miércoles, 30 de junio de 2010

Una desafinada polonesa.

Eliades Acosta Matos
El gobierno polaco, con un pie en el estribo de la despedida, acaba de dar un paso hacia el ayer echando por la borda la cacareada capacidad del capitalismo para negociar sus contradicciones y reciclar a su favor las fuerzas y símbolos que lo desafíen. Desde el pasado 8 de junio, “bajo penas de prisión y multas” se han declarado fuera de ley las imágenes “que hagan propaganda a las ideologías criminales”, entre ellas la bandera roja, la hoz y el martillo, y los rostros de Lenin y del Che.
LEA TEXTO COMPLETO AQUÍ.

lunes, 28 de junio de 2010

Las malas intenciones del infierno.

La guerra de Internet no se detiene ante a ningún código ético. Recientemente le usurparon la identidad a Arnoldo Fernández, bloguero cubano de Contramaestre, quien mantiene un interesante espacio sobre temas culturales, para distribuir un texto contrarrevolucionario.
LEA AQUÍ LO ACONTECIDO.

viernes, 25 de junio de 2010

Maradona: un diez antimperialista.

José Steinsleger
La Jornada
Cuando en las escuelas de periodismo los jóvenes aprenden a fijar el concepto de noticia, el profesor recurre a un ejemplo clásico: noticia es que una persona muerda a un perro. Pero a finales de marzo pasado, en Buenos Aires, el perro de Diego Armando Maradona lo mordió en el labio superior, y la noticia repercutió en los cuatro puntos de la Tierra.
El astro fue internado de urgencia (sutura y cirugía facial) y los entendidos repararon en la esperpéntica Bella, costoso ejemplar de la especie china shar pei. De carácter sereno, equilibrado, afable, los shar pei son de impredecible reacción si se los mira a los ojos, cara a cara.
Diga o no diga, haga o deje de hacer, Maradona siempre es noticia. Y gobernantes como Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Lula, Néstor Kirchner o Mahmud Ahmadinejad saben que los mensajes políticos del astro mueven la conciencia de los pobres y explotados en los cinco continentes.
Con displicencia, izquierdas y derechas elitistas coinciden: vedette, alienado, loco, demagogo, oportunista, disoluto, fenómeno mediático, cocainómano, populista, mito… ¿Mito? Creo que el mito es la sublimación de referentes intelectualmente inflados, y las teorías abstractas imaginadas para esquivar la adhesión práctica a lo concreto y verdadero.
De la pobreza al futbol y la fama, de los abismos de la cocaína al tratamiento de su adicción en Cuba, el mejor jugador del siglo XX, según la FIFA (53.6 por ciento de los encuestados), demostró ser un hombre generoso y agradecido. En 2000, donó las regalías de su biografía Yo soy el Diego al pueblo de Cuba y a Fidel, y desde entonces lleva al Che tatuado en el hombro derecho, y al Comandante en la pantorrilla izquierda.
La progresía detesta a Maradona. ¿Será porque sus discursos poco y nada inquietan a los poderosos? En cambio, la runfla derechista y las cotorras del poder mundial oyen con preocupación sus declaraciones en favor de la sindicalización de los jugadores (los obreros del futbol, dice), y el eventual impacto que esta causa tendría en los negocios de una industria que mueve miles de millones de divisas por segundo.
En lucha clara, feroz, frontal, Maradona ha recurrido a su fama de intocable para librar, arriba y a la derecha, ideales que políticamente responden a los de abajo y a la izquierda. Y héte aquí el trasfondo real de sus diferencias con Pelé, el Tío Tom del capitalismo futbolero global.
En noviembre de 2005, con motivo de la histórica cumbre de presidentes de Mar del Plata (que enterró el proyecto de libre comercio de las Américas, ALCA), los pueblos siguieron con atención el pensamiento de Maradona.Antes de subir al llamado tren del Alba (siglas de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), que partió de Buenos Aires a Mar del Plata junto con el entonces candidato presidencial Evo Morales, el músico Manu Chao, y el director de cine serbio Emir Kusturica, Diego declaró a los medios: “Pido a los argentinos que entiendan que vamos por la dignidad, para defender lo nuestro… Es un orgullo ir en este tren para repudiar a esa basura que es Bush… Si lo tuviera [a Bush] bajo un arco, le arrancaría la cabeza de un pelotazo”. Declaración de fe que la barra brava de Boca Juniors acompañó con goyas, murgas y bombos.
En diciembre 2007, tras un partido con Brasil, Maradona recibió en el vestuario al encargado de negocios de Irán, y le manifestó su admiración por el presidente Ahmadinejad: “Ya conocí a Chávez y a Fidel. Ahora quiero conocer a su presidente… Estoy con los iraníes de todo corazón, de verdad lo digo: estoy con el pueblo de Irán”.
Kusturica presentó el documental Maradona en el festival de Cannes (2008), y no reparó en elogios acerca de quien sus seguidores califican de Dios. Observó: "Crea momentos mágicos. Si tuviéramos que comparar la popularidad que proyecta el futbol hoy con los tiempos del imperio romano, está calificado para ser un dios". A lo que El Diez se apuró a contestar que no se siente como dios, "pero si la gente quiere considerarme dios, no voy a llevarles la contraria".
Maradona cuenta con altares erigidos en Nápoles, y después del gol de la mano de Dios frente a Inglaterra (México, 1986), el equipo escocés Tartan Army lo incluyó en su himno. Y en Rosario (cuna del Che y Messi) los hinchas fundaron en 2003 la iglesia maradoniana, que decidió fechar nuestra era a partir de 1960, año del nacimiento del Diez.
Las convicciones políticas y la fe de Maradona son de cuidado. En una ocasión, después de oír al Papa y de ver los techos de oro en la Basílica de San Pedro, su voz retumbó en los pasillos del Vaticano: “La Iglesia –dijo a los medios– asegura que está preocupada por los pibes pobres ¿Y? ¡Vendé los techos, viejo! ¡Hacé algo!”
Entendido en las cosas del destino, el director técnico de la selección argentina afrontó el mordiscón de Bella con serenidad. Y al ver que lo habían alojado en la habitación 606 del sanatorio Los Arcos, lo tomó como señal de buenaventura. ¿O alguien desconoce que para los apostadores chinos, el 06 es perro en el significado de los sueños?

jueves, 24 de junio de 2010

Diversidad cultural bajo fuego.

Eliades Acosta Matos
Pocas cuestiones inquietan más al pensamiento conservador que la diversidad cultural. No sin razón. Sus representantes identifican el respeto a la diferencia con la pérdida de posiciones hegemónicas. Ellos no toleran que cada cultura tenga derecho a la existencia, y que, dentro de una misma nación, ostenten tal condición las minorías. Lo que estamos viendo por estos días en el Estado de Arizona, también en Florida y Texas, durante el mandato del primer presidente multicultural de su historia, es el inicio de una ofensiva contra la diversidad. Hoy este derecho está bajo fuego y en peligro. Y por supuesto: también lo está todo lo que Obama representa.
La ley que criminaliza la emigración ilegal en Arizona es un asunto que sienta un precedente sumamente nocivo. No se trata sólo de reprimir manu militari a quienes llegan al país porque no pueden mantener a sus familias en el propio, ni de perseguir a los mismos que cosechan los tomates, barren las calles y cuidan de los ancianos que nadie quiere atender. También es una ley que cancela los programas de enseñanza multiculturales y expulsa de las aulas a los profesores que tengan notorio acento extranjero.
Estados Unidos es una nación donde, como bien dijo el presidente Franklin D. Roosevelt, “todos provenimos de emigrantes y revolucionarios”. No posee una cultura homogénea, y precisamente por ello, se ha podido conectar exitosamente con el resto de las culturas del universo. Este abigarramiento, presentándose como la cultura de la modernidad, la diversidad, la tolerancia y la libertad, frecuentemente se ha impuesto, negando esos atributos a las demás culturas. El llamado de Arizona debe entenderse como un intento brutal de uniformar esa cultura que brota del crisol de razas y pueblos que conforman la nación; como un intento violento por hacer retroceder al país a los años cincuenta, a la era Eisenhower.
A diferencia del pensamiento revolucionario, que sitúa su ideal en el futuro, el pensamiento conservador aboga por preservar o reconstruir lo que quede del pasado idealizado. Pensadores de la talla de Irving Kristol, Norman Podhoretz o Jeanne Kirpatrick han “fundamentado” la necesidad de destruir la contracultura de los sesenta, a la que atribuyen el origen de todos los males de la nación. Se trataría de regresar al quietismo de un Estados Unidos de vida parroquial, razas separadas, culturas en estancos cerrados y feroz represión ideológica, nada que ver con los inventos de “esos malditos hippies”. La cultura blanca, protestante y anglosajona, hasta entonces reinante a sangre y fuego, tuvo que pactar con las expresiones underground, antes silenciadas, reprimidas y descalificadas de mexicanos, afro-descendientes, árabes, chinos, puertorriqueños y nativos americanos, por citar algunas. Ese sueño reaccionario e inquietante jamás había encontrado terreno fértil para ser llevado a la práctica. Hasta ahora.
Para la aprobación de semejante ley, fueron pasos propiciatorios la histeria levantada contra el gobierno de Obama y la esquizofrenia del miedo que atizan los neoconservadores apelando a un lenguaje irresponsable y violento, denunciado por Bill Clinton por sus consecuencias.
La bofetada lanzada por la ley racista de Arizona alcanza también al rostro de la comunidad internacional. Es, sin duda, un retroceso con respecto a los acuerdos internacionales aprobados por la ONU y la Unesco, que consagran el respeto y la protección de la diversidad cultural como un logro de la Humanidad, muestra del avance de la ciencia y la educación, y garantía de la convivencia pacífica.
En la vida cotidiana y social, lo normal es lo diverso, no lo idéntico. Lo más apto es lo mezclado, no lo puro. De ello brota siempre una cualidad superior. El futuro humano, en consecuencia, pasa por la diversidad racial y cultural, no por la estandarización forzosa, ni por la represión de lo espontáneo. Con dolor la Humanidad recuerda los resultados de esas doctrinas racistas que declararon a una civilización y a una cultura por encima de las demás, y trataron de avasallar a otros pueblos por la fuerza.
Contra los que reprimen hoy en Arizona, y mañana quizás en otros sitios, reforcemos el enorme potencial de vida y el manantial de creatividad y belleza humanista que brota de las mezclas y el respeto por lo diverso: levantemos una ola de reafirmación multicultural. No es complicado: sólo seamos nosotros mismos.

lunes, 21 de junio de 2010

La niña de Thi Xá.

foto de una niña vietnamita.
RAMIRO PEREIRA RIVERÓN
Doctor en Ciencias Médicas; Profesor Titular y Consultante; Especialista en Neurocirugía, Hospital Universitario «Gral. Calixto García», La Habana.

(este texto ha sido enviado por su autor a La Calle del Medio, donde aparecerá en el número 26, correspondiente a junio).
La niña de Thi Xá (pueblo de la provincia de Thanh Hóa, a unos 200 km al sur de Hanoi), se llamaba Nhuan y tenía 6 años. La trajeron junto con su madre y otros 6 ó 7 heridos, un par de horas después de que su poblado (que quedaba a unos 5 km de la aldea Dong Hóa, donde nosotros estábamos), fuera bombardeado por una docena de cazas Phantoms. Aquel pueblo estaba arrasado en casi el 90 % de sus casas y la mayoría de los civiles había sido evacuada después de varios ataques previos de la aviación y de los barcos de guerra desde el Golfo de Tonkin, que nos quedaba cerca; por esa razón hubo menos bajas.
La madre de Nhuan estaba callada, por lo que al detectar que su abdomen, cubierto por una manta, estaba abierto y de su interior salían los intestinos, la enfermera preguntó por qué no se quejaba. Ella, con una voz apagada por el sufrimiento, respondió que para qué gritar, si eso no le quitaría el dolor ni alejaría la muerte ya cercana. Ese día habían muerto su esposo y sus dos pequeños hijos varones. Dijo, además, que la muerte sería bienvenida para ella como una solución, si no temiera por el destino de Nhuan. La enfermera prometió que desde ese día, ella y las otras mujeres del campamento cuidarían a la niña. Murió unos minutos después; ojalá que más tranquila.
Nhuan tenía un vendaje (un trapo ensangrentado y bastante enfangado) que malamente envolvía su cabecita, y que no ocultaba un par de bellos ojos negros, llenos de lágrimas y legañas. Entonces me dijeron que la atendiera cuando terminase de operar a otro herido. Nosotros formábamos un equipo quirúrgico móvil, compuesto por dos cirujanos generales: Octavio del Sol y Maninidra Rodríguez; un ortopédico: Aurelio Álvarez; un anestesiólogo: Roberto Ureta; dos enfermeras: Sara Rodríguez y Concepción Alonso, y yo como neurocirujano. Integrábamos parte de una brigada de 22 cubanos, distribuidos en tres regiones de Vietnam, durante 1972-1973. Cubríamos «La Ruta Ho Chi Minh» cerca del puente «Ham Rong» (Las Barbas del Dragón).
A Nhuan, un fragmento metálico le perforó el cráneo en la región frontoparietal y quedó incrustado a 2 cm de profundidad en el cerebro. La intervine en el «salón de operaciones», eufemismo para nombrar una especie de bohío de 3 x 3 m, con piso de tierra y un marco sin puerta, que de noche cubríamos con tela negra para que no saliera la luz de la lámpara quirúrgica (un farol del tipo que usaron los alfabetizadores cubanos), lo que atraía sobremanera los cohetazos y cañonazos de ya saben quiénes, pues ellos le tiraban a cualquier luz, incluidas las concentraciones de cocuyos.
En una cazuela mediana de hierro hervían agua con la llama de un reverbero de alcohol y allí esterilizaban el instrumental quirúrgico. También allí mezclaban agua con sal para hacer solución salina fisiológica; pero los pacientes no parecían hacer complicaciones, posiblemente porque como decía mi abuela: «Dios protege a los inocentes». A la hora de almuerzo, previo lavado de la misma cazuela con arena y agua de dudosa potabilidad, hacían el arroz, prácticamente sin grasa y sin sal; no por cuestiones dietéticas, sino porque simplemente no tenían. Por cierto, debían comerse todos los (pocos) granos servidos, porque Ho Chi Minh había calculado que cada grano de arroz costaba 7 gotas de sudor de un campesino; además, porque generalmente ese era todo el menú. Después de operada, acostamos a la niña en una de las literas dobles que habían sido armadas con troncos de bambú amarrados con ariques, sobre un colchón de yarey trenzado, en la «sala del hospital», otro eufemismo para dos bohíos de 5 x 5 m, con piso de tierra, mejor digo de fango, porque con frecuencia estaban inundados de agua. Nos encontrábamos en medio de pantanos interminables, con lluviosos monzones.
La niña quedó con una hemiparesia. Nos desgarraba verla caminar arrastrando su piernita detrás de todo el mundo en el campamento, como esos perritos callejeros sin dueño que le menean el rabo a cualquiera que tenga la bondad de mirarlos. En aquel lugar había heridas de la carne y del alma; no estábamos seguros de cuáles eran las más dolorosas para Nhuan. Nadie entendía por qué aquellos niños nacían con tan mala suerte.
Pero evidentemente, Nhuan no pensaba como su madre sobre la muerte. A pesar de haber perdido a toda su familia y su casa y haber quedado medio paralítica en un par de fatídicas horas, luchaba por la vida como sólo los niños saben hacer. Comía todo lo que le tocaba (raciones cuidadosamente pesadas por los de la cocina, para que el arroz alcanzara). Con la avidez que emana del hambre vieja, devoraba también cualquier cosilla extra que la gente del campamento le ofrecía: un pedacito de pan, un trocito de pescado hervido, restos de retoños de bambú (plato exquisito, aclaro… para ellos). Era la mascota amada por todos. Siempre acurrucaba su muñeca, entiéndase: humanoide hecho con un pedazo de bambú y una cara que yo le pinté, parecida a una Barbie.
Nhuan se quedó como residente permanente del campamento, ¿para dónde iba a ir que fuera más querida? Se acostumbró a ver heridos y sangre (a que le cayeran bombas cerca, ya se había acostumbrado hacía algún tiempo). Insistía en ayudar y la dejaban barrer el piso, con una escoba mucho más grande que ella. ¿Habrá estudiado medicina después? Nosotros la vimos salir de la desesperanza. Desapareció progresivamente su hemiplejia. Hasta dejó de ser aquel guiñapo flaquito y herido y se convirtió en una bella y amistosa niña.
A veces se quedaba absorta, sentada solita y apartada, mirando una flor silvestre. Todos sabíamos en quién estaba pensando. Pero también sabíamos que las puertas de su destino serían mucho más anchas y altas que las que le habían tocado a su pobre y desdichada madre.
(Fragmento de un artículo publicado por el autor en el libro: Médicos Cubanos: Memorias, del Prof. Franco Salazar G., Editorial Espuela de Plata, Sevilla, España, 2008.)

sábado, 19 de junio de 2010

El equipo argentino de Maradona y Messi con las Abuelas de la Plaza de Mayo.


Izquierda.

José Saramago.
Nosotros tenemos razón, la razón que asiste a quien propone que se construya un mundo mejor antes de que sea demasiado tarde, pero o no sabemos transmitir a los demás lo que es substantivo en nuestras ideas, o chocamos con un muro de desconfianzas, de prejuicios ideológicos o de clase que, si no logran paralizarnos completamente, acaban, en el peor de los casos, por suscitar en muchos de nosotros dudas, perplejidades, esas sí paralizadoras. Si el mundo alguna vez consigue a ser mejor, solo habrá sido por nosotros y con nosotros. Seamos más concientes y estemos orgullosos de nuestro papel en la Historia. Hay casos en que la humildad no es buena consejera. Que se pronuncie alto la palabra Izquierda. Para que se oiga y para que conste.
Escribí estas reflexiones para un folleto electoral de Izquierda Unida de Euzkadi, pero también pensando en la izquierda de mi país, en la izquierda en general. Que, pese a lo que está pasando en el mundo, sigue sin levantar la cabeza, como si no tuviera razón.
2009

viernes, 18 de junio de 2010

Breve explicación de por qué este blog se llama La isla desconocida.

Enrique Ubieta Gómez
Un día terminal de 1998 –porque se acababa el año, porque terminaba una etapa de mi vida--, llegó a mis manos un cuento en letras grandes y empaque de libro. Llegó como aparecen las cosas destinadas, casi por equivocación, con los nombres cambiados. Lo leí sin respirar: José Saramago narraba el cuento de la isla desconocida. Un barco que adoptaba el nombre de lo que debería buscar: La isla desconocida zarparía para descubrir una isla desconocida, para descubrirse. Un barco --un hombre--, que soñaba ser bosque y pradera, adonde vendrían los pájaros cantores o alcoba para hacer el amor. Porque buscar, es el único modo de fundar. El Pequeño Libro –al estilo de Saint Exupery--, hizo que me descubriera: yo vivía en una Isla que navegaba buscándose a sí misma. Pero no fue la única complicidad. Un anuncio de portada aseguraba que el dinero de la compra del cuento, se destinaría a los damnificados del huracán Mitch en Centroamérica. Y yo me preparaba en esos días para enrumbar mi barco hacia tierras centroamericanas, donde miles de médicos cubanos habían hecho renacer el internacionalismo (en los desilusionados años noventa). Por esas extrañas o naturales razones –nadie sabe qué es lo uno o lo otro--, el barco-Isla, Centroamérica, Saramago y yo coincidíamos en un evento que conmemoraba en Casa de las Américas el 40 aniversario del triunfo de la Revolución. Escribí un breve ensayo que recreaba a mi manera el cuento y lo leí, una tarde de enero de 1999, entre intelectuales cubanos y de otros países latinoamericanos, ante Saramago y Fidel, que llegó unos minutos antes de que me concedieran la palabra. Al novelista portugués no le disgustó que usara su historia, que imaginara a Cuba como ese barco buscador. Tomó el ejemplar descarriado que había llegado a mis manos y lo autografió –prueba que certificaba el destino del libro--, con hermosas y benévolas palabras: “Para Enrique Ubieta, que escribió la continuación de este cuento, hasta que los juntemos un día. Un abrazo”. Mi ensayo aparece en las memorias del encuentro que publicó Casa de las Américas, ha sido reproducido en publicaciones periódicas cubanas y es el texto que abre mi libro sobre Centroamérica: La utopía rearmada. Historias de un viaje al Nuevo Mundo (2002). Yo sé que hay diferentes maneras de juntar dos historias, sean o no continuación una de otra y de calidades distantes, y la más fácil –aunque parezca imposible--, es como libro. Lo difícil es que dos barcos se encuentren en alta mar y se descubran como mundos posibles y necesarios –Cuba y Saramago--, observándose, acostumbrándose a sus errores y virtudes, defendiéndose. Nadie puede bajarse de su propio barco, y todas las Islas desconocidas son una Isla. Saramago ya no está. Pero llegó lejos su embarcación.


Mirando desesperadamente al norte.

Eliades Acosta Matos
En diferentes momentos de la Historia de Cuba, como obedeciendo a un conjuro ancestral o a una maldición, una extraña enfermedad suele asolar las almas de algunos nacidos sobre este suelo. Sus síntomas son notables: debilitamiento de la espina dorsal, tendencia a estar de rodillas con las manos extendidas, como rogando por un milagro, amnesia profunda, y un endurecimiento de los músculos del cuello, que obliga a los afectados a mantener la vista fija en el norte.
En otras tierras de Europa Central, incluso en la Galicia de 1871, cuando se inició un proceso judicial contra un sujeto de apellido Romasanta acusado de convertirse en hombre-lobo y matar a trece personas, la ocurrencia de enfermedades tan inexplicables y extravagantes no es puesta por nadie en tela de juicio. Se admite, por ejemplo, que bajo el influjo de la luna llena aflora la Licantropía en ciertos sujetos. Una persona civilizada puede, en consecuencia, transformarse de golpe en una bestia irracional. A la vista de Estados Unidos, incluso de España, Inglaterra y hasta México, y ante dificultades en el suelo natal, algunas almas criollas son irremisiblemente presas de una congoja parecida. También se transforman. El resultado final es un anexionista. ¿Será acaso esa oscura tendencia a no creer en el destino ni la fuerza de los propios cubanos, a desconfiar visceralmente de sus capacidades para el autogobierno, la convivencia y el desarrollo, la expresión de una secreta tendencia licantrópica nacional?
Por suerte, esa propia Historia de Cuba, que es lo primero que los hombres-lobos criollos olvidan en noches de luna llena, desmiente que el anexionismo sea la tendencia principal de nuestro devenir como pueblo. Por algo, contra viento y marea, tenemos Patria independiente, y por algo no hemos sido engullidos, ni antes, y mucho menos después de 1959. Pero dese una vuelta por Internet y encontrará detallados proyectos y glamorosos argumentos para anexar esta islita a cualquier entidad, especialmente a los Estados Unidos, con tal de acabar con la Revolución.Para cierto sector de la contra cubana, no para toda, la apostasía lejos de ser un pecado, es una virtud a enarbolar y de la que vanagloriarse. Con tal de resolver su problema político, esta camada no dudaría en echar por la borda una identidad y una cultura labradas con la sangre, el sudor, y la inteligencia de muchas generaciones de cubanos blancos, negros y mestizos, de variadas creencias religiosas y diferentes credos políticos, unidas por el mismo amor a Cuba, la fe en su pueblo y en su propio destino.
Ya hemos visto, dentro y fuera de Cuba, el triste espectáculo, como decía Martí, de “esos hijos de carpintero que se avergüenzan de serlo”. Ya se ha publicado parte de la correspondencia de aquellos autonomistas, siempre pendientes de servir al fuerte y prolongar la sujeción de la isla, con aquel otro José Ignacio Rodríguez, el “Cuban-american lawyer”, que echó contra el Apóstol la malquerencia de los políticos yanquis y murió solo y amargado, bien al norte, cuando los cubanos emancipados de España no quisieron seguir sus prédicas. Aquella “turba mulata, partidaria de la (Independencia) Absoluta” como aparece descrito nuestro pueblo en la carta de aquellos caballeros, optó por un camino propio, desde el 10 de octubre de 1868. ¿Y vendrá ahora a diluirse, pasivamente, porque se lo propongan dos fulleros, siempre hábiles para el tumbe de turno, que no tienen ni el verbo, ni el brillo, ni los conocimientos de aquellos adversarios de Martí, o se confabulen con fuerzas imperialistas foráneas para borrar de un plumazo los ideales que resistieron los rigores de la manigua, las balas españolas, las intervenciones abiertas y encubiertas, el entreguismo de algunos sectores de la burguesía republicana, la corrupción y la desesperanza?
Los problemas de la nación cubana solo podrán ser resueltos desde su Historia, jamás en contra de ella. Esta verdad de Perogrullo exige ser repetida, una y otra vez. Lo obvio es lo que algunos parecen estar incapacitados de ver. O no les conviene ver. Por ejemplo, el eminente jurista Francisco Carrera Justiz, quien publicase en 1905 una obra notable sobre los municipios cubanos, había declarado al “The New York Times”, el 21 de agosto de 1898, “que se oponía a una república cubana porque la consideraba un imposible”. Fue Ministro en Washington, durante el gobierno de José Miguel Gómez, representando a la misma quimera que años antes se había negado a apoyar. Y desde su cargo solicitó a Philander C. Knox, Secretario de Estado del gobierno de Taft, que le remitiese los records de Evaristo Estenoz, líder del Partido Independientes de Color, compilados por la Inteligencia Militar del Ejército de Ocupación bajo el mando de Charles Edward Magoon, para usarlos en el juicio que se le formaba en Cuba por sus actividades. Y este se los negó, en carta del 15 de junio de 1910, más por guardar los arcanos imperiales, que por repugnancia a contribuir al clima de linchamiento institucional y de racismo que culminó con la masacre de 1912.
Hoy, los miopes para las virtudes nacionales y los transformistas, por conveniencia, al estilo de aquel Dr. Carrera Justiz, son los que legislan en el Congreso norteamericano para endurecer el bloqueo que hace sufrir a sus compatriotas. Y lo saben. Los mismos que no pierden oportunidad para incitar una agresión, una invasión, o al menos una oleada de bombarderos enfilados contra las ciudades de esta islita, con alegaciones rocambolescas de que somos una amenaza para la seguridad de la superpotencia global, de la nación más y mejor armada del planeta; de que exportamos virus, hackers, y ahora, (no se rían) terroristas somalíes. Son los que no presentan iniciativas legislativas para ayudar a sus electores en medio del desempleo y la crisis inmobiliaria, la decadencia de la educación, la falta de seguridad médica, de atenciones a la vejez, o el auge de la violencia irracional, que se acaba de cobrar en Miami, de manos de un cubano joven, la vida de varias mujeres jóvenes, también cubanas. Pero tienen todo el tiempo del mundo para legislar y proponer cómo asfixiar más y mejor a once millones de personas, por el solo pecado de vivir en su Patria, y quererla libre e independiente.
En efecto, hay algo de maldición licantrópica sobre estos pobre seres, jubilosos apátridas por convicción y conveniencia, que miran tan insistentemente al norte. Pero Cuba no está allí, sino donde hay cubanos que la defiendan y la lleven en su alma, arraigada como una airosa palma real. Dentro o fuera de sus fronteras.
Habita, por ejemplo, en las calles humildes de la nación, en sus niños, y en la cartera de una mujer que lleva ya más de una década viviendo en España y me mostró, con ojos empañados y manos trémulas, un recorte de periódico estrujado, del que nunca se separa, con los versos del poema “Mi bandera”, de Bonifacio Byrne.
¿Serán capaces de leer los hombres-lobos?¿ De soñar? ¿Y de amar?

jueves, 17 de junio de 2010

Dinero robado por Mafia de Miami en España sufraga terrorismo contra Cuba y elecciones en EE.UU.

M. H. Lagarde.
El pasado 1 de junio, a cierta prensa española, por lo visto no le quedó más remedio que reportar el hecho de que la fiscalía anticorrupción de España haya solicitado a los Estados Unidos el embargo de todas las cuentas bancarias y propiedades de los hermanos Mas Santos, directivos de la Fundación Nacional cubano Americana (FNCA) y responsables del defalco y quiebra “forzada” de la empresa española SINTEL en el 2001.
(...) Para colmo, el dinero robado a los trabajadores de SINTEL no solo se ha “blanqueado” sembrando la muerte y el terror en Cuba -los atentados contra los hoteles habaneros le costaron la vida al turista italiano Fabio Di Celmo-, sino que también ha servido para sufragar la campaña electoral norteamericana.
LEA EL TEXTO COMPLETO AQUÍ.

De mayorías, minorías y opiniones propias.

E.U.G.
Los contrarrevolucionarios --aún cuando "hacen más ruido mediático", gracias al apoyo incondicional y desproporcionado de la gran prensa--, siguen siendo minoría entre los cubanos, incluso entre aquellos que por diferentes razones han emigrado. Ese es un punto flaco que la propaganda contrarrevolucionaria "resuelve" con cinismo: todo aquel que se expresa a favor de la Revolución, o es un "oficialista" que obtiene a cambio prebendas, o es un chantajeado sin alternativas. Los que hablan contra la Revolución son "libres" y tienen nombre y apellidos; los que hablan a favor, son tratados como "voceros". La fórmula de Emilio Ichikawa funciona como resguardo: "si una masa dice sí, y dos personas no, gana el no, dos contra uno". Como si las Revoluciones no transformaran a las masas-rebaños del capitalismo en colectividades de individuos. Les duele, especialmente, que la mayoría de los emigrados --si no residen en Miami, y pueden escapar al chantaje real que ejerce esa ciudad sobre sus habitantes--, reconozca el valor de la Revolución que los educó, aunque discrepen, como cualquier cubano que viva en su país, en aspectos concretos. La reciente declaración de condena a la campaña difamatoria de la prensa española contra la Revolución cubana, firmada por asociaciones de cubanos residentes en España --nada menos que en España--, deja mal parados a los españoles que organizan esas campañas. Pero la contrarrevolución lo "resuelve" a su manera: los millones de cubanos que marchan cada primero de mayo en toda Cuba o son robots, o son víctimas del chantaje; los cubanos que firman en España declaraciones favorables a la Revolución o son espías infiltrados o son víctimas también del chantaje de los consulados. En fin, los únicos que tienen opinión propia son los voceros de la Corporación PRISA.

miércoles, 16 de junio de 2010

En los ochenta años de Roberto Fernández Retamar.

Graziella Pogolotti
Roberto y yo no hemos olvidado nuestro primer encuentro, hace más de sesenta años. Aquel joven dotado de una curiosidad infinita apareció un día en mi casa con el pintor Víctor Manuel. Teníamos la edad de los sueños, cuando empieza a configurarse el futuro. Roberto acababa de abandonar los estudios de arquitectura. Yo estaba a punto de ingresar a la Universidad. Pocos meses después, compartiríamos en las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras inquietudes intelectuales y las primeras experiencias políticas. Con frecuencia durante una clase, me pasaba algún poema reciente. Nos sobreponíamos también a nuestros aplastantes fracasos electorales debido a la fama de rojillos y a la extrema ingenuidad que presidió nuestras campañas.
Voz íntima, testimonio personal, efusión lírica, la poesía es palabra en la que se reconocen muchos otros, los silenciosos. Es también aventura del conocimiento, punto de convergencia de Roberto Fernández Retamar con los poetas origenistas. Junto a ellos se afincó en la pasión por el estudio riguroso, en el asedio a las interrogantes fundamentales que definen la existencia humana y en las modestas tareas de la cultura, aquellas relacionadas con el arte de hacer libros y revistas. Antes, desde fecha muy temprana, había definido sus maestros esenciales: José Martí y Rubén Martínez Villena. Comprendió así que los caminos de la patria no son bifurcantes, sino complementarios, que el llamado de la polis y el ámbito de la imaginación no son excluyentes.
El poeta no ha desdeñado la disciplina académica. Su tesis de grado sobre la poesía contemporánea en Cuba constituye, hoy todavía, un texto de referencia por el lúcido ordenamiento de generaciones y tendencias. Invitado a la Universidad de Yale, trabajó intensamente para realizar una aproximación similar al amplio territorio de la poesía hispanoamericana. Cumplido el término del compromiso, regresó a la isla que vivía las dramáticas circunstancias de la dictadura de Batista.
Al triunfar la revolución, Retamar aparecía ya como un adelantado de su generación. Profesor universitario, el estudio de la lingüística lo colocaría en la antesala de lo que muy pronto se convertiría en la corriente maestra de la ciencia literaria. De esas investigaciones dimanó su Idea de la estilística. Al mismo tiempo, su experiencia de vida en los días tenebrosos que preludiaban el fin de la dictadura, alimentaban el estallido de Vuelta de la antigua esperanza, breve poemario, testimonio del deslumbramiento y de un lúcido compromiso. Al servicio de la cultura, se hizo cargo de la dirección de la Nueva Revista Cubana, antes de marchar a París en funciones diplomáticas. Poco faltaba para que llegara la hora del verdadero combate en el terreno de las ideas. Desde la Casa de las Américas, la Revolución cubana se proyectaba hacia la América Latina y el Tercer Mundo. En convergencia infrecuente a los largo del devenir histórico, se unían , al paso de los sesenta del siglo XX, efervescencia política, densidad del debate ideológico y renovación espléndida del arte y la literatura en nuestro Continente. La revista de la Casa encontraba resonancias sin precedentes a ambos lados del Atlántico. El proceso descolonizador socavaba las verdades establecidas desde la derecha hasta la izquierda en los campos de la cultura y de las ciencias sociales. La Revista Casa contribuía al lanzamiento de la nueva narrativa latinoamericana. Más tarde se enfrentaría en ardua polémica a Mundo Nuevo, dirigida por Emir Rodríguez Monegal y sufragada, como no tardaría en hacerse público, por el imperio. En medio de tanto bregar, parecía imposible repensar el mundo. Y, sin embargo, así se hizo.
La imaginación del poeta y la disciplina del pensador condujeron a Roberto Fernández Retamar a la elaboración de sus ensayos de mayor alcance, sobre todo en nuestra América y en importantes centros académicos de los Estados Unidos. La dialéctica del acá y el allá –tan carpentereana- adquiere sustancia renovada en ensayos como Modernismo y noventa y ocho, Martí en su (tercer) mundo, y Caliban. Desde un lugar de enunciación situado en la América Latina, se entrelazan los factores culturales con los sociales y económicos derivados del colonialismo y el subdesarrollo. El abordaje del problema descarta pueriles intentos de negar una tradición en favor de la otra, impensable en quien se ha nutrido de la herencia occidental, sino de abordar procesos diferentes y replantearse el modo de contar las cosas. Las vías abiertas por esas indagaciones no se han agotado todavía. Rompen con cierta modorra mental, reforzadas en algunas zonas de la acade mia, derivada de considerar, como punto de partida para el acercamiento a nuestras culturas el patrón europeo como modelo único de desarrollo. Cuanto se ha forjado en otros contextos resulta, entonces, epigonal por necesidad.
Desde sus ochenta años recién cumplidos, Roberto Fernández Retamar puede contemplar la dimensión creciente de la obra realizada en permanente fidelidad martiana a sus dos patrias, la nación y la poesía, sin olvidar por ello la mirada atenta al ancho universo de los pobres de la tierra. Su poesía, su pensamiento, y su entrega a las tareas al servicio de nuestras instituciones han contribuido a configurara la imagen de nuestro tiempo. En medio de los conflictos de la hora, su obra es más necesaria que nunca. Se impone por ello convocar hoy, junto al merecido homenaje, a la imprescindible exégesis de sus textos para seguir definiendo lo que verdaderamente somos.

martes, 15 de junio de 2010

El capitalismo daltónico.

Eliades Acosta Matos
Cuando llega la hora de defender, a como dé lugar, la sacrosanta institución de la propiedad privada sobre los medios de producción y mantenerla alejada de la acción de los gobiernos, aunque estos representen también sus intereses, multiplica hasta el infinito la capacidad del capitalismo para generar esas verdades aparentes, y en el fondo falsas, que son los sofismas.Para la lógica del capital, mantener el derecho de propiedad impune e intocable, y rodear a los propietarios de un halo sagrado de intangibilidad capaz de detener en sus bordes, no solo la acción de las leyes, sino también de los principios morales, justifica cualquier argumento, aún aquellos que sean ilegales e inmorales. En el fondo, no hay nada nuevo bajo el sol: el capital solo reconoce las leyes del capital, en primer lugar, la de generar ganancias crecientes a cualquier costo. Todo lo demás es irrelevante y prescindible, mojigangas de soñadores, extravíos utópicos y pérdida de tiempo. Y ya se sabe que el tiempo es dinero.Cuando leo algunos de los argumentos de personas que entre nosotros, en la Cuba de hoy, dicen estar luchando por una completa erradicación de las formas de discriminación racial que sin duda aún perviven, no es raro encontrar cierto tono fundamentalista que excluye el reconocimiento de lo realizado hasta la fecha por la Revolución y el socialismo. De manera sutil se nos introduce el argumento, como de soslayo, de que el capitalismo, a pesar de sus defectos, ha avanzado tanto en este tema que hasta un presidente negro ha sido electo en los Estados Unidos, y que en ese espejo del progreso debemos mirarnos.Dejemos a un lado, por ahora, el simplismo de que Obama fue electo como muestra del avance de la integración racial del mismo país que ha visto, bajo su presidencia, aprobar leyes excluyentes y racistas en Arizona, y en el que se preparan legislaciones similares en otros 21 estados. Ocultemos bajo un manto de piadoso silencio el carácter belicoso y discriminatorio del Tea Party Movement, el avance de los neo-confederados y de las milicias que se preparan ya para la próxima limpieza étnica en el país que se proclama libre de tales pecados. Solo recordemos que como mismo el capitalismo no reconoce fronteras nacionales en su afán por generar riquezas para unos pocos, tampoco se desgasta ni pierde su tiempo en esas tonterías relacionadas con la pigmentación de la piel, siempre que su tolerancia le reporte ganancias. Ni de nacionalidad, ni de razas: la lógica del capital solo entiende de números, y tanto se codeará con capitalistas negros, chinos o cobrizos, como despreciará a obreros rubios y de ojos azules que solo posean su fuerza de trabajo para vender. Llegar a entenderlo, y empezar a luchar en su contra, tras identificarlo como el enemigo común a combatir, fue lo que costó la vida a Malcolm X. No fue, ciertamente, ni por haberse convertido al Islam, ni por su prédica antirracista radical.Para los eternos ingenuos que niegan la sal y el agua al socialismo cubano en el tema de la lucha contra el racismo, y que siempre hallan motivos de emulación en los avances del capitalismo, en este terreno, nada mejor que darse una vuelta por las razones y el discurso del neoconservatismo que se ha lanzado a las barricadas para demoler a Obama. Muy especialmente recomiendo la lectura del artículo de Walter E. William titulado “The Right to Discriminate”, publicado el 2 de junio en el diario digital Townhall.com, de la circunspecta y siempre políticamente correcta Heritage Foundation.El Sr William es un articulista negro, pero eso no es suficiente para caracterizarlo y entender la defensa que hace del derecho a discriminar a los demás seres humanos. La tarea encomendada, y de cuyo cumplimiento testimonia su artículo, fue lavar la cara sucia de Rand Paul, candidato a senador por Kentucky. Y bien sucia le había quedado tras admitir en la televisión, entrevistado en el programa “Rachel Maddow´s Show”, que los propietarios de negocios privados tienen el derecho a negar sus servicios a personas, a consecuencia del color de la piel, algo que hacía mucho había sido expresamente prohibido por la Civil Right Act, de 1964.La posición del Sr William se resume de la siguiente manera, según sus propias palabras:“¿Debe la gente tener el derecho de discriminar a los demás por razones de raza, sexo religión u otros atributos? En una sociedad libre, yo diría que sí… Aunque la ley de 1964 prohíbe el negarse a brindar servicios en lugares públicos, por estas causas, eso no cambia el hecho de que los negocios privados se rigen por las condiciones de servicio que establezcan sus propietarios… Lo que decidió la derrota de la solidaridad (racista) blanca bajo las leyes de Jim Crow fue el haber sido confrontadas con la perspectiva de elevadas ganancias (de los negocios blancos) si servían a clientes negros”Como diría aquel genial hidalgo llamado Alonso Quijano durante una de sus transfiguraciones en Don Quijote de la Mancha, Espejo de la Caballería: “¡Cuidado Sancho, que con la Iglesia hemos topado!”.Lo que se ha disfrazado bajo raptos igualitarios y evidencias de la madurez libertaria del sistema; lo que se nos ha vendido como superioridad democrática del capitalismo y prueba irrefutable de su aprendizaje constante de la vida y su respeto a la experiencia humana, no pasa de ser puro cálculo empresarial, una ecuación generadora de ganancias en manos de capitalistas daltónicos, o sea, ciegos a los colores de la piel, siempre que predomine el verde en sus billeteras. Para el capitalismo no importa el sacrificio de la vida de Martin Luther King, ni el pacifismo de Gandhi, ni el ejemplo de Mandela; ni Lincoln, ni “La cabaña del Tío Tom”, ni la nariz ni el cabello de Obama, sino lo que alimenta sus tarjetas de crédito y lo que eleva el precio de sus acciones en la Bolsa.El artículo del Sr Williams demuestra que la solidaridad y la lealtad a una causa pasa primero por la clase social y mucho después, por la raza. Hay más en común entre un estafador millonario blanco de Goldman Sach conocido por Fabulous Fab, de un lado, y Condolezza Rice o el propio Sr. William, del otro, que entre estos últimos y los inmigrantes ilegales mexicanos que marchan en Arizona contra la exclusión. Y ya se sabe que el capitalismo levanta o establece leyes racistas y discriminatorias, no por el grado de moral o humanismo que posea, sino por el balance de las ganancias que realice. Porque a fin de cuentas, ni es moral ni es humanista un sistema basado en la explotación de las mayorías para cimentar la bonanza egoísta de unos pocos.Y vista a profundidad esta lógica perversa del capital, si de verdad queremos eliminar el racismo en Cuba hay un solo camino. Y ese pasa por más socialismo, socialismo de verdad, mucho más del que hoy tenemos. ¿O es que alguien de verdad cree que un capitalista cubano se enternecerá ante sus hermanos por el solo color de la piel y elevará su voz para corear aquella frase demagógica de Grau de que “la cubanidad es amor”, en vez de buscar, a como dé lugar, la rentabilidad de sus empresas?

lunes, 14 de junio de 2010

DECLARACION CON CUBA Y POR SUS IDEAS.

Nosotros, representantes de Asociaciones de Cubanos Residentes en España adheridas a la coordinadora nacional y presentes en la reunión anual los días 5 y 6 de junio de 2010 en Valencia, reafirmamos nuestra posición de principios hacia la patria y exponemos que:
Reiteramos el respaldo de la Coordinadora de Asociaciones de Cubanos Residentes en España a nuestra nación y a su proceso revolucionario que representa la voluntad de la inmensa mayoría de su pueblo, protagonista histórico de una pujanza social consagrada a la continuidad de sus decisiones soberanas y de pleno derecho.
Rechazamos las acciones que pretenden menospreciar el pensamiento y el quehacer de nuestro país. Los enfoques tendenciosos contra Cuba desvirtúan el contexto económico, político y social que ha atravesado la isla durante las últimas décadas. Quienes alientan esas campañas responden a posiciones alejadas de las razones históricas y legítimas del pueblo cubano al elegir a su gobierno, al refrendar en la constitución su apuesta por la opción socialista y al refutar cualquier tipo de injerencia en sus asuntos internos.
Compartimos las declaraciones que en Cuba y más allá de sus costas denuncian las confabulaciones para intentar desacreditar las conquistas de su Revolución y torpedear el esfuerzo inconmensurable de un pequeño país que además de sustentar con la fuerza de las ideas sus posiciones de principio se empeña en erradicar dificultades internas con el afán de mejorar las condiciones de su cotidianidad.
Respaldamos las manifestaciones del movimiento español de solidaridad cuya firmeza en el apoyo a nuestra patria nos alienta y corrobora la irrebatible realidad de que Cuba NO está sola.
Apreciamos los esfuerzos del gobierno español para eliminar la nefasta posición común de la Unión Europea hacia Cuba. Esa política exhibe las pretensiones injerencistas de quienes apuestan por su mantenimiento a pesar de su esencia discriminatoria. Asumimos las reiteradas condenas del gobierno cubano contra la posición común y consideramos inaceptables las condicionantes que entorpecen las relaciones entre Cuba y el conjunto de los países europeos. Reclamamos un marco de intercambio y cooperación al igual que el que prevalece con el resto de las naciones.
Condenamos al bloqueo norteamericano. Su hostigamiento contra el pueblo cubano es repudiado año tras año por la casi totalidad de los países representados en la Asamblea General de las Naciones Unidas. La persistencia de las administraciones estadounidenses a pesar del reclamo internacional revela su desdén hegemónico hacia la voluntad de los pueblos y el desvanecimiento de las expectativas creadas por Barack Obama. El actual presidente no se ha diferenciado de sus predecesores al sostener inútilmente un anacronismo político, ajeno a los postulados sobre la soberanía internacional.
Repudiamos la injusticia que padecen los cinco patriotas cubanos encarcelados en Estados Unidos. Su firmeza frente a las arbitrariedades que les mantienen en prisión evidencia la noble estirpe de la nación cubana. Exigimos su liberación y que se atiendan los derechos de Olga Salanueva y Adriana Pérez para que puedan visitar a sus esposos en prisión.
Patentizamos que los postulados de la Coordinadora de Asociaciones de Cubanos Residentes en España exponen las cualidades de una nacionalidad arraigada y que nutren los sentimientos hacia Cuba. Con esa visión emprendimos los primeros pasos y nos identificamos con el resto de las asociaciones constituidas en diversos países. El movimiento europeo tendrá este otoño en Praga su V Encuentro. Será la continuidad de un consenso ascendente para fortalecer nuestro funcionamiento. Las connotaciones de la crisis que vivimos no han menguado nuestras aspiraciones. La coordinadora en España ha salido fortalecida con más asociaciones adheridas y que funcionan en las distintas Comunidades Autónomas. Contamos con más representantes designados y existen otras asociaciones que están en vías de adherirse. Hemos cohesionado nuestras actuaciones en la cita valenciana y confiamos plenamente en la autenticidad de nuestro empeño porque dimana del interés común que nos anima: Crecer por Cuba.
Coordinadora de Asociaciones de Cubanos Residentes en España.

Morir sin biografía.

Santiago Alba Rico
Tomado de La Calle del Medio 25
Para matar a ciertas criaturas no hay más remedio que dirigirles una última mirada desde el aire: los afganos, los iraquíes, los palestinos. Para mirar a ciertas criaturas, al contrario, no hay más remedio que matarlas de un palmotazo: las moscas, las abejas, los aviones. Y luego están las flores. Reconozco que he llegado a una edad en que me parecen mucho más espectaculares las rosas que las carreras de coches y mucho más excitantes las hojas de un ciruelo que una pasarela de modas. Túnez, el país donde vivo, tiene pocos museos y pocas librerías, pero basta esperar con paciencia para que todos los años sus calles se vean invadidas por las más refinadas y vanguardistas obras de arte: la primavera. Todas las mañanas de este mes de mayo hago mi peregrinaje floral, localizo nuevos brotes imprevistos, registro cambios en los muros y visito religiosamente el callejón de la Aurora y la rue de Boulogne, donde –ascendente y descendente– una sucesión espumosa de blancos, rosas, naranjas, lilas y fucsias estalla al final en el suavísimo malva nocturno de una jacarandá lentísima. En las selvas hay verdes húmedos que envenenan el alma; en la plaza de Mendes France hay un rojo tan irracional, tan inmoral, que puede volver loca a una mente frágil. Si se quiere conservar el juicio hay que explicar ese color o compartirlo y para ello no caben atajos: o se lleva a empujones a los amigos al pie del arbusto y se les obliga a mirarlo, o se dedican minutos –y minutos– a describirlo pacientemente. Nada que podamos contemplar en una pantalla es tan espectacular, exigente y amenazador como un ciprés que sangra buganvillas por todas sus ramas –o un flamboyán en llamas.Digamos que los humanos tenemos tres tipos de memoria. Una, documental, puramente cronológica, que nos permite recordar la fecha de las guerras, las revoluciones y los cumpleaños de los seres queridos; y que es importante para orientarse en el tiempo; es decir, para recordar cuán viejos son ya los recién nacidos y qué jóvenes seguimos siendo los todavía viejos. La segunda, colectiva, tiene que ver con las respuestas sociales rutinarias, enraizadas en el cuerpo y en el discurso, a los embrollos de la vida en común. ¿Cómo comportarse en un museo? ¿Cómo tratar a un anciano? ¿Cómo enterrar a los muertos? Este tipo de memoria, materializado en modales, ritos de paso, ceremonias e instituciones, permite actuar correctamente sin necesidad de pensar, lo que constituye la condición misma de toda existencia compartida. No pensar, claro, es indispensable cuando se trata de tomar medidas ya establecidas frente a una situación de urgencia –un ciclón o un terremoto–, pero es peligroso si lo que impone es, al contrario, tradiciones insensatas, como la ablación del clítoris o el confinamiento de las viudas. Por eso la memoria colectiva debe ser revisada y racionalizada cada cierto tiempo.Tenemos, por último, la memoria individual, sedimentada en torno a costumbres y a objetos. Lo que verdaderamente marca nuestro carácter está de alguna manera sumergido en nuestro cuerpo: todo ese flujo de repeticiones y conchitas, de gestos fatigosamente renovados y boliches, de rutinas largas y de astillas diminutas. El camino de la escuela, el reclamo operístico del vendedor ambulante, el roce de los pantalones de franela, la luz invernal sobre el mueble heredado del abuelo, el olor a naftalina, el jarrón chino que sobrevivía a todas las mudanzas, el rojo –sí– de la buganvilla que nos retenía en un callejón poblado de basuras –y de malandros que fumaban. Esa memoria –idiosincrásica y meteorológica– se puede traducir incluso al chino, porque tiene que ver con los cinco sentidos, patrimonio compartido, y con los cuatro elementos; pero no se puede traducir sin un enorme esfuerzo introspectivo y lingüístico. Uno de los nombres que recibe ese esfuerzo –para rescatar lo común encerrado en el propio cuerpo– es «poesía» y, en general, «literatura».Pues bien, una de las paradojas del capitalismo, y de sus tecnologías ancilares, tiene que ver con su potencia para erosionar estos tres tipos de memoria. La memoria documental ha quedado muy debilitada por la propia capacidad tecnológica de registro y archivo. Todas las fechas, todos los datos, todas las estadísticas están almacenadas en soportes exteriores informáticos que de alguna manera han vaciado nuestras cabezas. En ese vacío, como en una sopa ligera, flotan algunos acontecimientos sin conexión, aislados de la historia, monumentalizados por unos medios de comunicación que producen, como Nestlé y Disneylandia, caramelos, juguetes y mercancías. El 11-S se yergue en medio del magma originario como el gran fetiche enhiesto de un olvido colectivo. En un diálogo de Platón, un escriba egipcio le decía a Solón que los griegos eran como niños, porque no podían recordar más allá de tres generaciones; mientras que ellos, dueños de la escritura, se podían remontar, nombre a nombre y fecha a fecha, hasta el pasado más remoto. El capitalismo produce niños extraviados en un tiempo uniforme, sin límites ni orillas.La memoria colectiva está asimismo muy dañada. Hablamos de las especies animales desaparecidas o amenazadas, pero nos olvidamos de todos los gestos milenarios, las ceremonias comunes, las respuestas colectivas desterradas para siempre de este mundo. Podemos pensar en oficios muertos o en liturgias ceremoniales extinguidas, pero también en formas de organización política y vínculos de solidaridad definitivamente deshechos. Las respuestas automáticas –ese tino social sin pensamiento– no las impone ya la tradición o la institución o la educación, con sus ventajas y sus riesgos, y mucho menos la razón o el socialismo, sino las multinacionales. ¿Cómo superar un duelo? La casa Roche te vende una pastilla. ¿Cómo enterrar a los muertos? La funeraria privada se encarga profesionalmente del residuo. ¿Cómo besarse, dónde divertirse, qué ropa vestir, qué comer, cómo viajar, qué mirar? Monsanto, Meliá, Zara, MacDonald´s, El Corte Inglés, Disneylandia nos movilizan –permanente ciclón o terremoto– sin posibilidad de equivocación.Pero por todo esto, se comprenderá, es absurdo pretender que el capitalismo es individualista. Todo lo contrario: sólo los pobres, los muy pobres, tienen todavía biografía. Las clases medias y sus imitadores más desfavorecidos tienen más bien una colección de souvenirs o un catálogo estándar de fotografías. La memoria individual –las repeticiones y las conchitas, las costumbres y los objetos– ha sido sustituida por un universal folleto publicitario en el que el sujeto de la experiencia, desprovisto de cuerpo, es intercambiable por cualquier otro. ¿Qué recordamos? El área de servicio de la autopista, la final del mundial de fútbol, el logo de Nike, la publicidad de Ford, el vestíbulo del Sheraton, las ofertas del Carrefour, el icono de página de inicio de Microsoft. El investigador Kevin Slavin calcula que hay en torno a 10.000 millones de fotos digitales colgadas sólo en Facebook. ¿Toda una floración individual? No, porque todas esas imágenes privadas pueden reducirse a un repertorio de cinco o seis clichés indiferentes: el viaje organizado, la fiesta de fin de curso, el cumpleaños en el Burger King, el día de compras. ¿Y las buganvillas rojas? Uno va a Google y busca imágenes. Allí no corremos el peligro de volvernos locos ni nos vemos obligados al agotador esfuerzo, memorístico y literario, de describir y explicar su incendiada irracionalidad. Suprimidos los cinco sentidos y los cuatro elementos, se suprime al mismo tiempo, paradójicamente, la posibilidad de una experiencia personal y la posibilidad también de comunicarla.

domingo, 13 de junio de 2010

Sobre la prohibición de usar imágenes del Che y otros símbolos en Polonia.

Ernesto Hernández Busto anuncia con satisfacción fascista esta noticia y la postea con el título de "Esto no le va a gustar a Eliades Acosta...":
"A partir del pasado 8 de junio, en Polonia llevar una camiseta que muestre al Ché, la cara de Lenin o la hoz y el martillo es motivo de multa e, incluso, de cárcel. El ejecutivo de Donald Tusk ha aprobado una reforma del Código Penal polaco en la que se endurece la represión a la “propaganda de ideologías criminales”".
Reproduzco tres twitters-respuesta de Eliades muy pertinentes:
-- Si los polacos no usasen la imagen del Che no habría que prohibirla, y si la usan es porque llena una necesidad. Contra la vida no se puede;
-- Lo bueno que tiene esto, querido gozquecillo, es lo malo que se esta poniendo: ya se ven obligados a prohibir y reprimir, algo se les va de las manos;
-- Y piensa por qué tu padre te puso por nombre Ernesto. Eso, y haber nacido cubano, son tu castigo. ¿Serás Ernest para Bush?

sábado, 12 de junio de 2010

Sobre Belén Gopegui y el deseo de ser punk.

Enrique Ubieta Gómez
Hay novelas en las que las palabras se hacen invisibles: la historia transcurre vertiginosa, como en los thriller cinematográficos, y los sucesos opacan a los personajes. Hay novelas, sin embargo, que están hechas de palabras. No me refiero a las que juegan con las palabras, y las usan en actos circenses, en experimentos formales o en exhibiciones de vana erudición; me refiero a las palabras que pesan, que tienen cuerpo y dicen cosas. Hace algunas semanas leí la novela Deseo de ser punk de Belén Gopegui, una obra que dice cosas. No es una historia pretenciosa, al menos no desde el punto de vista formal. Bien contada, se deja leer. Narra los asombros, las decepciones, las esperanzas, los descubrimientos íntimos de una adolescente que no se conforma, que se rebela ante una sociedad que promueve el individualismo y que, paradójicamente, detesta a los individuos. La novela no es ni sentenciosa ni didáctica; su adolescente es un ser esencialmente reflexivo, que todo lo evalúa y lo siente –lo quiere o lo odia--, lo etiqueta; pero también es un ser rebelde, activo, que no está dispuesto a aceptar que las cosas sean como son. La autora cuela, por supuesto, algunas conclusiones propias, más elaboradas (o de más peso vivencial), artísticamente bien disfrazadas. Porque Belén quiere y logra comunicarse con los jóvenes. Y uno disfruta sus palabras, sus frases rotundas, vivas, autónomas.
Sucede que Belén no sigue modas o corrientes espirituales de ocasión (como las ofertas de temporada en los supermercados); ha puesto su talento al servicio del arte, lo que para ella significa decir, de la vida. Ahora que la conozco personalmente –privilegio que agradezco--, y que su obra se consolida, quiero recordar la primera vez que leí su nombre (para mí era solo eso: un nombre) y escribí sobre ella, porque arroja mucha luz sobre la mujer que es y sobre la evolución de su personalidad literaria. Ocurrió en octubre de 1996, y en mi artículo, explicaba el hecho:
“El ABC cultural, suplemento del homónimo y muy conservador diario madrileño, en su edición del 19 de mayo de 1995 –precisamente el día en que conmemorábamos el centenario de la caída en combate de José Martí--, publicaba una encuesta a 35 jóvenes escritores y artistas españoles sobre el sentido de sus vidas. El análisis periodístico fue titulado, lapidariamente, ‘Ni sombra del 68’, en alusión a ese mayo de efervescencia juvenil. Es decir, cien años después de la muerte de Martí, cincuenta años después de la derrota del nazi-fascismo ocurrida también en un mes de mayo y veintiséis años después de aquellos sucesos esperanzadores, los niños que entonces nacían y que hoy marcan con fuerza el sentido de la cultura española, rehúsan al parecer cualquier compromiso político y se refugian en un profesionalismo sectario.
Sin embargo, estas son conclusiones a primera vista: los entrevistados, en lo que dicen y en lo que no dicen, revelan otras coordenadas. Belén Gopegui, por ejemplo, nacida en 1964, declara: ‘Nos robaron el error, nuestros mayores; nos robaron la creencia en nuestra responsabilidad colectiva; nos robaron la creencia, pero no el deseo’. Palabras trágicas porque expresan una paradoja iluminadora: estos jóvenes españoles no están conformes con ellos mismos, no creen pero desearían creer, lo que sitúa de inmediato nuestra reflexión en el ámbito no de las tenencias, sino de las carencias”. (En “El Che y los aduaneros de la historia”, publicado en el periódico Granma, el 8 de octubre de 1996, e incluido en mi libro De la historia, los mitos y los hombres, Editora Política, La Habana, 1999, pp. 90 – 95).
¿Cómo habrán evolucionado los otros 34 intelectuales entrevistados por la publicación? Yo seleccioné las palabras angustiadas de Belén, y no me equivoqué. ¿A quiénes enfrenta la protagonista de la novela, a los padres coetáneos de Belén que se descomprometían en los noventa, o a los padres de Belén, que se robaron el derecho de sus hijos a creer y a ser responsables? Lo cierto es que hoy en España los jóvenes –no todos, quizás no la mayoría, pero cada generación tiene su vanguardia--, rescatan el espíritu del 68. Y los cínicos, los descreídos, no importa la edad o el número, son cada día más viejos. Me gusta la literatura de Belén: ella no escribe para las editoriales o para los críticos literarios, para quienes han envejecido de acumular objetos y frustraciones, escribe para sus contemporáneos. Para mi hijo de 15 años, a quien regaló y dedicó un ejemplar de su novela Deseo de ser punk. Por eso, estoy seguro, dejara una obra imperecedera.

jueves, 10 de junio de 2010

De Sudáfrica a la resistencia hondureña... el otro mundial.

Sergio Ferrari
Ilustración de Yaimel.
ALAI AMLATINA, 10/06/2010.- La euforia futbolística estalla. En apenas algunas horas, a partir de este viernes 11 de junio y durante exactamente un mes –hasta la esperada final del 11 de julio-, el planeta se mimetizará en un gran balón.
El mundial de fútbol ocupará entonces el epicentro mediático internacional. Nada, o muy poco, se escapará a la fiebre deportiva estimulada por enormes intereses económicos. Derechos de televisión varias veces millonarios; ganancias extraterrestres para las firmas auspiciantes; premios indecentes para los triunfadores... Excitación –comprensible- de la mano de beneficios económicos –inimaginables- en el mayor carnaval planetario jamás vivido hasta ahora. Con el escenario particular de un país de África. Continente que por primera vez en la historia acogerá al Mundial de la FIFA (Federación Internacional del Fútbol)

El apartheid social
Organizaciones sociales sudafricanas aumentaron en las últimas horas el tono de la denuncia. Acusan a las autoridades municipales del Cap y de otras ciudades del país de expulsar a miles de “sin techo” hacia zonas periféricas alejadas de la vista de los visitantes.
Derrotado heroicamente el apartheid en 1994, sin embargo el impacto colonial no ha sido superado radicalmente en estos tres lustros de la nueva Sudáfrica, principal potencia económica del continente.
Si bien desde 1995 el ingreso mensual medio de la mayoritaria población "de color" aumentó en un 37 %, en igual período el de la población blanca superó el 83%. África del Sur es una de las diez naciones del mundo con mayor desigualdad interna.
El 20 % de las familias más ricas concentran el 62 % de los ingresos a nivel nacional, mientras que el 40 % más pobre de la población total araña apenas el10 %.
El desempleo explota junto con la desesperación. Oficialmente, el 24.3% de la población en edad productiva no tiene trabajo. Cifra que en realidad oscila en el 40%. Uno de cada dos jóvenes esta excluido del proceso productivo. Tasa que aumenta sensiblemente entre los jóvenes negros: 70% de ellos no tiene acceso al trabajo al concluir la escuela.
Cuatro de cada diez sudafricanos viven con menos de 2 dólares diarios –frontera del concepto de la pobreza según las Naciones Unidas. Desde 1990 a la actualidad la esperanza de vida media descendió de 62 a 51 años.

¡Fuera de juego!: tarjeta amarilla a la FIFA.
Más de 13 mil suizos sostuvieron con su firma la campaña lanzada en abril pasado contra la FIFA y en solidaridad con los sectores más excluidos de la población sudafricana.
Iniciativa promovida por la “Ayuda Obrera Suiza” (AOS), que dio así continuidad a la Campaña Internacional a favor del “Trabajo Digno” lanzada por las principales centrales sindicales mundiales en el marco del Foro Social Mundial de Nairobi, Kenya, en enero del 2007. Ya entonces se anticipaban los potenciales estragos sociales que llegarían de la mano del mundial 2010.
Esa organización de solidaridad helvética acusa a la Federación con sede en Zürich de pasividad o falta de compromiso activo en tres áreas sensitivas:
-- No presionar a los países organizadores de competencias (en este caso África del Sur) para que sus empresas y auspiciantes respeten las normas mínimas de trabajo digno y consulten a los sindicatos.
-- No denunciar la violación de derechos humanos, en particular las expulsiones de los “sin techo”.
-- Y en tercer lugar, no respetar a fondo la libertad de prensa.
Organizaciones del sector denuncian las restricciones impuestas para el trabajo informativo y las condiciones para la acreditación de sus miembros. En particular, el inciso que estipulaba que la actividad periodística “no debe atacar la reputación de la FIFA”. Esa fuerte reacción llevó a la Federación a relativizar ese punto.
La presión internacional y la movilización social interna produjeron frutos parciales. El caso de los obreros que construyeron los estadios fue significativo. Lograron pasar de los 2500 Rands por mes a 3000 Rands (en torno a los 460 dólares estadounidenses). Sin embargo todavía menor a los 700 dólares exigidos como salario mínimo – vital por parte de los sindicatos sudafricanos.

Flagelos sociales contra la niñez
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) convocó el jueves 10 de junio a su campaña “Ir derecho hacia el arco” para eliminar las peores formas de trabajo infantil hasta 2016.
Al tiempo que crece la excitación planetaria por el Campeonato Mundial de fútbol, señala la OIT, “215 millones de niños en todo el mundo deben trabajar para sobrevivir. Para ellos, la educación y el juego son un lujo”, sentencia.
Y es al organismo internacional de convocar, en este caso en colaboración con la FIFA, a la jornada “Tarjeta roja al trabajo infantil” a realizarse en 60 naciones, el mismo viernes de la apertura del Mundial.
En paralelo la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), aprovecha del telón de fondo de la competencia futbolística para lanzar un alerta sobre el riesgo de abusos sexuales potenciales contra niños y niñas durante esa competencia que reunirá a casi 3 millones de espectadores locales.

La resistencia hondureña
La cara oculta del “otro mundial” saldrá a la luz en actividades creativas de protesta y denuncia en los más diversos rincones del planeta.
Honduras – que hace parte del mismo grupo junto con España, Chile y Suiza- sufrió en junio del año pasado un Golpe de Estado. La actual “normalización” democrática encabezada por Porfirio Lobo es fuertemente criticada en Latinoamérica y por sectores solidarios europeos. La represión continúa y se agudiza contra el Frente de Resistencia y su militancia.
Asociaciones de solidaridad y de residentes latinoamericanos en Suiza, por ejemplo, decidieron darle una imagen a la resistencia. Durante la transmisión televisiva de los partidos en que juegue Honduras, militantes solidarios distribuirán en locales públicos figuritas tipo “Panini” pero en este caso con las fotos de algunas de las víctimas de la resistencia.

Hernández Busto salta y ruega: "pregúuuntenme, pregúuuntenme".

Parece que la liberación del dinerito prometido por el Gobierno norteamericano se repartirá según la categorización que alguna burocrática Comisión federal haga sobre la "efectividad" de cada proyecto contrarrevolucionario. Hernández Busto no sabe qué hacer para llamar la atención. Como el burrito de Shrek, salta y pide la palabra sin ser tomado en cuenta. Ya nadie lo cita. Acude entonces a un viejo post de mi blog --de hace un año--, en el que Eliades Acosta Matos desmenuza sus servicios al imperialismo en la guerra cultural contra el Che Guevara, uno de los símbolos inexpugnables de la Humanidad. Da pena ajena.

martes, 8 de junio de 2010

Bolívar Echeverría.

La amiga venezolana Carmen Bohórquez nos informa del fallecimiento del destacado pensador marxista ecuatoriano-mexicano Bolívar Echeverría.
La Red de Intelectuales y Artistas en defensa de la Humanidad hace público su pesar por la inesperada partida de un gran amigo y uno de los más lúcidos pensadores marxistas de nuestra América: Bolívar Echeverría, fallecido en el día de ayer 6 de junio en la ciudad de México.
Nacido en Riobamba, Ecuador, en 1941 y residente en México desde hace 40 años, Echeverría fue un gran estudioso del marxismo y un agudo crítico del capitalismo. Doctor en Filosofía y Magister en Economía, hizo sus estudios en la Universidad Libre de Berlín; Profesor-investigador en la UNAM desde 1973; Profesor del postgrado de Economía entre 1975 y 1988 y Catedrático titular de la Facultad de Filosofía y Letras de la misma universidad.
Sus investigaciones filosóficas parten del estudio de la obra de Heidegger y Sartre, de una relectura de El Capital de Marx y de un desarrollo de la Teoría Crítica de Frankfurt; extendiéndose a los campos temáticos de la teoría de la cultura, la definición de la modernidad y la interpretación del barroco latinoamericano. Sus trabajos más recientes abordan temas que tienen que ver con la cultura de la modernidad, en especial con el “ethos barroco”.
Además de entregarse al trabajo docente e investigativo, Bolívar Echeverría formó parte activa de la creación de revistas culturales y políticas, entre las cuales se destacan Pucuna (Quito, 1961-1964), Latinoamérica (Berlín, 1962-1967), Cuadernos Políticos (México, 1974-1989), Palos (México, 1980-1981), Economía Política (México, 1976-1985), Ensayos (México, 1980-1988) y Theoría (México, desde 1991).
Entre sus principales obras debemos recordar e invitar a leer: El discurso crítico de Marx (ERA, 1987), Las ilusiones de la modernidad (El Equilibrista, 1995), Valor de uso y utopía (Siglo XXI, 1998), La modernidad de lo barroco (ERA, 1999), Definición de la cultura (Itaca, 2001), y Vuelta de Siglo, (ERA, 2005), con la cual se hizo acreedor del Premio Libertador al Pensamiento Crítico (Caracas, 2007).
Sus amigos de Venezuela guardaremos siempre con honor el recuerdo de su presencia solidaria y de sus aportes a la construcción del Socialismo en nuestra patria. En el V Foro Internacional de Filosofía a celebrarse en Caracas el próximo mes de julio, su palabra estará presente.
Carmen Bohórquez

lunes, 7 de junio de 2010

Silvio desmiente a EFE.

En este otro enlace a una noticia difundida por la agencia EFE, se ve a una señora diciendo que estuve preso en un campo de concentración en Cuba, afirmación que declaro sin el más mínimo fundamento. No cuestionar estos datos apócrifos y humillantes pareciera sumar a la agencia EFE a la campaña de descrédito que viene sufriendo Cuba y los que la defendemos. Es decepcionante que el medio de prensa que representa a un digno y querido país como España asuma con tan poca seriedad su deber de informar correctamente. (Silvio Rodríguez en su blog Segunda cita)

domingo, 6 de junio de 2010

El triunfo de Silvio en Nueva York y las versiones de la derecha.

Enrique Ubieta Gómez
Hay un segmento del alma humana que es intocable, inexpugnable. Los ideólogos del capitalismo –que son en definitiva los que establecen las estrategias culturales de la contrarrevolución--, a pesar del poder totalitario que ejercen sobre los medios de información, saben que hay barreras infranqueables. Son símbolos que se alojan en profundos pliegues interiores, que se enraízan en la memoria, en la más íntima y afectiva y en la racional, y no pueden ser exterminados por la sistemática difusión de medias verdades o medias mentiras. Acuden entonces al mercado: venden el símbolo en versiones ligth, lo desnaturalizan, liman sus puntas de filo. Aún así, no siempre tienen éxito. Han sido infructuosos, por ejemplo, los intentos por domesticar el rostro amenazante del Che. Su presencia en prendas de vestir, en tatuajes, en afiches que los adolescentes cuelgan en las paredes de sus cuartos, son acciones combativas de resultados impredecibles, que no necesariamente siguen la lógica del mercado.
La Revolución cubana está llena de escollos como ese. Hace algunas semanas la gran prensa intentó manipular las palabras de Silvio –el más grande compositor cubano de canciones del siglo XX, según una encuesta popular que realizó la prensa nacional en los últimos días del milenio, pero también la Voz de la Revolución, su poeta--, para vender una exclamación cínica y falsa: ¡hasta Silvio se desiluciona! De nada valieron los desmentidos. Ahora, ante su éxito neoyorkino, los supuestos heraldos de la libertad de expresión se posicionan, cada uno en el papel asignado –lo que entienden por “diversidad”, es la unánime defensa del sistema desde los cuatro ángulos del cuadrilátero--, para condenar o para escamotear el sentido de su vigencia en un “público en éxtasis que lloró, jaleó y coreó al cantautor que le brindó sus versos a la revolución cubana”, según el contradictorio reportaje de Bárbara Celis para la corporación PRISA, aparecido en El País.
El título del reportaje no puede ser más absurdo –incluso si nos atenemos a pasajes del texto como el citado--: “Poesía sin revolución en el Carnegie Hall” Para justificar la sentencia, la autora separa lo inseparable y coloca sus propias palabras, para hacerlas creíbles, en boca de un salvadoreño, presuntamente ex revolucionario: “Silvio es poesía, es Latinoamérica, es el mundo, es nuestro. Es un maestro y cuando uno acude a escucharle eso es lo único que importa. Estoy seguro de que hoy aquí también hay gente en contra de la revolución y el comunismo pero está de acuerdo con la música”. Afirmación que en todo caso involucra a aquellos cubanos que crecieron y enamoraron a sus primeras novias o novios en Cuba (experiencia que compartieron en sus países varias generaciones de latinoamericanos), escuchando sus canciones, y luego emigraron por motivos más económicos que políticos. Pero, ¿es posible amar al músico Silvio y disentir, al menos emocionalmente, de sus letras?
La periodista insiste en que Silvio no hizo declaraciones políticas durante el concierto –aunque agrega que dedicó una canción a los cinco cubanos antiterroristas presos en Estados Unidos, a quienes llamó héroes, “expresada de forma elegante y comprensible”, dice, para sugerir lo “políticamente correcto” que fue--, pero no entiende que Silvio, en sus conciertos, nunca hace declaraciones políticas habladas; él las canta. Cada una de sus canciones es una declaración de fe revolucionaria. Su expresa alusión a los cinco héroes hizo que el Carnegie Hall “se viniera abajo”, según la propia corresponsal de PRISA, pero para ella el aplauso no implicaba apoyo: “daba igual lo que Silvio cantara, hiciera o dijera: su público, que le dedicó una larga y emocionante ovación en cuanto pisó el escenario y no dejó de echarle piropos a lo largo del concierto, interrumpiéndole constantemente, estaba allí para declararle pleitesía a un héroe musical al que llevaban esperando treinta años”. Esta es, por supuesto, la punta del cuadrilátero que intenta limarle el filo a Silvio, transformarlo de “cantautor” en “músico”, dos palabras que no se contradicen, pero que conducen la mirada hacia diferentes escenarios.
Julio Valdeón, reporta para El Mundo desde la misma esquina de su colega de PRISA, pero lo hace con más estilo. A diferencia de ella, no fue un escéptico observador, sino (por lo que se infiere de su entusiasmo) uno de los enamorados de su obra que acudieron a la cita. Sabe que Silvio “juega en la liga de los titanes”. No siente la necesidad de justificar sus elogios musicales –sin duda, el cantautor es un gran músico, ¿quién lo duda?--, aunque a veces se exceda en el afán de reducirlo todo a música: “El grupo que lo acompaña exuda virtuosismo” --escribe. “A veces, como en el caso de El necio [¡nada menos que El necio!] o La maza, espolvorea matices insospechados, imaginativos, golosos”. Es válida su crónica, aunque se ciña a lo puramente interpretativo. Escribe lo único que puede escribir, si pretende que su periódico lo publique, y lo hace con dignidad.
Pero el cuadrilátero tiene otras esquinas. El Nuevo Herald, sabe que el asunto no es reseñar el espectáculo: en Miami no se entenderían las sutilezas manipuladoras de la prensa española (ya no sé de qué país es El País, con tanto capital norteamericano y ahora italiano –de Berlusconi--, que tiene PRISA) y la ciudad se siente agraviada. La noticia no puede ser por tanto el triunfo de Silvio, sino la manifestación callejera en su contra. Los ideólogos de la derecha no se tragan los comentarios edulcorados que intentan darle una bienvenida mediatizada al cantautor. Desde su blog bushista, Hernández Busto la emprende contra los diarios peninsulares, en especial contra Valdeón: “Crónicas entusiastas en El País y El Mundo” –escribe, y comenta con sarcasmo: “Silvio es ‘poesía’, dicen; y hasta escriben una crónica ‘poética’, llena de cosas como ‘Traía al hombro su zurrón de canciones tremendas’ o ‘sus canciones, telúricas, han puesto banda sonora a un tiempo de rosas y fusiles.’” Las crónicas peninsulares desagradan a la contrarrevolución, que no se deja engañar: Silvio es la Revolución cubana y los aplausos y vítores que recibe son el resultado de su extraordinario talento y de su probada militancia revolucionaria. Su obra no es rosada, no puede ser asumida –sin traicionarla--, por la izquierda sistémica, “civilizada”, reformista; Silvio, su obra, es tan radical, tan revolucionaria, como el país donde nació, se formó y del que extrajo sus vivencias.

sábado, 5 de junio de 2010

Con la semilla de José Martí: Segunda Cita de Silvio Rodríguez.

En estos días Silvio ofrece dos históricos conciertos en el Carnegie Hall de Nueva York. Aprovecho para recomendar esta lectura del trovador y periodista Fidel Díaz y ofrecer otras conexiones.
Fidel Díaz (El Caimán Barbudo)
A pesar de que esta conferencia de prensa coincidió con un pico de marketing publicitario contra la Revolución Cubana, no hubo especial “picante” en las preguntas que le lanzaron (incluso se abordó el proceso creativo) y Silvio las fue “bateando” una a una. No por ser una tarde tan honda y clara, dejaría luego de llover la campañita habitual, en la que los bueyes que eligieron el yugo, la emprenden con quien eligió la estrella. Show que tuvo su premio “Buey de oro” en Carlos Alberto Montaner, y un merecidísimo “Buey de frambuesas” para Emilio Ichikawa. Lo último que le podía pasar es terminar como “guatacón” de Montaner con una frase que es todo un tablazo intelectual.
VER texto completo
Silvio Rodríguez: nueva york
Silvio en el Carnegie Hall

Liga Mundial de Voleibol 2010 en La Habana: Cuba 3 - Argentina 1.

E.U.G.
De nuevo la Liga Mundial de Voleibol y el primer partido habanero lo protagonizaron ayer Argentina y Cuba. El público cubano --conocedor y seguidor de su equipo, que desde la pasada edición fue renovado y es muy joven--, acude masivamente a estos encuentros que suelen celebrarse en el Coliseo de la Ciudad Deportiva de la capital. También asistí con casi todo el familión. Disfruto por igual un buen espectáculo de ballet o de teatro, que uno de voleibol o de béisbol (o de fútbol, ahora que Futbolandia se prepara para su Mundial y que la televisión cubana anuncia que trasmitirá absolutamente todos los juegos, y desde cuartos de final en vivo). A pesar del inmenso calor, el Coliseo permaneció lleno casi hasta el final. El niño León fue de menos a más; Simón, el fornido capitán estuvo imparable, y el joven Fernando, nuevo en estas lides, entró de regular en el tercer set y se convirtió en una máquina de hacer tantos. Triunfo de 3 x 1, que pudo evitar el cuarto set. 10kbzas (que no se pierde un suceso de la capital) me envió estas tomas.
Roberlandy Simón

Wilfredo León