lunes, 29 de agosto de 2011

Rafael Rojas, ¿responde?


Mi artículo "Quienes son los amigos de los anarquistas cubanos (y cómo defienden al pueblo)", fue recientemente colocado en Kaosenlared donde provocó una andanada de exabruptos, como suele ocurrir en los foros de Internet. Rafael Rojas, sin embargo, intentó responder mis afirmaciones. Traigo a mi espacio su descargo, y mi contrarréplica.

Rafael Rojas: Debo recurrir una vez más al moderador de esta página para aclarar una deliberada distorsión de un texto mío por parte de Enrique Ubieta. Dice Ubieta que en el artículo "Cuba sin embargos", aparecido en El País, se hace "una lista" de publicaciones que demandan un avance de las reformas económicas del gobierno de Raúl Castro hacia el "capitalismo" y eso no es cierto. Lo que ahí se sostiene es que en una serie de publicaciones de la isla (Espacio Laical, Temas, Havana Times, Generación Y...) tiene lugar "un debate" sobre los límites de las reformas cubanas. En ese debate intervienen quienes desean profundizar aún más la incorporación de elementos de mercado y quienes se oponen a esto último. Pero algunos de quienes se oponen a la incorporación de elementos de mercado, desde posiciones socialistas, están, a su vez, a favor de una mejoría de los derechos civiles y políticos de la ciudadanía. Mi alusión, por cierto, a Espacio Laical y a Temas, como publicaciones protagónicas de ese debate en la isla no tiene que ver con ningún "trauma", ya que no es la primera vez ni será la última que la hago. Una vez más, Ubieta demuestra su escasa elegancia en el debate -su idea de una polémica es que uno "propine palos a otro"- su desactualización teórica -la transculturación de Fernando Ortiz no es sinónimo de "mestizaje"-, su burda manipulación de las ideas de José Martí y su desconocimiento de las corrientes ideológicas contemporáneas -no sólo de la socialdemocracia, el liberalismo o el anarquismo-, incluida el propio neocomunismo, para la cual la crítica del mercado no está reñida con la defensa de la democracia. Para Ubieta, democracia y mercado son lo mismo, "capitalismo", pero su oposición a este último enmudece ante la presencia creciente del mismo en el sistema cubano. Un sistema que, además de ser crecientemente capitalista, sigue siendo totalitario, es decir, antidemocrático. De más está decir que para Ubieta esto último no es un defecto sino una virtud.

Enrique Ubieta Gómez: En su apuro por responderme, Rafael Rojas comete un error de lectura imperdonable. Me aclara que “la transculturación de Fernando Ortiz no es sinónimo de mestizaje”, cuando en realidad la afirmación que rectifica –citada en mi texto–, pertenece al “anarquista” “Liberato” Salinas; sin querer, Rojas confirma involuntariamente mi argumento, al catalogar a mi contendiente de estar desactualizado como teórico. Sobre mis ideas descarga tres acusaciones descalificadoras, que eluden el debate: 1. que manipulo su texto; 2. que manipulo a José Martí; 3. que desconozco las corrientes ideológicas contemporáneas del liberalismo, la socialdemocracia y el neocomunismo. Las dos últimas “acusaciones” caen sobre el “papel” sin demostración. Sobre la primera, Rojas selecciona cuidadosamente a los integrantes de su lista, no porque todos en verdad pretendan que Cuba retroceda hacia el capitalismo, sino porque –desde la derecha que él representa–, quiere ganarse la adhesión de los mencionados y construir un bloque anti gubernamental, en el que quepan troyanos buenos y troyanos malos, previamente expulsados los tirios (que es como la democracia burguesa entiende la democracia). La inclusión de la revista Temas tiene toda la carga manipuladora de sus escritos. Rojas, Hernández Busto y Yoani –los tres, abiertamente pro capitalistas–, se han puesto de acuerdo para elogiar a los anarquistas cubanos, ¿no les parece raro? No incluye sin embargo en su lista el espacio de discusión más abierto y democrático de Cuba: el de cada cuadra y cada centro laboral, el de todo el pueblo. Durante meses los ciudadanos cubanos discutieron, propusieron reformar y aprobaron los límites del mercado en Cuba. De hecho, los Lineamientos adoptados por el Congreso del Partido fueron previamente reformados en un 60 por ciento, en concordancia con las sugerencias de la población. Claro que creo en la democracia popular, y sé que la nuestra puede y debe ser profundizada, pero me temo que mi comprensión de lo que ese término significa se distancia bastante de la manera como Rojas lo entiende. Cuando este habla de las corrientes ideológicas contemporáneas con ínfulas de profesor universitario –como guía universitario para la reproducción de valores capitalistas en los jóvenes– , siento pena: qué sinuosos caminos para el despiste proporciona el mercado de las ideas cuando sus consumidores no son capaces de discernir entre lo real y lo virtual, entre una doctrina ingeniosa y los tozudos hechos, cuando no pueden rebasar los muros del gabinete, y salir al mundo, a morir de cara al sol, diría Martí. ¿Las nuevas tendencias de la socialdemocracia? ¿la de Tony Blair, compinche de W. Bush y Aznar?, ¿la de Zapatero? Que deje la biblioteca por unos días y le pregunte a “los indignados” de España, para quienes el PP y el PSOE son una y la misma basura. Sería una bonita experiencia intelectual. Lo que a Rojas no le parece elegante es que no lo tome en serio como académico. Pero en realidad, no es más que un ideólogo orgánico del capitalismo.

1 comentario:

  1. Estimado Enrique,

    Hace un tiempo atrás publiqué en mi blog una entrada sobre el desface existente en Miami con respecto a las ideologías actuales y más concretamente el mundo actual. Lo que publica Rafael Rojas no hace más que confirmarlo. La derecha cubana, incluyendo aquellos que se llaman disidentes dentro de Cuba, no entiende que el mundo de hoy no es el mundo de hace 15 años, ni el mundo de hace 52 años, ni el mundo de hace 100 años. Hablar hoy de liberalismo, socialdemocracia y anarquismo es montarse en una máquina del tiempo y volver al pasado lejano de finales del siglo XIX. Hoy todo eso ya está superado, por un capitalismo transnacional y antidemocrático, donde las luchas políticas no cuestionan el status quo, centradas en el multiculturalismo -la izquierda fracasada- y su reverso, el nacionalismo cada vez más fascista de la derecha. Es decir que la política de hoy en el capitalismo se centra en la cultura, dejando la economía fuera, porque esta, habiéndose demostrado "la infalibilidad del mercado" es intocable. Y ahí es donde erran: porque todo sigue igual y ellos no se dan cuenta. Basta leer El Nuevo Herald, órgano oficial de la derecha cubana: el único país que parece necesitar cambios es Cuba mientras la democracia norteamericana se viene abajo y Estados Unidos pierde a una velocidad extrema su poderío hegemónico, estando como está en bancarrota -los pagos de deuda anual ya superan el Producto Interno Bruto, mientras la deuda pública es casi 10 veces el PIB, sin necesidad de contar la deuda privada. (Creo que tampoco hay necesidad de extendernos a Europa, y mucho menos el resto del mundo, donde la desigualdad es extrema). La solución para esto, si de verdad se quiere una solución, o sea si de verdad se quiere salvar al mundo, no viene ni de liberalismo ni de socialdemocracia, que son precisamente las idelogías que nos han llevado hasta aquí. Las solución pasa por un cambio radical que para empezar reconozca el serio problema en el que se encuentra el mundo... Y en este panorama irónicamente, y a pesar de todos sus problemas, errores y disparates, la Revolución cubana, por su concepcion y sus logros, sigue siendo un punto de referencia. El capitalismo está en crisis, algunos la creen terminal; no es la hora de que Cuba se suba al carro capitalista ciegamente, sino que de una forma u otra siga buscando, creando, construyendo una manera alternativa de organizarse... aunque siendo un poco pesimistas, no creo que la humanidad como tal sobreviva a las catastrofes que se nos vienen encima. Mientras tanto, como se dice vulgarmente, hay que seguir luchando.
    Saludos.

    Francisco

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