lunes, 8 de noviembre de 2010

Algo más sobre la historia total y el panteón de los héroes revolucionarios.

Enrique Ubieta Gómez
La brevedad exige sin dudas capacidad de síntesis. Pero si un texto breve (Los héroes y la historia total) es "resumido" y "refutado" por otro de igual o mayor extensión (La propuesta historiográfica de Enrique Ubieta), uno espera al menos que no se sustente en una versión caricaturesca de lo expresado. Emilio Ichikawa se siente sorprendido por lo que considera una extemporánea descalificación de la "historia total". Se deshace del contexto de mis palabras: la brutal, no encuentro otro adjetivo, manipulación de la historia en los países ex socialistas de Europa del Este, la paulatina y sutil reivindicación del batistato en la que gustosamente participan Rafael Rojas y él, la construcción retorcida de falsos héroes "futuros" como Fariñas o Yoani --carentes de cualquier atributo o aporte real, que no esté sustentado en la maquinaria mediática y en la aportación de premios por designación--, y en contraposición, la negación del carácter heroico, sacrificial, de los cinco presos políticos (Ichikawa es lo suficientemente inteligente para saber que son presos políticos, aunque los jueces y la prensa empleen otros adjetivos) cubanos en Estados Unidos.
En fin, que sí apoyo la historia total, y he tratado de abarcarla en mis modestas incursiones historiográficas, precisamente porque me consta --como dice Ichikawa en un lenguaje un tanto maniqueo, pero transparente--, que la historia está "compuesta por buenos, malos y regulares". El punto escamoteado, claro está, es el siguiente: los buenos del socialismo no son los buenos del capitalismo. Y no es posible construir un pantéon ecuménico de héroes. Usted debe tomar en cuenta y puede matizar hasta el infinito las cualidades humanas o las acciones de ciertos personajes "negativos", pero no puede desmontar la estatua del Che para levantar la de Batista. Más allá de buenas intenciones personales --que en la historia cuentan poco--, solo hay héroes en un bando y cada quien adopta los suyos: en Playa Girón, si son los milicianos que defendieron la Revolución (yo no hablo solo de Patria), jamás podrán ser los mercenarios que desembarcaron desde buques estadounidenses. Al margen de análisis sicológicos y sociológicos complejos, ninguna historia admite un panteón múltiple.
En Praga comprendí de golpe una verdad pavorosa: la "historia total" de la Restauración es necesariamente fascista. El capitalismo no se sustenta en el "saber conquistado" --no necesita por ello alfabetizar, ni llevar a las masas a la Universidad--, sino en el "placer prometido". Si ahora promete un saber "total" es solo porque enfrenta a una Revolución en el poder y a una población acostumbrada a pensar; como todas sus promesas, dejará de tener efecto en cuanto revierta esa situación. La reconstrucción de la historia en Europa del Este se sustenta en una manipulación de los sentimientos (con verdades, medias verdades y mentiras), que permita la anulación absoluta de cualquier tradición revolucionaria, capaz de regenerarse en el futuro. Esa es la receta que se aplicaría en Cuba. No cuestiono a mis colegas del patio, a quienes respeto, sino a los ideólogos del capitalismo, estén donde estén. Solo los historiadores revolucionarios son capaces de ofrecer una historia total, sin falsos objetivismos, porque solo la Revolución necesita de todo el saber histórico.

5 comentarios:

  1. Martha Lidia Ferreira Fernández9 de noviembre de 2010, 5:44

    Para mi esos términos son de origen ético/religioso. Existen otros adjetivos para quienes sirven a sus objetivos con convicciones y sólo MERCENARIO al que lo hace por dinero o privilegios. Besos Enrique.

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  2. Estoy de acuerdo contigo Martha, solo retomo con ironía los términos que usa Ichikawa en su ataque. En mi respuesta está el link de su texto.

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  3. Qué reivindicación del batistato ha proppuesto Rafael Rojas? En decenas de artículos y trabajos de este historiador se lee que Batista fue un "político autoritario y corrupto". Otra cosa es que Rojas y otros historiadores como Frank Argote Freyre piensen que el primer gobierno de Batista (1940-44) fue diferente al segundo y que éste último, incluso, debe ser estudiado con menos prejuicios.

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  4. Anónimo: Te aconsejo que leas con detenimiento su serie de artículos sobre la década del cincuenta en El Nuevo Herald, textos de marcada intención política. El trabajo académico de Rojas está marcado de principio a fin por una intencionalidad política que a veces, como en esos artículos, aparece desnuda.

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  5. Por cierto, otro artículista del blog de Ichikawa, atorado de lecturas, cree que descubre grandes cosas al citar documentos conocidos del PSP de diferentes épocas, en los que aparecen valoraciones contrapuestas sobre Batista. No puede diferenciar entre valoraciones puntuales --erroneas o acertadas--, de un partido político en torno a una figura o a un suceso, del balance necesario que los historiadores pueden y deben hacer. Estas valoraciones siempre tendrán además un sentido clasista, conciente o inconciente. Y yo prefiero asumirlo concientemente.

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