Frei Betto
Mantenga viva la indignación.
Verifique periódicamente si usted es realmente de izquierda. Adopte el criterio de Norberto Bobbio: la derecha considera la desigualdad social tan natural como la diferencia entre el día y la noche. La izquierda lo enfrenta como una aberración que debe ser erradicada.
Cuidado: usted puede estar contaminado por el virus social-demócrata, cuyos principales síntomas son usar métodos de derecha para obtener conquistas de izquierda y, en caso de conflicto, desagradar a los pequeños para no quedar mal con los grandes.
La cabeza piensa donde los pies pisan.
No se puede ser de izquierda sin "ensuciar" los zapatos allá donde el pueblo vive, lucha, sufre. Alégrate y comparte sus creencias y victorias. Teoría sin práctica es hacer el juego a la derecha.
No se avergüence de creer en el socialismo.
El escándalo de la Inquisición no hizo que los cristianos abandonaran los valores y las propuestas del Evangelio. Del mismo modo, el fracaso del socialismo en el este europeo no debe inducirlo a descartar el socialismo del horizonte de la historia humana. El capitalismo, vigente hace 200 años, fracasó para la mayoría de la población mundial.
Hoy somos 6.000 millones de habitantes. Según el Banco Mundial, 2,8 mil millones sobreviven con menos de US$ 2.00 por día. Y 1,2 mil millones, con menos de US$ 1.00 por día. La globalización de la miseria no es mayor gracias al socialismo chino que, a pesar de sus errores, asegura alimentación, salud y educación a 1,2 mil millones de personas.
Sea crítico sin perder la autocrítica.
Muchos militantes de izquierda cambian de lado cuando comienzan a buscar piojo en cabeza de alfiler. Apartados del poder, se tornan amargos y acusan a sus compañeros(as) de errores y vacilaciones. Como dice Jesús, vemos el polvo en el ojo del otro, pero no la viga en el propio ojo. Tampoco se enganchan para mejorar las cosas. Quedan como simples espectadores y jueces y, algunos, son captados por el sistema. La autocrítica no es sólo admitir los propios errores. Es admitir ser criticado por los compañeros y las compañeras.
Sepa la diferencia entre militante y "militonto".
"Militonto" es aquel que se jacta de estar en todo, participar en todos los eventos y movimientos, actuar en todos los frentes. Su lenguaje está lleno de explicaciones y los efectos de sus acciones son superficiales. El militante profundiza sus vínculos con el pueblo, estudia, reflexiona, medita; valora de forma determinada su área de actuación y actividades, valoriza los vínculos orgánicos y los proyectos comunitarios.
Sea riguroso en la ética de la militancia.
La izquierda actúa por principios. La derecha, por intereses. Un militante de izquierda puede perder todo, la libertad, el empleo, la vida. Menos la moral. Al desmoralizarse, desmoraliza la causa que defiende y representa. Le presta un inestimable servicio
a la derecha. Hay arribistas disfrazados de militante de izquierda. Es el sujeto que se engancha apuntando, en primer lugar, a su ascenso al poder. En nombre de una causa colectiva, busca primero sus intereses personales. El verdadero militante -como Jesús, Gandhi, Che Guevara- es un servidor, dispuesto a dar la propia vida para que otros tengan vida. No se siente humillado por no estar en el poder, u orgulloso al estar. Él no se confunde con la función que ocupa.
Aliméntese en la tradición de la izquierda.
Es preciso la oración para cultivar la fe, el cariño para nutrir el amor de la pareja, "volver a las fuentes" para mantener encendida la mística de la militancia. Conozca la historia de la izquierda, lea (auto)biografías, como el Diario del Che en Bolivia, y novelas como La madre, de Gorki, o Las uvas de la ira, de Steinbeck.
Prefiera el riesgo de errar con los pobres a tener la pretensión de acertar sin ellos.
Convivir con los pobres no es fácil. Primero, hay la tendencia de idealizarlos. Después, se descubre que entre ellos existen los mismos vicios encontrados en las demás clases sociales. Ellos no son mejores ni peores que los demás seres humanos. La diferencia es que son pobres, o sea, personas privadas injusta e involuntariamente de los bienes esenciales de la vida digna. Por eso estamos al lado de ellos. Por una cuestión de justicia. Un militante de izquierda jamás negocia los derechos de los pobres y sabe aprender con ellos.
Defienda siempre al oprimido, aunque aparentemente ellos no tengan razón.
Son tantos los sufrimientos de los pobres del mundo que no se puede esperar de ellos actitudes que tampoco aparecen en la vida de aquellos que tuvieron una educación refinada. En todos los sectores de la sociedad hay corruptos y bandidos. La diferencia es que, en la élite, la corrupción se hace con la protección de la ley y los bandidos son defendidos por mecanismos económicos sofisticados, que permiten que un especulador lleve una nación entera a la penuria. La vida es el don mayor de Dios. La existencia de la pobreza clama a los cielos.
No espere jamás ser comprendido por quien favorece la opresión de los pobres.
Haga de la oración un antídoto contra la alienación Orar es dejarse cuestionar por el Espíritu de Dios. Muchas veces dejamos de rezar para no oír el llamado divino que nos exige nuestra conversión, esto es, el cambio del rumbo en la vida.
Hablamos como militantes y vivimos como burgueses, acomodados en una cómoda posición
de jueces de quien lucha. Orar es permitir que Dios subvierta nuestra existencia, enseñándonos a amar así como Jesús amaba libremente.
*Fraile domínico, teólogo de la Teología de la liberación. En Agencia de Noticias
Prensa Ecuménica
La Isla Desconocida navega en pos de sí misma, la utopía en pos de la utopía, buscándose y hallándose siempre a medias, en mares cercanos a los dominios reales.
viernes, 30 de marzo de 2012
jueves, 29 de marzo de 2012
Qué se dijo aquí (carta de Antonio Guerrero)
Queridos amigos:
Su Santidad, el Papa Benedicto XVI ya está en el Vaticano. Fue despedido con una lluvia copiosa de la naturaleza y de la hospitalidad y la sencillez de nuestro amado pueblo.
No pretendía escribir sobre el tema, ya que todos con seguridad siguieron de cerca lo acontecido durante esta visita. Pero, "la objetividad, la claridad, el seguimiento, la inmediatez" de Univisión, canal por el que pude ver algunos fragmentos de este evento, me obligan a decir algo.
Para este canal hispano en los Estados Unidos, resulta que a la Plaza de la Revolución el pueblo asistió obligado a la segunda y última misa del Papa; resulta que fue un tremendo abuso lo que se hizo con aquel sujeto que trasgredió la seguridad y la disciplina que requiere un recibimiento al Papa, resulta que no se entiende como su Santidad se reunió con Fidel y no le dio un minuto a las Damas de Blanco y resulta que detrás de las palabras de su Santidad hay un mensaje escondido que el pueblo cubano debe escuchar bien.
Y, ¿que tal las palabras de Raúl? De eso Univisión no habla. Eso que dice este noticiero es lo que mantiene aquí informado a la gente, eso es lo que quieren sembrar en la gente y eso es lo que algunos quieren oír, y ellos, buenos negociantes de la "prensa libre" lo saben.
Por eso, y por muchas otras razones es que no pierdo mi tiempo viendo la televisión. "Satisface a nuestro país estar entre los que más han hecho por la vida, la libertad y la dignidad humana", sentencio nuestro Presidente.
Y seguiremos haciendo todo lo posible por construir un mundo mejor. Los hechos valen más que las palabras huecas de la constante vil patraña de los grandes medios contra nuestra digna Revolución.
¡Venceremos!
Cinco abrazos.
Antonio Guerrero Rodríguez
29 de marzo de 2012
FCI Marianna
Su Santidad, el Papa Benedicto XVI ya está en el Vaticano. Fue despedido con una lluvia copiosa de la naturaleza y de la hospitalidad y la sencillez de nuestro amado pueblo.
No pretendía escribir sobre el tema, ya que todos con seguridad siguieron de cerca lo acontecido durante esta visita. Pero, "la objetividad, la claridad, el seguimiento, la inmediatez" de Univisión, canal por el que pude ver algunos fragmentos de este evento, me obligan a decir algo.
Para este canal hispano en los Estados Unidos, resulta que a la Plaza de la Revolución el pueblo asistió obligado a la segunda y última misa del Papa; resulta que fue un tremendo abuso lo que se hizo con aquel sujeto que trasgredió la seguridad y la disciplina que requiere un recibimiento al Papa, resulta que no se entiende como su Santidad se reunió con Fidel y no le dio un minuto a las Damas de Blanco y resulta que detrás de las palabras de su Santidad hay un mensaje escondido que el pueblo cubano debe escuchar bien.
Y, ¿que tal las palabras de Raúl? De eso Univisión no habla. Eso que dice este noticiero es lo que mantiene aquí informado a la gente, eso es lo que quieren sembrar en la gente y eso es lo que algunos quieren oír, y ellos, buenos negociantes de la "prensa libre" lo saben.
Por eso, y por muchas otras razones es que no pierdo mi tiempo viendo la televisión. "Satisface a nuestro país estar entre los que más han hecho por la vida, la libertad y la dignidad humana", sentencio nuestro Presidente.
Y seguiremos haciendo todo lo posible por construir un mundo mejor. Los hechos valen más que las palabras huecas de la constante vil patraña de los grandes medios contra nuestra digna Revolución.
¡Venceremos!
Cinco abrazos.
Antonio Guerrero Rodríguez
29 de marzo de 2012
FCI Marianna
De cómo en Miami se reportó la visita de Benedicto XVI a Cuba
Edmundo García
Desde que a finales del pasado año se informó oficialmente que el papa Benedicto XVI visitaría Cuba en la primavera del 2012, la derecha cubanoamericana politizó la noticia y empezó a ejercer presión. Primero, para que Su Santidad suspendiera el viaje pastoral a la isla. Cuando comprobaron que un absurdo de esta magnitud no se les iba a dar, entonces empezaron a presionar para que su visita incluyera el recibimiento a disidentes como si fueran representantes de grandes sectores de la nación cubana. Al quedar claro que tampoco se les iba a conceder eso, siguieron con el juego de que los recibiera aunque fuera de manera informal, y metieron mano a la campaña “un minuto del Papa para las Damas de Blanco” y Berta Soler, quien ni siquiera es una figura de gran trayectoria dentro de la llamada disidencia cubana. No obstante, el propio Mons. Ramón Suárez Porcari, Canciller del Arzobispado de La Habana, explicó que no quedaban espacios vacíos en la agenda cubana de Su Santidad; les recalcó que se trataba de una visita pastoral y que tampoco en México Benedicto XVI tenía previstas reuniones especiales con la oposición política. Por lo cargada y breve de la visita, el Papa ni siquiera pudo encontrarse en Cuba con grupos y órdenes católicas, con sacerdotes y laicos destacados, que durante años han trabajado meritoriamente por la Iglesia en Cuba. Pero los derechistas tampoco se dieron por vencidos y exigieron que el Papa se convirtiera en una suerte de embajador o vocero de esa disidencia, para que abogara por ella en público y si era posible regañara al Presidente Raúl Castro por no entregar el gobierno.
Cuando chocaron contra la sólida realidad de que el Vaticano no se dejaría presionar y que el Papa cumpliría su programa rigurosamente, entonces declararon a Benedicto XVI su enemigo, lo empezaron a comparar desfavorablemente con Juan Pablo II (cuyo papado y visita a Cuba ellos también repudiaron y sabotearon, a pesar de lo que dicen ahora) y lanzaron una escalada de provocaciones que tuvo sus puntos más altos en la ocupación de un templo diocesano en La Habana por 13 miembros del hasta ese momento desconocido (lo dijo el propio Antúnez) Partido Republicano de Cuba, y la violación de un límite de seguridad por un individuo también desconocido, ya durante la presencia del Papa en Santiago de Cuba el lunes 26 de marzo.
Tanto la ocupación el 13 de marzo por 48 horas del Santuario Diocesano y Basílica Menor de Nuestra Señora de la Caridad en La Habana, como la violación por un individuo de los límites de la seguridad en Santiago de Cuba, tuvieron dos características comunes. Ambas acciones fueron realizadas por personas desconocidas, no afiliadas a los grupos disidentes más promovidos por los intereses anticubanos; además de que con mucha certeza los dos actos fueron preparados desde Miami. Al menos en el caso que involucra al susodicho Partido Republicano de Cuba, está demostrado que este tiene dirección en Miami y fue fundado también en esta ciudad.
Si esto es así, como ya he dicho otras veces, yo tengo el derecho de suponer que aquel transgresor en Santiago de Cuba también fue instrumentado desde Miami. Máxime cuando se pudo ver que en Miami se montaron al menos dos cuarteles “informativos” para seguir y manipular la visita de Benedicto XVI a Cuba. Porque hay una tercera característica común a los hechos referidos, que se suma al bajo perfil de los protagonistas y la instigación desde el exterior, que es la desproporcionada cobertura de prensa que sobre todo desde Estados Unidos (particularmente en Miami) y España, tuvieron estos shows. Porque en resumidas cuentas yo pregunto: ¿Qué peso real, como para aparecer en titulares de prensa y horarios estelares de televisión, radio e internet tiene la fugaz aparición de un individuo aislado, comparado con los centenares de miles de santiagueros e invitados nacionales y extranjeros que aclamaron a Benedicto XVI en la Ciudad Héroe? ¿Qué significaban realmente 13 personas sentadas en el banco de una iglesia ante un pueblo que en ese momento se preparaba para la visita papal? Ustedes saben la respuesta: significaban muy poco, o nada.
Así y todo, el primero de los cuarteles anticubanos montados en Miami para difamar la visita del papa Benedicto XVI a Cuba, el del Directorio Democrático Cubano dirigido por Orlando Gutiérrez, se dio gusto manipulando las noticias. Ni siquiera manipulando, mejor diría que mintiendo, porque no exageraban o disminuían la verdad, sino que sustituían la realidad de los hechos por su propia ficción. Ese llamado Directorio ha recibido millones de dólares del gobierno norteamericano para realizar actos de subversión en Cuba; y lo ha implementado.
El Directorio Democrático Cubano, que dice ser parte de una llamada Asamblea de la Resistencia Cubana, pero es quien manda, anunció con fanfarria el 26 de marzo que montaba un autoproclamado “Centro de Apoyo e Información” con motivo de la visita de Su Santidad a Cuba. Yo pregunto: Apoyar, ¿en qué? Informar, ¿cómo? ¿Apoyar instigando acciones como la del desconocido que violó la seguridad en Santiago de Cuba? ¿Informar reportando una “Cuba militarizada” cuando todo el mundo vio las imágenes de las misas y los paseos con agasajos multitudinarios a Benedicto XVI por las principales ciudades de Cuba? Solo pregunto; pero si quieren debatir, también les respondo. Porque les voy a ser honesto, yo tengo la opinión de que esa mesa era para monitorear por televisión lo que sucedía en Cuba, y dar instrucciones a cierta gente sobre qué hacer en las misas.
martes, 27 de marzo de 2012
Imágenes del XVI Seminario Internacional "Los partidos y una nueva sociedad", organizado en Méxido por el PT
La semana pasada asistí a un Seminario Internacional en México D.F., donde fue presentado y obsequiado mi libro a más de mil delegados, la mayoría latinoamericanos. En estos encuentros de la izquierda se producen también reuniones preparatorias del Foro de Sao Paolo. Coincidentemente, la izquierda mexicana oficializaba en esos días la candidatura de López Obrador, para la campaña presidencial de este año. (E. U. G.)
Osvaldo Martínez ofrece una conferencia magistral el primer día de sesiones
Uno de los laterales del salón, con más de mil delegados de partidos, organizaciones e intelectuales de izquierda de más de cincuenta países
Alberto Anaya, presidente del PT de México, presenta mi libro Cuba: ¿revolución o reforma?, en una reimpresión mexicana obsequiada a todos los presentes.
Respondo a las palabras de presentación de Anaya
Algunos miembros de la delegación cubana
Llegada del candidato de la izquierda mexicana a la Presidencia, Manuel Andrés López Obrador
Manuel Andrés expone su programa de candidatura. A su izquierda, Alberto Anaya, presidente del PT. A su derecha, Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz.
Manuel Andrés López Obrador
lunes, 19 de marzo de 2012
Palabras de presentación del libro DE LA CONFRONTACIÓN A LOS INTENTOS DE NORMALIZACIÓN. LA POLÍTICA DE LOS EE. UU. HACIA CUBA
Elier Ramírez Cañedo
La idea original de esta investigación nació de la lectura del libro Cien Horas con Fidel, de Ignacio Ramonet. En uno de sus capítulos, Fidel, respondiendo a las preguntas de Ramonet, recuenta los años en que James Carter ocupó la Casa Blanca y cómo se manifestaron las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba en dicho período. En medio del disfrute de la lectura, no dejábamos de hacernos la siguiente pregunta: ¿por qué si la administración Carter marca un punto de inflexión en relación con la política de agresividad clásica contra Cuba de los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos y aporta lecciones tan importantes para el presente y el futuro de las relaciones entre Washington y La Habana, no existe desde la ciencia histórica cubana ningún estudio serio y profundo sobre este período tan singular? Y es que realmente los mayores aportes historiográficos sobre el conflicto Estados Unidos-Cuba, en la etapa posterior a 1959, han centrado su atención principal –lógicamente por la necesidad de condenarla y hacerla conocer al mundo- en la política hostil de Washington contra la Revolución Cubana y en administraciones como las de Eisenhower y Kennedy, donde tuvieron lugar los eventos históricos más sobresalientes e intensos de la histórica y dramática confrontación, como Girón y la Crisis de Octubre. Sin embargo, pensábamos, que si bien el pueblo cubano está indudablemente curtido en la confrontación, debía también prepararse para la negociación y para participar en un posible proceso de normalización de las relaciones, pues en ese terreno también hay que saber salir airoso, sin ceder en un ápice en lo que respecta a nuestra soberanía y nuestros principios. El libro que hoy presentamos, sustentado fundamentalmente en una amplia y valiosa documentación desclasificada y en la consulta de importantes fuentes periódicas y orales de ambos países, puede ofrecer mucha luz a los cubanos –en especial a los más jóvenes-, sobre los móviles, los intereses y los objetivos que ha perseguido el gobierno de los Estados Unidos en los reducidos momentos en que se ha planteado la posibilidad de explorar la “normalización” de las relaciones con Cuba, proceso que solamente se ha puesto de manifiesto hasta hoy durante las administraciones del republicano Gerald Ford (1974-1977) y del demócrata James Carter (1977-1981). Alcanzando su mayor madurez en esta última.
Cuando iniciábamos esta investigación, que tuvo como base una tesis de maestría y luego de doctorado, bajo la magistral tutoría del Dr. Esteban Morales Domínguez, estábamos realmente preocupados por la poca documentación primaria existente para poder llevar adelante nuestro proyecto, pero nuestra suerte comenzó a cambiar cuando en el 2007 tropezamos en la Biblioteca del ISRI con una gruesa y preterida carpeta de documentos relacionados con la política de la administración Carter hacia Cuba. Al indagar un poco, descubrimos había sido donada a la institución durante la visita del ex presidente Carter a la Mayor de las Antillas en el 2002. Era realmente un material de grueso calibre: memorándums de conversaciones entre autoridades de ambos países; directivas presidenciales; memorándums de análisis presidencial; documentos de consulta y de debate sobre la política hacia Cuba entre las principales figuras del ejecutivo estadounidense; informes de congresistas; cables enviados por la Oficina de Intereses en La Habana al Departamento de Estado y viceversa; entre otros materiales de interés; que constituyeron la base fundamental sobre la que se escribió este libro. Luego pudimos consultar en Internet otro gran número de documentos desclasificados en los Estados Unidos y también algunos muy reveladores en el Departamento de Versiones Taquigráficas del Consejo de Estado, relacionados con nuestro objeto de estudio. No fue nada fácil poder lograr las trece enriquecedoras entrevistas que aparecen citadas de personalidades de ambos países, tanto sujetos participantes en los eventos que se describen y analizan en el libro, como reconocidos estudiosos del tema.
Pero quizás lo más interesante en el proceso de elaboración de esta investigación –ahora convertida en libro- fue constatar en los propios documentos norteamericanos, cómo algunas de las figuras más representativas del ejecutivo estadounidense en cuanto al diseño de la política hacia Cuba, especialmente de la administración Carter, se daban cuenta de lo errónea que estaba siendo la postura negociadora de los Estados Unidos con la Isla, al adoptar una política de condicionamiento, donde se establecían nexos irracionales entre asuntos estrictamente bilaterales, con problemas multilaterales.
Sólo me limito a citar uno de esos documentos, que me parece fundamental. Me refiero al memorándum que Robert Pastor, asistente para América Latina del Consejo de Seguridad Nacional, le envío a su superior, Zbigniew Brzezinski, el 1ro de agosto de 1977. Pastor comprendía perfectamente que, si en realidad los Estados Unidos querían alcanzar la “normalización” de las relaciones con Cuba, la táctica de negociación que estaban implementando con la Isla era poco esperanzadora. Consideraba que no debía abordarse el tema de la presencia de Cuba en África y las relaciones cubano-soviéticas en negociaciones directas con los cubanos, pues en el intento de lograr la satisfacción de los intereses internacionales de los Estados Unidos, ambas partes quedarían frustradas, se detendría el proceso de normalización y ni siquiera podría lograrse una solución exitosa a problemas de interés nacional y mutuo.
“La relación de Cuba con la Unión Soviética –expresó Pastor en el citado memorándum- no cambiará como resultado directo de las negociaciones con los Estados Unidos, sin embargo tendría que cambiar en la medida en que se produce el proceso de normalización. Cuba no puede permitirse ni económica, ni políticamente suscitar abiertamente el antagonismo de la URSS discutiendo su relación con los EE.UU, pero en la medida en que se establezcan los vínculos comerciales y financieros con los EE.UU, Cuba de manera muy natural buscará una mayor autonomía, y eso, desde luego, significa reducir su dependencia de la URSS. Por tanto, recomendaría que no prosiguiéramos con este tema (o creásemos expectativas estadounidenses) durante las negociaciones”.[i]
viernes, 16 de marzo de 2012
Gente de Manicaragua (Villa Clara)
Estuve algunos días en una comisión de trabajo en Manicaragua (Villa Clara), el municipio contiguo a Cumanayagua (Cienfuegos) –ambos en el Escambray–, y traigo fotos de su gente. No me detengo esta vez en el paisaje, sino en los hombres y mujeres que lo habitan. (E. U. G.)
Secretaria de la Juventud de una UBPC ganadera
Hombre en el camino
Criador de ganado vacuno
Vaquero
Descanso
Mujeres al borde de un ataque de viento (que las despeine durante el regreso en la carreta)
Apurado en llegar...
Chofer, con más de treinta años subiendo a la montaña.
Boyero
Guardabosques
Cafetaleros
Poblado de Bermejo, en el Escambray
Campesina
Joven tabaquero en su vega
Ingeniero agrónomo de una UBPC cafetalera de la montaña
sábado, 10 de marzo de 2012
Peloteros cubanos: la mentira de jugar en Grandes Ligas
Edmundo García
Les prometí en mi último artículo (“Miami tampoco cree en lágrimas”, 2 de marzo, 2012) que investigaría y escribiría sobre la historia oculta de los peloteros cubanos que llegan a los Estados Unidos. Es la parte fea de la que nadie quiere hablar; pero aunque la prensa no hable de ella, no quiere decir no exista. Me refiero a la falsedad de esas leyendas sobre jugadores y prospectos recién llegados a Miami que por arte de magia un día firman para las grandes ligas de Estados Unidos y se vuelven millonarios. Aclaro que no es que me guste verle el lado feo a las cosas, escribo sobre esto porque dichas leyendas no son ingenuas y manipulan o exageran datos con el fin de engatusar a los deportistas cubanos e instigarlos a que abandonen la isla en riesgosos viajes por mar o deserten de eventos deportivos en el extranjero donde participan en representación de su país.
Las fuentes de esta investigación han estado o están vinculadas y comprometidas con los hechos desde distintas posiciones; por lo sensible y hasta peligroso del tema, han exigido dar la información porque consideran desde su conciencia la necesidad de alertar sobre lo que sucede, bajo condición de anonimato, subrayando que esta es una industria llena de ilegalidad, trampas y mentiras, aunque para algunos altamente lucrativa.
Según las fuentes en este momento hay en República Dominicana entre 120 y 150 peloteros o prospectos cubanos que no encuentran el prometido camino hacia las grandes ligas de los Estados Unidos. Una de las personas consultadas empezó por hacer una interrogante: “A las Grandes Ligas de los EE.UU. llega solamente 1 de cada 14 peloteros que juegan en el llamado béisbol organizado o ligas profesionales. De los otros 13... ¿Quién habla? ¿Quién cuenta sus destinos?”.
Muchos de los prospectos y peloteros cubanos (algunos con un historial, como Kendrys Morales) que han llegado a Miami y obtenido un permiso (“parole”) de las autoridades migratorias para permanecer en los Estados Unidos, tienen que marcharse seguidamente a República Dominicana con visas de turistas violando una de las condiciones de su estadía. Una trasgresión a cambio de un supuesto regreso ya contratados para las ligas mayores; regreso que por supuesto no ha sucedido ni sucederá en la mayoría de los casos. Resultado, que numerosos cubanos se han quedado trabados en República Dominicana, sin papeles para volver a los Estados Unidos, sin boleto para el deporte profesional y sin Cuba. O sea, sin los viejos sueños y sin su país, que cambiaron por la dura realidad de tener que llegar a trabajar después de los entrenamientos en la limpieza de autos y otros menesteres de este perfil para completar el dinero de su sobrevivencia allí. De este tema les cuesta hablar, pero la procesión va por dentro.
La concentración en “academias” de entrenamiento del mencionado país caribeño y otros países centroamericanos es la verdad que predomina sobre casos excepcionales como el ya citado de Kendrys Morales, como el de Alexei Ramírez, firmado directamente en el 2008 por los White Sox de Chicago y ahora con Yoenis Céspedes, quien se va a Oakland.
Según algunos testimonios, resulta que esas llamadas “academias” no son más que albergues o barracas en mal estado, con baños colectivos y otras incomodidades que en nada se comparan a las condiciones en que muchos de ellos competían en Cuba, por muy modestas que se las quiera considerar. No son pocos los peloteros que han expresado su deseo de aspirar a volver a jugar en la Serie Nacional de Cuba, ante la alternativa de desempeñarse en ligas semi profesionales de poca calidad y bajo nivel organizativo, donde se paga nada o casi nada, como la que ofrece Tamiami en el Condado Miami Dade.
Los sueños de los peloteros cubanos chocan además contra la evidencia de que en los Estados Unidos existe un sistema casi impenetrable de llegada a las grandes ligas. Comienza en las escuelas elementales, sigue en High School, en College y luego en la Universidad, con un circuito bien asentado. Frente a esos carriles cerrados es casi imposible improvisar y solo unos pocos entre los muy talentosos y con dinero para pagarse un agente pueden irrumpir en las ligas profesionales. No existen en realidad, como algunos dicen por ahí, treinta asociaciones de grandes ligas esperando desesperadamente porque arriben peloteros cubanos a Miami para contratarlos. Es falso. Hay en los Estados Unidos una enorme cantera de nacionales para el gran circuito profesional, a lo que hay que sumar la competencia de otros muy buenos peloteros formados en Venezuela, México, Panamá, República Dominicana, Japón. Surcorea, China Taipei y demás países con tradición en ese deporte.
Es necesario decirles la verdad a los peloteros cubanos, sus familiares y al resto de los interesados antes de invitarlos a irse de Cuba o desertar en competencias; porque lo cierto es que una vez que dan el paso muy poca gente está en condiciones reales de ayudarles. Los famosos cazatalentos o “scouts” apenas tienen poder para redactar informes sobre algún que otro pelotero con buenas condiciones. Esos cazatalentos casi siempre dependen de un “coatch”, técnico o entrenador que les avisa sobre algún talento que tienen bajo su tutela; y todos juntos dependen de un agente que muchas veces tampoco tiene algo seguro que ofrecer por mucho que prometa.
Existe toda una cadena de negociantes colgados del talento de un joven pelotero que llega a Estados Unidos. En el mejor de los casos, que repito solo se da en contadas ocasiones, uno de esos peloteros logra obtener un “bono firma” o contrato del que tiene que entregar un elevado por ciento. Una fuente consultada dijo: “Un pelotero, según cálculos revelados por el célebre comentarista deportivo Bob Costas, se queda hoy con cerca del 40% del monto total de sus contratos.” Desde el momento en que empiece a cobrar tendrá que cubrir sus gastos con el dinero que le queda, pagar impuestos y saldar todas las deudas contraídas. Deudas que se cuentan desde el mismo momento de emprender el viaje de salida de Cuba, que cuando incluye a la familia suele ser mucho más caro. Para que se hagan una idea, otra de las fuentes consultadas para este artículo y perfectamente informada porque es parte del proceso dijo que el viaje de Yobal Dueñas y de Maels Rodríguez (sus familiares hacia Miami y los peloteros hacia El Salvador), salió a 350 mil por cada uno; un total de 700 mil dólares. Un gasto de esa magnitud no se hace por gusto y hay que reembolsarlo.
En otros casos, sobre todo para los que llegan muy jóvenes y sin su familia, los sueños chocan con la soledad, la falta de afecto y la discriminación; que algunas veces es indirecta pero igualmente ofensiva. Además de la discriminación por condiciones explícitas de raza y nacionalidad, se habla de un tipo de discriminación en la pelota norteamericana que está ligada al propio juego. Como cuando dejan a un pitcher lanzar más de lo debido para que le caigan a batazos, o le apuntan un hit o un jonrón que perjudica su record, o cuando no lo sacan de abridor o no lo rotan adecuadamente aunque lo esté haciendo bien, o cuando le critican la forma de celebrar una buena jugada. Uno de los entrevistados recordó que en una Serie Mundial al Duque Hernández lo dejaron seguir lanzando en un juego donde se le veía agotado; con el relevo listo, salió en la otra entrada y le dieron un jonrón que le empató el juego. A partir de esto también contó sobre lo duro que le resultó al pelotero William Plaza, quien por demás tuvo la oportunidad de firmar en el 2004 con 21 años para las menores de los Yankees. Gary Gálvez, que también pasó por las menores, tuvo otras experiencias muy duras en los concentrados. Ambos llegaron a valorar después muy positivamente el tipo de pelota que jugaban en Cuba. Otro de los entrevistados citó el caso de Jesús Ametller, ex jugador de cuadro de los Industriales que terminó jugando béisbol nada menos que en Moscú.
La explosión de llegadas de peloteros cubanos a los Estados Unidos tuvo que ver mucho con la experiencia de los primeros que vinieron; con los que triunfaron y con las versiones de ese triunfo que algunas personas inescrupulosas han puesto a circular por la isla como gancho para atraer jóvenes peloteros al negocio del deporte. Lo cierto es que, como dijimos, esa idea de desembarcar en Miami y seguir camino a las grandes ligas pertenece a una novela que muy pocas veces se hace realidad. Según un entrevistado en Miami que asiste regularmente a las exhibiciones o “tryout” de peloteros que se celebran, por ejemplo, en la Universidad Saint Thomas, a esas demostraciones deportivas no suelen ir observadores con posibilidades reales de sacar a los jóvenes hacia adelante en una carrera profesional. Más bien se pierde tiempo y se mal gastan ilusiones y dinero. Muchos de esos cazatalentos que se ven en los bancos de los terrenos de pelota no hacen más que tomar notas que luego nadie leerá. Nuestras fuentes agregan que ese tipo de desgaste lo habían visto en otros
lugares como en Hermosillo, México, pero no pensaron que también fuera así en los Estados Unidos.
Sobre las experiencias en la pelota profesional de los Estados Unidos el ex lanzador de los equipos de Villa Clara, Cuba y Tampa Bay Rolando Arrojo (junto a un periodista y comentarista amigo suyo) editó un libro titulado “Confesiones más allá del dugout” (EE.UU. 2007) que recoge entrevistas sobre las experiencias en Estados Unidos de conocidos peloteros cubanos como Jorge Luis Toca, Euclides Rojas, Ariel Prieto, Maels Rodríguez, Osvaldo Fernández y otros; incluido el mismo Arrojo que recuerda todavía las palabras que le dedicó el Comandante Fidel Castro cuando decidió abandonar el equipo Cuba; las cito porque resumen muy bien lo que venimos tratando y muestran una vez más la posición positiva de la parte cubana para solucionar ese problema de las “deserciones”. Dijo Fidel el 10 de julio de 1996 en el Palacio de la Revolución durante la despedida a la delegación cubana a las Olimpiadas de Atlanta: “compraron al mejor del equipo, una persona, por lo demás, respetada y considerada por todos, al pitcher Arrojo, desaparecido, como es clásico, comprado —sabemos quiénes participaron—, porque se asustaron. No pueden vencer al equipo de béisbol, y compraron a Osvaldo, compraron a Liván y compraron a Arrojo”. En el libro no solo se habla de las glorias en los Estados Unidos, también de los obstáculos, de los fracasos, de los trabajos y negocios en que se tuvieron que ocupar para seguir adelante, de los olvidos tras el retiro y de lo que significó para ellos jugar a la pelota en Cuba.
Hace alrededor de un año se vio en la televisión de Miami al Duque Hernández promoviendo una academia de pelota; y más recientemente a Agustín Marquetti acompañado de un hijo del mismo nombre al que no le fue bien como jugador, también promoviendo una empresa para enseñar béisbol. Resulta que todos, quienes no les fue tan bien y quienes ganaron series mundiales en las grandes ligas con sueldos millonarios, tienen que ponerse a trabajar cuando declinan sus carreras y se retiran porque el dinero nunca es suficiente. Al final resulta que tampoco se gana tanto como se vocifera y hay que seguir sudando en el terreno de pelota o luchando el cheque de jubilación y las ayudas.
Por cosas como estas a veces me pregunto lo mismo que se preguntan muchos de ustedes: ¿por qué no pueden jugar los peloteros cubanos en las grandes ligas u otra liga profesional menor de los Estados Unidos sin que rompan con su país? ¿Por qué no pueden los cubanos, como los demás peloteros latinoamericanos, trabajar profesionalmente en algún equipo de la Major League Baseball (MLB) y residir o vacacionar en la isla? Lo diré claramente: No pueden hacerlo porque sencillamente OFAC (Office of Foreign Assets Control), la Oficina de Control de Activos Extranjeros perteneciente al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, no les permite cobrar un centavo si esa ruptura no se produce. Para decirlo de otra manera: para jugar y cobrar en los Estados Unidos los peloteros cubanos están obligados, quieran o no, a “desertar”.
Yo sé que a muchos deportistas cubanos en los Estados Unidos no les gusta que se les llame “desertores”, y les entiendo, porque casi todos los que han llegado desde mediados de los años 60 hacia acá se sienten parte del movimiento deportivo cubano. Recuerdo que en los momentos de mayor éxito con los Yankees de New York el Duque Hernández seguía diciendo que su equipo era Industriales. Y conozco también que René Arocha sigue queriendo a sus seguidores en Regla, o que el propio Rolando Arrojo sigue conectado con Ranchuelo; el problema es más sencillo y práctico: como les dije, es que si no rompen con Cuba no hay dinero. Y eso pasa solo con Estados Unidos, porque peloteros y entrenadores de pelota de Cuba están contratados en México, Panamá, Japón, España, Italia y hasta en Rusia. Algunos dirán que la Federación Cubana de Béisbol tiene regulaciones y convenios firmados sobre ese intercambio. Y es verdad. Pero países como China, Japón y Corea también son muy estrictos en las condiciones para autorizar la participación de sus deportistas y atletas en el escenario internacional. Por cierto, la dirección de la MLB de los Estados Unidos también regula la participación en eventos de los peloteros de las grandes ligas.
Pero es que ni siquiera se trata de jugar; solamente para que un equipo de la Major League Baseball (MLB) pueda hablar, conversar legalmente con un pelotero salido de Cuba se necesita primero que OFAC emita una declaración oficial que certifique el permiso o se corre el riesgo de una multa bastante alta. Ni siquiera hay que vivir en los Estados Unidos para recibir esa presión; una persona consultada al respecto envió un correo que creo vale la pena citar extensamente: “Si tienen alguna duda pregúntele al Congresista Demócrata por Nueva York José Serrano el porqué redactó y trató de manera totalmente infructuosa, que se discutiera en el Congreso su proyecto de ley denominado Cuba Baseball Diplomacy Act. Este consistía precisamente en describir la discriminación a los cubanos y eliminar esta prohibición para que como cualquier otro pelotero de cualquier país del mundo los cubanos pudieran jugar en los EE.UU. sin tener para ello que renunciar a su patria. Y si todavía le queda alguna duda averigüe por qué Cuba tuvo que renunciar a priori a los ingresos que legalmente le correspondían, para poder participar en el I Clásico Mundial de Béisbol (Cuba decidió donarlos al Fondo para las víctimas del Katrina). O por qué todavía no se ha podido cobrar lo que le correspondió a Cuba del segundo Clásico.”
He querido dejar para el final lo que me dijo una entrevistada muy especial; una madre que sacó a su hijo a través de Centroamérica, con el objetivo de llegar a los Estados Unidos y que jugara en las grandes ligas, donde ella estaba segura que se haría una estrella. Con cierta emoción narró las peripecias por El Salvador donde su hijo de quince años fue obligado a jugar en un equipo de mayores junto a jugadores de hasta 38 años. Le pidieron el 30% de lo que pudiera ganar el muchacho para traerlo a Miami y aquí lo pasearon por las estaciones de radio y televisión, donde rehusó criticar a su país.
Un canal de televisión local hasta les pidió a él y su madre que cambiaran el hecho de su salida legal por una travesía en balsa; algo a lo que por supuesto ellos se negaron. La madre contó que siempre inculcó a su hijo que más importante que el dinero era poner a un estadio de pie. Y eso puede confirmarlo José Ariel Contreras, quien dinero, habrá ganado, pero nunca más ha recibido un aplauso, nunca más le han pedido un autógrafo, nunca más ha sentido jugar béisbol como lo sintió jugando en Cuba. Aplausos honores que nunca le faltarán a su coterráneo, y compañero de equipo, Pedro Luis Lazo.
Les prometí en mi último artículo (“Miami tampoco cree en lágrimas”, 2 de marzo, 2012) que investigaría y escribiría sobre la historia oculta de los peloteros cubanos que llegan a los Estados Unidos. Es la parte fea de la que nadie quiere hablar; pero aunque la prensa no hable de ella, no quiere decir no exista. Me refiero a la falsedad de esas leyendas sobre jugadores y prospectos recién llegados a Miami que por arte de magia un día firman para las grandes ligas de Estados Unidos y se vuelven millonarios. Aclaro que no es que me guste verle el lado feo a las cosas, escribo sobre esto porque dichas leyendas no son ingenuas y manipulan o exageran datos con el fin de engatusar a los deportistas cubanos e instigarlos a que abandonen la isla en riesgosos viajes por mar o deserten de eventos deportivos en el extranjero donde participan en representación de su país.
Las fuentes de esta investigación han estado o están vinculadas y comprometidas con los hechos desde distintas posiciones; por lo sensible y hasta peligroso del tema, han exigido dar la información porque consideran desde su conciencia la necesidad de alertar sobre lo que sucede, bajo condición de anonimato, subrayando que esta es una industria llena de ilegalidad, trampas y mentiras, aunque para algunos altamente lucrativa.
Según las fuentes en este momento hay en República Dominicana entre 120 y 150 peloteros o prospectos cubanos que no encuentran el prometido camino hacia las grandes ligas de los Estados Unidos. Una de las personas consultadas empezó por hacer una interrogante: “A las Grandes Ligas de los EE.UU. llega solamente 1 de cada 14 peloteros que juegan en el llamado béisbol organizado o ligas profesionales. De los otros 13... ¿Quién habla? ¿Quién cuenta sus destinos?”.
Muchos de los prospectos y peloteros cubanos (algunos con un historial, como Kendrys Morales) que han llegado a Miami y obtenido un permiso (“parole”) de las autoridades migratorias para permanecer en los Estados Unidos, tienen que marcharse seguidamente a República Dominicana con visas de turistas violando una de las condiciones de su estadía. Una trasgresión a cambio de un supuesto regreso ya contratados para las ligas mayores; regreso que por supuesto no ha sucedido ni sucederá en la mayoría de los casos. Resultado, que numerosos cubanos se han quedado trabados en República Dominicana, sin papeles para volver a los Estados Unidos, sin boleto para el deporte profesional y sin Cuba. O sea, sin los viejos sueños y sin su país, que cambiaron por la dura realidad de tener que llegar a trabajar después de los entrenamientos en la limpieza de autos y otros menesteres de este perfil para completar el dinero de su sobrevivencia allí. De este tema les cuesta hablar, pero la procesión va por dentro.
La concentración en “academias” de entrenamiento del mencionado país caribeño y otros países centroamericanos es la verdad que predomina sobre casos excepcionales como el ya citado de Kendrys Morales, como el de Alexei Ramírez, firmado directamente en el 2008 por los White Sox de Chicago y ahora con Yoenis Céspedes, quien se va a Oakland.
Según algunos testimonios, resulta que esas llamadas “academias” no son más que albergues o barracas en mal estado, con baños colectivos y otras incomodidades que en nada se comparan a las condiciones en que muchos de ellos competían en Cuba, por muy modestas que se las quiera considerar. No son pocos los peloteros que han expresado su deseo de aspirar a volver a jugar en la Serie Nacional de Cuba, ante la alternativa de desempeñarse en ligas semi profesionales de poca calidad y bajo nivel organizativo, donde se paga nada o casi nada, como la que ofrece Tamiami en el Condado Miami Dade.
Los sueños de los peloteros cubanos chocan además contra la evidencia de que en los Estados Unidos existe un sistema casi impenetrable de llegada a las grandes ligas. Comienza en las escuelas elementales, sigue en High School, en College y luego en la Universidad, con un circuito bien asentado. Frente a esos carriles cerrados es casi imposible improvisar y solo unos pocos entre los muy talentosos y con dinero para pagarse un agente pueden irrumpir en las ligas profesionales. No existen en realidad, como algunos dicen por ahí, treinta asociaciones de grandes ligas esperando desesperadamente porque arriben peloteros cubanos a Miami para contratarlos. Es falso. Hay en los Estados Unidos una enorme cantera de nacionales para el gran circuito profesional, a lo que hay que sumar la competencia de otros muy buenos peloteros formados en Venezuela, México, Panamá, República Dominicana, Japón. Surcorea, China Taipei y demás países con tradición en ese deporte.
Es necesario decirles la verdad a los peloteros cubanos, sus familiares y al resto de los interesados antes de invitarlos a irse de Cuba o desertar en competencias; porque lo cierto es que una vez que dan el paso muy poca gente está en condiciones reales de ayudarles. Los famosos cazatalentos o “scouts” apenas tienen poder para redactar informes sobre algún que otro pelotero con buenas condiciones. Esos cazatalentos casi siempre dependen de un “coatch”, técnico o entrenador que les avisa sobre algún talento que tienen bajo su tutela; y todos juntos dependen de un agente que muchas veces tampoco tiene algo seguro que ofrecer por mucho que prometa.
Existe toda una cadena de negociantes colgados del talento de un joven pelotero que llega a Estados Unidos. En el mejor de los casos, que repito solo se da en contadas ocasiones, uno de esos peloteros logra obtener un “bono firma” o contrato del que tiene que entregar un elevado por ciento. Una fuente consultada dijo: “Un pelotero, según cálculos revelados por el célebre comentarista deportivo Bob Costas, se queda hoy con cerca del 40% del monto total de sus contratos.” Desde el momento en que empiece a cobrar tendrá que cubrir sus gastos con el dinero que le queda, pagar impuestos y saldar todas las deudas contraídas. Deudas que se cuentan desde el mismo momento de emprender el viaje de salida de Cuba, que cuando incluye a la familia suele ser mucho más caro. Para que se hagan una idea, otra de las fuentes consultadas para este artículo y perfectamente informada porque es parte del proceso dijo que el viaje de Yobal Dueñas y de Maels Rodríguez (sus familiares hacia Miami y los peloteros hacia El Salvador), salió a 350 mil por cada uno; un total de 700 mil dólares. Un gasto de esa magnitud no se hace por gusto y hay que reembolsarlo.
En otros casos, sobre todo para los que llegan muy jóvenes y sin su familia, los sueños chocan con la soledad, la falta de afecto y la discriminación; que algunas veces es indirecta pero igualmente ofensiva. Además de la discriminación por condiciones explícitas de raza y nacionalidad, se habla de un tipo de discriminación en la pelota norteamericana que está ligada al propio juego. Como cuando dejan a un pitcher lanzar más de lo debido para que le caigan a batazos, o le apuntan un hit o un jonrón que perjudica su record, o cuando no lo sacan de abridor o no lo rotan adecuadamente aunque lo esté haciendo bien, o cuando le critican la forma de celebrar una buena jugada. Uno de los entrevistados recordó que en una Serie Mundial al Duque Hernández lo dejaron seguir lanzando en un juego donde se le veía agotado; con el relevo listo, salió en la otra entrada y le dieron un jonrón que le empató el juego. A partir de esto también contó sobre lo duro que le resultó al pelotero William Plaza, quien por demás tuvo la oportunidad de firmar en el 2004 con 21 años para las menores de los Yankees. Gary Gálvez, que también pasó por las menores, tuvo otras experiencias muy duras en los concentrados. Ambos llegaron a valorar después muy positivamente el tipo de pelota que jugaban en Cuba. Otro de los entrevistados citó el caso de Jesús Ametller, ex jugador de cuadro de los Industriales que terminó jugando béisbol nada menos que en Moscú.
La explosión de llegadas de peloteros cubanos a los Estados Unidos tuvo que ver mucho con la experiencia de los primeros que vinieron; con los que triunfaron y con las versiones de ese triunfo que algunas personas inescrupulosas han puesto a circular por la isla como gancho para atraer jóvenes peloteros al negocio del deporte. Lo cierto es que, como dijimos, esa idea de desembarcar en Miami y seguir camino a las grandes ligas pertenece a una novela que muy pocas veces se hace realidad. Según un entrevistado en Miami que asiste regularmente a las exhibiciones o “tryout” de peloteros que se celebran, por ejemplo, en la Universidad Saint Thomas, a esas demostraciones deportivas no suelen ir observadores con posibilidades reales de sacar a los jóvenes hacia adelante en una carrera profesional. Más bien se pierde tiempo y se mal gastan ilusiones y dinero. Muchos de esos cazatalentos que se ven en los bancos de los terrenos de pelota no hacen más que tomar notas que luego nadie leerá. Nuestras fuentes agregan que ese tipo de desgaste lo habían visto en otros
lugares como en Hermosillo, México, pero no pensaron que también fuera así en los Estados Unidos.
Sobre las experiencias en la pelota profesional de los Estados Unidos el ex lanzador de los equipos de Villa Clara, Cuba y Tampa Bay Rolando Arrojo (junto a un periodista y comentarista amigo suyo) editó un libro titulado “Confesiones más allá del dugout” (EE.UU. 2007) que recoge entrevistas sobre las experiencias en Estados Unidos de conocidos peloteros cubanos como Jorge Luis Toca, Euclides Rojas, Ariel Prieto, Maels Rodríguez, Osvaldo Fernández y otros; incluido el mismo Arrojo que recuerda todavía las palabras que le dedicó el Comandante Fidel Castro cuando decidió abandonar el equipo Cuba; las cito porque resumen muy bien lo que venimos tratando y muestran una vez más la posición positiva de la parte cubana para solucionar ese problema de las “deserciones”. Dijo Fidel el 10 de julio de 1996 en el Palacio de la Revolución durante la despedida a la delegación cubana a las Olimpiadas de Atlanta: “compraron al mejor del equipo, una persona, por lo demás, respetada y considerada por todos, al pitcher Arrojo, desaparecido, como es clásico, comprado —sabemos quiénes participaron—, porque se asustaron. No pueden vencer al equipo de béisbol, y compraron a Osvaldo, compraron a Liván y compraron a Arrojo”. En el libro no solo se habla de las glorias en los Estados Unidos, también de los obstáculos, de los fracasos, de los trabajos y negocios en que se tuvieron que ocupar para seguir adelante, de los olvidos tras el retiro y de lo que significó para ellos jugar a la pelota en Cuba.
Hace alrededor de un año se vio en la televisión de Miami al Duque Hernández promoviendo una academia de pelota; y más recientemente a Agustín Marquetti acompañado de un hijo del mismo nombre al que no le fue bien como jugador, también promoviendo una empresa para enseñar béisbol. Resulta que todos, quienes no les fue tan bien y quienes ganaron series mundiales en las grandes ligas con sueldos millonarios, tienen que ponerse a trabajar cuando declinan sus carreras y se retiran porque el dinero nunca es suficiente. Al final resulta que tampoco se gana tanto como se vocifera y hay que seguir sudando en el terreno de pelota o luchando el cheque de jubilación y las ayudas.
Por cosas como estas a veces me pregunto lo mismo que se preguntan muchos de ustedes: ¿por qué no pueden jugar los peloteros cubanos en las grandes ligas u otra liga profesional menor de los Estados Unidos sin que rompan con su país? ¿Por qué no pueden los cubanos, como los demás peloteros latinoamericanos, trabajar profesionalmente en algún equipo de la Major League Baseball (MLB) y residir o vacacionar en la isla? Lo diré claramente: No pueden hacerlo porque sencillamente OFAC (Office of Foreign Assets Control), la Oficina de Control de Activos Extranjeros perteneciente al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, no les permite cobrar un centavo si esa ruptura no se produce. Para decirlo de otra manera: para jugar y cobrar en los Estados Unidos los peloteros cubanos están obligados, quieran o no, a “desertar”.
Yo sé que a muchos deportistas cubanos en los Estados Unidos no les gusta que se les llame “desertores”, y les entiendo, porque casi todos los que han llegado desde mediados de los años 60 hacia acá se sienten parte del movimiento deportivo cubano. Recuerdo que en los momentos de mayor éxito con los Yankees de New York el Duque Hernández seguía diciendo que su equipo era Industriales. Y conozco también que René Arocha sigue queriendo a sus seguidores en Regla, o que el propio Rolando Arrojo sigue conectado con Ranchuelo; el problema es más sencillo y práctico: como les dije, es que si no rompen con Cuba no hay dinero. Y eso pasa solo con Estados Unidos, porque peloteros y entrenadores de pelota de Cuba están contratados en México, Panamá, Japón, España, Italia y hasta en Rusia. Algunos dirán que la Federación Cubana de Béisbol tiene regulaciones y convenios firmados sobre ese intercambio. Y es verdad. Pero países como China, Japón y Corea también son muy estrictos en las condiciones para autorizar la participación de sus deportistas y atletas en el escenario internacional. Por cierto, la dirección de la MLB de los Estados Unidos también regula la participación en eventos de los peloteros de las grandes ligas.
Pero es que ni siquiera se trata de jugar; solamente para que un equipo de la Major League Baseball (MLB) pueda hablar, conversar legalmente con un pelotero salido de Cuba se necesita primero que OFAC emita una declaración oficial que certifique el permiso o se corre el riesgo de una multa bastante alta. Ni siquiera hay que vivir en los Estados Unidos para recibir esa presión; una persona consultada al respecto envió un correo que creo vale la pena citar extensamente: “Si tienen alguna duda pregúntele al Congresista Demócrata por Nueva York José Serrano el porqué redactó y trató de manera totalmente infructuosa, que se discutiera en el Congreso su proyecto de ley denominado Cuba Baseball Diplomacy Act. Este consistía precisamente en describir la discriminación a los cubanos y eliminar esta prohibición para que como cualquier otro pelotero de cualquier país del mundo los cubanos pudieran jugar en los EE.UU. sin tener para ello que renunciar a su patria. Y si todavía le queda alguna duda averigüe por qué Cuba tuvo que renunciar a priori a los ingresos que legalmente le correspondían, para poder participar en el I Clásico Mundial de Béisbol (Cuba decidió donarlos al Fondo para las víctimas del Katrina). O por qué todavía no se ha podido cobrar lo que le correspondió a Cuba del segundo Clásico.”
He querido dejar para el final lo que me dijo una entrevistada muy especial; una madre que sacó a su hijo a través de Centroamérica, con el objetivo de llegar a los Estados Unidos y que jugara en las grandes ligas, donde ella estaba segura que se haría una estrella. Con cierta emoción narró las peripecias por El Salvador donde su hijo de quince años fue obligado a jugar en un equipo de mayores junto a jugadores de hasta 38 años. Le pidieron el 30% de lo que pudiera ganar el muchacho para traerlo a Miami y aquí lo pasearon por las estaciones de radio y televisión, donde rehusó criticar a su país.
Un canal de televisión local hasta les pidió a él y su madre que cambiaran el hecho de su salida legal por una travesía en balsa; algo a lo que por supuesto ellos se negaron. La madre contó que siempre inculcó a su hijo que más importante que el dinero era poner a un estadio de pie. Y eso puede confirmarlo José Ariel Contreras, quien dinero, habrá ganado, pero nunca más ha recibido un aplauso, nunca más le han pedido un autógrafo, nunca más ha sentido jugar béisbol como lo sintió jugando en Cuba. Aplausos honores que nunca le faltarán a su coterráneo, y compañero de equipo, Pedro Luis Lazo.
viernes, 9 de marzo de 2012
La Fábrica del Arte de X Alfonso: Peace and Love
Hoy y mañana estará la Fábrica del Arte de X Alfonso en la Fortaleza de La Cabaña, con el espectáculo Peace and Love, que incluye a artistas, algunos extranjeros, de la danza, la música y las artes plásticas. En el concierto estarían intérpretes tan reconocidos como Carlos Varela, Síntesis e Interactivo, entre otros. En el No. 45 de La Calle del Medio aparece una entrevista en exclusiva con este singular creador, y fuimos invitados para distribuir los ejemplares durante su concierto. (E. U. G.)
En la Fortaleza de la Cabaña, X Alfonso reunió a un numeroso grupo de tatuadores que dejaron en la piel de sus clientes nuevas marcas de arte.
En otros salones, se exponían obras de diferentes creadores: lienzos, fotos, pequeñas esculturas.
X Alfonso y yo, antes del concierto.