Alberto Híjar Serrano
En tiempos infames, la dignidad y la esperanza encuentran huequitos para alegrarnos. La presidenta de Brasil puso en alto a Nuestra América al reclamar en la ONU el espionaje del gobierno yanqui. En el máximo foro de los Estados del mundo, afirmó que una soberanía es injusta si existe en deterioro de otras. Enorme contraste con el silencio del gobierno de Peña el espiado sumiso con todo y diputados y senadores que lo acompañan. Gracias Evo por reclamarle al Imperio su rapacidad que llega hasta el cielo. Pudo ser fatal la negación del permiso de las potencias europeas para que cargara combustible el avión de la presidencia de Bolivia con el pretexto de que podía ir en él Julián Assange. El presidente Mújica de Uruguay habló desde el Sur, desde el extremo Sur habría que precisar. Terminó clamando por un gobierno de la especie humana amenazada de extinción por quienes mandan la criminal acumulación capitalista destructora del planeta y los pobres del mundo. Tres presidentes en ejercicio de democracias con tendencia popular.
En el pasado ominosamente presente se recuerda a Allende, a Neruda, al Che. A mano y arriba de una paloma de Picasso, Neruda escribió: “Hoy es hoy y ayer se fue no hay duda. Pablo Neruda”. Pero en 1973 encontró a su país y a su pueblo sumidos en el terror con una campaña feroz contra la Unidad Popular y el gobierno de Allende nacionalizador del cobre, la sal y con programas de salud integral por el médico socialista que en 1939 fue Ministro de Salud y había escrito el primer libro de medicina social donde la reflexión se apoya en terribles estadísticas sobre vivienda, mortalidad y morbilidad, para fundamentar un plan de gobierno promotor de la salud integral. Todo esto se volvía improbable ante la amenaza de la derecha y sus redes trasnacionales de contrainsurgencia mientras los trabajadores y los colonos pobres formaban comunidades de autodefensa espantosamente desarmadas. El homenaje a Neruda en el Estadio Nacional no llenó las graderías, el miedo se imponía con todo y Premio Nobel de por medio. En mayo, Neruda declaró por televisión su apego a la gran lección de defensa de la República Española hoy necesaria como alternativa a la monarquía podrida. A aminorar los crímenes nazis contribuyó como cónsul chileno al organizar el refugio de los perseguidos que llenaron el buque Winnipeg. A la par, construyó el Canto General en México entre ataques reaccionarios que le costaron un ataque en Cuernavaca por haber proclamado a Bolívar “patriota español”. La UNAM editó el poema y Joaquín Xirau, filóNerudasofo idealista y poeta transterrado hizo la presentación de Neruda cesado de su cargo diplomático en 1948 a raíz de su “Carta íntima para millones de hombres” contra el dictador González Videla a quien apodó Pinganilla. En 1946 había legalizado su nombre de poeta comunista a cambio del de Neftalí Reyes. La Universidad Nicolaita, la misma que tuvo como rector a Miguel Hidalgo y como estudiante a Morelos, lo hizo Doctor Honoris Causa y el gobierno de México le otorgó el Águila Azteca disimulando sus gestiones que sacaron a Siqueiros de la cárcel en 1940 para pintar en la Escuela México de Chillán. El Canto a Stalingrado pegado en las paredes ante la furia de los reaccionarios, hizo que el Sindicato Mexicano de Electricistas lo presentara con auditorio lleno de trabajadores combativos. El Taller de Gráfica Popular adelantó una parte del Canto General al publicar en papel revolución “Que despierte el leñador” con grabados de Alberto Beltrán. Fue hasta 1950 cuando Rivera y Siqueiros ante Neruda, firmaron sus ilustraciones de la lujosa edición del Canto General nunca editado para pobres. Siqueiros hizo para la elegante editorial Mourlot, una serie de litografías donde predomina el rojo en trazos gestuales acordes con el sentido telúrico que tanto molestaba a Roque Dalton, el revolucionario poeta salvadoreño que destruyó sus poemas nerudianos de juventud. Lo cierto es que esta dimensión humanizadora de la tierra complicada con el sentido amoroso y libertario, vivirá mientras la digna rabia romántica sea necesaria, o sea siempre.
El abogado Eduardo Contreras clama por la investigación del asesinato de Neruda. Su cadáver mostrado a Matilde Urrutia por un medico insistente involucrado en muertes repentinas con una enfermera que también atendía en el hospital donde murieron Frei y Neruda, no pudo explicar el gran moretón circular en el pecho herido por una inyección no reportada en el parte médico ni en las versiones diferentes del deceso. En estos crímenes hay complicidades que hacen posible el mal. Pero Barrientos, el asesino de Víctor Jara según ha denunciado su viuda Joan, convive en Miami con Félix Rodríguez, el operador de la CIA en el asesinato del Che, Posada Carriles reclamado por Venezuela por la explosión de un avión en vuelo con 77 victimas incluyendo al equipo de esgrima de Cuba. Jeff Bush debe estar satisfecho no sólo del fraude electoral que llevó a su hermano a la presidencia del Imperio asesino, sino también de la infamia jurídica que mantiene en prisión a cuatro héroes cubanos. Por los días del 40 aniversario del golpe militar en Chile, Canal 22 transmitió “El Mocito”, un documental donde un setentón narra los servicios prestados en un centro de tortura pinochetista porque alguien debía barrer, trapear, limpiar la sangre, empaquetar cadáveres y miembros cercenados. Esto es lo grave, hay millones de burócratas serviles de lo que Hanna Arendt llama “la banalidad del mal”, esa definición que le ganó el repudio de los judíos irracionales cuando reporteó el juicio contra Eichmann que insistió que lo único que hizo fue cumplir con su trabajo de registro y empaque en los trenes a las cámaras de gas. Son millones que no sólo cumplen las pequeñas tareas necesarias de la infamia, sino aplauden a sus jefes en escenarios donde todo es actuado como construcción de multitudes fanáticas del orden autoritario y brutal. Por fortuna también hay solidaridades humildes alejadas de la fama.
Testimonio de la urgente solidaridad nuestra americana, es el olvidado y postrer mural de Siqueiros en la Escuela Primaria Copiapó inaugurado por Allende, Siqueiros y ni modo, el candil de la calle y agente de la CIA Luis Echeverría el 2 de diciembre de 1972. Una placa explica que el alcalde de la capital de Atacama reunió fondos en 1863 para contribuir a la derrota del Imperio apoyado por Napoleón III como lección de soberanía popular de quien se ganó el título de Benemérito de las Américas.
27 septiembre 2013
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