Fidel Díaz
Tomado de su blog El Diablo Ilustrado
Niña traviesa, enamorada, caprichosa que nació un 30 de diciembre pero a capricho lo celebraba el 31; le gustaba más, era el día que daba paso a lo nuevo, al futuro. Así que ahora mismo estará celebrando sus 90. De sencillez martiana; supo siempre que dar, que darse, es la única manera de ser feliz; así que se entregó a todos, a los más allegados, que eran todos los seres de la tierra: su familia fue su patria, su patria era su América Nuestra, su América contenía el
universo.
Audaz hasta la temeridad, pues vivía convencida que a ella nunca le iba pasar nada; podrían ir a buscarla los más bárbaros esbirros de la tiranía, esos que la rastreaban como perros de caza; no en pocas ocasiones hasta dieron con ella, le ladraron, la olfatearon, pero nunca se atrevieron a morderla; por esa luz que la protegía. Una luz que ella ayudaba con su imaginación creativa, con sus dotes histriónicas, ya fuera un disfraz, o una frase ingeniosa, que
confundía, amedrentaba o contenía a aquellos pobres perros sedientos de sangre. Nada le pasaría. No era misterio, ni religión, ella sabía que no le iba a pasar nunca nada; y llevaba esa invulnerabilidad, no como una suerte, sino como una pena, se sabía condenada a testigo, a tragar los dolores más extremos; no le pasaría nunca nada mientras a su alrededor la suerte era inversa. Tuvo que soportar la tortura, el asesinato en sus cuerpos de otros, más queridos que el suyo: su novio Boris, su hermano Abel, y todos los amados hermanos, aquellos muchachos que dejaron la casa para tomar por asalto la dignidad de un pueblo. Tantos fueron cayendo y ella estrechándolos a todos desde el dolor callado, desafiante, conservándolos vivos convirtiéndolos en obras para al menos rozar tanto sueño truncado.
Nunca le pasaría nada, ninguna bala, de las tantas que silbaron a su alrededor, le iba a dar, ella lo sabía, la única posible tendría que salir por voluntad propia, y así fue cuando no pudo albergar más dolor comprimido; solo grandes tareas retrasaron el disparo; imprimir la Historia me absolverá, ayudar a Fidel y los otros hermanos a salir del presidio, cumplir el sueño de los que cayeron, unir a la América en su Casa. Allí logró el hogar que soñara Martí, las culturas genuinas de los pueblos, sus cantos, sus poemas, sus pinturas, sus danzas, su literatura, sus películas... el arte de los pueblos, la integración de la América Nuestra tuvo su primera concreción allí en la Casa que fundó Yeyé, esa Haydee Santamaría que supo siempre que nada le pasaría. Tal vez en un instante se equivocó pensando que ya no era
imprescindible, y dejó que el peso de sus tantos y hermosos muertos se le desbordara dentro. Como sabía que nada le iba a pasar, que su pecho no estallaría, se llevó la pistola a la sien, y disparó la única bala posible.
La siempreviva
Ayer, 30 de diciembre de 2013, los amigos le celebraron el cumpleaños 90, allí en su Casa de las Américas; ella reapareció entonces en una nueva Haydee, de apellido Arango, que vertió nuevas luces, como fruto de aquel hogar tan martiano que ella sembró. De tener razón los que creen que tras la muerte uno se mantiene de alguna manera escondido por ahí, estaría mirándonos Yeyé con cara de pícara diciendo: “No se los dije que a mí no me pasaría nada”.
Silvio Rodríguez, cantó la “Canción al elegido” texto que Haydee le sopló en aquellos días en que cubría con su manto protector a aquellos trovadores de apenas 20 años; allá en Casa o en su casa, jugaba con ellos, les hacía cuentos y bromas, entre los que latía la historia de aquellos muchachitos que asaltaron el Moncada, que se jugaron la vida
en la clandestinidad o en la sierra; pero ella no era la heroína hablando, era la novia, la amiga que les contaba a aquellos trovadores la existencia enamorada, natural, de aquellos que murieron, cual si los trajera vivos, a compartir de tú a tú con estos de ahora que combatían por similares sueños, ahora con guitarras.
Luego los poetas, Fina García Marrúz, Nancy Morejón, Pablo Armando Fernández, y Roberto Fernández Retamar, dijeron sus poemas a Haydee, en una sala Che Guevara, repleta de amigos que la amaron, compañeros que compartieron sus días y muchos jóvenes que toman destellos de las luces que dejó esparcidas. Estremecedor el silencio conmocionado que flotaba entre los versos, cual si la homenajeada nos estuviera observando. De ahí salimos hacia la Galería Mariano donde se inauguró la exposición fotográfica con gigantografías de Haydee en diversos momentos de su vida: la clásica en la que aparece junto a Melba, tras las rejas de la prisión después del Asalto al Moncada, una en la que pareciera buscar refugio en el pecho de Fidel, otra en la Sierra con su fusil al hombro, otra en una tribuna, en un acto en la que Frank País parece estar a su lado, otra muy tierna junto a sus niños, otra en Casa de las Américas rozando acaso su mano con la del gran cantor chileno Víctor Jara, y la clásica en su despacho ante la pintura del Martí de Abela: está Haydee de pie, apoyada en una silla. Allí en la exposición, colocaron la silla original y el cuadro de la foto: otra prueba más de que a ella eternamente no le pasaría nada.
Quiero celebrar la eterna presencia de Haydee Santamaría, en su noventa cumpleaños, y despedir mi año, con ella, asumiendo sus amores caídos, su Casa Latinoamericana, su trova acunada, que nos protege poéticamente el alma. Brindo en su cumpleaños con uno de los tantos poemas que surgieron en todo el mundo por ella, el de Fina García
Marrúz y esa carta que elevó a los cielos, Yeyé, como grito de rabia y dolor desesperado, cuando supo de la muerte del Che. En ese texto, como en ningún otro, se nos muestra esa Haydee profunda, poética, desgarrada, enamorada, sencilla, martiana, intensa y entregada a la obra de la revolución, que es la obra humanista que ensanchó cada hora
suya, la única razón por la que retardó todo lo que pudo soportar, su adiós a la vida.
A una heroína de la Patria
Fina García Marruz
Pónganle a la suicida una hoja en la sien,
una siempreviva en el hueco del cuello.
Cúbranla con flores, como a Ofelia.
Los que la amaron se han quedado huérfanos.
Cúbranla con la ternura de las lágrimas.
Vuélvanse rocío que refresque su duelo.
Y si la piedad de las flores no bastase
díganle al oído que todo ha sido un sueño.
Ríndanle honores como a una valiente
que perdió sólo su última batalla.
No se quede en su hora inconsolable.
Sus hechos, no vayan al olvido de la yerba.
Que sean recogidos, uno a uno,
allí donde la luz no olvida a sus guerreros.
Ríndanle honores como a una valiente
que perdió sólo su última batalla.
(1980)
Hasta la victoria siempre, Che querido
Carta de Haydee Santamaría al Che Guevara, escrita después del asesinato del Che en Bolivia.
Che: ¿dónde te puedo escribir? Me dirás que a cualquier parte, a un minero boliviano, a una madre peruana, al guerrillero que está o no está pero estará. Todo esto lo sé, Che, tú mismo me lo enseñaste, y además esta carta no sería para ti. Cómo decirte que nunca había llorado tanto desde la noche en que mataron a Frank, y eso que esta vez no lo creía. Todos estaban seguros, y yo decía: no es posible, una bala no puede terminar el infinito, Fidel y tú tienen que vivir, si ustedes no viven, cómo vivir. Hace catorce años veo morir a seres tan inmensamente queridos, que hoy me siento cansada de vivir, creo que ya he vivido demasiado, el sol no lo veo tan bello, la palma, no siento placer en verla; a veces, como ahora, a pesar de gustarme tanto la vida, que por esas dos cosas vale la pena abrir los ojos cada mañana, siento deseos de tenerlos cerrados como ellos, como tú. Cómo puede ser cierto, este continente no merece eso; con tus ojos abiertos, América Latina tenía su camino pronto. Che, lo único que pudo consolarme es haber ido, pero no fui, junto a Fidel estoy, he hecho siempre lo que él desee que yo haga. ¿Te acuerdas?, me lo prometiste en la Sierra, me dijiste: no extrañarás el café, tendremos mate. No tenías fronteras, pero me prometiste que me llamarías cuando fuera en tu Argentina, y cómo lo esperaba, sabía bien que lo cumplirías. Ya no puede ser, no pudiste, no pude. Fidel lo dijo, tiene que ser verdad, qué tristeza. No podía decir “Che”, tomaba fuerzas y decía “Ernesto Guevara”, así se lo comunicaba al pueblo, a tu pueblo. Qué tristeza tan profunda, lloraba por el pueblo, por Fidel, por ti, porque ya no puedo. Después, en la velada, este gran pueblo no sabía qué grados te pondría Fidel. Te los puso: artista. Yo pensaba que todos los grados eran pocos, chicos, y Fidel, como siempre, encontró los verdaderos: todo lo que creaste fue perfecto, pero hiciste una creación única, te hiciste a ti mismo, demostraste cómo es posible ese hombre nuevo, todos veríamos así que ese hombre nuevo es la realidad, porque existe, eres tú. Qué más puedo decirte, Che. Si supiera, como tú, decir las cosas. De todas maneras, una vez me escribiste: “Veo que te has convertido en una literata con dominio de la síntesis, pero te confieso que como más me gustas es en un día de año nuevo, con todos los fusibles disparados y tirando cañonazos a la redonda. Esa imagen y la de la Sierra (hasta nuestras peleas de aquellos días me son gratas en el recuerdo) son las que llevaré de ti para uso propio”. Por eso no podré escribir nunca nada de ti y tendrás siempre ese recuerdo.
Hasta la victoria siempre, Che querido.
Haydee
La Isla Desconocida navega en pos de sí misma, la utopía en pos de la utopía, buscándose y hallándose siempre a medias, en mares cercanos a los dominios reales.
martes, 31 de diciembre de 2013
2013: un balance provisorio
Atilio A. Boron
El año que termina fue pródigo en acontecimientos que dejaron profundas huellas en el sistema internacional. A la hora de reseñarlos la mirada del analista siempre es situada; no existe una observación que pueda independizarse de los condicionamientos que la geografía y el tiempo histórico ejercen sobre el observador. Nuestra mirada, desde el “aquí y ahora” de Nuestra América, seguramente será diferente de la que pueda tener alguien situado en Europa, Asia o África.
Hecha esta necesaria salvedad metodológica previa digamos que el acontecimiento más trascendente que marca con tristeza el año que finaliza fue la muerte del Comandante Hugo Chávez Frías. El líder bolivariano fue una verdadera fuerza de la naturaleza: un huracán que con su fervor antiimperialista, su visión estratégica de la lucha que debía librarse contra el imperio y su incansable protagonismo reconfiguró decisivamente el mapa sociopolítico del área. Chávez fue el gran mariscal de la batalla del ALCA, derrotando al principal proyecto de Estados Unidos para completar el sometimiento de América Latina y el Caribe a sus intereses. Y fue también el hombre que llenó de propuestas lo que hasta su irrupción en la vida política de la región era una agradable pero inofensiva retórica latinoamericanista, huérfana de contenidos concretos. Para Chávez esta tenía que ser una convocatoria a la unidad de América Latina y el Caribe, unidad y no tan sólo integración; debía ser, tras las huellas de la Revolución Cubana, el ámbito de creación de un internacionalismo solidario que se traduciría en proyectos concretos como el Banco del Sur, Petrocaribe, TeleSUR, UNASUR y la CELAC, entre tantos otros. Su muerte, en circunstancias que aún no han sido aclaradas, llenó de júbilo al imperialismo y sus aliados, pensando que con ella se acabaría el chavismo. Sin embargo, y esta es una de las notas más positivas del año, la desaparición física de Chávez no impidió que el chavismo volviera a triunfar en las elecciones presidenciales del 14 de Abril -consagrando a Nicolás Maduro como presidente- y nuevamente, por una rotunda diferencia de más de un millón de votos, sobre la coalición opositora en las municipales del 8 de Diciembre. Parece que tendremos Chávez para rato.
Otra noticia muy importante fue la sorpresiva elevación del Cardenal Jorge Bergoglio al papado. Personaje complejo, la consagración de este jesuita motivó un áspero debate que está lejos de apagarse en la Argentina. Jerarca de una iglesia que fue cómplice de todos los crímenes de la dictadura, hay quienes lo fustigan por sus actitudes tibias y ambivalentes, sobre todo si se las compara con las que tuvieron otros obispos como los monseñores Enrique Angelelli –que pagó con su vida su osadía-, Jaime de Nevares, Jorge Novak o Miguel Hesayne. Esta sinuosidad de su conducta, síntoma de lo que Antonio Gramsci definiera como “jesuitismo”, explica las razones por las que junto a sus críticos emergiera desde las filas de la izquierda, los derechos humanos y la teología de la liberación un fogoso contingente de defensores de Francisco prestos a señalar las formas sigilosas con las que el por entonces provincial de los jesuitas protegía a su rebaño. Más allá de este irresuelto debate, los temores que muchos tenían en el sentido de que Francisco pudiera convertirse en una ominosa re-encarnación de Juan Pablo II (quien junto a Ronald Reagan y Margaret Thatcher conformara el más formidable tridente reaccionario del siglo veinte) hasta ahora han demostrado ser injustificados. Es más, cierto cambio en el léxico del Pontífice (como por ejemplo hablar de la “Patria Grande” en ocasión de la visita de Cristina Fernández de Kirchner al Vaticano) o su insistente “opción por los pobres” demuestran que ha percibido con fino olfato los datos de este “cambio de época” y que Venezuela no es Polonia, ni Ecuador Checoslovaquia. Si aquellos gobiernos de Europa Oriental sucumbieron ante la arremetida que convergía desde el Vaticano, Washington y Londres fue porque su déficit de legitimidad los tornaba altamente vulnerables. Bien distinta es la situación de los gobiernos de izquierda en Sudamérica, donde Bolivia, Ecuador y Venezuela cuentan con una legitimidad popular incomparablemente superior a la que jamás gozaron sus supuestas contrapartes europeas. En pocas palabras: el Vaticano no ignora que los cambios acaecidos en Latinoamérica y el Caribe desde los albores del siglo veintiuno ya no tienen vuelta atrás. En El 18 Brumario de Luis Bonaparte Marx evoca la intervención del Cardenal Pierre d'Ailly en el Concilio de Constanza (1414-1418) cuando ante las quejas de los puritanos por la vida licenciosa de los papas respondiera con voz tonante “¡Cuando sólo el demonio en persona puede salvar a la Iglesia católica, vosotros pedís ángeles!” La situación actual de la Iglesia es mucho peor que la que tanto preocupara a d’Ailly: interminable hemorragia de la feligresía, escándalos por pederastia, millonarios juicios de las víctimas y bancarrota de las iglesias abrumadas por el pago de enormes indemnizaciones, manejos mafiosos del banco del Vaticano, el papel de la mujer en la Iglesia y el cuestionamiento cada vez más militante del celibato sacerdotal configuran una agenda que difícilmente le dejen tiempo a Francisco para organizar la dispersa y confusa derecha latinoamericana, suponiendo que quisiera hacerlo. Pero para eso está “la embajada.”
Otro acontecimiento de gran trascendencia fue la re-emergencia de Rusia como un principal actor de la política mundial. La Unión Soviética lo había sido en el casi medio siglo transcurrido desde finales de la Segunda Guerra Mundial. El “orden bipolar” de la época le asignaba un protagonismo fundamental, pero cuando se produjo el hundimiento de la URSS en 1991-92 el estado sucesor, Rusia, quedó completamente marginado de los principales escenarios de la política internacional. Esto dio pie a que algunos publicistas del imperio se solazaran con la ilusión de que allí comenzaba el “nuevo siglo (norte)americano” y no ahorraron descalificaciones humillantes, incluso algunas de tono racista, en contra de los rusos, como Vladimir Putin se encarga de recordar una y otra vez. El sueño del “nuevo siglo americano” duró muy poco y con los atentados del 11-S se convirtió en una insoportable pesadilla. Rusia, que nunca había dejado de ser una potencia atómica –nimiedad olvidada por los apologistas del “nuevo orden mundial” alentado por George Bush padre- y que venía acumulando fuerzas desde comienzos del siglo, irrumpió abruptamente en el escenario mundial otorgándole asilo político nada menos que a Edward Snowden, el enemigo público número uno de Washington y, después, torciéndole el brazo a Barack Obama y su escudero, John Kerry, haciéndoles abortar sus planes de bombardear Siria. Por si lo anterior fuera poco, su claro apoyo a Teherán aventó también un desenlace bélico por la cuestión del programa nuclear iraní, en una crisis alentada hasta el paroxismo por el régimen israelí y sus impresentables compinches en el área, especialmente Arabia Saudita. Con tres gestos Moscú demostró que las bravuconadas de Washington carecían de sustancia real y podían ser neutralizadas en beneficio de la paz y el imperio del derecho internacional.
La impetuosa re-emergencia de Rusia sumada a la ya consolidada gravitación de China en la economía y la política mundiales terminó por cristalizar significativas modificaciones en el gran tablero geopolítico internacional. Cambios éstos que favorecen los proyectos emancipatorios de Nuestra América porque el derrumbe del unipolarismo norteamericano y la acelerada –y por lo que parece, irreversible- edificación de una estructura multipolar de poder mundial abre nuevos e inéditos márgenes de maniobra para los países de América Latina y el Caribe, tradicionalmente sometidos al yugo estadounidense. Al evidente debilitamiento del poderío global de los Estados Unidos -reconocido nada menos que por el más significativo intelectual del imperio, Zbigniew Brzezinski- y del cual el cierre de sus oficinas gubernamentales por dos semanas es apenas uno de sus muchos síntomas se le suma el agotamiento del proyecto europeo, sacrificado en el altar de la banca alemana, todo lo cual hace del mundo un espacio mucho más abierto e indeterminado cuyos resquicios y contradicciones ofrecen una magnífica oportunidad para que los pueblos de Nuestra América avancen resueltamente hacia la conquista de su segunda y definitiva independencia.
Por supuesto, en el 2013 pasaron muchas otras cosas, imposibles de examinar en detalle aquí. Permítasenos simplemente mencionar la importancia de los diálogos de paz entre el gobierno de Juan M. Santos y las FARC, alentados por el clamor popular que en Colombia exige el fin del conflicto armado y las expectativas en torno a las elecciones presidenciales de Mayo del 2014; la crisis domínico-haitiana, desatada por las racistas normas denegatorias de la nacionalidad a los hijos de haitianos nacidos en la República Dominicana; las elecciones del pasado 27 de Octubre en Argentina, sembrando de dudas la continuidad del proceso abierto en el 2003; el triunfo de Michelle Bachelet, regresando a la presidencia de un Chile desquiciado por el holocausto social del neoliberalismo; la persistencia y profundización de la crisis en México, a veinte años del “grito” de los Zapatistas en Chiapas; la vigorosa e inesperada irrupción de grandes manifestaciones de masas en Brasil, a poco más de un año de las presidenciales de Octubre de 2014, conmoviendo la estolidez de un orden social profundamente injusto y rabiosamente oligárquico; la aplastante victoria de la Alianza País en las elecciones legislativas del Ecuador, que le permitieron a Rafael Correa obtener una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional; la lenta pero irreversible implementación de los nuevos “lineamientos” en la economía cubana, orientados a actualizar y fortalecer los fundamentos materiales de la Revolución; la consolidación del liderazgo de Evo Morales en Bolivia, de cara a las elecciones del próximo Octubre; la integración plena de Venezuela al Mercosur, ya con el voto favorable del Senado paraguayo, y la valerosa resistencia de los pueblos ante los estragos de la gran minería a cielo abierto, el “fracking” y el auge del agronegocio monoproductor (soja, caña de azúcar, palma africana, etcétera) son datos que también marcaron la agenda del año que finaliza y que merecerían un análisis detallado que no podemos hacer aquí. A lo anterior hay que agregar la continuación de la agresión imperialista y la guerra civil en Siria, donde Al Qaida, con la bendición y el apoyo de la Casa Blanca (perdón, ¿no había sido esta organización la que tramó y ejecutó el atentado del 11-S?) lucha codo a codo con los mercenarios sauditas, yemenitas e israelíes que procuran acabar con el régimen de Bashar al-Assad; tomar también nota del golpe militar pro-norteamericano en Egipto, en contra del gobierno de Mohammed Morsi y la Hermandad Musulmana, no suficientemente pro-norteamericano según el gusto de Washington; la intervención armada de tropas francesas en Mali para contener a los fundamentalistas islámicos aliados de Al Qaida (¡a la vez que París apoya a esta organización en Siria y François Hollande se ofrece impúdicamente a colaborar con Estados Unidos en el bombardeo de ese sufrido país!) y, finalmente, la muerte de Nelson Mandela, comunista de toda su vida que liquidó el “apartheid” sudafricano utilizando, según las circunstancias y el momento histórico, tácticas violentas y pacíficas, siendo por eso incorporado a una lista de “terroristas” por Estados Unidos hasta Julio del 2008. Después de su muerte Mandela tuvo que resistir una tremenda operación mediática que se quiso apropiar de su memoria y presentarlo como un ingenuo y conciliador pacifista, un “adorador de la legalidad” de un estado racista y ocultando groseramente los datos históricos que jalonan su impresionante biografía de lucha por todos los medios que fueran idóneos para el éxito de su empresa liberadora.
Para concluir, hoy, ya en vísperas del 2014, debemos celebrar con inmensa alegría el 55º aniversario del triunfo de la Revolución Cubana -un acontecimiento “histórico-universal”, como seguramente lo hubiera caracterizado el viejo Hegel- que inauguró una nueva era en la lucha de los pueblos de América Latina y el Caribe, África y Asia por su definitiva emancipación. Una Cuba que resiste y resistirá cuanto bloqueos y sabotajes le aplique Estados Unidos, y que demuestra cada día, cada hora, que el imperialismo no es invencible y que puede ser derrotado. Por eso su papel en los procesos de liberación de los pueblos del tercer mundo coloca a la isla caribeña en un sitial semejante al que Francia supo ocupar, luego de la Revolución Francesa, como el faro orientador de quienes luchaban por sacudirse el yugo del absolutismo dinástico. Cuba es la Francia de nuestros días y tiene todo el derecho del mundo para celebrar con alegría un nuevo aniversario de la triunfal jornada del 1º de Enero de 1959. ¡Salud Cuba, y hasta la victoria siempre!
El año que termina fue pródigo en acontecimientos que dejaron profundas huellas en el sistema internacional. A la hora de reseñarlos la mirada del analista siempre es situada; no existe una observación que pueda independizarse de los condicionamientos que la geografía y el tiempo histórico ejercen sobre el observador. Nuestra mirada, desde el “aquí y ahora” de Nuestra América, seguramente será diferente de la que pueda tener alguien situado en Europa, Asia o África.
Hecha esta necesaria salvedad metodológica previa digamos que el acontecimiento más trascendente que marca con tristeza el año que finaliza fue la muerte del Comandante Hugo Chávez Frías. El líder bolivariano fue una verdadera fuerza de la naturaleza: un huracán que con su fervor antiimperialista, su visión estratégica de la lucha que debía librarse contra el imperio y su incansable protagonismo reconfiguró decisivamente el mapa sociopolítico del área. Chávez fue el gran mariscal de la batalla del ALCA, derrotando al principal proyecto de Estados Unidos para completar el sometimiento de América Latina y el Caribe a sus intereses. Y fue también el hombre que llenó de propuestas lo que hasta su irrupción en la vida política de la región era una agradable pero inofensiva retórica latinoamericanista, huérfana de contenidos concretos. Para Chávez esta tenía que ser una convocatoria a la unidad de América Latina y el Caribe, unidad y no tan sólo integración; debía ser, tras las huellas de la Revolución Cubana, el ámbito de creación de un internacionalismo solidario que se traduciría en proyectos concretos como el Banco del Sur, Petrocaribe, TeleSUR, UNASUR y la CELAC, entre tantos otros. Su muerte, en circunstancias que aún no han sido aclaradas, llenó de júbilo al imperialismo y sus aliados, pensando que con ella se acabaría el chavismo. Sin embargo, y esta es una de las notas más positivas del año, la desaparición física de Chávez no impidió que el chavismo volviera a triunfar en las elecciones presidenciales del 14 de Abril -consagrando a Nicolás Maduro como presidente- y nuevamente, por una rotunda diferencia de más de un millón de votos, sobre la coalición opositora en las municipales del 8 de Diciembre. Parece que tendremos Chávez para rato.
Otra noticia muy importante fue la sorpresiva elevación del Cardenal Jorge Bergoglio al papado. Personaje complejo, la consagración de este jesuita motivó un áspero debate que está lejos de apagarse en la Argentina. Jerarca de una iglesia que fue cómplice de todos los crímenes de la dictadura, hay quienes lo fustigan por sus actitudes tibias y ambivalentes, sobre todo si se las compara con las que tuvieron otros obispos como los monseñores Enrique Angelelli –que pagó con su vida su osadía-, Jaime de Nevares, Jorge Novak o Miguel Hesayne. Esta sinuosidad de su conducta, síntoma de lo que Antonio Gramsci definiera como “jesuitismo”, explica las razones por las que junto a sus críticos emergiera desde las filas de la izquierda, los derechos humanos y la teología de la liberación un fogoso contingente de defensores de Francisco prestos a señalar las formas sigilosas con las que el por entonces provincial de los jesuitas protegía a su rebaño. Más allá de este irresuelto debate, los temores que muchos tenían en el sentido de que Francisco pudiera convertirse en una ominosa re-encarnación de Juan Pablo II (quien junto a Ronald Reagan y Margaret Thatcher conformara el más formidable tridente reaccionario del siglo veinte) hasta ahora han demostrado ser injustificados. Es más, cierto cambio en el léxico del Pontífice (como por ejemplo hablar de la “Patria Grande” en ocasión de la visita de Cristina Fernández de Kirchner al Vaticano) o su insistente “opción por los pobres” demuestran que ha percibido con fino olfato los datos de este “cambio de época” y que Venezuela no es Polonia, ni Ecuador Checoslovaquia. Si aquellos gobiernos de Europa Oriental sucumbieron ante la arremetida que convergía desde el Vaticano, Washington y Londres fue porque su déficit de legitimidad los tornaba altamente vulnerables. Bien distinta es la situación de los gobiernos de izquierda en Sudamérica, donde Bolivia, Ecuador y Venezuela cuentan con una legitimidad popular incomparablemente superior a la que jamás gozaron sus supuestas contrapartes europeas. En pocas palabras: el Vaticano no ignora que los cambios acaecidos en Latinoamérica y el Caribe desde los albores del siglo veintiuno ya no tienen vuelta atrás. En El 18 Brumario de Luis Bonaparte Marx evoca la intervención del Cardenal Pierre d'Ailly en el Concilio de Constanza (1414-1418) cuando ante las quejas de los puritanos por la vida licenciosa de los papas respondiera con voz tonante “¡Cuando sólo el demonio en persona puede salvar a la Iglesia católica, vosotros pedís ángeles!” La situación actual de la Iglesia es mucho peor que la que tanto preocupara a d’Ailly: interminable hemorragia de la feligresía, escándalos por pederastia, millonarios juicios de las víctimas y bancarrota de las iglesias abrumadas por el pago de enormes indemnizaciones, manejos mafiosos del banco del Vaticano, el papel de la mujer en la Iglesia y el cuestionamiento cada vez más militante del celibato sacerdotal configuran una agenda que difícilmente le dejen tiempo a Francisco para organizar la dispersa y confusa derecha latinoamericana, suponiendo que quisiera hacerlo. Pero para eso está “la embajada.”
Otro acontecimiento de gran trascendencia fue la re-emergencia de Rusia como un principal actor de la política mundial. La Unión Soviética lo había sido en el casi medio siglo transcurrido desde finales de la Segunda Guerra Mundial. El “orden bipolar” de la época le asignaba un protagonismo fundamental, pero cuando se produjo el hundimiento de la URSS en 1991-92 el estado sucesor, Rusia, quedó completamente marginado de los principales escenarios de la política internacional. Esto dio pie a que algunos publicistas del imperio se solazaran con la ilusión de que allí comenzaba el “nuevo siglo (norte)americano” y no ahorraron descalificaciones humillantes, incluso algunas de tono racista, en contra de los rusos, como Vladimir Putin se encarga de recordar una y otra vez. El sueño del “nuevo siglo americano” duró muy poco y con los atentados del 11-S se convirtió en una insoportable pesadilla. Rusia, que nunca había dejado de ser una potencia atómica –nimiedad olvidada por los apologistas del “nuevo orden mundial” alentado por George Bush padre- y que venía acumulando fuerzas desde comienzos del siglo, irrumpió abruptamente en el escenario mundial otorgándole asilo político nada menos que a Edward Snowden, el enemigo público número uno de Washington y, después, torciéndole el brazo a Barack Obama y su escudero, John Kerry, haciéndoles abortar sus planes de bombardear Siria. Por si lo anterior fuera poco, su claro apoyo a Teherán aventó también un desenlace bélico por la cuestión del programa nuclear iraní, en una crisis alentada hasta el paroxismo por el régimen israelí y sus impresentables compinches en el área, especialmente Arabia Saudita. Con tres gestos Moscú demostró que las bravuconadas de Washington carecían de sustancia real y podían ser neutralizadas en beneficio de la paz y el imperio del derecho internacional.
La impetuosa re-emergencia de Rusia sumada a la ya consolidada gravitación de China en la economía y la política mundiales terminó por cristalizar significativas modificaciones en el gran tablero geopolítico internacional. Cambios éstos que favorecen los proyectos emancipatorios de Nuestra América porque el derrumbe del unipolarismo norteamericano y la acelerada –y por lo que parece, irreversible- edificación de una estructura multipolar de poder mundial abre nuevos e inéditos márgenes de maniobra para los países de América Latina y el Caribe, tradicionalmente sometidos al yugo estadounidense. Al evidente debilitamiento del poderío global de los Estados Unidos -reconocido nada menos que por el más significativo intelectual del imperio, Zbigniew Brzezinski- y del cual el cierre de sus oficinas gubernamentales por dos semanas es apenas uno de sus muchos síntomas se le suma el agotamiento del proyecto europeo, sacrificado en el altar de la banca alemana, todo lo cual hace del mundo un espacio mucho más abierto e indeterminado cuyos resquicios y contradicciones ofrecen una magnífica oportunidad para que los pueblos de Nuestra América avancen resueltamente hacia la conquista de su segunda y definitiva independencia.
Por supuesto, en el 2013 pasaron muchas otras cosas, imposibles de examinar en detalle aquí. Permítasenos simplemente mencionar la importancia de los diálogos de paz entre el gobierno de Juan M. Santos y las FARC, alentados por el clamor popular que en Colombia exige el fin del conflicto armado y las expectativas en torno a las elecciones presidenciales de Mayo del 2014; la crisis domínico-haitiana, desatada por las racistas normas denegatorias de la nacionalidad a los hijos de haitianos nacidos en la República Dominicana; las elecciones del pasado 27 de Octubre en Argentina, sembrando de dudas la continuidad del proceso abierto en el 2003; el triunfo de Michelle Bachelet, regresando a la presidencia de un Chile desquiciado por el holocausto social del neoliberalismo; la persistencia y profundización de la crisis en México, a veinte años del “grito” de los Zapatistas en Chiapas; la vigorosa e inesperada irrupción de grandes manifestaciones de masas en Brasil, a poco más de un año de las presidenciales de Octubre de 2014, conmoviendo la estolidez de un orden social profundamente injusto y rabiosamente oligárquico; la aplastante victoria de la Alianza País en las elecciones legislativas del Ecuador, que le permitieron a Rafael Correa obtener una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional; la lenta pero irreversible implementación de los nuevos “lineamientos” en la economía cubana, orientados a actualizar y fortalecer los fundamentos materiales de la Revolución; la consolidación del liderazgo de Evo Morales en Bolivia, de cara a las elecciones del próximo Octubre; la integración plena de Venezuela al Mercosur, ya con el voto favorable del Senado paraguayo, y la valerosa resistencia de los pueblos ante los estragos de la gran minería a cielo abierto, el “fracking” y el auge del agronegocio monoproductor (soja, caña de azúcar, palma africana, etcétera) son datos que también marcaron la agenda del año que finaliza y que merecerían un análisis detallado que no podemos hacer aquí. A lo anterior hay que agregar la continuación de la agresión imperialista y la guerra civil en Siria, donde Al Qaida, con la bendición y el apoyo de la Casa Blanca (perdón, ¿no había sido esta organización la que tramó y ejecutó el atentado del 11-S?) lucha codo a codo con los mercenarios sauditas, yemenitas e israelíes que procuran acabar con el régimen de Bashar al-Assad; tomar también nota del golpe militar pro-norteamericano en Egipto, en contra del gobierno de Mohammed Morsi y la Hermandad Musulmana, no suficientemente pro-norteamericano según el gusto de Washington; la intervención armada de tropas francesas en Mali para contener a los fundamentalistas islámicos aliados de Al Qaida (¡a la vez que París apoya a esta organización en Siria y François Hollande se ofrece impúdicamente a colaborar con Estados Unidos en el bombardeo de ese sufrido país!) y, finalmente, la muerte de Nelson Mandela, comunista de toda su vida que liquidó el “apartheid” sudafricano utilizando, según las circunstancias y el momento histórico, tácticas violentas y pacíficas, siendo por eso incorporado a una lista de “terroristas” por Estados Unidos hasta Julio del 2008. Después de su muerte Mandela tuvo que resistir una tremenda operación mediática que se quiso apropiar de su memoria y presentarlo como un ingenuo y conciliador pacifista, un “adorador de la legalidad” de un estado racista y ocultando groseramente los datos históricos que jalonan su impresionante biografía de lucha por todos los medios que fueran idóneos para el éxito de su empresa liberadora.
Para concluir, hoy, ya en vísperas del 2014, debemos celebrar con inmensa alegría el 55º aniversario del triunfo de la Revolución Cubana -un acontecimiento “histórico-universal”, como seguramente lo hubiera caracterizado el viejo Hegel- que inauguró una nueva era en la lucha de los pueblos de América Latina y el Caribe, África y Asia por su definitiva emancipación. Una Cuba que resiste y resistirá cuanto bloqueos y sabotajes le aplique Estados Unidos, y que demuestra cada día, cada hora, que el imperialismo no es invencible y que puede ser derrotado. Por eso su papel en los procesos de liberación de los pueblos del tercer mundo coloca a la isla caribeña en un sitial semejante al que Francia supo ocupar, luego de la Revolución Francesa, como el faro orientador de quienes luchaban por sacudirse el yugo del absolutismo dinástico. Cuba es la Francia de nuestros días y tiene todo el derecho del mundo para celebrar con alegría un nuevo aniversario de la triunfal jornada del 1º de Enero de 1959. ¡Salud Cuba, y hasta la victoria siempre!
lunes, 30 de diciembre de 2013
12 noticias importantes 'omitidas' por los principales medios en 2014, según RT
La tragedia de Maalula y huida de los cristianos de Siria, la descomposición de Libia, suicidio de Aaron Swartz, carnicería en Irak, triunfo de WikiLeaks sobre Visa: estas y otras historias han sido ignoradas por los medios de comunicación este año. Maalula se consideró el símbolo de la presencia cristiana en Siria. En septiembre pasado militantes del Frente Al Nusra, vinculado a Al Qaeda, asaltaron la localidad, uno de los centros cristianos más antiguos, donde todavía se habla el arameo, la lengua de Jesucristo. Muchas personas fallecieron, muchas tuvieron que abandonar el lugar y las monjas católicas fueron secuestradas. Los expertos lo califican como parte del mosaico general: de los dos millones de cristianos que vivían en Siria antes de la guerra huyó, como mínimo, la mitad, dijo el canciller ruso, Serguéi Lavrov, a RT.
Irak se ha visto envuelto en un baño de sangre, con más de 9.000 muertos en total, lo que convirtió este año en el más violento del país desde el 2008.
Una huelga de hambre masiva arrancó en Guantánamo en febrero de este año. Alcanzó su máxima cobertura hacia julio, cuando 106 de los 166 prisioneros se negaron a comer. En aquel mes 46 de los participantes de la protesta estaban sometidos a la polémica práctica de alimentarles forzosamente a través de una sonda.
En abril WikiLeaks ganó el caso judicial contra Visa. La empresa debe pagar multas millonarias por su bloqueo financiero del sitio web. Su fundador, Julian Assange, que sigue encerrado en la Embajada de Ecuador en Londres, dijo que la decisión judicial era una victoria sobre el intento de Washington de silenciar al portal líder en materia de filtraciones.
El 29 de marzo, la tubería Pegasus de ExxonMobil estalló cerca de la ciudad de Mayflower, Arkansas, EE.UU., inundando la ciudad con el equivalente a más de 10.000 barriles de petróleo crudo. Casi dos docenas de casas fueron evacuadas tras el accidente.
Miles de manifestantes con máscaras de Guy Fawkes se reunieron en noviembre pasado en 450 lugares en todo el mundo para protestar contra la avaricia corporativa, gobiernos corruptos y la vigilancia.
El 19 de octubre, los activistas de más de 26 países organizaron una protesta global para exigir el fin de "la peligrosa" perforación de gas y petróleo de esquisto mediante el 'fracking'.
El 22 de mayo los agentes del FBI tiroteaban al checheno desarmado, Ibragim Todáshev, durante un interrogatorio. Todáshev era amigo de los supuestos autores del atentado de Boston, los hermanos Tsarnáyev. Junto al hermano mayor, Tamerlán, practicaba artes marciales y boxeo en Massachussets. El FBI sigue tratando de ocultar la muerte debajo de la alfombra, bloquear la autopsia e intimidar a quienes se asociaban con él.
La ira pública contra los productos alimenticios OMG y el gigante Monsanto se convirtió en protestas masivas globales en mayo y octubre pasados. Millones de activistas salieron a la calle en 50 paíse
Aaron Swartz se hizo famoso por ayudar a crear Reddit, Creative Commons y fundar el grupo de activistas Demand Progress. Después de 'hackear' la base de datos JSTOR de las revistas académicas para "liberar la información", Swartz enfrentó 35 años de prisión y se ahorcó en su apartamento de Brooklyn.
Los medios de comunicación han ignorado el procedimiento judicial sobre Bradley Manning, el militar estadounidense que entregó documentos confidenciales gubernamentales a WikiLeaks. Sin embargo, el procedimiento judicial duró tres meses.
Libia ha entrado en caos: de hecho, al país le faltan la administración pública, el Ejército, la Policía y los órganos de seguridad, el Gobierno no puede resolver los problemas sociales y económicos, dijo el vicecanciller de Rusia, Mijaíl Bogdanov, a la agencia Interfax. La impotencia de las autoridades ha provocada el desalojo de la Embajada de Rusia y el asalto del Ministerio de Exteriores del país por militantes armados con AK-47. De hecho, se trata de la descomposición del Estado libio en Tripolitania, Cirenaica y Fezzan, subraya Bogdanov.
El 22 de mayo los agentes del FBI tiroteaban al checheno desarmado, Ibragim Todáshev, durante un interrogatorio. Todáshev era amigo de los supuestos autores del atentado de Boston, los hermanos Tsarnáyev. Junto al hermano mayor, Tamerlán, practicaba artes marciales y boxeo en Massachussets. El FBI sigue tratando de ocultar la muerte debajo de la alfombra, bloquear la autopsia e intimidar a quienes se asociaban con él.
Aaron Swartz se hizo famoso por ayudar a crear Reddit, Creative Commons y fundar el grupo de activistas Demand Progress. Después de 'hackear' la base de datos JSTOR de las revistas académicas para "liberar la información", Swartz enfrentó 35 años de prisión y se ahorcó en su apartamento de Brooklyn.
sábado, 28 de diciembre de 2013
Elogio del panfleto
Un amigo me recomendó la lectura del libro del intelectual venezolano Luis Britto García Elogio del panfleto y de los géneros malditos, Caracas, Fundación para la Cultura y las Artes, 2012. Quiero recomendarlo a otros amigos, y reproduzco como lectura introductoria este breve ensayo que le da título.
Luis Britto García
Vamos hacia la
sociedad sin pecados. Las heterodoxias sexuales ya no son ocultadas, sino
orgullosamente exhibidas. La corrupción no es castigada, sino exaltada como
habilidad. La ignorancia ha dejado de ser vergonzosa: la celebran o la fingen
los analfabetos que no escriben más que para atacar a los intelectuales. La
nueva permisividad sólo rechaza dos categorías de parias: los leprosos y los
panfletarios.
Pero, ¿qué es
el panfleto? Sabemos que no basta la definición del diccionario, que lo
equipara al libelo o al escrito satírico. Quizá estaremos de acuerdo en que el
panfleto es un escrito altamente personal, subjetivo y emocional, que contiene
un ataque violento sin coherente justificación científica o metodológica. Por
antítesis, podemos crear la categoría antagónica del discurso elevado, el cual
sería un mensaje altamente impersonal, objetivo e impasible que elude toda
condena o elogio en aras de la exposición rigurosa de una verdad demostrada en
forma científica. El lector avisado sabe que esta segunda categoría de mensaje
no existe. Las verdades objetivas y absolutas solo habitan en el Cielo, donde
no necesitaremos escribirlas. Pero estamos en la tierra, en el infierno de las
subjetividades. Solo el panfleto es verdad.
¿De dónde,
entonces, la universal condenación del panfleto, el unánime aplauso hacia el
discurso elevado? En un universo donde la única verdad es la subjetividad de
nuestro punto de vista, el discurso elevado permite la única mentira posible:
la ocultación de yo. Para lograrla, su emisor se eleva –es decir, se encarama–
en un parapeto supuestamente impersonal desde donde fulmina condenaciones en
nombre de la Semiología, el Imperativo Categórico, las Buenas Costumbres y todo
aquello que se escribe con mayúsculas. En la medida en que el ataque es más
abstracto, es más irrebatible, porque ¿cómo contestarle a una mayúscula? Sobre
todo porque estas no hablan. Hablan los hombres, los cuales son más minúsculos
mientras se apoyan en mayúsculas.
Tan absoluta es
la regla de la ocultación del yo, que deja en evidencia de inmediato a los
hombres minúsculos que se creen –equivocadamente– dignos de la alta gloria del
panfleto simplemente porque escriben mal. La incapacidad para el panfleto se
demuestra atribuyendo las opiniones propias a otros o absteniéndose de firmar.
De ahí esos lectores del pensamiento que saben que un público estaba disgustado
con un espectáculo porque rompía a aplaudir a cada instante, los tartufos que
denigran por escrito y sin firmar de aquellos a quienes felicitan en persona.
En uno de sus cuentos, Gabriel García Márquez inventó un hotel cuyos clientes
hacían las necesidades en la calle, previa la precaución de enmascararse. El
hombre minúsculo no vacila en arrojar su envidia vulgar mientras esconde lo único
que podría darle un sentido: ese centro de imputación que él ha reducido a un
antifaz, y que es precisamente su yo.
Como corolario
de la regla de ocultación del yo, el autor del discurso elevado trata indefectiblemente
de ocultar su opinión. Para ello sigue dos métodos contrapuestos: en los
trabajos supuestamente científicos, lo sustituye por un conjunto de indicadores
aparentemente objetivos. En los artísticos, lo disimula de manera que opere
sobre el espectador sin que este lo advierta. Ambas astucias son simétricamente
irrisorias. La naturaleza es un caos infinito de indicadores a los cuales solo
presta inteligibilidad una opinión sobre sus relaciones mutuas (toda metodología
no es más que la manera de hacer comunicable una intuición). La necesidad de
que el creador y sus pareceres estén ausentes de la obra de arte ha sido
predicada por Octavio Paz y por Jorge Luis Borges, sin visible desaparición de
sus opiniones de la de ellos mismos. La formulación exacta de este apotegma
predica que el creador debe evitar incorporar sus opiniones a su obra siempre que
sean de izquierda. Pero decir esto sería panfletario, es decir, verdadero.
Desde tal
perspectiva se comprende por qué todos los libros decisivos en la historia de
la humanidad han sido arbitrarios, atrabiliarios, emocionales, contradictorios
y desordenados: en una palabra, panfletarios. Panfletos el Evangelio y el Corán
y el Quijote y el Zaratustra; panfletos el Contrato Social, y el Decreto de
Guerra a Muerte; panfleto, ¿por qué no?, el Manifiesto Comunista, con su
fantasma que recorre Europa, sus parteras de la Historia, sus oprimidos que no
tienen que perder más que sus cadenas. Contra lo que los ingenuos creen,
nuestra izquierda no ha fracasado por panfletaria, sino porque su discurso
cientificista y economicista le ha impedido panfletear un ¿Qué hacer?, un La
historia me absolverá, unas Memorias de un venezolano de la decadencia, una
Guerra de guerrillas o una sola frase retumbante por el estilo de la planta
insolente del extranjero.
Ya no lustramos
zapatos: pulimos textos en los talleres literarios hasta que el charolado nos
deslumbra. Hemos aprendido a no poner los codos en la mesa ni el que galicado
en las oraciones: ya no saldamos las rencillas aldeanas a trompadas, sino con
citas de Todorov y de Bajtin. Por ello, en un país hirviente de temas, tales
como el homicidio político, la censura cultural, la corrupción institucional, y
el destino clausurado, estos siguen siendo preponderantemente objeto del
panfleto. Quizás porque, a fin de cuentas, el panfletario todavía cree en la
palabra. Imagina que sus fulminaciones pesarán en alguna balanza encargada de
restablecer la justicia o compensar la frustración. El panfleto es la voz que
clama en el desierto. El desierto es el discurso elevado.
viernes, 27 de diciembre de 2013
Siete retos para los jóvenes de América Latina
Fernando Martínez Heredia
El tema que me han pedido desarrollar me parece muy procedente, porque junto al conocimiento y la confraternidad entre los participantes, las acciones de solidaridad y demás actividades, estos Festivales son también espacios donde se examinan y debaten cuestiones fundamentales para los jóvenes que trabajan por la creación de un mundo de justicia y libertad para todos.
Quisiera exponer siete desafíos que a mi juicio deben enfrentar los jóvenes de América Latina y el Caribe. Sin dudas hay más retos, y la formulación general no puede tener en cuenta los ámbitos específicos que condicionan la identificación de las realidades, los modos de comprender y sentir, las contradicciones y los conflictos que se enfrentan, los objetivos e instrumentos que se privilegian. Además, seré sintético, como corresponde al tiempo disponible.
Primer reto. Los jóvenes tienen características generales en cuanto tales que no debemos olvidar nunca; ellas siempre son importantes, y pueden llegar a ser decisivas. Pero no existen los jóvenes en general. El primer reto parte de la realidad de que una gran parte de los jóvenes de nuestro continente se enfrentan todos los días al desafío de sobrevivir y encontrar un lugar en el mundo. Padecen hambre o carecen de alimentación suficiente, de servicios de educación y de salud, de empleo, y viven en familias precarias. Saben del trabajo infantil, de la delincuencia de los pobres, la prostitución y el consumo de drogas baratas. Esos jóvenes no están aquí, no conocen lo que hacemos ni nuestros escritos –muchos no podrían leerlos--, ni es probable que les interesen. No suelen votar, porque no sienten suya la política que existe en sus países. Por consiguiente, muchos pueden ser acarreados precisamente por los culpables de la vida que llevan, si les resuelven algunas de sus necesidades perentorias.
El primer reto ante nosotros es romper esa terrible división, que es una de las fuerzas mayores de los enemigos de la Humanidad. Debemos ir a ellos, conocerlos realmente en vez de creer que los representamos, acompañarlos en sus vidas y sus afanes, con el fin de ayudarlos a ser rebeldes y pelear por ideales, ganarnos el derecho a conducirlos en el prolongado y difícil proceso de cambiar sus vidas y las sociedades de explotación, desigualdades, exclusión y opresiones.
Segundo reto. Lograr combinar las tareas y las satisfacciones personales –el amor, el trabajo, el estudio, las inclinaciones particulares-- con intereses cívicos, con la necesidad de conocer el mundo en que vivimos y sus problemas. Darles lugar en nosotros a ideales que hacen crecer las dimensiones humanas y brindan una riqueza personal que trasciende, y lograr gobernar la esfera de los egoísmos. Ir más allá de las reacciones esporádicas ante incidentes y los entusiasmos efímeros.
Tercer reto. Tomar conciencia de las claves fundamentales del sistema capitalista y la manera de vivir que genera, difunde y mantiene. Conocer sus hechos, sus instrumentos, su criminalidad despiadada, su conversión de los individuos en agresores entre sí y en indiferentes ante las desgracias ajenas. Conocer las funciones sociales de dominación que cumplen los atractivos que en realidad posee el capitalismo, y que ese sistema constituye un complejo orgánico, lo cual permitirá situarse mejor ante sus manifestaciones. Salir del control que ejerce su sistema de información, formación de opinión pública, entretenimiento y gustos. Pensar las contradicciones y los conflictos, y buscar sus causas. Pero no basta con conocer: en realidad los sentimientos que concentran energías y fomentan motivaciones, y que desatan actitudes y actuaciones, son tan importantes como las ideas y los conocimientos.
Cuarto reto. Vivir la conciencia que se está adquiriendo como un conjunto de ideales, convicciones e ideas que llevan a la actuación. Reunir las capacidades personales, la necesidad de participar en causas justas, los deseos de goces y satisfacciones, los impulsos de rebeldía, los conocimientos que se adquieren, para integrar con el conjunto a una joven o un joven consciente y rebelde.
Quinto reto. Darles permanencia a esas transformaciones conquistadas y convertirlas en guía de los juicios y motor de la actividad, tanto de la vida cotidiana como de las jornadas trascendentes. Es decir, aprender a luchar y a ser militante revolucionario.
Sexto reto. Poner una gran parte de sus esfuerzos, capacidades y sentimientos dentro del cauce de un colectivo, lo que implica ceder una parte del albedrío y de la libertad del individuo, al mismo tiempo que puede crear un instrumento organizativo que multiplique las fuerzas y las cualidades de cada uno y las posibilidades de victoria. Las organizaciones revolucionarias no son una panacea: sus realidades y su historia lo muestran claramente. Por eso, precisamente, no temer a entrar en ellas constituye un reto para los jóvenes revolucionarios, y aún mayor es el reto de no estar dentro de ellas para perder cualidades y asumir rituales vacíos, sino para contribuir a transformarlas en nuevas organizaciones capaces de ser realmente revolucionarias. El desafío está en comprender que la organización y la política son indispensables, y a partir de esa comprensión y la actuación consecuente inventar nuevas formas revolucionarias eficaces de hacer política.
Séptimo reto. Practicar la solidaridad como ley primera de los intercambios humanos y las relaciones sociales. Al actuar y pensar en política, el contenido concreto del medio en que cada uno viva y se mueva serán determinantes, y por consiguiente debe ser priorizado. Pero no podemos olvidar en ningún momento las cuestiones más generales, sus características y sus implicaciones, y los condicionamientos que pone a nuestra acción: tener en cuenta el movimiento en su conjunto. El capitalismo ha logrado universalizarse y universalizar su cultura, y esgrime con gran fuerza esos logros contra la humanidad y el planeta. Pero nos ha enseñado, primero, que podíamos tener dimensiones universales para enfrentarlo, y después, que solo universalizando nuestros combates contra él y por la creación de sociedades libres y justas seremos capaces de hacer permanentes nuestros logros y llegar, entre todos, a vencerlo.
Ser internacionalista es triunfar sobre un desafío vital. El colonialismo ha sido el modo criminal y devastador de mundializarnos del capitalismo, la liberación nacional antimperialista es la ley de la creación de nuevos seres humanos y de sociedades libres. La unión del patriotismo y el internacionalismo es el camino seguro para que ese proceso de creaciones no pueda ser detenido ni derrotado. Es forjar la dimensión que nos une a través y por encima de todas las diferencias y todas las fronteras.
Termino invocando a un individuo cuyo nombre y rostro son como un esperanto para nuestras lenguas y un denominador común para nuestros ideales, porque logró triunfar sobre todos los retos, ascender al escalón más alto de la especie humana y dejarnos a todos un legado invaluable de ejemplos, acciones y pensamiento. Ernesto –que poseía una belleza física y una inteligencia ostensibles-- quiso ser profesional, como le era posible a un joven de su medio social, pero al mismo tiempo darse a los más desvalidos y curar leprosos en Perú o en África. Leyó novelas desde niño y filosofía y tratados políticos desde adolescente, albergó el deseo de conocer París, pero caminó a lo largo de su continente para conocer a los pueblos oprimidos y acendró una vocación de entregarse a ellos. Encontró una noche su destino con Fidel y la guerra cubana y supo tomar la decisión más importante antes de que amaneciera. Dio un prodigioso salto hacia delante mediante la práctica revolucionaria consciente y organizada, avance tan grande que hasta le cambiaron su nombre. El Che fue uno de los más grandes y amados dirigentes de la Revolución cubana, pero supo dejar sus cargos y volver al combate internacionalista, hasta dar su vida como comandante cubano y latinoamericano.
Recordemos su grandeza de revolucionario y su tranquilo optimismo cuando, a la hora de otra decisión trascendental de su vida, le escribió a Fidel, nos escribió a todos: hasta la victoria siempre.
El tema que me han pedido desarrollar me parece muy procedente, porque junto al conocimiento y la confraternidad entre los participantes, las acciones de solidaridad y demás actividades, estos Festivales son también espacios donde se examinan y debaten cuestiones fundamentales para los jóvenes que trabajan por la creación de un mundo de justicia y libertad para todos.
Quisiera exponer siete desafíos que a mi juicio deben enfrentar los jóvenes de América Latina y el Caribe. Sin dudas hay más retos, y la formulación general no puede tener en cuenta los ámbitos específicos que condicionan la identificación de las realidades, los modos de comprender y sentir, las contradicciones y los conflictos que se enfrentan, los objetivos e instrumentos que se privilegian. Además, seré sintético, como corresponde al tiempo disponible.
Primer reto. Los jóvenes tienen características generales en cuanto tales que no debemos olvidar nunca; ellas siempre son importantes, y pueden llegar a ser decisivas. Pero no existen los jóvenes en general. El primer reto parte de la realidad de que una gran parte de los jóvenes de nuestro continente se enfrentan todos los días al desafío de sobrevivir y encontrar un lugar en el mundo. Padecen hambre o carecen de alimentación suficiente, de servicios de educación y de salud, de empleo, y viven en familias precarias. Saben del trabajo infantil, de la delincuencia de los pobres, la prostitución y el consumo de drogas baratas. Esos jóvenes no están aquí, no conocen lo que hacemos ni nuestros escritos –muchos no podrían leerlos--, ni es probable que les interesen. No suelen votar, porque no sienten suya la política que existe en sus países. Por consiguiente, muchos pueden ser acarreados precisamente por los culpables de la vida que llevan, si les resuelven algunas de sus necesidades perentorias.
El primer reto ante nosotros es romper esa terrible división, que es una de las fuerzas mayores de los enemigos de la Humanidad. Debemos ir a ellos, conocerlos realmente en vez de creer que los representamos, acompañarlos en sus vidas y sus afanes, con el fin de ayudarlos a ser rebeldes y pelear por ideales, ganarnos el derecho a conducirlos en el prolongado y difícil proceso de cambiar sus vidas y las sociedades de explotación, desigualdades, exclusión y opresiones.
Segundo reto. Lograr combinar las tareas y las satisfacciones personales –el amor, el trabajo, el estudio, las inclinaciones particulares-- con intereses cívicos, con la necesidad de conocer el mundo en que vivimos y sus problemas. Darles lugar en nosotros a ideales que hacen crecer las dimensiones humanas y brindan una riqueza personal que trasciende, y lograr gobernar la esfera de los egoísmos. Ir más allá de las reacciones esporádicas ante incidentes y los entusiasmos efímeros.
Tercer reto. Tomar conciencia de las claves fundamentales del sistema capitalista y la manera de vivir que genera, difunde y mantiene. Conocer sus hechos, sus instrumentos, su criminalidad despiadada, su conversión de los individuos en agresores entre sí y en indiferentes ante las desgracias ajenas. Conocer las funciones sociales de dominación que cumplen los atractivos que en realidad posee el capitalismo, y que ese sistema constituye un complejo orgánico, lo cual permitirá situarse mejor ante sus manifestaciones. Salir del control que ejerce su sistema de información, formación de opinión pública, entretenimiento y gustos. Pensar las contradicciones y los conflictos, y buscar sus causas. Pero no basta con conocer: en realidad los sentimientos que concentran energías y fomentan motivaciones, y que desatan actitudes y actuaciones, son tan importantes como las ideas y los conocimientos.
Cuarto reto. Vivir la conciencia que se está adquiriendo como un conjunto de ideales, convicciones e ideas que llevan a la actuación. Reunir las capacidades personales, la necesidad de participar en causas justas, los deseos de goces y satisfacciones, los impulsos de rebeldía, los conocimientos que se adquieren, para integrar con el conjunto a una joven o un joven consciente y rebelde.
Quinto reto. Darles permanencia a esas transformaciones conquistadas y convertirlas en guía de los juicios y motor de la actividad, tanto de la vida cotidiana como de las jornadas trascendentes. Es decir, aprender a luchar y a ser militante revolucionario.
Sexto reto. Poner una gran parte de sus esfuerzos, capacidades y sentimientos dentro del cauce de un colectivo, lo que implica ceder una parte del albedrío y de la libertad del individuo, al mismo tiempo que puede crear un instrumento organizativo que multiplique las fuerzas y las cualidades de cada uno y las posibilidades de victoria. Las organizaciones revolucionarias no son una panacea: sus realidades y su historia lo muestran claramente. Por eso, precisamente, no temer a entrar en ellas constituye un reto para los jóvenes revolucionarios, y aún mayor es el reto de no estar dentro de ellas para perder cualidades y asumir rituales vacíos, sino para contribuir a transformarlas en nuevas organizaciones capaces de ser realmente revolucionarias. El desafío está en comprender que la organización y la política son indispensables, y a partir de esa comprensión y la actuación consecuente inventar nuevas formas revolucionarias eficaces de hacer política.
Séptimo reto. Practicar la solidaridad como ley primera de los intercambios humanos y las relaciones sociales. Al actuar y pensar en política, el contenido concreto del medio en que cada uno viva y se mueva serán determinantes, y por consiguiente debe ser priorizado. Pero no podemos olvidar en ningún momento las cuestiones más generales, sus características y sus implicaciones, y los condicionamientos que pone a nuestra acción: tener en cuenta el movimiento en su conjunto. El capitalismo ha logrado universalizarse y universalizar su cultura, y esgrime con gran fuerza esos logros contra la humanidad y el planeta. Pero nos ha enseñado, primero, que podíamos tener dimensiones universales para enfrentarlo, y después, que solo universalizando nuestros combates contra él y por la creación de sociedades libres y justas seremos capaces de hacer permanentes nuestros logros y llegar, entre todos, a vencerlo.
Ser internacionalista es triunfar sobre un desafío vital. El colonialismo ha sido el modo criminal y devastador de mundializarnos del capitalismo, la liberación nacional antimperialista es la ley de la creación de nuevos seres humanos y de sociedades libres. La unión del patriotismo y el internacionalismo es el camino seguro para que ese proceso de creaciones no pueda ser detenido ni derrotado. Es forjar la dimensión que nos une a través y por encima de todas las diferencias y todas las fronteras.
Termino invocando a un individuo cuyo nombre y rostro son como un esperanto para nuestras lenguas y un denominador común para nuestros ideales, porque logró triunfar sobre todos los retos, ascender al escalón más alto de la especie humana y dejarnos a todos un legado invaluable de ejemplos, acciones y pensamiento. Ernesto –que poseía una belleza física y una inteligencia ostensibles-- quiso ser profesional, como le era posible a un joven de su medio social, pero al mismo tiempo darse a los más desvalidos y curar leprosos en Perú o en África. Leyó novelas desde niño y filosofía y tratados políticos desde adolescente, albergó el deseo de conocer París, pero caminó a lo largo de su continente para conocer a los pueblos oprimidos y acendró una vocación de entregarse a ellos. Encontró una noche su destino con Fidel y la guerra cubana y supo tomar la decisión más importante antes de que amaneciera. Dio un prodigioso salto hacia delante mediante la práctica revolucionaria consciente y organizada, avance tan grande que hasta le cambiaron su nombre. El Che fue uno de los más grandes y amados dirigentes de la Revolución cubana, pero supo dejar sus cargos y volver al combate internacionalista, hasta dar su vida como comandante cubano y latinoamericano.
Recordemos su grandeza de revolucionario y su tranquilo optimismo cuando, a la hora de otra decisión trascendental de su vida, le escribió a Fidel, nos escribió a todos: hasta la victoria siempre.
Carta de Tony a los amigos
Queridos amigos
Este diciembre se cumplen 12 años de aquellas largas, brutales e injustas sentencias que nos impuso una Jueza de la Corte de Miami.
Recuerdo cuando llegué a la penitenciaría de Florence, el crudo frío invernal de aquel febrero del 2002. Iba con aquella sentencia de vida a cuestas. Ingresaba en lo que algunos reclusos llamaban “el cementerio de hombres vivos”. Muchos de los que allí conocí estaban destinados a morir en esa penitenciaría o en cualquier otra prisión del sistema federal. Sus posibilidades en las Cortes de lograr una fecha de salida eran nulas.
Algunos ya habían cumplido mucho tiempo encarcelados. La violencia era el pan de cada día dentro de aquellos muros. No era facil encontrar a alguien que pudieramos llamar un tipo pacífico, tranquilo. Casi todos arrastraban un hecho violento en su récord, fuera y dentro de la cárcel. Personas con desajustes mentales abundaban en aquel lugar.
Recuerdo que en algunas conversaciones con los presos más veteranos varios de ellos afirmaban: Cuando se llega a los 15 años es que comienzan a aflorar los trastornos psicológicos y físicos, nadie puede aguantar tanto tiempo, ahí es cuando “la prisión es prisión”.
Y, bueno, estamos en el decimosexto año de nuestro cautiverio sin el menor síntoma de locura ni el menor vestigio de pesimismo. Todo lo contrario, cada día estamos más claros y somos más creativos, cada día nos sentimos más optimistas y serenos.
Me atrevo a decir que jamás recluso alguno ha recibido la cantidad de cartas que han llegado a nuestras manos desde todas las latitudes del mundo, durante este prolongado encierro; cartas llenas de hermandad y de amor. Esas muestras de solidaridad no se han detenido ni han disminuido desde que se dio a conocer nuestra situación en el 2001 a nuestro pueblo y al mundo. Sabemos que solo cuando los cinco regresemos a casa se detendrá esa inmensa ola de solidaridad.
La ruda prisión nos ha demostrado que un hombre inocente, con convicciones puras, querido por su pueblo y por tantos amigos jamás perderá su cordura ni dejará que se quebranten su integridad y su moral, así lo pongan en la celda más aislada en la que lo puedan poner.
No podemos pasar por alto que hoy día en la penitenciaría de Victorville, un “cementerio de hombres vivos” como el de Florence, cumple una cruel y totalmente injusta sentencia de dos cadenas perpetuas nuestro hermano Gerardo. Su ejemplo de firmeza, de dignidad, de humanidad y de optimismo ha de estar presente en la lucha cotidiana por vencer con amor, razón y entereza la colosal injusticia.
Dijo Jose Martí: “Un principio justo desde el fondo de una cueva puede más que un ejército”.
Llegue a ustedes nuestro eterno agradecimiento por su apoyo gigante y constante, que nos hace ser resistentes y nos hace sentir libres.
!Feliz Año Nuevo 2014!
!Viva la Revolución en su 55 aniversario!
Les deseamos salud, felicidad y éxitos en sus metas.
ATA UNA CINTA AMARILLA
Bajo la lluvia del tiempo,
entre nuestras dos heridas,
por donde viene la luz
ata una cinta amarilla.
En el balcón de tus sueños,
en el árbol de la esquina,
en tu puerta que es mi puerta
ata una cinta amarilla.
Para que la vea el mundo
como una flor encendida,
a la punta de una estrella
ata una cinta amarilla.
Aunque sé cuanto me amas,
cuanto es tu vida mi vida;
aunque bien sé que me esperas
ata una cinta amarilla.
Cinco abrazos fuertes.
!Venceremos!
Antonio Guerrero Rodríguez
24 de diciembre de 2013
Prisión Federal de Marianna.
Este diciembre se cumplen 12 años de aquellas largas, brutales e injustas sentencias que nos impuso una Jueza de la Corte de Miami.
Recuerdo cuando llegué a la penitenciaría de Florence, el crudo frío invernal de aquel febrero del 2002. Iba con aquella sentencia de vida a cuestas. Ingresaba en lo que algunos reclusos llamaban “el cementerio de hombres vivos”. Muchos de los que allí conocí estaban destinados a morir en esa penitenciaría o en cualquier otra prisión del sistema federal. Sus posibilidades en las Cortes de lograr una fecha de salida eran nulas.
Algunos ya habían cumplido mucho tiempo encarcelados. La violencia era el pan de cada día dentro de aquellos muros. No era facil encontrar a alguien que pudieramos llamar un tipo pacífico, tranquilo. Casi todos arrastraban un hecho violento en su récord, fuera y dentro de la cárcel. Personas con desajustes mentales abundaban en aquel lugar.
Recuerdo que en algunas conversaciones con los presos más veteranos varios de ellos afirmaban: Cuando se llega a los 15 años es que comienzan a aflorar los trastornos psicológicos y físicos, nadie puede aguantar tanto tiempo, ahí es cuando “la prisión es prisión”.
Y, bueno, estamos en el decimosexto año de nuestro cautiverio sin el menor síntoma de locura ni el menor vestigio de pesimismo. Todo lo contrario, cada día estamos más claros y somos más creativos, cada día nos sentimos más optimistas y serenos.
Me atrevo a decir que jamás recluso alguno ha recibido la cantidad de cartas que han llegado a nuestras manos desde todas las latitudes del mundo, durante este prolongado encierro; cartas llenas de hermandad y de amor. Esas muestras de solidaridad no se han detenido ni han disminuido desde que se dio a conocer nuestra situación en el 2001 a nuestro pueblo y al mundo. Sabemos que solo cuando los cinco regresemos a casa se detendrá esa inmensa ola de solidaridad.
La ruda prisión nos ha demostrado que un hombre inocente, con convicciones puras, querido por su pueblo y por tantos amigos jamás perderá su cordura ni dejará que se quebranten su integridad y su moral, así lo pongan en la celda más aislada en la que lo puedan poner.
No podemos pasar por alto que hoy día en la penitenciaría de Victorville, un “cementerio de hombres vivos” como el de Florence, cumple una cruel y totalmente injusta sentencia de dos cadenas perpetuas nuestro hermano Gerardo. Su ejemplo de firmeza, de dignidad, de humanidad y de optimismo ha de estar presente en la lucha cotidiana por vencer con amor, razón y entereza la colosal injusticia.
Dijo Jose Martí: “Un principio justo desde el fondo de una cueva puede más que un ejército”.
Llegue a ustedes nuestro eterno agradecimiento por su apoyo gigante y constante, que nos hace ser resistentes y nos hace sentir libres.
!Feliz Año Nuevo 2014!
!Viva la Revolución en su 55 aniversario!
Les deseamos salud, felicidad y éxitos en sus metas.
ATA UNA CINTA AMARILLA
Bajo la lluvia del tiempo,
entre nuestras dos heridas,
por donde viene la luz
ata una cinta amarilla.
En el balcón de tus sueños,
en el árbol de la esquina,
en tu puerta que es mi puerta
ata una cinta amarilla.
Para que la vea el mundo
como una flor encendida,
a la punta de una estrella
ata una cinta amarilla.
Aunque sé cuanto me amas,
cuanto es tu vida mi vida;
aunque bien sé que me esperas
ata una cinta amarilla.
Cinco abrazos fuertes.
!Venceremos!
Antonio Guerrero Rodríguez
24 de diciembre de 2013
Prisión Federal de Marianna.
jueves, 26 de diciembre de 2013
Corrala La Utopía. Viviendas ocupadas en Sevilla por familias sin techos (FOTOS)
Trágicas y a la vez esperanzadoras Navidades y fin de año para estas familias sevillanas sin techo, que decidieron ocupar unas viviendas abandonadas tras su construcción. El amigo José Antonio Toledo, nos las obsequia desde su muro en Facebook.
La Habana, Washington y el caso Alan Gross
Salim Lamrani*
Desde el 3 de diciembre de 2009, Alan Gross está encarcelado en La Habana. Era empleado de la Development Alternative, Inc (DAI), subcontratista de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), la cual a su vez depende del Departamento de Estado. Gross fue juzgado y condenado a 15 años de prisión por distribuir equipos satelitales, en el marco de un programa del Departamento de Estado de «promoción de la democracia en Cuba», cuyo objetivo es un “cambio de régimen” en la isla.[1]. Según Washington, Gross se encontraba en La Habana para ayudar a los miembros de la comunidad judía cubana a “a conectarse con otras comunidades judías del mundo”.[2]
No obstante, la misma comunidad judía de La Habana contradice la versión oficial de Estados Unidos y de la familia Gross. Por su parte la Agencia estadounidense Associated Press *señala que los “líderes de la comunidad judía de Cuba negaron que el contratista estadounidense Alan Gross […] hubiera colaborado con ellos”.[3] Del mismo modo, la Agencia Telegráfica Judía precisa que “los principales grupos judíos de Cuba han desmentido cualquier contacto con Alan Gross y cualquier conocimiento de su programa”.[4]
El reverendo Odén Marichal, secretario del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), que agrupa las instituciones religiosas cristianas así como a la comunidad judía de Cuba, también ha ratificado esta posición: “La comunidad hebrea de Cuba, que es miembro del Consejo de Iglesias de Cuba, nos dijo: ‘Nosotros jamás tuvimos relación con ese señor, jamás nos trajo equipo de ninguna clase. Negaron cualquier relación con Alan Gross'”.[5] Wayne S. Smith, embajador estadounidense en Cuba entre 1979 y 1982 y director del Programa «Cuba» del Centro de Política Internacional de Washington, señala en cambio que “Gross estaba implicado en un programa cuyas intenciones son claramente hostiles a Cuba ya que el objetivo es nada menos que el cambio de régimen”.[6]
En efecto, Alan Gross violó la legislación cubana, particularmente el Artículo 11 de la Ley 88 cubana que estipula que “El que, para la realización de los hechos previstos en esta Ley, directamente o mediante tercero, reciba, distribuya o participe en la distribución de medios financieros, materiales o de otra índole, procedentes del Gobierno de Estados Unidos de América, sus agencias, dependencias, representantes, funcionarios o de entidades privadas, incurre en sanción de privación de libertad de tres a ocho años”.[7]
Este rigor no es específico de la legislación cubana. En efecto, la ley estadounidense prevé sanciones similares para este tipo de delitos. La Ley de Registro de Agentes Extranjeros (*Foreign Agents Registration Act*) sanciona a todo agente no registrado por las autoridades que “en Estados Unidos solicita, recolecta, proporciona o gasta contribuciones, préstamos, dinero u otro objeto de valor en su propio interés”, con una pena de cinco años de prisión y una multa de 10.000 dólares.[8] La legislación francesa también sanciona este tipo de actuación. Según el Artículo 411-8 del Código Penal, “el hecho de ejercer, por cuenta de una potencia extranjera, de una empresa u organización extranjera o bajo control extranjero o de sus agentes, una actividad con el objetivo de conseguir o proporcionar dispositivos, informaciones, procedimientos, objetos, documentos, datos informatizados o ficheros cuya explotación, divulgación o reunión tengan la naturaleza de atentar contra los intereses fundamentales de la nación se castiga con diez años de cárcel y 150.000 euros de multa”.[9]
El New York Times recuerda que Gross “fue arrestado en diciembre pasado durante un viaje a Cuba en el marco de un programa semiclandestino de la USAID, servicio de ayuda extranjera del Departamento de Estado destinado a socavar al Gobierno de Cuba”. El diario neoyorquino subraya también que “las autoridades estadounidenses han reconocido que el señor Gross entró en Cuba sin visa en regla, y han declarado que distribuía teléfonos satelitales a disidentes religiosos”.[10] Desde un punto de vista jurídico, esta realidad ubica de hecho a los disidentes que aceptan los emolumentos ofrecidos por Washington en una situación de agentes al servicio de una potencia extranjera. La Agencia USAID es consciente de que su política constituye una grave violación del Código Penal cubano. Recuerda entonces que “nadie está obligado a aceptar o formar parte de los programas del Gobierno de Estados Unidos”.[11]
El caso Alan Gross constituye un obstáculo mayor a una eventual normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Parece vinculado a la suerte de los cinco agentes cubanos condenados a severas penas de prisión en Estados Unidos y encarcelados desde 1998. Después de una serie de atentados con bombas contra los centros turísticos de La Habana, el Gobierno cubano envió a los cinco agentes para que se infiltraran en los grupos terroristas anticastristas de Florida y recogieran información sobre sus planes. El FBI, tras recibir pruebas por parte de La Habana de la implicación de esos grupos en actos violentos contra Cuba, en vez de neutralizarlos procedió al arresto de los agentes cubanos. Luego, la justicia de Estados Unidos los condenó a penas que van de 15 años de prisión hasta dos cadenas perpetuas, durante un juicio denunciado por numerosos organismos internacionales.[12] Cuba se hizo partícipe de su “inmediata disposición” a encontrar una solución humanitaria a estos dos asuntos [13] Un intercambio de presos es perfectamente posible y permitiría dar un gran paso hacia la flexibilización de las relaciones bilaterales entre La Habana y Washington y resolver un conflicto de otro tiempo.
NOTAS:
[1] Jeff Franks, «Scenarios-U.S. Contractor Jailed in Cuba Still in Limbo», *Reuters*, 24 de octubre de 2010.
[2] Phillip J. Crowley, «Statement on Anniversary of Alan Gross’ Incarceration in Cuba», *U.S. Department of State*, 3 de diciembre de 2010; *EFE*, “EEUU insta a Cuba libertar de ‘inmediato’ al contratista Alan Gross”, 2 de diciembre de 2013.
[3] Andrea Rodríguez, «Judíos niegan haber colaborado con Alan Gross», *The Associated Press*, 2 de diciembre de 2010.
[4] *Jewish Telegraphic Agency*, «Cuba to Seek 20- Year Prison Term for Alan Gross», 6 de febrero de 2011.
[5] Andrea Rodríguez, «EEUU pide Iglesias de Cuba interesarse por contratista preso», *The Associated Press, *2 de diciembre de 2010.
[6] Wayne S. Smith, « The Gross Case and the Inanity of U.S. Policy », *Center for International Policy*, marzo 2011.
http://ciponline.org/pressroom/articles/030411_Smith_Intelligence_Brief_Gross.htm (sitio consultado el 5 de diciembre de 2013).
[7] Ley de protección de la independencia nacional y la economía de Cuba (LEY N˚. 88), Artículo* 11.
[8] U.S. Code, Title 22, Chapter 11,Subchapter II, § 611, iii <>, § 618, a, 1 <>.
[9] Code Pénal, Partie législative, Livre, Titre Ier, Chapitre I, Section 3, Article 411-8.
[10] Ginger Thompson, «Wife of American Held in Cuba Pleads for His Release and Apologizes to Castro», The New York Times, 24 de octubre de 2010.
[11] *Along the Malecon*, « Exclusive: Q & A with USAID », 25 de octubre de 2010.
http://alongthemalecon.blogspot.com/2010/10/exclusive-q-with-usaid.html (sitio consultado el 5 de diciembre de 2013).
[12] Salim Lamrani, « 50 vérités sur le cas des Cinq », *Opera Mundi*, noviembre de 2013.
[13] *Agence France-Presse*, « Cuba propone diálogo ‘inmediato’ sobre Gross y agentes cubanos », 3 de diciembre de 2013.
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba. Les médias face au défi de l’impartialité, Paris, Editions Estrella, 2013, con un prólogo de Eduardo Galeano.
Desde el 3 de diciembre de 2009, Alan Gross está encarcelado en La Habana. Era empleado de la Development Alternative, Inc (DAI), subcontratista de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), la cual a su vez depende del Departamento de Estado. Gross fue juzgado y condenado a 15 años de prisión por distribuir equipos satelitales, en el marco de un programa del Departamento de Estado de «promoción de la democracia en Cuba», cuyo objetivo es un “cambio de régimen” en la isla.[1]. Según Washington, Gross se encontraba en La Habana para ayudar a los miembros de la comunidad judía cubana a “a conectarse con otras comunidades judías del mundo”.[2]
No obstante, la misma comunidad judía de La Habana contradice la versión oficial de Estados Unidos y de la familia Gross. Por su parte la Agencia estadounidense Associated Press *señala que los “líderes de la comunidad judía de Cuba negaron que el contratista estadounidense Alan Gross […] hubiera colaborado con ellos”.[3] Del mismo modo, la Agencia Telegráfica Judía precisa que “los principales grupos judíos de Cuba han desmentido cualquier contacto con Alan Gross y cualquier conocimiento de su programa”.[4]
El reverendo Odén Marichal, secretario del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), que agrupa las instituciones religiosas cristianas así como a la comunidad judía de Cuba, también ha ratificado esta posición: “La comunidad hebrea de Cuba, que es miembro del Consejo de Iglesias de Cuba, nos dijo: ‘Nosotros jamás tuvimos relación con ese señor, jamás nos trajo equipo de ninguna clase. Negaron cualquier relación con Alan Gross'”.[5] Wayne S. Smith, embajador estadounidense en Cuba entre 1979 y 1982 y director del Programa «Cuba» del Centro de Política Internacional de Washington, señala en cambio que “Gross estaba implicado en un programa cuyas intenciones son claramente hostiles a Cuba ya que el objetivo es nada menos que el cambio de régimen”.[6]
En efecto, Alan Gross violó la legislación cubana, particularmente el Artículo 11 de la Ley 88 cubana que estipula que “El que, para la realización de los hechos previstos en esta Ley, directamente o mediante tercero, reciba, distribuya o participe en la distribución de medios financieros, materiales o de otra índole, procedentes del Gobierno de Estados Unidos de América, sus agencias, dependencias, representantes, funcionarios o de entidades privadas, incurre en sanción de privación de libertad de tres a ocho años”.[7]
Este rigor no es específico de la legislación cubana. En efecto, la ley estadounidense prevé sanciones similares para este tipo de delitos. La Ley de Registro de Agentes Extranjeros (*Foreign Agents Registration Act*) sanciona a todo agente no registrado por las autoridades que “en Estados Unidos solicita, recolecta, proporciona o gasta contribuciones, préstamos, dinero u otro objeto de valor en su propio interés”, con una pena de cinco años de prisión y una multa de 10.000 dólares.[8] La legislación francesa también sanciona este tipo de actuación. Según el Artículo 411-8 del Código Penal, “el hecho de ejercer, por cuenta de una potencia extranjera, de una empresa u organización extranjera o bajo control extranjero o de sus agentes, una actividad con el objetivo de conseguir o proporcionar dispositivos, informaciones, procedimientos, objetos, documentos, datos informatizados o ficheros cuya explotación, divulgación o reunión tengan la naturaleza de atentar contra los intereses fundamentales de la nación se castiga con diez años de cárcel y 150.000 euros de multa”.[9]
El New York Times recuerda que Gross “fue arrestado en diciembre pasado durante un viaje a Cuba en el marco de un programa semiclandestino de la USAID, servicio de ayuda extranjera del Departamento de Estado destinado a socavar al Gobierno de Cuba”. El diario neoyorquino subraya también que “las autoridades estadounidenses han reconocido que el señor Gross entró en Cuba sin visa en regla, y han declarado que distribuía teléfonos satelitales a disidentes religiosos”.[10] Desde un punto de vista jurídico, esta realidad ubica de hecho a los disidentes que aceptan los emolumentos ofrecidos por Washington en una situación de agentes al servicio de una potencia extranjera. La Agencia USAID es consciente de que su política constituye una grave violación del Código Penal cubano. Recuerda entonces que “nadie está obligado a aceptar o formar parte de los programas del Gobierno de Estados Unidos”.[11]
El caso Alan Gross constituye un obstáculo mayor a una eventual normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Parece vinculado a la suerte de los cinco agentes cubanos condenados a severas penas de prisión en Estados Unidos y encarcelados desde 1998. Después de una serie de atentados con bombas contra los centros turísticos de La Habana, el Gobierno cubano envió a los cinco agentes para que se infiltraran en los grupos terroristas anticastristas de Florida y recogieran información sobre sus planes. El FBI, tras recibir pruebas por parte de La Habana de la implicación de esos grupos en actos violentos contra Cuba, en vez de neutralizarlos procedió al arresto de los agentes cubanos. Luego, la justicia de Estados Unidos los condenó a penas que van de 15 años de prisión hasta dos cadenas perpetuas, durante un juicio denunciado por numerosos organismos internacionales.[12] Cuba se hizo partícipe de su “inmediata disposición” a encontrar una solución humanitaria a estos dos asuntos [13] Un intercambio de presos es perfectamente posible y permitiría dar un gran paso hacia la flexibilización de las relaciones bilaterales entre La Habana y Washington y resolver un conflicto de otro tiempo.
NOTAS:
[1] Jeff Franks, «Scenarios-U.S. Contractor Jailed in Cuba Still in Limbo», *Reuters*, 24 de octubre de 2010.
[2] Phillip J. Crowley, «Statement on Anniversary of Alan Gross’ Incarceration in Cuba», *U.S. Department of State*, 3 de diciembre de 2010; *EFE*, “EEUU insta a Cuba libertar de ‘inmediato’ al contratista Alan Gross”, 2 de diciembre de 2013.
[3] Andrea Rodríguez, «Judíos niegan haber colaborado con Alan Gross», *The Associated Press*, 2 de diciembre de 2010.
[4] *Jewish Telegraphic Agency*, «Cuba to Seek 20- Year Prison Term for Alan Gross», 6 de febrero de 2011.
[5] Andrea Rodríguez, «EEUU pide Iglesias de Cuba interesarse por contratista preso», *The Associated Press, *2 de diciembre de 2010.
[6] Wayne S. Smith, « The Gross Case and the Inanity of U.S. Policy », *Center for International Policy*, marzo 2011.
http://ciponline.org/pressroom/articles/030411_Smith_Intelligence_Brief_Gross.htm (sitio consultado el 5 de diciembre de 2013).
[7] Ley de protección de la independencia nacional y la economía de Cuba (LEY N˚. 88), Artículo* 11.
[8] U.S. Code, Title 22, Chapter 11,Subchapter II, § 611, iii <
[9] Code Pénal, Partie législative, Livre, Titre Ier, Chapitre I, Section 3, Article 411-8.
[10] Ginger Thompson, «Wife of American Held in Cuba Pleads for His Release and Apologizes to Castro», The New York Times, 24 de octubre de 2010.
[11] *Along the Malecon*, « Exclusive: Q & A with USAID », 25 de octubre de 2010.
http://alongthemalecon.blogspot.com/2010/10/exclusive-q-with-usaid.html (sitio consultado el 5 de diciembre de 2013).
[12] Salim Lamrani, « 50 vérités sur le cas des Cinq », *Opera Mundi*, noviembre de 2013.
[13] *Agence France-Presse*, « Cuba propone diálogo ‘inmediato’ sobre Gross y agentes cubanos », 3 de diciembre de 2013.
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba. Les médias face au défi de l’impartialité, Paris, Editions Estrella, 2013, con un prólogo de Eduardo Galeano.
lunes, 23 de diciembre de 2013
La Manzana de Gómez se transforma en hotel de lujo (FOTOS)
Fotorreportaje: Enrique Ubieta Gómez
La antigua Manzana de Gómez, frente al Parque Central, se prepara para una remodelación total. En la edificación –que abarca, como el nombre indica, la totalidad de la manzana– estuvieron las oficinas centrales del magnate azucarero Gómez Mena. Su construcción, inicialmente de una sola planta, finalizó en 1918 con la adición de otras cuatro. Fue el primer complejo comercial habanero de estilo europeo. En sus más de cien años de actividad ha albergado comercios, oficinas, embajadas y consulados, academias y escuelas, bufetes de abogados, publicaciones seriadas, bancos, compañías mercantiles, agencias de seguros, teatros e instituciones culturales, entre otros cometidos. Pronto se convertirá en un lujoso hotel y se integrará al complejo hotelero que rodea el parque: el Inglaterra, el Telégrafo, el Parque Central y el Plaza. En su planta baja, como antes, permanecerán las tiendas. Los invito a ver el estado actual de la construcción y los dibujos que se exhiben del hotel, que es como deberá quedar una vez concluidos los trabajos de remodelación. Ahora que termina el año, imaginémoslo ya como parte del futuro paisaje urbano de la capital.
La antigua Manzana de Gómez, frente al Parque Central, se prepara para una remodelación total. En la edificación –que abarca, como el nombre indica, la totalidad de la manzana– estuvieron las oficinas centrales del magnate azucarero Gómez Mena. Su construcción, inicialmente de una sola planta, finalizó en 1918 con la adición de otras cuatro. Fue el primer complejo comercial habanero de estilo europeo. En sus más de cien años de actividad ha albergado comercios, oficinas, embajadas y consulados, academias y escuelas, bufetes de abogados, publicaciones seriadas, bancos, compañías mercantiles, agencias de seguros, teatros e instituciones culturales, entre otros cometidos. Pronto se convertirá en un lujoso hotel y se integrará al complejo hotelero que rodea el parque: el Inglaterra, el Telégrafo, el Parque Central y el Plaza. En su planta baja, como antes, permanecerán las tiendas. Los invito a ver el estado actual de la construcción y los dibujos que se exhiben del hotel, que es como deberá quedar una vez concluidos los trabajos de remodelación. Ahora que termina el año, imaginémoslo ya como parte del futuro paisaje urbano de la capital.
viernes, 20 de diciembre de 2013
Cuba: ¿Ser o tener? ¿cuál es la actualización?
En el espacio Dialogar, dialogar de la AHS, junto a los historiadores y escritores Raúl Antonio Capote y Elier Ramírez
Zulema Samuel del Sol Estudiante de periodismo
Cubasí
Cuba se ha vuelto polémica por estos días. Las actualizaciones económicas, las prisas y las pausas, las críticas y defensas que los recientes cambios provocan, son temas recurrentes en las calles de la isla.
Enrique Ubieta Gómez, autor de varios libros como Cuba: ¿revolución o reforma?, Venezuela Rebelde. Solidaridad Vs. Dinero, La Utopía rearmada y director de la revista mensual La calle del medio, considera necesaria la nueva política económica iniciada en Cuba, pero nos advierte sobre la importancia de profundizar en una cultura del ser como una única alternativa al capitalismo global dominante.
Para disipar posibles confusiones en la izquierda y la derecha sobre la Cuba de hoy, el también filósofo y bloguero cubano, concedió esta entrevista en exclusiva para CubaSi.
En medio del proceso de actualización económica en el que estamos inmersos, usted propone en su libro Cuba: ¿revolución o reforma? cambios desde la cultura. ¿Es ese el verdadero campo de batalla?
No se puede construir una cultura alternativa a la capitalista sin una base material que la respalde. Eso es lo que nos hace dependientes, en estos momentos, de la cultura global. En tanto el modo de producción que impere en el mundo sea el capitalista, la cultura que predominará será la del capitalismo, la cultura del tener, no la del ser, la cultura del consumismo y no la del consumo.
Cuba forma parte del mundo, por lo tanto, la cultura universal nos invade y penetra por muchas vías diferentes. Ahora, ¿cómo empezar a construir una cultura alternativa?, ello solo es posible desde la contracultura que el propio capitalismo genera y desde la cultura tradicional popular que viene acumulándose a lo largo de los siglos en cada pueblo. Ambas actúan como formas de contracultura o de cultura alternativa, pero todavía de manera incipiente. Hay que desarrollar y construir una cultura del ser, pero esta necesita a su vez de una base material en la que sustentarse.
Creo que la cultura es lo más importante, porque el triunfo del socialismo sobre el capitalismo, o es un triunfo cultural, o no es. O triunfa desde la cultura, e impone una manera diferente de entender la felicidad individual, las relaciones entre las personas, la solidaridad, o sencillamente, fracasa. No basta con que los medios fundamentales de producción sean del pueblo para que esa cultura se genere.
¿Por qué prefiere referirse a la cultura y no a la ideología?
Bueno, primero porque creo que el concepto de cultura es mucho más abarcador e incluye otras dimensiones. Hay diversas interpretaciones del concepto de ideología, algunas muy peyorativas. Marx la usó en un momento determinado como falsa conciencia, pero aun usándola en otros sentidos, creo que de lo que se trata es de algo que incluye y trasciende el concepto mismo de ideología y de política. Es decir, no se trata solo de la toma del poder, no es solo el tema de una doctrina, que puede ser el marxismo, por ejemplo, que impere en la sociedad, o de una doctrina materialista, es mucho más que eso: es una concepción nueva de la vida, que es lo que a mi modo de ver el Che trataba de señalar cuando se refería al hombre nuevo, él no hablaba de una persona concreta, sino de una cultura nueva, que debe y puede identificar al socialismo.
Usted suele repetir que la sociedad socialista ideal es aquella en la que el ser signifique más que el tener. ¿Qué representa el «ser»? ¿Cuán lejos estamos de lograr esa meta?
No quiero construir la imagen de un ser inalcanzable para todos, no se trata de que seas una gran médico, una gran profesional, una gran escritora, o una gran deportista, no se trata de eso. Tampoco de que sea malo tener un buen carro o dinero, sobre todo si es resultado de tu trabajo, de tu esfuerzo o de tu talento –ojo: la acumulación originaria del capital, que es más que tener dinero, siempre está asociada a la explotación del hombre por el hombre–, todo lo contrario; pero que esas cosas no determinen el valor social de una persona. Me refiero simplemente a que la sociedad reconozca en primer lugar tus valores más sencillos, más humanos. Eso es lo que yo llamo cultura del ser. Porque la cultura del tener no se interesa por el origen de lo que acumulas.
La humanidad está lejos todavía de lograr esa meta, pero no es imposible; dentro de esta sociedad en la que ahora mismo vivimos, se producen ya relaciones de ese tipo, esas formas de vida; no son sueños, no es una hipótesis de ciencia-ficción. Pero para que eso adquiera permanencia, para que se instale como identidad colectiva, tiene que existir una base material que la respalde, y ahí es donde viene el tema de qué es lo primero, si lo económico o lo cultural: sin lo económico no puede existir esa cultura, pero sin la cultura no triunfa el socialismo, no existe el socialismo.
En el artículo «Cultura, contracultura y poder», usted subrayó: «Tenemos que aprender a divertirnos, incorporar la dosis de “frivolidad” que toda vida humana requiere, sin renunciar a la razón». Según esa tesis, ¿el socialismo es aburrido?
El socialismo ha sido aburrido a veces. Este sistema necesita del saber, requiere analizarlo todo, porque se construye conscientemente. Eso hace que a veces se torne o parezca más aburrido.
El capitalismo es lo contrario, necesita que pienses lo menos posible, que cedas tu derecho a valorar las cosas y te concentres en tu ascenso individual-material. Te puede llevar a que por las mañanas leas el periódico o veas el discurso de un político en la televisión y de una manera muy ingenua aceptes lo que se te diga. Es muy fácil para el capitalismo enamorar desde las imágenes, desde la posibilidad, en la práctica nunca satisfecha, pero mantenida como ilusión, de que alguna vez puedas convertirte en millonaria e incluirte en el estrellato social “de los que tienen”. El mito capitalista de Cenicienta. La propaganda contra Cuba y la propaganda que intenta desviar a los jóvenes del socialismo, hace un énfasis especial en esa posibilidad. Quieren convencer a los jóvenes, por ejemplo, de que los años 50 fueron años de fiesta en Cuba, de diversión, y “traducen” de manera literal la frase de la canción de Carlos Puebla –que posee un significado diferente, lo sabemos– para definir la década siguiente: «llegó el Comandante y mandó a parar, se acabó la diversión», para sugerir que a partir de entonces, todo fue muy aburrido. Algo que es absolutamente falso, porque la generación de jóvenes que vivió los años 60 fue probablemente la más alegre y feliz de la historia de Cuba.
¿Qué diferencia existe entre cambio, actualización y reforma?
Suelen hablar de los Lineamientos como de una actualización del modelo económico, y no de una reforma. Creo que se emplea la palabra actualización por dos razones importantes: primero, para enfatizar que la esencia sigue siendo la misma, que sigue existiendo la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción, que sigue existiendo el socialismo como base del sistema, y que se actualiza en el sentido de que se buscan otras formas de participación individual que posibiliten que el Estado pueda cumplir de una manera más eficaz con sus responsabilidades sociales, en el contexto de una economía y de una política globales especialmente hostiles.
Otra manera de entenderlo es que se evita hablar de reforma porque ese concepto tiende erróneamente a asociarse al de reformismo, pero yo quiero insistir en que los revolucionarios podemos hacer reformas, de hecho, en los años de mayor fervor revolucionario, implementamos dos Reformas Agrarias y una Reforma Urbana, por ejemplo, y ello no significó que fuésemos reformistas. El reformismo es una manera de entender y de enfrentar la realidad absolutamente opuesta a la del revolucionario, porque expresa una relación de desconfianza hacia las masas y a la capacidad de saltar a formas superiores de vida o de organización social, tiende a aceptar los consensos actuales y las realidades inmediatas como las únicas posibles. Martí decía que el reformismo «insecteaba por lo concreto» y que el revolucionario tenía que saltar sobre lo imposible. Es la frase que quedó grabada en una pared del París de 1968: «seamos realistas, hagamos lo imposible», eso significa ser revolucionario. Un revolucionario tiene que tener fe en las masas y en la posibilidad del salto, tiene que sentir como propia la injusticia, no importa el lugar del mundo donde ocurra y luchar por su erradicación, y es alguien que se esfuerza por solucionar los problemas desde la raíz y no se conforma con podar las hojas del árbol.
La llamada «cultura occidental» impone sus héroes “de efectos especiales” sobre los de carne y hueso. ¿Por qué muchos de los grandes hombres del continente permanecen bajo la sombra de Batman y Superman?
Bueno, porque la industria del entretenimiento tiene una Meca. Cuando hablo de la industria del entretenimiento, me estoy refiriendo al departamento ideológico del capitalismo, encargado de reproducir sus valores. Para los Estados Unidos es vital, fíjate que ellos han hecho mucho énfasis en la cultura del entretenimiento. Cuando se habla del “sueño americano”, se habla del sueño del capitalismo. Hollywood representa eso.
Ellos no operan con héroes de carne y hueso, porque son siempre muy problemáticos si están vivos, y pueden exigir justicia y asumir sus liderazgos. Eso pasó, por cierto, con los bomberos del 11 de septiembre, que se convirtieron en héroes, pero de pronto hicieron una huelga por mejoras salariales y entonces tuvieron que sacarlos de la televisión, y desaparecerlos como referentes sociales.
Ahora, ¿con qué operan?, con superhéroes con dos características esenciales. Una, no son imitables. Nadie puede decir: yo quiero ser como Superman; puede decir, eso sí, yo quiero ser como el Che, seré como el Che, pero no como Superman, porque no tiene sentido.
Dos, no son revolucionarios, son reformistas. Los superhéroes no salen al mundo para transformar la sociedad, sino para mantener el orden; para asesinar el problema, no para sanar su raíz.
En nuestro país podemos hacer muchas cosas, escoger mejor, por ejemplo, lo que exhibimos en la televisión, se puede tratar de hacer, con el poco dinero que tenemos –porque no somos Brasil–, de hacer más seriales para la televisión o películas, las películas que necesitamos nosotros y no las películas que necesita el inversor extranjero, que promueve cierto cine en Cuba que en lugar de defendernos, nos destruye. Pero lo fundamental que debemos hacer es crear una cultura crítica en la población que la capacite para que pueda discernir los diferentes mensajes ocultos.
En sus viajes a Centroamérica presenció el trabajo de los médicos internacionalistas, y dejó plasmadas sus impresiones en sus libros La utopía rearmada y Venezuela rebelde. Solidaridad Vs. Dinero. ¿Cómo explica que en nuestro país se proyecten seriales estadounidenses como Grey´s Anatomy, Dr. House, Prácticas privadas, entre otros, y ninguna producción nacional sobre los galenos cubanos?
Primero hay que reconocer de forma autocrítica que no hemos sabido generar ese tipo de teleserie. Hay dos maneras de enfrentar el problema de lo que se trasmite en la pantalla y es lo que te decía en mi respuesta anterior: una es institucional. Deberíamos trasmitir lo mejor que se produce en el mundo, que a su vez representa y reproduce los valores del capitalismo, y al mismo tiempo tratar de hacer obras que nos reflejen en lo que somos y en lo que queremos ser. Sin embargo, muchas veces las producciones nacionales también trasmiten esos valores ajenos, porque reproducen los patrones de las televisoras extranjeras. La televisión debería ser un lugar sagrado donde se proteja y respete lo mejor del audiovisual, sin que por ello pierda su carácter de entretenimiento. La televisión debiera ser así, pero no siempre cumple con ese presupuesto.
Ahora, el problema es que estamos viviendo en una época en la que prohibir resulta ya inoperante, las nuevas tecnologías no permiten que se prohíba nada, puede ser que usted no exhiba un material en la televisión y de todas maneras la gente lo vea. Por ejemplo, he preguntado en muchos lugares a los jóvenes si han visto el video-clip Ellas son locas, de Yakarta y El Chacal, y prácticamente todos lo han visto y sin embargo, no se trasmitió en la televisión. Ante esta realidad, tenemos que crear en los jóvenes la conciencia crítica suficiente para que vean cualquier tipo de programas y sean capaces de discernir lo positivo y lo negativo de estos. El Dr. House no es el peor referente. Debemos crear una sociedad donde la gente tenga una mirada crítica hacia todo lo que ve, y eso se logra únicamente en el debate.
Me he enterado de que tiene entre manos un guión centrado en la realidad de los médicos en «misión» internacionalista. ¿Podría adelantarnos la trama? ¿Por dónde van los preparativos del proyecto?
Ese es un sueño que quizás logre y quizás no. Realmente viví un año completo en Centroamérica con los médicos cubanos, que se extendió después a Haití, y en otro momento viví otro período similar con los médicos en Venezuela. De esas experiencias guardo muchas anécdotas y situaciones especiales. Hay una en específico que me marcó por su riqueza, y es una especie de reescritura en la vida real de la novela Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier. Vamos, para no serte demasiado explícito en la trama, piensa en un médico con una preparación profesional, casado, que llega a la selva, va pasando como el personaje de Carpentier, supuestamente de los estadios superiores a los inferiores del desarrollo humano; eso no es tan exacto, Carpentier mismo se da cuenta, no es que haya uno arriba, otro abajo, pero hay una especie de tránsito de épocas, aunque hoy todas han sido refuncionalizadas y asimiladas por el capitalismo. Y sabemos además que hay una sabiduría, una comprensión más profunda de la felicidad que los pueblos originarios identifican como “buen vivir”.
Este personaje atraviesa todos esos pueblos y ciudades hasta que llega a una comunidad indígena y se enamora de una indígena, empieza a construir una vida con ella, es feliz, y de repente los médicos son expulsados del país y tiene que decidir en cuestión de horas; el personaje de Carpentier debe decidir en minutos, porque el helicóptero no puede esperar, en este caso la decisión debe tomarse en apenas dos o tres horas: se queda o se va, vuelve a su vida en Cuba con su esposa, también médico, a sus labores científicas o se queda a vivir una vida sencilla, pero solidaria, marcada por el amor. Aquí hay un añadido, que es la responsabilidad política que tiene el médico cubano, que no tiene cualquier ciudadano del mundo y el hecho de que en su país también puede ser útil y solidario. Existen tramas y personajes anexos en ese posible guión, allí vive un cura fuera de serie, que asume los presupuestos de la teología de liberación. Hay además un periodista que llega…, bueno, que soy yo, y que en la biblioteca del cura encuentra el libro Los pasos perdidos de Carpentier, y le sugiere al médico que lo relea, y entonces…
Con esa idea se podría hacer una película que rescate lo que los médicos cubanos hacen en estos momentos en el mundo, sin que se convierta en un teque. Sería un filme de amor, de aventura, y con un matiz filosófico que podría ser interesante. Hay un director, amigo mío, que está interesado en la idea, pero está todo hablado muy someramente.
¿Algún libro nuevo?
En los próximos días debe entrar en imprenta un nuevo libro, complemento del anterior (Cuba: ¿revolución o reforma?, 2012). En él recojo notas, artículos y ensayos breves que aparecieron en mi blog desde su inicio en 2008; también algunos artículos y ensayos que, desde el 2001, he publicado en La Jiribilla y en otros medios nacionales. Son muy diversos por sus asuntos, siguen la lógica de un diario, pero vuelven una y otra vez sobre la disyuntiva de ser o tener (y parecer). El libro, nuevamente, es una apuesta a favor del debate de ideas; no solo incluye opiniones polémicas, también discusiones sostenidas con intelectuales cubanos que viven y trabajan en el país, a los que respeto por su obra. El debate es hoy más necesario que nunca. Espero que sea útil.
¿Cuál debe ser el papel de los intelectuales en la Cuba de hoy?
Participar, no desde un observatorio que califique todo lo que se hace, que lo critique todo, no como juez supremo de la realidad; que participe poniendo el pellejo al lado de la gente en la vida cotidiana. Yo creo que hay dos dimensiones que nutren a un intelectual, una es la de los libros, por lo general asociada al gabinete, al reposo, y la otra es la de las vivencias de cada día. El intelectual revolucionario, que es al que me estoy refiriendo, debe alimentarse de las dos. ¿Cuál es el papel de los intelectuales? Participar, como cualquier ciudadano. Lo único que puede alejarnos de la historia es la falta de fe, la falta de confianza en la gente, en las posibilidades del cambio. La peor de todas las enfermedades que puede contraer una persona (obviamente, también un intelectual), es la del escepticismo, que acaba llevándonos al cinismo, exactamente lo opuesto a la condición revolucionaria.
Hay quienes afirman que los jóvenes cubanos se sienten desvinculados, apáticos ante el sistema. En caso de ser cierto este criterio, ¿cuáles han sido los factores que han quebrado el vínculo? ¿Existe una generación perdida de la Revolución?
Yo creo en los jóvenes y en la vanguardia de los jóvenes, en esa vanguardia que quizás no se parezca tanto a sus padres, pero que se parece a la vanguardia de todas las épocas, incluida la actual, esos jóvenes que se parecen al “viejo” Fidel, al “viejo” Che, al “viejo” Mella, que se parecen al “viejo” José Martí, no porque se comporten igual o hagan lo mismo que aquellos hicieron, sino porque comparten similares preocupaciones éticas y principios, la confianza en el pueblo, la capacidad de acción. Definitivamente, sí creo en los jóvenes y pienso que son los responsables del futuro del país, aunque a veces no lo sepan del todo. El hecho de que crea en ellos no significa que me acueste cada día tranquilo, porque sin dudas hay una guerra en torno a ellos, una guerra entre las imágenes y las ilusiones que el capitalismo promociona y las ideas y las razones que el socialismo no siempre trasmite de modo eficaz.
Siempre hay dos opciones de vida: la que propone la felicidad como realización del ser, la opción de que te conviertas en protagonista de tu tiempo histórico y de tu propia vida, la que te permita encontrarte a ti misma en el camino de tu vida, la de tu realización personal como profesional y como ser humano; y hay otra manera también de entender la vida, la felicidad, como acumulación de objetos materiales, aunque cedas a otros la posibilidad de participar en tu época. Todos los jóvenes enfrentan esa disyuntiva. Ya tu mamá, tu papá y yo escogimos. Tú la enfrentas ahora, y tendrás que escoger entre tratar de hacerte rica, de tener o no tener, de acumular objetos o no, de pasar por la cabeza de los otros, y de no importarte la injusticia en el mundo, o la de cultivar una sensibilidad que te haga comprometerte con todo, con tu época, con tus coetáneos, con tu mundo…
jueves, 19 de diciembre de 2013
Mandela ha muerto. ¿Por qué ocultar la verdad sobre el Apartheid?
René, en sus días de combatiente por la libertad de Africa
Fernando en sus días de combatiente por la libertad de África
Gerardo en sus días de combatiente por la libertad de África
Fidel Castro Ruz Quizás el imperio creyó que nuestro pueblo no haría honor a su palabra cuando, en días inciertos del pasado siglo, afirmamos que si incluso la URSS desaparecía Cuba seguiría luchando.
La Segunda Guerra Mundial estalló cuando, el 1ro. de septiembre de 1939, el nazi-fascismo invadió Polonia y cayó como un rayo sobre el pueblo heroico de la URSS, que aportó 27 millones de vidas para preservar a la humanidad de aquella brutal matanza que puso fin a la vida de más de 50 millones de personas.
La guerra es, por otro lado, la única actividad a lo largo de la historia que el género humano nunca ha sido capaz de evitar; lo que llevó a Einstein a responder que no sabía cómo sería la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta sería con palos y piedras.
Sumados los medios disponibles por las dos más poderosas potencias, Estados Unidos y Rusia, disponen de más de 20 000 —veinte mil— ojivas nucleares. La humanidad debiera conocer bien que, tres días después de la asunción de John F. Kennedy a la presidencia de su país, el 20 de enero de 1961, un bombardero B-52 de Estados Unidos, en vuelo de rutina, que transportaba dos bombas atómicas con una capacidad destructiva 260 veces superior a la utilizada en Hiroshima, sufrió un accidente que precipitó el aparato hacia tierra. En tales casos, equipos automáticos sofisticados aplican medidas que impiden el estallido de las bombas. La primera cayó a tierra sin riesgo alguno; la segunda, de los 4 mecanismos, tres fallaron, y el cuarto, en estado crítico, apenas funcionó; la bomba por puro azar no estalló.
Ningún acontecimiento presente o pasado que yo recuerde o haya oído mencionar, como la muerte de Mandela, impactó tanto a la opinión pública mundial; y no por sus riquezas, sino por la calidad humana y la nobleza de sus sentimientos e ideas.
A lo largo de la historia, hasta hace apenas un siglo y medio y antes de que las máquinas y robots, a un costo mínimo de energías, se ocuparan de nuestras modestas tareas, no existían ninguno de los fenómenos que hoy conmueven a la humanidad y rigen inexorablemente a cada una de las personas: hombres o mujeres, niños y ancianos, jóvenes y adultos, agricultores y obreros fabriles, manuales o intelectuales. La tendencia dominante es la de instalarse en las ciudades, donde la creación de empleos, transporte y condiciones elementales de vida, demandan enormes inversiones en detrimento de la producción alimentaria y otras formas de vida más razonables.
Tres potencias han hecho descender artefactos en la Luna de nuestro planeta. El mismo día en que Nelson Mandela, envuelto en la bandera de su patria, fue inhumado en el patio de la humilde casa donde nació hace 95 años, un módulo sofisticado de la República Popular China descendía en un espacio iluminado de nuestra Luna. La coincidencia de ambos hechos fue absolutamente casual.
Millones de científicos investigan materias y radiaciones en la Tierra y el espacio; por ellos se conoce que Titán, una de las lunas de Saturno, acumuló 40 —cuarenta— veces más petróleo que el existente en nuestro planeta cuando comenzó la explotación de este hace apenas 125 años, y al ritmo actual de consumo durará apenas un siglo más.
Los fraternales sentimientos de hermandad profunda entre el pueblo cubano y la patria de Nelson Mandela nacieron de un hecho que ni siquiera ha sido mencionado, y de lo cual no habíamos dicho una palabra a lo largo de muchos años; Mandela, porque era un apóstol de la paz y no deseaba lastimar a nadie. Cuba, porque jamás realizó acción alguna en busca de gloria o prestigio.
Cuando la Revolución triunfó en Cuba fuimos solidarios con las colonias portuguesas en África, desde los primeros años; los Movimientos de Liberación en ese continente ponían en jaque al colonialismo y el imperialismo, luego de la Segunda Guerra Mundial y la liberación de la República Popular China —el país más poblado del mundo—, tras el triunfo glorioso de la Revolución Socialista Rusa.
Las revoluciones sociales conmovían los cimientos del viejo orden. Los pobladores del planeta, en 1960, alcanzaban ya los 3 mil millones de habitantes. Parejamente creció el poder de las grandes empresas transnacionales, casi todas en manos de Estados Unidos, cuya moneda, apoyada en el monopolio del oro y la industria intacta por la lejanía de los frentes de batalla, se hizo dueña de la economía mundial. Richard Nixon derogó unilateralmente el respaldo de su moneda en oro, y las empresas de su país se apoderaron de los principales recursos y materias primas del planeta, que adquirieron con papeles.
Hasta aquí no hay nada que no se conozca.
Pero, ¿por qué se pretende ocultar que el régimen del Apartheid, que tanto hizo sufrir al África e indignó a la inmensa mayoría de las naciones del mundo, era fruto de la Europa colonial y fue convertido en potencia nuclear por Estados Unidos e Israel, lo cual Cuba, un país que apoyaba las colonias portuguesas en África que luchaban por su independencia, condenó abiertamente?
Nuestro pueblo, que había sido cedido por España a Estados Unidos tras la heroica lucha durante más de 30 años, nunca se resignó al régimen esclavista que le impusieron durante casi 500 años.
De Namibia, ocupada por Sudáfrica, partieron en 1975 las tropas racistas apoyadas por tanques ligeros con cañones de 90 milímetros que penetraron más de mil kilómetros hasta las proximidades de Luanda, donde un Batallón de Tropas Especiales cubanas —enviadas por aire— y varias tripulaciones también cubanas de tanques soviéticos que estaban allí sin personal, las pudo contener. Eso ocurrió en noviembre de 1975, 13 años antes de la Batalla de Cuito Cuanavale.
Ya dije que nada hacíamos en busca de prestigio o beneficio alguno. Pero constituye un hecho muy real que Mandela fue un hombre íntegro, revolucionario profundo y radicalmente socialista, que con gran estoicismo soportó 27 años de encarcelamiento solitario. Yo no dejaba de admirar su honradez, su modestia y su enorme mérito.
Cuba cumplía sus deberes internacionalistas rigurosamente. Defendía puntos claves y entrenaba cada año a miles de combatientes angolanos en el manejo de las armas. La URSS suministraba el armamento. Sin embargo, en aquella época la idea del asesor principal por parte de los suministradores del equipo militar no la compartíamos. Miles de angolanos jóvenes y saludables ingresaban constantemente en las unidades de su incipiente ejército. El asesor principal no era, sin embargo, un Zhúkov, Rokossovski, Malinovsky u otros muchos que llenaron de gloria la estrategia militar soviética. Su idea obsesiva era enviar brigadas angolanas con las mejores armas al territorio donde supuestamente residía el gobierno tribal de Savimbi, un mercenario al servicio de Estados Unidos y Sudáfrica, que era como enviar las fuerzas que combatían en Stalingrado a la frontera de la España falangista que había enviado más de cien mil soldados a luchar contra la URSS. Ese año se estaba produciendo una operación de ese tipo.
El enemigo avanzaba tras las fuerzas de varias brigadas angolanas, golpeadas en las proximidades del objetivo adonde eran enviadas, a 1 500 kilómetros aproximadamente de Luanda. De allí venían perseguidas por las fuerzas sudafricanas en dirección a Cuito Cuanavale, antigua base militar de la OTAN, a unos 100 kilómetros de la primera Brigada de Tanques cubana.
En ese instante crítico el Presidente de Angola solicitó el apoyo de las tropas cubanas. El Jefe de nuestras fuerzas en el Sur, General Leopoldo Cintra Frías, nos comunicó la solicitud, algo que solía ser habitual. Nuestra respuesta firme fue que prestaríamos ese apoyo si todas las fuerzas y equipos angolanos de ese frente se subordinaban al mando cubano en el Sur de Angola. Todo el mundo comprendía que nuestra solicitud era un requisito para convertir la antigua base en el campo ideal para golpear a las fuerzas racistas de Sudáfrica.
En menos de 24 horas llegó de Angola la respuesta positiva.
Se decidió el envío inmediato de una Brigada de Tanques cubana hacia ese punto. Varias más estaban en la misma línea hacia el Oeste. El obstáculo principal era el fango y la humedad de la tierra en época de lluvia, que había que revisar metro a metro contra minas antipersonales. A Cuito, fue enviado igualmente el personal para operar los tanques sin tripulación y los cañones que carecían de ellas.
La base estaba separada del territorio que se ubica al Este por el caudaloso y rápido río Cuito, sobre el que se sostenía un sólido puente. El ejército racista lo atacaba desesperadamente; un avión teleguiado repleto de explosivos lograron impactarlo sobre el puente e inutilizarlo. A los tanques angolanos en retirada que podían moverse se les cruzó por un punto más al Norte. Los que no estaban en condiciones adecuadas fueron enterrados, con sus armas apuntando hacia el Este; una densa faja de minas antipersonales y antitanques convirtieron la línea en una mortal trampa al otro lado del río. Cuando las fuerzas racistas reiniciaron el avance y chocaron contra aquella muralla, todas las piezas de artillería y los tanques de las brigadas revolucionarias disparaban desde sus puntos de ubicación en la zona de Cuito.
Un papel especial se reservó para los cazas Mig-23 que, a velocidad cercana a mil kilómetros por hora y a 100 —cien— metros de altura, eran capaces de distinguir si el personal artillero era negro o blanco, y disparaban incesantemente contra ellos.
Cuando el enemigo desgastado e inmovilizado inició la retirada, las fuerzas revolucionarias se prepararon para los combates finales.
Numerosas brigadas angolanas y cubanas se movieron a ritmo rápido y a distancia adecuada hacia el Oeste, donde estaban las únicas vías amplias por donde siempre los sudafricanos iniciaban sus acciones contra Angola. El aeropuerto sin embargo estaba aproximadamente a 300 —trescientos— kilómetros de la frontera con Namibia, ocupada totalmente por el ejército del Apartheid.
Mientras las tropas se reorganizaban y reequipaban se decidió con toda urgencia construir una pista de aterrizaje para los Mig-23. Nuestros pilotos estaban utilizando los equipos aéreos entregados por la URSS a Angola, cuyos pilotos no habían dispuesto del tiempo necesario para su adecuada instrucción. Varios equipos aéreos estaban descontados por bajas que a veces eran ocasionadas por nuestros propios artilleros u operadores de medios antiaéreos. Los sudafricanos ocupaban todavía una parte de la carretera principal que conduce desde el borde de la meseta angolana a Namibia. En los puentes sobre el caudaloso río Cunene, entre el Sur de Angola y el Norte de Namibia, comenzaron en ese lapso con el jueguito de sus disparos con cañones de 140 milímetros que le daba a sus proyectiles un alcance cercano a los 40 kilómetros. El problema principal radicaba en el hecho de que los racistas sudafricanos poseían, según nuestros cálculos, entre 10 y 12 armas nucleares. Habían realizado pruebas incluso en los mares o en las áreas congeladas del Sur. El presidente Ronald Reagan lo había autorizado, y entre los equipos entregados por Israel estaba el dispositivo necesario para hacer estallar la carga nuclear. Nuestra respuesta fue organizar el personal en grupos de combate de no más de 1 000 —mil— hombres, que debían marchar de noche en una amplia extensión de terreno y dotados de carros de combate antiaéreos.
Las armas nucleares de Sudáfrica, según informes fidedignos, no podían ser cargadas por aviones Mirage, necesitaban bombarderos pesados tipo Canberra. Pero en cualquier caso la defensa antiaérea de nuestras fuerzas disponía de numerosos tipos de cohetes que podían golpear y destruir objetivos aéreos hasta decenas de kilómetros de nuestras tropas. Adicionalmente, una presa de 80 millones de metros cúbicos de agua situada en territorio angolano había sido ocupada y minada por combatientes cubanos y angolanos. El estallido de aquella presa hubiese sido equivalente a varias armas nucleares.
No obstante, una hidroeléctrica que usaba las fuertes corrientes del río Cunene, antes de llegar a la frontera con Namibia, estaba siendo utilizada por un destacamento del ejército sudafricano.
Cuando en el nuevo teatro de operaciones los racistas comenzaron a disparar los cañones de 140 milímetros, los Mig-23 golpearon fuertemente aquel destacamento de soldados blancos, y los sobrevivientes abandonaron el lugar dejando incluso algunos carteles críticos contra su propio mando. Tal era la situación cuando las fuerzas cubanas y angolanas avanzaban hacia las líneas enemigas.
Supe que Katiuska Blanco, autora de varios relatos históricos, junto a otros periodistas y reporteros gráficos, estaban allí. La situación era tensa pero nadie perdió la calma.
Fue entonces que llegaron noticias de que el enemigo estaba dispuesto a negociar. Se había logrado poner fin a la aventura imperialista y racista; en un continente que en 30 años tendrá una población superior a la de China e India juntas.
El papel de la delegación de Cuba, con motivo del fallecimiento de nuestro hermano y amigo Nelson Mandela, será inolvidable.
Felicito al compañero Raúl por su brillante desempeño y, en especial, por la firmeza y dignidad cuando con gesto amable pero firme saludó al jefe del gobierno de Estados Unidos y le dijo en inglés: “Señor presidente, yo soy Castro”.
Cuando mi propia salud puso límite a mi capacidad física, no vacilé un minuto en expresar mi criterio sobre quien a mi juicio podía asumir la responsabilidad. Una vida es un minuto en la historia de los pueblos, y pienso que quien asuma hoy tal responsabilidad requiere la experiencia y autoridad necesaria para optar ante un número creciente, casi infinito, de variantes.
El imperialismo siempre reservará varias cartas para doblegar a nuestra isla aunque tenga que despoblarla, privándola de hombres y mujeres jóvenes, ofreciéndole migajas de los bienes y recursos naturales que saquea al mundo.
Que hablen ahora los voceros del imperio sobre cómo y por qué surgió el Apartheid.