Salvador Capote
ALAI AMLATINA, 10/06/2013.- Durante los últimos doce años el suicidio entre los militares estadounidenses en activo ha ido aumentando sostenidamente, alcanzando un récord de 349 (únicamente suicidios confirmados) en 2012. De acuerdo a cifras preliminares, parece que alcanzará un nuevo record en 2013.
La preocupación del gobierno norteamericano se acentúa con el hecho de que en cada uno de los últimos tres años el número de bajas por suicidio entre los militares ha sido superior a la cifra de los que mueren en combate. En 2012 murieron 310 soldados estadounidenses en Afganistán y se suicidaron, como hemos dicho, 349. Sólo el Cuerpo de Infantería de Marina registró 48 autoeliminados en 2012, un aumento del 50% respecto a 2011. Cada 65 minutos en promedio, un veterano de las fuerzas armadas estadounidenses comete suicidio (uno cada día aproximadamente entre los que están en servicio activo).
Se considera, sin embargo, que la verdadera cifra es bastante mayor pues debido al estigma asociado al suicidio, muchas muertes, sobre todo las que se producen por envenenamiento, sobredosis de estupefacientes y caídas desde alturas, se clasifican como accidentes aunque, con toda seguridad, una parte de ellas son acciones suicidas.
De todos modos, la situación es tan grave y escandalosa que el Secretario de Defensa León Panetta afirmó en un comité del Congreso en Julio de 2012 que los militares de Estados Unidos se enfrentan a una “epidemia” de suicidios y que se necesita mejorar los servicios de salud mental para las tropas. Panetta indicó que los suicidios constituyen uno de los problemas “más complejos” y “urgentes” que enfrentan los militares estadounidenses y es “uno de los retos más frustrantes” ya que “a pesar del aumento de esfuerzos y el incremento de la atención, la tendencia continúa avanzando en una problemática y trágica dirección”.
En los últimos tres años se incrementó (hasta unos 9,000) el número de psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales y enfermeras especializadas en salud mental, en hospitales y clínicas militares, un incremento del 35%.
Si se tiene en cuenta la experiencia israelí (la tasa de suicidios es también alta entre los militares de Israel) el suicidio entre los veteranos es favorecido por las leyes que permiten, prácticamente sin control, la tenencia de armas de fuego. En Israel, la principal forma de suicidio era por disparo de arma de fuego los fines de semana y días festivos. En 2006, una orden administrativa que prohibió a los soldados llevar el arma a casa redujo de inmediato la tasa de suicidios en más de un 40 %.
Medidas como ésta, sin embargo, tocan solamente la superficie del problema, el cual tiene raíces considerablemente más extensas y profundas. Muchos veteranos, víctimas ellos también de tantas guerras sin sentido, prefieren quitarse la vida a vivir con las secuelas de las terribles experiencias vividas como invasores en países que, muy probablemente, no sabían siquiera situar en un mapa.
El aumento de la tasa de suicidios obligó a la Casa Blanca en 2011 a levantar la prohibición, impuesta por la administración de George W. Bush, para el envío de cartas de condolencia a nombre del presidente a las familias de los miembros del servicio que se suicidan.
Al escándalo del suicidio entre los militares se suma el escándalo de los asaltos sexuales: una de cada cinco mujeres de uniforme es asaltada sexualmente por sus compañeros, y la cifra va en aumento. Alrededor de 20,000 asaltos sexuales tienen lugar cada año en las fuerzas armadas de Estados Unidos, pero menos de cien (menos del 0.5 %) de los violadores son llevados a corte marcial y esto, generalmente, sólo cuando han actuado con excesiva brutalidad y el hecho ha trascendido al público. Si los militares estadounidenses violan a sus propias compañeras, ¿qué no harán con las mujeres civiles indefensas en los territorios ocupados?
Rambo viola, Rambo tortura, Rambo asesina, Rambo se suicida porque, no busquen otra causa, su degradación es el resultado de violentar la naturaleza humana dentro de una horrible maquinaria de destrucción y muerte al servicio del complejo militar-industrial y de la élite imperial gobernante.
Nota: La cifras que se ofrecen son desclasificadas. Fuentes: informes anuales del Departamento de Defensa y del “Department of Veteran Affairs”.
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