Nicanor León Cotayo.
Un importante asesor de la Casa Blanca, Dan Restrepo, dijo el viernes que no presentarán una iniciativa ante el Congreso para detener las ventas de armas de asalto.
Así lo solicitó la semana pasada el presidente de México, Felipe Calderón, durante su visita a Estados Unidos, en la que pidió suspender el flujo ilegal de ese armamento hacia su país.
Según Restrepo, el asunto fue reclamado “en todas las ocasiones” que el presidente Barack Obama se ha reunido con Calderón.
A partir del año dos mil seis en México han perecido unas veintidós mil setecientas personas desde que se recrudeció la lucha contra el narcotráfico.
Al hablar junto a Calderón en una rueda de prensa, Obama expresó: “Es absolutamente cierto que la demanda por drogas en Estados Unidos ayuda a empujar esta crisis de seguridad pública en México.”
Resulta difícil frenar el trasiego ilegal de armas hacia México que beneficia a los narcotraficantes porque, en primer lugar, lo favorece la Asociación Nacional del Rifle, donde se agrupan los más poderosos fabricantes de armas de ese tipo.
Según denunció Calderón en Washington, el incremento de la violencia producto del narcotráfico en México ha tenido lugar al mismo tiempo que el cese de la prohibición a la venta de armas de asalto en Estados Unidos.
En cada proceso electoral que tiene lugar en ese país, la Asociación Nacional del Rifle hace grandes donaciones a candidatos luego puestos a su servicio.
Esto último llegó a denunciarlo hasta el demócrata William Clinton cuando todavía se desempeñaba como jefe de la Casa Blanca. Otra muestra del tipo de democracia y derechos humanos que Washington representa. ¿Opinará el Parlamento Europeo al respecto, o una vez más guardará silencio?
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