el aura de los descubrimientos, el gancho de toda atención, hacia fuera y hacia dentro.
El capitalismo prohíbe las horas oscuras y para eso tiene que incendiar el mundo. El capitalismo prohíbe el aburrimiento y para eso tiene que impedir al mismo tiempo la soledad y la compañía ¡Ni un solo minuto en la propia cabeza! ¡Ni un solo minuto en el mundo! ¿Dónde entonces? ¿Qué es lo que queda? El mercado; es decir, esa franja mesopotámica abierta entre la mente y las cosas, ancha y ajena, donde la televisión está siempre encendida, donde la música está siempre sonando, donde las luces siempre destellan, donde las vitrinas están siempre llenas, donde los teléfonos celulares están siempre llamando, donde incluso las pausas, las transiciones, las esperas, nos proporcionan siempre una emoción nueva. El capitalismo lo tolera todo, menos el aburrimiento. Tolera el crimen, la mentira, la corrupción, la frivolidad, la crueldad, pero no el tedio. Berlusconi nos hace reír, las decapitaciones en directo son entretenidas, la mafia es emocionante. El peor defecto de la URRS, lo que los europeos nunca pudimos perdonarle, lo que nos convenció realmente de su fracaso, ¿no es precisamente todo lo aburrida que era?
Eso que el filósofo Stiegler ha llamado la “proletarización del tiempo libre”, es decir, la expropiación no sólo de nuestros medios de producción sino también de nuestros instrumentos de placer y conocimiento, representa el mayor negocio del planeta. El sector de los video-juegos, por ejemplo, mueve 1.400 millones de euros en España y 47.000 millones de dólares en todo el mundo; el llamado “ocio digital” más de 177.000 millones de euros; la “industria del entretenimiento” en general -televisión, cine, música, revistas, parques temáticos, internet, etc- suma ya 2 billones de dólares anuales. “Divertir” quiere decir: separar, arrastrar lejos, llevar en otra dirección. Nos divierten. “Distraer” quiere decir: dirigir hacia otra parte, desviar, derribar fuera de lugar. Nos distraen. “Entretener” quiere decir mantener ocupado a alguien en un hueco donde no hay nada para que nunca llegue a su destino. Nos entretienen. ¿Qué nos roban? El tiempo mismo, que es lo que da valor a todos los productos, mentales o materiales.
El capitalismo y su industria del entretenimiento construyen todo lo contrario de una cultura del ocio. En griego, ocio se decía “skhole”, de donde viene la palabra “escuela”. El proceso es más bien el inverso, pues la escuela misma -la cocina del pensamiento, el fogón del tiempo, donde Juana Inés y Rosa Chacel horneaban sus obras- ha claudicado a la lógica del entretenimiento. Ahora no se trata de comprender o de conocer sino de conseguir que, en cualquier caso, la escuela y la universidad no sean menos divertidas que la televisión, los vídeo-juegos y Disneylandia. ¿Los alumnos estarán más atentos si los maestros utilizan pizarras electrónicas? ¿Aprenderán mejor inglés en internet con Marina Orlova, la escultural filóloga rusa en minifalda? ¿Sabrán más matemáticas o latín si acuden a la universidad de Bolonia atraídos no por sus programas y profesores sino por las cuatro modelos de cuerpos zigzagueantes contratadas para los carteles publicitarios? Lo que es seguro es que, con esta lógica, que es la del mercado, los profesores llevan todas las de perder: Aristóteles y la física cuántica nunca podrán rivalizar con Shakira y con la última play-station.
Según una reciente encuesta, uno de cada veinte niños británicos están convencidos de que Hitler fue un entrenador de fútbol y uno de cada cinco creen que Auschwitz es un Parque Temático. Para muchos de ellos el Holocausto es el nombre de una fiesta.
Quizás deberíamos aburrirnos un poco más.
NUEVO: La Calle del Medio 19.
martes, 24 de noviembre de 2009
El fogonero envía una postal didáctica.
Para Camilo Venegas --que intenta ¿refutarme? en su blog--, mi texto "Diálogo, debate, confrontación. Para una delimitación de fronteras" tiene un “título ochentero y decadente” como yo, “la mayoría de (sus) párrafos no dicen nada nuevo”, “casi nada de relevancia” y carece de argumentos. No me explico por qué se desgasta en dedicarme un post. Me concede dos cosas: “mucha convicción” –“eso quiero creerle”, escribe, y de verdad que lo entiendo: en su entorno no parece fácil encontrar a alguien que actúe por convicción; quizás sea eso, precisamente, lo que le parezca “ochentero” en mí--, y una línea “relevante”, la última, no sé bien por qué, pero en fin: “los revolucionarios sabemos debatir, y combatir”. Si tuviese que buscar ahora mismo un texto didáctico para enseñar a mis alumnos lo que significa rehuir la discusión de ideas y sustituirla por descalificaciones y calificativos –sin el menor interés por respaldarlos con hechos--, tomaría el suyo. Camilo se confunde por la propaganda mediática o miente cuando afirma que Yoani recibió una “paliza”, versión que las propias agencias que la aupan tuvieron que enterrar rápidamente, ante la increíble ausencia de los siempre instantáneos videos de cámaras y celulares, de hematomas o marcas corporales convincentes y de testigos (que no sean los de su grupito, ya que “los hechos” ocurrieron frente a una parada de guaguas). En ciertas líneas, manipula mi texto: yo no afirmo que aquel que venga con una idea diferenta a la mía, encontrará “un acto de repudio”. Por el contrario, digo que “apoyo a la Revolución desde la razón, desde los argumentos”, que “tengo la convicción de que es posible discutir y analizar cada acierto y cada error de estos cincuenta años” y que “no rehuyo el debate”. No solo lo digo, lo demuestro en mis actos --y en La Calle del Medio--, una y otra vez. Afirmo que los revolucionarios sabemos dialogar, debatir y por supuesto, combatir. Pero Camilo no emborrona cuartillas para debatir conmigo, sino para confrontarme, para ¡combatir! Parte de un hecho: somos –en términos políticos--, enemigos. Sin saberlo, hace la mejor defensa posible de lo que yo argumento. ¿Quiere Camilo sentarse en la mesa, no ya para buscar y encontrar un espacio de convivencia, de puntos comunes, en la Patria de todos, lo que supondría un diálogo, sino para debatir sus convicciones –si realmente las tiene a pesar de no lucir nada “ochentero”--, con los revolucionarios, que siguen siendo la mayoría del pueblo cubano? Camilo Venegas ¿quiere debatir o quiere ganarme la pelea con ofensas, que son una forma primaria de violencia? ¿Quiere develar la “verdad” o quiere tomar el poder? En algún momento de su vida cumplió sin percatarse su sueño: es el fogonero de un tren que ya marcha muy lejos, tan lejos, que él apenas recuerda la vieja estación del pueblo. Y entre los anuncios efectistas de la “gran” prensa y sus exacerbados deseos, olvida que en Cuba existe una Revolución, porque existe un pueblo revolucionario (y viceversa).
Yoani Sánchez, Negroponte y Montaner: ¿proyecto blog?
I parte.
II parte.
III parte.
Las contradicciones de la bloguera Yoani Sánchez.
Es necesario hacer una comparación. La prensa occidental concedió, en apenas 72 horas, más espacio a Yoani Sánchez y su incidente con las autoridades, que a todos los crímenes que cometió (más de un centenar de asesinatos, otro tanto de casos de desapariciones e innumerables actos de tortura y de violencia) la dictadura militar que dirige el golpista Roberto Micheletti desde el 27 de junio de 2009. Decididamente, Sánchez no es una simple bloguera crítica de un sistema como ella misma pretende.
VER TEXTO COMPLETO
lunes, 23 de noviembre de 2009
Diálogo, debate, confrontación. Para una delimitación de fronteras.
Creo en las ideas, en la razón revolucionaria. Apoyo a la Revolución desde la razón, desde los argumentos. Tengo la convicción de que es posible discutir y analizar cada acierto y cada error de estos cincuenta años, y que el balance será siempre favorable al proceso revolucionario. No rehuyo el debate. Pero también he comprendido que la guerra contra el socialismo, contra la Revolución, no es una cruzada “científica” o “académica” por la verdad; que los adversarios no son teóricos obsesionados por demostrar su razón (aunque algunos impartan clases o sean académicos profesionales), sino individuos que por diferentes motivos –biográficos, ideológicos o simplemente económicos--, desean su destrucción. He comprobado que existe una red de intereses trasnacionales que juega al duro: miente o tergiversa y apuesta a que su versión (verosímil) sea la ganadora en el “show” mediático, la que se apodere de la mente de los espectadores. Una red que selecciona las palabras exactas que deben usarse y repetirse para denominar a cada sujeto u objeto, a cada suceso (régimen no gobierno, embargo no bloqueo, Castro no Fidel o Raúl, como los llama el pueblo). Que los personajes se fabrican, se siembran, y que los medios pueden cerrar puertas y ventanas a cada argumento que revele la trampa. Que el diálogo es de sordos, porque el objetivo no es quién tiene la razón, sino quién mantiene o toma el poder
Entonces, resulta imprescindible diferenciar tres niveles posibles de interacción con países y personas ajenos o incluso ideológicamente contrarios al proceso revolucionario. Con aquellos que reconocen y aceptan la legitimidad histórica de la Revolución, y están dispuestos a buscar una zona común de respeto para la convivencia, es posible y necesario el diálogo. Con aquellos que difieren de nuestros criterios y nos suponen equivocados, pero argumentan con seriedad su posición, puede existir el debate. Debatir es un ejercicio sano, permite descubrir fortalezas y debilidades en nuestra visión de las cosas. El diálogo es para encontrar un espacio común de convivencia; el debate para clarificar posiciones divergentes o contrarias. Ambos presuponen el respeto al derecho ajeno y excluyen la imposición. Pero si el objetivo no es convencer, sino imponer, si el país o la persona que discrepan tienen como único fin de sus actos el derrocamiento de su adversario, la toma del poder, si existe una intención expresa de subversión, entonces hablamos de confrontación y del derecho de la Revolución a defenderse. Es lo que el viejo Marx llamaba lucha de clases.
La estrategia última de la Revolución, su sentido histórico es unir: unir a personas diferentes, discrepantes, en un proyecto común. Esa fue la fuerza de José Martí y la de Fidel Castro. El primero habló con vehemencia de una Patria “con todos y para el bien de todos”, pero no incluyó en ella ni a los “sietemesinos”, ni a los anexionistas. Fidel lo explicó de otra manera: “dentro de la Revolución, todo [eso incluye a los que no la comparten]; contra la Revolución, nada”. Y antes dijo: “Nadie ha supuesto nunca que todos los hombres, o todos los escritores, o todos los artistas tengan que ser revolucionarios, como nadie puede suponer que todos los hombres o todos los revolucionarios tengan que ser artistas, ni tampoco que todo hombre honesto, por el hecho de ser honesto, tenga que ser revolucionario. Ser revolucionario es también una actitud ante la vida, ser revolucionario es también una actitud ante la realidad existente (…)”. Y dijo también: “La Revolución debe tratar de ganar para sus ideas la mayor parte del pueblo; la Revolución nunca debe renunciar a contar con la mayoría del pueblo; a contar, no sólo con los revolucionarios, sino con todos los ciudadanos honestos que aunque no sean revolucionarios, es decir, que aunque no tengan una actitud revolucionaria ante la vida, estén con ella”.
Dialogar, debatir, son requisitos que asumimos con plena responsabilidad. Sabiendo que no dialogamos ni debatimos de arqueología ni de células monoclonales, sino sobre nuestras vidas, sobre el futuro de nuestros hijos. Por eso es inevitable –y yo diría que necesaria--, la pasión. Esa pasión no disminuye el alcance “científico” de los argumentos; los ilumina. Es más: el que carezca de pasión, el que no pueda involucrar sus sentimientos, sus emociones, en el debate, carece de auténtica objetividad. No se puede hablar –a favor o en contra--, de la Revolución, sin sentirla. Y hay que diferenciar los insultos de quienes no tienen argumentos o de quienes pretenden callar al adversario (ese es el significado real de “ciberchancleteo”), de los “calificativos”, a veces indispensables para entender la posición que se refuta. Decir “contrarrevolucionario”, decir “mercenario” cuando corresponde, es dotar al discurso de un argumento imprescindible. Ocultar esos calificativos, es obstruir la comprensión de los hechos. Prescindir de sólidos argumentos, repetidos pero veraces, por el solo hecho de que han sido esgrimidos antes, es debilitar el discurso revolucionario.
Cuando un individuo se presta a espectáculos callejeros bien cotizados por los medios trasnacionales –esos medios que no quieren reportar otra cosa que aquello que pre-establece el guión de una corresponsalía para la subversión--, y se alía a los intereses que actúan abiertamente para derrocar el socialismo en Cuba, se enfrenta al pueblo. Asume los códigos de la guerra por el poder. La Revolución tiene el derecho de defenderse. Y lo hará. Y los cientos de miles de cubanos que la defendemos estaremos allí para gritar “viva Fidel” y “viva el socialismo”. Los revolucionarios sabemos debatir, y combatir.
domingo, 22 de noviembre de 2009
LO QUE OBAMA PIENSA DE CUBA.
Con gran publicidad algunos medios oficiales del gobierno de Estados Unidos se han referido a la entrevista que el señor Obama le concedió el 18 de noviembre a uno de sus agentes, que actúa bajo la posición de bloguera y cuyo nombre es Yoani Sánchez.
La entrevista a Obama estuvo fundamentada en siete preguntas que la mencionada bloguera realizó y en cuyas respuestas se pone en evidencia la visión que tiene sobre Cuba el señor Obama y su desconocimiento sobre lo que realmente sucede en nuestro país.
Es lógico el desconocimiento y la falta de objetividad de Obama partiendo de la base que entre sus fuentes de información se encuentra precisamente la bloguera que tiene que competir en la labor de tergiversación con Ileana Ros, los Díaz Balart, la CIA y toda una serie de personajes que tratan de mostrar una realidad cubana que no es cierta.
Las respuestas de Obama nos permiten conocer hasta que punto sus criterios se alejan de la realidad objetiva y es precisamente a lo que dedicaré este artículo.
El primer criterio expresado por Obama, refiriéndose al blog, fue decir que este "ofrece al mundo una ventana particular a las realidades de la vida cotidiana en Cuba". Las verdaderas realidades de la vida cotidiana en Cuba pueden conocerse leyendo la prensa cubana que de forma regular no solamente informa de nuestros éxitos, sino que también publica las opiniones de aquellos que desean señalar dificultades, que consideran puede mejorarse algún aspecto de nuestra vida o que dan criterio sobre situaciones que se desarrollan en nuestro país.
Quizás una suscripción a Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores y otros medios de prensa cubanos le vendría bien al señor Obama par que pueda leer las cartas que envían los lectores y los artículos que escriben nuestros periodistas.
Es interesante lo que expresó Obama al responder una de las preguntas, el mismo dijo "También me propongo facilitar mayor contacto con el pueblo cubano, especialmente entre familias que están divididas, algo que he hecho con la eliminación de restricciones a visitas familiares y a remesas."
Es posible que ni el mismo Obama sepa lo que ha hecho. Él firmó, pero parece que no leyó, o no leyó bien. Decir que “eliminó” las restricciones no es correcto. El cambió las restricciones, si las hubiera eliminado cualquiera que quisiera viajar podría hacerlo, podría enviar cualquier cantidad de dinero.
El documento fechado 11 de marzo del 2009 de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro lo que ha instaurado es el establecimiento de una licencia general que tal y como dice el propio documento “restablece la autorización para viajes de carácter familiar a Cuba que existían previas a las enmiendas del 16 de junio del 2004”, las que implantó Bush. Para conocimiento del señor Obama, el no ha “eliminado” las restricciones, el “restableció” las que existían antes de que Bush las enmendara.
Por cierto, la democracia Omabense actuó de forma privilegiada con los cubanos residentes en Estados Unidos, pues le ha otorgado libertades en relación con los viajes y remesas a Cuba que no se han otorgado a ciudadanos estadounidenses ni a otros extranjeros residentes en dicho país. Una acción totalmente violatoria a la Constitución y las Leyes vigentes en Estados Unidos.
Al parecer, Obama considera que ha dado pasos significativos en relación con Cuba, pues planteó que,”el gobierno cubano debe tomar medidas para que los dos países disfruten de una relación más normal “. Dentro de la legislación cubana no existe una sola Ley que establezca medidas que perjudiquen los intereses de Estados Unidos o sus ciudadanos. Cuba no tiene establecido un bloqueo a Estados Unidos ni lleva a cabo una política agresiva contra dicho país.
Evidentemente Obama está refiriéndose a lo que tantas veces ha repetido y que ha formado parte de la retórica contra Cuba de las últimas administraciones, ya fueran estas demócratas como republicanas. Los famosos “presos políticos”, las “violaciones de los derechos humanos”, las “elecciones libres” y el establecimiento del “libre mercado”. Todo esto puede calificarse de injerencia en los asuntos internos de Cuba. Nuestro país no actúa de forma similar con Estados Unidos, a pesar de que muchas de las situaciones que suceden en dicha nación no resultan de nuestro agrado.
Su criterio sobre nuestro gobierno quedó claramente expresado cuando dijo, ”la palabra del gobierno no es la única que cuenta en Cuba”. Sobre esto mismo agregó más adelante que “Estados Unidos quiere dialogar con todos los estamentos de la sociedad cubana y miramos hacia un futuro en que el gobierno refleje expresamente las voluntades del pueblo cubano". Aquí se pone de manifiesto la misma falta de respeto a la soberanía de Cuba con que han actuado las administraciones anteriores a la de Obama.
Para dialogar con los estamentos de la sociedad cubana está nuestro gobierno, que además de representar todos los sectores de la misma, siempre velará por el bienestar de los cubanos y no querrá implantar en nuestra patria un régimen que como los que había antes del triunfo de la revolución, velaba por los intereses de Estados Unidos.
Nuestro gobierno refleja la voluntad del pueblo cubano desde el triunfo de la revolución. En cada elección y en la adopción de nuestra Constitución esa voluntad se ha puesto de manifiesto de forma clara y terminante. Se equivoca nuevamente al expresar que la palabra del gobierno no es la única que cuenta en Cuba. En nuestra patria, la palabra del gobierno es la que expresa el sentir de nuestro pueblo. Lo que le digan sus agentes no pasa de ser palabras huecas que tienen como objetivo continuar recibiendo las limosnas que les dan por la sumisión al imperio.
Antes de terminar sus pronunciamientos, el señor Obama planteó que, “Estados Unidos no tiene intención alguna de utilizar fuerza militar en Cuba para poner fin a la larga disputa entre los dos países.”
Pobre Obama, habla como si él determinara eso. La decisión a la que hace referencia, cuando se tome, si algún día se toma, se preparará y decidirá por los estrategas del Pentágono que en todo momento tienen como objetivo defender los intereses económicos de las grandes corporaciones estadounidenses, que son las que realmente deciden y dirigen en Estados Unidos.
Nuestro pueblo se prepara, el Bastión 2009 es un ejemplo de ello. La Guerra de todo el Pueblo se perfecciona. Somos un pueblo pacífico y queremos continuar trabajando en superar nuestras deficiencias y dificultades para incrementar el bienestar de nuestra población, desarrollar nuestra economía y elevar los niveles educacionales, culturales y de salud de nuestra nación. En ningún momento quisiéramos que ese proceso se interrumpiera.
Pero recuerde, señor Obama, que somos herederos de la tradición de lucha del Ejército Libertador; del Ejercito Rebelde; de los que murieron en las luchas sindicales; de los estudiantes, que sin tener un arma con la cual defenderse, se lanzaban a enfrentarse a la policía; de los campesinos que sin vacilar un momento se lanzaron a la lucha en distintas oportunidades.
Por si nunca se lo han dicho, señor Obama, en nuestra Guerra de Independencia, el Mayor General Antonio Maceo y Grajales estableció bien claro lo que puede sucederle al que considere que Cuba es una presa fácil.
Le aconsejo que se aprenda bien lo que dijo Maceo:
“EL QUE INTENTE APODERARSE DE CUBA, RECOGERÁ EL POLVO DE SU SUELO ANEGADO EN SANGRE, SI NO PERECE EN LA LUCHA”.