domingo, 17 de enero de 2010

Televisión estatal española asume posición racista e imperialista ante crisis haitiana.

E. U. G.
Ayer vi y escuché con indignación un reportaje de TVE --emisora oficialista, del Estado español--, relacionado con los más recientes sucesos naturales que se han producido en Haití. El recuento manipulador de la historia haitiana, arrancaba con la afirmación de que el terremoto había sido la "puntilla final" a la existencia de un "estado fallido". "Un país que fue la colonia más rica de América", decía con cinismo el locutor, y el primer país independiente de la región, "que tiene en el vodú su religión oficial", ha fracasado. El reportaje se refiere a la inestabilidad política de Haití, a la corrupción de sus dirigentes, a los veinte años de dictadura de los Duvalier --"el oficiante del vodú (Francois) Duvalier", dice sin recordar el apoyo que recibió del Vaticano (¿por qué no suele decirse, por ejemplo, "el oficiante del catolicismo Augusto Pinochet"?)--, a la victoria electoral de Aristide, nuevamente derrocado por un golpe de estado y repuesto "por un contingente de la ONU liderado por Estados Unidos". El reportaje no menciona el apoyo material y político que los dictadores y los golpes de estado recibieron del gobierno estadounidense. Habla con descaro de una contribución de Occidente a lo largo de toda la historia del estado haitiano, entregada a "organizaciones privadas". Menciona como hecho destacable --y no vergonzoso--, que los Clinton pasaran su luna de miel en Haití, no en las condiciones en que viven los haitianos por supuesto. Todo el discurso racista e imperialista de la televisión estatal española tenía un objetivo explícito: dado que Haití es un país que "no tiene gobierno", "el papel de Estados Unidos es fundamental"; dado que Estados Unidos ha realizado varias intervenciones militares en ese país --afirma siguiendo una lógica absurda--, "tiene cierta autoridad moral" para reestablecer el orden con sus fuerzas militares y para coordinar la distribución de la ayuda internacional. En el reportaje no aparecen los cientos de médicos cubanos, los que ya estaban en Haití antes del terremoto, y los que llegaron después. El sentimiento racista y vengativo hacia un pueblo que expulsó a los conquistadores hace más de doscientos años, se revela en un reportaje y en una posición política cínica y soberbia.

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