Les dejo una crónica de una bloguera de la ciudad de Holguín, sobre el huracán Sandy.
Karina Marrón
Por dónde comenzar a contar una historia que es triste y al mismo tiempo a ratos nos llena el pecho de amor, de orgullo y de una alegría rara, esa que brota siempre que descubrimos un nuevo amigo, un hermano. Quizás por los desvelos de los Consejos de Defensa Municipales y el Provincial, hervideros desde los que se generaban medidas, indicaciones, decisiones para preservar la vida de la gente en cada etapa señalada.
A veces quisiera que todo el pueblo pudiera seguir cada detalle de lo que pasa allí y no solo que conociera los resultados finales. Yo sé que es imposible, pero tal vez entendieran que un Consejo de Defensa no es un sitio donde se dice fríamente que hay que evacuar a la población, mover el ganado a zonas altas o asegurar la alimentación y el abasto de agua; sino un lugar casi en pie de guerra donde se analiza el por qué un grupo electrógeno no tiene una pieza determinada, qué falta para que cierto poblado reciba la canasta básica o agua potable, la preocupación por los que testarudamente se resisten a abandonar un centro turístico o sus hogares, aun a riesgo de sus vidas, o las tormentas de ideas para encontrar soluciones a las mil carencias que tenemos y resguardar cada recurso.
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