Enrique Ubieta Gómez
Acabo de escuchar las palabras de clausura de Raúl del tercer período ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional. Solo quiero referirme a un aspecto de su discurso que aplaudí con plena convicción: el socialismo en Cuba no es negociable. Cambios habrán, como cambios hubo en la historia de la Revolución cubana; pero la expectativa sibilina de los gobiernos que nos tienden la mano con la intención de “convertirnos” a su fe, está condenada al fracaso. Cuba puede decirlo en voz alta: somos el mundo –nosotros que dimos y estamos dispuestos a dar nuestra sangre, y nuestros conocimientos, y nuestra esperanza por otros--, podemos conversar con todos y respetar a todos, a cambio de respeto. La llamada transición española es inaplicable en Cuba, porque en España nunca hubo transición: el capitalismo fascista se trasmuta en capitalismo “democrático” cuando el totalitarismo salvaje del mercado puede sustituir –al menos por un tiempo--, el control estrictamente policial. Y vuelve a ser restablecido –parcial o plenamente--, si los intereses trasnacionales y oligárquicos se ven amenazados. No existe “democracia representativa”, en el sentido burgués del término. La democracia es ajustada y controlada por una “legalidad” cuya misión es garantizar la reproducción del sistema. Por eso, como ocurre hoy en Honduras, esa legalidad es invocada cuando la democracia, estrictamente apegada a su esencia, propicia resultados no contemplados. América Latina es un gran laboratorio: el pueblo ha llevado el concepto de democracia representativa a sus límites, de manera que empieza a aparecer nuevamente la opción fascista, por mucho que se disfrace de “golpe suave” o se enmascare tras subterfugios leguleyos. La sonrisa “inteligente” de Obama es un holograma del sistema, un acto de prestidigitación: cuando desaparece el humo del escenario descubrimos a los mismos personajes de ayer conspirando contra nuestra esperanza. El socialismo no es negociable, así que cesen de una vez los abrazos interesados y los consejos envenenados. Esto era lo que quería comentar hoy.
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