Fernando Buen Abad
Tres tareas indispensables para romper la agenda hegemónica pudieran sintetizarse como estrategias de ubicación, valoración y expresión. El motor de la historia es también motor del relato.
De la lucha de clases surgen todos los temas que más nos interesan en los ámbitos más diversos. Artes, ciencias, política… a cual más los temas que nos urge discutir emergen del espectro que ofrece la lucha de clases en sus tensiones permanentes.
Verbigracia:
1) Todo lo que tengas para decir, cuéntalo desde la óptica de quienes luchan desde abajo. La mejor mirada es la de aquellos que hacen algo, poco o mucho, contra la alienación o la explotación.
2) Cerciórate de no repetir los valores (o antivalores) con que la burguesía mide la vida e impone sus principios como verdades absolutas. Eso no es fácil, muchas personas juzgan, adjetivan, censuran o aplauden con acuerdo a valores de lo que desconoce el origen de clase y no son pocos los que,incluso sin saberlo, repiten discursos discriminatorios u oligarcas.
3) Hacer el mejor esfuerzo por enriquecer el relato. Eso implica no usar palabras incomprensibles; no crear frases u oraciones excesivas. Enriquecer la expresión implica expresarse con entusiasmo y con riqueza de enfoques y vocabularios, imprimir gran capacidad de observación y voluntad férrea por desarrollar temas interesantes y profundos. No rutinariamente, no tediosamente, no petulante, no superficial.
No será posible impulsar la Revolución de la comunicación, ni poner sus herramientas al servicio de la Revolución social, sin transformar la agenda y los métodos de producción para ponerlos al servicio de la inteligencia socialista que nos urge profundizar en todos los frentes. Incluidos los de la Comunicación.
Las soluciones sobre la mesa
Hace 23 horas
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