No sé quién es El Francotirador del Cauto. En algún momento discrepó de alguno(s) de mis textos. Coincido sin embargo con su enfoque en este caso. A Jardines sí lo conozco. Compartimos la misma habitación durante dos años en el Instituto Superior Pedagógico de Camaguey, donde cumplimos el "servicio social" y soñamos con revolucionar la enseñanza de la filosofía en Cuba. Nuestras novias de entonces eran amigas. Tenía dos grandes pasiones que yo respetaba: Hegel y Silvio. Supongo que las mantiene. No sé cuando ni cómo saltó de la filosofía clásica alemana al neoliberalismo. (E.U.G.)
El Francotirador del Cauto
Tomado de Kaosenlared.net
Riflexiones
Cuando uno lee a un filósofo cubano, recientemente emigrado a tierras del Norte, afirmando que no hay nada rescatable del comunismo, la primera pregunta que me surge es: ¿A qué comunismo se refiere? ¿Viajó este filósofo a otro planeta donde existió tal comunismo?
Y la primera certeza a la que arribamos es que este metafísico, estudioso del marxismo a costa del esfuerzo de su pueblo, y que no es ningún tonto y menos ingenuo, está vendiendo sus ideas al neoliberalismo. Si eso no es traición que alguien me diga lo que es.
Qué pretende Alexis Jardines con esta payasada cuando afirma: “no, no hay nada rescatable en el comunismo porque el mismo no pasa de ser una quimera, un ideal que no guarda relación con la vida ni con la estructura de ninguna sociedad concreta.”
¡Qué falta de confianza en la humanidad revolucionaria!
Todo es una quimera hasta tanto se logre. Era una quimera del hombre volar y hoy explora el cosmos.
Para Jardines los logros del socialismo real en salud pública, educación, el deporte, en la ciencia, o en el desarrollo cultural y social, no son logros rescatables, pero a pesar de nuestro socialismo real, Cuba ocupó, en desarrollo humano durante el 2011, el puesto número 51. Quizás para Jardines esto no sea una gran conquista de nuestro pueblo.
Es la fundamentación de Alexis Jardines no sé si anti histórica o pro histérica, todavía no decido a cual pertenece, más bien parece una bufonada para caer bien en los círculos en que se desempeñan ahora sus aspiraciones intelectuales. Mira que decir que ya no existe clase obrera en el mundo y que los fundamentos teóricos del marxismo han envejecido, cuando la realidad es que nunca dejaron nacer al socialismo y el capitalismo sigue existiendo gracias a la plusvalía que roba al obrero.
Deben ponerse de acuerdo los filósofos, o los que intentan llegar a filósofos, para dejar la propaganda a un lado y definir el legado de los pensadores marxistas a la humanidad, diferenciarlo del legado auténtico y las cosas negativas que nos han dejado los que intentaron construirlo.
Yo pensaba que los aspirantes a filósofos debían tener un sólido conocimiento de la historia de la humanidad y Jardines al parecer no lo tiene o lo esconde, cuando se atreve a afirmar que el socialismo carece de contexto cultural y que el comunismo y el marxismo que lo alimenta son cosas del pasado y, que en tal sentido, solo pudieran prender en sociedades de escaso desarrollo económico, político y social, lo que para él significa el Tercer Mundo.
Y vuelvan a admirarse de los planteamientos de Jardines, porque para él “ni en el Tercer Mundo tendrán éxito las ideas socialistas, porque ya está en marcha un proceso globalizador que también los haría superfluos en estas regiones del planeta”.
No le quede dudas al lector, Jardines intenta ser el filósofo del 1 %. Olvida, así de pasada, la lucha de la humanidad y del socialismo en el Siglo XX, los triunfos del socialismo real, que no llegó a ser nunca democrático, sino una caricatura de socialismo, y sin embargo venció al fascismo, logró la descolonización en el mundo, e inició la conquista del cosmos, y llevó aparejado conquistas sociales innegables para los pueblos. Sin desmerecerle el aspecto solidario que demostró durante su existencia.
Jardines padece del mismo mal reumático mental que nuestra burocracia, esa que afirma que nadie sabía cómo se construía el socialismo, para escudarse detrás de los errores cometidos.
El socialismo se construye socializando los medios de producción, con la cooperativización, la autogestión, con la democracia plena, participativa y decisoria con lo cual se eliminan gradualmente todo tipo de discriminación en la sociedad.
Se equivocan aquellos que piensan que luchando solo contra la discriminación se acercan al socialismo, están, quienes piensan así, en la fase obrerista en la que solo se luchaba por reformas económicas y no por la toma del poder.
Marx nos alertó que todas las sociedades anteriores padecían de ese mal en que unos pocos eran dueños y una mayoría dependía de ese poder de las fortunas, y que la única forma de eliminar esa injusticia era socializando la propiedad. Cuando le explico esto a un trabajador lo entiende muy fácilmente, pero parece que Jardines ya no piensa como los obreros cubanos.
Entonces Jardines tiene su cabeza atormentada con preguntas tales como: ¿Realmente el comunismo se puede construir? ¿Quiénes con nombres y apellidos serían los encargados de acometer tal proeza? Está perdido el hombre, porque el nombre y apellido del que lo construye se llama pueblo.
Luego, no se basado en qué teoría neoliberal, afirma que la clase obrera ha desaparecido y seguirá desapareciendo antes que el Estado, lo cual es una fragrante contradicción en el seno de la teoría marxista.
Lo primero que le preguntaría a Jardines es si él aprovechó al menos en un 50 % las clases de marxismo que recibió en la ex URSS, me parece que no, porque quizás la recibió de algún profesor ruso ya imbuido de la necesidad de la desaparición del socialismo.
¿Cómo puede alguien aseverar que la clase obrera languidece? ¿Olvida Jardines la teoría de la plusvalía de Marx? ¿Acaso olvida quién la produce? ¿Cómo es posible que ese 1 % de la humanidad sea cada vez más rica sin obtener plusvalía?
Pero independientemente de todo, y sin demostrar cómo fue posible, lo que nadie ha visto hasta ahora, pero para Jardines, en las sociedades capitalistas más desarrolladas, la clase obrera languideció mientras se conservaron y fortalecieron tanto el Estado como la clase media y alta. Como si esas clases produjeran plusvalía. ¿No tiene visión Jardines para ver el 99 %? ¿Está para Jardines fortalecido el estado norteamericano endeudado con medio planeta?
Jardines, la clase obrera no languidece, sino que engrosa las filas de los desempleados, ahí es donde único el obrero no da plusvalía al burgués.
Si Jardines lo que pretende es darle un espaldarazo al capitalismo neoliberal, quisiera que me explicara a dónde nos ha llevado ese sistema, donde el 1 % lo tiene todo y el otro 99 % se indigna y toma las calles en todas partes del mundo capitalista, incluida las ciudades del imperio norteamericano.
Olvida Jardines, así de paso, que la desaparición del campo socialista no eliminó la voracidad del capitalismo sino que la incentivó. No sé qué de humano le ve este filósofo ex marxista, ahora neoliberal, a todas las guerras desatadas por el imperio desde 1989 contra los pueblos del mundo: Afganistán, Irak, Libia, y ahora con los ojos puestos en Siria e Irán, donde miles de obreros y trabajadores si han languidecido bajo el fuego de las bombas y la metralla del imperio capitalista. Hacia ahí, Jardines, es adónde nos lleva el neoliberalismo y la globalización imperial.
Como le dijo un comentarista, Jardines está viendo fuego fatuo. Le recomiendo que al menos lea lo que, según Inmanuel Wallerstein (1) será el fin del capitalismo, para quien, como sistema, su desintegración es irreversible.
“El capitalismo moderno –asevera Wallerstein– y los hechos lo van demostrando, alcanzó el fin de la cuerda. No puede sobrevivir como sistema y por ello pasa por la etapa final de una crisis estructural de larga duración. No es una crisis de corto plazo, sino un despliegue estructural de grandes proporciones”.
A contrapelo de lo que dice Jardines, el socialismo sigue siendo, no una quimera, sino una ilusión o sueño de la humanidad, y cuando el hombre se propone una idea tan justa, es muy difícil que no la logre. El capitalismo no es el futuro de la humanidad, porque es antihumano y anti ecológico, y es, hasta ahora, el socialismo, la mejor opción para el ser humano y el planeta.
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Estimado Enrique,
ResponderEliminarEsto es supercurioso, porque yo que nunca fui marxista, ahora que me he metido de lleno en eso de la economía política, voy camino de serlo, si no lo soy ya. Y es que resulta que hasta partiendo de la ley de la utilidad marginal, el eje sobre el cual los teóricos burgueses se enfrentaron a la Teoría del Valor del Trabajo (que partía no de Marx, sino de Adam Smith y David Ricardo), partiendo de esa teoría rival se llega a las mismas conclusiones sobre la explotación y la plusvalía. Y es que simplemente parten de la explotación y la plusvalía como una necesidad, dada por el interés propio, que según ellos es lo que mueve a los hombres. Sirven simplemente como una justificación del capitalismo.
Es más que evidente que aquello otro de que el capitalismo -anárquico y competitivo- limita las fuerzas productivas es un hecho, tanto así que nos lleva abocados al fin de la especie, con sus guerras y su daño al medio ambiente, sin contar la destrucción que constituye el consumismo.
El capitalismo tiene que desaparecer. La cuestión está en qué debe sustituirlo. Ciertamente el socialismo "a la soviética", que yo no lo considero marxista, no ha sido el camino correcto. Para empezar de un plumazo se restringe a todas las fuerzas productivas -precisamente de lo que se quejaba Marx sobre el capitalismo- poniéndolas en manos de una burocracia ineficaz, que en términos marxista no deja de ser tan explotadora, o peor, que los capitalistas. Pero, sin duda, el enfásis en lo social -educación, salud, cultura, deporte-, no por su valor económico, sino por su valor de enriquecimiento personal y nacional (yo siempro digo que hay cinco cosas que se pueden acumular: dinero, conocimiento, amigos, grasa y churre; que si de tener se trata, el dinero no es lo único que da la felicidad). Lo que ha hecho Cuba en deporte, por ejemplo, tiene un valor enorme. ¿Cómo valorar, por ejemplo, esa última actuación en los Juegos Panamericanos?
Yo creo que lo que debemos es encontrar un equilibrio entre lo individual y lo colectivo. ¿Qué valor tiene la iniciativa individual? Líderes son necesarios en todos los aspectos de la existencia humana, gente dispuesta a arriesgarse (los burócratas no son precisamente afines a estas ideas). A eso desde la izquierda nunca se le ha dado mucho valor, pero está ahí... Y menos mal que, sea por lo que sea, en Cuba se han dado cuenta. Pero hay que balancearlo con lo social. La libertad no es libertinaje, que es como interpretan los neoliberales el capitalismo. No se puede hacer lo que a uno le venga en ganas. La sociedad tiene que tener control. Es decir, la democracia tiene que ser real. La iniciativa individual debe ponerse al servicio del pueblo, de sus necesidades. No todo puede salir al mercado. Hay que sentar prioridades -democráticamente... Este viene a ser -curiosamente- el mensaje de esos indignados que andan regados por ahí, que es muy marxista...
Lo que me lleva a algo que te he comentado antes: esta gente que está totalmente en contra de la Revolución (yo me considero un crítico, no un contrarrevolucionario) están en el pueblo y no ven las casas. En momentos en los que el capitalismo es puesto en dudas por doquier ellos siguen aferrados a los viejos dogmas. Y así, por supuesto, que no ofrecen ninguna solución.
Saludos.