El pasado
jueves 16 de febrero y a nombre de la Fundación Lawton, una llamada
organización de Derechos Humanos que casi nadie conoce, Oscar Elías Biscet
testificó telefónicamente, desde Cuba y bajo juramento, nada menos que ante el
Congreso de los Estados Unidos de América; concretamente ante el Subcomité de
África, Salud General y Derechos Humanos del Comité de Relaciones Exteriores,
cuya presidente es Ileana Ros-Lehtinen. La alocución fue desde el mismo
comienzo un acto de servilismo y adulación a toda la plana cubanoamericana en
el legislativo de Washington; Biscet llamó a la Congresista Ileana Ros-Lehtinen
“mi compatriota y gran defensora de la libertad del pueblo cubano”, y halagó la
supuesta “labor altruista en la causa de la libertad de Cuba” de los senadores
Bob Menéndez y Marco Rubio, y de los Congresistas Albio Sires, Mario
Díaz-Balart y David Rivera.
No creo que
este hecho tenga parangón en la historia cubana. No conozco ningún plattista o
anexionista que haya solicitado favores al Congreso de EEUU con el descaro que
lo ha hecho Oscar Elías Biscet. Hasta los politiqueros más entreguistas de la
era republicana cubana, cuando planearon o pidieron una intervención, buscaron
siempre pretextos e hicieron paripés porque al parecer les daba al menos un
poco de vergüenza ante su pueblo y su conciencia. Hasta los propios
norteamericanos se tomaron el trabajo de montar una campaña de prensa
antiespañola y anticubana alrededor del hundimiento del Maine, para que unos
congresistas como estos votaran una declaración de guerra formal. Pero con
gente como Biscet ya no tienen ese problema, él mismo les hace la propaganda y
él mismo les presenta un proyecto de intervención.
Porque de
hecho Oscar Elías Biscet ha pedido una intervención militar en Cuba como la
realizada en Kosovo. ¿Sabe acaso este esquizofrénico en política lo que sucedió
en el conflicto kosovar? ¿Sabe Oscar Elías Biscet algo del dolor y la muerte
que causaron en esa guerra los bombardeos de la OTAN; esos bombardeos que, con
muy disimulado lenguaje, le está pidiendo al Congreso de los EEUU para Cuba?
No invento palabras y voy a citar las de Biscet, transcritas por el propio Comité de Relaciones Exteriores ante el que testificó. Dijo Oscar Elías Biscet: “Mañana celebraremos con orgullo el cuarto aniversario de la independencia de Kosovo. Hace cinco años ustedes los americanos le prometieron a los albanokosovares su decido apoyo a la independencia. Lo hicieron con tanta firmeza, honor y amor que sumaron a muchos países en esta justa causa y triunfaron. Este es el apoyo que yo pido de ustedes para que mi pueblo sea libre y soberano”. Le pregunto a la congresista Ileana Ros-Lehtinen y a los demás legisladores: ¿es para este hombre que pide una intervención multinacional como la de Kosovo en Cuba, para el que ustedes están pidiendo un Premio Nobel de la Paz?
No invento palabras y voy a citar las de Biscet, transcritas por el propio Comité de Relaciones Exteriores ante el que testificó. Dijo Oscar Elías Biscet: “Mañana celebraremos con orgullo el cuarto aniversario de la independencia de Kosovo. Hace cinco años ustedes los americanos le prometieron a los albanokosovares su decido apoyo a la independencia. Lo hicieron con tanta firmeza, honor y amor que sumaron a muchos países en esta justa causa y triunfaron. Este es el apoyo que yo pido de ustedes para que mi pueblo sea libre y soberano”. Le pregunto a la congresista Ileana Ros-Lehtinen y a los demás legisladores: ¿es para este hombre que pide una intervención multinacional como la de Kosovo en Cuba, para el que ustedes están pidiendo un Premio Nobel de la Paz?
Biscet,
abandonado por la razón, solicitó además al Congreso norteamericano la
aplicación sin moderación ni límites de la Ley Helms-Burton. Y sabiendo que uno
de los autores de esa oprobiosa ley, el Representante por Indiana Dan Burton,
había testificado también en esa misma comisión, le saludó personalmente
calificándolo como “patriota” y “amante de la libertad de la humanidad”.
Ya que Oscar
Elías Biscet se encontraba bajo juramento, ya que prometió en nombre del Dios
Bíblico no mentir al Congreso de los Estados Unidos, debe suponerse que el
fiscal de su propio país tiene pruebas de todas sus afirmaciones. Por eso
quiero preguntar: ¿Puede demostrar Biscet, como ha dicho al Congreso, que el
gobierno cubano chantajeó a su esposa para que le abandonara? ¿Puede mostrar
fuera del teléfono la desfiguración de rostro que asegura le provocó la golpiza
de la policía política? ¿Puede dar Biscet el nombre de los dos reos que fueron
contratados por militares cubanos para asesinarle? ¿Puede facilitar Biscet al
Congreso datos sobre dichos contratos? ¿Desearía Biscet mostrar públicamente
pruebas del uso en su contra de pistolas eléctricas, alguna documentación sobre
los muchos casos de negación de atención médica que denuncia, y sobre las
torturas que según dice padeció? ¿Tiene Biscet mapas, listas de reclutamientos
o fotos de campamentos para mostrarle al Congreso de los Estados Unidos dónde
están las bases de entrenamiento de grupos “anti norteamericanos” o “anti
judíos” en Cuba? Insisto en que todas estas pruebas serían necesarias porque no
se trata de un simple comentario de pasillo, es una testificación bajo
juramento ante el Congreso de los Estados Unidos, donde Biscet denunció:
“Entrenamiento militar y logístico a las narco guerrillas de Colombia y la
presencia de bases de operaciones de los extremistas musulmanes de Hezbollah y
Hamas en Cuba.”.
Oscar Elías
Biscet ha delirado ante el Congreso de los Estados Unidos; habló de la
posibilidad de una nueva crisis de misiles y armas nucleares similar a la de
1962, donde esta vez Cuba tendría como aliados a Irán y Venezuela. Cometió
errores históricos, demostró ignorancia a la hora de valorar acontecimientos políticos
mundiales de las últimas décadas, mostró desconocimiento de su propio
país, de sus dirigentes y de las realidades del resto del mundo. Por supuesto,
la prensa ha evitado informar sobre sus disparates, apenas dio la noticia
añadiendo que Biscet habló de paz para la isla. Pero Biscet y la paz no hacen
buena pareja. No solo no merece el Premio Nobel, tampoco merece el aprecio de
un pueblo soberano y honesto como el pueblo de Cuba.
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