Ángel Martínez Niubó.
Acabo de leer “Cuba, epílogo con sabor Agridulce”, texto publicado por Paco Nadal, en un blog del periódico español EL PAÍS (http://lacomunidad.elpais.com/paco-nadal/2008/9/16/cuba-epilogo-con-sabor-agridulce). El artículo no deja de ser una visión superficial y prejuiciada sobre la isla. Lástima que el blog se titule "EL VIAJERO"… pues no parece ser la valoración final de alguien que conoce el mundo. ¿Qué otro país de Suramérica -le pregunto a Paco- muestra hoy los altos índices sociales que exhibe Cuba?
En la isla tenemos dificultades, es cierto, pero sueños también... y llevamos la certeza de caminar por las calles más tranquilas de América. Detrás de las dificultades que menciona el texto está la valoración superficial que hace su autor...
Escribe Paco muy a prisa, sin tocar el fondo o la raíz de los problemas. Dice el autor que "un viajero no puede ser alguien estúpido que solo le preocupa fotografiarse delante de las catedrales y pasarlo bien. Es alguien también comprometido y crítico con lo que le rodea. Y solo puedo ser muy crítico con lo que he vivido en Cuba".
Así dice, pero como viajero bien pudo entrar a las escuelas de la isla y ver la alegría y la seguridad de los niños, veo que no lo hizo. Como viajero pudo entrar a los centros de embarazadas (Hogares Maternos) y comprender por qué los cubanos tenemos tan baja mortalidad al nacer, veo que no lo hizo. Como viajero pudo observar nuestras carencias materiales, pero por qué no se detuvo en nuestra capacidad y tranquilidad y seguridad para soñar.
Habla del taxista que “trastoca” el taxímetro para ganar más… No es un invento cubano. Sé que lo hacen muchos en el mundo, e incluso te llevan por las zonas con más tráfico para que el viaje demore más… Los de aquí, al menos, no te proponen drogas cuando subes.
América Latina está llena de personas que duermen en las calles, de niños que limpian autos y no saben leer, de enfermos que mueren frente a los hospitales y que no pueden ser atendidos por no tener dinero. Eso no ocurre en Cuba.
Hace poco un amigo español me contó que desde hace cinco años trabaja con una persona y que apenas sabe dónde vive su compañero de trabajo. Los cubanos no podemos entender eso… Es verdad que hay días en que salimos a la calle para que el vecino nos preste un poquito de azúcar o café… pero lo conseguimos, porque desde niños aprendimos a ser solidarios, a tender la mano, a formar familia, a saber que en cada casa hay un cubano presto a quererte.
Nunca olvido como una vez –por motivos de estudio- viajé a Bogotá, Colombia, y vi las calles llenas de niños pidiendo dinero, y durmiendo en los portales o bajo los puentes, envueltos en unos cartones inmensos. Nunca olvido la embarazada que sobre la acera, con su otro hijo cerca, me pidió dinero. Son hechos a los que en Cuba no estamos acostumbrados y por eso una mañana pedí que por favor, me regresaran a la isla.
Puede ser cierto que se “resuelva” algún jabón y algún que otro producto en las fábricas… Acepto como dices, que a veces alguien pueda “robarlo” (y no es esa la palabra) ni somos así los cubanos. Hay hechos ilegales, lo sé, pero hay que saber la diferencia entre lo que se hace por maldad y lo que se hace por necesidad. Has de conocer bien lo que se hace por maldad pues la corrupción en España llega a zonas insospechadas.
Hay en España fraudes en la Seguridad Social: ¿O no hay “pensionistas jubilados que permanecen en activo”?
Hay Fraudes en el Desempleo: ¿O no existe la Simulación de una situación legal de desempleo para recibir ganancias…?
Hay en España fraudes a la prestación farmacéutica.
¿O las farmacias no facturan productos -no dispensados- a un precio superior al autorizado...?
La lista es larga: fraude en subvenciones, fraude fiscal, fraude inmoviliario, fraude en las aduanas, fraude del IVA.
¿Cómo vas a escribir entonces del taxista cubano…, o del que llevó tres pares de zapatos de la fábrica? “Dices que llevas décadas viajando y que ningún destino te ha impactado tanto como Cuba”. No viajes. Ve únicamente al Google, “pincha” imágenes y observa allí fotos de niños hambrientos… Ninguno de ellos, te lo aseguro, es cubano.
“Ningún destino te ha impactado tanto como este…” Así dices y me duelen esas ocho palabras… ¿No sabes que en nuestro poderoso vecino del norte hay 50 millones de norteamericanos que carecen de acceso a los cuidados médicos o a las redes de seguridad social?
“Ningún destino te ha impactado tanto como este” hay tantos, pero tantos países, donde las mayorías carecen de alimentos, educación y cuidados médicos… ¿ Qué destinos conoces entonces…?
Le falta a tu trabajo “ahondar” en los problemas, buscar las raíces, buscar la historia. Es verdad, Paco, que "un viajero no puede ser alguien estúpido que solo le preocupa fotografiarse delante de las catedrales y pasarlo bien”. No creo que sean estúpidos los que se hacen fotos delante de esas maravillas de la arquitectura (no me gustan las ofensas).
Lo que si es triste es escribir de un país sin conocer su historia. Por eso tu trabajo, aunque bien escrito, me parece una visión superficial y prejuiciada de una isla, que al decir del poeta, está rodeada de amor por todas partes.
Querido Ubieta,
ResponderEliminarMe he detenido a leer tu post una vez mas tratando de encontrar detrás de tus sabias palabras algo de franqueza. Por supuesto leí también el comentario de Paco y estoy de acuerdo con el casi en un 100%.
Soy cubana y bien cubana y a diferencia de Paco conozco la Cuba real, no la de las Agencias de Viajes a la que ni en mis mejores sueños de infancia tuvimos acceso.
En Cuba crecí, me eduque y también me decepcione. Para que contarte eso que sabes de sobra y te empeñas en ignorar. Educación? salud? a donde fueron a parar.... maestros emergentes surgidos por la carencia de personal calificado dispuesto a enfrentarse a un sistema sin futuro y alejados de aquellos que aun recuerdo de mi infancia... Médicos obligados a cubrir un consultorio de frustraciones y metas ficticias..... Querido Ubieta vi morir a mi abuelo pesando casi 90 libras y deforme por el Parkinson, falto de una dieta adecuada para llegar a los 75 famosos anos de esperanza de vida en la Isla, después de haber arriesgado su vida en los 50 transportando medicinas a los rebeldes allá por manzanillo. La pregunta es valió la pena? Creo que la pregunta me la respondió mi abuela cuando quito de la sala una foto de Fidel que conservaba desde que tengo uso de razón.
Ahora miro en una preciosa revista que me dieron en una agencia de viajes donde vivo y donde ofrecen paquetes irresistibles para visitar los rincones mas bellos y casi mágicos de nuestro bello país, algunos amigos canadienses me preguntan si los conozco y con un poco de vergüenza y tristeza les confieso que no, solo una vez nos pasearon a modo de tour por uno de los hoteles de varadero... (repito) a modo de tour... parecíamos aliens acabados de llegar al planeta tierra y nos miraban como bichos raros, nadie puede entender... ahora recuerdo aquella asignatura que me daban en la escuela la que nunca comprendi pues al parecer estaba en otro idioma, solo puedo memorizar una parte de algo que me ensenaron pero que después de casi 30 anos aun no he logrado traducir....
Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de andar por mi país,
dueño de cuanto hay en él,
mirando bien de cerca lo que antes
no tuve ni podía tener.
Nota: He vivido en varias partes del mundo y puedo asegurarte que la solidaridad no se invento en Cuba.
No necesito pedirle azúcar o café al vecino pues normalmente se tiene en casa, pero no tengo dudas que fuese necesario nadie me la negaría. Mi companero de trabajo no tiene necesariamente que ser mi amigo, los amigos los escogemos por selección espiritual no porque nos obliguen a sentarnos en una reunión del sindicato o a ir a un trabajo INvoluntario juntos.
La solidaridad va mas allá de eso querido Ubieta es cierto que los cubanos tenemos un toque especial pero recuerda que mas allá de la Isla también hay vida y hay millones de personas con buenos corazones dispuestos a ayudar al prójimo.
Lastima que no digas nada y violes una vez mas uno de los derechos humanos, en realidad es tu blog... publica lo que te de la gana... o lo que te dejen.
Mil saludos
Maite
Querida Maité: Realmente, por la manera en que escribes, no parece que nos conozcamos. Conocer a alguien implica mucho más que saludarlo o intercambiar palabras ocasionales. Pero bueno, supongo que eso lo sabes. El blog es mío, como bien dices, y pongo lo que me place, aunque no necesariamente tenga que compartir cada palabra de mis “invitados”; en este caso, sin embargo, estoy de acuerdo con el autor, Ángel Martínez Niubó, un destacado poeta y narrador espirituano. Digo que no me conoces, porque junto a mis probables y seguros defectos, tengo una virtud que nadie discute: la honestidad, la transparencia. En tus palabras, aparentemente sosegadas, se esconde en cambio una profunda irritación, que no te deja razonar. La ironía puede ayudar a descubrir aspectos de la realidad o puede convertirse en un recurso retórico para eludir la verdadera argumentación, como es el caso. ¿A qué se reduce tu discurso? A la contradicción entre turistas y ciudadanos que existe en cualquier país, aunque en Cuba adquiera características muy peculiares. La principal de todas, aunque te pese, es que el turismo fue en Cuba un último recurso no deseado, cuando el bloqueo a la isla se intensificó en los noventa. Un recurso de sobrevivencia, que tuvo que implementarse para poder garantizar las conquistas mínimas que habían alcanzado los ciudadanos cubanos. Algunos lugares de esparcimiento quedaron vedados para los ciudadanos –ya no lo están, y en las últimas vacaciones de verano, la cifra de turistas del patio en hoteles de lujo fue inusitadamente alta--, mientras que en otros lugares (en los museos o en los teatros, por ejemplo) los extranjeros eran "discriminados" y pagaban dos o tres dólares por una entrada que a los ciudadanos cubanos costaba dos o tres pesos nacionales, mientras se mantenía inalterable la cuota mínima de alimentos subvencionados en la bodega y la gratuidad de una operación a corazón abierto. Querida Maité, las lamentables diferencias sociales que el período especial produjo en Cuba con la doble moneda (con el doble bloqueo), nos duelen; pero solo una persona muy ignorante no sabe que esas diferencias –que son la esencia del sistema capitalista--, se incrementarían hasta extremos incalculables si el país abandonara la Revolución. Tu pides el regreso del capitalismo porque hay pequeñas e indeseadas diferencias sociales, aunque el capitalismo es precisamente el sistema que haría crecer esas diferencias. La solidaridad no se inventó en Cuba, claro que no. Yo he vivido y visitado numerosos países. Pero nosotros no hablamos de la solidaridad de individuos de buen corazón que puedan hallarse en cualquier lugar del mundo: ellos solo pueden ofrecer caridad. Hablamos de la solidaridad que es inmanente a un sistema social, y que puede transformar la vida de millones de personas. Te lo dice alguien que estuvo con los médicos cubanos después del Mitch en Nicaragua, Honduras y Guatemala, que recorrió con ellos las zonas más intrincadas de Haití, así como los llanos, la costa y la selva de la Venezuela revolucionaria. Yo conozco la Cuba real, vivo en ella, y conozco el mundo que nos quieren vender: me quedo con mi proyecto alternativo, imperfecto y acorralado, porque es el único proyecto perfectible. Saludos mil, Enrique
ResponderEliminarSr. Ubieta, no soy propiamente defensor del gobierno cubano, pero tampoco me gusta ver las cosas en blanco y negro. No existe sociedad justa. Y estamos de acuerdo que el mundo debe cambiar para bien de todos. El capitalismo no es una invención de nadie, es el estado natural de la sociedad humana en esta etapa, y debe transformarse para que exista más justicia y oportunidades para todos. En eso se equivocó Castro, pues con el capital político que tenía entonces hubiera podido erradicar muchos males del capitalismo batistiano y aprovechar las cosas buenas (que las había, y bastantes). Lo que hizo fue arrasar con la clase media, emprendedora, interviniendo hasta los pequeños negocios que daban oxígeno al país. Creo que el gobierno cubano debe levantar esas restricciones a sus propios ciudadanos, y que el que tenga talento para los negocios, que los desarrolle, y pague impuestos. Ud. sabe que el estado jamás podrá resolver esas necesidades inmediatas, los servicios que precisan de las pequeñas iniciativas. Un gobierno no puede inmiscuirse en esas cosas. Es ridículo. Como mismo necesitan permitir que sus oponentes tengan acceso a los medios, para que existen discusiones de verdad, y que el pueblo pueda decidir qué toma o deja. Todo el mundo dice que está en desacuerdo con la llamada Tarjeta Blanca, y por qué no la derogan si a nadie le gusta? En fin.
ResponderEliminarSin discusiones no se llega a parte alguna, aunque sean enconadas. Artículos como el de Angel Martínez no les ayudan mucho, por su simplismo. Con esos argumentos provincianos no convence a nadie. Puede funcionar con algunas personas, pero de un intelectual yo esperaría una cosa mejor redactada y con argumentos serios.
Le agradezco el espacio. Feliz 2010 a todos. Oscar V.
Definitivamente no nos conocemos,,,, pero para una persona que ha viajado el mundo como usted debiera ser muy usual ver iniciar una carta o nota de una forma polite, usando Dear o querido en el buen español para hacer la lectura mas familiar. En fin, como era de esperar le diste la vuelta a la tortilla y al final me acusas de querer el regreso de un capitalismo injusto a la Isla. Una ultima pregunta... Es ese Socialismo que ustedes venden justo? No la culpa siempre la tendra el bloqueo..... Quizas mis puntos de referencias sean pocos pero donde vivo es lo mas semejante a socialismo que he conocido. Educacion free y de alta calidad, atencion medica free y de primera ( incluso es obligatorio hasta las mamografias a las pacientes anualmente ) asistencia social, proteccion a la mujer y al niño, y muchisimas cosas mas que van mas alla de solo buena gente que quiere hacer caridad. y de buena tinta te lo digo pues compartirias con medicos en todos esos paises latinoamericanos pero llevo casada con uno hace mas de 20 años y ha ejercido en todo tipo de sistema. Asi que Ubieta, ahorrate la muela y aunque lograste por una vez un lector para tu blog, creo que no cometere mas ese error, para eso leo el Granma si me desvelo y quiero soñar que todo por mi cuba va bien.
ResponderEliminarSaludos
Maite ( sin tilde )
Maite: No existe capitalismo justo. Para que exista un país como Canadá con todos los beneficios sociales que enumeras, tienen que existir muchos Haití. Para que haya ricos siempre tendrá que haber pobres, lo mismo en el interior de una sociedad, como en el contexto de la comunidad internacional. La comparación con uno de los países más desarrollados del mundo no aplica. Este socialismo que defendemos no es nada perfecto, pero es mucho más justo que el capitalismo de los países pobres (que es el que nos correspondería). Saludos, Enrique
ResponderEliminarEstimada Maité,
ResponderEliminarnunca viajé en Cuba, pero sí en otros paises de Latinoamérica como Argentina, Chile, Bolivia y no como turista en los hoteles de primera: y el recuerdo que más me impactó no han sido los cartoneros de Buenos Aires, llegando en las calles céntricas al atardecer para vaciar sistemáticamente cada cubo de basura, sino un chiquilín de unos once años que en la madrugada se quedaba esperando la llegada de los micros en Pozo Quemado, un pueblito en el medio de la nada en la provincia del Chaco, para que el chofer le diera el bolso con los restos de la comida (inmunda) de nosostros pasajeros. Pero no quiero “dar vuelta a la tortilla” y entonces te cuento algo de mi país, Italia, y no precisamente lo que cualquiera puede leer en los diarios, es decir, que nos gubierna un primer ministro al que se sospecha haber tenido contactos amistosos con la mafia, o que el ministro del interior incita a los policías a “ser malos” con los immigrantes para que a éstos no se le dé las ganas de volver o que alrededor de mil quinientos trabajadores al año mueren de su trabajo por falta de seguridad. No, te cuento de primera mano (mi mujer es cirujano) que en los hospitales de mi ciudad los neurocirujanos ingresan en el quirófano después de 48 horas ininterrumpidas de trabajo y que las pacientes de mi hermano oncólogo, intervenidas quirurgicámente en junio de cáncer de mama, tienen que esperar hasta seis meses para un ciclo de radioterapia, si non conocen a nadie, así que vale todavía el antiguo dicho: si tienes a tres hijos, qué el primero se haga médico, el segundo abogado o enseñante y el tercer cura. Yo soy enseñante de la secundaria y puedo atestiguarte que para tener algo de éxito primero en la escuela y después en la universidad se precisa ser hijos de gente con libros en su casa, de padres que le paguen a sus hijos clases particulares de todo, de matrimonios que se puedan dar el lujo de trabajar menos y quedarse más tiempo con sus chicos: nosotros no tenemos ni recursos financieros ni oportunidad (léase clases de treinta alumnos) para enseñarles a los chicos a leer, escribir y hacer cuentas. Entonces, Maité, ¿vos pensás que serás de los con privilegios cuando la Revolución se venga abajo? ¿Vos opinás que la explotación del hombre y de la naturaleza por el capitalismo nos conduzca al jardín del edén? ¿Vos creés digno vivir de las migajas del sistema, aunque sean ricas, y callarte y no ver todo lo que no te impacte personalmente? ¡Hojalá pudiéramos vivir sin problemas! Mientras tanto hay que elegir el lado donde estar: yo lo hice, ¿y vos? (d.m.)