Durante mi ausencia se ha movido la polémica. He visto con satisfacción que algunos textos míos han producido reacciones diversas: de apoyo, la mayoría, algunas de discrepancia y otras, de franca histeria. Me reí mucho con un texto lleno de bilis de Haroldo Dilla Alfonso, que no dice nada. Respondí a Rabsverg, por supuesto, lo necesario, que era poco. Y a Henken, le responderé. Ahora, solo quiero saludar a todos mis amigos y disculparme por la ausencia. Y colocar al menos el enlace para el artículo de Arnold August, que ya circula profusamente:
Ravsberg, BBC, Shakespeare y Cuba.
El peligroso ejemplo de Cuba
Hace 17 horas
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