lunes, 31 de agosto de 2009

Blogs cubanos.

Hoy es el Día Mundial del Blog, y debo recomendar cinco blogs del patio. No me resulta difícil, aunque la comunidad de blogueros cubanos ha crecido en los últimos meses de forma vertiginosa. Periodistas, escritores, profesionales de diversos mundos (ingenieros, biólogos, científicos sociales), abren cada día en Cuba desde la soledad de sus hogares o desde el bullicio de sus centros de trabajo, un espacio para exponer lo que sienten y piensan. Estos son mis preferidos:

-- Cambios en Cuba, el blog de Manuel Henríquez Lagarde. Incisivo, ocurrente, siempre con la última información sobre Cuba. Muy leído... y temido en Miami;

-- Mundo en Crisis, el blog de Daynet Rodríguez Sotomayor. Una buceadora de Internet, que colecciona textos inteligentes sobre el mundo en el que sobrevivimos, no sin cierto candor poético;

-- Cuba en Fotos, un blog del fotorreportero Roberto Suárez. Si quiere recorrer el país sin moverse de su casa, sus ciudades y sus campos, sus personajes pintorescos, sus bellezas y fealdades, puede visitar este blog;

-- Blogs de periodistas cubanos, reúne un grupo de importantes blogs de periodistas cubanos. Es la primera plataforma de blogs totalmente cubana, y una evidencia del interés creciente hacia ese modo de expresión;

-- Voces.cu, para salirme de mis habituales visitas, recomiendo este blog de una joven cubana (24 años) que se hace llamar Yo, y que aborda temas de literatura y arte.

Puedo sugerir otros, como los de la Polilla, la incansable Rosa Báez, o el de Yohandry Fontana, ambos de los más visitados, o el más íntimo de Yuris Nórido.

domingo, 30 de agosto de 2009

Se acaba agosto.

E. U. G.
Se acaba agosto. Moroso en el cumplimiento de sus promesas, pero seguro, como el final inevitable de una calle, en cuyo doblar de esquina pueden encontrarse nuevas razones para la alegría, el placer o la inspiración: meta de algo, o hacia algo --vagas reminiscencias de vacaciones estudiantiles, de ocios justificados por el calor y el esfuerzo previo, ahora renovados en nuestros hijos--; se acaba agosto, y entre mi cumpleaños y el de mi hijo menor, la angustia expectante de un nuevo comienzo. Otra vez la beca, el uniforme azul, ahora en la primera vez de mi hijo, que mañana lunes viajará hacia lo nuevo-intuido-ansiado-temido, y verá pasar desde la ventanilla del ómnibus a quienes todavía no conocen el valor de la nada. Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes - pase; las semanas divididas en horas-días y pases. Todavía no será la Era del Tiempo. Entre la Era de la Nada --ese estar sentados en el contén de la acera o en el piso de la habitación de un amigo, sin que se sospeche la existencia de los relojes--, y la Era del Tiempo, cuando la vida al fin comience, y suene el disparo de arrancada, y ya nunca más pueda sentarse uno en un lugar sin consultar de vez en vez el maldito reloj, está este interregno, esta zona de tránsito que probablemente se extienda hasta la universidad, donde el tiempo importa a medias, solo como meta para la nada. El tiempo es lo que existe entre una y otra nada, sea un breve pase, o las horas inmediatas posteriores a un examen o unas apetecidas vacaciones. Mañana lunes mi hijo empieza una etapa nueva: la del tiempo a medias. Es un tiempo de pasiones, de dulces tristezas y alegrías, de promesas. Ayer por la noche la calle estaba llena de adolecentes que acudían al concierto de la Charanga Habanera en la Tribuna. Termina agosto, otra vez.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Descubriendo el aura tiñosa.

Pronto estará en circulación el número 16 (correspondiente al mes de agosto) de La Calle del Medio. Como adelanto quiero ofrecer este simpático y agudo comentario de Antonio Rodríguez Salvador, quien debuta con una columna en sus páginas. La ilustración que lo acompaña es de Zardoyas.
Antonio Rodríguez Salvador.
Me pregunto por qué solemos despreciar al aura tiñosa, si en definitiva es un pajarraco tan prieto, cabecipelado, y carroñero como el cóndor.
Sin embargo, cóndor se llama una moneda de oro puro, equivalente a diez pesos en Colombia y Chile. Y la Gran Cruz del Cóndor de los Andes es una condecoración que el gobierno boliviano otorga a hombres y mujeres ilustres. Y vemos el cóndor en apellidos de patriotas: José Gabriel Condorcanqui (Tupac Amaru); y en alevosas operaciones militares: lo mismo en la tristemente célebre Legión Cóndor nazi que bombardeó la aldea de Guernica, que en la no menos amarga Operación Cóndor, todavía en el dolor de muchos latinoamericanos. En fin, por qué despreciamos al aura tiñosa y, en cambio, magnificamos al cóndor.
Tanto, que el cóndor aparece en una ópera de Carlos Gomes, y en una escultura de Marina Núñez del Prado, y en un óleo de Alejandro Obregón, y en una novela de Gustavo Álvarez Gardeazábal… Y, por supuesto, en películas: Sangre de cóndor, del boliviano Jorge Sanjinés; o Alsino y el cóndor, del chileno Miguel Littín, o aquella muy famosa, Los tres días del cóndor, un clásico de Sydney Pollack, con Robert Redford.
Mas, qué pensaría usted, lector, si de pronto le comunican que sus méritos serán premiados con la medalla del aura tiñosa; o si su jefe dice que va a pagarle el sueldo con algunas aura tiñosas; o si en el día de su cumpleaños los amigos le regalan un aura tiñosa de cerámica.
Y por qué ocurre esta discriminación, si ya vimos que no es por su plumaje funerario, ni porque gusta usar como restaurante los sepulcros, ni por su cabeza calva y colorada. Alguno dirá: Es que se le ve como emisaria de Olofi; pero sucede que en varias culturas originarias de América también el cóndor es mensajero de la muerte.
Sin embargo, cuando al cóndor le aprieta el hambre, no es raro que ataque animales domésticos, algo que jamás haría el aura tiñosa. Es más, el aura tiñosa realiza una importante labor de saneamiento: se ocupa de limpiar de carroña las zonas pobladas; algo que no hace el cóndor: ¿a quién le molestaría una peste de animal muerto en la cumbre de una montaña?
En fin, lector, tan importante es el trabajo del aura tiñosa que, sin ella, probablemente los cubanos hubiéramos demorado siglos en tener ciudades. Parece exagerada esta afirmación, pero, si acudimos a las diversas relaciones de obispos —que dejaron constancia de cómo era la vida en la isla durante el siglo XVI— descubrimos que cuatro de las primeras villas fundadas por el adelantado Diego Velásquez debieron mudarse de sitio al ser invadidas por las hormigas.
La base alimentaria de los indígenas tainos era muy pobre y, en consecuencia, se generaban escasos desechos; pero junto con el colonizador español llegaron también el cerdo, el caballo, y el ganado vacuno, y así también crecieron los niveles de desperdicios. La comida abundante hacía crecer excesivamente las poblaciones de hormigas, las cuales no solo llegaron a invadir casas, sino hasta devorar bebés en sus cunas.
En esa época no había auras tiñosas en la isla: los cronistas de indias no mencionan su avistamiento en ninguna de las grandes Antillas, y solo llegó a Cuba a finales del siglo XVI —se conservan dos fémures que datan de la primera mitad del siglo XVII; son estos los restos fósiles de aura más antiguos en la isla.
Pero, ¿qué pinta la tiñosa en la fundación de las ciudades cubanas? Bueno, pues que sin ella este país hubiera sido un infierno de hormigas. Hubiésemos estado mudando villas de un lugar a otro hasta que se inventara el insecticida. Como si fuésemos tribus nómadas, La Habana hubiera pasado de cerca de Batabanó, lugar donde fue fundada, hasta la bahía donde hoy se asienta, y luego quizá la hubiesen trasladado a Matanzas, y de ahí quién sabe si ya estaría por Cienfuegos o Trinidad.
En fin, volvamos a la pregunta: ¿Entonces por qué despreciamos al aura tiñosa y, por el contrario, magnificamos al cóndor si, en definitiva, ambos son igualmente buitres?
He estado buscando analogías para explicármelo, y quizá le pasa como al capitalismo: hay uno rico y otro pobre; uno celestial y otro demoníaco, y, en definitiva, ambos también son buitres.
Sin embargo, más que demonizada, la mayoría de las veces el aura tiñosa es simplemente ignorada; algo que también sucede con el capitalismo del sur: una vergüenza para la familia. Y tanto como este, ni derecho tiene a globalizar su nombre. Por ejemplo, si quiero que diversos lectores de diversas geografías hispanohablantes puedan entender qué diablos es un aura tiñosa, debo aclarar primero que es un ave semejante al gallinazo, al zopilote, al zamuro, al urubú, o al jote de cabeza roja.
En cambio, el capitalismo del norte da la impresión que es el único capitalismo que existe, y en consecuencia es propuesto como símbolo de poder y majestuosidad: un superhéroe manso, e incluso romántico como la balada de Simon y Garfunkel: El cóndor pasa.
En realidad, el capitalismo del norte usa como símbolo un águila —no un cóndor—, pero da lo mismo: el águila es también un pajarraco prieto, vive de la rapiña, y es pariente del buitre. Y vea usted, no por eso dejan de dedicarle homenajes, películas, novelas; espacios y más espacios en la prensa, en Internet, en la televisión… Tanta es la apología mediática que, si no lo viésemos siempre posado sobre cadáveres, parecería santo.

martes, 25 de agosto de 2009

La locura divina de la cruz. D'Escoto sobre Fidel en una vieja entrevista.

Hace ya un tiempo tenía el deseo de reproducir en este espacio la entrevista que en 1999 le hiciera al padre Miguel D’Escoto y que aparece en mi libro La utopía rearmada (2002); verlo tan consecuente, incansable y valiente como entonces en sus funciones de presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, por una parte, y por la otra, saber que Fidel, en sus recién cumplidos 83 años se encuentra físicamente recuperado y tan lúcido como siempre, fueron las razones que finalmente me impulsaron a hacerlo. Espero que la disfruten.

Enrique Ubieta Gómez
El 13 de julio de 1999, visité en su casa de Managua al Padre Miguel D’Escoto, ex-Ministro de Relaciones Exteriores de la Nicaragua sandinista y actual miembro de la Dirección Nacional del FSLN. Me abrazó al entrar, sin conocerme, solo por ser cubano. La conversación tuvo como eje la solidaridad médica cubana, pero sus palabras respondían, sin él sospecharlo quizás o quizás sabiéndolo, cada argumento del autoderrotado Vargas Llosa: “Mira --me dijo--, cuando yo estaba viendo la llegada del Santo Padre a Cuba, yo me sentía orgulloso de Fidel como sandinista, como latinoamericano y como ser humano, Fidel comportándose con toda la delicadeza y el tacto. Cuando se llega a Cuba, se está en presencia de seres moralmente superiores y un cristiano tiene que reconocer eso, tiene que reconocer la superioridad moral, la superioridad que nace de las vivencias de la fraternidad. No quiero decir que en Cuba no exista el pecado, estamos en la era del pecado. Hay pecado, hay imperfecciones, pero dentro de la imperfección que es la humanidad, en Cuba hemos alcanzado los más altos niveles de perfección y seguiremos luchando para elevarlos más. Ahorita Cuba con tantos problemas, está pensando en ayudar a otros y lo hace en unas dimensiones increíbles. Enfrenta dificultades, escasez de cosas y sin embargo, se lleva a una gran cantidad de estudiantes para prepararlos. Nuestro Señor quería que la Iglesia fuera la sal, y Cuba es sal y levadura. Y ojalá que siempre se mantenga porque en el resto del mundo lo que impera, lo que predomina es el egoísmo, un egoísmo que termina siendo obsesivo”.
Entonces se me acercó, invirtiendo los roles, como si fuese a confesarse conmigo: “Te voy a hablar de las cosas que pienso más íntimamente -afirmó-. Para mí lo único totalmente importante, lo único capaz de salvar este mundo, es Cristo y su mensaje. El mensaje de amor, de fraternidad, de lucha por la justicia, de lucha por la igualdad. Recuerdo que hace poco un estudiante me preguntó: dígame qué es lo más importante que falta en el mundo. Nos hace falta, le dije, una inyección de locura divina. La ‘locura’ divina de la Cruz. Eso es lo que se necesita: un mundo más loco, más gente que haga cosas así, ‘locas’, que los demás le digan estás loco, para qué te estás preocupando del otro, preocúpate de vos mismo, mirá que vos sos inteligente, mirá que vos podrías ser un millonariazo. Ojalá que nos consideren a todos locos por estar pensando en cómo hacer un mundo mejor y dejar un mundo mejor para los que están naciendo y van a nacer”.
Más adelante abordó el tema de la violencia como forma de lucha. El Padre D’Escoto, admirador sincero de dos revolucionarios aparentemente distantes en sus contextos históricos y métodos de lucha, expuso su criterio con amplitud: “Yo fui un canciller muy itinerante porque no teníamos embajadas en todas partes y para contrarrestar la información de los gringos teníamos que viajar muchísimo. Me tocó conocer a muchos jefes de estado. La persona que más me impresionó en todo ese tiempo fue Fidel. Para mí es el hombre del siglo. Yo el siglo lo comparto con dos personas: Mahatma Gandhi y Fidel Castro. Es que yo creo que ser revolucionario implica muchas cosas y una de ellas --afirmó-- es la búsqueda de nuevos métodos de lucha. No es lo mismo la no violencia que el quietismo. El quietismo es una aberración, simplemente cruzarse de brazos, no hacer nada. No me gusta hablar de no violencia. Prefiero hablar de lucha no violenta, porque es lucha. Creo que la humanidad tiene que saltar a esa modalidad, porque lo no revolucionario, lo convencional, ha sido el uso de la violencia. La Iglesia la justifica, porque habla de la guerra justa. Pero es un método que no ayuda a la gran meta, a la creación de la nueva humanidad. Creo que si hubiesen más personas con capacidad de liderazgo y anuentes a vanguardizar esto, saldríamos adelante. Son muchísimas las cosas que hay que cambiar, todo el sistema de justicia por ejemplo. La vía armada puede hacer bastante, pero después siempre queda mucho por hacer. Admiro a Gandhi como defensor de esa idea.”
“Cuando me piden que me incorpore al Frente Sandinista –continuó el Padre D’Escoto-- yo estaba ya radicalmente convencido de que el Evangelio es radicalmente no violento. Pero a mi pueblo le han enseñado todo lo contrario. La Iglesia misma ha sido la institución más violenta de la humanidad; en su historia hay torturas y asesinatos espantosos. A los disidentes, que ellos llamaban herejes, no sólo les quemaban sus libros, también a ellos los quemaban, para que no se les ocurriese escribir otro. Entonces, ¿cómo le van a decir al pueblo que busque otra vía? Además, la Iglesia critica la violencia cuando la guerra se hace a favor de la justicia, cuando se hace violencia revolucionaria. Y debería haber otra palabra para definirla, porque no es lo mismo cuando se trata de una agresión que cuando es violencia revolucionaria, cuando ya no queda otra alternativa. Obando estaba contra el Frente Sandinista, pero se iba a reunir con la contra en Miami. Lo primero que hizo después de recibir el escalpelo cardenalicio en Roma fue irse a Miami a celebrar con la contra. Pero yo creo en la fuerza del amor, que el amor será lo que cambiará el mundo. Estamos en el borde de una nueva era. Ese es el reto para los grandes revolucionarios de nuestro tiempo.”
Mientras habla, sencillo y apasionado, sin etiquetas, dueño de sí, convencido y convincente, confirmo en él la diferencia que existe entre los hombres buenos y los imprescindibles, aquellos que según el poeta comunista alemán Bertold Bretch luchan toda la vida. “Tenemos que abrirnos a un auténtico ecumenismo –aseguró-- Cuando yo era chico aquí en Nicaragua era costumbre y se consideraba excelente ir a tirar piedras a un templo bautista. Y eso era entre cristianos, ya no se diga lo que ha existido siempre entre cristianos y mahometanos, o entre cristianos y budistas. O entre cristianos y ateos, y entre cristianos y los que yo llamo santos ateos. Porque muchos de los más grandes santos del mundo han sido ateos. Esto puede parecer una idea novedosa, pero nuestro Señor es el primero que nos lo advierte. Él hablaba siempre en parábolas. Cuando alguien le preguntó qué es lo que había que hacer para salvarse, Él contesta: ama a tu prójimo. Pero, ¿qué es eso de prójimo?, dice uno. Entonces Él desarrolla una parábola: por el camino de Jerusalém a Jericó asaltaron a un hombre para robarle y lo dejaron sangrando a la orilla del camino. Pasa un alto funcionario religioso –en aquel contexto era de la Sinagoga, ahora podríamos pensar en un obispo-- pasa y da la media vuelta como para no tropezar (es decir, que claramente lo vió) y sigue a Jericó, porque tenía una reunión muy importante. No comprende que son más importantes las oportunidades que se te presentan en el camino. Después pasa otro hombre, de esos que van a la iglesia y se golpean el pecho diciendo que creen en Dios, y sigue. Y después, dice Cristo, viene un samaritano. Hay que recordar que los judíos que estaban escuchándolo no le llamaban samaritanos a la gente de Samaria, les decían perros ateos, los trataban con desprecio porque no creían en el Dios de Israel. Pero Cristo dice: viene un samaritano, se baja de la bestia y echa aceite de oliva en sus heridas y coge unas telas y lo limpia y se lo lleva a un hospedaje y le dice al dueño que lo cuide y le da dinero para tres días, pero si necesitás más, gastás más, yo te lo pago, porque en tres días regreso. Ni lo conocía, era un señor que vio ahí tirado. Cristo les estaba diciendo: para salvarte seguí el ejemplo de los santos ateos, de los que no andan haciendo gran alarde pero cumplen la voluntad del Padre, de los que saben extender una mano fraterna en momentos de gran dificultad. Eso es lo que vive Cuba, esa parábola tan importantísima y tan central en el Evangelio. Cuba, bajo la conducción de Fidel, está mucho más encaminada en esa dirección espiritual que otros países que se proclaman cristianos”.
Le comento el apoyo que han recibido las brigadas cubanas de parte de algunos sacerdotes de base y me narra dos anécdotas de los años 80: “Por el norte de Nicaragua, por el lado de Jalapa, andaban unos periodistas americanos haciendo un reportaje para una revista de televisión que se llama 60 minutos. Uno de sus segmentos era sobre Nicaragua. Entonces aparece una señora con un AK haciendo vigilancia revolucionaria en la frontera. Ellos la entrevistan y le preguntan, bueno, ¿usted es norteamericana? Sí. ¿Y además es monja? Sí. Pero bueno, ¿usted es comunista?. La verdad es que no soy comunista –les dice-- pero la gente cree que lo soy, porque los comunistas, estos muchachos, hacen cosas buenas, y entonces yo digo que nosotros también debiéramos hacer esas cosas, lo lamentable es que no las hacemos. Ojalá que nosotros también hiciéramos cosas así. Eso apareció en la televisión norteamericana y fue un escándalo. La mujer es la Madre Juana, que vive aquí todavía.
Algo muy similar ocurrió con la Hermana Patricia en Ciudad Sandino. Esta Hermana era la encargada por la Revolución de todo lo relacionado con la salud desde Ciudad Sandino hasta la Brasilia, una región de más de cien mil habitantes. Ella, que es enfermera, trabajaba con un médico cubano. Llega la televisión gringa y le pregunta: usted es norteamericana y monja, ¿qué está haciendo aquí con este comunista? ¿Qué comunista? –responde ella-- ¿usted se refiere al doctor Álvarez? Bueno, ese que usted menciona como comunista es una maravilla de médico. Yo como enfermera puedo distinguir un buen médico del que no lo es y éste es de lo mejor. Quisiera que en otros lugares hubiesen médicos así, tan dispuestos a venir a compartir la pobreza con el pueblo de Nicaragua. Pero usted me ha dado una clave, usted lo llama comunista, entonces en mis oraciones voy a pedirle a Dios que nos mande más comunistas, porque eso es lo que necesitamos, gente como él. Te cuento esto porque es natural que un cura reconozca a un hermano espiritual en alguien comprometido con la solidaridad y la fraternidad. Yo quisiera apoyar más a los médicos cubanos. He hecho algunas cositas, muy pocas. Por lo menos estuvimos aquí juntos en mi casa para fines de año, celebrando los 40 años de la Revolución cubana”.
“Para que no nos engañemos miremos siempre a personas, a pueblos como el cubano, que viven en la lucha, tratando de mantener encendida la antorcha. La más grande antorcha en América y en el mundo es Fidel. Por favor, si ustedes ven que tiene alguna falla --es imposible que no la tengamos-- no seamos como los chanchos que sólo miran para abajo, miremos para arriba, veamos la grandeza. Ustedes nos hacen pensar que es posible. Es el testimonio que ustedes como nación nos dan. Por eso es importante mantener la antorcha cubana encendida, siempre presente. Sería un mal día para América y para el mundo si algo hiciera extinguir esa antorcha.”

Fidel: ¡Ojalá me equivoque!

Obama ha heredado de Bush esos problemas.
No albergo la menor duda de que la derecha racista hará todo lo posible por desgastarlo, obstaculizando su programa para sacarlo del juego por una u otra vía, al menor costo político posible.
LEER TEXTO COMPLETO AQUÍ,

lunes, 24 de agosto de 2009

Una mujer que navega a favor de la corriente.

Enrique Ubieta Gómez
Vaya, esto sí es gracioso. ¿Cuales son las corrientes y las contracorrientes de este mundo? Cuando en 1995 fundé junto a Rubén Zardoya la revista Contracorriente, nuestro propósito era desmarcarnos de la corriente mundial que obligaba a los intelectuales rojos a convertirse en rosaditos, y a los rosaditos en marrones o azules. Fue el momento en que los "duros" de la izquierda calcularon que el barco podría hundirse en alta mar --así de inmensas eran las olas--, y prefirieron marchar a tierra firme: la mayoría pasó del rojo carmesí al azul, sin transiciones. Se dejaron guiar por un gurú errático, que profetizaba que aquella era la hora final del socialismo cubano. Hay dos ejemplos paradigmáticos: Jesús Díaz, el secretario del Partido del ICAIC y guionista de Polvo rojo, uno de los pocos filmes cubanos que clasifica dentro del llamado "realismo socialista" y Raúl Rivero, poeta conversacional, cantor de la Revolución. Eso para no hablar de arte menor; hace unos días HB puso en su blog un video de la televisión miamense con un ejemplar de colección: Osvalo Rodríguez, creador de marchas revolucionarias. No cabe dudas que aquella era la corriente, ampliamente estimulada por los medios, las academias y los políticos occidentales. Los intelectuales que se resistieron y asumieron la contracorriente, que es la que se mueve en la profundidad de los oceanos y establece el sentido verdadero de sus aguas, fueron alegremente calificados por un conocido trío de ideólogos de derecha como "idiotas". Así que nuestra revista iba a contracorriente; nosotros pusimos de moda el término que después asumió un concurso internacional de ensayos del ICL y una colección fílmica de entrevistas a "bichos raros" de todas las profesiones que preparó (y prepara) el ICAIC. La desconocida "famosa bloguera" a la que hoy El Nuevo Herald califica como "una mujer a contracorriente" se refugió en los difíciles noventa en Europa, como estipulaba la corriente y ante el fracaso de su estancia, prefirió aceptar el encargo de trabajar a favor de la corriente dentro de su país. Yo conozco a muchas blogueras a contracorriente en Cuba: ninguna se llama Yoani. Los premios internacionales de PRISA no lo reciben quienes marchan a contracorriente, sino quienes apoyan la corriente, y se mueven según sopla el viento. Es inútil que la derecha insista en autoproclamarse de izquierda y que intente hacer pasar a la corriente como esforzada contracorriente. Pero indica que el prestigio que ostentaba en los noventa se ha esfumado, y que la izquierda ha recuperado su lugar.

Fidel, excelente estado de salud

Ayer los cubanos recibieron una buena noticia: un video del encuentro de Fidel con recién graduados venezolanos de la carrera de derecho --Graduación Fidel Castro--, en el que exhibe un excelente estado de salud. Antes, se había reunido con el presidente Correa.

domingo, 23 de agosto de 2009

¿POR QUÉ AFGANISTÁN?

Dr. Néstor García Iturbe
Entre las promesas que realizó el actual presidente Barack Obama cuando se encontraba realizando la campaña electoral estaba la salida de las tropas estadounidenses de Iraq, sin embargo, no hacía referencia alguna a las que se encontraban en Afganistán. Cuando comenzó a citar el otro conflicto armado, no habló de retirar tropas, sino por el contrario, de enviar más tropas.
¿Cuál es la razón de esta política ambivalente por parte de un hombre que dijo era partidario de la paz? Existen varias razones que explican este complejo actuar.
Puede decirse que los “expertos” del Pentágono, apoyados por Robert Gates, el Secretario de Defensa y Ralph Emanuel, el asesor principal de la Casa Blanca, le aseguraron que la situación en Iraq era totalmente controlable con un número menor de efectivos estadounidenses si se incrementaban las tropas iraquíes. Una teoría parecida a la que Estados Unidos llevó a cabo en Viet Nam, donde tampoco dio resultado.
Esto trajo como resultado el reclutamiento y entrenamiento de ciudadanos iraquíes, acompañado posteriormente del traslado a estos del control de distintas zonas, para que fueran ellos los que se encargaran de mantener el orden y reprimir a las fuerzas contrarias a la ocupación.
La idea era que en vez de enviar fuerzas estadounidenses a Iraq, estas fueran a incrementar los efectivos existentes en Afganistán. El cálculo inicial era de unos 19,000 hombres, lo que en cierto sentido se consideraba aceptable para una guerra y país como aquel. La idea principal era asegurar Afganistán, independientemente de lo que sucediera en Iraq. Obama la asimiló y la hizo suya.
El real problema es que nuevamente los “expertos” del Pentágono tuvieron una “ligera” equivocación. No calcularon adecuadamente la determinación de lucha del pueblo afgano, ni tomaron en consideración la experiencia de la derrota soviética cuando invadió dicha nación, de donde estos tuvieron que retirarse, debido a la férrea oposición que encontraron. Tampoco tomaron en consideración la experiencia inglesa, en las primeras décadas del siglo XIX, que tantos hombres costaron a las tropas británicas.
De acuerdo con el General Stanley McChristal, comandante en Afganistán de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN, se requieren como mínimo 400,000 hombres del ejército y la policía afgana para garantizar un grado aceptable de control sobre la situación del país, los cuerpos armados afganos cuentan en estos momentos solamente con 175,000 miembros. El general considera que rápidamente debe haber un incremento de los 62,000 efectivos estadounidenses y los 40,500 de la OTAN existentes en dicha nación, para garantizar un nivel mínimo en la defensa de los intereses y de la Seguridad Nacional de Estados Unidos.
No se espera que las recientes elecciones, bajo la supervisión de Estados Unidos, puedan aportar el inicio de un clima de paz y tranquilidad en el país, sino todo lo contrario.
¿Cuál es la importancia estratégica de Afganistán para la Seguridad Nacional de Estados Unidos?
Afganistán, como país del Medio Oriente se encuentra situado en una región rica en petróleo y gas natural, aunque no posee grandes yacimientos de estos. Su importancia está en el orden geográfico, pues tiene fronteras con Irán y Turkmenistán que poseen la segunda y tercera mayor reserva de gas natural del mundo.
Turkmenistán es un país del cual se habla poco, un desprendimiento de la antigua Unión Soviética, cuya producción de gas natural solamente puede exportarse por medio de gasoductos que lleven el estratégico y cada vez más importante portador de energía a un puerto con destino a Estados Unidos.
La vía Turkmenistán-Irán no ofrece seguridad a los consorcios estadounidenses. Incluirla en los planes estratégicos sería un error grave.
Se considera mucho más segura la vía Afganistán-Pakistán-India, aunque sea necesario una fuerte presencia militar, que bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo, en especial Al-Qaeda, en todo momento se trataría de mostrar como una fuerza internacional bajo la bandera de la OTAN. De ser necesario esta fuerza mantendría la ocupación de Afganistán y estaría dispuesta a la ampliación de sus operaciones hacia Pakistán, con tal de poder defender la “democracia”.
El gas natural de Turkmenistán en estos momentos se exporta hacia Rusia por el único gasoducto existente en el país, sin embargo se planifica un segundo gasoducto con el mismo destino. La República Popular China construye otro hacia el este.
Estados Unidos y sus aliados han iniciado conversaciones para construir otro hacia Afganistán que pasaría por la provincia de Kandahar. El proyecto de este último gasoducto se denomina TAPI, palabra formada por las iníciales de los países involucrados en el mismo, Turkmenistán, Afganistán, Pakistán y la India. La construcción de este gasoducto debe iniciarse el próximo año.
Como parte de la contraofensiva iraní en relación con este asunto, de vital importancia para la seguridad de la región y donde es primordial mantener la influencia política y económica en otros países, Irán proyecta un gasoducto con destino a Pakistán y la India. Pakistán ya accedió a que este se construyera y solamente falta la aceptación de la India para iniciar los trabajos.
Cuando se habla de geopolítica, no podemos negar que el Medio Oriente es un ejemplo evidente de la misma.
Ahora vemos más claro como las acciones de Obama, tratando de asegurar el control sobre Afganistán, en su carácter de representante de los intereses de los grandes consorcios estadounidenses, no es más que la misma política que desarrolló Bush. No hay cambio.

viernes, 21 de agosto de 2009

Miami debe asumirse, dice Ichikawa.

Hoy he tenido suerte para encontrar frases memorables. Aquí va esta sentencia del filósofo Emilio Ichikawa: "Ya lo decía, Miami no puede hacer nada para cambiar su imagen. Yo creo (y perdón por prescribir) que lo que debería hacer es “mejorarla”, es decir, asumirse de una vez como un enclave derechista de la globalización y abandonar todas esas imposturas de la revolución traicionada, la patria poderosa, el castrismo originario, etc., para poder gozar el estereotipo con cierto glamour. Y sin culpa". Aunque, para ser justos, es lo que siempre ha dicho el "Comandante" Rodolfo Frómeta de Comandos F - 4 (que no tiene nada de filósofo), ahora "a las órdenes" del golpista Micheletti en Honduras.

Retrato hablado de Zoe Valdés.

En uno de sus artículos Fernando Ravsberg trae a colación esta espléndida cita de la inefable Zoe Valdés: "no estoy de acuerdo con los golpes de estado en estados democráticos, pero en países como esos de 'América Letrina', donde el comunismo está cogiendo fuerza, me parece muy sensato que el ejército se levante". Desde hoy --por su fuerza pedagógica para entender el concepto "democrático" de la democracia--, lo incorporo a mi actividad académica. Le sugiero a Rafael Rojas que haga lo mismo.

jueves, 20 de agosto de 2009

TEXTOS DEL BLOG SOBRE HONDURAS.

Artículos de opinión escritos para el blog. No se incluyen las noticias y los artículos tomados de otros espacios. Sigo el orden en que aparecieron:











Honduras y la caricia de estado // Ernesto Sierra.

Un profeta de probeta: Heinz Dieterich. // Enrique Ubieta Gómez.

Estados Unidos frente al golpe en Honduras: el fruto define la esencia del árbol. Carlos Rodríguez Almaguer.

Honduras: golpe contra la democracia y contra... Obama (I) // Eliades Acosta Matos.

Honduras: golpe contra la democracia y contra... Obama (II) // Eliades Acosta Matos.

Honduras: golpe contra la democracia y contra... Obama (III) // Eliades Acosta Matos.

Honduras: golpe contra la democracia y contra... Obama (IV y final) // Eliades Acosta Matos.

La legalidad burguesa y la democracia en Honduras // Enrique Ubieta Gómez.

El viaje equivocado de Obama. // Enrique Ubieta Gómez.

El cardenal Oscar Rodríguez y una profecía a lo Poncio Pilatos. // Antonio Rodríguez Salvador.

Hugo Llorens y el laboratorio hondureño. // Eliades Acosta Matos.

¿El fin de una máscara? // Enrique Ubieta Gómez.

Honduras, los neocons y el tercer golpe de estado a la democracia imperial. // Carlos Rodríguez Almaguer.

Honduras es hoy España en tiempos de guerra civil. // Enrique Ubieta Gómez.

¿Legalidad vs. democracia? // Enrique Ubieta Gómez.

Honduras. Sobre la violencia anunciada. // Enrique Ubieta Gómez.

El turno de los ofendidos. // Enrique Ubieta Gómez.

Las mentiras de Rafael Rojas. // Enrique Ubieta Gómez.

Sobre mentiras e interpretaciones (I) // Rafael Rojas - Enrique Ubieta Gómez.

Sobre mentiras e interpretaciones (II) // Rafael Rojas - Enrique Ubieta Gómez.

El laboratorio hondureño; alambradas sí, libros no. // Eliades Acosta Matos.

Este post final fue publicado antes del golpe de estado, pero conviene recordarlo:
¿Con amor? de Estados Unidos // texto y fotos de E. U. G.


A qué le temen los que rompen a martillazos los discos de Juanes.

Antonio Rodríguez Salvador
No a que el gobierno cubano use el espectáculo para su propaganda política, porque de antemano saben que eso no se hará. No a que allí canten Silvio Rodríguez y los Van Van, porque ni Silvio Rodríguez ni Juan Formell son del gobierno, según algunos les endilgan; son del mundo, son de esa eternidad que no puede alcanzarse por decreto, sino con buen arte. No a que con ese espectáculo se legitime el régimen, porque Cuba mantiene relaciones con la inmensa mayoría de los países del mundo, amén de ser miembro activo de muy prestigiosas organizaciones mundiales y regionales.
En realidad le temen a que se divulgue la imagen de una multitud cantando a coro las canciones de Juanes, Olga Tañón, Enrique Iglesias, Maná, Ricky Martin y los que en definitiva vengan al concierto en la Plaza. Que por los televisores del mundo se vea a jóvenes semejantes a los jóvenes que por lo común se ven en los conciertos de otros países: todos con sus rostros alegres, luciendo maquillaje o sin él; con sus pelos cortos o largos; con gorras o simples viseras; negros junto a blancos, mulatas sobre los hombros de rubios; muchos con sus piercing en las orejas, o en la nariz, o en los labios; otros con sus tatuajes de diversas figuras y colores; vistiendo sus pingueros, y sus desmangados, y sus desteñidos, según manda el último grito de la moda.
Le temen a que los televidentes del mundo de pronto se digan: Caramba, esto no es lo que me cuentan por el telediario, esto no es lo que afirma la prensa. Porque de repente aquella no es una multitud uniformada, ni semejante a un rebaño, ni repleta de autómatas o zombis. Solo son jóvenes gozando al compás de Ana Belén y Victor Manuel: “un travestí perdido, un guardia pendenciero, pelos colorados, chinchetas en los cueros, rockeros insurgentes, modernos complacientes, poetas y colgados: ¡¡Aires de libertad!!!”
Al diablo los millones de dólares gastados para crear tópicos, prejuicios y estereotipos, porque allí no habrá nadie vestido con harapos, ni luciendo su rostro tísico, ni que parezca estar desinformado o simplemente receloso. Nada que ver con un país sometido por militares, donde tras cada civil habría un soldado más asustadizo que su vigilado, con su casco, su chaleco antibalas, su tolete y su escudo antidisturbio. Nada que ver con un estado policiaco, porque, según se darán cuenta muchos televidentes, nadie estará allí luciendo una falsa alegría, o maltratando una letra aprendida de prisa por orientación del Partido, la Juventud Comunista o la Seguridad del Estado.
Solo a eso le temen los que rompen a martillazos los discos de Juanes en Miami.

El laboratorio hondureño: Alambradas, sí; libros, no.

Eliades Acosta Matos
No solo prima la violencia en las calles de la Honduras aplastada por las botas golpistas. También en el silencio de las bibliotecas, en los estantes de las librerías, y especialmente en los despachos de las autoridades de facto encargadas de desmontar la cultura libertaria de un pueblo que, en democracia, emergía de décadas de represión y autoritarismo, y empezaba a dejar atrás el analfabetismo endémico de una de las naciones más pobres del hemisferio.
Bajo cuerda, lejos del escrutinio de la opinión pública, trabajan febrilmente en el laboratorio hondureño los que han sido encargados de producir una alternativa a la educación y la cultura de los gobiernos de izquierda, democráticamente electos en la mayoría de los países latinoamericanos. El sueño de los neoconservadores norteamericanos patrocinadores del golpe hondureño, ya derrotados en las urnas por Barack Obama, vuelve a ser el de aquella Confederación esclavista vencida en 1865 por Lincoln y por los ejércitos de la Unión: el de replegar sus fuerzas hacia el exterior para organizar desde allí la revancha y la reconquista, el regreso y la venganza. Y si entonces los hombres de uniforme gris, los doctrinarios recalcitrantes, llegaron a formar colonias paramilitares en lugares como Australia y México, donde siguieron izando la bandera de la secesión, hoy las migajas del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, las ruinas de aquello que fue un programa integral de dominio global, de ofensiva definitiva contra la libertad y la soberanía nacionales, ha mutado en esta nación centroamericana en un engendro anacrónico, a medio camino entre los golpes de estado fascistas loados por Curzio Malaparte y el glamour postmoderno de un soft golpe en tiempos de softpower, cuyos defensores apalean y matan en las calles bajo la bendición de las instituciones legislativas y judiciales en manos de los oligarcas de siempre.
Este “golpe democrático”, según la definición de un seráfico neoconservador como Jaime Daremblum, no solo ha estado dirigido contra el presidente Zelaya, contra el pueblo y la democracia hondureñas, contra el futuro y la integración latinoamericana, y contra el presidente Obama y sus políticas de cambio, sino y especialmente, contra la cultura y el pensamiento libre, contra la educación al alcance de todos, contra la igualdad de oportunidades, contra el pensamiento crítico y la libertad de expresión, todos peligrosos blancos a batir, según el credo neoconservador de estos adoradores de la filosofía elitista de Leo Strauss.
Para meter de nuevo en cintura a los indígenas lencas que aprendían a leer y escribir; para devolver al infierno de las drogas las pandillas y los basureros a esos niños y jóvenes de los barrios pobres que en número de más de 1 500 habían tenido la osadía de estudiar gratuitamente en la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana, y de regresar a servir en sus comunidades, una vez graduados, como ya hizo medio millar; para mantener hundida en las sombras del desconocimiento a la literatura nacional y seguir exacerbando la funesta admiración por la cultura banal de la globalización, los golpistas no solo han mancillado la constitución, depuesto al presidente electo, asesinado maestros y jóvenes, sino también desmantelado programas editoriales, expurgado bibliotecas y prohibido autores y títulos bajo el pretexto de “tener contenidos comunistas”.
Para encabezar la Secretaría de Cultura, Artes y Deportes del gobierno usurpador, ha sido nombrada la abogada Myrna Aida Castro Rosales, ex presidenta de la Comisión de Cultura y Arte del Congreso. Esta flamante “ministra” cuenta en su haber con un solitario anteproyecto de ley presentado antes del golpe: el de otorgar un fondo exiguo para construir una alambrada o cerca perimetral alrededor de la escuela rural “Alvaro Contreras”, del municipio Santa Rita, del Departamento de Copán. Ahora se le ha encomendado una tarea mayor: la de alambrar la cultura nacional, la de cercar el pensamiento y las ideas, la de evitar que la educación y la cultura propicien igualdad de oportunidades y cimienten la justicia social a la que aspiran los hondureños.
Proveniente de una firma neoliberal, la Abogados & Asesores Law Firm, que se confiesa “dedicada a proyectos de privatización, repatriación de capitales e instalación de industrias con beneficios fiscales”, manera políticamente correcta de llamar a las maquilas, la Sra. Castro no puede simpatizar con la idea de educación pública y acceso universal a la cultura, por la cual laboraban hasta hace poco en Honduras algo más de un centenar de alfabetizadores cubanos del método aprobado por la UNESCO conocido como “Yo si puedo”, y que fueron retirados del país tras el golpe. Exponente de esa forma tan neoconservadora de hacer política, donde las mentiras y el engaño son virtudes y no pecados, la Sra. Castro, quien no dudó en defender la veracidad de la carta falsa de renuncia del presidente Zelaya, en entrevista concedida a la BBC Mundo, al día siguiente del zarpazo, y de criticar que en Nicaragua se encuentren 20 asesores militares venezolanos, cuando en la base de Soto Cano, el gobierno de los Estados Unidos mantiene más de 500 militares, tampoco ha tenido empacho en denunciar un supuesto financiamiento del ALBA a las bibliotecas públicas hondureñas para “incitar al socialismo y al comunismo”, cuando en realidad los únicos fondos recibidos para ellas han provenido de la colaboración sueca y la UNESCO.
La Sra. Castro que ya ha sido objeto de numerosas denuncias y repudio por parte de la comunidad intelectual de su país, como la atestigua la formulada por Natalie Roque, quien la acusa por “ persecución ideológica, acoso y despido injustificado”, ha suspendido las actividades de la editorial “Cultura”, cuyo único pecado ha sido rescatar la casi desconocida literatura nacional, publicando clásicos como a José Cecilio del Valle, Clementina Suárez, Luis Quesada y Rafael Heliodoro Valle, libros de viajeros como los de Doris Stone y John Stephens, colecciones de poetas hondureños, la revista del Archivo Nacional, diccionarios garífunas, anuarios bibliográficos y el Boletín de la Hemeroteca Nacional. También ha detenido el trabajo de un bibliobús donado en el 2005 por la UNESCO, la empresa italiana Plasmon y la organización española “Libros para el Mundo”.
Los latinoamericanos no solo recordamos las imágenes de los cientos de miles de asesinados, torturados y desaparecidos que dejaron detrás, como reguero macabro, las dictaduras que asolaron la región en el siglo pasado, sino también las piras de libros, discos y carteles con los que estas intentaron detener la marcha de sus pueblos hacia la democracia y la justicia. La historia, como apuntaba Carlos Marx en “El 18 brumario de Luis Bonaparte”, parafraseando a Hegel, se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa.
Alambrar a un país entero, aherrojar sus ideas, prohibir la circulación de libros y bibliobuses, censurar a sus artistas e intelectuales, la triste tarea, en fin, a la que se ha consagrado la Sra. Castro en Honduras, con sobrados méritos para ello, es, en efecto, una farsa, pero una farsa, además, sangrienta.
En esa sangre derramada, en esos maestros agonizantes, en esos estudiantes apaleados, en esas ideas obstaculizadas, en la propia necesidad de alambradas para regir en contra de la democracia, va teniendo su más sonado fracaso el laboratorio hondureño. Así terminará.

Fidel: El imperio y los robots.

Si los robots en manos de las transnacionales pueden reemplazar a los soldados imperiales en las guerras de conquista, ¿quién detendrá a las transnacionales en la búsqueda de mercado para sus artefactos?
Así como han inundado el mundo con automóviles que hoy compiten con el hombre por el consumo de energía no renovable e incluso por los alimentos convertidos en combustible, pueden también inundarlo de robots que desplacen a millones de trabajadores de sus puestos de trabajo.
VER TEXTO COMPLETO.

martes, 18 de agosto de 2009

Dormir con el enemigo.

José Vicente Rangel.
Periodista, ex vicepresidente venezolano.
Los medios de comunicación de la oligarquía colombiana ­y, por supuesto, algunos dirigentes de la recalcitrante derecha del vecino país­ me endilgan el calificativo de anticolombiano. Al respecto, tengo mi conciencia tranquila. Primero, porque tildarlo a uno de enemigo de un pueblo es una estupidez. Tengo convicciones políticas, ideológicas y culturales suficientemente firmes como para rechazar que pueda escoger como blanco para la descalificación a todo un pueblo. Luego, porque la acusación es tan balurda que delata el verdadero propósito que la inspira: confundir a la opinión pública diluyendo dentro del concepto "pueblo" a los responsables en el poder de incontables perversiones. Entre otras, socavar las relaciones de naciones hermanas. No soy anticolombiano ni nada por el estilo: ni siquiera antinorteamericano. Pero lo que sí no soy es pendejo. Me explico: no confío en la actitud de ciertos sectores dirigentes colombianos. De la pétrea oligarquía que condujo a su pueblo a la tragedia. A que se hundiera en los horrores de una guerra enmascarada, en el narcotráfico, la violencia paramilitar, el sicariato y otras manifestaciones delictivas. Al contrario, admiro su hermosa geografía, la hospitalidad y vocación de trabajo de su gente, su creatividad y dilatada cultura. Pero eso sí, desprecio, ­no lo oculto­, a una dirección política y económica refractaria al cambio, capaz de asesinar a sangre fría al adversario político y social, programar masacres contra humildes campesinos y trabajadores y convertir al Estado en instrumento de poderosos intereses internos y foráneos. Para los venezolanos, Colombia es un dilema sin perspectiva de solución. Como vecinos fatalmente tenemos que coexistir. Dormir juntos, uno al lado del otro, por mandato de la geografía y de la historia. Pero conscientes de que lo hacemos en el marco de una relación minada que nos afecta. Porcierto, más a los colombianos que son las principales víctimas de sus propios gobiernos. No es simple casualidad que haya más de 5 millones de colombianos en nuestro territorio, aventados por la violencia social y política y acogidos ­como ningún otro país lo ha hecho con emigrados y desplazados­ con garantías de igualdad, acceso al trabajo y paz. Esa sola circunstancia ­aparte del permanente ataque, abierto o solapado, de la oligarquía colombiana contra Venezuela­, o sea, el desprecio hacia sus connacionales, bastaría para repudiar a quienes han tenido en sus manos la conducción del Estado. Que quede claro que el enemigo no es el colombiano anónimo que vive acosado por el terror en apartadas veredas, o que huye en masa de su patria por razones sociales y políticas, ni el escritor o el artista plástico, ni el cantante o compositor de excepción, ni millones de mujeres y hombres que sólo quieren vivir en paz. Es Uribe y lo que él encarna. Es la saga de los Santos y otras más. Son los militares que auspician inmorales alianzas con los paras y los capos de la droga. Es ese el enemigo, mas no el pueblo. Sería muy grave ­e imperdonable­ que los venezolanos nos dejáramos arrastrar por las provocaciones del uribismo y los medios, coludidos con los dictados imperiales para reordenar la región. Como explicaba un diario argentino a raíz de la instalación de las bases militares y la gira "muda" de Uribe por la región, "este pretende vender una iniciativa tóxica para justificar el escalamiento militar del imperio y revertir los cambios de los últimos años en la región". El propósito cuadra con la nueva política de la Casa Blanca. Obama, más habil que su antecesor, no emplea la retórica belicista. Usa un lenguaje formalmente respetuoso de la soberanía. Pero en un juego destinado a confundir a Latinoamérica, pronuncia palabras floridas al tiempo que instala siete bases militares en Colombia, mantiene operativa la Cuarta Flota y confiere mayor poder al Comando Sur. Uribe es el intrumento de excepción de esa política cuya finalidad es desestabilizar la región andina y, luego, ir más allá. Pero el objetivo fundamental, ahora, es el proceso que se cumple en la República Bolivariana de Venezuela. Se puede dormir con el enemigo, eso sí, estando consciente de ello, del riesgo que se corre. Lo cual impone que se haga con los ojos bien abiertos y utilizando una mezcla balanceada de firmeza y de prudencia. Con la convicción de que hay que prepararse con todos los hierros porque la sombra de la sangrienta aventura de Sucumbío planea sobre los vecinos del Estado uribista, de aquellos que lo integran, apuntalan e instigan.

Periódico El País se pasa a la prensa amarilla.

Hoy recibí noticias de un buen amigo y excelente escritor, y una gentil colaboración, certera como suya.

Antonio Rodríguez Salvador
Quizá motivado por la crisis económica que sufre el Grupo Empresarial Prisa, cuyas acciones cayeron en los últimos doce meses un 36,3 % en la bolsa española, a pasos acelerados el periódico madrileño El País se corre del periodismo serio hacia la prensa amarillista.
Como se sabe, el término prensa amarilla surgió a finales del siglo XIX, en Estados Unidos, cuando los diarios New York World, y New York Journal fueron acusados por otras publicaciones más serias, de magnificar cierta clase de noticias para aumentar las ventas, y de pagar a los implicados para conseguir exclusivas.
Ciertamente, no todas las noticias de ese diario tienen tal perfil. Hasta el momento el grueso de las noticias sensacionalistas y de enredos políticos, publicadas por El País, solo tienen como protagonistas a un limitado grupo de países, principalmente Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Cuba, Ecuador, Irán y Rusia, pues al parecer son estas las regiones que mayor rentabilidad generan con la invención de predicciones catastrofistas.
Pero no solo se trata ya de manipular las realidades de estos países, de modo que se imponga una ficción mediática más vendible, sino que también ahora El País avanza hacia otros campos normalmente dominados por las revistas de vanidades: la moda.
Por ejemplo, el pasado 13 de agosto publicó un ranking de los diez jefes de estados peor vestidos de la historia, el cual tomó íntegramente del New York Times, aunque también le agregó fotos y comentarios. Puede que sea casualidad, pero entre ellos aparecen líderes políticos de Venezuela, Rusia, Cuba, Irán y Bolivia; en tanto se incluyen otros de países que también suelen ser blanco de patos periodísticos como China, Corea del Norte y Libia. Para completar la lista, se agregan los nombres de los ex-dictadores ya fallecidos Pinochet y Bokassa.
No sé si la inclusión de Pinochet y Bokassa tenga como objetivo trasladar una idea subliminal al estilo de “dime cómo te vistes y te diré quién eres”; pero en todo caso los comprendidos en la lista son personas que por lo común no suelen usar corbatas en su vestimenta.
Quizá sea esta la razón por la cual no se incluye a George W. Bush, a quien todos pudimos ver borracho y con la corbata torcida durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing, ni tampoco a Silvio Berlusconi por sus fotos en traje de Adán. Ya se sabe que Berlusconi, cuando no está rodeado de chicas y amigos desnudos, suele usar elegantes corbatas.
Por cierto, que tras la divulgación de las fotos de Berlusconi desnudo, el diario El País no pudo ocultar su euforia, en tanto ese día reportó más de siete millones de visitas. Esto demuestra que su nuevo perfil amarillista muy bien le ayuda a soportar la crisis.
En cuanto a la moda de la corbata, refiere István Rath-Vegh en su Historia de la estupidez humana, que esta surgió en la época de Luis XIV, cuando un día El Rey Sol se amarró un trapo al cuello y servilmente la aristocracia corrió a imitarlo. En esta misma obra, Rath-Vegh también nos informa que en los tiempos de Luis XVI se puso de moda el color Caca Dauphin, en honor a la evacuación amarilla que dejaba en sus pañales el pequeño hijo de este con Maria Antonieta.
Ahora vemos, sin embargo, que la imitación, como prueba de servilismo no solo era cotidiana en época de los Luises franceses, sino que tiene sus ilustres partidarios en la contemporaneidad. Así, los del Periódico El País, no solo imitan a los del New York Times en el uso de las corbatas, sino también en la divulgación de noticias Caca Dauphin como esta de las modas presidenciales.
Curioso es, sin embargo, que la mayoría de los integrantes de la capciosa lista, sean —o hayan sido— personas de rectos principios, y en consecuencia jamás destacaran por ser imitadores de nadie. Y naturalmente, tendríamos que agregar que tampoco por doblar sus espaldas en gestos serviles.

lunes, 17 de agosto de 2009

Por el entendimiento de dos pueblos vecinos: Cuba y Estados Unidos

Esta foto fue cedida por Pastores por la Paz. En ella se ve a un animado y recuperado Fidel Castro junto a (de izq. a der.) el reverendo Lucius Walker, Ellen Bernstein, y el reverendo Tom Smith, en una reunión el pasado 31 de julio.

Es un buen momento para abrirse a Cuba.

Este artículo fue traducido por el doctor Néstor García Iturbe. Revela que es posible otra mirada hacia Cuba. Solo no comparto una palabra: las vallas cubanas siempre hablarán de socialismo. Pero es un texto de buena fe. Para leer el original pinche aquí.

Mary Mulhern
Mi reciente visita a Cuba con el Comisionado de Autoridad del Puerto de Tampa, Carl Lindell, el antiguo Secretario del Senado Joe Stewart, y un grupo de comerciantes, reveló que la brecha entre la percepción de los estadounidenses y la realidad de la vida en Cuba es sustancial. Quedé abrumada por la belleza natural de la isla, su rica vida cultural, arquitectura, y la afabilidad de su pueblo. La música en vivo sale de los Cafés al aire libre en la Habana Vieja, y las familias se reúnen por miles a lo largo del Malecón habanero. Esto no quiere decir que Cuba sea un paraíso. Los acres de verde que se pueden ver mientras el avión desciende vienen a ser campos de hierba, y no los campos de cultivos que se esperan de un área rural. En la avenida desde el aeropuerto las vallas aún pregonan propaganda socialista. La recesión mundial se ha magnificado en Cuba. Desde la pérdida del apoyo agrícola soviético en los 90, Cuba ha batallado por incrementar su producción. Los huracanes del último año, los peores en la historia del país, destruyeron los cultivos, la infraestructura y las viviendas. Ver las dificultades de la vida diaria es reconocer los fracasos tanto del sistema político de Cuba, como de la política estadounidense para cambiar el sistema. Cada cubano que nos encontramos mostró afecto sincero y respeto por los estadounidenses. Escuchar de donde veníamos suscitó la exclamación: “¿Los Estados Unidos?, ¡Mucho gusto!” Tampa tiene un lugar todavía mayor en sus corazones. Un joven me dijo, “Me encanta Tampa”, ¿Por qué?, “Porque no es Miami”. Una reunión de 3 horas y media con el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón de Quesada, dejó claro que los líderes de Tampa son más que bienvenidos en Cuba. Y aún así, de delegaciones de gobierno de aproximadamente 37 estados, 40 senadores y 175 miembros del Congreso que han visitado Cuba, ninguno ha sido de la Florida. Alarcón también insistió en que no somos solo estadounidenses, ¡sino tampeños! Hablamos sobre el hecho de que Cuba y Tampa comparten historia, incluyendo 150 años de comercio, la lucha por la independencia de España, y nuestro héroe común, José Martí. Los cubanos tienen grandes esperanzas de que el presidente Obama restablezca las relaciones, pero comprenden el desproporcionado papel que los políticos de Miami juegan en nuestra política nacional. El mensaje claro de la reunión fue que el gobierno cubano desea una relación de amistad y respeto mutuos. Están preparados para encontrase con Obama o con su designado, para discutir cualquier y cada uno de los asuntos, incluidos los presos políticos y los derechos humanos. Alberto Betancourt, asesor principal de Alinport, la agencia internacional de Cuba para la compra de alimentos, nos ofreció un resumen impresionante sobre las importaciones de Cuba. El país compró $4 mil millones en productos agrícolas a los EEUU entre 2002 y 2008. Aunque nuestra proximidad nos convierte en el exportador preferente para Cuba, las restricciones sobre el comercio y los viajes socavan nuestro estatus competitivo, y están desviando a otros países $300 millones en comercio potencial. Betancourt mencionó estudios que muestran que los primeros cinco años de normalización en las relaciones, generarían un comercio de $21 mil millones en bienes, servicios y turismo. El mayor beneficio financiero vendría a las regiones más cercanas a Cuba. Esto se traduce en los puertos, aeropuertos y negocios de la Florida, y especialmente de Tampa. En un momento en que deberíamos estar fortaleciendo nuestras relaciones, la ventana para que Tampa restablezca nuestra afinidad histórica se está cerrando. Mientras Cuba mira hacia otros estados, ciudades y puertos que abogan por poner fin a las restricciones sobre los viajes y el comercio, Tampa está visiblemente ausente. Louisiana y Texas ahora dan cuenta del 6%. The Economist reportó la semana pasada que Mobile, Ala., una ciudad hermana de La Habana desde 1993, está cortejando activamente el comercio de los puertos de Cuba. Negarnos el enorme potencial económico y de empleo que representa para Tampa la libertad de comercio y de viajes, es indefendible, especialmente durante esta recesión económica. Nuestros ciudadanos están listos para un cambio. Encuestas recientes muestran que la mayoría de los estadounidenses desea poner fin al embargo, y la mayoría de los cubanos en Miami quieren eliminar las restricciones sobre los viajes. Yo insto a la Rep. estadounidense Kathy Castor y a los senadores Bill Nelson y Mel Martínez a que escuchen a sus electores, envíen una señal clara al presidente, y firmen los proyectos de leyes de la Cámara y del Senado para terminar con las restricciones sobre los viajes. Finalmente, insto a otros funcionarios elegidos localmente, la Autoridad de los Puertos y la Cámara de Comercio a que visiten Cuba, para que lleguen a sus propias conclusiones sobre las realidades del lugar, y comprendan mejor las oportunidades para Tampa Bay. Después de medio siglo, ya es hora de relacionarnos con el gobierno de Cuba como se debe. Se espera que Washington recomience pronto sus conversaciones con Corea del Norte y se espera que persuada a Irán para retomar las conversaciones sobre su esfuerzo nuclear. Nuestros ciudadanos son libres para visitar cualquier otro país en el mundo. Estoy deseosa de volver a Cuba este año, en nombre de los contribuyentes y la comunidad de negocios de Tampa. Espero no necesitar autorización del gobierno para hacerlo. Mary Mulhern es miembro del Consejo de la ciudad de Tampa

jueves, 13 de agosto de 2009

Fidel: 83 años.

Dijo Lezama Lima al Comandante en Jefe, en una carta inconclusa de febrero de 1959: "...usted con sus heroicos 'barbudos', ha sembrado con raíz directa, bien potente, el árbol de la Libertad, en el fértil terreno de la conciencia pública." (Ana Cairo, Viaje a los Frutos. Selección, Ediciones Bachiller, 2006, p.64)

lunes, 10 de agosto de 2009

Fidel: Las bases yanquis y la sobreranía latinoamericana

El verdadero objetivo es el control de los recursos económicos, el dominio de los mercados y la lucha contra los cambios sociales. ¿Qué necesidad había de restablecer esa flota, desmovilizada al final de la Segunda Guerra Mundial, hace más de 60 años, cuando ya no existe la URSS ni la guerra fría? Los argumentos utilizados para el establecimiento de siete bases aeronavales en Colombia es un insulto a la inteligencia.
La historia no perdonará a los que cometen esa deslealtad contra sus pueblos, ni tampoco a los que utilizan como pretexto el ejercicio de la soberanía para cohonestar la presencia de tropas yankis. ¿A qué soberanía se refieren? ¿La conquistada por Bolívar, Sucre, San Martín, O´Higgins, Morelos, Juárez, Tiradentes, Martí? Ninguno de ellos habría aceptado jamás tan repudiable argumento para justificar la concesión de bases militares a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, un imperio más dominante, más poderoso y más universal que las coronas de la península ibérica.
Leer texto completo aquí.

domingo, 9 de agosto de 2009

Cierran aeropuertos de Honduras; 95 de sus técnicos, con la resistencia.

Arturo Cano
Enviado. Tegucigalpa.
Todo es “normal” en la Honduras del presidente de facto, Roberto Micheletti: los candidatos a la presidencia de la República se lanzan lodo, con excepción de uno, quien convalece con dos fracturas en un brazo, resultado de la macaniza que le dieron policías. Todo es “normal”. Los hospitales públicos cumplen cuatro días en paro, con todo y las epidemias de dengue y gripe A/H1N1. Los maestros completan una semana más sin labores para exigir la restitución del presidente José Manuel Mel Zelaya.La vida nocturna se recupera, luego de que el gobierno levantó el toque de queda, una vez conseguido el objetivo de “devolver la calma a la población”. Los restaurantes, sin embargo, están casi vacíos. Todo en calma. Los cuatro aeropuertos del país cierran, porque 95 técnicos se suman a la resistencia. “Nos hemos ido a un paro indefinido exigiendo el restablecimiento del sistema democrático que ha sido interrumpido por el golpe de Estado”, señala Ramón García, dirigente de la Asociación Nacional de Meteorólogos.Aunque las autoridades dicen que sólo se trata de un paro parcial, la aerolínea TACA anuncia la suspensión de sus vuelos nacionales e internacionales. Los trabajadores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica también se suman al paro.Hordas satánicas de ChávezEs parte de la “normalidad” que, según los golpistas, sólo se ha visto ligeramente afectada por “las hordas satánicas de Hugo Chávez”, como los medios locales suelen llamar a la resistencia. Por ello, resulta “normal” que las autoridades de salud decidan suspender clases en las escuelas del departamento de Francisco Morazán, donde se ubica Tegucigalpa, por brotes de la gripe que aquí los medios todavía llaman porcina. De modo que las escuelas privadas, y las pocas públicas que tenían labores, se suman al paro. Los trabajadores sanitarios son duramente criticados en los medios por sumarse a la resistencia (“sólo afectan a los más pobres”) y el ejército mantiene el control de los hospitales.En contraste, esta semana, al ministro de Salud, Mario Villafranca, lo pusieron como lazo de cochino en los medios, cuando se atrevió a sugerir que el encuentro entre las selecciones de Honduras y Costa Rica, eliminatorio rumbo al Mundial, se efectuara a puerta cerrada. “Nada ni nadie impedirá que apoyemos a nuestra selección”, se desparramaron los titulares. El juego está previsto para el próximo miércoles 12, en un estadio de San Pedro Sula, el corazón de la región del país con más casos del virus A/H1N1.Claro, bastó con que el titular de la Federación Hondureña de Futbol abriera la boca para que el gobierno de facto reculara. Dicho dirigente se llama Rafael Leonardo Callejas, fue presidente de la República y todavía es hombre fuerte del Partido Nacional. “El que tenga gripe que no vaya”, dijo Callejas, y el asunto se dio por terminado. Con la misma seguridad, el pasado 19 de junio había dicho a un periódico nacional: “En Honduras no habrá continuismo ni golpes de Estado”. Es decir, todo “normal” en el país.El jueves, los medios cacarearon en grande la carta enviada por el Departamento de Estado al senador Richard Lugar, prueba de que Estados Unidos “suaviza” su posición frente al gobierno de facto. Pero este viernes, ni radio ni televisión ni periódicos mencionan la declaración de Robert Wood, vocero del Departamento de Estado: “No estamos suavizando nuestra posición… Fue claramente un golpe, y lo condenamos”.Es normal en un país donde el chiste (o anécdota) más socorrido sobre los medios de comunicación reza así: “El director del periódico acude a la oficina del dueño con la petición de que en Semana Santa el diario deje de publicarse desde el miércoles, ‘porque ya no hay nada de información’. El dueño del rotativo se niega con el argumento de la publicidad. El periodista insiste: ‘es que no hay material ni para el editorial’. ‘Pues escribe de Dios, al cabo es Semana Santa’. El periodista lo piensa unos segundos y responde: ‘¿A favor o en contra?’”.“¿Y dónde está Mel?”“¿Y dónde está Mel?”, pregunta a los periodistas uno de los líderes de la resistencia. Los periodistas, por supuesto, le habían hecho la misma pregunta tras la salida del presidente Zelaya de territorio mexicano. Otro rasgo ya más o menos “normal” de la crisis hondureña: el teléfono descompuesto entre Zelaya y quienes lo apoyan dentro de su país.“No estamos de acuerdo en que en San José se firme la renuncia a la convocatoria a una asamblea nacional constituyente”, dice el líder campesino Rafael Alegría, quien expresa así la principal objeción del movimiento de resistencia al Acuerdo de San José.Ya va siendo “normal”, también, que los partidarios de Zelaya salgan a las calles. Hoy protagonizan una nueva jornada de marchas, en el día 41 de la resistencia, mientras varias marchas avanzan por las carreteras, rumbo a esta ciudad y San Pedro Sula, a donde arribarán el martes.Alegría dice que esas caminatas, con las que esperan reunir 100 mil personas en ambas ciudades, serán “contundentes”, porque la resistencia está empeñada en apretar para impedir que “triunfe la estrategia de los golpistas, que es traer al presidente Zelaya a última hora, sólo para que les legitime las elecciones”.El dirigente campesino habla mientras la marcha –de unas 5 mil personas– arriba al campus de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, donde hace dos días la policía arremetió contra los estudiantes con gases lacrimógenos y carros lanza agua .A la universidad llegan juntos y revueltos los contingentes de la resistencia, pues el golpe ha echado en la misma bolsa a grupos y corrientes políticas que ayer se daban de sombrerazos.Operación Milagro, programa médico financiado por Venezuela“Aquí todos nos damos la cara; antes nos odiábamos”, dice con una gran sonrisa la profesora de artes plásticas Reyna Centeno, experimentada activista que lo mismo ha participado en luchas populares que en la Operación Milagro, un programa médico financiado por el gobierno de Venezuela.La académica se refiere a las ancestrales disputas de la izquierda hondureña, pero también a los pleitos con los compañeros de partido del presidente Zelaya, los liberales que se quedaron de su lado. “O sea que Mel nos ha unido a todos… o Micheletti”.La profesora Centeno nunca ha votado, igual que muchos miembros de la resistencia, para quienes Zelaya era, hace apenas dos años, “un enemigo de clase”.El terreno electoral en Honduras ha sido desde siempre propiedad de los partidos Liberal y Nacional. Las demás fuerzas políticas nunca han obtenido, juntas, ni 10 por ciento de los votos.Por eso algunos líderes de la resistencia no confían en la manzana que les ha puesto el gobierno de facto: “Participen en las elecciones, pruébense ahí”. La contienda está encima (las elecciones son en noviembre) y la resistencia carece de un aparato electoral.Otro problema es unificar en torno a un proyecto y candidato la energía que ha surgido frente al golpe. Un ministro del gobierno de Zelaya ubica tres grupos en la resistencia. El primero, los “liberales zelayistas”, que dirigen bases sobre todo rurales “agradecidas con el presidente”. El segundo, los grupos que quieren sacar “ventaja electoral” utilizando la fuerza de la resistencia para seguir planteando la asamblea nacional constituyente, una bandera que choca con el Acuerdo de San José.En este grupo, que ha sido la piedra angular del Frente de Resistencia, el mando lo lleva el Bloque Popular, que conducen experimentados líderes, como Juan Barahona, Rafael Alegría y Carlos H. Reyes. El ministro advierte la existencia de un tercer grupo, no visible, “que ya plantea acciones de autodefensa y de propaganda armada. En este país hay un millón de armas y un AK-47 se consigue en 100 dólares”. “Sí, hay gente radical que se envalentona, pero también la decisión y el mando del frente, que tiene el mando en la resistencia. Nosotros no queremos más muertos”, dice Centeno. A 41 días de marchar a diario, la profesora Centeno se dice feliz. Habla con orgullo de cómo se han sumado más sindicatos y grupos a la resistencia; refiere las columnas que avanzan hacia la capital, goza con que el golpe de Estado “les haya quitado las máscaras a todos; ahora ya sabemos quién es quién en Honduras”. Quizá lo que más la hace feliz es la duración de la resistencia.“Siempre ha habido represión, pero nunca había respuesta, a la semana todo se acababa, y éramos de luchas con horario. Ahora hay respuesta en las calles, en las paredes, en todos lados”.Vuelve a reír Reyna Centeno antes de soltar su conclusión: “Estamos viviendo los mejores momentos de nuestras vidas”.

sábado, 8 de agosto de 2009

Sobre mentiras e interpretaciones (segunda parte)

Continuación de la polémica.

I
Distorsión tras distorsión.
Rafael Rojas
Enrique Ubieta repite distorsión tras distorsión, sin el menor respeto por las normas elementales de un debate intelectual. No es cierto que yo respalde el embargo comercial de Estados Unidos contra Cuba -en casi todos mis libros y en decenas de artículos he criticado esa política- y tampoco es cierto que pertenezca o simpatice con alguna organización de derecha. Lo que yo he sostenido es que existen derechas autoritarias y derechas democráticas, así como existen izquierdas democráticas e izquierdas autoritarias. La mayor limitación ideológica de la posición de Ubieta y su partido, el Partido Comunista de Cuba, y su gobierno, el Fidel y Raúl Castro, es que parten del equivocado y soberbio supuesto de que la única izquierda legítima en América Latina y el mundo es la "revolucionaria", es decir, aquella que defiende el partido único, la economía estatalizada, la sociedad civil controlada, los medios masivos en manos del gobierno y la ideología marxista leninista. Esa izquierda, como sabemos, no es, ni siquiera, autoritaria: es totalitaria.
El problema de la consulta popular proyectada por Manuel Zelaya en Honduras no es que se propusiera o no la reelección -aunque si Ubieta debatiera con honestidad, defendería la reelección, que él ha respaldado para sus líderes, Fidel Castro y Hugo Chávez- sino que no partió de la creación del mínimo consenso que se requiere para un proceso político de esa naturaleza. Lo que se critica en mi artículo no es la consulta en sí sino la intervención directa de Fidel Castro y Hugo Chávez en un asunto doméstico de Honduras, como era el debate entre el Congreso y el Poder Judicial de ese país y su presidente legítimo. En mi artículo, por cierto, también se critica la renuncia a los métodos constitucionales de la derecha hondureña en el golpe de Estado. Esa crítica, naturalmente, de un exiliado cubano, opuesto al gobierno de Fidel Castro, es inconcebible en el mundo binario y maniqueo de Ubieta.

II
Los "demócratas" inconsecuentes.
Enrique Ubieta Gómez
Puedo ser más específico, pero de pronto me viene a la mente el artículo de Rojas “El derecho de la derecha”, entre tantos otros, en el que asume sin complejos su posición ideológica. Por Dios, no tiene que pertenecer a ninguna organización de derecha para ser de derechas. Asumamos que desde la derecha se autoproclama defensor de la “democracia”. Recuerdo que yo hablaba en mi artículo de dos formas de entender la democracia: la representativa y la participativa. Supongo entonces que adopta la primera: si es consecuente tiene que respetar la voluntad popular ejercida en las urnas y defender entonces a los gobiernos de Chávez, de Evo, de Correa, de Zelaya. Defender la voluntad popular, expresada en las urnas, de reformar la Constitución. Yo debato con absoluta honestidad: Fidel es el producto excepcional de una Revolución auténtica, que desde la Revolución francesa es fuente de jurisprudencia. Y es mayoritariamente querido y seguido por el pueblo cubano, aunque le duela a Rojas. Digo más: yo no creo en la democracia representativa –cuya función no es garantizar la democracia, sino perpetuar la explotación--, aunque estoy dispuesto a observar el desenlace de los proyectos de izquierda que han llegado al poder por la vía democrática. Y a apoyar esa vía, si es permitida. Veo con decepción que quienes defienden el concepto de democracia representativa no aceptan que el representado sea el pueblo; y en ese bando se incluye Rojas. Eso de la derecha y la izquierda es puro cuento, en eso de verdad estoy de acuerdo con Rojas: existe el capitalismo y el anticapitalismo como opciones. Al anticapitalismo yo le llamo socialismo, pero acepto que alguien prefiera endilgarle otro nombre. Podemos discutir cómo construir el socialismo –el anticapitalismo--, pero no cómo perpetuar el capitalismo. La supuesta izquierda “democrática” de la que habla Rojas es, por ejemplo, la del británico Blair, quien respaldó la invasión a Irak en contra de la voluntad de la ONU, o la del venezolano Teodoro Petkoff, ex de todo, el “izquierdista” mimado de la derecha. No creo en la izquierda sistémica, la que propone cómo hacer mejor el capitalismo. La única posible es la que piensa en alternativas efectivas ante la locura ecológica y humana del capitalismo. Por eso no pienso que la esencia de la democracia sea la no reelección. Sobre todo cuando siempre se elige en el capitalismo a un tipo que sonríe diferente, pero hace lo mismo. Si alguien hace algo diferente, entonces se dice que “manipuló la Constitución democrática”, o que es populista, o que es totalitario. Porque como dice el propio Rojas en otro viejo texto: “si el antecedente de Chávez, quien manipuló la Constitución democrática de su país para perpetuarse en el poder, no se difunde demasiado, en unos cinco años esos gobiernos [latinoamericanos de izquierda] serán sustituidos por líderes y partidos de otra orientación ideológica”. En eso confían. O confiaban. Ya no tanto, por eso apoyan de soslayo los golpes de estado. Sí, voto por la reelección de Chávez, de Evo, de Correa, aunque eso deben decidirlo los respectivos pueblos. Fíjense si Zelaya contaba con el consenso popular, que la oligarquía se horrorizó ante la posibilidad de la consulta. Una consulta, repito, que no era vinculante, haya sido el que haya sido su resultado. En cuanto a su desacuerdo con el bloqueo –que no se atragante con la palabra, no es un embargo, es un bloqueo, que lo diga bien que él no es norteamericano y vivió sus primeros treinta años en la Cuba bloqueada--, como dije, solo es una manera de entender cómo derrocar mejor a la Revolución, lo que lo hace moralmente inválido.

Sobre mentiras e interpretaciones

Traigo a mi blog la réplica de Rafael Rojas en Kaos en la Red a mi artículo "Las mentiras de Rafael Rojas" --originalmente aparecido aquí--, y mi contrarréplica.

I
Mentiras no, interpretaciones.

Rafael Rojas
No voy a imitar a Ubieta diciendo que quien miente es él. Me limitaré a mencionar sólo tres, entre sus muchas interpretaciones equivocadas. 1. Antes del golpe, Zelaya aceptaba que el propósito de la consulta popular de la "cuarta urna" era sondear la opinión pública sobre múltiples reformas constitucionales, incluida la reelección. En entrevista con Blanche Pietrich, para el periódico La Jornada, Zelaya preguntó con razón qué problema habría con la reeleción si Uribe en Colombia y Cardoso en Brasil lo habían hecho. La idea de la reelección siempre ha estado ahí, aunque Ubieta lo niegue. 2. En ningún momento de mi artículo se sostiene la tesis del "golpe legal" ni se afirma que Cuba y Venezuela pidan una "intervención militar". Lo que han pedido Fidel Castro, Hugo Chávez y el propio Zelaya es que Estados Unidos corte toda colaboración económica con Honduras, lo que equivale a un bloqueo, es decir, a un uso de la fuerza. A eso Ubieta y otros defensores acríticos del socialismo cubano le llaman "guerra económica". 3. Como ha reconocido el propio Zelaya, Estados Unidos se opuso al golpe por medio de declaraciones de su presidente, su Secretaria de Estado, su embajador en Tegucigalpa -quien apoyó a la familia del presidente derrocado- y de limitaciones de visas para representantes del gobierno golpista. El apoyo a la solución de Arias, que rechaza Micheletti y acepta Zelaya, es también una oposición al golpe de Estado. Entre las malas interpretaciones que abundan en este y las decenas de artículos que Enrique Ubieta ha escrito contra mi trabajo y mi persona, algunas son producto de su estrecha comprensión ideológica de los problemas contemporáneos de América Latina -afirmar, por ejemplo, que toda derecha es autoritaria y toda izquierda es democrática- pero otras son producto de la mala fe y de la autoritaria costumbre de debatir ideas por medio de la descalificación política o moral de quien las sostiene. A este segundo grupo de malas interpretaciones pertenece la afirmación de que yo formo parte de la "derecha cubano americana" que ha respaldado el golpe contra Zelaya. En mi artículo nunca se justifica o se respalda el golpe en Honduras: se critica abiertamente a Micheletti y su gobierno ilegítimo, pero también se critica el papel de Fidel Castro y Hugo Chávez en ese conflicto centroamericano. Esa doble crítica es inconcebible en el pensamiento maniqueo de Ubieta y tantos otros "socialistas" cubanos. Yo vivo en México y no pertenezco a ninguna organización política del exilio cubano. Trabajo en una institución académica de este país, el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), desde hace trece años, y mis ideas políticas no representan a ningún partido u organización de México o cualquier otro país.

II
Interpretaciones no, mentiras.
Enrique Ubieta Gómez
La llamada cuarta urna contenía, como sabe Rojas, una consulta a la población para saber si estaría dispuesta o no a ser consultada para decidir entonces si se efectuaba o no una reforma constitucional, que a su vez tendría que ser refrendada por el voto popular. Las dos consultas siguientes, que eran las decisivas, se hubiesen efectuado –caso de que el pueblo dijera que sí a la primera--, después de que Zelaya hubiese concluido su mandato, o días antes, pero en todo caso no afectaban su salida del poder. En realidad, lo que preocupaba a la oligarquía hondureña y a la embajada norteamericana no era el tema de la reelección –sobre el que guarda prudente silencio el gobierno norteamericano en el caso de Colombia--, sino la posible reforma de una constitución que salvaguarda los intereses de una oligarquía semi-feudal (y de un enclave geopolítico de Estados Unidos, con numerosas bases militares) en el país más pobre de América. Pero todavía hay un punto importante, que los “defensores” de la democracia escamotean: si el pueblo dice que sí, que quiere reformar la Constitución, ¿eso no es democracia?, ¿cómo pueden establecerse argucias leguleyas que impidan al pueblo expresar su voluntad? Hablo de mentiras y no de argumentos, porque Rojas no ignora lo que digo. Su rechazo a un posible bloqueo económico a Honduras por parte de Estados Unidos me conmueve, sobre todo en alguien que apoya el bloqueo económico contra su propio país o que maneja su posible cese solo en tanto pueda servir de instrumento para derrocar a su gobierno. Los médicos cubanos por cierto siguen brindando sus servicios al pueblo hondureño. Y sin embargo, esa no es la esencia del problema: como ideólogo que es, sabe que en Estados Unidos una cosa es lo que dicen los mandatarios y otra lo que hacen, y que el golpe de estado –al parecer inicialmente concebido como arresto y deposición “legal”--, fue auspiciado por el embajador LLorens y por círculos estadounidenses de poder, lo suficientemente fuertes como para actuar con impunidad. Digo más: lo suficientemente fuertes como para pasear por territorio norteamericano a los golpistas y cabildear una “mejor” comprensión de sus móviles. Si Obama ha sido por lo general bastante explícito en su condena, no así Hillary Clinton, y el llamado al diálogo con los golpistas es un funesto antecedente que por supuesto, conviene a Estados Unidos. Significa dialogar con personas que ya han asesinado y que preparan escuadrones paramilitares para reprimir al pueblo. Sabe también Rojas que Estados Unidos ignoró la decisión de la OEA –por primera vez, o por segunda, después del insólito levantamiento de sanciones a Cuba, adversa a los intereses de Washington--, para jugarse la carta del diálogo con Arias, un hombre de su confianza (me abstengo aquí de explicar por qué). Por último, ya lo he dicho otras veces: su posicionamiento en la derecha es algo que confesara Rojas en algunos artículos anteriores –podría buscar las citas--, y su exacta ubicación en la derecha cubano-americana no es el resultado de su lugar de residencia, ni de su pertenencia a un partido u organización concretos, sino de pensamiento. La defensa del imperialismo norteamericano –dondequiera que esté--, es para Rojas una tarea sagrada. Esas son las razones por las que hablo de mentiras y no de interpretaciones.

viernes, 7 de agosto de 2009

LAS MENTIRAS DE RAFAEL ROJAS. (Sobre el respaldo de la izquierda revolucionaria al presidente constitucional de Honduras).

Enrique Ubieta Gómez
El debate en torno al golpe de estado en Honduras trae, como cualquier río, muchas piedras. Suenan, pero la mayor parte de los analistas de la “gran” prensa opta por ignorarlas. Los que osan hablar de ellas, son calificados de extremistas. Lo cierto es que las posiciones se radicalizan de una no habitual manera: la derecha –tradicional defensora del concepto de democracia representativa, cuyo principal precepto es el respeto a las autoridades elegidas en sufragio universal, aunque incumplan sus promesas de campaña--, dice no aprobar el golpe, pero aduce razones legales que lo justifican y pide el diálogo con los golpistas, a quienes apoya tras el telón; la izquierda –tradicional defensora del concepto de democracia participativa, cuya esencia no es la elección de un presidente en las urnas, aunque no lo excluye, sino el mecanismo que lo obliga a responder a los intereses del pueblo--, no solo rechaza el golpe, sino también a sus gestores hondureños y norteamericanos, y exige la reposición sin concesiones del presidente electo.
El escenario no es para nada nuevo. En la intensa historia del capitalismo –de la llamada historia moderna--, la democracia representativa nunca ha permitido que un reformador inoportuno llegue a la presidencia por la vía electoral. No se trata de América Latina, una región donde el imperialismo moldeó repúblicas “bananeras”. Digo nunca, y añado, en ningún lugar: Alemania, Italia y España son ejemplos modélicos. El fascismo fue la “cura de caballo” que el capitalismo se recetó ante el avance electoral del comunismo. En los años de la posguerra la tenebrosa Red Glaudio –auspiciada en la sombra por la CIA, e integrada por ex colaboradores nazis y mercenarios de extrema derecha--, fue eliminando en Europa a los principales líderes antifascistas de izquierda y desarticulando desde adentro a organizaciones políticas que pretendían un cambio por la vía democrática; similar procedimiento se empleó en América Latina con la Operación Cóndor. La historia de América Latina la conocemos bien: golpes de estado contra Juan Bosh en República Dominicana, contra Jacobo Arbenz en Guatemala, contra Salvador Allende en Chile. Ninguno de los tres era comunista, pero ponían en peligro intereses locales e imperiales. También se apela con naturalidad al fraude, cuando es necesario. Ni Cuauhtémoc Cárdenas ni López Obrador eran presidenciables para la oligarquía pro-yanqui de México, no importa cuantos votos reunieran.
El problema central es que la democracia representativa está tan averiada en América Latina, que ya no garantiza la reposición cuatrianual o quinquenal de gobiernos sistémicos. Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Honduras, junto a otros países de peso, con apuestas integracionistas, como Brasil, Argentina, Paraguay, Chile y Uruguay, y desde luego Cuba, cuya resistencia de cincuenta años la erige en ejemplo moral, han dejado casi solos a los norteamericanos, que únicamente encuentran respaldo absoluto en México, Panamá, Costa Rica, Colombia y Perú, que no son estados “democráticos”, como dice la prensa imperial, sino gobiernos de derecha, algunos de dudosos origen y comportamiento interno.
Las dos últimas cumbres panamericanas –en Trinidad y Tobago y en Honduras, precisamente--, evidenciaron la insólita debilidad de la diplomacia estadounidense. Por primera vez, parecía posible avanzar en el camino de las reformas respetando al pie de la letra los códigos de la democracia representativa. En algunos países, se ensaya una democracia que integra los aspectos representativo y participativo. América Latina es un gran laboratorio. Para frenar ese proceso la derecha solo tiene una opción: renegar de la democracia, pasarle por encima. Eso intentó en Venezuela con el fallido golpe de estado de Pedro el Breve –aplaudido de inmediato por W. Bush y por Aznar, supuestos paladines de la “democracia”--, y con el también fallido golpe petrolero. Eso quiso hacer en Bolivia, desconociendo la voluntad popular. Eso hizo finalmente en Honduras, el eslabón más débil.
El caso reciente de Honduras ha movido de lugar la plataforma habitual de los debates. La derecha más recalcitrante ha tenido que contraponer la legalidad burguesa a la democracia burguesa: se exige que la primera acentúe el control y la represión de “los excesos populistas” de la democracia, la voluntad desequilibrada de las mayorías. Así lo entendió Rafael Rojas, un ideólogo orgánico del imperialismo, quien sintió la necesidad de “explicar” la supuesta “inversión de roles” desde su habitual tribuna en El País, que es el periódico insignia de la derecha disfrazada. Rojas repite los falsos tópicos construidos por los medios: “Cuba y Venezuela, en nombre de ‘la democracia’ –escribe--, habían respaldado inescrupulosamente los intentos de Zelaya de reformar la Constitución con el propósito de reelegirse”. Ni Zelaya pensaba en reelegirse, ni el texto que se pondría a consulta popular lo permitía; Cuba y Venezuela respaldaban, eso sí, la consulta popular como acto de democracia, ¿a qué le temían? ¿Por qué no menciona Rojas que el embajador norteamericano participó en las reuniones con los parlamentarios opositores durante, al menos, los dos meses previos al golpe de estado, según declarara a CNN la vicepresidenta del Congreso hondureño? Su acusación de “intromisión en los asuntos internos de Honduras” a dos países latinoamericanos –siguiendo el guión del Departamento de Estado--, es cínica, porque él sabe que el golpe se organizó con la complicidad de Estados Unidos. Pero su cinismo alcanza ribetes mayores cuando escribe: “The Wall Street Journal y Juventud Rebelde acusaron a Obama de lo mismo: doblez, cobardía, hipocresía, ‘lenguaje confuso’. Unos y otros reaccionaron, en un acto reflejo de la guerra fría, demandando la intervención de Estados Unidos en el conflicto”. Cuba no pretende, como sabe Rojas, que Estados Unidos intervenga, mucho menos militarmente, lo que exige es precisamente lo contrario, que deje de intervenir; como sabe Rojas, los golpistas hondureños se mantienen gracias a ese apoyo (económico, moral, mediático), que incluye la difusión de artículos como el suyo. Miente cuando afirma que Estados Unidos no apoyó el golpe: ¿se refiere a las declaraciones “confusas” de sus funcionarios o a los hechos ampliamente probados? Miente cuando afirma que Estados Unidos subordina su posición a la OEA; por primera vez en su historia, la OEA no reaccionó según el guión norteamericano. Quizás por eso en Washington empezó a hablarse de la no reelección de Insulza en su cargo de secretario general. Saltándose a la OEA e ignorando sus decisiones, Washington se jugó la carta “mediadora” del viejo camaján Oscar Arias.
La crisis hondureña ha probado que existe una convergencia de intereses entre la derecha republicana y la derecha demócrata en Estados Unidos (y la derecha cubano americana, a la que ya pertenece Rojas, aunque no viva en Miami) y que la sonrisa de Barack Obama es solo un holograma del sistema. La derecha, en todas sus formas, es autoritaria. Ser partidario del capitalismo es, en nuestros días, ser de derecha. Para Rojas las revoluciones pertenecen al pasado predemocrático, pero por lo visto los golpes de estado, si aducen razones “legales”, no. Es posible –y hasta razonable--, que se revierta por la fuerza de las armas la decisión popular expresada en las urnas, lo que no es admisible es que se restituya al gobierno legítimo por la misma vía. Las armas para el ejército, jamás para el pueblo. La experiencia hondureña vuelve a demostrar que los autotitulados defensores de la democracia, la quieren y la usan solo para defender sus intereses corporativos. Por eso la izquierda revolucionaria debe desenmascararlos, y por eso defiende a capa y espada a los gobiernos que –elegidos por el pueblo--, trabajan o intentan trabajar por el pueblo.
Rafael Rojas: El dilema de Honduras.