E. U. G.
Las trasnacionales de la desinformación conocen su oficio. Descartan desde siempre la existencia de un sistema nuevo o alternativo en Cuba, y reducen estos cincuenta y cuatro años a la existencia prolongada de un gobierno que no ha cambiado, una enorme falla en el mecanismo de sucesión de mandatos del capitalismo. No existe otra realidad posible, así que la ruptura de los mecanismos de alternatividad de partidos burgueses, es interpretada como acto de ilegalidad (burguesa). Se anuncian como opositores a un gobierno, pero son en realidad opositores al socialismo. La palabra tránsito se adecúa perfectamente a la trama: es un gobierno, el de los Castro, el que persiste en prolongarse, así que el fin biológico de los líderes históricos, debe dar paso a la transición. La tesis se desinfla cuando aparecen líderes más jóvenes. Si estaban en contra de Fidel y de Raúl, ¿estarán a favor de Díaz Canel o de cualquier otro? Dice El Nuevo Herald que los cubanólogos miamenses discuten ahora si el nombramiento de Díaz Canel como primer vicepresidente es en verdad el comienzo del anhelado tránsito. ¿Pero de qué hablan? La sucesión de liderazgos será en lo adelante –siempre en los límites propuestos de dos mandatos como máximo– algo natural, puesto que la generación histórica, y sobre todo, la genialidad de un Fidel, no estarán a mano. Las nuevas generaciones, sin embargo, vendrán a continuar, a perfeccionar, a profundizar el socialismo. Lo que El Nuevo Herald anuncia es pura retórica complaciente, y lo sabe. Literalmente interpretada la palabra, podrán existir muchos tránsitos en Cuba, pero ninguno hacia el capitalismo.
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