Ángel Guerra Cabrera
I
La pregunta es pertinente porque recientemente el presidente Barack Obama, dentro del proceso hacia el restablecimiento de relaciones diplomáticas bilaterales, envió al Congreso la propuesta de suprimir a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. El Legislativo tiene 45 días para dar respuesta y teóricamente puede rechazar la iniciativa presidencial, pero ello requeriría una Resolución Conjunta con las tres cuartas partes de los votos de sus miembros, lo que no ocurrirá. Aunque la decisión de Obama confirma su voluntad política de ser consecuente con el anuncio que hiciera a la vez que su homólogo Raúl Castro el pasado 17 de diciembre, los pulpos mediáticos lo han informado como si Cuba debiera postrarse ante el imperio por haberle perdonado quien sabe qué terribles fechorías.
La verdad es que Cuba ha sido mantenida en esa lista con argumentos falaces y probablemente sea el país sometido por más tiempo al terrorismo de Estado pero eso lo explicaré más adelante. Su inclusión data de 1982, durante la administración del ultrarreaccionario Ronald Reagan. A la sazón la isla ofrecía un importante apoyo al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador, entonces una organización político-militar que libraba una guerra revolucionaria contra un gobierno dictatorial oligárquico sumiso a Estados Unidos cuyo ejército era entrenado y armado por este.
Hace seis años el FMLN, convertido en partido político, gobierna en el país centroamericano, que en las últimas elecciones llevó a la presidencia a uno de los comandantes guerrilleros de entonces, Salvador Sanchez Cerén, maestro de escuela querido por sus compatriotas.
Cuba cumplió su deber internacionalista de apoyar a los movimientos de liberación nacional casi desde la victoria revolucionaria de 1959. En 1961 envió armas a los guerrilleros del FLN que luchaban contra el colonialismo francés en Argelia, y poco después de la proclamación de la independencia viajó allí una brigada médica cubana que aún permanece en el país norafricano.
También tendió su mano a movimientos de liberación de nuestra América que empuñaban las armas cuando los gobiernos latinoamericanos, excepto México, habían roto relaciones con ella presionados por Washington, que la sometía al asedio y a agresiones de todo tipo. Después del triunfo de la Revolución Cubana, Estados Unidos llenó a nuestra región de dictaduras militares que torturaron, asesinaron y desaparecieron a cientos de miles de personas con la excusa de combatir al comunismo, de modo que aquella forma de lucha era un derecho de los pueblos reconocido en las leyes internacionales.
Igualmente, la isla respaldó a los movimientos de liberación de las colonias portuguesas de África y cuando Angola proclamó la independencia, a solicitud del venerable Agostinho Neto, presidente del MPLA, tropas cubanas rechazaron la invasión de ese país por los ejércitos de la Sudáfrica racista, del dictador Mobutu y mercenarios europeos, un plan de la CIA auspiciado por el criminal de guerra y entonces secretario de Estado, Henry Kissinger (1975). En 1988 fuerzas cubano-angolanas-namibias le partían el espinazo al apartheid al infligir una derrota aplastante a una gran concentración de tropas surafricanas en el sur de Angola. Mandela fue el primero en reconocer rotundamente este hecho, como cita Salim Lamrani en un amplio artículo sobre el internacionalismo de Fidel ( http://espanol.almayadeen.net/Study... ).
Cuba también hizo cuanto estuvo a su alcance por brindar la mayor solidaridad a Vietnam durante la larga agresión estadunidense. Me conmovió vivir de cerca la angustia de Fidel cuando arreciaron los ataques aéreos contra Hanoi y Haiphong y cómo se rompía la cabeza imaginando nuevas formas de ayuda a ese pueblo hermano.
Hoy 65 000 cooperantes cubanos laboran en 89 países, sobre todo en las esferas de la salud y la educación. Se han graduado en la isla 68 000 profesionales y técnicos de 157 países; de ellos, 30 000 de la salud. Aunque ignorada por los medios de comunicación dominantes, la brigada cubana ha sostenido gran parte de la atención médica al pueblo haitiano desde 1998 y su trabajo en la erradicación del cólera ha sido calificado de “heroico” por la ONU. Cientos de haitianos se han formado como médicos en Cuba. La riesgosa labor de personal de la salud isleño fue decisiva para enfrentar la epidemia de ébola en África occidental. ¿Terrorista?.
II
Hasta aquí expuse sintéticamente cómo Cuba cumplió su deber internacionalista con los pueblos en su lucha armada anticolonial o antidictatorial en situaciones en que ese método era legítimo. En su momento, declaró que no brindaría más ayuda militar a movimientos de liberación y hasta el día de hoy ha continuado ininterrumpidamente su labor solidaria en educación, salud y otras actividades civiles. Muchas veces sin retorno económico y siempre tomando como divisa el pensamiento martiano de que “Patria es humanidad”.
Al decidir excluir a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo, Obama rectifica una flagrante injusticia basada en el doble rasero de Washington. Como ocurre hoy con la masiva e impune brutalidad policiaca contra negros y latinos mientras acusa a Venezuela de no respetar los derechos humanos, por solo poner un ejemplo entre tantos. Obama ha tenido las más favorables condiciones de un mandatario estadunidense para iniciar el arreglo político con Cuba, pero es meritoria la valentía política de llevarlo a cabo y de admitir que la política de Washington hacia la isla ha fracasado.
De Cuba, la única amenaza para Estados Unidos ha sido la que pueda emanar de su ejemplo de dignidad, soberanía, patriotismo, justicia social, participación democrática y solidaridad.
La gran potencia, por su parte, tiene arraigada por lo menos desde 1800 en la cultura de su clase dominante el deseo de la anexión de Cuba. De 1898 a 1902 intervino militarmente en la isla para “ayudar” a su independencia, pero lo que hizo fue impedirla al imponerle la Enmienda Platt, que la convirtió en protectorado. Nueva intervención de 1906 a 1909 y un sinnúmero de actos injerencistas a los que solo puso fin la alborada libertaria de 1959.
Washington apoyó militar y políticamente a la sangrienta dictadura de Batista(1952-58) hasta su último suspiro, y cuando vio desbordarse la gran rebelión encabezada por Fidel Castro quiso troncharla con un golpe de Estado que el pueblo de Cuba liquidó mediante la huelga general revolucionaria que coronó la victoria del Ejército Rebelde.
El gobierno estadunidense albergó a los personeros y criminales de guerra de la dictadura, que vaciaron de sus caudales las arcas nacionales, nunca devueltos. Con esa morralla y no pocos burgueses expropiados por la revolución, la CIA creó el ejército mercenario para lanzar en 1961, escoltada por naves y aviones de guerra estadunidenses, la derrotada invasión por Bahía de Cochinos, y desde 1959 y hasta fechas recientes ejecutar una campaña terrorista que duró décadas.
En Miami principalmente, viven en total impunidad los terroristas cuyas acciones costaron al pueblo cubano 3 478 muertos y 2 099 discapacitados de por vida, así como el monstruo responsable de la destrucción en el aire de un avión de Cubana con 76 personas a bordo. Este, el más horrendo entre muchos crímenes de lesa humanidad contra la isla de esos chacales, pero también contra revolucionarios latinoamericanos, africanos y vietnamitas.
Por eso Cuba tuvo que enviar a Florida para monitorearlos a algunos de sus mejores hombres. De allí surgieron los heroicos 5, hoy de regreso a la patria. Dos al cumplir su injusta condena y tres en virtud de los acuerdos anunciados por Cuba y Estados Unidos el 17 de diciembre.
Aquellos terroristas de Miami y sus sucesores son quienes tratan rabiosamente de dinamitar a Obama su política de restablecer relaciones diplomáticas con La Habana y abrir el debate en el Congreso para levantar el bloqueo, que ha infligido a la isla pérdidas por más de 116 mil millones de dólares e impide su desarrollo económico.
En la guerra contra Cuba fueron cotidianos la extracción e introducción ilegal de terroristas ya entrenados, el ingreso de miles de armas y explosivos por aire y mar para las bandas de la CIA asesinas de alfabetizadores, maestros y campesinos, que operaban en todas las provincias. Escuelas públicas, cines y comercios atacados; cientos de miles de hectáreas de cañaverales quemadas y fábricas, ciudades y pueblos bombardeados o ametrallados desde aire, mar y y tierra. Aviones y embarcaciones cubanas secuestrados a costa de la vida de pasajeros y tripulantes. Cientos de planes para atentar contra Fidel. Guerra biológica que mató aproximadamente 100 niños por dengue hemorrágico y exigió el sacrificio del rebaño entero para erradicar el cólera porcino. Plagas que arrasaron plantaciones completas. ¿Cuba terrorista?
La Isla Desconocida navega en pos de sí misma, la utopía en pos de la utopía, buscándose y hallándose siempre a medias, en mares cercanos a los dominios reales.
jueves, 30 de abril de 2015
De mafias, capos y brujas
Ana María Radaelli*
“Ellos eran buenos, todos se querían mucho y se ayudaban, habían hecho como una hermandad, ¿me entienden?, es verdad que el negocio era la droga, y bueno, salir de la miseria no es fácil…”, “Sí, pero uno traicionó, ¿se fijaron que siempre hay uno que traiciona?”, “Lógico, y ahí fue donde se dividieron y formaron el cartel del Norte y el cartel del Sur, y empezó la guerra, la matazón, los secuestros…”, “Está bien, pero, fíjense que entre ellos seguían siendo buenos…”
Difícil no escuchar, imposible mantenerme sumergida en el libro que había llevado para hacer menos penosa esa siempre postergada visita a la peluquería de mi barrio, cuando el calor arrecia y que el pelo crece sin ton ni son.
No niego haber quedado en estado de choc cuando, ya sin tapujos, me puse a escuchar, con toda atención, el tema que tanto parecía apasionar al grupo de mujeres allí reunidas, jóvenes y mucho menos jóvenes, que entre tintes y pelados, comentaban con real entusiasmo la narcotelenovela de turno incluida en el ya famoso paquete semanal, sí, narcotelenovela, categoría esta al parecer ya consagrada en la televisión no solo latinoamericana. Entonces se habló de fiestas grandiosas, de mucho champagne y manjares suculentos, de machos fuertes y hermosos, de mujeres bellas, prostitutas, claro está, pero vestidas y enjoyadas como diosas, de mansiones y piscinas y fajos de billetes volando de mano en mano…
Con el corazón estrujado regresé a casa, en un revuelo de imágenes en las que brillaban por su ausencia las que nadie mencionó, porque obviamente no figuran en la narcoserie, pero, sobre todo, en las que aparentemente nadie pensó, imágenes que desnudarían el horror que se esconde tras la palabra drogas, miles, millones de seres humanos reducidos a la miseria física y espiritual de los desposeídos hasta del ultimo vestigio de su condición humana, despojos que se arrastran y mueren como ratas por las calles de Nueva York o San Francisco o París o Buenos Aires, aunque el asunto no sea privativo de las grandes urbes, por supuesto que no, víctimas todas de un negocio trasnacional que genera miles y miles de millones de ganancias anuales, mafias que se hallan empotradas en más de un gobierno, ¿acaso no se habla ya de “narcoEstados”?, que se cuelan por cuanto resquicio abierto les permite el capitalismo podrido y corruptor que señorea por el ancho mundo, incluyendo, ¿hay que decirlo?, los medios masivos de desinformación.
Ignorar que Cuba es objeto de una guerra cultural que no da ni dará tregua es cometer delito de estupidez, diría Galeano. Que la cultura del tener parezca de a ratos y de pronto derrotar a la cultura del ser no solo debe estremecernos de angustia, sino también ponernos a pensar… y a reaccionar.
“Hablo de guerra cultural porque entiendo que ese concepto incluye lo ideológico y lo político y algunas cosas más que me parecen esenciales”, señala el prestigioso intelectual cubano Enrique Ubieta, y así lo explica:
“No se trata de la simple lucha por el poder: no es una guerra entre personas que están a favor o en contra de un gobierno. Se trata de una guerra entre personas que están a favor o en contra de un sistema, que implica también una percepción cultural del mundo, una manera de entender el concepto de felicidad, tanto en la vida personal como colectiva. Entonces, lo que nos quieren cambiar es la mente. Quieren que la sociedad cubana cambie su manera de pensar, sus ideales, sus expectativas; quieren construir un proceso de cambios paulatinos en la mente de los cubanos que nos conduzca, sin necesidad de que se produzca la caída del gobierno, al capitalismo”.
Después de mi amarga experiencia peluqueril, ¿podía extrañarme conocer algunos detalles sobre el auge que ha tomado entre nosotros la famosa Noche de Brujas, el Halloween norteamericano, heredado de ancestros celtas, pero, al parecer, con tremenda vocación caribeña?
Muy a propósito me parece este texto, que data de ¡1953!, escrito por un personaje tan siniestro como Allen Dulles, oficial de alto rango de la Oficina de Servicios Estratégicos, organismo antecesor de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, y que estuvo presente en la creación de esta última, donde sirvió ocho de sus diez años como director.
”Debemos lograr que los agredidos nos reciban con los brazos abiertos, pero estamos hablando de ciencia, de una ciencia para ganar en un nuevo escenario: la mente de los hombres. Antes que los portaaviones y los misiles, llegan los símbolos, los que venderemos como universales, glamorosos, modernos, heraldos de la eterna juventud y la felicidad ilimitada.
“El objetivo final de la estrategia a escala planetaria es derrotar en el terreno de las ideas las alternativas a nuestro dominio, mediante el deslumbramiento y la persuasión, la manipulación del inconsciente, la usurpación del imaginario colectivo y la recolonización de las utopías redentoras y libertarias, para lograr un producto paradójico e inquietante: que las víctimas lleguen a comprender y compartir la lógica de sus verdugos”.
Mientras tanto, la TV cubana, que no es, ni muchísimo menos, la peor del mundo, sigue, incansable, propinándonos películas “para jóvenes”, protagonizadas por esbeltas muchachitas rubias y bellos adonis de ojos azules que van al colegio en carro propio, con muchas banderas norteamericanas ondeando de cerca y de lejos, esas mismas que flamean sobre el horror, muerte y destrucción de Irak, Afganistán, Libia, la lista es larga, sin olvidar las series de “suspenso” en las que impolutos policías y gallardos miembros del FBI son buenos de toda bondad, aunque tengan la mala costumbre de practicar como deporte favorito la caza y asesinato de negros peligrosamente desarmados, también latinos, ya que estamos… Y ni qué decir de video-clips cubanísimos, muchos de una vulgaridad aterradora, también con derroche de carrazos, bares de lujo y bellas mujeres patéticamente devueltas a su papel secular de objeto sexual ¡en un país como Cuba!
¿Tendremos, obligatoriamente, como decía nuestro Eduardo Galeano, que guardar el pesimismo para tiempos mejores? ¿O, al menos, como aconseja un excelente amigo, el brillante escritor y ensayista cubano, Luis Toledo Sande**, poner el grito en el cielo cuando no se encuentre otra cosa digna que hacer?
*Periodista y escritora argentina radicada en Cuba.
**Ver, de su autoría, el título más reciente: Detalles en el órgano (cuerdas y claves en la Cuba de hoy), Ediciones Extramuros, 2014.
“Ellos eran buenos, todos se querían mucho y se ayudaban, habían hecho como una hermandad, ¿me entienden?, es verdad que el negocio era la droga, y bueno, salir de la miseria no es fácil…”, “Sí, pero uno traicionó, ¿se fijaron que siempre hay uno que traiciona?”, “Lógico, y ahí fue donde se dividieron y formaron el cartel del Norte y el cartel del Sur, y empezó la guerra, la matazón, los secuestros…”, “Está bien, pero, fíjense que entre ellos seguían siendo buenos…”
Difícil no escuchar, imposible mantenerme sumergida en el libro que había llevado para hacer menos penosa esa siempre postergada visita a la peluquería de mi barrio, cuando el calor arrecia y que el pelo crece sin ton ni son.
No niego haber quedado en estado de choc cuando, ya sin tapujos, me puse a escuchar, con toda atención, el tema que tanto parecía apasionar al grupo de mujeres allí reunidas, jóvenes y mucho menos jóvenes, que entre tintes y pelados, comentaban con real entusiasmo la narcotelenovela de turno incluida en el ya famoso paquete semanal, sí, narcotelenovela, categoría esta al parecer ya consagrada en la televisión no solo latinoamericana. Entonces se habló de fiestas grandiosas, de mucho champagne y manjares suculentos, de machos fuertes y hermosos, de mujeres bellas, prostitutas, claro está, pero vestidas y enjoyadas como diosas, de mansiones y piscinas y fajos de billetes volando de mano en mano…
Con el corazón estrujado regresé a casa, en un revuelo de imágenes en las que brillaban por su ausencia las que nadie mencionó, porque obviamente no figuran en la narcoserie, pero, sobre todo, en las que aparentemente nadie pensó, imágenes que desnudarían el horror que se esconde tras la palabra drogas, miles, millones de seres humanos reducidos a la miseria física y espiritual de los desposeídos hasta del ultimo vestigio de su condición humana, despojos que se arrastran y mueren como ratas por las calles de Nueva York o San Francisco o París o Buenos Aires, aunque el asunto no sea privativo de las grandes urbes, por supuesto que no, víctimas todas de un negocio trasnacional que genera miles y miles de millones de ganancias anuales, mafias que se hallan empotradas en más de un gobierno, ¿acaso no se habla ya de “narcoEstados”?, que se cuelan por cuanto resquicio abierto les permite el capitalismo podrido y corruptor que señorea por el ancho mundo, incluyendo, ¿hay que decirlo?, los medios masivos de desinformación.
Ignorar que Cuba es objeto de una guerra cultural que no da ni dará tregua es cometer delito de estupidez, diría Galeano. Que la cultura del tener parezca de a ratos y de pronto derrotar a la cultura del ser no solo debe estremecernos de angustia, sino también ponernos a pensar… y a reaccionar.
“Hablo de guerra cultural porque entiendo que ese concepto incluye lo ideológico y lo político y algunas cosas más que me parecen esenciales”, señala el prestigioso intelectual cubano Enrique Ubieta, y así lo explica:
“No se trata de la simple lucha por el poder: no es una guerra entre personas que están a favor o en contra de un gobierno. Se trata de una guerra entre personas que están a favor o en contra de un sistema, que implica también una percepción cultural del mundo, una manera de entender el concepto de felicidad, tanto en la vida personal como colectiva. Entonces, lo que nos quieren cambiar es la mente. Quieren que la sociedad cubana cambie su manera de pensar, sus ideales, sus expectativas; quieren construir un proceso de cambios paulatinos en la mente de los cubanos que nos conduzca, sin necesidad de que se produzca la caída del gobierno, al capitalismo”.
Después de mi amarga experiencia peluqueril, ¿podía extrañarme conocer algunos detalles sobre el auge que ha tomado entre nosotros la famosa Noche de Brujas, el Halloween norteamericano, heredado de ancestros celtas, pero, al parecer, con tremenda vocación caribeña?
Muy a propósito me parece este texto, que data de ¡1953!, escrito por un personaje tan siniestro como Allen Dulles, oficial de alto rango de la Oficina de Servicios Estratégicos, organismo antecesor de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, y que estuvo presente en la creación de esta última, donde sirvió ocho de sus diez años como director.
”Debemos lograr que los agredidos nos reciban con los brazos abiertos, pero estamos hablando de ciencia, de una ciencia para ganar en un nuevo escenario: la mente de los hombres. Antes que los portaaviones y los misiles, llegan los símbolos, los que venderemos como universales, glamorosos, modernos, heraldos de la eterna juventud y la felicidad ilimitada.
“El objetivo final de la estrategia a escala planetaria es derrotar en el terreno de las ideas las alternativas a nuestro dominio, mediante el deslumbramiento y la persuasión, la manipulación del inconsciente, la usurpación del imaginario colectivo y la recolonización de las utopías redentoras y libertarias, para lograr un producto paradójico e inquietante: que las víctimas lleguen a comprender y compartir la lógica de sus verdugos”.
Mientras tanto, la TV cubana, que no es, ni muchísimo menos, la peor del mundo, sigue, incansable, propinándonos películas “para jóvenes”, protagonizadas por esbeltas muchachitas rubias y bellos adonis de ojos azules que van al colegio en carro propio, con muchas banderas norteamericanas ondeando de cerca y de lejos, esas mismas que flamean sobre el horror, muerte y destrucción de Irak, Afganistán, Libia, la lista es larga, sin olvidar las series de “suspenso” en las que impolutos policías y gallardos miembros del FBI son buenos de toda bondad, aunque tengan la mala costumbre de practicar como deporte favorito la caza y asesinato de negros peligrosamente desarmados, también latinos, ya que estamos… Y ni qué decir de video-clips cubanísimos, muchos de una vulgaridad aterradora, también con derroche de carrazos, bares de lujo y bellas mujeres patéticamente devueltas a su papel secular de objeto sexual ¡en un país como Cuba!
¿Tendremos, obligatoriamente, como decía nuestro Eduardo Galeano, que guardar el pesimismo para tiempos mejores? ¿O, al menos, como aconseja un excelente amigo, el brillante escritor y ensayista cubano, Luis Toledo Sande**, poner el grito en el cielo cuando no se encuentre otra cosa digna que hacer?
*Periodista y escritora argentina radicada en Cuba.
**Ver, de su autoría, el título más reciente: Detalles en el órgano (cuerdas y claves en la Cuba de hoy), Ediciones Extramuros, 2014.
martes, 28 de abril de 2015
En casa
Ya estoy en casa, después de transcurridos los 21 días de aislamiento preventivo en el IPK. Nada de ébola ni de malaria. De vuelta a la vida, es decir, a la pelea. Gracias, una vez más, a nuestros médicos que se la juegan día a día en África, en América Latina, en cualquier rincón del planeta. Gracias, a los que aún permanecen en el Centro de Tratamiento del ébola de Coyah, en Guinea. Gracias, porque nos hacen mejores seres humanos a todos los cubanos.
sábado, 25 de abril de 2015
Otra respuesta a Ravsberg
Yosvani Montano (*)
Integré con orgullo la delegación cubana que participó en los foros paralelos de la Cumbre de Panamá y, hace dos días, hablé para la Mesa Redonda acerca de la manipulación mediática que se hizo de nuestra conducta. Ahora veo que, después de un primer texto muy discutible sobre el tema y de la circulación de varios materiales esclarecedores de compañeros que estuvieron allí, el periodista Fernando Ravsberg arremete de nuevo contra nosotros en "La sociedad civil y el debate (II)".
Debo confesar que me sorprendió este segundo post. Por un lado, mantiene su papel de juez inaccesible y no contesta ni una sola de las réplicas objetivas, sólidas, que suscitó su primer texto. Por otro, asegura que publicó en su página algunas de esas "respuestas" (entre comillas, así las pone), es decir, aquellos artículos "que consideramos más serios y no repetitivos". Habría que preguntarse quiénes formaron parte del jurado que decidió qué resultaba "serio" y "no repetitivo". No obstante, se trata, según nos dice, de una cuestión ética: "lo único honrado que toca hacer en un debate".
Inexplicablemente, Ravsberg excluyó una argumentación contundente, muy seria y nada repetitiva, de Elier Ramírez ("Mi respuesta a Ravsberg", en el blog Dialogar, dialogar), que desmonta una por una las manipulaciones de su primer texto. Ahora, en "La sociedad civil y el debate (II)", cita a Elier, pero, ¡qué curioso!, no por su artículo, sino por una observación ajena a la discusión que hizo en la Mesa Redonda. Pero fue aún más lejos: llegó a publicar incluso un brillante mensaje de felicitación a Elier, a propósito de "Mi respuesta a Ravsberg", de nuestro gran escritor Miguel Barnet, sin que apareciera el texto felicitado. Lectores de su blog le solicitaron a Ravsberg que publicara el artículo de Elier. ¿Esta omisión puede considerarse "honrada"? Como ya nos tiene acostumbrados Ravsberg, esa propia cita de Elier es inexacta y ha sido utilizada deliberadamente para reforzar sus tesis.
Evaluar con transparencia y auténtica honradez los argumentos que dio Elier en su texto y responderlos, si es que tiene respuesta para ellos, era lo mínimo que podía esperarse de alguien que se autotitula amante de la discusión libre de ideas. No olvidemos que la imagen que usa Ravsberg para introducir "La sociedad civil y el debate (I)" es una foto del incidente frente a la embajada, en el cual, como aclara Elier, no estaba la delegación. ¿Es "honrado" encabezar un artículo sobre el desempeño de una delegación con una imagen de hechos en los que no participó? ¿No se está haciendo un uso manipulado de esa imagen?
Pero hubo otra importante omisión en las "respuestas" publicadas por la página Cartas desde Cuba: el análisis de Iroel Sánchez de la trayectoria periodística de Ravsberg en torno a la "otra" sociedad civil que pretendieron legitimar en Panamá. ¿Por qué Ravsberg miró hacia otra parte cuando le recordaron su cobertura tendenciosa de la falsa "sociedad civil" pagada desde el exterior? ¿Es eso "honrado"?
¿Va a pretextar Ravsberg que el analista abandonó el tema de discusión para hablar de otras cosas? No, con perdón, el pretexto no tiene valor alguno; porque aquí también se ha puesto sobre la mesa una pregunta clave: si este periodista reflexiona sobre Cuba de modo independiente, al margen de la agenda de la maquinaria mediática, o si lo hace dentro de esa agenda y siguiendo la corriente dominante. El Juez ha pasado, mal que le pese, a ser procesado moralmente. Y tiene que enfrentar las denuncias que se le hicieron. ¿No fue este periodista uno de los que pretendió legitimar a la "sociedad civil" mercenaria? "Lo único honrado que toca hacer en un debate" sería contestar a estas y a otras preguntas.
Gracias a su objetividad (dice Iroel Sánchez), los lectores de Fernando Ravsberg todavía no se han enterado de si los protagonistas de la "huelga de hambre" de Martha Beatriz Roque y sus acompañantes -dispuestos a morir comiendo miles de calorías diarias- están vivos o muertos. Tampoco han sabido por él que Eliécer Ávila -quien según Ravsberg "no entendía que se le prohibiera visitar el lugar donde cayó el Che en Bolivia"- ha dado la vuelta al mundo pagado por potencias extranjeras pero aún no ha puesto un pie en el altiplano de los quechuas y los aymaras.
¿El párrafo citado no merece algún tipo de respuesta? Si vamos a ser "honrados", habría que oír las razones que tuvo Ravsberg para reflejar como lo hizo aquellos hechos y personajes. Si vamos a ser "honrados", hay que hablar de la entrevista a Fariñas, Premio Sajárov y amigo de Posada Carriles, y enfrentar la estampa de la moribunda Marta Beatriz Roque y aclarar cómo y por qué desapareció, con su milagrosa recuperación, de la página de Ravsberg.
Pero qué actitud asume este amante de la polémica, que detesta las Mesas Redondas donde todos están de acuerdo y hace "lo único honrado en un debate", eludir precisamente la confrontación de todos aquellos datos y argumentos que demostraron el carácter tendencioso y manipulador de su texto inicial, ignorar las pruebas terminantes de su currículo al servicio de la falsa oposición mercenaria, protegerse con tres o cuatro citas de queridas y prestigiosas figuras de nuestra cultura y ensañarse con una joven honrada a quien conozco bien, infinitamente más honrada, valiente y digna que todos aquellos que desde Miami trabajaron en tenderle una trampa vil. ¿Se trata de promover el debate real o de eludirlo con evasivas y bajezas?
Estuve, repito, en Panamá. Mis compañeros y yo enfrentamos provocaciones de toda índole y defendimos con principios y verdades nuestra posición. No hicimos jamás nada que pueda avergonzar al pueblo cubano. Un pueblo, que, más allá de los vecinos de Ravsberg, nos ha venido manifestando continua y espontáneamente su cariño.
(*) Presidente de la Federación Estudiantil Universitaria. Estudiante de Licenciatura en Historia y Marxismo
Integré con orgullo la delegación cubana que participó en los foros paralelos de la Cumbre de Panamá y, hace dos días, hablé para la Mesa Redonda acerca de la manipulación mediática que se hizo de nuestra conducta. Ahora veo que, después de un primer texto muy discutible sobre el tema y de la circulación de varios materiales esclarecedores de compañeros que estuvieron allí, el periodista Fernando Ravsberg arremete de nuevo contra nosotros en "La sociedad civil y el debate (II)".
Debo confesar que me sorprendió este segundo post. Por un lado, mantiene su papel de juez inaccesible y no contesta ni una sola de las réplicas objetivas, sólidas, que suscitó su primer texto. Por otro, asegura que publicó en su página algunas de esas "respuestas" (entre comillas, así las pone), es decir, aquellos artículos "que consideramos más serios y no repetitivos". Habría que preguntarse quiénes formaron parte del jurado que decidió qué resultaba "serio" y "no repetitivo". No obstante, se trata, según nos dice, de una cuestión ética: "lo único honrado que toca hacer en un debate".
Inexplicablemente, Ravsberg excluyó una argumentación contundente, muy seria y nada repetitiva, de Elier Ramírez ("Mi respuesta a Ravsberg", en el blog Dialogar, dialogar), que desmonta una por una las manipulaciones de su primer texto. Ahora, en "La sociedad civil y el debate (II)", cita a Elier, pero, ¡qué curioso!, no por su artículo, sino por una observación ajena a la discusión que hizo en la Mesa Redonda. Pero fue aún más lejos: llegó a publicar incluso un brillante mensaje de felicitación a Elier, a propósito de "Mi respuesta a Ravsberg", de nuestro gran escritor Miguel Barnet, sin que apareciera el texto felicitado. Lectores de su blog le solicitaron a Ravsberg que publicara el artículo de Elier. ¿Esta omisión puede considerarse "honrada"? Como ya nos tiene acostumbrados Ravsberg, esa propia cita de Elier es inexacta y ha sido utilizada deliberadamente para reforzar sus tesis.
Evaluar con transparencia y auténtica honradez los argumentos que dio Elier en su texto y responderlos, si es que tiene respuesta para ellos, era lo mínimo que podía esperarse de alguien que se autotitula amante de la discusión libre de ideas. No olvidemos que la imagen que usa Ravsberg para introducir "La sociedad civil y el debate (I)" es una foto del incidente frente a la embajada, en el cual, como aclara Elier, no estaba la delegación. ¿Es "honrado" encabezar un artículo sobre el desempeño de una delegación con una imagen de hechos en los que no participó? ¿No se está haciendo un uso manipulado de esa imagen?
Pero hubo otra importante omisión en las "respuestas" publicadas por la página Cartas desde Cuba: el análisis de Iroel Sánchez de la trayectoria periodística de Ravsberg en torno a la "otra" sociedad civil que pretendieron legitimar en Panamá. ¿Por qué Ravsberg miró hacia otra parte cuando le recordaron su cobertura tendenciosa de la falsa "sociedad civil" pagada desde el exterior? ¿Es eso "honrado"?
¿Va a pretextar Ravsberg que el analista abandonó el tema de discusión para hablar de otras cosas? No, con perdón, el pretexto no tiene valor alguno; porque aquí también se ha puesto sobre la mesa una pregunta clave: si este periodista reflexiona sobre Cuba de modo independiente, al margen de la agenda de la maquinaria mediática, o si lo hace dentro de esa agenda y siguiendo la corriente dominante. El Juez ha pasado, mal que le pese, a ser procesado moralmente. Y tiene que enfrentar las denuncias que se le hicieron. ¿No fue este periodista uno de los que pretendió legitimar a la "sociedad civil" mercenaria? "Lo único honrado que toca hacer en un debate" sería contestar a estas y a otras preguntas.
Gracias a su objetividad (dice Iroel Sánchez), los lectores de Fernando Ravsberg todavía no se han enterado de si los protagonistas de la "huelga de hambre" de Martha Beatriz Roque y sus acompañantes -dispuestos a morir comiendo miles de calorías diarias- están vivos o muertos. Tampoco han sabido por él que Eliécer Ávila -quien según Ravsberg "no entendía que se le prohibiera visitar el lugar donde cayó el Che en Bolivia"- ha dado la vuelta al mundo pagado por potencias extranjeras pero aún no ha puesto un pie en el altiplano de los quechuas y los aymaras.
¿El párrafo citado no merece algún tipo de respuesta? Si vamos a ser "honrados", habría que oír las razones que tuvo Ravsberg para reflejar como lo hizo aquellos hechos y personajes. Si vamos a ser "honrados", hay que hablar de la entrevista a Fariñas, Premio Sajárov y amigo de Posada Carriles, y enfrentar la estampa de la moribunda Marta Beatriz Roque y aclarar cómo y por qué desapareció, con su milagrosa recuperación, de la página de Ravsberg.
Pero qué actitud asume este amante de la polémica, que detesta las Mesas Redondas donde todos están de acuerdo y hace "lo único honrado en un debate", eludir precisamente la confrontación de todos aquellos datos y argumentos que demostraron el carácter tendencioso y manipulador de su texto inicial, ignorar las pruebas terminantes de su currículo al servicio de la falsa oposición mercenaria, protegerse con tres o cuatro citas de queridas y prestigiosas figuras de nuestra cultura y ensañarse con una joven honrada a quien conozco bien, infinitamente más honrada, valiente y digna que todos aquellos que desde Miami trabajaron en tenderle una trampa vil. ¿Se trata de promover el debate real o de eludirlo con evasivas y bajezas?
Estuve, repito, en Panamá. Mis compañeros y yo enfrentamos provocaciones de toda índole y defendimos con principios y verdades nuestra posición. No hicimos jamás nada que pueda avergonzar al pueblo cubano. Un pueblo, que, más allá de los vecinos de Ravsberg, nos ha venido manifestando continua y espontáneamente su cariño.
(*) Presidente de la Federación Estudiantil Universitaria. Estudiante de Licenciatura en Historia y Marxismo
jueves, 23 de abril de 2015
Iroel Sánchez: ¿Quiénes son nuestros compañeros?
Dejo dos links, primera y segunda partes de un texto de Iroel Sánchez en su blog, con el que concuerdo:
¿Quiénes son nuestros compañeros?
Parte I - ¿Víctimas o victimarios?
Parte II -La hora de ni con esto ni con aquello
¿Quiénes son nuestros compañeros?
Parte I - ¿Víctimas o victimarios?
Parte II -La hora de ni con esto ni con aquello
ÁNGELES DÍEZ: "La Función de los medios de masas es fabricar el consentimiento de la explotación"
REDACCIÓN CANARIAS-SEMANAL.ORG.- "¿Qué es el periodismo?". "¿Puede existir una prensa libre?". Con estos interrogantes como hilo conductor de su exposición, la socióloga y politóloga Ángeles Díez desentrañaba el pasado 25 de marzo, en una conferencia ofrecida en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, cuál es la función que desempeñan en la sociedad contemporánea los grandes medios de comunicación.
"El capitalismo no puede subsistir sin apropiarse también de los medios de producción de conciencia. La labor del periodismo en este sistema es, fundamentalmente, elaborar relatos coherentes que destruyen a su vez la posibilidad de otros relatos que vengan de otras fuentes que no sean el poder político y el poder económico" - exponía Díez, sin ambages, en una ponencia enmarcada en las Jornadas sobre Prensa y Medios de Comunicación Alternativos organizadas por la revista "Espineta amb Caragolings".
"No podemos entender lo que son y la función que cumplen los medios de comunicación de masas separados del tipo de sociedad en la que actúan y las relaciones de poder que en ella se dan. La función que cumplen - aclaraba la profesora de la Universidad Complutense de Madrid- es la de fabricar el consentimiento y la aceptación. Y si nos preguntamos qué es lo que hay que consentir, la respuesta es sencilla. Hay que consentir la desigualdad y la explotación".
Durante su intervención, la socióloga explicó, igualmente, por qué, pese al creciente descrédito de los grandes medios de comunicación, y la conciencia cada vez más extendida de que "nos mienten y nos manipulan", continuamos actuando y pensando en base a las matrices de opinión construidas por estas empresas.
"Nos creemos lo que nos dicen, o actuamos como si lo hiciéramos, porque necesitamos entender el mundo para vivir en él y, siendo cada más débiles los lazos sociales, los medios masivos han acabado por monopolizar el relato acerca del mismo".
"En la actualidad - recordó Díez- hay seis grupos mediáticos que controlan casi el 99% de la información que circula por el mundo".
"Estas empresas mediáticas se mantienen a pesar de que puedan tener pérdidas, porque su objetivo es, por un lado, sostener y reproducir los intereses del grupo de empresas del que forman parte y, por otro lado, la reproducción del propio sistema, que no puede ser cuestionado en lo sustancial".
De esta forma - aclaró la profesora de la UCM - "es preciso matizar que los medios no están al servicio del poder, sino que son una de las formas mediante las cuáles éste se expresa y logra reproducirse, reduciendo las resistencias".
Pese a todo -puntualizó la socióloga - "los medios no son omnipotentes. De la misma manera en la que nos podemos apropiar de los medios de producción, podemos hacerlo de los medios de comunicación. Aunque, siempre, teniendo en cuenta que esto sería parte de un proceso revolucionario general, no asilado".
"El objetivo - concluyó Díez - debe ser recuperar la comunicación como un derecho humano. Como aquello que nos puede llevar a liberar de esta maquinaria infernal, que es una maquinaria de guerra, de apropiación de nuestras conciencias, de disciplinamiento y de sometimiento".
"El capitalismo no puede subsistir sin apropiarse también de los medios de producción de conciencia. La labor del periodismo en este sistema es, fundamentalmente, elaborar relatos coherentes que destruyen a su vez la posibilidad de otros relatos que vengan de otras fuentes que no sean el poder político y el poder económico" - exponía Díez, sin ambages, en una ponencia enmarcada en las Jornadas sobre Prensa y Medios de Comunicación Alternativos organizadas por la revista "Espineta amb Caragolings".
"No podemos entender lo que son y la función que cumplen los medios de comunicación de masas separados del tipo de sociedad en la que actúan y las relaciones de poder que en ella se dan. La función que cumplen - aclaraba la profesora de la Universidad Complutense de Madrid- es la de fabricar el consentimiento y la aceptación. Y si nos preguntamos qué es lo que hay que consentir, la respuesta es sencilla. Hay que consentir la desigualdad y la explotación".
Durante su intervención, la socióloga explicó, igualmente, por qué, pese al creciente descrédito de los grandes medios de comunicación, y la conciencia cada vez más extendida de que "nos mienten y nos manipulan", continuamos actuando y pensando en base a las matrices de opinión construidas por estas empresas.
"Nos creemos lo que nos dicen, o actuamos como si lo hiciéramos, porque necesitamos entender el mundo para vivir en él y, siendo cada más débiles los lazos sociales, los medios masivos han acabado por monopolizar el relato acerca del mismo".
"En la actualidad - recordó Díez- hay seis grupos mediáticos que controlan casi el 99% de la información que circula por el mundo".
"Estas empresas mediáticas se mantienen a pesar de que puedan tener pérdidas, porque su objetivo es, por un lado, sostener y reproducir los intereses del grupo de empresas del que forman parte y, por otro lado, la reproducción del propio sistema, que no puede ser cuestionado en lo sustancial".
De esta forma - aclaró la profesora de la UCM - "es preciso matizar que los medios no están al servicio del poder, sino que son una de las formas mediante las cuáles éste se expresa y logra reproducirse, reduciendo las resistencias".
Pese a todo -puntualizó la socióloga - "los medios no son omnipotentes. De la misma manera en la que nos podemos apropiar de los medios de producción, podemos hacerlo de los medios de comunicación. Aunque, siempre, teniendo en cuenta que esto sería parte de un proceso revolucionario general, no asilado".
"El objetivo - concluyó Díez - debe ser recuperar la comunicación como un derecho humano. Como aquello que nos puede llevar a liberar de esta maquinaria infernal, que es una maquinaria de guerra, de apropiación de nuestras conciencias, de disciplinamiento y de sometimiento".
lunes, 20 de abril de 2015
5 verdades sobre Cuba en la Cumbre de las Américas
Yisell Rodríguez Milán
(Delegada en el IV Foro de Jóvenes de las Américas, uno de los eventos de la Cumbre)
Blog Lente de Aumento
No es mi costumbre escribir tan largo y tendido en el blog pero mañana parto por varios días a otro rincón de Cuba y la necesidad de exponer mis criterios me obligan a “enlistar” para dejar claras —desde mi punto de vista—algunas cuestiones que considero influyentes con respecto al debate que ha generado en redes sociales, páginas personales y sitios web la presencia cubana en la Cumbre de las Américas.
Opino, además, que pasara lo que pasara allá Cuba sería la gran noticia de la Cumbre de las Américas. Tres hechos nos validaban como atractivo periodístico:
1) Era la primera vez que participábamos como país en un espacio organizado por la Organización de Estados Americanos desde que fuéramos expulsados,
2) Se esperaba el primer encuentro entre Raúl Castro y Barack Obama después del 17 de diciembre de 2014, y
3) Cubanos a favor y en contra de la Revolución cubana coincidirían por primera ocasión en un mismo espacio internacional de diálogo.
Demasiadas “primeras veces” como para que no fuéramos el palo periodístico ¿verdad?.
Los dos sucesos que encabezan la lista ocurrieron tal cual se esperaba: Cuba estuvo en Panamá y Raúl conversó con Obama, a quien le habló en su discurso del injusto decreto contra Venezuela, de la Historia de Cuba y hasta le regaló unos elogios que hay a quienes les han parecido excesivos en tanto a mí se me figuraron una buena táctica.
¿Imaginan cómo habrá quedado el estadounidense ante los miamenses que odian al Gobierno revolucionario? ¿Es posible calcular el grado de compromiso público que entrañaron esas palabras no solo para el mandatario norteamericano sino para un Estados Unidos que aprecia tanto los símbolos y la hidalguía?… en fin, que dejo eso para otro post.
El tercer gran hecho noticiable, ese para el cual se preparó a la opinión pública latinoamericana con varios meses de antelación y por el cual algunos conocidos juzgan en redes sociales que hicimos “el trabajo sucio”, no se dio. Cubanos a favor y en contra de la Revolución cubana, aunque coincidieron en el mismo espacio y tiempo, no dialogaron.
¿Por qué sucedió esto en un escenario internacional donde confluyen ciudadanos de toda América con diferentes posiciones políticas con respecto a sus gobiernos? ¿Habían otras formas de protestar contra la indignación provocada por la presencia de los coterráneos incluidos en el Foro de la Sociedad Civil?, son esas las preguntas que motivan este post y las 5 verdades que expongo a continuación:
(Delegada en el IV Foro de Jóvenes de las Américas, uno de los eventos de la Cumbre)
Blog Lente de Aumento
No es mi costumbre escribir tan largo y tendido en el blog pero mañana parto por varios días a otro rincón de Cuba y la necesidad de exponer mis criterios me obligan a “enlistar” para dejar claras —desde mi punto de vista—algunas cuestiones que considero influyentes con respecto al debate que ha generado en redes sociales, páginas personales y sitios web la presencia cubana en la Cumbre de las Américas.
Opino, además, que pasara lo que pasara allá Cuba sería la gran noticia de la Cumbre de las Américas. Tres hechos nos validaban como atractivo periodístico:
1) Era la primera vez que participábamos como país en un espacio organizado por la Organización de Estados Americanos desde que fuéramos expulsados,
2) Se esperaba el primer encuentro entre Raúl Castro y Barack Obama después del 17 de diciembre de 2014, y
3) Cubanos a favor y en contra de la Revolución cubana coincidirían por primera ocasión en un mismo espacio internacional de diálogo.
Demasiadas “primeras veces” como para que no fuéramos el palo periodístico ¿verdad?.
Los dos sucesos que encabezan la lista ocurrieron tal cual se esperaba: Cuba estuvo en Panamá y Raúl conversó con Obama, a quien le habló en su discurso del injusto decreto contra Venezuela, de la Historia de Cuba y hasta le regaló unos elogios que hay a quienes les han parecido excesivos en tanto a mí se me figuraron una buena táctica.
¿Imaginan cómo habrá quedado el estadounidense ante los miamenses que odian al Gobierno revolucionario? ¿Es posible calcular el grado de compromiso público que entrañaron esas palabras no solo para el mandatario norteamericano sino para un Estados Unidos que aprecia tanto los símbolos y la hidalguía?… en fin, que dejo eso para otro post.
El tercer gran hecho noticiable, ese para el cual se preparó a la opinión pública latinoamericana con varios meses de antelación y por el cual algunos conocidos juzgan en redes sociales que hicimos “el trabajo sucio”, no se dio. Cubanos a favor y en contra de la Revolución cubana, aunque coincidieron en el mismo espacio y tiempo, no dialogaron.
¿Por qué sucedió esto en un escenario internacional donde confluyen ciudadanos de toda América con diferentes posiciones políticas con respecto a sus gobiernos? ¿Habían otras formas de protestar contra la indignación provocada por la presencia de los coterráneos incluidos en el Foro de la Sociedad Civil?, son esas las preguntas que motivan este post y las 5 verdades que expongo a continuación:
domingo, 19 de abril de 2015
La Gran Mezquita de Conakry FOTOS
Texto y fotos: Enrique Ubieta Gómez
Solo unas pocas palabras introductorias para estas imágenes. Pedí y obtuve permiso del Gobierno guineano para tomar estas imágenes en el interior de la Gran Mezquita de Conakry, la mayor del África Occidental y una de las mayores del mundo. Puede albergar a doce mil quinientas personas a la vez, pero de ser mayor la concurrencia, los fieles se sientan y rezan en las explanadas exteriores, mientras se amplifica el sermón del Imán. Cada viernes a la una de la tarde, los musulmanes acuden a las mezquitas más cercanas y participan del rito, dentro o fuera del recinto. A veces, si la mezquita es pequeña, las calles aledañas se cierran. Cada viernes dicen que el Presidente del país acude a una mezquita diferente, no importa si grande o pequeña, si pobre o rica, y reza con sus fieles. Y los hombres visten sus elegantes batas largas.
Solo unas pocas palabras introductorias para estas imágenes. Pedí y obtuve permiso del Gobierno guineano para tomar estas imágenes en el interior de la Gran Mezquita de Conakry, la mayor del África Occidental y una de las mayores del mundo. Puede albergar a doce mil quinientas personas a la vez, pero de ser mayor la concurrencia, los fieles se sientan y rezan en las explanadas exteriores, mientras se amplifica el sermón del Imán. Cada viernes a la una de la tarde, los musulmanes acuden a las mezquitas más cercanas y participan del rito, dentro o fuera del recinto. A veces, si la mezquita es pequeña, las calles aledañas se cierran. Cada viernes dicen que el Presidente del país acude a una mezquita diferente, no importa si grande o pequeña, si pobre o rica, y reza con sus fieles. Y los hombres visten sus elegantes batas largas.
Protagonistas de la batalla contra el Ebola FOTOS
Todas las fotos: Enrique Ubieta Gómez
Dirección de la brigada en Liberia: de izquierda a derecha, los doctores Dupuy, Pablo y Rolando.
Embajador Lefebre y Encargado de Negocios interino Despaigne de Cuba, junto a la ministra en funciones de salud de Liberia.
Momentos antes de que los médicos y enfermeros cubanos recibieran el homenaje de despedida en Liberia.
Momentos ants el homenaje final, junto a nuestro equipo de la prensa en Liberia.
El doctor Jorge Delgado, jefe de la Brigada en Sierra Leona, junto a su hermano gemelo.
Aeropuerto de Freetown, regreso.
Aeropuerto de Freetown, regreso.
Aeropuerto de Freetown, regreso
Aeropuerto de Freetown, regreso.
Aeropuerto de Freetown, regreso. En primera fila, entre otros, Roberto de la Dirección de la brigada en Sierra Leona, Pubillones, el Encargado de Negocios interino de Cuba y el doctor Félix Báez.
Dirección de la brigada en Guinea Conakry, de izquierda a derecha: los doctores Miranda, Castro Bara y Carlitos.
El doctor Lucas le explica a la Embajadora de Cuba en Guinea, Maité Rivero, las estadísticas del día en el Centro de Coyah.
El equipo cubano de prensa, la Embajadora de Cuba, Maité Rivero y el Presidente de la República de Guinea, señor Alpha Condé.
Aeropuerto de Freetown, regreso.
Aeropuerto de Freetown, regreso
Aeropuerto de Freetown, regreso.
Aeropuerto de Freetown, regreso. En primera fila, entre otros, Roberto de la Dirección de la brigada en Sierra Leona, Pubillones, el Encargado de Negocios interino de Cuba y el doctor Félix Báez.
Dirección de la brigada en Guinea Conakry, de izquierda a derecha: los doctores Miranda, Castro Bara y Carlitos.
El doctor Lucas le explica a la Embajadora de Cuba en Guinea, Maité Rivero, las estadísticas del día en el Centro de Coyah.
El equipo cubano de prensa, la Embajadora de Cuba, Maité Rivero y el Presidente de la República de Guinea, señor Alpha Condé.
sábado, 18 de abril de 2015
Imágenes de Freetown, Sierra Leona FOTOS
Texto y fotos: Enrique Ubieta Gómez
En la ciudad se mezclan las viviendas confortables y las de barro o zinc, las calles asfaltadas y los terraplenes de polvo o fango, según la época, los muchos autos y los aún más numerosos vendedores ambulantes, con sus cestas, jabas, cubos o bandejas en la cabeza, llenas de las más disímiles mercancías. Las camionetas del transporte colectivo pasan atestadas de pasajeros, indiferentes al peligro del contacto personal con algún portador del virus. La ciudad no se amilana, no se recoge, a pesar de que la epidemia marca, como promedio, a siete personas por día. Otras enfermedades cobran más vidas, y son más antiguas. La gente no parece temerle a este juego de dados. El Gobierno dicta esporádicos toques de queda, y comprueba la temperatura de choferes y pasajeros en puntos claves de la ciudad y sus alrededores. En cada establecimiento, al entrar, hay que lavarse las manos en un tanque de agua con cloro. Monrovia es posiblemente más grande, pero Freetown se reserva dos cartas de particular encanto: el litoral de playa –que en Monrovia no se integra a la ciudad-, y las montañas, por las que suben y bajan edificaciones. Las dos capitales carecen de un sistema mínimo para la distribución de agua y de la suficiente capacidad de generación eléctrica. En las afueras de Freetown hay un hotel singular, nombrado Compañero, así, en español. Su dueño estudió en Cuba. En el muro lateral de la rampla de entrada, un mural muestra un dibujo a color de Fidel y las banderas de Cuba y Sierra Leona.
En la ciudad se mezclan las viviendas confortables y las de barro o zinc, las calles asfaltadas y los terraplenes de polvo o fango, según la época, los muchos autos y los aún más numerosos vendedores ambulantes, con sus cestas, jabas, cubos o bandejas en la cabeza, llenas de las más disímiles mercancías. Las camionetas del transporte colectivo pasan atestadas de pasajeros, indiferentes al peligro del contacto personal con algún portador del virus. La ciudad no se amilana, no se recoge, a pesar de que la epidemia marca, como promedio, a siete personas por día. Otras enfermedades cobran más vidas, y son más antiguas. La gente no parece temerle a este juego de dados. El Gobierno dicta esporádicos toques de queda, y comprueba la temperatura de choferes y pasajeros en puntos claves de la ciudad y sus alrededores. En cada establecimiento, al entrar, hay que lavarse las manos en un tanque de agua con cloro. Monrovia es posiblemente más grande, pero Freetown se reserva dos cartas de particular encanto: el litoral de playa –que en Monrovia no se integra a la ciudad-, y las montañas, por las que suben y bajan edificaciones. Las dos capitales carecen de un sistema mínimo para la distribución de agua y de la suficiente capacidad de generación eléctrica. En las afueras de Freetown hay un hotel singular, nombrado Compañero, así, en español. Su dueño estudió en Cuba. En el muro lateral de la rampla de entrada, un mural muestra un dibujo a color de Fidel y las banderas de Cuba y Sierra Leona.
viernes, 17 de abril de 2015
POLÉMICA RAVSBERG: Miguel Barnet y Yoerky Sánchez responden
MENSAJE DE MIGUEL BARNET A ELIER RAMÍREZ
Blog Dialogar, dialogar
Querido Elier:
Te felicito por un texto tan lúcido y honesto, fue un tiro directo. El señor Fernando Ravsberg como viejo periodista, experto en debates polarizados, debería saber de una vez y por todas que quien quiere quedar bien con Dios y con el Diablo, le sirve la mesa al Diablo. Tú sabes bien que los que asistimos a esa Cumbre solo enarbolamos nuestra bandera, la que exhibe una sola y rutilante estrella. Y que fuimos representando a la legítima Sociedad Civil Cubana, integrada por múltiples asociaciones, fundaciones y organizaciones sociales. A pesar de humillaciones, actos discriminatorios y de violencia física y psicológica nos mantuvimos enhiesto y entonamos nuestros himnos patrióticos.
Con tantos años que lleva el señor Ravsberg viviendo en Cuba ha olvidado que en la letra de nuestro Himno Nacional hay un verso clave: “(…) morir por la patria es vivir”. Allá, lejos de morir, vivimos una experiencia hermosa y edificante. En mi caso personal, puse mis modestos atributos a un lado y me sentí orgulloso de ser un viejo rejuvenecido por una vivencia única e inolvidable. Otra cosa que olvida el señor Ravsberg y que fue un lema de los primeros años de la Revolución, es también clave en esta circunstancia: “Conozca a Cuba primero…”
Miguel Barnet
¿RAVSBERG SE VA CON LA PRIMERA BOLA?
Yoerky Sánchez Cuéllar
Blog Cambios en Cuba
Soy periodista del diario Juventud Rebelde y asistí a la Cumbre de Panamá como miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), una de las 2200 organizaciones de la sociedad civil cubana. No es cierto que los representantes de la Isla a los Foros paralelos eran solo «dirigentes de organizaciones de la sociedad civil», como plantea Fernando Rasverg en su artículo La Sociedad civil y el debate.
En el grupo también se encontraban campesinos como Yordanis, quien trabaja la tierra en Ciego de Ávila, investigadoras como Yoslaine, especialista del Centro de Estudios de la Juventud; había, igualmente, cuentapropistas, como Lisandra, quien labora en un taller de calzado en Camajuaní o Vicente, joven trabajador de una paladar en Manzanillo.
La delegación estaba integrada, además, por importantes intelectuales, científicos, médicos de reconocido prestigio, músicos, artistas de la plástica, líderes religiosos, blogueros, periodistas, presidentes de cooperativas no agropecuarias, actores sociales, entre muchos otros, que expresan la amplia diversidad y el pluralismo de nuestra sociedad.
Ante la duda de Rasverg sobre quién nos seleccionó, debo explicar que fue la Red de Derechos Humanos de Panamá, organizadora de los Foros paralelos, la que nos envío a través del correo electrónico, luego de llenar varios formularios, la aceptación para participar en el evento.
«¿A quiénes representan esos dos grupos que aparecieron en Panamá a nombre de la sociedad civil?», pregunta el autor de Cartas desde Cuba. Es lamentable su confusión. La sociedad civil cubana, la única, la legítima, fue la que viajó desde La Habana con el mandato de millones de hombres y mujeres de bien, expresado en foros previos en suelo patrio. Por tanto, representa lo más auténtico de nuestro pueblo. Estaba decidida a contribuir a los resultados de la Cumbre y llevó propuestas de gran valía para los debates, que se pudieron exponer sin dificultad en todos los Foros y en todas las mesas excepto en las que asistieron los que ofenden la propia tierra que los vio nacer.
Muchos de estos vendepatrias llegaron a Panamá después de dar giras por varias naciones, conspirando para sabotear la presencia nuestra en el evento. En el mismo momento en que exigíamos que se acreditara a 28 miembros de la delegación, algunos de los mercenarios, ya con credenciales en su poder, realizaban la provocación frente a la embajada cubana. Los instigadores del show y los primeros en golpear fueron ellos. Debo decirle al colega de Cartas desde Cuba que ningún miembro de la delegación de nuestra sociedad civil estuvo presente en ese «lamentable espectáculo» que montaron sin calcular la repuesta de amigos de la solidaridad y de patriotas honrados, muchos de ellos residentes en suelo panameño.
Como miembro de la UPEC, participé en la elaboración del tabloide Mercenarios en Panamá, disponible en el sitio www.cubaperiodistas.cu. Esos personajes, como lo prueban varios documentos del material, solo sirven a quienes les pagan. Son huérfanos de ideas, no soportan ningún debate. Pretendían legitimarse en Panamá como los representantes del pueblo cubano y ante esa ofensa los verdaderos patriotas plantamos una y otra vez y volveríamos a plantar las veces que fuese necesario. No dialogamos con mercenarios que se retratan con asesinos como Posada Carriles, autor del crimen de Barbados, o Félix Rodríguez, el asesino del Che. La respuesta nuestra nunca fueron los golpes, sino el Himno Nacional y la Marcha del 26 de Julio.
Donde ellos no estuvieron el debate fue intenso, aportador. Incluso, el presidente Varela reconoció el aporte de los jóvenes cubanos en su foro, donde estaba la derecha más recalcitrante del continente. La presencia de destacadas personalidad cubanas aportó mucho a las mesas de Salud, Emigración y Seguridad, Medio Ambiente, etc,
Cuento con las pruebas fílmicas de lo que sucedió en la Mesa de Gobernabilidad Democrática. Aquello estaba orquestado para humillar a Cuba desde los propios organizadores, que al final terminaron yéndose con los mercenarios.
No estuvimos en contra del diálogo respetuoso ni al debate con las ideas contrarias. Nunca nos retiramos del debate. Lo que sí no íbamos a aceptar era que por Cuba hablaran mercenarios, amigos de asesinos y terroristas, y nosotros permanecer impávidos. Mucha sangre se derramó en la Isla para aceptar esa desvergüenza colosal. No era una cuestión de ideas, sino de principios, y los principios no son negociables.
Nos querían obligar a que compartiéramos juntos, en armonía y conciliación. Y recordaba a una colega que me decía al regreso de Panamá: ¿A quien se le ocurriría invitar a una misma mesa de trabajo a las madres de la Plaza de Mayo y a los asesinos y cómplices de la muerte de sus hijos?
Sé que los medios nos quieren presentar como los intolerantes, los salvajes, los promotores de la violencia. Un periodista que se respete debe saber contrastar las fuentes. Espero que Rasverg, quien en esta profesión tiene un largo historial, a estas alturas no se vaya con la primera bola.
Blog Dialogar, dialogar
Querido Elier:
Te felicito por un texto tan lúcido y honesto, fue un tiro directo. El señor Fernando Ravsberg como viejo periodista, experto en debates polarizados, debería saber de una vez y por todas que quien quiere quedar bien con Dios y con el Diablo, le sirve la mesa al Diablo. Tú sabes bien que los que asistimos a esa Cumbre solo enarbolamos nuestra bandera, la que exhibe una sola y rutilante estrella. Y que fuimos representando a la legítima Sociedad Civil Cubana, integrada por múltiples asociaciones, fundaciones y organizaciones sociales. A pesar de humillaciones, actos discriminatorios y de violencia física y psicológica nos mantuvimos enhiesto y entonamos nuestros himnos patrióticos.
Con tantos años que lleva el señor Ravsberg viviendo en Cuba ha olvidado que en la letra de nuestro Himno Nacional hay un verso clave: “(…) morir por la patria es vivir”. Allá, lejos de morir, vivimos una experiencia hermosa y edificante. En mi caso personal, puse mis modestos atributos a un lado y me sentí orgulloso de ser un viejo rejuvenecido por una vivencia única e inolvidable. Otra cosa que olvida el señor Ravsberg y que fue un lema de los primeros años de la Revolución, es también clave en esta circunstancia: “Conozca a Cuba primero…”
Miguel Barnet
¿RAVSBERG SE VA CON LA PRIMERA BOLA?
Yoerky Sánchez Cuéllar
Blog Cambios en Cuba
Soy periodista del diario Juventud Rebelde y asistí a la Cumbre de Panamá como miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), una de las 2200 organizaciones de la sociedad civil cubana. No es cierto que los representantes de la Isla a los Foros paralelos eran solo «dirigentes de organizaciones de la sociedad civil», como plantea Fernando Rasverg en su artículo La Sociedad civil y el debate.
En el grupo también se encontraban campesinos como Yordanis, quien trabaja la tierra en Ciego de Ávila, investigadoras como Yoslaine, especialista del Centro de Estudios de la Juventud; había, igualmente, cuentapropistas, como Lisandra, quien labora en un taller de calzado en Camajuaní o Vicente, joven trabajador de una paladar en Manzanillo.
La delegación estaba integrada, además, por importantes intelectuales, científicos, médicos de reconocido prestigio, músicos, artistas de la plástica, líderes religiosos, blogueros, periodistas, presidentes de cooperativas no agropecuarias, actores sociales, entre muchos otros, que expresan la amplia diversidad y el pluralismo de nuestra sociedad.
Ante la duda de Rasverg sobre quién nos seleccionó, debo explicar que fue la Red de Derechos Humanos de Panamá, organizadora de los Foros paralelos, la que nos envío a través del correo electrónico, luego de llenar varios formularios, la aceptación para participar en el evento.
«¿A quiénes representan esos dos grupos que aparecieron en Panamá a nombre de la sociedad civil?», pregunta el autor de Cartas desde Cuba. Es lamentable su confusión. La sociedad civil cubana, la única, la legítima, fue la que viajó desde La Habana con el mandato de millones de hombres y mujeres de bien, expresado en foros previos en suelo patrio. Por tanto, representa lo más auténtico de nuestro pueblo. Estaba decidida a contribuir a los resultados de la Cumbre y llevó propuestas de gran valía para los debates, que se pudieron exponer sin dificultad en todos los Foros y en todas las mesas excepto en las que asistieron los que ofenden la propia tierra que los vio nacer.
Muchos de estos vendepatrias llegaron a Panamá después de dar giras por varias naciones, conspirando para sabotear la presencia nuestra en el evento. En el mismo momento en que exigíamos que se acreditara a 28 miembros de la delegación, algunos de los mercenarios, ya con credenciales en su poder, realizaban la provocación frente a la embajada cubana. Los instigadores del show y los primeros en golpear fueron ellos. Debo decirle al colega de Cartas desde Cuba que ningún miembro de la delegación de nuestra sociedad civil estuvo presente en ese «lamentable espectáculo» que montaron sin calcular la repuesta de amigos de la solidaridad y de patriotas honrados, muchos de ellos residentes en suelo panameño.
Como miembro de la UPEC, participé en la elaboración del tabloide Mercenarios en Panamá, disponible en el sitio www.cubaperiodistas.cu. Esos personajes, como lo prueban varios documentos del material, solo sirven a quienes les pagan. Son huérfanos de ideas, no soportan ningún debate. Pretendían legitimarse en Panamá como los representantes del pueblo cubano y ante esa ofensa los verdaderos patriotas plantamos una y otra vez y volveríamos a plantar las veces que fuese necesario. No dialogamos con mercenarios que se retratan con asesinos como Posada Carriles, autor del crimen de Barbados, o Félix Rodríguez, el asesino del Che. La respuesta nuestra nunca fueron los golpes, sino el Himno Nacional y la Marcha del 26 de Julio.
Donde ellos no estuvieron el debate fue intenso, aportador. Incluso, el presidente Varela reconoció el aporte de los jóvenes cubanos en su foro, donde estaba la derecha más recalcitrante del continente. La presencia de destacadas personalidad cubanas aportó mucho a las mesas de Salud, Emigración y Seguridad, Medio Ambiente, etc,
Cuento con las pruebas fílmicas de lo que sucedió en la Mesa de Gobernabilidad Democrática. Aquello estaba orquestado para humillar a Cuba desde los propios organizadores, que al final terminaron yéndose con los mercenarios.
No estuvimos en contra del diálogo respetuoso ni al debate con las ideas contrarias. Nunca nos retiramos del debate. Lo que sí no íbamos a aceptar era que por Cuba hablaran mercenarios, amigos de asesinos y terroristas, y nosotros permanecer impávidos. Mucha sangre se derramó en la Isla para aceptar esa desvergüenza colosal. No era una cuestión de ideas, sino de principios, y los principios no son negociables.
Nos querían obligar a que compartiéramos juntos, en armonía y conciliación. Y recordaba a una colega que me decía al regreso de Panamá: ¿A quien se le ocurriría invitar a una misma mesa de trabajo a las madres de la Plaza de Mayo y a los asesinos y cómplices de la muerte de sus hijos?
Sé que los medios nos quieren presentar como los intolerantes, los salvajes, los promotores de la violencia. Un periodista que se respete debe saber contrastar las fuentes. Espero que Rasverg, quien en esta profesión tiene un largo historial, a estas alturas no se vaya con la primera bola.
Elier Ramírez: Mi respuesta a Ravsberg / Fernando Ravsberg: La sociedad civil y el debate
MI RESPUESTA A RAVSBERG
Elier Ramírez Cañedo
Blog Dialogar, dialogar
Tuve la posibilidad, más bien el honor, de integrar la amplia y diversa delegación cubana, expresión de nuestra verdadera sociedad civil, que asistió a los foros paralelos de la Cumbre de las Américas. Lo hice en este caso como miembro de la Asociación Hermanos Saiz, organización que agrupa a más de tres mil jóvenes artistas e intelectuales menores de 35 años. Me tocó participar y ser testigo de los momentos quizás más tensos y complejos que vivimos en esos días. De ahí que me resulte imposible no responder al artículo de Fernando Ravsberg “La sociedad civil y el debate”, publicado en su blog Cartas desde Cuba. Sobre todo por el respeto que merecen los compañeros y compañeras que estuvieron conmigo en Panamá, quienes, con su actitud, me hicieron sentir extremadamente orgulloso de ser cubano.
Me sorprende que un periodista como Ravsberg, de quien en ocasiones he leído buenos textos, haya escrito algo tan superficial y alejado de la realidad sobre el papel de nuestra delegación.
Es evidente que, en este caso, lejos de ir a contracorriente de los grandes monopolios de la comunicación que todo el tiempo trataron de deslucir la participación cubana, Ravsberg siguió ciegamente el rebaño de los confundidos. Prefiero pensar esto y no que se trata de una reacción como las que he advertido en otros medios, de impotencia ante la incuestionable victoria de Cuba, tanto en la sesión presidencial como en los propios foros paralelos y la Cumbre de los Pueblos. Victoria que es sabido no fue solo para Cuba, sino para América Latina y el Caribe en su conjunto. Si Mar del Plata marcó en 2005 el inicio del viraje, esta Cumbre significó ya un cambio radical en las relaciones interamericanas.
Creo que a este artículo de Ravsberg le faltó la profesionalidad del periodismo investigativo. ¿Por qué no se tomó el trabajo de entrevistar al menos a algunos miembros de la delegación que participaron en los foros paralelos? ¿Por qué no indagó con varios de sus colegas cubanos que cubrieron la cita? ¿Por qué no confrontó las sesgadas fuentes que utilizó con otras versiones?
El espectáculo que recorrió el mundo “dañando la imagen de la nación”, según Ravsberg, fue precisamente el que los medios hegemónicos de siempre se empeñaron en fabricar, una caricatura que este experimentado periodista podría haber desbancado con facilidad si se hubiera propuesto hacer un trabajo más serio. Pero se conformó en este caso con la visión fragmentada y manipulada que todo el tiempo circuló mientras que la mayor parte de la verdad permaneció invisible ante sus ojos. Al menos Telesur y los medios de comunicación de Cuba, que a diferencia de Ravsberg sí estuvieron allá, hicieron un gran esfuerzo para que se conociera lo que estaba sucediendo.
Soy testigo de que numerosas entrevistas realizadas a miembros de nuestra delegación por importantes cadenas noticiosas del mundo, fueron impúdicamente censuradas, pues sus criterios contrastaban con la matriz de opinión que se quería imponer. Recuerdo que un camarógrafo de una televisora miamense me ofendió y se retiró junto al periodista, al no estar dispuesto a oír ciertas verdades. No me dio tiempo por desgracia a preguntarles de qué libertad de opinión y prensa estaban hablando.
Por otro lado, Ravsberg confunde, mezcla, omite y creo que también interviene en la manipulación de lo sucedido:
Primero, la delegación no estuvo en el altercado ocurrido en el parque frente a la embajada de Cuba. Allí estaban los grupos de solidaridad y algunos compañeros de nuestra sede diplomática. Todos ellos, a mi juicio, respondieron como tenían que responder ante la afrenta que pretendieron hacerle a nuestro más preciado símbolo, a Martí, un puñado de mercenarios junto al asesino del Che. Si me hubiera encontrado en ese contexto, seguramente hubiera reaccionado igual. Ya se sabe de dónde vino la ofensa y el primer puñetazo. Le recomiendo a Ravsberg que vea los videos que están en Internet y lea dos textos publicados por Raúl Antonio Capote en su blog El adversario cubano: “Orlando Gutierrez Boronat, terrorista presente en Panamá” y “Nuestra delegación en la Cumbre de las Américas: respuesta a los confundidos y a los desinformados”.
Segundo, es falso que la delegación cubana se retiró del debate, todo lo contrario. Para información de Ravsberg, de los únicos escenarios que la delegación acordó retirarse –luego de un análisis colectivo- fue de los protocolares, por respeto a los presidentes. Hubo una rigurosa y rica discusión en las mesas de salud, educación, seguridad, migración, energía y medio ambiente y en los foros de los jóvenes, empresarios y rectores. Las discusiones en todos estos escenarios fluyeron sin dificultad, a pesar de las notables diferencias ideológicas entre los participantes, y los aportes de los cubanos presentes fueron significativos para la elaboración de los documentos finales. Incluso, en las mesas de gobernabilidad democrática y participación ciudadana, donde se denunció la presencia de los mercenarios y hubo un ambiente más caldeado, no faltaron los argumentos y la serenidad. Los cubanos no nos retiramos, sino que permanecimos en el lugar trabajando con una gran parte de los integrantes de las delegaciones de otros países. Los que tuvieron que abandonar la sala fueron los farsantes y parte de la derecha cómplice. Fueron particularmente emocionantes las intervenciones de apoyo que escuchamos de representantes de Panamá, Colombia, Brasil, Venezuela, Ecuador, Chile, México, entre otros países. Estos comprendieron de inmediato que era imposible sostener un diálogo respetuoso con usurpadores que se querían presentar como parte de la sociedad civil cubana.
Tercero, a pesar de las presiones a las que fuimos sometidos desde que llegamos a Panamá, ningún miembro de la delegación cubana utilizó violencia física alguna contra quienes estuvieron provocándonos todo el tiempo con alusiones injuriosas a nuestros líderes y a nuestra patria. Lo primero que hicimos cuando pisamos tierra panameña fue denunciar en una conferencia de prensa la presencia de mercenarios, algunos de ellos vinculados a terroristas como Posada Carriles. Se trasladaron además todas las pruebas a los organizadores de los foros. Se distribuyó un tabloide elaborado por la UPEC con toda la información necesaria, cuya lectura recomiendo a Ravsberg (véanse los sitios Pensandoaméricas, Cubadebate o Cubaperiodistas).
Cuarto, la delegación cubana sufrió un tratamiento discriminatorio por parte de los organizadores de los foros paralelos. Veintiocho cubanos que habíamos cumplido todos los requisitos del largo proceso burocrático de inscripción y recibido el mensaje de confirmación, permanecimos sin credencial hasta el día de comienzo de las mesas de trabajo. Sin embargo, pudimos comprobar que a los mercenarios se les brindaron todas las facilidades. Sus nombres encabezaban la lista de Cuba para las acreditaciones y sobresalían en negritas, algo que verifiqué personalmente. El día de la inauguración tuvieron un acceso expedito a la sala cual si fueran presidentes.
Quinto, el día 10 de abril se orquestaron en el Hotel El Panamá las más elaboradas y maquiavélicas provocaciones contra nosotros. Primero, los organizadores del foro de la sociedad civil, nos desinformaron y nos remitieron a los salones del noveno piso, mientras, abajo, se montaba un ofensivo performance contra un pequeño grupo de jóvenes de nuestra delegación que permanecía en el lobby, donde “casualmente” ya estaban convocados los medios anticubanos. La respuesta nuestra fue firme y enérgica. Con orgullo cantamos el Himno Nacional y la Marcha del 26 de julio y coreamos consignas, pero nunca una palabrota por muy merecida que esta fuera. Las imágenes de Fariñas junto a Posada Carriles y la de Antúnez con Félix Rodríguez, enarbolando la foto del Che cautivo y a punto de ser asesinado, decían más que mil palabras. Hubo más tarde una segunda provocación, en la mesa de gobernabilidad democrática, cuando los organizadores dieron la palabra a un representante de la OEA, que aludió directamente a Cuba de forma insolente, mientras daban entrada a los mercenarios por un acceso lateral. Una vez más, logramos que se retiraran con nuestros argumentos y el apoyo de delegados de otros países.
Por otra parte, no sé con cuántos cubanos habrá conversado Ravsberg, pues estuvimos recibiendo mensajes de aliento provenientes de Cuba durante nuestra estancia en Panamá y, desde que llegamos a la Habana, cientos de personas nos han expresado su admiración por la manera en que actuamos y su deseo de haber tenido la oportunidad de participar en esta batalla. Como dijo Luis Morlote en el acto de recibimiento, no hicimos nada extraordinario, sino más bien lo que cualquier cubano digno hubiera hecho. Y sí, Ravsberg, en alguna medida fue un Girón, en el sentido en que nos enfrentamos a mercenarios como aquellos que invadieron la Isla en 1961, aunque en otro tipo de confrontación. Ojalá pudiéramos también en algún momento cambiarlos por compotas.
Ravsberg se equivoca cuando trata de contrastar el hecho de que Raúl y Obama sí pudieron dialogar, mientras la delegación cubana a los foros paralelos fue intolerante, incivilizada, expresión del pasado, al negarse a hablar con los enemigos. “En ese contexto regional es un suicidio político proclamar: nosotros no dialogamos con nuestros enemigos”, señala Ravsberg. No sé de dónde tomó la frase; pues al menos yo no la escuché en ningún momento en voz de mis compañeros. Lo que sí se reiteró es que no se dialogaría con mercenarios, que tienen la agenda de quienes les pagan. No son interlocutores creíbles. En su mayoría incluso se oponen al cambio de política iniciado por Obama y al levantamiento del bloqueo.
Todo parece indicar que Ravsberg cae en un absurdo que se repite con frecuencia, al considerar a estos mercenarios como una oposición real. En Panamá insistí mucho en las entrevistas que me hicieron, casi todas censuradas, en que estos sujetos, esta versión impresentable de una supuesta sociedad civil cubana, no son una oposición o disidencia efectiva, ni siquiera una contrarrevolución auténtica. Desde su origen han sido una creación de los Estados Unidos para promover un “cambio de régimen” en la Isla. Le recomiendo en este caso el texto de Esteban Morales “La contrarrevolución cubana nunca ha existido” (véase este propio blog).
Es cierto, como señala Ravsberg, que Raúl y Obama defienden ideologías contrarias y lograron sentarse a conversar. ¿Pero acaso Fariñas, Berta Soler, Rosa María Paya y el resto de la fauna que viajó a Panamá defienden algún tipo de ideología, más allá de la del dinero que reciben de sus amos del norte? Se me ocurre que Ravsberg pudiera quizás dar el palo periodístico haciéndole estas preguntas a Jonathan Farrar, ex jefe de la sección de intereses de Washington en la Habana, quien hizo una valoración certera de estos mercenarios revelada por Wikileaks. Coincidentemente es ahora el embajador de los Estados Unidos en Panamá y convocó a algunos de ellos para darles instrucciones (véase declaración de la delegación cubana a la Cumbre de los Pueblos publicada en Granma).
Ojalá Ravsberg tenga tiempo para revisar la documentación que le he recomendado y así tener una idea más completa de lo sucedido.
Duélale a quien le duela, la gran farsa que se preparaba contra Cuba en el foro de la sociedad civil quedó desnuda y desarticulada. La noticia que Si la gresca protagonizada por la sociedad civil enviada desde La Habana y la sociedad civil fletada desde Miami mostró el pasado, la civilidad del encuentro entre los presidentes Raúl Castro y Barack Obama nos está indicando el presente y el futuro.
LA SOCIEDAD CIVIL Y EL DEBATE
Fernando Ravsberg
Blog Cartas desde Cuba, BBC Londres
Parece ser que los mandatarios son quienes mejor representaron a las sociedades civiles de sus países, las que quieren terminar con un enfrentamiento que se prolonga por más de medio siglo, como residuo tóxico de la Guerra Fría.
Elier Ramírez Cañedo
Blog Dialogar, dialogar
Tuve la posibilidad, más bien el honor, de integrar la amplia y diversa delegación cubana, expresión de nuestra verdadera sociedad civil, que asistió a los foros paralelos de la Cumbre de las Américas. Lo hice en este caso como miembro de la Asociación Hermanos Saiz, organización que agrupa a más de tres mil jóvenes artistas e intelectuales menores de 35 años. Me tocó participar y ser testigo de los momentos quizás más tensos y complejos que vivimos en esos días. De ahí que me resulte imposible no responder al artículo de Fernando Ravsberg “La sociedad civil y el debate”, publicado en su blog Cartas desde Cuba. Sobre todo por el respeto que merecen los compañeros y compañeras que estuvieron conmigo en Panamá, quienes, con su actitud, me hicieron sentir extremadamente orgulloso de ser cubano.
Me sorprende que un periodista como Ravsberg, de quien en ocasiones he leído buenos textos, haya escrito algo tan superficial y alejado de la realidad sobre el papel de nuestra delegación.
Es evidente que, en este caso, lejos de ir a contracorriente de los grandes monopolios de la comunicación que todo el tiempo trataron de deslucir la participación cubana, Ravsberg siguió ciegamente el rebaño de los confundidos. Prefiero pensar esto y no que se trata de una reacción como las que he advertido en otros medios, de impotencia ante la incuestionable victoria de Cuba, tanto en la sesión presidencial como en los propios foros paralelos y la Cumbre de los Pueblos. Victoria que es sabido no fue solo para Cuba, sino para América Latina y el Caribe en su conjunto. Si Mar del Plata marcó en 2005 el inicio del viraje, esta Cumbre significó ya un cambio radical en las relaciones interamericanas.
Creo que a este artículo de Ravsberg le faltó la profesionalidad del periodismo investigativo. ¿Por qué no se tomó el trabajo de entrevistar al menos a algunos miembros de la delegación que participaron en los foros paralelos? ¿Por qué no indagó con varios de sus colegas cubanos que cubrieron la cita? ¿Por qué no confrontó las sesgadas fuentes que utilizó con otras versiones?
El espectáculo que recorrió el mundo “dañando la imagen de la nación”, según Ravsberg, fue precisamente el que los medios hegemónicos de siempre se empeñaron en fabricar, una caricatura que este experimentado periodista podría haber desbancado con facilidad si se hubiera propuesto hacer un trabajo más serio. Pero se conformó en este caso con la visión fragmentada y manipulada que todo el tiempo circuló mientras que la mayor parte de la verdad permaneció invisible ante sus ojos. Al menos Telesur y los medios de comunicación de Cuba, que a diferencia de Ravsberg sí estuvieron allá, hicieron un gran esfuerzo para que se conociera lo que estaba sucediendo.
Soy testigo de que numerosas entrevistas realizadas a miembros de nuestra delegación por importantes cadenas noticiosas del mundo, fueron impúdicamente censuradas, pues sus criterios contrastaban con la matriz de opinión que se quería imponer. Recuerdo que un camarógrafo de una televisora miamense me ofendió y se retiró junto al periodista, al no estar dispuesto a oír ciertas verdades. No me dio tiempo por desgracia a preguntarles de qué libertad de opinión y prensa estaban hablando.
Por otro lado, Ravsberg confunde, mezcla, omite y creo que también interviene en la manipulación de lo sucedido:
Primero, la delegación no estuvo en el altercado ocurrido en el parque frente a la embajada de Cuba. Allí estaban los grupos de solidaridad y algunos compañeros de nuestra sede diplomática. Todos ellos, a mi juicio, respondieron como tenían que responder ante la afrenta que pretendieron hacerle a nuestro más preciado símbolo, a Martí, un puñado de mercenarios junto al asesino del Che. Si me hubiera encontrado en ese contexto, seguramente hubiera reaccionado igual. Ya se sabe de dónde vino la ofensa y el primer puñetazo. Le recomiendo a Ravsberg que vea los videos que están en Internet y lea dos textos publicados por Raúl Antonio Capote en su blog El adversario cubano: “Orlando Gutierrez Boronat, terrorista presente en Panamá” y “Nuestra delegación en la Cumbre de las Américas: respuesta a los confundidos y a los desinformados”.
Segundo, es falso que la delegación cubana se retiró del debate, todo lo contrario. Para información de Ravsberg, de los únicos escenarios que la delegación acordó retirarse –luego de un análisis colectivo- fue de los protocolares, por respeto a los presidentes. Hubo una rigurosa y rica discusión en las mesas de salud, educación, seguridad, migración, energía y medio ambiente y en los foros de los jóvenes, empresarios y rectores. Las discusiones en todos estos escenarios fluyeron sin dificultad, a pesar de las notables diferencias ideológicas entre los participantes, y los aportes de los cubanos presentes fueron significativos para la elaboración de los documentos finales. Incluso, en las mesas de gobernabilidad democrática y participación ciudadana, donde se denunció la presencia de los mercenarios y hubo un ambiente más caldeado, no faltaron los argumentos y la serenidad. Los cubanos no nos retiramos, sino que permanecimos en el lugar trabajando con una gran parte de los integrantes de las delegaciones de otros países. Los que tuvieron que abandonar la sala fueron los farsantes y parte de la derecha cómplice. Fueron particularmente emocionantes las intervenciones de apoyo que escuchamos de representantes de Panamá, Colombia, Brasil, Venezuela, Ecuador, Chile, México, entre otros países. Estos comprendieron de inmediato que era imposible sostener un diálogo respetuoso con usurpadores que se querían presentar como parte de la sociedad civil cubana.
Tercero, a pesar de las presiones a las que fuimos sometidos desde que llegamos a Panamá, ningún miembro de la delegación cubana utilizó violencia física alguna contra quienes estuvieron provocándonos todo el tiempo con alusiones injuriosas a nuestros líderes y a nuestra patria. Lo primero que hicimos cuando pisamos tierra panameña fue denunciar en una conferencia de prensa la presencia de mercenarios, algunos de ellos vinculados a terroristas como Posada Carriles. Se trasladaron además todas las pruebas a los organizadores de los foros. Se distribuyó un tabloide elaborado por la UPEC con toda la información necesaria, cuya lectura recomiendo a Ravsberg (véanse los sitios Pensandoaméricas, Cubadebate o Cubaperiodistas).
Cuarto, la delegación cubana sufrió un tratamiento discriminatorio por parte de los organizadores de los foros paralelos. Veintiocho cubanos que habíamos cumplido todos los requisitos del largo proceso burocrático de inscripción y recibido el mensaje de confirmación, permanecimos sin credencial hasta el día de comienzo de las mesas de trabajo. Sin embargo, pudimos comprobar que a los mercenarios se les brindaron todas las facilidades. Sus nombres encabezaban la lista de Cuba para las acreditaciones y sobresalían en negritas, algo que verifiqué personalmente. El día de la inauguración tuvieron un acceso expedito a la sala cual si fueran presidentes.
Quinto, el día 10 de abril se orquestaron en el Hotel El Panamá las más elaboradas y maquiavélicas provocaciones contra nosotros. Primero, los organizadores del foro de la sociedad civil, nos desinformaron y nos remitieron a los salones del noveno piso, mientras, abajo, se montaba un ofensivo performance contra un pequeño grupo de jóvenes de nuestra delegación que permanecía en el lobby, donde “casualmente” ya estaban convocados los medios anticubanos. La respuesta nuestra fue firme y enérgica. Con orgullo cantamos el Himno Nacional y la Marcha del 26 de julio y coreamos consignas, pero nunca una palabrota por muy merecida que esta fuera. Las imágenes de Fariñas junto a Posada Carriles y la de Antúnez con Félix Rodríguez, enarbolando la foto del Che cautivo y a punto de ser asesinado, decían más que mil palabras. Hubo más tarde una segunda provocación, en la mesa de gobernabilidad democrática, cuando los organizadores dieron la palabra a un representante de la OEA, que aludió directamente a Cuba de forma insolente, mientras daban entrada a los mercenarios por un acceso lateral. Una vez más, logramos que se retiraran con nuestros argumentos y el apoyo de delegados de otros países.
Por otra parte, no sé con cuántos cubanos habrá conversado Ravsberg, pues estuvimos recibiendo mensajes de aliento provenientes de Cuba durante nuestra estancia en Panamá y, desde que llegamos a la Habana, cientos de personas nos han expresado su admiración por la manera en que actuamos y su deseo de haber tenido la oportunidad de participar en esta batalla. Como dijo Luis Morlote en el acto de recibimiento, no hicimos nada extraordinario, sino más bien lo que cualquier cubano digno hubiera hecho. Y sí, Ravsberg, en alguna medida fue un Girón, en el sentido en que nos enfrentamos a mercenarios como aquellos que invadieron la Isla en 1961, aunque en otro tipo de confrontación. Ojalá pudiéramos también en algún momento cambiarlos por compotas.
Ravsberg se equivoca cuando trata de contrastar el hecho de que Raúl y Obama sí pudieron dialogar, mientras la delegación cubana a los foros paralelos fue intolerante, incivilizada, expresión del pasado, al negarse a hablar con los enemigos. “En ese contexto regional es un suicidio político proclamar: nosotros no dialogamos con nuestros enemigos”, señala Ravsberg. No sé de dónde tomó la frase; pues al menos yo no la escuché en ningún momento en voz de mis compañeros. Lo que sí se reiteró es que no se dialogaría con mercenarios, que tienen la agenda de quienes les pagan. No son interlocutores creíbles. En su mayoría incluso se oponen al cambio de política iniciado por Obama y al levantamiento del bloqueo.
Todo parece indicar que Ravsberg cae en un absurdo que se repite con frecuencia, al considerar a estos mercenarios como una oposición real. En Panamá insistí mucho en las entrevistas que me hicieron, casi todas censuradas, en que estos sujetos, esta versión impresentable de una supuesta sociedad civil cubana, no son una oposición o disidencia efectiva, ni siquiera una contrarrevolución auténtica. Desde su origen han sido una creación de los Estados Unidos para promover un “cambio de régimen” en la Isla. Le recomiendo en este caso el texto de Esteban Morales “La contrarrevolución cubana nunca ha existido” (véase este propio blog).
Es cierto, como señala Ravsberg, que Raúl y Obama defienden ideologías contrarias y lograron sentarse a conversar. ¿Pero acaso Fariñas, Berta Soler, Rosa María Paya y el resto de la fauna que viajó a Panamá defienden algún tipo de ideología, más allá de la del dinero que reciben de sus amos del norte? Se me ocurre que Ravsberg pudiera quizás dar el palo periodístico haciéndole estas preguntas a Jonathan Farrar, ex jefe de la sección de intereses de Washington en la Habana, quien hizo una valoración certera de estos mercenarios revelada por Wikileaks. Coincidentemente es ahora el embajador de los Estados Unidos en Panamá y convocó a algunos de ellos para darles instrucciones (véase declaración de la delegación cubana a la Cumbre de los Pueblos publicada en Granma).
Ojalá Ravsberg tenga tiempo para revisar la documentación que le he recomendado y así tener una idea más completa de lo sucedido.
Duélale a quien le duela, la gran farsa que se preparaba contra Cuba en el foro de la sociedad civil quedó desnuda y desarticulada. La noticia que Si la gresca protagonizada por la sociedad civil enviada desde La Habana y la sociedad civil fletada desde Miami mostró el pasado, la civilidad del encuentro entre los presidentes Raúl Castro y Barack Obama nos está indicando el presente y el futuro.
LA SOCIEDAD CIVIL Y EL DEBATE
Fernando Ravsberg
Blog Cartas desde Cuba, BBC Londres
Parece ser que los mandatarios son quienes mejor representaron a las sociedades civiles de sus países, las que quieren terminar con un enfrentamiento que se prolonga por más de medio siglo, como residuo tóxico de la Guerra Fría.
Cumbre de las Américas: Respuesta a los confundidos y a los desinformados.
Raúl Antonio Capote
Blog El adversario
Resulta increíble que alguien, aún hoy y en Cuba, se guíe por lo que dicen los grandes medios que lo falsean todo, muchas mentiras se construyeron sobre la actuación de los jóvenes cubanos integrantes de la delegación que nos representó en los foros de la Cumbre de las Américas.
Nuestra delegación actuó a la altura de quienes nos inspiran, su conducta fue ejemplar, donde quiera que participaron su presencia fue fundamental en los debates y aportaron ideas y reflexiones importantes, lo que fue reconocido por todo el mundo, todo el mundo claro, menos los grandes medios masivos de comunicación.
Dicen que fueron violentos, que reaccionaron con ferocidad, que dieron muestras de mala educación, etc, todo eso es falso, absolutamente falso, ante las provocaciones de los empleados de Washington se actuó con serenidad y firmeza.
Ahora les pregunto. Cómo reaccionar ante un tipo como Orlando Gutiérrez , terrorista, ponebombas de Miami, asesino confeso, que estuvo involucrado en el intento de voladura del Paraninfo de la Universidad en Panamá, entre otras muchas hazañas, cómo actuar ante la presencia del asesino del Che, Felix Rodríquez el Gato, cómo proceder cuando un tipejo como Antunez y compañía destruyeron a patadas las flores puestas a Martí esa mañana por los grupos de solidaridad con Cuba y parte de la delegación de nuestro país, cómo actuar cuando Orlando Gutierrez comenzó a golpear a uno de los nuestros, (los videos reales de lo ocurrido los tenemos y los pondremos si creemos necesario hacerlo), Orlando golpeaba a nuestros compañeros, mientras los demás gritaban ofensas de todo tipo, ante esta situación que cabía esperar, los nuestros actuaron con dignidad, DIGNIDAD, palabra que algunos olvidan, se respondió a la agresión.
En los foros se actúo con altura, en aquellos donde los mercenarios y terroristas no estuvieron presentes con sus provocaciones, como en los foros de los jóvenes, se dialogó e intervino con total libertad e inteligencia, allí estaba presente la derecha en inmensa mayoría, no olvidar que son foros organizados por la OEA y allí están los representantes de las transnacionales, de los poderosos, de los ricos del continente.
Dónde asistieron los mercenarios, se hizo uso de la palabra para pedir su expulsión de la sala, ellos abandonaron los locales en masa, sin que en ningún momento se usara otra fuerza que la de los argumentos. Por primera vez en la historia de las Cumbres, con la expulsión de los asalariados, estuvieron los pueblos representados en los foros de gobernabilidad democrática y participación ciudadana, nadie excluyó a nadie y los representantes y defensores del neoliberalismo permanecieron siempre que así lo desearon y estuvieron presentes en las sesiones de las mesas.
Qué quieren los que todo lo critican, que bajáramos la cabeza para ser agradables a quién, que sonríeramos ante la ofensa al apóstol, que dialogáramos con Orlando Gutiérrez y Felix el Gato, que paseáramos del brazo con falsarios como Guillermo Fariñas el falso huelguista de hambre, Rosa María Payá (asalariada de la NED, capaz de lucrar con la muerte accidental de su padre), Elizardo Sánchez el Camaján y compañía o acaso con Felix el Gato el asesino del Ché, el criminal de la Operación Fénix en el sudeste asiático, hermana gemela de la Operación Cóndor de América Latina. Debimos habernos sentado a conversar con ellos?
Por favor, eso no es lo que nos enseñaron nuestros padres, los cubanos que allí estaban actuaron como mambises y merecen todo el reconocimiento y el respeto, NUNCA HABRÁ DIALOGO CON GENTE QUE TRABAJA A SUELDO DE UNA POTENCIA EXTRANJERA contra su patria, siempre lo habrá con los que piensan diferente, como demostramos en la Cumbre y en otros escenarios aunque existan diferencias sustanciales, como enseñaron nuestros muchachos en Panamá.
A nuestros jóvenes les sobró la sonrisa, la sonrisa de los triunfadores, de los justos, de los tolerantes, de los revolucionarios, nosotros no fuimos a Panamá a bajar la cabeza, fuimos a empinarla más alto que los rascacielos, vacíos, donde no vive nadie, porque el pueblo de Panamá vive en la más absoluta miseria lejos de los edificios acristalados y los grandes Hoteles.
No fuimos a resultarles graciosos o simpáticos a los yankees y sus servidores y les aseguro a los que hablan sin saber o solo guiados por la prensa de alquiler, que hubo fuerte debate, que se dialogó a gran altura, que nuestros jóvenes dieron muestras de inteligencia, de sabiduría, que se destacaron por sobre los demás, lo que fue señalado por el Presidente de Panamá.
La manipulación de los medios fue inmensa y no reflejó nuestro actuar, ninguna de las entrevistas dadas por a delegación cubana salió en los medios, no se habló de nuestras estrellas deportivas, de nuestros artistas, de nuestros intelectuales, se nos presentaba como delincuentes contratados por el gobierno, como turba fanática, pero incluso los malintencionados de aquí y de allá, saben muy bien que eso no era así
De todas formas entiendo que en la Historia de Cuba siempre han existido autonomistas y anexionistas, son exigua minoría pero son, siempre han existido sentimientos plattistas, -al que le sirva la falda que se la ponga-, pero nuestra delegación, sobre todo los jóvenes dieron muestras de su cultura, de su preparación, de su tolerancia, de su pasión por Cuba y por su Revolución, les pido a los que no están bien informados, lean, busquen pregunten y no se lancen a dañar, a criticar desde la ignorancia de los hechos, a los plattistas y frustrados, nada les tengo que decir, para ellos siempre estará mal lo que la Revolución hace, lo que los hijos y nietos de la patria hacen, no merece la pena dedicarles una palabra, los flojos, respeten los grandes adelante, esta es tarea de grandes.
Blog El adversario
Resulta increíble que alguien, aún hoy y en Cuba, se guíe por lo que dicen los grandes medios que lo falsean todo, muchas mentiras se construyeron sobre la actuación de los jóvenes cubanos integrantes de la delegación que nos representó en los foros de la Cumbre de las Américas.
Nuestra delegación actuó a la altura de quienes nos inspiran, su conducta fue ejemplar, donde quiera que participaron su presencia fue fundamental en los debates y aportaron ideas y reflexiones importantes, lo que fue reconocido por todo el mundo, todo el mundo claro, menos los grandes medios masivos de comunicación.
Dicen que fueron violentos, que reaccionaron con ferocidad, que dieron muestras de mala educación, etc, todo eso es falso, absolutamente falso, ante las provocaciones de los empleados de Washington se actuó con serenidad y firmeza.
Ahora les pregunto. Cómo reaccionar ante un tipo como Orlando Gutiérrez , terrorista, ponebombas de Miami, asesino confeso, que estuvo involucrado en el intento de voladura del Paraninfo de la Universidad en Panamá, entre otras muchas hazañas, cómo actuar ante la presencia del asesino del Che, Felix Rodríquez el Gato, cómo proceder cuando un tipejo como Antunez y compañía destruyeron a patadas las flores puestas a Martí esa mañana por los grupos de solidaridad con Cuba y parte de la delegación de nuestro país, cómo actuar cuando Orlando Gutierrez comenzó a golpear a uno de los nuestros, (los videos reales de lo ocurrido los tenemos y los pondremos si creemos necesario hacerlo), Orlando golpeaba a nuestros compañeros, mientras los demás gritaban ofensas de todo tipo, ante esta situación que cabía esperar, los nuestros actuaron con dignidad, DIGNIDAD, palabra que algunos olvidan, se respondió a la agresión.
En los foros se actúo con altura, en aquellos donde los mercenarios y terroristas no estuvieron presentes con sus provocaciones, como en los foros de los jóvenes, se dialogó e intervino con total libertad e inteligencia, allí estaba presente la derecha en inmensa mayoría, no olvidar que son foros organizados por la OEA y allí están los representantes de las transnacionales, de los poderosos, de los ricos del continente.
Dónde asistieron los mercenarios, se hizo uso de la palabra para pedir su expulsión de la sala, ellos abandonaron los locales en masa, sin que en ningún momento se usara otra fuerza que la de los argumentos. Por primera vez en la historia de las Cumbres, con la expulsión de los asalariados, estuvieron los pueblos representados en los foros de gobernabilidad democrática y participación ciudadana, nadie excluyó a nadie y los representantes y defensores del neoliberalismo permanecieron siempre que así lo desearon y estuvieron presentes en las sesiones de las mesas.
Qué quieren los que todo lo critican, que bajáramos la cabeza para ser agradables a quién, que sonríeramos ante la ofensa al apóstol, que dialogáramos con Orlando Gutiérrez y Felix el Gato, que paseáramos del brazo con falsarios como Guillermo Fariñas el falso huelguista de hambre, Rosa María Payá (asalariada de la NED, capaz de lucrar con la muerte accidental de su padre), Elizardo Sánchez el Camaján y compañía o acaso con Felix el Gato el asesino del Ché, el criminal de la Operación Fénix en el sudeste asiático, hermana gemela de la Operación Cóndor de América Latina. Debimos habernos sentado a conversar con ellos?
Por favor, eso no es lo que nos enseñaron nuestros padres, los cubanos que allí estaban actuaron como mambises y merecen todo el reconocimiento y el respeto, NUNCA HABRÁ DIALOGO CON GENTE QUE TRABAJA A SUELDO DE UNA POTENCIA EXTRANJERA contra su patria, siempre lo habrá con los que piensan diferente, como demostramos en la Cumbre y en otros escenarios aunque existan diferencias sustanciales, como enseñaron nuestros muchachos en Panamá.
A nuestros jóvenes les sobró la sonrisa, la sonrisa de los triunfadores, de los justos, de los tolerantes, de los revolucionarios, nosotros no fuimos a Panamá a bajar la cabeza, fuimos a empinarla más alto que los rascacielos, vacíos, donde no vive nadie, porque el pueblo de Panamá vive en la más absoluta miseria lejos de los edificios acristalados y los grandes Hoteles.
No fuimos a resultarles graciosos o simpáticos a los yankees y sus servidores y les aseguro a los que hablan sin saber o solo guiados por la prensa de alquiler, que hubo fuerte debate, que se dialogó a gran altura, que nuestros jóvenes dieron muestras de inteligencia, de sabiduría, que se destacaron por sobre los demás, lo que fue señalado por el Presidente de Panamá.
La manipulación de los medios fue inmensa y no reflejó nuestro actuar, ninguna de las entrevistas dadas por a delegación cubana salió en los medios, no se habló de nuestras estrellas deportivas, de nuestros artistas, de nuestros intelectuales, se nos presentaba como delincuentes contratados por el gobierno, como turba fanática, pero incluso los malintencionados de aquí y de allá, saben muy bien que eso no era así
De todas formas entiendo que en la Historia de Cuba siempre han existido autonomistas y anexionistas, son exigua minoría pero son, siempre han existido sentimientos plattistas, -al que le sirva la falda que se la ponga-, pero nuestra delegación, sobre todo los jóvenes dieron muestras de su cultura, de su preparación, de su tolerancia, de su pasión por Cuba y por su Revolución, les pido a los que no están bien informados, lean, busquen pregunten y no se lancen a dañar, a criticar desde la ignorancia de los hechos, a los plattistas y frustrados, nada les tengo que decir, para ellos siempre estará mal lo que la Revolución hace, lo que los hijos y nietos de la patria hacen, no merece la pena dedicarles una palabra, los flojos, respeten los grandes adelante, esta es tarea de grandes.
jueves, 16 de abril de 2015
Gente de Conakry FOTOS
Rostros de Conakry, gente que no se rinde o se esconde, porque la vida sigue, imperturbable, a pesar del Ebola. Quiero encontrar a la gente, que es lo más importante en cualquier ciudad.
Todas las fotos: Enrique Ubieta Gómez
Todas las fotos: Enrique Ubieta Gómez