Fotos y texto: Enrique Ubieta Gómez
Un pueblo que surge en torno a una industria, hijos y nietos de azucareros que entregaron al Central diez, veinte, treinta años de sus vidas, y lo quieren. Aunque siempre hay otros que llegan y se van, que buscan el provecho inmediato y no se comprometen. Son más los primeros. En Amancio la vida tiene los olores, los ruidos y los sabores del Central, aunque la industria no pasa por sus mejores momentos. Hay gente dispuesta a entregarlo todo para recuperar la gloria de su plena capacidad productiva.
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