H. Romo Sigler
El imperialismo, brillantemente catalogado por Lenin como la fase postrera en la metamorfosis capitalista, lleva implícito la indeseable singularidad de rebasar, constantemente, el volumen de errores cometidos en el pasado.
Es como si el carácter demencial que nutre sus fibras y propulsa cada tentáculo avasallador por el mundo – en lo político, económico y especialmente en lo social – lo dotara, al mismo tiempo, de las “habilidades” necesarias para preservar y, peor aún, multiplicar sus desaciertos en cualquier ámbito.
En dicha materia ninguna Formación Económica Social anterior (ni mucho menos las que continuarán sobreviviéndole desde las entrañas socialistas y sus impostergables actualizaciones) disfrutó de tan nefasto privilegio.
Deportivamente hablando la comparación ni siquiera se acerca al basquetbolista a quienes los rivales interceptan el balón, el futbolista que anota autogoles en la portería de su equipo, o el pelotero que no conecta cuadrangulares ni impulsa carreras porque recibe, uno tras otro, ponches en el cajón de bateo, dejándose cantar el tercer strike.
Parece un contrasentido eso de “capacidades” para superar lo negativo; pero cuando se trata de la enajenación galopante entre las élites del capital trasnacional, ninguna pieza defectuosa queda excluida del rompecabezas. A ellos, lo hemos dicho, nada se les acerca, erigiéndose en monarcas absolutos en eso de fomentar la barbarie.
Evidentemente, para que el lector avezado no acuse al redactor de sumarse a la lista de los absurdos, un simple colegial de bachillerato ripostaría que de no contar con esos dones el imperialismo se extinguiría de facto, prescindiendo de sus pulmones, brazos e incluso el corazón.
Hagámosle, corroborando el diagnóstico, una Tomografía Axial Computarizada, para observar, tridimensionalmente, varios de los gérmenes que minan su cuerpo. Dejemos que, si bien someramente, las matemáticas hablen:
- En lo social: Cerca de 2000 millones de personas habitarán el planeta dentro de catorce años, en regiones donde el agua será un recuerdo insondable del pasado. Actualmente en algunos países del África Subsahariana las personas sobreviven con menos de 10 litros al día del preciado líquido, cuando las Naciones Unidas estiman en 40 el mínimo para llevar adelante una vida saludable. Las enfermedades derivadas de su ausencia (gastroenteritis, cólera, deshidratación y malaria, entre otras) matan a más de 2500 personas, cada 24 horas.
- En lo económico: Su política inigualable para “robar” las inteligencias de los pueblos subdesarrollados, hace que con cada puesta de sol 20 000 profesionales africanos emigren hacia Occidente. Asimismo uno de cada cuatro médicos que practican la especialidad en Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia es un emigrante que estudió en facultades extranjeras. Esto no impide (no importa el derretimiento de los glaciares del Himalaya o la disminución de las selvas tropicales) que, superando la imaginación del mismísimo Julio Verne, la Royal Navy construya tres submarinos a un costo de 7500 millones de dólares. Ese dinero, afirman, está mejor invertido allí que en la preparación de 75 mil galenos, la atención de 150 millones de personas o la edificación de 3 000 policlínicos, integralmente dotados, para el cuidado de la salud humana.
- En lo militar: En la guerra genocida perpetrada contra el laborioso pueblo vietnamita EE.UU. empleó 7 882 547 toneladas de bombas y minas. Esa cantidad representó 3,8 veces más que las utilizadas por todos los ejércitos durante la Segunda Guerra Mundial, y doce veces superior a las contabilizadas en Corea. Su potencia era equivalente a 700 bombas atómicas. En aquella barbarie, cuyo síndrome todavía afecta a una parte de la sociedad estadounidense, el presidente Nixon condujo a los contribuyentes, desfalcándolos a la vez, a pagar el doble del costo total del enfrentamiento a las tropas hitlerianas y 20 veces por encima del conflicto coreano.
Hace solo unas horas, el 11 de mayo, confirmando su vocación de “destrozar” sus propias cotas criminales, el mando de la OTAN se jactaba anunciando que en apenas 40 días - New Olimpical and World Record – sus fuerzas realizaron 6000 misiones aéreas sobre Libia, incluyendo 2372 de ataque.
El socialismo, lo sabemos bien, proseguirá venciendo a sus adversarios, huérfanos en el campo de las ideas, porque posee la necesaria capacidad de fundar.
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