Llego apenas de una estancia de trabajo de varios días en Sancti Spíritus, que me impidió asistir como quería a muchas de las acciones de respaldo a los Cinco, alejado además de la navegación en Internet. Siempre con mi cinta amarilla en el brazo y en el corazón, compartí con el pueblo espirituano la indignación por estos quince años de vida robados a hombres íntegros, que defendían del terrorismo a cubanos y estadounidenses. Aquí estoy.
P.D. Publico por ello con alguna tardanza algunos textos de amigos, que llegaron en estos días a mi buzón
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