Enrique Ubieta Gómez
Si el imperialismo trasnacional es dueño de las corporaciones de la (des) información, las que establecen claramente cuales son los gobiernos malos y cuales son los buenos, las que determinan donde se hallan los oscuros rincones del planeta, y cuales actos de terrorismo deben ser considerados como tales, y cuales no, si el dominio sobre los medios deja muy poco margen para las equivocaciones, ¿por qué los pueblos insisten en derrocar a los gobernantes "buenos", a los presidentes pro-norteamericanos de Túnez y de Egipto, por ejemplo, que tantos servicios han prestado a la causa imperial? Años de infructuosas cruzadas bélicas o informativas contra estados rebeldes del Medio Oriente, como Iraq o Irán, respectivamente, no fructifican. Años de furia mediática contra la Revolución cubana, de pagos directos o en premios espureos a mercenarios, sin resultados. Y de repente, estallan los gobernantes predilectos del imperialismo. ¡Qué incoherencia! La indignación y el desconcierto de diarios como El País --que pactó como siempre con el gobierno norteamericano en la selección y manipulación de los materiales proporcionados por WikiLeaks--, de la prensa trasnacional, es enorme, tan grande que sobrepasa, incontenida, todos los límites formales de la ética y se lanza en un inútil e injerencista llamado a la sublevación en Cuba, que auspicia Facebook. Con asombro --y pena ajena--, leo en El Mundo.es un titular desesperado: "¿Imitarán los cubanos a Egipto?" y epígrafes alucinantes: "Un nuevo grupo en Facebook impulsa a los cubanos levantarse contra Castro", y también "Los promotores del grupo piden fecha y hora al pueblo para salir a la calle". El artículo lo firma Laura Rivera y no lo hace, desde luego, desde La Habana, sino desde Miami. Acostumbradas desde los tiempos de William Randolph Hearst a fabricar las noticias, las corporaciones de prensa se desentienden de la verdad. No comprenden que una cosa es el puñado de mercenarios --blogueros, periodistas "independientes", etc.--, que la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba controla y abastece, y otra, el pueblo cubano; que una cosa es el deseo de la contrarrevolución en Miami y otra, la decisión de los cubanos --críticos con su Revolución, pero identificados con ella--, en La Habana. Indigna el desparpajo y la ausencia de ética del imperialismo, pero ¿qué podría esperarse? Los pueblos derriban a los gobiernos pro-imperialistas, pero a la Revolución cubana, la sostiene el suyo. No olviden que en abril se cumplen 50 años de la victoria de Girón.
Las soluciones sobre la mesa
Hace 11 horas
Un saludo desde Catalunya :-)
ResponderEliminar