John Brown
El sexto congreso del Partido Comunista de Cuba acaba de debatir y aprobar la versión definitiva de los lineamientos de política económica. Este acontecimiento resulta muy singular visto desde nuestra parte del mundo. En primer lugar, muestra que las cuestiones económicas pueden ser objeto de una decisión política y no están siempre ya decididas por la dinámica invencible de los mercados. En segundo lugar, la dirección comunista cubana nos muestra que unas directrices de política económica pueden ser enmendadas por la ciudadanía en el 60% de su contenido y ello tras un largo proceso de debate en el que han participado todas las categorías de la población en los barrios, las empresas, las universidades e incluso las escuelas secundarias.(...)
Cuba nos da hoy un ejemplo de democracia efectiva. Nos muestra que es posible decidir independientemente de los mercados. Esa independencia es inseparable de la independencia nacional reconquistada en Cuba con la revolución de 1959. Sin embargo, para que esta independencia sea firme y efectiva, para garantizar precisamente que el mercado no vuelva a ser soberano, la revolución cubana tiene por delante un importante desafío: alentar no sólo la iniciativa económica, sino la iniciativa política del conjunto de la población. Para ello es necesario dar mayor contenido a las estructuras de poder popular hoy existentes haciendo no ya que evolucionen hacia un pluralismo partitocrático como en nuestros capitalismos "democráticos" de Europa y Estados Unidos, sino hacia formas de participación ciudadana efectiva basadas en otra forma más real de pluralismo que permita la expresión de las singularidades.
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