El 4 de febrero, a las 10 de la mañana, se presentará en la Casa del ALBA Cultural el volumen colectivo América Latina en tiempos de Bicentenario. A continuación un comentario sobre su contenido del amigo y destacado historiador Elier Ramírez.
Elier Ramírez Cañedo
El libro América Latina en tiempos de Bicentenario, de un prestigioso colectivo de autores (1), coordinado por el Dr. Felipe de Jesús Pérez Cruz, es la segunda entrega editorial (2) –y con satisfacción sabemos no la última- de la Cátedra “Bicentenario de la primera independencia de América Latina y el Caribe”, fundada en La Habana en el 2008.
Integrada por destacados académicos e intelectuales cubanos y de otros países del subcontinente, la Cátedra persigue el objetivo fundamental de ofrecer una mirada auténtica y revolucionaria a doscientos años de lucha emancipadora en América Latina y el Caribe. Ello, a contracorriente de las lecturas desmovilizadoras, omisas y tergiversadas que las oligarquías regionales y las antiguas metrópolis pretenden vender a nuestros pueblos, reduciendo la conmemoración bicentenaria a declaraciones vacías y jolgorios enajenantes. Ante la cruenta lucha cultural en la que vivimos inmersos, donde la historia es campo de batalla fundamental, el libro América Latina en tiempos de Bicentenario, constituye, sin lugar a dudas, otro resultado encomiable de la Cátedra en su esfuerzo liberador.
En un trabajo publicado anteriormente, el Dr. Felipe Pérez explicaba como se había tratado de reducir la celebración del Bicentenario a un marco cronológico conveniente a los que aún hoy persisten en dominarnos económica, política y culturalmente y silenciar las verdades históricas más incómodas para ellos.(3) El marco temporal que se quería recordar se limitaba al período 1808-1824, obviando los trascendentales antecedentes de rebeldía de nuestros pueblos originarios frente a la conquista y la colonización y, sobre todo, desconociendo a la primera revolución independentista de nuestra región acontecida en Haití, en el período 1790-1804. Asimismo, concluir las celebraciones en 1824, significaba admitir que nuestra independencia absoluta se alcanzó en ese año, luego de que fuerzas patriotas dirigidas por Antonio José de Sucre infringieran una derrota decisiva a la monarquía española en los campos de Ayacucho. De ahí que la Cátedra se refiera con toda intencionalidad a la Primera Independencia de América Latina y el Caribe, dejando claro que aún hoy estamos luchando por la segunda y definitiva independencia y que Bolívar tiene que hacer en América todavía. Seguramente, el Apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, de quien asumimos la expresión, no se imaginó nunca que, en pleno siglo XXI, los latinoamericanos y caribeños aún estaríamos enfrascados en esa porfía emancipadora. Abandonarla sería aceptar sumisamente la existencia aún de 14 enclaves coloniales en el Caribe, que Puerto Rico siga siendo colonia de Estados Unidos y las Islas Malvinas continúen bajo el dominio del imperio inglés. El marco cronológico a que se quería limitar la recordación del bicentenario, dejaba fuera -evidentemente por considerarlos asuntos muy subversivos- la más intensa labor unitaria desplegada por el Libertador, Simón Bolívar, en el período 1825-1830, así como la historia de intrigas y deslealtades que contra el proyecto bolivariano concitaron los poderes oligárquicos locales, y las apetencias foráneas –de Gran Bretaña y los Estados Unidos en particular- que hicieron fracasar la propuesta del Congreso Anfictiónico de Panamá, impusieron la fragmentación regional y el desmembramiento de la Gran Colombia y desestimularon el interés de los patriotas sudamericanos y mexicanos por liberar a Cuba y Puerto Rico.(4) Obviaba los profundos recortes que sufrieron las soberanías de los territorios americanos recién independizados del colonialismo español; las luchas independentistas de Cuba y Puerto Rico en la segunda mitad del siglo XIX y el pensamiento de Martí, continuador y enriquecedor de los ideales bolivarianos, pero también omitía las revoluciones y rebeldías populares del siglo XX y la bicentenaria actitud expansionista, injerencista e intervencionista del gobierno de los Estados Unidos sobre los pueblos de Nuestra América, así como las luchas, problemas y desafíos actuales de nuestra región. En este último aspecto es que la obra, América Latina en tiempos de Bicentenario, hace su mayor contribución, dada la urgencia de exponer la verdadera historia de América Latina y el Caribe en su etapa más reciente, pues ella ha sido tan manipulada como la pasada, con toda la fuerza que caracteriza los poderes mediáticos de hoy.
El libro América Latina en tiempos de Bicentenario comienza a satisfacer de manera muy oportuna una de las necesidades que ha identificado la propia Cátedra en su plataforma histórico-política, cuando señala:
“El Bicentenario Latinoamericano también constituye una oportunidad para evaluar la más reciente contemporaneidad, desde la trascendencia y perspectivas que nacen en los paradigmas fundacionales de la región. Para abrirnos al interesante panorama de la Latinoamérica y el Caribe de hoy, a sus nuevos movimientos liberadores, a quienes gestan actualmente formas diversas y novedosas de concebir y ejercer la política de modo protagónico, sobre las bases de relaciones solidarias, con clara conciencia de la necesidad de proteger la naturaleza y su armonía, con la auto sustentabilidad y el desarrollo de las sociedades, a garantizar el pleno despliegue humanista de la diversidad cultural, étnica y genérica, la justicia social, la democracia participativa con derechos realmente ejercidos por todos y todas. Cinco decenios de Revolución socialista en Cuba, enriquece y reta al pensamiento y la acción emancipatoria continental, y fija nuevas metas en la perspectiva anticapitalista y revolucionaria de un socialismo posible en este siglo XXI”.(5)
América Latina en tiempos de Bicentenario no es un libro exclusivamente de historia, aunque hay mucho de esta disciplina. La sociología, la ciencia política, la filosofía, las relaciones internacionales, la economía y la historia se complementan entre sí, para ofrecer un excelente enfoque multidisciplinario que constituye otra de las mayores virtudes de esta nueva propuesta editorial.
Sería abrumador y poco sabio de mi parte tratar de brindar una exposición de cada uno de los 14 textos que integran este libro. El trabajo de desmenuzar cada una de sus cuartillas se lo dejo a los lectores. El debate acerca del socialismo del siglo XXI; la identidad latinoamericana; la contraofensiva actual del imperialismo estadounidense contra los avances revolucionarios y progresistas en la región; el movimiento zapatista; la historia y las perspectivas del Frente Amplio Uruguayo; los movimientos sociales y los liderazgos participativos en Argentina; las políticas sociales y la persistencia de la desigualdad durante el gobierno de Lula Da Silva en Brasil; el golpe de estado en Honduras; la política exterior de los Estados Unidos hacia América Latina; la dimensión ideológica y hegemónica en las relaciones Estados Unidos-América Latina; la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) como proyecto de integración y los cambios y desafíos de la Revolución Cubana en la actualidad; son los tópicos generales en los que incursiona el libro. Es imposible que en un solo texto se pueda recoger todo el escenario actual de la realidad latinoamericana y caribeña en sus relaciones con el mundo, por eso dependemos de futuras entregas, pero con América Latina en Tiempos de Bicentenario, se ha comenzado con mucho acierto a desbrozar ese camino enriquecedor e independentista. Recuérdese que aunque el éxito ideológico del neoliberalismo y de la historiografía burguesa en buena parte de los países de la región se ha ido quebrando paulatinamente, quizás a una velocidad que no imaginábamos, aún es mucho el terreno por andar.
Lo que no pudo lograrse en los años 60 con las guerrillas revolucionarias, lo consiguió el propio capitalismo neoliberal, duro y salvaje, que cobró un auge inusitado en los años 80 y 90 en América Latina y el Caribe. El movimiento de los indignados que estamos viendo hoy en Europa y en los propios Estados Unidos, como resultado de los efectos nefastos del modelo neoliberal, irrumpió desde la década de los 90 de la pasada centuria en nuestra región, expresado en el auge y la resistencia de los movimientos sociales, así como de las rebeliones populares contra el neoliberalismo. Algunos ejemplos de ello fueron: las revueltas de los zapatistas en 1994 contrarias a la firma del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México; la aparición de los piqueteros argentinos; el Movimiento Sin Tierra (MST) en Brasil; los indígenas cocaleros en Bolivia; el movimiento indígena en Ecuador; los estallidos sociales producidos en Ecuador en el 2000 y en Argentina en el 2001 que dieron al traste con los gobiernos neoliberales de Jamil Mahuad y Fernando de la Rúa. Muy desacertados y apresurados fueron los enfoques de algunos académicos que valoraron la realidad latinoamericana tras el derrumbe del campo socialista. Uno de ellos, el politólogo mexicano Jorge Castañeda, llegó a decir: “La guerra fría ha terminado y el bloque socialista se derrumbó. Los Estados Unidos y el capitalismo triunfaron. Y quizás en ninguna parte ese triunfo se antoja tan claro y contundente como en América Latina”.(6)
Las victorias electorales de Hugo Chávez en Venezuela en 1998, de Nestor Kirchner en Argentina en el 2003, de Evo Morales en Bolivia en el 2005, de Daniel Ortega en Nicaragua y Rafael Correa en Ecuador en el 2006, fueron también un resultado de la presión y voluntad popular por llevar al poder a gobiernos que se apartaran del llamado Consenso de Washington. Los efectos negativos de las prácticas neoliberales reforzaron la idea de la integración latinoamericana como única alternativa posible para superar la difícil situación económica, política y social, así como para enfrentar la hegemonía estadounidense en la región. El entierro del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en Mar del Plata –Argentina- en noviembre del 2005, instrumento neoliberal que trató de imponer el gobierno de los Estados Unidos a los países de nuestro hemisferio durante la celebración de la Cumbre de las Américas, era apenas el comienzo del escenario que hoy estamos percibiendo en la región; diferente y esperanzador, pero no por eso irreversible y carente de innumerables escollos y desafíos. El éxito o el fracaso de la actual contraofensiva plutocrática-imperialista del gobierno de los Estados Unidos contra Nuestra “Mayúscula América”, como bien señala el Dr. Luis Suárez Salazar en uno de los trabajos que aparecen en el libro, dependerá en buena medida “de las multifacéticas luchas sociales, culturales y de clases, nacionales e internacionales, que se están desplegando o que se desplegarán en diferentes países de América Latina y el Caribe. Y, en particular, de la creación de las condiciones subjetivas-objetivas en la organización y la acción de todos aquellos sujetos sociales y políticos interesados en producir modificaciones sustantivas en el depredador, inhumano, genocida, estructuralmente violento, antidemocrático, patriarcal, racista, así como social, económica y culturalmente excluyente capitalismo subdesarrollante y dependiente instalado en este continente”.(7) También definirá su victoria o derrota el rumbo que tome la recién fundada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC); el futuro del socialismo del siglo XXI; la sostenibilidad y desarrollo del proyecto integracionista ALBA-TCP y el porvenir de la transición socialista que se desarrolla en Cuba. Como se percatarán los lectores, algunos de estos temas son ampliamente analizados en el libro.
Sin lugar a dudas, una de las más intensas y difíciles tareas que debemos librar los latinoamericanos y caribeños sigue estando en el terreno de las ideas, en el campo de la cultura. Podríamos decir hoy lo mismo que destacó José Martí en su magistral ensayo Nuestra América: “Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”.(8) En esa contienda de pensamiento, América Latina en Tiempos de Bicentenario será siempre una obra bienvenida.
Notas
1. Autores: Dr.Sc. Raúl Izquierdo Canosa, Dr.Sc.Luis Suárez Salazar, Dr. Jorge Hernández Martínez, Dra. Vera Lucia Vieira, Dra. Eugenia Cecília Gomez Castañeda, Dr. Alberto Ivern, MSc.Emilia Brito Valdés, Dra. Juana Rosales García, MSc. Daniel Felipe Fernández Díaz, MSc.Alina Ayala Quiñones, MSc.Lorenzo Pablo Camejo Ramos, Dr. Emil Albert Sobottka; Msc. Isabel Soto Mayedo, Lic. Tamara Liberman, Lic. Lourdes María Regueiro Bello. Coordinador: Dr. Felipe de J. Pérez Cruz.
2. La primera entrega fue el libro de Felipe de J. Pérez Cruz y Luis Suárez Salazar, Bicentenario de la primera independencia de América Latina y el Caribe, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009
3. Véase conferencia de Felipe De J. Pérez Cruz, “Para pensar el bicentenario de la primera independencia Latinoamericana y Caribeña”, en: Bicentenario de la primera independencia de América Latina y el Caribe, Ob.Cit, pp.51-61.
4. Ibídem.
5. Colectivo de autores: América Latina en tiempos de Bicentenario, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2011, p.8.
6. Jorge Castañeda: La utopía desarmada, Editorial Joaquín Mortiz, México, 1993, p.3.
7. Véase Luis Suárez Salazar: Contraofensiva plutocrática-imperialista contra nuestra “Mayúscula América”, en: América Latina en tiempos de Bicentenario, Ob.Cit, p.118.
8. José Martí, “Nuestra América”, en: Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, tomo 6, p.15.
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