Arnaldo Hernández
En Cuba se producen hechos sumamente extraños, inauditos, que no tienen referentes históricos, no por lo novedosos o peculiares que puedan ser, sino por la significativa contradicción que implican.
¡Cosas veredes, Sancho amigo! dijo Don Quijote de la Mancha en el Siglo XVII. Si hubiera estado en La Habana en febrero del 2014 hubiera dicho como Rubén Blades, “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida!”
Por ejemplo, el Centro David Rockefeller de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Harvad, donde se forma la élite de los ideólogos, gobernantes y empresarios de los Estados Unidos, capitalistas y neoliberales, han financiado un libro electrónico titulado “Cuba, la actualización del modelo. Balance y perspectiva de la transición socialista”.
¿Hubieran podido imaginarse que un centro que lleva el nombre del poderoso magnate estadounidense financie un libro que ayude al socialismo creado por Fidel Castro?
Se trata de un libro digital (para no tener que gastar en papel, burlar críticas y facilitar su distribución), porque se presentó y se repartió gratuitamente en la recién concluida Feria del Libro de La Habana, un evento muy oficialista.
No puede pensarse que sea un texto contra la política que impulsa el gobierno de Raúl Castro, porque el régimen, los académicos, los “tanques pensantes” y la prensa de EEUU lo acusan sistemáticamente de ser una dictadura, y una dictadura no lo permitiría. Menos aún una que según los consorcios mediáticos privados, los gobernantes, los políticos y los académicos estadounidenses y europeos presentan sistemáticamente como sumamente cruel y represiva.
Hubo disgustos adicionales, porque el comentarista anunciado en la presentación tiene un nombre muy común y creó confusión. Uno de mis sobrinos, DJ en una emisora capitalina e integrante de un grupo de hip hop, estaba molesto por lo que calificó de “engaño”, porque creyó que se trataba de un jamaicano cantante de reggaetón. Su novia, que se dedica a las ciencias sociales (no le gusta que le digan “cientista”, porque no tiene un centavo), se disgustó por partida doble: primero por la torpe idea de su pareja y segundo, por “la ambigüedad de la convocatoria”, porque creyó que se trataba de un activista de izquierda norteamericano, profesor también, pero de otra universidad.
En estos días hemos presenciado un hecho todavía más trascendental, cuando un grupo de extranjeros vienen a decirnos cómo debe ser el sistema político y económico de los cubanos. Desconozco de donde salió el financiamiento para ese evento secular, con mensajes ideológicos tomados de las matrices de opinión diseñadas por Washington para esparcirlas en Cuba y que algunos amigos de profundas convicciones cristianas consideran que es una manipulación política de las instituciones religiosas.
Pero debe haber costado mucho, porque traer personalidades de Europa, Norteamérica y América del Sur , que se ausentaron de sus ocupaciones laborales habituales por varios días para estar en Cuba, cuesta dinero, no sólo pasajes, alojamiento, desayuno, almuerzo y comida, porque también se pagan las conferencias, que además enriquecen los currículos de cada uno, sin incluir otras cortesías.
Unos disertaron sobre el Estado y la Democracia in vitro, donde todos son iguales, los que tienen mucho y los que no tienen nada, los ricos y los pobres, los que todo pueden o pueden mucho y los que no pueden, los explotadores y los explotados.
Es algo así como un canto de sirenas que omiten realidades históricamente comprobadas, pero algunos se empeñan en ocultar: el Estado y la Democracia son clasistas, responden a la clase social que tiene el poder político, lo que para Marx y Engels es dominante y para Gramsci es hegemónica, que los utiliza para imponer sus intereses, obligar a los demás a aceptarlos como naturales y de procedencia divina y reprimir a quienes protesten o se opongan.
Para eso están las leyes, la policía antimotines y los carros lanza aguas, que como hacía la tiranía de Batista, como muestran filmaciones, fotos y relatos de esa época..
Si el Estado y la Democracia son socialistas y revolucionarios, como en Cuba, defienden al pueblo trabajador frente a quienes tratan de explotarlo. Si son capitalistas, defienden los intereses de los explotadores, se subordinan a potencias imperialistas extranjeras más poderosas y oprimen al pueblo trabajador, como sucede incluso en muchos países europeos, con muchas bases militares extranjeras en sus territorios.
Otros nos enseñan cómo debe ser el gobierno y la gestión gubernamental. Tienen la experiencia de haber gobernado durante siglos, han pasado por todas las épocas y todavía hoy siguen siendo parte de las estructuras de poder en sistemas de gobierno muy disímiles, no importa que sean desarrollados o subdesarrollados, civiles o militares, elegidos democráticamente o impuestos por intereses extranjeros.
¡No importa, siempre ganan algo! Y se esfuerzan para que la gente acepte, esté tranquila e incluso se sienta feliz con la ayuda de Dios.
Cuando dejan de ganar y quedan fuera del poder es distinto. También es distinto cuando son afectados los filántropos que les aportan millones a sus arcas. Esto merecería un análisis más detenido, porque se trata de donaciones que se deducen de sus impuestos y no se revierten en beneficio de toda la sociedad, sino de una parte de ella. Un economista amigo mío lo considera discriminatorio.
Habría que ver si han venido con la idea de que el socialismo cubano gobierne por siglos, porque las experiencias que ellos tienen se dirigen más bien a la idea de un régimen capitalista perpetuo, que en su sistema de higiene no ha sido capaz de acabar con el tábano, a pesar de cuanto lo han intentado.
Otro participante es un asesor del Banco Mundial, el FMI y del Banco Interamericano de Desarrollo. Viene desde el polo norte para enseñar cómo el mundo capitalista debe ayudar al modelo social cubano, cuáles deben ser los lineamientos para el desarrollo económico de nuestro país y cómo implementarlos.
Otro graduado de Harvard vino a exponer el modelo institucional chileno, el mismo modelo neoliberal impuesto don Pinochet que todavía perdura y ha provocado las protestas estudiantiles, de los trabajadores y de los pueblos nativos, para qué lo copiemos. A propósito, ese modelo institucional también utiliza los camiones lanza agua contra las manifestaciones de estudiantes, trabajadores y pobladores autóctonos, en vez de apagar las injusticias.
Dos cubanos que son profesores en universidades norteamericanas, en un ejercicio de adivinación y futurología, van a predecir cómo será el sistema político cubano.
Otros dos cubanos, profesores en universidades de otro país, se propusieron disertar sobre la “institucionalidad económica”. Me imagino que utilicen sus experiencias prácticas sobre la “institucionalidad económica” que genera violencia política, militar, social y familiar, cinturones marginales a 2000 metros sobre el nivel del mar, niños de la calle, campesinos sin tierra y la inserción del dinero que resulta del narcotráfico en el desarrollo económico de un país.
Uno de los aspectos más reveladores del desideologizado encuentro teórico, aunque cueste trabajo admitir la idea de una teoría sin ideología, es el homenaje a Cuba a un ideólogo que ha consagrado su vida a criticar el socialismo en Cuba y magnificar al capitalismo, incluido el de Pinochet.
Lamentablemente, el brillante economista nunca se ha referido a la medida en que el bloqueo norteamericano ha impedido el buen funcionamiento de la economía en el socialismo cubano. Tampoco ha calculado el costo de la educación gratuita para todos, ni de la salud gratuita para todos, ni de la seguridad social para que nadie quede abandonado a su suerte, ni el de la formación de miles de profesionales que han convertido la ciencia en industria.
Tampoco ha publicado nada sobre la experiencia de cómo el socialismo cubano se las arregló a partir del año 90, en condiciones de doble bloqueo o bloqueo casi total, el país siguiera adelante sin hambrunas, ni pandemias, sin el cierre de servicios sociales básicos, cosa que no han podido hacer otros países más grandes, con muchas más riquezas naturales y desarrollo económico, que no sufren el bloqueo ni la hostilidad de Washington.
Hoy, un cuarto de siglo después, Cuba revisa lo que ha hecho para hacerlo mejor, para hacer las cosas de acuerdo con la época que ahora le toca vivir, bajo un bloqueo intensificado que ha fracasado, a pesar de las penurias que le ha impuesto a los cubanos y del éxito que ha tenido en hacer creer a algunos que los problemas se deben al socialismo y al Periodo Especial en Tiempo de Paz, esa estrategia de resistencia exitosa que ha hecho posible que Cuba siga siendo independiente y soberana y los cubanos, a pesar de todo, estemos vivos, saludables, cultos y confiados en el futuro, a pesar de todo.
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