Especial desde Caracas
Aquí todo se sabe: ya me había enterado en la fila del FarmaTodo de una zona de clase media alta en la bulliciosa Caracas. Un exaltado hombre había empezado a protestar, porque había cuatro personas delante de nosotros para pagar. Comenzó por la cola, y terminó vociferando que esta vez sería distinto, porque habían montado un servidor en el extranjero para contar voto a voto, y tenían hasta la última tecnología para que no pudieran cortar la luz a la hora del conteo. Y concluyó, sentenciando a una anciana sexagenaria que asentía en silencio: ¨Esto no hay quien lo aguante¨. Y es que la mal llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha instalado en la Florida, de Caracas, una súper equipada sala de monitoreo, que tiene ingenieros de computación y de sistemas, analistas nacionales y observadores extranjeros, y toda una parafernalia de líneas telefónicas para que a las seis de la tarde de este domingo, desde el mismísima sede de Acción Democrática, se lance un aluvión de mensajes de texto a los celulares de la república, anunciando su triunfo para confundir al electorado, y poder cantar el anhelado fraude.
Las
cuñas pagadas en las emisoras de radio y televisión han secundado la matriz de
que esto es un plebiscito contra el gobierno, casi un adelanto del revocatorio
contra el presidente constitucional. Bastaba mover el dial para oir el burdo
llamado en medio de anuncios comerciales: No tengas miedo. Sí quieres tener
plata, si estás obstinado de la cola, no te dejes engañar, vota este domingo
abajo y a la izquierda, en la manito. -y conste que transcribo textual de los
anuncios pagos por la derecha apátrida: !Esto no lo aguanta nadie! Es ahora o
nunca… La frase de aquel ciudadano es por tanto, reflejo y no pura
coincidencia.
Hasta
el titular de El País, desde Madrid el pasado viernes, era de las peores
perlas: ¨Inquietud en Venezuela por la reacción de Maduro ante una derrota¨, y firmaban
los dos corresponsales, cuando todavía era la mañana en Caracas, comenzaba el
cierre de las campañas, y otra vez un mar de rojo pueblo acompañaría al
presidente constitucional en la Avenida Bolívar, mientras los líderes de la
mesa unida por la fuerza no se acababan de ver juntos ni en un mitin desde el
pasado enero.
Para
no gastar palabras en el mísero ABC, que intenta sembrar cizaña dentro de la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana, y anuncia que hay un plan militar para
presionar al chavismo a reconocer un resultado adverso. ¨No será algo "de
inmediato", sino que será en "escalada" de acuerdo al aumento de
la presión popular e internacional” –desvergüenza el diario monárquico sin
citar a otra fuente que no sea el informe de una consultora internacional. Y
hasta publica el supuesto mensaje: ¨Cuando te avisemos de que hoy es la fiesta,
tú estate pendiente.¨
Como
buen discípulo de Poncio Pilatos, Capriles Randowski ya se ha cuidado de portar
una imagen violenta. "Si aquí alguien (de la oposición), un loco o una
loca pretende salir, quiere convertir el domingo en algo distinto a lo que han
dicho los venezolanos con su voto, ten la plena seguridad que este servidor
(...) va a salir inmediatamente a decir que esa gente no me representa¨ –advirtió
ayer a la agencia francesa de noticias. Nada dice de la operación Defensa del
Voto, y los grupos de choque que dirigentes de la MUD han contratado para que,
a partir de las siete de la noche, generen desestabilización, como denunció un
patriota a Diosdado Cabello, presidente del parlamento, en el programa
televisivo “Con el Mazo Dando”. Por si las moscas, la esposa del apetecido
preso Leopoldo López, dejó sus dos hijos a buen resguardo en Miami, alerta el
portal digital Aporrea.
Es
una oposición camaleónica, que cambia de discurso en dependencia de los aciertos
o errores del gobierno. Capaz de lanzar como tema de campaña una versión de la
canción que llevó a los chavistas a la anterior victoria. Ha mal aprendido los
métodos de hacer el casa a casa, y hablar con la gente de sus problemas
cotidianos. Saben que el ciudadano común está afectado con el desabastecimiento
de los productos de primera necesidad. De ahí que alternan con el reparto de
bolsas de comida en los sectores de extrema pobreza, y pagan hasta veinticinco
mil bolívares por el posible voto, algo equivalente a los veinte dólares por
marchar con las damas sin blanco.
Todo
vale para esta gentuza, decidida a presentar el asesinato de un dirigente de
Acción Democrática en Guárico, como un crimen del gobierno. Y no un ajuste
entre pandilleros. O el paro del transporte que intentaron presionar, y que
sucedería tras la difusión de un falso aumento del pasaje entre el 40 y 50%,
para las rutas cortas y largas. O los supuestos mercados populares programados
para el sábado 28 de noviembre, los cuales fueron convocados por cuentas de
Twitter con fachadas chavistas, cuando no es el proceder del Gobierno, para
irritar aún más a los pobladores. Lo que no dice ni siquiera Patricia Janiot,
recién llegada en exclusiva desde CNN, es que el voto en el sistema electoral
venezolano es tan secreto, que dura apenas un minuto, y está totalmente
blindado. Lo ratifica Leonel Fernández, el ex presidente dominicano, quien
viene al frente de la delegación de UNASUR que tendrá observadores en once
estados: “Es un sistema sólido e inexpugnable”. Mas mucho antes lo había
reconocido nada menos que Jimmy Carter, al calificarlo como "El mejor
proceso electoral del mundo."
A
tal punto que la tal MUD lo solicitó para elegir más de cuarenta candidatos de
sus elecciones primarias, en treinta y tres circuitos electorales con la misma
plataforma a utilizar este domingo. Que sus expertos ingenieros han participado
de diecinueve auditorías, ratificando la triple protección: primero el cotejo
de la cédula de identidad, con huella digital y foto frente al padrón
electoral; segundo cuando estampa su dedo en la máquina registradora, y tercero
cuando el recibo de papel se deposita en una urna, que se contará al cierre del
colegio delante de los testigos de todos los partidos políticos.
Mucho
menos quisieran recordar que utilizaron este sistema automatizado del voto para
seleccionar a Leopoldo López en el 2011 como dirigente de la supuesta Voluntad
Popular, tres años antes del plan golpista que provocó la muerte de cuarenta y
tres ciudadanos; o que fueron las mismas máquinas con las que lograron elegir a
Capriles Randowski en las primarias del 2012 para enfrentarlo a Hugo Chávez
Frías, antes de salir derrotados. Porque esta vez, tampoco han estado
dispuestos a firmar que reconocerían el resultado de esta jornada electoral.
Mas
hay un hecho fundamental que los voceros de los poderes imperiales pretenden
ignorar a toda costa. En la Venezuela del 2016 lo que está enfrentándose no son
solo dos proyectos de país, como está ocurriendo en el resto del continente:
aquí hay una revolución organizada en las bases sociales, que ha luchado por
cambiar la distribución de la riqueza social. Y es lo que no perdonan, que la
renta petrolera haya sido la siembra del país y la mayor reducción de la
pobreza, y no para el bolsillo de los que huyeron a Miami. ¡Nosotros vamos a
ganar! –me lo dijo con pasión La Trujillana, una mujer de pueblo, cuya bodega
es el cuarto y la ventana de su apartamento en primera planta, en la
urbanización de Tabacare, de Barinas, donde viven treinta y cinco mil personas
en confortables apartamentos. La única factura que han pagado en cuatro años es
la que hace poco les llegó del servicio de gas, por unos 400 bolívares, más o
menos cincuenta centavos de dólar en el mercado negro.
Lo
muestra el joven vocero, en una larga lista que saca de su mochila con todos
los nombres y teléfonos de los correligionarios que llevará a votar. Lo veo en
los ojos que se le aguan a Dorca, la comunera que llegó casi hasta el lado del
presidente en el acto como no se había visto en Barinas después de Chávez. Lo
escribió Juan en el Diario de Los Llanos,
que a sus veinte años pone siempre su venta de libros en la plaza del
estudiante para poder vivir, y multiplica el estudio en las tardes y noches
porque para su pequeña hija no tiene más certeza. Se artículo se titula: “Un
aire de Victoria”. Pero “si se diera la pesadilla de que perdiéramos, la
revolución adquiriría nuevos caminos y un nuevo carácter –proclamó Maduro a
principios de semana el sentir de muchos–: Si perdemos las elecciones, la
revolución continúa y seguiremos luchando desde la calle”. A buen entendedor….
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