Enrique Ubieta Gómez
Estas cosas suelen suceder en el mundo inmundo en el que vivimos. La prensa colonialista nos acostumbra a recibir con indiferencia la muerte de cientos o de miles de nativos ex coloniales. Puede ser un terremoto, o simples muertes colaterales de un acto de "limpieza" guerrerista. Los suicidios son intrascendentes. A no ser que provoquen, como el del trabajador egipcio, la caída de un régimen aliado a Occidente. Si un avión se desploma, con trescientos pasajeros, y todos mueren, la cuenta es clara: murieron tres occidentales, dicen los titulares. De repente, en las viejas metrópolis, los ciudadanos empiezan a suicidarse. No por aburrimiento –como nos contaban que sucedía en Suecia–, sino por causas parecidas a las de los ex coloniales. Se parecen tanto a nosotros esos excluidos del sistema, que la prensa los trata como a nosotros. Son su "tercer" mundo, sus colonizados internos, y los colonialistas de siempre prefieren no hablar de ellos. Si no contaban en vida, ¿por qué han de contar en muerte? Son muertes "colaterales" (y sin embargo inevitables, imprescindibles) del enriquecimiento obsesivo de unos pocos. Amancio Ortega es un asesino, aunque el gatillo lo apriete Rajoy; ambos prefieren que la prensa aborde con discreción el tema. Pero son nuestros muertos. Aunque hayan nacido en el mundo colonial, son nuestros, necesitan de nuestra solidaridad, como nosotros de la de ellos. Sobre las letras de su nombre extiendo entonces la bandera de la República española, que también es nuestra, porque por ella lucharon y murieron alrededor de mil cubanos voluntarios y miles de latinoamericanos. ¡Qué viva la República!
Se suicida en la calle Cartago un activista de Stop Desahucios
DIARIO CÓRDOVA, Viernes, 8 de febrero de 2013
Francisco J. Lema Bretón, de 36 años de edad, casado y con una hija, se ha suicidado sobre las 10.00 de la mañana en la calle Cartago, en Córdoba capital, al arrojarse al vacío desde un cuarto piso. El fallecido había residido con anterioridad en Villafranca, de donde era natural, y era activista de la plataforma Stop Desahucios. Según fuentes de la plataforma, la víctima tenía pendiente de ejecución una orden de desahucio por el impago del contrato de alquiler y otras deudas, y al morir portaba una carta en la mano.
Francisco era obrero de la construcción y en estos momentos se encontraba sin empleo. Ya protagonizó otro intento de suicidio en el 2011, cuando se hizo un corte en el cuello a las puertas de una sucursal bancaria.
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