miércoles, 18 de agosto de 2010

Dos mundos, dos éticas: individualismo vs. solidaridad.

Enrique Ubieta Gómez
Recuerdo que fue la conductora del programa de CNN + la que me lanzó la pregunta tramposa: pero los seres humanos, ¿no somos los mismos en todas partes? No se refería, claro, a sentimientos universales, como el amor o el odio, sino a la manera de entender conceptos sociales, indiscutiblemente históricos, como el de libertad. Hablábamos sin embargo de proyectos de vida esencialmente opuestos: los que sustentan al capitalismo, y al socialismo (al menos, como ideal). En el debate que sostuvimos en el programa 59 Segundos de la Televisión Española, el representante del PSOE, ante a la evidencia de que por iguales delitos –recepción de dinero de un país extranjero para la subversión interna, sea o no pacífica--, la justicia española prevé sanciones incluso mayores que las cubanas, se refugió en un argumento que cercenaba toda posibilidad de discusión: “pero Cuba no es un estado de derecho”. La frase, no obstante, puede aceptarse con una adición que modifica su significado: Cuba no es un estado de derecho burgués (pero sí es un estado de derecho). La relación entre los valores –siempre históricos--, socialmente aceptados y la jurisprudencia es obvia: las leyes de un país refrendan sus códigos morales, o son letra muerta.
Acudo a estos ejemplos, para explicar la sordera y la ceguera programáticas de las trasnacionales de prensa (y de los políticos del sistema, rosados, verdes o azules) en torno a cualquier alternativa de organización social: el capitalismo no acepta la existencia de otras formas de vida, a no ser como manifestación de barbarie (o como ilegalidad). La no aceptación es parte de su instinto de sobrevivencia. En muchos países donde existe colaboración médica cubana, el Colegio Médico local (organización gremial) la considera ilegal. ¿Por qué? Los cubanos van a las zonas más apartadas y/o peligrosas, no cobran más que un estipendio mínimo, conviven con los pobladores más pobres y comparten sus condiciones de vida. Absolutamente subversivo. Lo que para cualquier observador imparcial y sobre todo, para los pobladores beneficiados, es un derecho y un acto de solidaridad elemental, aparece como ruptura de la “legalidad” capitalista.
El pasado 16 de agosto The Wall Street Journal, en un artículo de María C. Werlau titulado “El programa cubano de médicos por dinero”, acusa a Cuba de explotar a sus profesionales de la salud. La acusación que formula parece inaudita, pero es coherente con una legalidad (y una moral) que prioriza el enriquecimiento del médico –su interés exclusivo como individuo--, por sobre la necesidad del paciente, es decir, a costa del interés colectivo. Prioridad que es inherente a un sistema que estimula, como motor impulsor, el más descarnado individualismo. La autora considera que el internacionalista cubano es obligado “a trabajar jornadas extremadamente largas en zonas peligrosas, incluidas áreas urbanas con altos índices de crimen y en la selva”. Y no recibe a cambio el salario que los médicos locales exigirían. Es, consecuentemente, un “esclavo moderno”. Werlau evalúa el comportamiento de un internacionalista según las reglas convenidas para un médico del sistema: la ruptura de esas reglas es explicada –solo puede explicarse--, en términos de desvío delictivo. El internacionalismo, la solidaridad, son crímenes, porque atentan contra la ética del individualismo. Werlau no puede (ni quiere, desde luego) situarse en la piel de un internacionalista; no concibe otra motivación humana que no sea el dinero, ni cree que el humanismo pueda convertirse en meta de realización personal. Cita el testimonio de médicos que han desertado bajo el influjo de una campaña mediática –y facilidades excepcionales para la emigración y el asentamiento en Estados Unidos--, diseñada para incitar en ellos los valores del individualismo. Aunque maneja una cifra (no me tomo el trabajo de verificarla) de 1 500 desertores, unos párrafos antes afirma que Cuba mantuvo en el exterior durante el pasado año un total de 38 544 profesionales de la salud. Es una cifra irrisoria, si tomamos en cuenta que los valores del individualismo son predominantes en los países donde los cubanos prestan esos servicios.
Ayer, Fidel recibió a la brigada médica que censaba y atendía en Bolivia a personas discapacitadas de escasos recursos, que llegaba a Cuba para unas breves vacaciones. Y explicaba en su mensaje de bienvenida algo que las corporaciones de prensa y los políticos del capitalismo nunca podrían aceptar, porque estarían de hecho aceptando la posibilidad y la necesidad de un mundo mejor, necesariamente anticapitalista: “Las personas que ustedes atienden, portadores de una gama de sufrimientos, los retribuyen a ustedes con la felicidad de hacer el bien, algo que no se compra con todo el oro del mundo. Ello demuestra que el ser humano, por encima de sus instintos, es capaz de convertirse en símbolo de la generosidad y el bien.
Nadie podría explicarse de otra forma el incansable batallar de ustedes, enfrentándose al calor, la lluvia y los peligros; atravesando bosques y pantanos; desafiando el frío y las nieves de empinadas montañas, para ayudar a esos seres que no podrían prescindir de ustedes, como hoy ustedes no pueden prescindir ya de ellos”.
Dentro de dos semanas esos internacionalistas viajarán a Ecuador para continuar el trabajo que realizaron en Venezuela y en Bolivia. Pero The Wall Street Journal y la Werlau seguirán sin ver, sin escuchar, sin entender.
Ver: Fidel y la brigada Moto Méndez: "la felicidad de hacer el bien"

10 comentarios:

  1. Estimado Enrique,

    Creemos que algo que usted no aborda y es clave en el asunto es cuanto dinero recibe el Estado cubano a cambio de la labor realizada por los medicos. En cuanto a la solidaridad, esta no es exclusiva del sistema socialista. Conocemos personalmente doctores que han sacrificado salarios de mas de 100 mil dolares en Estados Unidos para integrarse al programa de "Medicos sin Fronteras" e ir a colaborar en Africa; a otros que reunen medicamentos para enviarlos a Latinoamerica y a otros que trabajan para organizaciones de caridad, por mucho menos dinero que el que recibirian en la practica privada, todo esto sin tanta fanfarria ni noticia en primera plana de Granma. Sabemos, por supuesto, de muchos internacionalistas cubanos cuyo espiritu solidario nace del deseo de regresar a la patria cargados de televisores y otros enseres. La solidaridad no es una caracteristica de un sistema u otro, aunque haya uno que ciertamente la explote, sino que nace y viaja dentro de las personas. Sepa usted que en el proceso de admision a cualquier escuela de medicina norteamericana uno de los factores primordiales para la aceptacion del candidato es el trabajo voluntario realizado previamente. Nosotros todavia hemos logrado convencer a ningun cubano recien llegado y criado bajo el manto de solidaridad del que se habla en Cuba de que el trabajo voluntario es algo valioso, mucho menos que lo hagan. Concordamos, sin embargo, con usted en que la medicina norteamericana dista mucho de poseer las caracteristicas humanistas que se corresponden con un sistema sanitario, y sentimos que en la actualidad sea necesario en Cuba en algunas ocasiones aparecerse en la consulta del medico con un regalo para que te preste la debida atencion. Nada de lo que antecede significa que no estemos a favor de un mundo mas solidario y menos individualista, ni que restemos importancia a la labor que hacen los medicos cubanos -tanto los que lo hacen de corazon como los que lo hacen por otros motivos-, ni que no consideremos una violacion total de los derechos humanos tanto la pobreza como la ausencia de atencion medica a los desposeidos en cualquier lugar del planeta.

    Saludos.

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  2. En una discusión sobre el tema Cuba con un mexicano que vive en E.U, él me arrojó a la cara, como si con ello me ofendiera, que yo había vivido demasiado tiempo en la Isla, no valía la pena responder, pero me demostró que él ha vivido demasiado tiempo bajo el dominio del Imperio. Ahora, leyendo las reflexiones de Fidel de los últimos días, hay que pensar en ese control mental que ejerce el poder mundial. ¿Cómo abrir los ojos a millones de personas en todo el planeta? Aunque escuchen las explicaciones, están cerrados por dentro, encerrados en sí mismos, en su individualidad, con una coraza que rechaza cualquier dato que pueda socavar su salvación, su “mundo feliz”; porque enterarse de lo que pasa verdaderamente en el mundo es tan doloroso, vivir con una opresión permanente en el alma es terrible. Si por lo menos una mayoría hiciera suya esa realidad, la solución vendría por sí sola, y ¿cómo abrir el pecho?, como diría Fito Páez: Yo vengo a ofrecer mi corazón.

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  3. Estimado Enrique,

    Estamos leyendo "Si crees en la igualdad, ¿por qué eres tan rico?" (If you're an egalitarian, how come you're so rich?) del filósofo marxista nacido en Canadá Gerald (Jerry) Cohen. Tenemos la versión en inglés en formato PDF, además de otro artículo "Libertad y dinero" (Freedom and money), un documento que desmonta muy convincentemente la premisa derechista que plantea que la pobreza no significa falta de libertad, sino de medios. Sería bien fácil hacerselos llegar por correo electrónico. Si le interesa, dejenos saber: contacto@debatecuba.org

    Saludos

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  4. Yolanda Castro Jiménez

    Nos someten a la verdad en el sentido de que su verdad, la verdad burguesa, hace la ley, produce un discurso verdadero que decide, transmite, lleva adelante sus efectos de poder. La base central del derecho es un problema de dominación y sujeción, ya no tiene que ver con un problema de soberanía u obediencia de los individuos a los cuales se le aplica. Todo lo que no puede ser dominado y sobre lo que no se puede ejercer un poder de sujeción "no es un estado de derecho", del derecho que sustenta el sistema de explotación capitalista, claro. En realidad es una falsedad consciente que utilizan cuando hablan de "estado de derecho" porque resulta que la dominación y la sujeción no tiene nada que ver con la ley sino con la norma. En realidad acusan a Cuba de no estar "normalizada" según la superestructura capitalista. Para la mayoría de los ciudadanos de nuestros países el "estado de derecho", "la ley" y "la justicia" son términos que hacen verdad, que constituyen esencialmente a la verdad. Por eso, cuando desde el poder se dice que Cuba "no es un estado de derecho" lo que se hace es negarle ese discurso verdadero y se la somete, con ello, al rechazo más generalizado. Si no es un "estado de derecho" no produce verdad y su poder no es soberano y está corrompido. Es el triángulo de Foucault: poder, derecho y verdad.

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  5. Me ha conmovido su artículo, Enrique. Ojalá el Estado español se sustentara en los principios de la Revolución Cubana. Siempre sacaré la cara por tales primcipios y valores antes que ponerme de pie ante una bandera que no representa ni por asomo a los desheredados. Gracias por recordar con esta entrada que sobran los motivos para seguir combatiendo. Mis más cordiales saludos.

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  6. Esto ya es lo más hipócrita y repugnante que se pueda decir. Así que vayan miles de médicos a otros países para tratar a gente pobre y sin recursos está mal ? Y mandar multinacionales norteamericanas que explotan a millones de trabajadores y niños por una miseria muy bien verdad? y mandar soldados a morir a guerras por petroleo, muchos de ellos carne de cañón y mal pagados también? y que 2000 millones de personas no tengan sanidad acojonante no? y 1000 millones de hambrientos y 30 millones de muertos de hambre fenomenal?

    Si manda la Iglesia misioneros y monjas al Tercer mundo que buena es la Iglesia, si Cuba manda miles de médicos y profesores a estos países que horrible que cobran poco. Pues cobrarán poco, tampoco Cuba tiene mucho para pagarles, pero hace una labor impresionante y ojalá todos los países hiciesen los mismo y el primero EEUU que siendo la primera potencia del mundo sólo se dedica a exportar hambre, explotación, guerras y destrucción.


    Ojala todas las relaciones entre países se basaran en estos principios.

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  7. Sé que este comentario no será publicado, no es mi intención y tampoco me importa; pero al menos sé que será leído por el señor Enrique Ubieta.
    En un artículo anterior usted a comentado que ha visto el tan lamentable servicio o maltrato dispensado en hoteles o tiendas de nuestro país y le pregunto, ¿nunca a visto y escuchado a médicos cubanos o maestros "internacionalistas" decir que si salen en ayuda "solidaria" a otros países es para ayudar a la ya maltrecha situación económica de sus núcleos familiares o si salen es para conocer, al menos, las selvas o las montañas más alejadas de las urbes de esos países o de lo contrario eso sueño sería imposible si no tienen un familiar en el extranjero?
    Señor Ubieta, dejemos la demagogia. La solidaridad es hermosa, ahí tiene usted toda la razón, pero ya está bueno de la doble moral de estos internacionalistas y del gobierno cubano. Los primeros van por lo ya antes expuesto y el segundo ¿me va usted a decir que es por solidaridad solamente? Del salario real de estos internacionalistas ¿cuánto realmente perciben? ¿con cuál por ciento se queda el gobierno?
    Si ha visto y oído estos comentarios, escúchelos y publíquelos también. Yo sí los he escuchado que no es lo mismo que oir.

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  8. Patricia: He escuchado esos comentarios para los que tienes prestos oídos, y también he escuchado a muchísimos médicos --los conozco bien, porque he vivido con ellos en Nicaragua, Honduras, Guatemala, Haití y Venezuela--, actuar con heroismo y desinterés. Nadie proclama que su intención es ser héroe, pero todos los seres humanos llevan un héroe escondido en el alma. El internacionalismo cubano no empezó ayer, durante décadas cientos de miles de cubanos lo enarbolaron desinteresadamente --como militares, como médicos, como maestros--, algunos entregaron sus vidas o fragmentos de su alma en el empeño y jamás recibieron un centavo (tampoco el gobierno cubano). Cuba ofrece la posibilidad de estudiar medicina a miles de jóvenes de pocos recursos de muchos países del mundo --incluidos norteamericanos pobres-- con desinterés. Desear conocer parajes o paises desconocidos es algo natural y positivo, como dice Alba Rico, los únicos ciudadanos de mundo que viajan de forma masiva son los cubanos, los demás hacen turismo. Y los médicos que van por razones "materiales" si son buenas personas, aprenderán allá el valor enaltecedor de la solidaridad y del socialismo. Y regresarán más convencidos de la justeza y la belleza de su Revolución. El internacionalismo también sirve para "reciclar" los sentimientos revolucionarios.

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  9. Estimado Sr. Ubieta, es una lástima que este bloc, entre otros objetivos por el que fue creado, no incluya el debate. A pesar de las diferencias que podramos tener usted, en el mejor sentido de la palabra, me gusta, sino fuera así no tendría este bloc entre mis favoritos.
    Y me gusta porque sus artículos invitan al debate y porque con usted se podría debatir partiendo del respeto hacia el prójimo. Ya lo dijo Benito Juarez "Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz".
    No obstante quiero aclararle algo, no soy sorda, mis oídos están prestos para escuchar todo lo que acontece a mi alrededor y me interese. A usted lo he visto y escuchado en
    televisión.
    Y aunque no quiera sucumbir al debate, usted tiene el poder de incitar a ello. Veamos, El internacionalismo cubano no empezó ayer, durante décadas cientos de miles de cubanos lo enarbolaron desinteresadamente, escribe usted. Nuevamente tiene usted razón, el internacionalismo cubano no empezó ayer, sin embargo no creo haber visto a esos cientos de miles de cubanos frente a su administración, sindicato o ministerio a título personal solicitar voluntariamente ser enviados digamos, a la guerra de Angola. No se les apuntaba al pecho con un arma para que fueran, es verdad y diría una mentira si escribiera lo contrario pero; ¿qué sucedía si se negaban? ¿era bien visto en sus centros laborales, en sus cuadras? no señor, sabemos que no. y como siempre, juega un papel fundamental la doble moral. En aquellos años, desde el punto de vista del individuo, era un internacionalismo con miedo a no cumplirlo, a qué pasará si me niego. El internacionalismo actual se podría llamar internacionalismo económico, ya no hace falta que los llamen, ahora se apuntan al último de la cola y cuando están montados en el carro si son buenas personas no hace falta salir de internacionalista para aprender en esos confines de la tierra "el valor enaltecedor de la solidaridad y el socialismo", en cuanto a lo primero se nace con ello o se aprende en su propia casa y en cuanto al socialismo, no hay ideología alguna que niegue lo primero. Si eres un hombre de bien, eres solidario independientemente a la ideología o clase a la que pertenezcas sin mirar a quien.
    También tiene razón en los miles de jóvenes que van a estudiar a Cuba medicina con pocos recursos. Pero es que el interés no es solamente material, también puede ser ideológico y se pueden matar dos pájaros de un tiro, ayudo a estos jóvenes que, no está mal, comparto esa solidaridad, pero también lanzo un mensaje con ello o demuestro algo. No hay un fin sin uno o varios objetivos.
    En fin...en estos temas y muchos más hay mucha tela que cortar y zurcir y necesitaría usted, ya me gustaría, un nuevo bloc o dar el pistoletazo de salida en éste para poder entrar en un debate que creo a los dos nos gusta.
    Atentamente, una servidora.

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  10. Patricia caramba, no sé que edad tiene usted y es impropio preguntarlo, e intuyo que no vive en Cuba: sus recuerdos de aquel internacionalismo están evidentemente teñidos del color con que mira la vida o de sus lecturas. Los que no creen, suelen afirmar que nadie cree. Y usted vive entre quienes no creen. Y entre quienes desearían --no es su caso supongo--, exterminar la mala influencia de los que creen (los que tienen fe en el ser humano y creen en ideales y luchan por ellos, anteponiéndolos a interes personales). En Cuba existe una mística internacionalista --por llamarla de alguna manera--, que hace que el cubano común se sienta impelido a montar de un salto, al primer llamado, sobre Rocinante. Ser como el Che, puede parecerle una frase hueca a usted. No lo es para muchísimos cubanos. Si no es capaz de advertirlo y todo lo explica por la existencia de una "doble moral", es probablemente porque nunca fue capaz de sentir esa mística. Es curioso que los que hablan de doble moral son precisamente los que nunca creyeron y sí la practicaron: yo no sé lo que significa esa frase, aunque mi vida no sea impoluta, ni pura, ni logre ser abolutamente "consecuente". Pero soy leal a mis principios. Miles de hombres y mujeres pelearon voluntariamente en Angola y otros miles se negaron a ir. Era una decisión personal, incluso para quienes pasaban el Servicio Militar. Le repito: no solo vivo en Cuba, en Centro Habana, sino que he vivido con los médicos internacionalistas cubanos en cinco países. Los conozco. Si obtienen algún beneficio material --nunca el de un médico privado y ni siquiera el de los médicos de las muchas ONGs primer mundistas--, es incomparable al beneficio espiritual que ellos reconocen. Y no puede compararse la solidaridad de un individuo aislado en el capitalismo a la solidaridad de un sistema. El Che quiso ser médico en el Petén guatemalteco y curar gratis a sus habitantes, pero luego comprendió que para mejorar la calidad de vida de la población lo primero que se necesita es una Revolución: los médicos cubanos son eficientes porque no están aislados, porque detrás de ellos existe un estado revolucionario, porque a diferencia de los médicos locales, pueden vivir en condiciones no habituales por uno o dos años, ya que sus familias están en Cuba protegidas, con sus necesidades básicas garantizadas. En todas partes hay gente buena y gente "mala", pero solo el socialismo se propone estructuralmente la justicia social, base de la individual.

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