Fidel Díaz
(Poemas de Bladimir Zamora)
El Diablo Ilustrado
solo amor puedo darte
lo digo también
ronco sin más
en este trapecio
(nostalgia anticipada)
solo amor
vaya noticia
cántaro que se está cayendo
de continuo al suelo
es todo lo que tengo
digo sin que pueda como Armstrong
salirte a perseguir con la trompeta
y como ese negro engreído en la memoria
pudiera esperar
—dudando—
que bastara con eso
pero yo sé que no
no basta con mi amor.
Me valgo de su propio juego en el poema “convaleciente con armstrong” (lo escribo con baja respetando su puntuación en el libro) para iniciar este Parte médico para amigos. Me han llovido en estos días, señales de alarma sobre nuestro hermano Bladimir Zamora: preocupaciones de buenos amigos, exageraciones desde el desconocimiento casi pleno (o hasta desde el mal de ojo), exclamaciones desde el sensacionalismo telenovelero, lamentos con doble filo, y hasta de doble sentido y no han faltado, claro, los nostradámicos, esos que ponen cara de melodrama y musitan “yo lo veía
venir” ; priman los que extrañan sinceramente a Bladimir Pascual Zamora Céspedes, (sencillamente el Blado, con “B” que viene de un Vladimir IIich aplatanado), y no están ausentes los borrachines (entre los que no podría excluir) que dicen “se ha dado la vida que ha querido, se la ha cogido buena” —no sin esperar que llegue de un momento a otro a su mesa la camarera fatal con la cuenta.
Hay quienes han pensado que el Gordo le llegó la hora, hay algún que otro “lengua de chucho” que dijo que Fidelito lo quería jubilar, en fin… hermanas y hermanos, el Blado no está bien (imaginen que no puede tomar ron), pero nada apunta a que tengamos que separarle un par de páginas de homenaje en la publicación. Esto viene de una broma interna a partir de compañeros que hemos perdido; es común que entre nosotros (Joaco, Grillo, Paca, Racso, Blado, Leo) nos encarguemos detalles de nuestra personalidad, vida u obra que nos gustaría para nuestra nota de despedida en el Caimán Barbudo en caso de que nos sorprenda la pelona.
Y siguiendo con la broma caimanera: el Blado tendrá aun que escribir sus sabrosas despedidas sobre algunos de nosotros, así que por él no se apuren. Tiene la enfermedad que nos depara a casi toda la tropa bohemia que gira en torno a nuestro Caimán Barbudo (mal de trovadores y poetas): el hígado. Por ello está tomándose una temporadilla en Bayamo y como rey nacido en Cauto del Paso, allí está con su mamá, tía, hermanos, sobrinos, en fin está en familia. Estuvo ingresado, sueros, pruebas, etc. Y ahora está con tratamiento consistente en rigurosa dieta, y reposo, que llevará tiempo.
La soledad necesaria el lienzo exacto
debajo del cual uno puede ser otra vez
semilla la conozco.
fue mi corteja entre el borde afilado
y el alcohol.
no me arrepiento de volver a ser
leche pequeño accidente en los presentimientos
geométrico
en la ausencia de los otros pero andan
unos labios derramándose en su carne
unos pies se encienden y caen detrás de los telares
el aliento de una costumbre trocada en junco muerto
y la soledad así desnuda ofreciéndose
no es claro cristal donde dibujar un cerco seguro
alrededor de la vigilia.
delante de mí van los paseantes
debajo de mí la cal del trigo se gobierna un rostro
y me asombro del callado del tonto —disfrazado—
que todavía no sabe
cómo crecen los ojos alrededor del fuego.
Bladimir está entonces en Bayamo, por un tiempo que ya veremos, escribiendo como el periodista de El caimán Barbudo que es desde 1973 en que comenzó a colaborar. Así mismo, el forzado reposo lo empleará en retomar con mayor ahínco su poesía y proyectos aplazados de libros. La Asociación Hermanos Saíz, especialmente Dayron, lo visitan cotidianamente y planean artículos, entrevistas, etc. Hace unos 15 días fui con los subdirectores de la editora Abril, Diana y Carlitos, en el flamante auto de Henry que nos facilitó la UJC a ver al Blado, y lo encontramos repuesto, animado, aunque con la lógica nostalgia de estar fuera del ambiente cotidiano “farandulero” y sin el animoso alcohol, al que tiene que sustituir definitivamente por juguitos que no son buenos des-inhibidores pero es lo que hay.
Su cumpleaños, el pasado 13 de abril, trovadores, escritores, poetas de la AHS, la UNEAC y Cultura le celebraron el cumpleaños con una buena descarga.
En nuestra visita organizamos una presentación de El Caimán en la Casa del Joven Creador, con los trovadores Ormán Cala, Manuel Argudín y otros muy buenos talentos que surgen allí en Bayamo. Leyeron también jóvenes poetas, así mismo el ya antológico Juan Salvador y Bladimir leyó varios de sus poemas y reseñamos el número de la revista.
Así que actualizados, amigos, pueden ir leyendo su libro “Los olores del cuerpo” o seguir sus artículos en el Caimán, pronto tendrá internet y podrán escribirle (a tiguabos@cubarte.cult.cu,) hasta que de aquí a unos meses lo tengamos de nuevo en La Habana, con sus malcriadeces y sus luces (más lo primero que lo segundo, y también viceversa).
escribo sobre el olor de las barajas
con el cuerpo al revés
en esta grieta que no tiene puntos cardinales.
saldo la distancia del corazón a los zapatos.
estos son todavía lo dientes mis veletas
y este fagot uno de mis pulmones urgente de delirio.
escribo sobre el olor a manos
que en el cartón revela jugadores
me quedo en carnes y como una piedra nimbada
detrás de un beso mitad de fruta
que me repleta con aves de azúcar los oídos
escribo el rotundo itinerario del as de espada
y se me hace fuego lento en el tacto.
escribo sobre la ilusión de la carta de triunfo
y caminamos qué buen invento los amigos.
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