En la foto: Santos y Zuluaga se dan la mano en un debate televisivo
Carlos AznárezSi hay que hablar de un ganador en las elecciones en Colombia, esa es la Abstención, ya que más del 60% de los colombianos y colombianas decidieron darle la espalda a unos comicios en que los dos principales candidatos (precisamente quienes pasan a una segunda vuelta) representan a la derecha y a la extrema derecha. Tanto Juan Manuel Santos como Ivan Zuluaga son parte del mismo Sistema que viene malgobernando Colombia desde hace décadas, y sus cantos de sirena no engañan tan fácilmente al electorado.
Esta Abstención, sumados a los más de 760 mil votos en blanco representan un claro repudio no sólo al uribismo paramilitar y narcotraficante, que representa Zuluaga, sino también a quien se vanagloria de ser "el candidato de la paz", el actual presidente Juan Manuel Santos, y que cuando compartía gobierno con Uribe, fue el impulsor del Plan Colombia y el Plan Patriota que tantos miles de ciudadanos asesinados dejaron como muestra de sus intenciones.
Ni uno ni otro expresan realmente la voluntad de cambio, urgente y necesario, que reclaman franjas muy amplias del pueblo colombiano. Campesinos, obreros, estudiantes, indígenas, que han venido movilizándose todos estos años.
Además, claro está, hay que tener en cuenta a la insurgencia de las FARC y el ELN, que junto con los sectores populares de la izquierda revolucionaria, como la Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos, buscan transformar estas decadentes estructuras neoliberales e íntimamente ligadas al imperialismo yanqui, en una Nueva Colombia, donde sean los de abajo quienes decidan cuáles son las prioridades a resolver.
Al contrario de lo que dijeron varios medios de las corporaciones y el propio Santos, hasta el último día de su campaña electoral, la disyuntiva no es solamente "paz o guerra", sino que la paz que no venga acompañada de la resolución de los grandes problemas estructurales y la instalación de medidas que aseguren tierra para los campesinos y la distribución de la riqueza, de poco servirá en el futuro. No hay que olvidar que esta misma semana se recordó que hace 50 años se levantaban en armas las FARC, precisamente en respuesta a la falta de resolución de algunos temas vinculados a reivindicaciones que hoy siguen pendientes.
En conclusión, las dos formaciones de derecha, encabezadas por Santos y Zuluaga, ahora irán a una segunda vuelta que poco y nada significarán para las reales reivindicaciones de las masas populares, más que una retahila de falsas promesas y gestos engañosos para conseguir aliados entre los otros candidatos. Mientras que esos perfiles de una democracia hueca, monitoreada por la burguesía colombiana y sus patrones de Washington, no cambien, la verdadera Colombia, popular y rebelde, seguirá estando entre los millones de personas que hoy se abstuvieron en plan de resistencia. Son ellos y ellas quienes están seguros que los verdaderos cambios se seguirán logrando en las calles y en las rutas, movilizados y decididos a transformar a través de un proceso constituyente los destinos de una de los países claves del continente latinoamericano.
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