Descubro en el blog El Diablo Ilustrado esta interesante entrevista a Silvio Rodríguez, recientemente publicada en Argentina y la comparto también en el mío.
Diego M. Vidal
Miradas al Sur
Como en aquel primer aniversario del gobierno de Néstor Kirchner, el creador de “Ojalá” llega al país para el homenaje a los diez años del histórico 25 de mayo de 2003.
Dentro de dos semanas, Silvio Rodríguez regresa a la Argentina en un paso fugaz y sólo para participar del acto homenaje a los 10 años de la asunción de Néstor Kirchner. “Voy a cantar un poquito el próximo 25 porque me invitó Cristina”, cuenta el trovador a Miradas al Sur desde La Habana. Quizá por aquello que canta de “toma el mínimo alimento que te ofrece una canción aunque sólo sea un momento de emoción”, su presencia en Plaza de Mayo tendrá lo suficiente de emotivo que la conmemoración encierra en sí misma.
Antes y después de sus presentaciones por las barriadas de Cuba, que le permiten un contacto más directo con la población, Silvio llevó sus canciones por diversos países de América latina y saldó deudas con su público, como el de Bolivia, que debió esperar tres décadas para volver a escucharlo en vivo.
–Anduvo recorriendo algunos lugares de Latinoamérica cuando estaba renuente a estas giras y se dedicaba más a cantar por los barrios cubanos. ¿Es el cambio de época en la región lo que lo lleva a subirse de nuevo a los escenarios fuera de Cuba?
–Sigo haciendo conciertos en los barrios y ya les decimos “La gira interminable”. La verdad es que no sé muy bien lo que me hace subir a otro tipo de escenarios. Será que siempre hay quien lo pide y eso da un calorcito, te hace sentir útil. Mucho más cuando te invitan a una plaza, a cantar para todo el mundo. Quizás esos actos inmensos no tengan la exquisitez de sonido de los teatros, pero sin duda ahí te puede ver gente que de otra forma no podría. Entonces esas presentaciones adquieren un significado semejante al de los conciertos por los barrios, aunque haya que viajar algunos miles de kilómetros.
–En una de sus presentaciones, después del triunfo de Nicolás Maduro en Venezuela, cantó “El necio”, cuyo estribillo dice “yo me muero como viví”. Tal vez es un tema que le calza perfecto a la vida de Hugo Chávez. ¿Cómo lo afectó su fallecimiento y cuál es el horizonte que ve para el continente ante su falta?
–Fue en Perú. Esa misma noche en que estaban los presidentes reunidos para apoyar a Maduro, nosotros teníamos concierto en un estadio de Lima. La muerte de Chávez me afectó mucho. Tanto que preferí no hablar. Me dolió la pérdida del líder excepcional, pero también la de la persona, porque tuve la oportunidad de tratarlo y era un gran ser humano, un soñador. El encargó a Maduro como su continuador. Lo dijo claramente la noche del 11 de diciembre. Confío en aquel Chávez valiente y lúcido, por eso estoy seguro de que Maduro va a hacer bien su trabajo. Tenemos que apoyarlo, como apoyamos a Hugo, o puede ser que un poquito más aún.
–Acaba de presentar una nueva edición de Cancionero, con fotos y dibujos suyos. ¿Va a dedicarse más de lleno a sus viejos deseos literarios?
–Es un libro que está hecho desde hace algunos años. Ahora aprovechamos la invitación que nos hizo el ministro de Cultura de la República Dominicana, José Antonio Rodríguez, para presentarlo en la Feria Internacional del Libro. Por cierto, José Antonio es trovador, y bueno.
–Al que se le nota la impronta trovadoresca del Caribe, la influencia poética de la Nueva Trova. A usted, ¿qué es lo que lo motiva en estos tiempos para componer una canción, por ejemplo?
–Estoy haciendo canciones muy raras, que no tienen que ver con nada, sino con mis estados de ánimo, con la naturaleza, las corrientes marinas, los vientos, los montes y los pájaros. Cuando joven pensé que le debía una canción a Lucifer, el ángel caído, y hace poco pagué la deuda. En algún momento grabaré todo eso. Pero antes debo encontrar tiempo para terminar un par de discos que tengo inconclusos desde hace décadas.
–Cuba entró en una etapa de cambios interesantes, no tan sólo económicos sino también en el debate político-cultural. Por toda la isla se juntan grupos que discuten, de algún modo, el porvenir del país. A propósito de eso, el intelectual cubano Víctor Casaus dijo haciendo referencia a usted que “atendamos a la palabra del poeta: … a ver si al fin la lucidez del alma nos visita”. ¿De qué manera eso se refleja en la cancionística cubana?
–Todo eso pasa ahora porque se ha venido preparando desde hace años, con discusiones quizá menos públicas. Lo que sí está visto es que el socialismo no funciona como lo hizo en el siglo XX. Hay que encontrar la forma de hacerlo sostenible. En Cuba ahora mismo hay mucha música expresando inconformidades, sobre todo en el rap. Sería interesante que se superara lo meramente contestatario y que la canción entrara más en las sutilezas del debate.
El año 2013 es pródigo en aniversarios redondos para Silvio Rodríguez: en febrero se cumplieron 45 años de cuando con Noel Nicola y Pablo Milanés se presentaron por primera vez en la sala Che Guevara de Casa de las Américas, que entonces dirigía la mítica guerrillera del Moncada y la Sierra Maestra Haydeé Santamaría. Ahí sembraron la semilla de lo que se llamaría Nueva Trova Cubana, que en la fragua del calor revolucionario tomaba la posta de las generaciones precedentes. Eran tres jóvenes imberbes, de los cuales sólo Silvio era el único que no contaba con laureles musicales muy difundidos. Pablo ya tenía cierta trayectoria y Nicola portaba el apellido de uno de los más importantes concertistas de guitarra en Cuba.
“Nadie se engañe –dijo Rodríguez en el acto de evocación de aquel hito–. No éramos muy importantes, apenas unos jóvenes autores que aparecían entre contradicciones más o menos sonadas. Pablo había estado en las UMAP, a mí me habían echado del ICR. Éramos bebedores, fumadores, adictos a tocar guitarras y chicas inolvidables”.
Hoy no sólo compone, canta o escribe en su blog Segunda Cita, sino que desde sus estudios de grabación Ojalá promueve y da alas a los sueños de otros artistas noveles. Incluso impulsó el Premio a la Creación Ojalá que ya lleva tres ediciones.
–Suscribió a esa definición de Vicente Feliú que decía que ustedes ya pertenecían a la “Nueva Trova Social Club”. Pero siguen vigentes y su público se renueva en edad. Sin embargo, la música cubana continúa dando nuevos y valiosos músicos que en nuestros países no logran repercusión. ¿Cuál crees sería la solución para que alcancen la masividad que tuvo su camada?
–Nosotros violentamos algunas formas y tuvimos la suerte de traspasar fronteras, quizás porque en otros lugares sucedía algo parecido. Pero ojo con las recetas. Creo que lo que pasó entonces fue un fenómeno que implicaba a todo nuestro tiempo. Ser parte de un proceso como el cubano, por supuesto, que también fue importante. Por otra parte, tampoco sé si ahora mismo los oídos del mundo están preparados para un salto cualitativo. Hoy en día, las rebeliones no son tan radicales. Los que están en el poder sí, porque siguen defendiendo su status con garrotes. Pero los indignados, aunque piensan duro, no se portan tan radicalmente. ¿Pasa lo mismo en la canción o lo mejor lo que se canta no se difunde? Estoy pensando en voz alta.
–En noviembre de 2003 grabó “Canciones con Santa Fe” junto a Víctor Heredia y León Gieco, entre otros amigos, en solidaridad con los inundados de esa provincia argentina. Hace poco más de un mes, ocurrió una tragedia similar en la ciudad de La Plata con numerosos víctimas fatales, ¿le propusieron hacer algo similar para ayudar a los afectados?
–Lo de La Plata lo conversamos en mi blog, donde participan argentinos. Las fotos eran tremendas, pero ahora no me plantearon lo de aquella vez, o al menos hasta mí no llegó.
–¿Se sigue sintiendo “kirchnerista” como dijo en una oportunidad?
–Siempre recordando que hace 9 años me invitó Néstor. Él dijo que yo era kirchnerista y lo interpreté como una broma, quizás como un desafío a cierta prensa. Supongo que lo dedujo de alguna declaración mía apoyando los juicios a los militares y su política monetaria que, sin dudas, sacó al país de donde estaba. Yo no lo desmentí porque, al menos técnicamente, tenía razón.
–Por último: si alguien encontrara su unicornio perdido… ¿qué haría?
–Si fuera Inodoro Pereyra y el animalito se quisiera quedar en la pampa, la verdad es que cerraría el pico. Lo que soy yo, respeto sus ganas de vivir donde él prefiera.
gracias!
ResponderEliminarMuy buenoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminar