Venció la voluntad. Diana al fin llegó. Y no será el final, estoy seguro, a pesar de sus 64 años. Diana en realidad no llegó –porque llegar sugiere un fin–; venció una etapa, conquistó un sueño, y mientras viva aparecerán otros. Diana nació para derribar barreras, superar retos, para vencerse a sí misma. Era su quinto intento, y no habrá un sexto porque llegó, porque brazada tras brazada, fue acercándose a su objetivo hasta vencerlo: Diana saltó al agua el sábado en horas de la mañana, desde la habanera Marina Hemingway, sin jaula protectora contra tiburones y llegó a Cayo Hueso hoy a las 13 y 51, hora local. Pero en algún lugar, empezará a construir otro reto. Que su esfuerzo sirva para unir a los pueblos cubano y estadounidense en el respeto a la soberanía conquistada. (E. U. G.)
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