Fotos y textos: Enrique Ubieta Gómez
¿El Paraíso?, ¿una isla deshabitada en el oceáno?, simplemente Guanahacabibes, la península más occidental de Cuba, el comienzo o el final de la mayor isla del Caribe, según quiera verse. Las fotos de esta serie, fueron tomadas desde una aislada y estrecha carretera que bordea la costa sur, llena de cangrejos azorados, y después, en una playa virgen,
asomados al horizonte, frente a las costas de Yucatán. Claro, la felicidad no es completa, porque ¿quién dijo que somos los descubridores?: en la playa hay medusas, erizos bajo la fina arena, y más acá, variados insectos voladores. De cualquier manera, estamos dispuestos a compartir el espacio, la belleza circundante, la plácida calidez de las aguas. A poca distancia, en la misma curva final pero más al Norte, una pequeña Marina recibe de vez en vez yates de cualquier origen. En un bar, donde ahora reina el aburrimiento, hay banderas de muchos países, desgarradas por el uso, y entregadas como recuerdo de estancia a los trabajadores del lugar. En ellas los aventureros de paso escriben palabras de agradecimiento. La Península de Guanahacabibes es un reservorio natural y el turismo ocasional se piensa sobre bases ambientalistas. Alrededor del Faro hay algunas "petrocasas" construidas por el sistema venezolano, y una mayor de descanso, que llaman, "del Leñador". Aquí no hay guerra. Pero la cuenta regresiva empezó a marcar los minutos en otros confines. “No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza", escribía Martí. Nada está a salvo, nadie lo está.
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