Ángel Guerra Cabrera
¿Se ha vuelto loco el presidente de Venezuela Nicolás
Maduro al ordenar la drástica rebaja de los precios de infinidad de productos,
intervenir cadenas de tiendas, detener gerentes especuladores y asignar a la
guardias popular la misión de cuidar el orden de esta operación? Recordemos que
Maduro prometió mano dura contra la guerra económica(véanse mis artículos del
3, 10 y 17 de octubre en este diario) y vaya si lo está haciendo que ha
levantado la moral combativa del chavismo, evidenciado que la inflación es
artificial y puesto a la burguesía en la picota. Pero esa no es la idea que
transmiten los ponzoñosos contenidos de CNN y de la maquinaria mediática
imperial, impresa o electrónica, que las reproduce país por país.
No, esta adopta un tono de burla ante los dichos y los
hechos del gobierno venezolano al que achacan mendazmente la responsabilidad
por el supuesto casos, desorden y ruina del país. La economía venezolana es
sólida, más que la de países que presumen de competitivos por su entreguismo y los
salarios de hambre que pagan a sus trabajadores, como demuestra este trabajo (http://www.aporrea.org/actualidad/a176371.html)
Reitero, la batalla que se libra desde el año pasado en
Venezuela es un nuevo capítulo de una antigua disputa: quién controla la
pletórica renta petrolera y su distribución. Si es el pueblo y, por
consiguiente, el Estado venezolano encabezado por su gobierno popular, a quien corresponde según la Constitución
aprobada por amplia mayoría en 1999, o si es el imperialismo yanqui y sus
aliados parásitos de la oligarquía local.
Esos nunca han aceptado el orden jurídico y político
independiente y soberano que se dio en histórico referendo la nación venezolana
en esa fecha y desde entonces pretenden derribarlo apelando al camino de la desestabilización
y del golpe de Estado. Su único objetivo es restaurar en la patria de Bolívar
un régimen corrupto, proyanqui, capaz de tomar las más antipopulares medidas y
reprimir sin piedad las protestas como era costumbre hasta la elección de Hugo
Chávez a la presidencia en diciembre de 1998. ¿O es que vamos a permitir que
las hienas mediáticas metan bajo la alfombra el caracazo(1989)?, ese vigoroso levantamiento popular contra un
cruel paquetazo neoliberal. ¿O la rebelión encabezada por esa misma razón en
1992 por el entonces teniente coronel Hugo Chávez?
La contrarrevolución venezolana dirigida por Washington,
ha visto como sus proyectos subversivos contra la Revolución Bolivariana han
sido derrotados uno tras otro y su cabecilla Henrique Capriles no es más que un
mequetrefe multimillonario manufacturado
como líder en un gabinete de guerra sicológica yanqui. Pero el repertorio de
acciones desestabilizadoras de la CIA es casi infinito por lo que adoptó una
nueva táctica desde antes de las elecciones de octubre del año pasado en que resultó reelecto el
comandante Hugo Chávez, enormemente intensificada previamente y después de los
comicios de abril de este año ganados por el candidato de la Revolución Nicolás
Maduro.
El nuevo modelo
golpista es muy semejante al aplicado por la central de inteligencia gringa en
Chile contra el gobierno constitucional
de Salvador Allende hace ahora cuarenta años. Consiste en crear el
desabastecimiento artificial mediante el acaparamiento de productos, el aumento
astronómico de los precios por las grandes empresas privadas importadoras y
distribuidoras, la organización de motines callejeros y, en el caso venezolano,
el jineteo descarado de las divisas del pueblo por los bancos privados, que
llegó a provocar la fuga de sumas millonarias de dólares. Todo hay que decirlo,
para ello han contado con la complicidad de funcionarios gubernamentales,
muchos ya sometidos a proceso después de una total reestructuración del sistema
de asignación de divisas del Estado.
Venezuela
no es Chile aunque existan semejanzas. La fuerza armada venezolana es patriota
y constitucionalista, tiene generales y almirantes revolucionarios y cientos de
oficiales jóvenes muy radicales; la situación de América Latina y del mundo es
mucho más favorable para la Venezuela chavista que lo que era para el Chile de
Allende; en Venezuela hay una población revolucionaria con experiencia de poder
popular que sabe actuar y movilizarse
autónomamente sin esperar orientaciones de “arriba” y hay miles de hombres y
mujeres del pueblo listos para el combate. Eso sí Venezuela, como nunca, necesita nuestra
solidaridad.
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