La Isla Desconocida navega en pos de sí misma, la utopía en pos de la utopía, buscándose y hallándose siempre a medias, en mares cercanos a los dominios reales.
jueves, 31 de marzo de 2011
La resistencia manisera y el puente de cacahuetes.
No hay dudas que el ingenio del cubano es supremo. Esté del bando en que esté. Aunque hay cosas muy risibles que, a veces, por lo que significan, dan espanto. Me acuerdo ahora del chiste terrorífico de la aplanadora de Miami pasando sobre los discos de Juanes, por haber cantado en Cuba. Aquella gente histérica martillando discos, era una gran escena absurda, pero esa ira ciega y de contornos fascistas daba miedo y nos recordaba las hogueras hitlerianas.
Otro chiste tremendo en nuestra historia, producido esta vez a dos manos (el gobierno estadounidense puso al actor y Cuba la producción), fue el de Valladares, el "mítico" poeta construido del cual nadie puede recordar un verso.
Aquí otra vez se juntaron la risa y la seriedad, pero sin dudas el choteo del cubano prevaleció. Valladares, encaprichado en trasladarse en una silla de ruedas por el día, y hacer ejercicios por la noche, actuó para las agencias internacionales de prensa durante un tiempo increíble, en un gran reality show que engañó también al presidente francés Mitterrand, hasta que las cámaras escondidas de la Seguridad del Estado de Cuba lo cogieron fuera de base y tuvo que caminar, caminar señores (as), hasta el avión que lo trasladó fuera del set de filmación, fuera del territorio cubano. Después de eso, sus películas y libretos no volvieron a ser iguales.
Ahora el chiste más novedoso tiene al maní cubano como protagonista. Resulta que lo han erigido, por obra y gracia de los deseos de una tal Yoanis, en “emblema de la resistencia ciudadana ante las pretensiones totalitarias” y en “punto de confluencia” entre EE.UU. y Cuba, según reza en una cartica que le han regalado algunos blogueros emplantillados al ex presidente Carter, junto a una cajita con golosinas elaboradas con maní.
Ahora sí. Ya ni siquiera una canción fue suficiente para resaltar la chuchería cubana que más presencia ha tenido en nuestras calles históricamente, repito, históricamente, y a puro pregón. Ahora el maní y su cucurucho son el ejemplo de la libre empresa, dice la “oposición” cubana, que por cierto, no ha recurrido a ese humilde y reconocido negocio para mantenerse frente a tanta supuesta represión en Cuba. ¿De qué vivirán, eh?
Lo risible es evidente, lo penoso es el intento de tomadura de pelo a millones de cubanos degustadores del maní y hasta al mismísimo Carter, que informado como debe estar de la calidad humana de los autores del chiste, no se debió ofender mucho con la cajita que le regalaron y sí partirse de la risa a solas con su esposa. ¿Se los habrá comido? Esperemos que no.
Comentario para La Calle sobre "Servir, ¿es un placer?".
Ante todo un saludo afectuoso y muchas gracias por su publicación. Por suerte acá en la Isla siempre está disponible, incluso los números atrasados si me paso algunos meses sin pasar por el estanquillo. Gracias a eso di con el número 28, correspondiente a agosto del 2010 y quisiera opinar acerca del artículo "Servir, ¿es un placer?". Me interesó sobremanera el artículo porque me parece que es un análisis muy bueno de la situación que (puedo casi que afirmar sin lugar a dudas) afecta a toda nuestra sociedad y es una de las mayores causas de disgustos
e insatisfacciones que confrontamos dia a dia. Me tomé el atrevimiento de leerlo en uno de nuestros matutinos, pues me interesaba ver la reacción de las personas que me rodean en mi trabajo, que tiene que ver mucho con atención al público y la satisfacción de un buen trato. Puedo asegurar que a pesar de ser el pago de impuestos una de las cosas que las personas hacen con menos placer, considero que en nuestra entidad se da un buen servicio y se sigue una política muy estricta a todos los niveles, que incluye desde la buena apariencia de nuestros trabajadores, la cortesía y la profesionalidad, hasta la tolerancia con los que manifiestan su inconformidad de forma desagradable (que son los menos en realidad).
A pesar de todo, mientras leía el artículo, pude ver algunas caras hoscas cuando me refería al ajuste de los horarios por actividades festivas. Posteriormente recibí algunas críticas referentes a mi iniciativa de leer ese texto. Riposté que si de alguna manera entendíamos la veracidad de estas afirmaciones, nuestra vida sería mucho mas agradable y no nos quejaríamos de mala atención en vivienda, oficoda, bodegas, mercados..., pues somos mas servidos que servidores.
Para concluir y antes de que se me olvide, pudiera parecer macabro, pero ese mismo dia por la tarde fumigaron nuestras oficinas, y al siguiente al medio dia también. Cualquier coincidencia con hechos reales no es pura coincidencia. Entonces me pregunto; ¿sirven de algo los matutinos?
Gracias, Noriel H. C., Informático.
La Argentina que yo sentí. Exposición fotográfica de Kaloián Santos Cabrera
Palabras de presentación de «La Argentina que YO sentí»
Horacio González
Director de la Biblioteca Nacional de la República Argentina
¿Qué desea fotografiar un viajero? Las respuestas son múltiples, pues puede ir a lo característico o a lo efímero, a lo arquetípico o a lo fugazmente pintoresco, puede ocuparse en mostrar su vena periodística o social, o bien dar rienda suelta a una curiosidad por lo íntimo y lo subjetivo.
Las fotos sobre Argentina de Kaloian Santos Cabrera se enfrentan a estos dilemas. Por un lado, viaja, y cierto mester del turista asoma en su lente. Pero un turista que tiene en su alma la condición del viajero dispuesto a sorprenderse por el catálogo que todo país ofrece en cuanto a bellezas o curiosidades. Sin embargo, su hipótesis esencial es percibir los contrastes que caracterizan la vida colectiva, no de un modo brusco, sino levemente irónico y pensado con delicadeza. Vistas por un habitante del país, las imágenes tienen un valor notable. Pero aquí las vemos con el agregado implícito de que es un visitante lúcido el que ahora ve: por eso vemos al que ve; miramos lo que un coleccionista de imágenes venido de lejos nos muestra. Siempre, el habitante del lugar se sorprende por lo que ha visto un visitante. Miramos lo mirado y hacemos nuestros propios cálculos de convivencia, de crítica, de revisión de nuestras certezas.
También el fotógrafo cubano ha visto sobre nuestra propia mirada, sobreimprimiendo sobre ella su condición de viajero amistoso e interesado. Ha visto el fútbol, la escuela, las grandes aglomeraciones, tomadas con un impulso que parece descriptivo y que enseguida desgranan su nota de gravedad, como el niño pidiendo dinero en el subte o el fútbol en la villa miseria. Ha visto la ciudad elegante cruzada por manifestaciones, ha visto el mundo del despojamiento y la carencia social. Kaloian no viene sin embargo a decirnos lo que ya sabemos ni hay en la decisión ética de sus encuadres el ánimo de un sermón o una prédica. Como fotógrafo viajero de sensibilidad social aguzada, dice lo suyo con arte. Entonces, sus imágenes sobre la Argentina son contrapuntos sugeridos, apuntes de un compañero de miradas, de alguien que sabe y hace saber a su cámara de sufrimientos y pasiones, y le propone que entregue estos suaves bocetos de la vida común.
KALOIAN SANTOS CABRERA
(Holguín, Cuba, 25 de febrero de 1981)
Licenciado de la carrera de Periodismo por la Facultad de Comunicación de La Universidad de La Habana, en 2008. Desde el año 2000 se dedica a la fotografía y, desde el 2003, lo hace de forma profesional. Graduado en el 2002 del curso de fotografía del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, de La Habana.
Sus trabajos fotográficos y escritos periodísticos han sido publicados en libros, revistas, periódicos o sitios web de Cuba, Argentina, Chile, México, España, Turquía, Canadá, Alemania, Noruega y Estados Unidos.
De la misma forma exposiciones personales y colectivas, así como premios y menciones en diferentes concursos, avalan su joven carrera.
Entre los lauros destacan: Premio Nacional de Periodismo 26 de Julio 2010 en Fotografía. Premio Cuba Disco 2009 en la categoría de mejor diseño/fotografía. Mención Casa de las Américas 2009 por la serie Plantar Bandera. II Premio del Concurso de Fotografía Alrededor de la nueva trova (Homenaje al Plátano), Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2007. Gran Premio del I Salón Nacional de Fotografía “Imagen de la Ciudad”, Santiago de Cuba, 2002.
Actualmente Kaloian es fotoperiodista del diario cubano Juventud Rebelde, colaborador de varios medios y profesor adjunto de la asignatura de Fotografía en la Facultad de Comunicación de La Universidad de La Habana.
Notas sobre el homo frívolus. Confesiones de la espiritualidad contrarrevolucionaria.
La fascinación por el gesto foráneo, por el glamour apenas intuido de una vida que se muestra tentadora en la pantalla del televisor o en los salones de cualquier hotel, determina la actitud del joven frívolo:
Nunca olvidaré el momento en que mi razón supo en La Habana que yo no conocía la libertad. Fue cuando una argentina (se llamaba Doris y era de Misiones) encendió un cigarro Malboro. La manera de encenderlo y después de llevarlo al aire con las primeras volutas saliendo de sus dedos entrecruzados, describió en el vestíbulo del hotel Riviera la forma visual de mi vergüenza. Yo quiero poseer ese gesto, me dije con descubridor entusiasmo de esclavo. Me di cuenta, también, que no entendía la libertad, por desconocida, pero el Malboro ardiendo me mostró que podía verla y hasta suponerla”.
Estas palabras fueron escritas para su blog personal, en marzo de 2011, por Armando Valdés-Zamora (La Habana, 1964), un escritor cubano residente en París, y reproducidas en PD. Su concepto de libertad se asocia a un gesto fetiche, probablemente cinematográfico, y al consumo de una marca ampliamente conocida e inexistente o poco asequible en el país. Uno de los comentaristas del post, sin dudas un intelectual, narra su propia experiencia:
Debo confesar, un poco avergonzado, aún bajo la máscara del anónimo, que yo también sufrí en La Habana el estremecimiento del gesto ajeno. Ingresado en el Hospital Naval tuve por compañero de habitación a un inglés, Brian, cuyos gestos sofisticados hasta la naturalidad me sedujeron tanto que decidí absorberlos e imponérmelos. Brian era lo que yo quería ser, sin saberlo, el poseedor de gestos de un hombre libre. Ya un poco obsesionado no me perdía una película inglesa tratando de engrosar el repertorio de gestos, al final la integración fue tal que en Londres, décadas después, en una sastrería de Jermyn Street antes de hablar, el empleado me había tomado por inglés y no ocultó su desconcierto por la equivocación ‘es que ha estado usted revisando las telas de una manera como sólo suelen hacerlo los caballeros aquí’ me insistió dos veces. Lejos de alegrarme, llegue a mi hotel tan deprimido que me tiré en la cama a sollozar, me sentía más esclavo que nunca de mi tristes orígenes totalitarios, sólo que ahora era poseedor de una mecánica gestual que los enmascaraba. Una auténtica crisis de legitimidad.
Otro comentario salta del simple gesto –que en el articulista se asocia a un producto y a una marca, Malboro--, al “simple” objeto de consumo:
Felicito al autor por este artículo. A la vez, los comentarios me recordaron lo que me dijo una amiga en 1980 que me hizo ver las cosas diferentes, como los ‘gestos’ que fulminan, comentados por acá: el primo de mi amiga tenía una obsesión con tener botas de vaquero desde niño. Nunca pudo conseguir unas en Cuba. El muchacho se fue por el Mariel. La primera carta que la familia recibió de él fue una foto, sin palabras: el muchacho estaba retratado con unas botas de vaquero.
Este breve comentario me recordó a su vez un excelente documental titulado “Balseros” de la televisión española, filmado en tres momentos –cada uno distante en años--, de la vida de varios cubanos que emigraron a Estados Unidos. El reportero llegó a Cuba en plena “crisis” de 1993, filmó la construcción de las precarias embarcaciones en La Habana y los alrededores y siguió a sus protagonistas hasta sus diversos destinos. Hay una escena en la que una de las parejas jóvenes discute en un centro de ventas de automóviles porque no puede darse aún el lujo de comprar uno de uso, y casi al borde de la ruptura, el reportero interviene y le dice al esposo de manera un tanto ambigua –que sabe además que lo filman--, “dale un beso”. Sorpresivamente, el joven obedece, y besa… el carro en exhibición que se encuentra a sus espaldas.
miércoles, 30 de marzo de 2011
Carter pide fin del bloqueo y liberación de antiterroristas cubanos.
En conferencia de prensa en el Palacio de Convenciones de esta capital, antes de terminar su visita a la Isla, Carter abogó por la eliminación de la ley Helms-Burton, texto que codifica el cerco económico, comercial y financiero de Washington.
En su opinión, el juicio en Miami a los luchadores antiterroristas, con cuyos familiares se reunió, ha tenido criticas por su carácter confuso, incluso por los propios jueces y por esto llamaba a que fueran liberados.
Fernando González, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, René González y Gerardo Hernández cumplen penas que van desde 15 años hasta doble cadena perpetua más 15 años, por penetrar organizaciones terroristas que actúan contra Cuba desde Estados Unidos.
En sus declaraciones, Carter recordó la reunión sostenida durante esta visita con el presidente Raúl Castro, así como con "viejos amigos", como el líder de la Revolución, Fidel Castro.
El ex mandatario norteamericano rememoró cómo durante su gobierno trató de mantener buenas relaciones, con la creación de las oficinas de intereses de ambos países para facilitar los vínculos y el levantamiento de restricciones a los viajes.
Al mismo tiempo, se pronunció por la eliminación de Cuba de la lista estadounidense de naciones que promueven el terrorismo, al ser conocida la cooperación entre los servicios de inteligencia de los dos países en contra de actividades terroristas en la región.
Carter admitió que en encuentros con embajadores de naciones latinoamericanas aquí acreditados le expresaron las dificultades para el traslado de fondos de cooperación hacia Cuba por las restricciones bancarias que Washington mantiene, acrecentadas en los dos años de gobierno de Barack Obama.
Al pronunciarse a favor de una mejoría en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, el ex presidente abogó por eliminar todas las restricciones para los viajes de los norteamericanos a la Isla.
Carter manifestó que recibió informaciones sobre los preparativos del Congreso del Partido Comunista de Cuba y de miles de sugerencias hechas por la población para ser incorporadas a los documentos y los acuerdos de ese evento.
La víspera, el ex mandatario fue recibido por el presidente Raúl Castro, con quien intercambió sobre la actualidad internacional y las relaciones entre ambas naciones.
Carter y la delegación que le acompaña recorrieron este lunes el Patronato de la Comunidad Hebrea, donde dialogaron con Adela Dworin, presidenta de dicha Comunidad en Cuba, y Hella Eskenazi, su secretaria ejecutiva.
Posteriormente, se reunió a puertas cerradas por poco más de una hora con el Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de la Habana.
lunes, 28 de marzo de 2011
Sostiene ex presidente Carter encuentros en La Habana .
Al filo de las tres de la tarde, el ex presidente James Carter fue recibido en el Patronato de la Comunidad Hebrea de Cuba por sus máximas autoridades, Adela Dworin, David Prinstein, y Hella Eskenazi, quienes dieron la bienvenida al visitante en la puerta de la institución cultural y religiosa.
El ex presidente y su comitiva fueron conducidos al salón de reuniones de la sede donde pudieron apreciar y comentar un video sobre los principales proyectos educativos que la comunidad hebrea impulsa en Cuba.
Asimismo visitó el Centro Juvenil y Deportivo Recreativo del Patronato y antes de pasar a la biblioteca judía, única de su tipo en Cuba, se tomó una foto grupal con sus anfitriones.
Carter, quien también recorrió el templo y la pequeña sinagoga, escribió unas palabras en el libro de visitas de la institución.
Minutos más tarde fue recibido en la sede del Arzobispado por Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de la Habana y sostuvieron un encuentro privado por aproximadamente una hora.
Al finalizar la visita el Arzobispo acompañó a Jimmy Carter hasta la puerta del edificio, donde se despidieron con un fuerte apretón de manos.
Varios de los Récords más Difíciles de Romper (I Parte).
A Modesto Gil nunca le endilgaron el mote de jonronero. Total, si desde pequeño aunque le gustaba batear era más efectivo en eso de tirar strikes, que en poner en órbita la bola. Pero como esta es esférica y viene con envoltura rectangular, vaya usted a creer que el 18 de febrero de 1973, ante Constructores, los vaticinios de antaño se harían realidad. Eran los tiempos donde los pitchers no tenían sustitutos a la hora de anclar en el home plate. ¿Acaso esa es la razón científica de por qué entonces se propinaban menos pelotazos?
Volviendo a lo nuestro, en la cueva de los citadinos existía calma absoluta en el instante en que el serpentinero rival empuñó el madero pues, en honor a la verdad, ni Mandrake el mago hubiera sospechado lo que estaba a punto de acontecer. Es más, si a un vidente se le ocurría anticipar lo que luego sucedió, el alto mando obrero habría estallado en carcajadas por la súbita demencia del supuesto experto.
Pero la pelota es redonda…y esta vez salió disparada más allá de las cercas, en dos oportunidades, luego de que Gil efectuara los suines supremos de su carrera. Fíjense si no exagero que el toletero de ocasión apenas “negoció” 5 indiscutibles en 33 turnos oficiales, durante las dos Series que jugó, compilando anémico average de 152, con 13 ponchetes incluidos. Aún más increíble fue el hecho de que aquellos proyectiles que burlaron las bardas, resultaron todos sus extrabases, debido a que jamás nuevamente arribó a la intermedia con ningún otro incogible.
Desde la lomita el representante de Granjeros no lo hizo tan mal debido a que en 98 entradas trabajó para 1,74 carreras limpias, con 4 victorias y 8 descalabros, si bien nada de eso constituye récord en nuestros certámenes.
Cierto es que desde la hazaña ofensiva para acá, otros 23 hombres igualaron su marca pero nadie –no me acusen de que se trata de una verdad de perogrullo-la ha roto. Y no es que me refiera exclusivamente a los monticulistas, que obviamente no batean desde hace mucho tiempo, sino a los artilleros de mayor alcurnia que tampoco superaron la cota, ya que para ello, independientemente de que ese día usted se transforme en extraterrestre, deben desfilar al menos 27 compañeros por la registradora, para consumir tres comparecencias.
Quizás ilustre con mayor elocuencia lo difícil siquiera de imitar dicha actuación, que sluggers del calibre de Orestes Kindelán (líder histórico en bambinazos con 487), Lázaro Junco (segundo en dicho casillero con 405), Antonio Muñoz, Romelio Martínez, Luis Giraldo Casanova, Gabriel Pierre y Julio Germán Fernández, los únicos seis en sobrepasar de por vida los 300 palos de vuelta completa, no consiguieron hilvanar dos estacazos de tal categoría en la misma entrada.
O lo que es igual dentro del top ten de los clásicos domésticos, en el arte de echar a volar objetos con la altura de un misil autopropulsado, solo pudieron duplicar la dosis espectacular en un inning el mítico Pedro José “Cheito” Rodríguez, bautizado genialmente por Boby Salamanca como Pase Usted Señor Jonrón, (el 28 de diciembre de 1976 contra Ganaderos) y el irrepetible Omar el “Niño” Linares, ante la Isla de la Juventud, el 19 de enero de 1993.
De los “capos cañoneri” de la actualidad, exclusivamente lo ha logrado Alexei “Tato” Bell, quien es junto al también indómito Fausto Álvarez los que únicamente repitieron la aventura en dos ocasiones.
El caso del “Cañón del Caney”, champion bate en los Juegos Olímpicos de Beijing, sobresale por que nadie más lo obtuvo en un play off-ante Industriales el 18 de abril del 2007-pero, especialmente, por haber conectado dos lanzamientos en la primera entrada frente a Camagüey, el 3 de noviembre del 2009 en el Guillermon Moncada, con los ángulos congestionados, proeza a la que, por su inigualable dimensión, dedicaremos un próximo comentario.
Simplemente que lo inaudito también encuentra asiento en el béisbol. ¿No señalaron muchos que a Bob Beamon lo “impulsó” una corriente misteriosa, en su brinco fenomenal de 8.90 metros, en México 68? Nada, que no por gusto la pelota es… pero viene en caja cuadrada.
sábado, 26 de marzo de 2011
"Es un honor y un privilegio defender a personas que han dedicado sus vidas a luchar por la justicia".
Miguel Álvarez (Graduado de Periodismo. Politólogo. Investigador y especialista de EEUU en el MINREX. Actualmente, asesor principal del Presidente de la Asamblea Nacional): Señor Leonard Weinglass, ¿cuándo comenzó su actividad como abogado del Movimiento por los Derechos Civiles?
Leonard Weinglass: Comenzó poco después que terminé mis estudios en la Escuela de Derecho y concluí mi servicio militar. A inicios de la década del sesenta me mudé para Newark, New Jersey, donde había entonces un proyecto de organización de Estudiantes por una Sociedad Democrática, que vino a la ciudad de Newark para organizar a la comunidad afroamericana. Yo pasé a ser abogado del grupo y después, de los activistas de la comunidad.
En 1967 se produjo una rebelión en la ciudad de Newark. Fue llamada la Guardia Nacional, la ciudad fue ocupada, veintisiete personas fueron muertas y yo participé en el trabajo legal que se derivó de esa actividad. Entonces un joven afroamericano llamado Ken Gibson, anunció que se postularía como alcalde de Newark. Se postuló, y yo lo representé; fue el primer alcalde afroamericano de la ciudad de Newark. Así fue como empezó todo. Mi familia es de la zona de Newark, yo crecí en esa área y tuve la suerte de regresar al concluir mis estudios.
M.A.: ¿Usted estuvo vinculado al famoso caso de los Papeles del Pentágono, no es así?
L.W.: Así es. Eso ocurrió un tiempo después. Fue en 1971. En ese caso, que se convirtió en un gran juicio que duró casi seis meses, testificaron más de cien personas acerca de las relaciones de Estados Unidos con Viet Nam, durante los últimos cuarenta años. El Pentágono había encargado realizar un estudio de esa historia y se habían compilado cuarenta y seis volúmenes que reflejaban esos cuarenta años de historia. Cada página de ese trabajo enciclopédico fue clasificada como “Top Secret” y solamente se hicieron cinco copias. Una para el presidente.
M.A.: ¿Para el presidente de Estados Unidos?
L.W.: Sí. Una para el Congreso, una para el Pentágono, una para el Departamento de Estado y una fue entregada a una organización de estudios consultivos, llamada Organización RAND . Esos documentos se controlaban tan estrechamente, que un miembro del Congreso sólo podía leerlos acompañado por dos marines, en el sótano del edificio del Capitolio. Pero uno de los asesores, un experto de la Corporación RAND, un hombre llamado Daniel Ellsberg, cuando leyó estos volúmenes –ya la guerra en Viet Nam se había iniciado y las bajas en ambos lados aumentaban-, tomó una decisión muy valiente: decidió que él debía entregar esos volúmenes al The New York Times. Y así lo hizo. Y The New York Times comenzó a publicarlos. Y por primera vez en la historia, el presidente de Estados Unidos prohibió la publicación de unos documentos en la prensa, y el caso llegó a la Corte Suprema. La Corte Suprema aprobó que el periódico continuara publicándolos. Pero el FBI arrestó a Dan Ellsberg, y este enfrentó cargos muy graves. Se le pedían noventa y nueve años de prisión por entregar este estudio al The New York Times. Había otra persona acusada, que lo había ayudado y que también trabajaba para Dan, llamado Tony Russo. Yo pasé a ser el abogado principal de Tony Russo.
El juicio debía dilucidar si Ellsberg había hecho algo correcto o no, y si había violado las leyes de Estados Unidos al entregar este estudio. La atención del país estaba centrada en este caso. Allí testimoniaron almirantes, generales, asesores presidenciales. Noam Chomsky, Howard Zinn, Robert Ser, Tom Hayden, testificaron. La intelectualidad de izquierda y el Pentágono asumieron posiciones básicamente opuestas. Y justamente antes que el caso fuera presentado para su decisión ante los doce miembros de la comunidad que componían el jurado, se reveló dramáticamente que la Casa Blanca había ordenado a un grupo que operaba desde allí, que entrara en la oficina del siquiatra de Daniel Ellsberg en Los Ángeles, y obtuviese información de los archivos del siquiatra para usarla en el juicio contra Daniel Ellsberg.
M.A.: ¿Por qué un historiador como Howard Zinn testificó en este juicio?
L.W.: Si. El testimonio de Howard fue muy interesante. Yo lo puse en el estrado porque queríamos demostrar que la esencia de esta historia era pública, que no debió haber sido considerada información secreta. Por tanto, cuando Howard fue a declarar yo le mostré uno de los cuarenta y seis libros del estudio y le pedí que abriera una página. Y le pregunté: “¿Qué hay en la parte superior de la página?” Y él me dijo: “Hay un cuño que dice “Top Secret”. Entonces le dije: “¿Qué hay al final de la página?” Y él me contestó: “Hay otro cuño que dice “Top Secret”. Entonces le dije: “¿Quisieras leer lo que hay entre estos dos cuños?” Él lo leyó y se volvió hacia el jurado: “Este libro lo escribí yo”. Y entonces le explicó al jurado que había 30 000 copias de su libro en los puntos de ventas y que cualquiera podía leerlo. Por tanto, lo que él dejó sentado fue que el gobierno había clasificado equivocadamente estas páginas como si fueran secretas, cuando en realidad no lo eran. Debían ser ocultadas al público pero no podía otorgársele ningún grado de confidencialidad porque ya estaban publicadas. Lo que hizo Howard resultó muy efectivo.
M.A.: ¿Qué sucedió al final?
L.W.: Finalmente el caso fue descartado, porque justo antes de que pasara al jurado, ocurrió otro episodio muy dramático. Cuando en la Casa Blanca de Nixon se percataron de que el juez iba a ordenar que los hechos de la entrada ilegal en la oficina del siquiatra fueran comunicados a los abogados, invitaron al juez –en medio del juicio- para que se entrevistara con el presidente y le dijeron que el presidente quería nombrarlo jefe del FBI. Hoover estaba en proceso de retiro. Y entonces sacaron al juez de la Sala y lo llevaron al sótano del edificio del tribunal, lo metieron en una limousine con todas las ventanillas tapadas y llevaron al juez hasta la casa de verano del presidente, en el Sur de la Florida, donde se entrevistó con el presidente.
El juez respondió entonces que él quería pensarlo y varios días después hubo una segunda entrevista, en un parque, a las siete de la mañana. El juez se entrevistó, camino al edificio del tribunal, con el asistente del presidente y respondió que no quería aceptar el cargo. Pero los periódicos se enteraron y fue revelado espectacularmente que el presidente, en un intento por influir en el juez, se había entrevistado con él en privado y le había ofrecido un alto cargo. Debido a esa revelación, el caso fue descartado y Ellsberg y Russo quedaron en libertad.
M.A.: Posteriormente Nixon hizo cosas peores que esas.
L.W.: Sí. Fue bastante peor. Este episodio se conoció como el Watergate del Oeste, porque sucedió en California. Pero finalmente él fue destituido de su cargo debido al Watergate del Este.
M.A.: Hábleme acerca del juicio de los “Ocho de Chicago”.
L.W.: El juicio de los “Ocho de Chicago” también fue un caso de alcance nacional. En agosto de 1968, el Partido Demócrata celebró su Convención en Chicago. El año 1968 es uno de los años más interesantes de la historia de Estados Unidos. Comenzó con el tema de la Guerra de Viet Nam y la Ofensiva del Tet y una extraordinaria derrota militar de Estados Unidos en Viet Nam. Inmediatamente, el movimiento contra la guerra se fortaleció; tanto, que Lyndon Johnson anunció que no se postularía para su reelección. Pero después de eso, que fue a finales de febrero, principios de marzo, Martin Luther King fue asesinado en Tennessee. Y, seguidamente, Robert Kennedy fue asesinado en Los Ángeles, en el mes de junio.
El país estaba enloquecido con estos acontecimientos. Parecía que todo se estaba deshaciendo. Y se estaba perdiendo la guerra. Entonces, los demócratas celebraron su convención en agosto, en medio de todo esto. Y por primera vez en la historia, las cámaras de televisión estuvieron presentes para registrar una demostración de masas contra la política del gobierno. Y el gobierno de la ciudad, el alcalde de la ciudad de Chicago, reaccionó de forma exagerada, y llamó a la Guardia Nacional.
Nosotros tomamos fotografías. Había tanques en las calles, había ametralladoras en las calles, había alambre de púas. Se usó gas contra la gente; las cámaras registraron cómo la policía golpeaba a las personas. Incluso los medios noticiosos …, Walter Cronkite dijo que era “igual que la Gestapo”, una “situación fascista”. Y el pueblo norteamericano vio esto en fotos. Por tanto, el gobierno necesitaba tener una razón para que todo esto sucediera, necesitaba un “chivo expiatorio”, y escogieron a los líderes de la demostración. Dos de ellos, de entre los organizadores del campus universitario, Tom Hayden y Renny Davis; uno del movimiento pacifista, David Democh; dos del movimiento juvenil, la contracultura, Abbie Hoffman, Jerry Ruben, dos profesores universitarios; y finalmente Bobby G. Seale, el líder del Movimiento de Liberación Negro. Los ocho fueron incluidos en un caso y juzgados en Chicago.
Todo el país estaba atento. El juicio duró casi seis meses y otra vez testificaron figuras importantes: Judy Collins, los líderes del mundo intelectual, Norman Mailer. Líderes del movimiento contra la guerra, como Cora Weiss. El juicio fue seguido diariamente durante seis meses. Y la guerra fue llevada a juicio por la defensa, que tuvo una actuación política muy agresiva. Eso nunca había sucedido antes y hubo demostraciones de masas. La Corte estaba llena. La gente dormía afuera de la Corte para poder entrar. Al final, un jurado de doce personas de Chicago, los declaró “no culpables” de los cargos principales y declaró a cinco, de los ocho, culpables de cargos menores, lo cual fue rechazado en la apelación y nadie tuvo que ir a prisión.
M.A.: ¿Usted fue acusado al finalizar ese juicio?
L.W.: Sí. Al final del caso, mi colega, el abogado principal Bill Conseller, fue sentenciado a cinco años de prisión y yo fui sentenciado a dos años, debido a que las acciones agresivas de los defensores políticos no podían ser controladas por la Corte. Y la Corte trataba de culparnos a los abogados por las acciones de los defensores políticos. En la Sala su cedieron muchas cosas. Muchas de ellas fueron muy cómicas, muy ingeniosas, y la gente reía, y cantaba en la Sala. Esto nunca había sucedido antes en Estados Unidos. Las personas que eran juzgadas fueron actores principales, no acusados silenciosos, fueron los principales actores del caso. Y esto, el juez no lo admitía. Entonces culpó a los abogados y nosotros fuimos sancionados. Afortunadamente, ni Bill Conseller ni yo fuimos a prisión, porque la Corte de Apelaciones lo revisó todo y determinó que el juez estaba equivocado, que nosotros básicamente no habíamos hecho nada malo.
M.A.: Vamos a hablar sobre un caso bien conocido: Ángela Davis. Ella era mujer, negra y miembro del Partido Comunista. ¿Qué sucedió con ella?
L.W.: Fue acusada de asesinato. Inicialmente buscaron sancionarla con la pena de muerte, pero redujeron la solicitud a cadena perpetua justo antes del juicio. La vincularon al caso de George Jackson, un recluso famoso de una prisión de California, que también pertenecía al Partido de los Panteras Negras. Hubo un intento de su hermano menor, junto a otros, de sacar a George Jackson de la prisión; asaltaron el Tribunal cuando George fue llevado a juicio, tomaron al juez y al fiscal como rehenes, y a varias otras personas que se encontraban en la Sala. Ellos estaban armados y los sacaron de la Corte y los metieron en un vehículo que los esperaba. El vehículo fue detenido por la policía y se produjo un tiroteo. El juez resultó muerto, el fiscal también. Varios de los complotados resultaron muertos. El gobierno anunció entonces su teoría de que aunque Ángela Davis no estaba allí, tenía que ser parte del complot. Pero no tenían ninguna prueba de que ella fuera parte del complot.
Como usted dijo, ellos se apoyaban en el hecho de que era una mujer negra, comunista, que sería juzgada en un área rural por un jurado de blancos, que aceptaría el argumento del gobierno y la sancionaría a prisión perpetua. Ángela fue defendida por un equipo de abogados afroamericanos. Eran excelentes. Ellos me pidieron que me incorporara al equipo, cosa que hice. Pero yo no asistía a la Sala del juicio. Yo redactaba los resúmenes escritos, los argumentos escritos que se presentaban al juez para apoyar la posición que sus abogados adoptaban en la Corte. Y como ya usted sabe, ese jurado integrado totalmente por blancos, rechazó la posición del gobierno y liberó a Ángela.
M.A.: ¿Qué importancia atribuye usted al apoyo internacional en este caso?
L.W.: Fue absolutamente decisivo. El sistema y el jurado tenían que saber que todo el mundo estaría atento a este proceso, que no podían inventar truco. Y cuando el caso fue presentado, el jurado vio la verdad, porque el gobierno no podía presentar nada que fuera falso. Y con el poder de la vigilancia de la comunidad internacional, el proceso, incluso el juez, se comportó correctamente y de acuerdo a la Ley. Cuando eso sucede, el caso puede ser ganado. Desafortunadamente en nuestra historia –mire los Rosenberg, Sacco y Vanzetti y otros casos más-, con un apoyo importante, pero no tan poderoso, el resultado fue diferente. Ambos, los Rosenberg y Sacco y Vanzetti, llegaron a ser casos de alcance mundial, pero solo después del juicio, cuando ya se enfrentaban a la muerte.
En el caso de Ángela Davis se aprendió esa lección y el movimiento mundial fue convocado antes del juicio y tuvo su impacto en el caso, en ese momento preciso. Y yo creo que por eso se ganó el juicio. En los casos Rosenberg y Sacco y Vanzetti, hubo un error. Sacco y Vanzetti fueron a juicio como inmigrantes pobres, relativamente jóvenes. El respaldo llegó después que habían sido sentenciados a muerte. Los Rosenberg tampoco tuvieron durante el juicio el apoyo que debían haber tenido. Ellos no tuvieron el equipo legal que debieron haber tenido. Y por eso, aprendimos esa lección.
M.A. Nosotros tenemos que aprender esa lección también. ¿Usted representó a Jane Fonda?.
L.W.: Sí. Yo la representé. Como usted sabe, Jane llegó a ser líder en el movimiento contra la guerra, como actriz. En esa época ella estaba en la cumbre de su carrera profesional. Todo el mundo conocía a Jane Fonda. Había ganado varios premios. Ella era, y no quiero ser descortés, pero en términos de preeminencia común, pudiera decirse que era un símbolo sexual para el norteamericano promedio, como una gran estrella de cine. Pero hablaba contra la guerra. Y estuvo en Hanoi durante la guerra y posó detrás de una ametralladora antiaérea. Hizo declaraciones contra las acciones norteamericanas en Viet Nam. Por tanto, cuando regresó, el gobierno dio pasos significativos para desacreditarla. Tomaron una foto de su cara y con mucho cuidado hicieron un montaje en el cuerpo de otra mujer. Esta mujer portaba un letrero que apoyaba la guerra. Ellos la trabajaron en el FBI, para que se pareciera a Jane un poco más joven. Y la distribuyeron a todos los periódicos. Dijeron: “Miren lo loca que está Jane. Un día está a favor de la guerra y otro día está en contra. Nadie debe creerle”. Fue un montaje fotográfico hecho por el FBI. Estaban ansiosos por acabar con Jane.
Por entonces, hizo un viaje a Canadá y habló contra la guerra. Al regresar, la detuvieron en la aduana, cogieron un pomo de sus vitaminas y dijeron: “esto es droga” y la arrestaron temporalmente, después la liberaron, porque sabían que no lo era. Pero salió en todos los periódicos que Jane Fonda había sido detenida por entrar drogas a Estados Unidos. Por tanto, Jane necesitaba la ayuda de un abogado para comenzar a luchar contra todo eso. Y yo establecí una demanda legal contra Richard Nixon y Henry Kissinger y el fiscal general y el FBI, por todas estas violaciones de sus derechos. Resultó que durante la demanda legal supimos que el presidente de Estados Unidos, en sus archivos privados de la Oficina Oval, tenía un expediente sobre Jane Fonda, con todas estas cosas. Y Henry Kissinger, en su oficina del Departamento de Estado, mantenía un expediente sobre Jane Fonda.
M.A.: Incluyendo fotografías.
L.W.: Incluyendo fotografías. Resulta que estos eran los asuntos importantes para el cargo más alto del país. Fue algo tan tonto y tan ridículo… Todos los meses antes de que el Banco entregara a Jane el informe sobre sus depósitos y sus cheques, el FBI iba al Banco, llevaba el estado de cuentas y anotaba todos los gastos que Jane pagaba en cheques.
M.A.: ¿Ella estaba siendo vigilada?.
L.W.: Estaba siendo vigilada. Nunca se comprobó totalmente, pero hubo una indicación de que por primera vez Estados Unidos utilizó un satélite para captar algunas de sus conversaciones cuando estaba en el patio de su casa. Tengo que decir que nunca establecimos eso, pero encontramos una referencia en un documento. Ya faltaba poco para ir a juicio y habría sido embarazoso para el gobierno que todo eso fuera revelado. Entonces el gobierno se nos acercó y nos preguntó: “¿Le interesaría llegar a un arreglo en efectivo?” Y ella dijo: “No, yo no estoy interesada en el dinero”. Entonces entramos en negociaciones. El gobierno admitió que había violado sus derechos durante todo ese tiempo. Y acordó que nunca más haría eso contra Jane Fonda. Y el caso se cerró en esos términos.
M.A.: Pero yo sé que usted fue el abogado de un familiar muy cercano de otro presidente de Estados Unidos. ¿Eso es cierto?
L.W.: Sí, es cierto. Yo defendí a Amy Carter, la hija del presidente Jimmy Carter, en los años ochenta. Ella era estudiante y junto con otros cuarenta estudiantes de la Universidad de Massachussets, ocuparon un edificio y se negaron a abandonarlo. Ella fue arrestada junto a los otros. Era en protesta contra la guerra de los contra en Nicaragua. Realmente, la CIA se entrevistaría en ese edificio con los estudiantes que pretendía seleccionar para trabajar en sus filas. Los estudiantes, en protesta contra la guerra, tomaron y ocuparon el edificio para que las entrevistas no pudieran realizarse. Ella fue acusada por el delito de entrada ilegal, de entrar ilegalmente a un edificio y ocuparlo. Fuimos a juicio y nuestra defensa fue que en la Carta de la Universidad no se permite que una organización criminal venga al centro docente para reclutar estudiantes. En el caso, tuvimos que probar que la CIA era una organización criminal. Esa fue nuestra defensa.
En el juicio llamamos a Ramsey Clark –ex fiscal general de Estados Unidos-, quien testificó sobre la opinión del Tribunal Mundial acerca del minado de una bahía en Nicaragua por la CIA; llamamos a Daniel Ellsberg…
M.A.: ¿Se refiere a Ellsberg, el que entregó los Papeles del Pentágono?
L.W.: Así es. Esto fue después del juicio de los Papeles del Pentágono. Y él testificó acerca de la mentalidad criminal, del estado mental que existía en la CIA. Llamamos a Howard Zinn, quien testificó acerca de cómo históricamente los jóvenes norteamericanos habían luchado contra su propio gobierno cuando este había abusado de su autoridad y cuando defendía la injusticia. Él habló de la Guerra de Independencia contra la Inglaterra colonial. Habló de la esclavitud y de la lucha por liberar a los esclavos. Habló de las luchas por los derechos laborales. Habló de la lucha por la igualdad de género. Y llevó la historia exactamente hasta ese momento. Y cuando se terminó el juicio, un jurado de doce personas de la región agrícola de Massachussets, todos ellos de la zona rural, absolvió a Amy Carter y a todos los coacusados basándose en esa única defensa: que la CIA es una organización criminal y que no tenía ningún derecho a entrar en esa escuela. Fue una gran victoria.
M.A.: Usted utilizó lo que los abogados llaman “defensa de necesidad”.
L.W.: “Defensa de necesidad”, eso también formó parte de la defensa. Es un recurso muy respetado en la historia de la justicia criminal de Estados Unidos. Justifica que alguien cometa un delito, si con ello evita que se cometa un mal mayor. Usted, como vecino, puede entrar en el terreno de su vecino, con un cubo de agua, si la casa de su vecino está ardiendo, para apagar el fuego. Usted comete el delito de entrada ilegal, pero ese delito es justificado, porque la casa se incendiaba. Era necesario que usted lo hiciera para prevenir un daño mayor. En el caso de Amy Carter, nosotros también alegamos que los estudiantes tenían que impedir que la CIA hiciera reclutamientos en su campus, porque la CIA estaba cometiendo un daño mayor con la guerra de los contra en Nicaragua. Por tanto, el daño menor, la toma y ocupación del edificio, debía ser excusado.
M.A.: Correcto: Hemos hablado de los años sesenta, de los setenta y de los ochenta. Háblenos un poco sobre la situación actual, después del 11 de septiembre de 2001.
L.W.: El gobierno utilizó la ocasión del 11 de septiembre para alterar la naturaleza de los procesos legales y los derechos de las personas en Estados Unidos; la Ley Patriótica, con 354 páginas de nuevas leyes, fue aprobada en un lapso de semanas después del 11 de septiembre. Ello cambió la naturaleza de los procesos criminales en gran medida y redujo los derechos de los norteamericanos, su derecho a viajar, el derecho a la privacidad, el derecho a un jurado, el derecho a tener un abogado. Estos derechos, que han existido durante doscientos años, fueron reducidos, modificados o, en algunos casos, arrebatados, en un período de tiempo muy corto.
La lucha que se libra actualmente en Estados Unidos es realmente para tratar de restaura esos derechos. Muchos jueces y algunos legisladores que son de centro e incluso de centro-derecha, ven un gran peligro en la dirección que toman estas leyes. Temen que pudieran existir abusos de autoridad, pérdida de derechos, de derechos humanos, en Estados Unidos. Y señalan el hecho de que la tortura ha sido aprobada por abogados de alto rango –un abogado del presidente- y que se ha aprobado la negación del derecho a tener un abogado y que se ha aprobado incluso la negación al derecho a tener un proceso justo. Incluso, algunos importantes profesores de la Escuela de Derecho de Harvard, han aprobado la tortura, lo cual es traumatizante. Por eso actualmente se intenta detener la erosión de los derechos en Estados Unidos y se tratan de restaurar los derechos perdidos.
Aún existen muchas dudas acerca de lo que va a suceder. Pero hay algunas señales que indican que las fuerzas que están preocupadas acerca de lo que está sucediendo después de 2001, se están agrupando y uniendo para luchar contra lo que se percibe como una posible nueva intromisión en esos derechos, durante el segundo período de Bush.
Es difícil predecir cómo va a terminar esto. Históricamente, en Estados Unidos han existido períodos en los que se han perdido derechos, usualmente en el contexto de una guerra. Lincoln eliminó un derecho básico durante la Guerra Civil. Tuvo que ser restaurado posteriormente. Wilson eliminó derechos durante la Primera Guerra Mundial. Durante la Segunda Guerra Mundial se perdieron derechos. También en el período de McCarthy, en el pico de la Guerra Fría con Rusia, y cuando las guerras en Corea y en Viet Nam. Y ahora en Irak y en Afganistán. Pero en cada uno de los casos, se hicieron intentos para restaurar esos derechos. Por tanto, queda por ver lo que sucederá, pero al menos siento que se están uniendo esas fuerzas, que están muy sensibilizadas y muy perturbadas por la pérdida de los derechos individuales en Estados Unidos después del 11 de septiembre de 2001.
M.A.: ¿Es posible comparar el movimiento contra la guerra en Irak, con el movimiento contra la guerra en Viet Nam? ¿Cuáles serían las similitudes y cuáles las diferencias?
L.W.: Lo primero que se observa es que el movimiento contra la guerra en Afganistán y en Irak, creció rápidamente después del inicio de la guerra. En Viet Nam, las hostilidades fueron realmente una continuación de la guerra de los franceses, pero la participación norteamericana aumentó en 1963. Las demostraciones se hicieron grandes, cuatro, cinco años después. En 1967 ó 1968. En Irak, después que comenzaron las hostilidades, las demostraciones se hicieron muy grandes en el plazo de un año. Es decir, la movilización fue mucho más rápida. También la movilización ha sido mayor. En febrero de 2003 ocurrió una de las mayores movilizaciones en la historia de Estados Unidos. Yo creo que fue la mayor. Casi medio millón en New York y en todo el mundo fueron muchos millones más. Y en agosto de 2004, en la Convención Republicana de New York, había medio millón de personas. Durante la Guerra de Viet Nam nunca hubo demostraciones de ese tamaño. Es decir, las demostraciones empezaron antes y aumentaron más en la Guerra de Irak, que en la Guerra de Viet Nam.
M.A.: Usted habló durante una de esas demostraciones... ¿Cuál fue el tema que abordó?
L.W.: Si. Fue una demostración relativamente temprana. Fue en octubre de 2002. Me dieron tres minutos para hablar. Fue en Washington, en una gran concentración, la mayor ocurrida hasta ese momento. En un campo, detrás de la Casa Blanca, se me olvidan los estimados, pero tal vez había entre 80 y 100 000 personas allí. Me dijeron: “Tienes tres minutos para explicar el caso de los Cinco Cubanos”. Había sido el juicio más prolongado en Estados Unidos hasta el momento en que ocurrió. Pero yo tenía tres minutos. Cuando comencé a hablar me presenté y hablé acerca de cinco cubanos, patriotas, héroes en su patria, de los cuales tres cumplen cadena perpetua y los otros dos, sentencias muy largas. Ellos no hicieron ningún espionaje, no dañaron a ningún americano, no hubo violencia, no hubo armas, ninguna explosión. Ellos estaban aquí para proteger a su país y para monitorear una red terrorista que había crecido y que se le permitía existir en la Florida. Entonces hablé del señor Orlando Bosch, que fue acusado y sancionado por colocar una bomba en un avión cubano, que mató casi a ochenta personas y que fue dejado en libertad, y que luego se le había permitido entrar a Estados Unidos, donde es un ciudadano, y camina con su perro por las calles de Miami. Y concluí diciendo: “La próxima vez que ustedes oigan a la gente en la Casa Blanca hablar de terrorismo, recuerden a Orlando Bosch, un terrorista que está autorizado para vivir en paz en la Florida y recuerde a los Cinco Cubanos, que lucharon contra ese terrorismo y terminaron cumpliendo cadenas perpetuas en prisiones de Estados Unidos”. Eso fue lo único que pude decir.
Pero después se me acercaron muchas personas y me decían: “Nosotros no sabíamos esto. Es algo muy perturbador. No sabíamos que había cinco cubanos que habían hecho eso y fueron castigados tan severamente y que hay un terrorista a quien se le permite entrar a Estados Unidos y que Estados Unidos apoya el terrorismo contra Cuba”. Eso encendió un pequeño interés en ellos y me sentí muy estimulado por eso.
M.A.: ¿Qué significa para usted estar trabajando en el caso de los Cinco?
L.W.: Bueno, es un honor y un privilegio y siempre ha sido así para mí, el defender a personas que han dedicado sus vidas a luchar por la justicia, con la verdad, con la paz. Los abogados somos privilegiados, porque nos vinculamos a un caso y nuestras vidas continúan. Pero las personas que representamos, como los Cinco Cubanos, enfrentan circunstancias muy difíciles. Y defenderlos, expresar su pasión y su compromiso con la justicia y con la verdad, es un privilegio. Yo me siento muy honrado con eso y siento que soy un hombre muy afortunado. Y espero que algún día pueda festejar con ellos su salida de la cárcel.
M.A.: ¿Cómo conoció por primera vez lo que sucedía en Cuba? Usted escuchó el discurso de Fidel Castro en el Parque Central de New York, ¿no?
L.W.: Sí. Esa fue la primera vez. Bueno, como muchos norteamericanos, seguí la lucha en la Sierra Maestra, leí el reportaje de Matthews en The New York Times y cuando la Revolución triunfó, me sentí muy feliz por el pueblo cubano, porque hubiese podido liquidar al régimen de Batista. Y Fidel Castro vino a New York para hablar, creo que fue la primera vez que lo hizo allá en público –creo que habló en Boston una vez y una vez en New York-, al aire libre, en el Parque Central. Fue un escenario muy dramático. Habrían tal vez unas 50 ó 100 000 personas en el parque esa noche, entre los árboles, en los espacios abiertos. Ese día los periódicos habían dicho que Fidel Castro sería asesinado si hablaba por la noche. Cuando él empezó a hablar, puso a un lado los micrófonos y se abrió la camisa. Entonces dijo: “Si ustedes piensan que pueden parar la Revolución matándome, deben disparar ahora”. Y las 100 000 personas que estaban en la audiencia gritaron: “Que viva Fidel”, “Que viva Fidel” Y ese fue el comienzo de su discurso.
Siempre lo recuerdo. Eso me emocionó mucho, quedé muy impresionado. Y, naturalmente, habló durante tres horas y media, en español, que yo no entendía, que nadie a mi alrededor entendía, pero nadie se iba. Eso me emocionó mucho. Después seguí el progreso de la Revolución. Y, en 1967, después que fueron asesinadas las veintisiete personas en Newark y la ciudad fue ocupada, Tom Hayden, que estaba en Newark como organizador del SDS, escribió un libro titulado Rebelión en Newark.
M.A. Tom Hayden, que fue uno de los “Ocho de Chicago”.
L.W.: Sí. Después se casó con Jane Fonda. Él escribió un libro acerca del asesinato de estas veintisiete personas durante la ocupación, y ese libro llegó a Cuba y aparentemente Fidel lo leyó. Hayden fue invitado a Cuba, se entrevistó con Fidel y analizaron el libro. Parece que Fidel le preguntó a Hayden: “¿Cómo es posible que tú pidieras escribir un libro como ese, acusando a la Guardia Nacional, y no te pongan en la cárcel?” Y Hayden dijo: “Oh, ellos trataron. Hubo varios juicios y ellos trataron de encarcelarme, pero nosotros ganamos los casos”. Fidel le preguntó: “¿Quién fue tu abogado?” y Hayden mencionó mi nombre. Entonces fui invitado a venir a Cuba para la celebración del 26 de Julio, creo que fue en 1968, en Camagüey. Ese fue mi primer viaje a Cuba. Ese 26 de Julio estuve en la inauguración de la nueva planta de cemento en Nuevitas, Camagüey. Ese día hacía mucho calor, había muchos miles de personas en el terreno y el discurso fue muy largo, pero increíblemente nadie se marchó. ¡Hacía tanto calor! Esa fue una experiencia maravillosa para mí.
M.A.: Muchas gracias, ha sido muy interesante su testimonio.
viernes, 25 de marzo de 2011
De cuando corazón y espíritu no son meras palabras de un bolero.
Treinta y siete obras plásticas, creadas por Instructores de arte cubanos y venezolanos que laboran en la Misión Cultura Corazón Adentro, conforman la muestra colectiva “La formación del espíritu”, que desde el 25 de febrero hasta el 8 de abril se expone en el Ateneo “Miguel Otero Silva” de Barcelona, Venezuela.
Repartidos por la geografía del estado Anzoátegui, tan solo en la manifestación de artes plásticas prestan sus valiosos servicios 32 colaboradores cubanos, en su gran mayoría egresados de las Escuelas de Instructores de Arte. De ellos, un total de 19 se animaron a presentar obras en la exposición, para lo cual emplearon diversas técnicas: pintura, litografía, esculturas, cerámica…
En aparte con Franklin Fernández, destacado intelectual anzoatiguense y director del Ateneo “Miguel Otero Silva”, este me explica el alcance social de la exposición, que va más allá de la simple “reunión de obras”: “Porque educar a través del arte es algo sublime y admirable”, expresa. “No concibo a un artista aislado de su taller. El artista tiene que asumir un compromiso de lucha, de entrega total”… “Quien no enseña aprendiendo tampoco aprende. Quien no aprende enseñando tampoco enseña”
Entre los colaboradores cubanos que han aportado obras al evento, se encuentra Alexander Medina Hernández. A él lo conozco desde Cuba; tiempo atrás, en nuestra provincia, compartimos en diversos talleres de… literatura (!!!), una manifestación que constituye su segunda pasión en el mundo de las artes. A una pregunta sobre el alcance de su obra “Y extremidades”, responde con un verso: “Se trata de no renunciar aunque te ahogue la ceniza”. Siete meses atrás, Alexander se desempeñaba como instructor de arte en su natal Guayos, en el municipio espirituano de Cabaiguán, pero en ese lapso de tiempo, ha conseguido ya conformar 17 talleres de creación y apreciación artística en el barrio Bergantín de Barcelona, en el que participan más de 200 niños y adolescentes.
Ya que mencioné algunas cifras, en la apertura oficial del evento, y mientras escuchaba la intervención de Ernesto Echarry, jefe de la misión cultural cubana en Anzoátegui, realmente uno se admira de que se hubiese logrado tanto en tan breve tiempo. En solo 8 meses, la misión alcanza ya 7 municipios: Píritu, Peñalver, Valle de Guanare, Simón Rodríguez, Bolívar, Anaco y Sotillo, donde laboran 199 colaboradores cubanos.
Tal parece que fue ayer cuando llegamos a Barcelona y todo era voluntad y proyectos. Cada cual expresaba enormes deseos de trabajar; pero, al mismo tiempo, se respiraba la inquietud por ver cómo nos iría en una realidad muy distinta de la nuestra. Hoy, sin embargo, expresa Echarry, ya se han consolidado 869 talleres con 39 mil 412 participantes, y ahora el reto es llegar a otros tres municipios: Aragua, Guanipa y Clarines. Sin dramatismos innecesarios, se puede afirmar que ya nada desconcierta.
La intervención de Echarry fue sólida, amplia en conceptos estratégicos. Percibí que en su centro, y sin necesidad de decirla, rutilaba siempre la palabra “Unidad”: una Unidad que entonces sentí del mismo modo en que ahora la he escribo, así con mayúscula. Nos recordó a los mambises heroicos del 24 de febrero, las tareas que se desarrollarán en saludo al Congreso del Partido, los Cinco Héroes prisioneros en cárceles del Imperio, y también brindó un saludo especial a los instructores de arte, cuyo día fue celebrado el pasado 18 de marzo.
Cuando al fin entramos al salón, elegante por las obras, me acerco a Abilio Borrego Mijens, quien es sin dudas el alma del evento. Es el metodólogo de la manifestación en el estado, pero al mismo tiempo fue curador de la exposición en la que también expone dos de sus obras. Abilio no solo procura crear con paletas y pinceles, sino también en ese difícil campo de la promoción cultural. Es un creador de oportunidades para el arte, y por eso en la exposición se respira trascendencia. “Ya sabe que me cuesta menos hacer que hablar”, me dice a manera de disculpa, y en realidad sobran sus palabras para comprender el alcance del trabajo realizado.
No obstante a ello, me aclara que este evento no es un fin en sí mismo, es una prolongación de lo que hacemos en los barrios, escuelas y comunidades donde hay miles de niños, jóvenes y adultos con extraordinario talento. Personas que nunca habían tenido oportunidad de desarrollar lo que les late en lo hondo: recuerda que esta Misión se llama Corazón Adentro. Ahora pueden, y ya estamos por inaugurar otra exposición con niños, de todo el estado en El Tigre, donde se recoja lo mejor de lo creado por ellos. Su titulo será: “Sembrando futuro”.
jueves, 24 de marzo de 2011
Contra las matemáticas, ni Pitágoras.
No por esperado el acontecimiento dejó de conmocionar a los parciales beisboleros: Industriales y Santiago de Cuba quedaron, con poco menos de 48 horas de diferencia, fuera de los play off de la 50 Serie Nacional.
Probablemente el hecho de que el “deceso” de las novenas insignias no se produjera de forma repentina, acentuó el sufrimiento no solo de los habitantes de las dos urbes más prominentes, sino de las decenas de miles de simpatizantes con que cuentan estos elencos dentro y fuera de nuestro archipiélago.
Es verdad que no constituye la primera ocasión en que se ausentan de la postemporada, debido a que los exponentes de la Fiesta del Fuego, en el Balcón del Caribe, no clasificaron en 1992 ni, tres años más tarde, en la 34 Serie, aunque mantienen intacto el récord de mayor concurrencia al convite decisivo, con 23 incursiones.
Las huestes capitalinas, por su parte, le han hecho el desaire a los huéspedes del Latino un mayor número de oportunidades, privándolos de echar riendas sueltas a su imaginación en 1988, 91,95 y, aún en el recuerdo, durante la 48 Serie en el 2009.
Ahora bien, expresémoslo sin ambages, ninguno de estos argumentos consuela a los simpatizantes de Avispas y Leones, que están entre los seguidores más fieles y exigentes del país, para los cuales el propósito anual no es siquiera la clasificación, sino la lucha hasta el out 27, por el gallardete de campeones.
Hoy no quiero, sin embargo, detenerme en cuestiones estadísticas ni en aspectos técnicos – tácticos deficientes para las tropas de Germán y Pacheco. A esta altura no me parece justo, con atletas y cuerpo directivo, emprender una andanada de críticas intentando buscar responsables, como si con ellas la felicidad retornara a ambos territorios.
Los análisis sobre lo que falló en cada conjunto le corresponden básicamente a los expertos de las dos provincias y a la Comisión Nacional. Solo en ese instante será válido y oportuno reflexionar por qué el pitcheo de segunda línea de los escarlatas resultó desastroso, con promedio de más de 7 carreras limpias permitidas (sustituyendo incluso a 6 miembros de su staff, luego del choque 45); o la defensa añil, históricamente catalogada como una de las alineaciones más elegantes al campo, hizo aguas cometiendo casi un centenar de marfiladas en 87 desafíos.
Deseo en realidad concentrarme en otra dimensión de ese fenómeno, insuficientemente estudiado, que significa la Serie Nacional y específicamente los pasaportes de los ocho privilegiados al festín conclusivo.
En Cuba la esencia del deporte radica en la participación masiva de los ciudadanos. La actividad física, como el resto de las esferas productivas y creadoras, representa un derecho inalienable del pueblo.
Esa es la ecuación principal empleada desde la fundación de la Dirección General de Deportes (DGD), el 13 de enero de 1959, por iniciativa de Fidel que le asignó las riendas de la misma al capitán rebelde Felipe Guerra Matos.
Y es ella, la fórmula dorada que defendemos en todos los ámbitos, la que nos permitió abarrotar de medallas y trofeos las vitrinas antillanas al regreso de los diferentes certámenes en que participamos.
Desde Kingston en 1962 –y aún antes con la sonrisa proporcionada por la pelota, en el sui generis torneo de Costa Rica en 1961, justo cuando los milicianos derrotaban a los mercenarios en Girón--, hasta la Copa Intercontinental de Taichung, en octubre del 2010; transitando por la heroicidad de San Juan 66, a bordo del mítico buque Cerro Pelado, y el 5to escalón olímpico alcanzado en 1992, en la bella ciudad condal de Barcelona.
En la mercadotecnia incontenible en que se ha transformado la práctica muscular (Pierre de Freddy, barón de Coubertain, debe revolverse en su tumba con cada transacción financiera demencial, tan de moda en los magazines de los cinco continentes) la médula se erige sobre exclusividades monetarias que permiten adquirir, a manera de contrato, el talento más descollante donde quiera que esté.
Bien sabemos que el capital monopolista, lo demostró irrefutablemente Lenin con la brillantez de su pluma, no cree en fronteras, ni mucho menos en cuestiones éticas.
Varios colegas me han dicho por estos días, y eso también es cierto, que el descalabro de rojos y celestes es equivalente, en la Mayor League Beisbol (MLB), a la no presentación en octubre de Yanquis de Nueva York y Boston Red Sox, o de los Bravos de Atlanta y los Dodgers de los Ángeles.
Algunos han ido más lejos – en definitiva la cultura física es una sola y las modalidades específicas son “convenios” que nos inventamos los humanos para divertirnos– planteando que la UEFA Champions League sin el Real Madrid, el Barcelona, el Manchester United, el Chelsea, el Inter, el Milán, y el Ajax, por ejemplo, no es igual.
Lo que ocurre es que si los Mulos de Manhattan tienen tropiezos, rápidamente desembolsan sus billeteras millonarias para atraer los mejores jonroneros, lanzadores o “estafadores” (de base, no confundir con los que desfalcan naciones) en el afán de llegar, 365 días después a la codiciada “tierra prometida” de la Serie Mundial.
¿Acaso no se anticipó el genial pensador Vladímir Ilich Ulianov, al redactar su monumental obra El imperialismo fase superior del capitalismo, a la compra más tarde de Babe Ruth a la Nación Roja Bostoniana, por los Bombarderos del Bronx, en 1920; dando lugar para los de la culta Massachusetts a la terrible Maldición del Bambino, extendida hasta el 2004 en que Big Papi, Manny Ramírez, Pedro Martínez y otros defensores del Fenway Park la tiraron por la borda?
¿Estaría dispuesto algún fanático merengue a prescindir de los goles marcados en el Santiago Bernabéu, en los octavos de finales de la Orejona contra el Olimpique, por el brasileño Marcelo, el argentino Di María e “irónicamente” el muchacho de Lyon, Karin Benzemat?
Seguramente no, pero la culpa –lo sabemos bien– no es de la afición, ni de los chicos que en Santo Domingo aspiran a tirar 95 millas para ganarse un puesto en los circuitos de Norteamérica, ni de los que en Costa de Marfil imitan a Didier Drogba.
¿Cuándo desaparecerán los “anatemas” que el poderío trasnacional impone cínicamente sobre los desposeídos de este mundo?
¿Quién hubiera vaticinado, el 14 de enero de 1962, que los reyes de la pelota insular fueran cienfuegueros, avileños, guantanameros o granmenses?
No soslayemos que apenas en Morón, y en algún que otro sitio puntual, existía alumbrado para jugar de noche, además del Coloso del Cerro que había sido inaugurado el 26 de octubre de 1946.
Únicamente después de que la utopía se convirtiera en elemento tangible, con posterioridad al triunfo de unos jóvenes barbudos el 1ero de enero de 1959, proporcionando el apoyo material necesario, en la misma medida en que se brindaba igualdad de oportunidades, surgieron el Augusto César Sandino, el Victoria de Girón, el Calixto García, el Julio Antonio Mella, el José Antonio Huelga y tantos otros en municipios y comunidades.
A partir de ahí, con el capital humano que brotó de las EIDE, cada cual batalló por su camiseta con la claridad de que el terreno, aquí sí, dictaría sentencia real.
Así se coronaron, sin grandes luminarias, Holguín en el 2002 (el único antes del actual Industriales que al año siguiente de la satisfacción quedó marginado de los play off), o Azucareros en 1972, o la Habana en el 2009.
Y de similar forma volverán a imponerse los discípulos del “Mago Mesa” y el “Capitán de Capitanes” Pacheco. No saqueando a los alazanes para que su trío de Villalobos despache pelotas cerca de la avenida Ayestarán, ni brindándoles dádivas a Miguel Alfredo, Yadier, Jonder y Yuliesky, para que se marchen al recinto del Reparto Sueño, respaldando desde la lomita la ventaja que les proporcionaran los Olivera, Reutilio, Bell, Merino, Navas y compañía, sino multiplicando esfuerzos con los pequeños que cada domingo abarrotan los placeres.
En esta 50 edición de la pelota libre, apreciemos como símbolo que los “menores” de antaño, convertidos en gigantes en buena lid por su esfuerzo y coraje dentro de las dos líneas de cal, animen la discusión de la diadema suprema.
Eso es lo que tenemos que estimular y apoyar ahora. En definitiva, estoy seguro que al menos en la intimidad los herederos de Armandito el Tintorero lo comprenden, lo que ha triunfado es el singular teorema rubricado por los cubanos. Y contra las matemáticas de la participación democrática, ni el mismísimo Pitágoras posee variantes para doblegarlas.
Lo demás sería resignarnos, palabra que no aparece en el diccionario antillano, o como apunta el carismático comentarista radial Roberto Pacheco, establecer por decreto la presencia en finales de los de Guanabacoa y Songo la Maya.
Y eso, claro está, no lo aceptaremos jamás los hijos de Martí y Maceo.
La defensa de Alan Gross.
Progreso Semanal.
Aunque algunos medios de prensa extranjeros la calificaron de “vigorosa”, poco se ha dicho sobre la defensa legal que recibió el norteamericano Alan Gross, durante el juicio que recientemente se le celebró en Cuba y en el cual fue condenado a quince años de cárcel. Veremos entonces lo ocurrido.
Al frente de un equipo integrado por prestigiosos abogados, la defensa estuvo a cargo de la Dra. Nuris Piñero Sierra, directora del Bufete de Servicios Especializados, el cual se ocupa de procesos legales donde estén involucrados extranjeros o ciudadanos cubanos residentes en el exterior.
Calificada como “muy competente y con buena reputación” por voceros del gobierno de Estados Unidos, Piñero también representa, en calidad de asesora, a los cinco jóvenes antiterroristas cubanos que por más de una década permanecen detenidos en cárceles norteamericanas, el cual constituye el caso legal más importante del país, lo que da una idea de la valoración que se tiene en Cuba de esta abogada.
Contrario a noticias que afirman que fue “designada” por el Gobierno cubano para defender a Gross, la realidad es que Piñero fue libremente contratada por los familiares del acusado, muy probablemente por recomendación de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, y la defensa, como es usual, se realizó de mutuo acuerdo con éste y los abogados norteamericanos que lo asistieron.
Dado que los hechos imputados a Gross, dígase “la distribución ilegal de medios de comunicación satelital, con el fin de crear redes clandestinas de información capaces de burlar el control del Estado cubano”, resultaban inobjetables toda vez que estaba demostrado que distribuyó estos artefactos entre personas opuestas al régimen y tanto la naturaleza de los mismos como su destino son punibles según la ley cubana. Al parecer, la defensa siguió la estrategia de solicitar una pena más benigna, atenuado, en primer lugar, la responsabilidad personal del acusado; lo que implicaba enfatizar la de la empresa que, al servicio del Gobierno de Estados Unidos, lo había enviado a Cuba a realizar estas misiones.
No resultó una sorpresa, por tanto, que Gross acusara a la Development Alternatives Inc. (DAI) de “haberlo puesto en peligro y arruinar la vida y la economía de su familia”. Incluso lo había pronosticado así un funcionario norteamericano especializado en el trabajo hacia Cuba, el cual, días antes del juicio, declaró que seguramente se presentaría a Gross como “víctima de la Inteligencia de Estados Unidos”. Aunque vale aclarar, ya que pudiera reflejar una traición del subconsciente del individuo, que el término “Inteligencia” no fue utilizado por ninguna de las partes, ni antes ni durante el proceso.
En segundo lugar, la defensa cuestionó la tipificación del delito presentado por la Fiscalía, la cual se basaba en la aplicación del artículo 91 del Código Penal cubano referido a los delitos contra la seguridad del Estado, y que plantea: “El que, en interés de un Estado extranjero, ejecute un hecho con el objeto de que sufra detrimento la independencia del Estado cubano o la integridad de su territorio, incurre en sanción de privación de libertad de diez a veinte años o muerte”.
Al respecto, la defensa argumentó que ello constituía un enunciado demasiado general, cuando en la legislación cubana existían otros que tipificaban con exactitud los hechos descritos por la Fiscalía para el caso; por lo que solicitó que Gross fuese juzgado bajo lo estipulado en la Ley 88, llamada de Reafirmación de la Dignidad y la Soberanía Cubanas, promulgada en diciembre de 1999, para servir de antídoto a la Ley Helms-Burton. Esta ley prevé penas mucho menores para los delitos referidos al: “Solicitar, recibir, aceptar, facilitar la distribución o beneficiarse de cualquier modo de recursos financieros, materiales o de otra índole procedentes del Gobierno de Estados Unidos o canalizados por éste, a través de sus representantes o por cualquier vía, relacionados con la Ley Helms-Burton está igualmente sujeto a sanciones”.
Leyes parecidas fueron aprobadas en muchos países para contrarrestar el alcance extraterritorial de la ley norteamericana y en Cuba fue ratificada por la Asamblea Nacional del Poder Popular con gran destaque propagandístico. Nunca antes había sido propuesta como base jurídica para juzgar un caso en los tribunales cubanos, por lo que resultó una iniciativa inédita de la defensa de Gross, sentando un precedente legal que demuestra el cuidado y la competencia con que se estudió el caso.
Con base en estos argumentos, la defensa solicitó rebajar la pena solicitada a siete años de cárcel y con este propósito presentó testigos y peritos e interrogó a los presentados por la Fiscalía, incluso, según fuentes presentes en el juicio, cuestionó la pertinencia legal de algunas pruebas presentadas por los fiscales, obtenidas mediante la revelación de informaciones contenidas en el pendrive o “memoria flash” confiscada al acusado.
El juicio, por tanto, se desarrolló en estricto apego a la ley cubana y aunque, como ocurre muchas veces, la defensa no logró que todas sus demandas prosperaran en el proceso, actuó a tenor de la ética que se exige en estos casos y, con probabilidad, logró influir para atenuar la condena dictada. Tales argumentos, por demás, sirven de base a la apelación que seguramente se elevará al Tribunal Supremo de la República, dando continuidad a un proceso que aún no ha concluido.
Libia: la guerra de Obama.
Barack Obama, 20 de enero 2009.
“(…) Hemos sido llamados a hacer realidad esta promesa en nuestras vidas y nuestras leyes (…) no debemos seguir ningún otro rumbo”.
W.Bush, 20 de enero 2001.
Ernesto Almaguer
Cuando el 20 de enero del 2009, Barack Obama pronunció su primer discurso que lo estrenaba como presidente 44 de los Estados Unidos, algunos se ilusionaron con sus palabras llenas de humildad y su propuesta de terminar con las guerras, las falsas promesas, las recriminaciones y alcanzar la paz.
Los que confiaron en él, no se percataron de que el gobernante elogió a su predecesor W. Bush. Su discurso parecía ser distinto, pero era igual, porque para cualquier político norteamericano es legítimo liderar “la causa de la libertad”. Quizás desde aquella noche en la mente del que después fuera Premio Nobel de la Paz, nació la idea de protagonizar su propia guerra.
Muy pronto el castillo de naipes de Obama se derrumbó, su sueño de brindarle al mundo musulmán un nuevo camino, basado en intereses mutuos y respeto, quedó en la historia. Se acabó la utopía, hizo evidente que los “cambios”, eran solo apariencias.
Varios analistas basados en los acontecimientos de Libia, han apuntado fuertes coincidencias entre el discurso de Obama y la política guerrerista seguida por la administración Bush que justificó la operación militar aliada contra Sadam Hussein en el año 2003. No han faltado medios de prensa defensores del sistema imperial estadounidense como The Washington Post, el cual ha llegado a decir: “el Presidente había esperado evitar esa guerra”.
Mientras, investigadores han alertado que el material destructor arrojado sobre territorio iraquí equivale a 8 veces la bomba de Hiroshima y Nagasaki. Posiblemente esa cifra sea superada en Libia, donde más de 100 misiles han sido lanzados. Por la ambición de unos, una cifra incalculable de civiles inocentes, entre ellos niños, tendrá que morir, para el imperio son solo “daños colaterales”.
El 31 de agosto del 2010, efectivos militares norteamericanos se retiraban “discretamente” de Irak, cumpliendo órdenes de su presidente, para “lograr la paz y el retorno de la soberanía”. La operación fue denominada “Nuevo Amanecer”. Curiosamente el pasado 19 de marzo con la criminal agresión sobre territorio libio, se iniciaba una nueva maniobra militar “Odisea del Amanecer”, toda una broma de la semántica.
Lo cierto es que Obama está preocupado por la paternidad de su obra, trata de compartir su creación belicista y pone sus ojos en la OTAN. Mención especial merece la ONU, organización internacional creada en 1945 después de la segunda guerra mundial, para preservar al mundo de las guerras, se ha convertido en su mecanismo de validación.
Valdría la pena inmortalizar una frase de Obama que evidencia la prepotencia y el afán desmedido de su sistema por gobernar el mundo: “No pediremos perdón por nuestra forma de vida ni flaquearemos en su defensa”.
Quizás el Presidente desconoce la existencia en Berlín de un monumento que rinde tributo a los judíos víctimas del fascismo, conocido como “Monumento del holocausto”, una obra arquitectónica de varios cuadrados con diferentes dimensiones, que transmite un ambiente incómodo e impreciso, para recordar el peligro de una contienda bélica mundial y el exterminio de la raza humana.
En memoria de Leonard Weinglass.
Siempre que nos encontrábamos me ocurría lo mismo: en algún momento de la conversación, escuchándolo, mi mente se apartaba de sus palabras para enfocarse en la persona, en el gran hombre, en el tremendo abogado, en la leyenda que tenía enfrente. Alguna vez le comenté que había visto imágenes suyas en documentales de la televisión dedicados a importantes casos legales en los que participó desde muy joven, y que con orgullo le había dicho a algunos aquí: "ese es el abogado de Los Cinco". Pero no importa cuanto haya leído o escuchado, se que, por su humildad y su modestia, me queda mucho por descubrir sobre esa vida consagrada a lo más noble de su profesión.
El siempre insistió en que nuestro caso, como otros a los que se entregó, es esencialmente político, y nos alertó de que la lucha seria larga y ardua. Sus experiencias con "el sistema" así se lo indicaban. Por nuestra parte, más allá de la relación profesional, lo vimos siempre como un compañero en la batalla por la justicia.
Se va en un momento muy importante, pero nos deja trazado el camino. En más de una oportunidad me expresó su admiración y respeto por otros abogados de nuestro equipo legal, y pienso que se marchó confiado en que el trabajo quedaría en buenas manos.
Como otras personas que durante años nos acompañaron en la lucha para hacer prevalecer la verdad y la razón, no podrá ver el día en el que triunfe la justicia. Pero ese día llegará, y a él, como a los demás, habremos de rendirle merecido tributo en nuestra patria.
En nombre de Los Cinco, de nuestros familiares, y en el de millones de cubanos y hermanos del mundo que confiaron en él y lo admiraron, lleguen las más sentidas condolencias a sus familiares y amigos.
Leonard Weinglass, Presente!
Gerardo Hernández Nordelo
Prisión Federal de Victorville.
California. 23 de Marzo, 2011