Leonardo Padura
James Ellroy
José
Manzaneda, coordinador de Cubainformación.
La 13ª edición del
festival de novela policiaca “Barcelona Negra” convocaba hace
unos días a 106 escritores y escritoras (1), siendo su
“estrella” invitada el estadounidense James Ellroy, Premio
“Pepe Carvalho” 2018 (2).
El
escritor más entrevistado estos días, sin embargo, no era
Ellroy, sino el cubano Leonaldo Padura, cuya proyección
mediática es verdaderamente llamativa (3) (4). Pero al margen
de lo cuantitativo, lo verdaderamente chocante es el
tratamiento periodístico tan opuesto, según se hable del
cubano Leonardo Padura o del estadounidense James Ellroy.
Veamos.
La
historia personal de este último es dura: toxicómano en su
juventud, su madre
fue violada y asesinada (5), y en sus libros encontramos
violencia sin límite, corrupción, brutalidad policial,
crimen organizado y narcotráfico (6). Sin embargo, no
leeremos en reseñas y entrevistas una sola referencia a la
situación social y política de EEUU. Una muestra del
sentido de obediencia del periodismo actual, ya que fue el
autor quien impuso la condición de “no hacer preguntas ni de
política ni de actualidad” para la concesión de entrevistas
(7).
En
contraste, poco
importó a los periodistas que el cubano Leonaldo Padura
lleve años quejándose de que le “pregunten todo el rato por
la situación política cubana" (8). Cada entrevista es
un bombardeo de preguntas sobre el relevo presidencial en Cuba
(9), la emigración (10), la pérdida de valores (11), la
homofobia (12), la desigualdad social en la Isla (13)... El
colmo era, hace unos días, un trabajo en “El Confidencial”, cuya
última pregunta empezaba así: y ahora “terminamos con
literatura”… (14)
Mientras
el estadounidense James Ellroy era presentado como “el perro
diabólico de las letras estadounidenses” (15), el diario
español “ABC” definía a Padura como un “contestatario”, un
“disidente” (16) que representa la “visión crítica y plomiza
de Cuba” (17). Un país –continuaba- que “huele a corrupción y
miseria” (18). La
novela de Padura es “un agudo análisis de la sociedad
cubana”, según “El Cultural”, suplemento del diario “El
Mundo” (19). En contraste, este mismo medio, al abordar la
obra de James Ellroy, nos acercaba a sus influencias
literarias, a su rechazo a escribir en ordenador o a su
gusto por las camisas hawaianas (20). Sobre las
injusticias y crueldades de la sociedad estadounidense,
retratadas en su obra, ni una letra.
Las
opiniones de Leonardo Padura generaba titulares –la mayoría-
acerca de su país (21) (22) (23). Los referentes a James
Ellroy, en contraste, eran sobre su vida o su obra (24) (25).
Identificar los
problemas de los personajes de Padura con los de la sociedad
cubana en su conjunto es ya la tónica general en los medios
(26): “muchos lectores conocen Cuba gracias a los libros de
Padura”, leíamos recientemente en “El País” (27). Su obra es
“el específico retrato de la realidad cubana”, una “crónica
social del desencanto de una generación en la isla”, nos decía
“Televisión Española” (28). Porque el detective Mario Conde,
su personaje, “descubre –leíamos en el diario “La Vanguardia”-
los sueños rotos de la revolución” (29).
Por
el contrario, las novelas de James Ellroy –y del resto de
autores invitados al Festival “Barcelona Negra” (30)- no
reflejan ninguna problemática social, ningún sueño roto. El personaje de las
novelas de Julián Ibáñez, autor español que compartió con
Padura una de las mesas redondas, es Bellón, un buscavidas,
chivato, matón y traficante de Getafe, ciudad al sur de Madrid
(31). Ningún diario español ha insinuado que sus historias,
ambientadas en la sórdida realidad de “puticlubs de
carretera” donde –como leemos- “pululan personajes sombríos
(y) desesperanzados” (32), sean una reflexión crítica sobre
la sociedad española. Sobre Padura –eso sí- nos contaban
cómo “combina las tramas negras con el retrato crítico de (su)
país” (33).
Pero
si hay un tema obsesivo
en casi todas las entrevistas al novelista cubano ese es el
de la “censura” en Cuba (34): “¿ha escrito Vd. siempre
lo que ha querido?” (35), “¿es independiente para decir lo que
quiere?” (36), son preguntas a las que Padura ha respondido
una y mil veces. “Todos
(mis libros) se han publicado (…) en Cuba sin que se les
cambie una palabra” (37), ha aclarado, subrayando que el
Ministerio de Cultura de Cuba le concedió en 2012 el Premio
Nacional de Literatura (38). Nada a lo que ciertos
medios no le puedan buscar una lectura oculta. “La Nación” de
Argentina afirmaba que el “caso” de Padura “es paradójico:
parece estar diseñado para desmentir a la disidencia, (…) como
ejemplo de (…) lo que puede (…) publicar un novelista que
sigue viviendo en la isla y (…) cuestiona hasta la raíz todo
su sistema político” (39).
Y una
última reflexión. Si el
autor de novela negra más conocido de Cuba centra sus
preocupaciones personales y literarias –sean cual sean sus
opiniones- en los valores humanos o en los problemas
sociales de su país (40); mientras uno de los novelistas “estrella” de
EEUU, rehúye cualquier reflexión social (41), hace un canto
cínico al individualismo (42) (43) (44) y defiende con
vehemencia la posesión de armas o la pena de muerte (45), ¿por
qué no leemos en la crítica literaria alguna reflexión sobre
la salud de sus respectivas sociedades?
(8) http://www.huffingtonpost.es/ 2015/04/23/entrevista-a- leonardo-padura-se-lleva-muy- mal_n_7102566.html
(20) http://www.elcultural.com/ noticias/letras/James-Ellroy- No-conecto-con-el-mundo-tal-y- como-es/11723
(21) https://www.vozpopuli.com/ altavoz/cultura/Leonardo- Padura-Cuba-infierno- purgatorio_0_1105390547.html
(44)
http://www.lavanguardia.com/ cultura/20180201/44447156277/ james-ellroy-premio-pepe- carvalho.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario