Pablo de la Torriente Brau está de cumpleaños. Lo acompañan su padre Félix, su madre Graziella, su abuelo Papador, sus hermanas. Están también Teté, Roa, Rubén, Miguel Hernández, los milicianos, y muchos, muchos más.
Junto a él, nosotros: los cubanos de hoy, y en especial ese “ejército loco” que desde el Centro Cultural que lleva su nombre promueve y aprende sobre su vida y su obra.
A la pregunta de ¿cómo ves a Pablo en el aniversario 110 de su nacimiento? (este 12 de diciembre), estas fueron las respuestas de quienes lo conocen, lo honran y lo admiran, día a día, desde una pequeña e incansable institución habanera.
Es, para cualquier joven, motor impulsor para crear, aliento y ejemplo.
Brenda Besada, promotora cultural
Pablo de la Torriente Brau, a sus 110 años, sigue asaltándonos con su juventud inmensa, concebida en tiempos tan difíciles como estos que vivimos y como casi todo momento de la historia.
Los Pablos que hoy necesitamos deberán crecer irradiados por luces como esa que él comenzara a trazar en Puerto Rico y que finalmente en Majadahonda proyectara, para siempre, hacia el futuro.
Raúl Marchena, trovador
Imagino a Pablo con 110 años rejuvenecido, reunido con los jóvenes actuales, reviviendo sus memorias sobre la Guerra Civil Española.Jesús García, informático
Imagino a Pablo con unos espejuelos y su pluma, sentado a la mesa y sin parar de escribir.
Aleida Enríquez, productora
Pablo a sus 110 años tiene la sabiduría en la mirada, el humor y la sapiencia en la pluma y la palabra, la humildad de la belleza en el alma y la vívida estela del camino en los pasos. Sonriendo, sonriéndonos.
Yus Escobar, especialista
En estos tiempos de seguro Pablo tendría un blog y estaría ejerciendo su periodismo, casi guerrillero, por todo el ciberespacio y los medios que tuviese a su alcance. Lo maravilloso de todo es que tendría un montón de seguidores y muchas razones y armas para defender la verdad. A mi me hubiese encantado ser su amigo, aunque no saliera de un rollo para meterme en otro.
Alain L. Gutiérrez, fotógrafo
Como la primera vez que vi la foto de Pablo, con aquella barba hasta la cintura y sus pelos desgreñados, me impresionó tanto, lo imagino exactamente así a sus 110 años, ahora rodeado de jóvenes a los que les dice:
“!…si la vida es algo que quiera valer la pena, es de veras el huracán de sueños de los primeros años impetuosos, locos, vehementes y desaforados!*
* de su Aventuras del soldado desconocido cubano.
Virgen Gutiérrez, editora de la colección Palabra viva
¿Quién ha dicho que Pablo ha muerto ni que tiene ciento diez años? Lo veo en plena lucha revolucionaria con los estudiantes de La Habana; cuando prepara su viaje para España en Nueva York; mientras lucha hombro con hombro junto a los milicianos en la Guerra Civil Española y escribe cartas y crónicas para la posteridad; miro cuando cae en Majadahonda y se levanta, con sus hermosos ojos y su sonrisa de vencedor. ¿No lo ven? Está aquí, para siempre.
Dulcila Cañizares, colaboradora
Pablo de la Torriente Brau sería hoy un joven al filo de cumplir 110 años.
Abel Casaus, asesor de nuevos medios
Lo veo conmigo en las conversaciones sobre el futuro; cuando me molesto por la indolencia, la desidia y la doble moral; pido su consejo cuando creo que el cansancio está al vencerme. Y entonces lo recuerdo, lo siento, lo admiro, y su desenfado y su pasión me ayudan a continuar.
Vivian Núñez, editora jefa
Como un excelente cartel de Fabián Muñoz, cuando los 80 del Che...No me imagino un Pablo de 110 años...Veo a un mocetón enérgico en las calles de la Habana, dando grandes zancadas y yéndose a encontrar con Roa...
María Santucho, coordinadora
Tengo la fortuna inmensa de poder imaginar a Pablo de la Torriente Brau ahora, hoy, hace 15 minutos, en la Peña del alemán, en Buitrago del Lozoya, a 70 kms de Madrid, a donde he vuelto con Alfredo Moreno, fotógrafo de la exposición PABLO EN BUITRAGO, y otros amigos para recorrer, ya cayendo la noche, aquel espacio memorable donde Pablo polemizó con el enemigo.
Así lo recuerdo, así debiera estar, así está: polemizando con los enemigos de este tiempo nuestro de hoy: los poderes imperiales hegemónicos, la injusticia social y las desigualdades, las fobias y las discriminaciones, la rémora de las burocracias y el aburrimiento que generan la banalidad y la ignorancia. También entre nosotros. Muchacho batallador. Testimoniante eterno. Tu lucha no ha terminado todavía en este mundo terrible y maravilloso. Por eso estamos contigo. Por eso estás con nosotros, apostando por los fulgores de la imaginación y por los riesgos de las revoluciones verdaderas.
Víctor Casaus, director
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