Fidel Díaz
El Diablo Ilustrado
¿Mi equipo?: ¡América! Respuesta inmediata que le di a mi amiga Paca, (periodista y compañera de la revista EL Caimán Barbudo que me llamó tras la primera victoria en el Mundial de Futbol Brasil 2014. “Si el mundo está de cabeza, pégale de zurda” como canta Telesur; y es hora de agradecer a Hugo Chávez (y su eterna conspiración con su padre Fidel y sus abuelos Simón y José Julián), esa voz de los pobres de la tierra que proclama que “Nuestro norte es el Sur”. Por fin este planeta tiene un canal revolucionario, que representa nuestra identidad; rebelde, sin medias tintas, culto y sincero. Una voz contra el coro sumiso a los mandatos imperiales, contra esa maquinaria en función de desdibujarnos, descerebrarnos, de extinguir nuestras identidades globalizando los patrones de la sociedad de consumo.
Qué gusto ver a Maradona, ese pibe malcriado de mi barrio, irreverente hasta consigo mismo, con su aire embriagado de tempo tartamudo, sin complacencias para nadie, ni siquiera para el público que más quiere, lo mismo advirtiendo a Brasil o a su Argentina que no tienen un paseo contra ningún equipo, que no se puede subestimar; así mismo sonrieo viendo como Diego se jacta de un buen recuerdo cuando fungía de dios en los terrenos, -incluso, vanagloriándose de una trampa de chico malo, la más famosa de la historia de futbol, aquella mano del segundo gol, que bien se le merecía Inglaterra, no por sus jugadores pero sí
por su invasión a las Malvinas. Aquellos dos goles fueron la venganza de un pueblo contra la ocupación imperial.
Con la elegancia de la sencillez aguda, que emerge de un inmenso caudal de conocimientos y la fluidez de un pensamiento descolonizador se nos presenta Víctor Hugo Morales, aquel que narró el gol de los goles en el partido famoso del 86 donde todos los del sur fuimos de Argentina. Víctor Hugo, apostillando con toques de exquisitez a su colega, dejando fluir una eticidad del más alto humanismo, muy necesaria para estos tiempos de rapiña globalizada. Si hermoso es ver a un Maradona explicando con orgullo de niño travieso su famosa trampa, su “mano de dios”, igual de gratificante es ver a Víctor Hugo, explicando cómo en su narración, poniendo la verdad por encima incluso de su amor a Argentina, se atrevió a declarar que creía que aquel segundo gol era mano y, por tanto, no era gol.
Gracias Telesur por la herejía que es toda su programación y claro que gracias especiales por el encanto de la polémica De zurda, con sus invitados: estrellas sin estrellato, grandes de la historia del futbol que se sientan a conversar sin los figuraos, ni el glamour superficial y hueco del star system, estrellas humanas, de amigo sincero con su mano franca, como en casa. Y qué decir de lujazos como el de tener al mismísimo presidente de Ecuador Rafael Correa en calidad de futbolista retirado, analizando como experto un partido, o separando el sueño de las posibilidades reales de un equipo nuestro como el de Ecuador; sin renunciar al sueño, pero evitando falsas expectativas. Igual contentos porque ganara Brasil pero reconociendo la heroicidad de Croacia, y el injusto penal que le inclinó el partido en contra. Todos enarbolando esa bandera de la América Nueva por encima de la del terruño, discrepando entre ellos, pero desde el amor. Para un cubano es más fácil irle a toda América pues Cuba no está como país representado, y es lógico que los argentinos, mexicanos, brasileros, ecuatorianos, colombianos, hondureños, chilenos y uruguayos, vuelquen toda la pasión sobre sus camisetas, pero sé que se expande ese sentido de vernos todos en la misma patria grande, que crece con otra visión de la vida, más natural, poética, solidaria, de darse a los demás.
No obstante Cuba vive la fiebre del balón como cualquiera de los países de gran tradición, cines, bares, centros nocturnos, centros de trabajos sacan sus pantallas, y –de manera que no tenemos un equipo del patio- seguimos todos los partidos, así que podemos decir que el seguimiento del mundial es mayor que en otras partes, pues si bien hay hinchadas de muchos equipos, se sigue con devoción cada encuentro. Bienvenidos entonces nuevos alegrones tras los que nos dieron Neymar y Oscar ayer. Que primen, por encima de la gloria de ganar, el espíritu de limpieza de juego, de virtudes y talento, que son los elementos de la única victoria posible. Que el deporte sea símbolo de paz y de hermandad y arriba México y Chile hoy, carajo.
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