El joven caricaturista Luirri, colaborador de La Ubre (La Calle del Medio)
Bárbara Doval
En la Casa de la Prensa se presentó La Calle del Medio y se inauguró la exposición de humorismo gráfico “Habidos y por haber”
Tomado de Cubaperiodistas.cu
Con la misma naturalidad que se reciben las páginas de La Calle del Medio, llegó Ubieta a la Casa de la Prensa con un grupo de ejemplares bajo el brazo como cortesía para los asistentes a la presentación de los últimos cuatro números de esa publicación que ya cuenta tres años. Opinión y debate movilizan cada entrega según confirmó el periodista y ensayista que dirige una publicación, que aunque se puede descargar en PDF por la internet, no tiene aparato burocrático pero cuenta con colaboradores de todo el país, que se mantienen enlazados gracias al correo electrónico.
“No es especializada, no es para intelectuales, en otros lugares la pueden llamar de variedades, pero es una revista que quiere discutir todos los valores de la sociedad cubana desde la vida cotidiana, lo que vemos en la televisión, la música, el deporte, la cocina. Y esa discusión comienza con la entrevista o el artículo que se publica y termina con la opinión de los lectores”.
“Con unos textos más elaborados que otros. Me escriben lo mismo amas de casa que adolescentes y tiene mucha aceptación en los públicos universitarios. Ese es el espectro de la publicación”, comenta Enrique Ubieta mientras hace la anécdota de una vecina que le comentó cuánto le gustaba La Calle del Medio “porque no habla de política”.
Uno de los colaboradores, presente en el diálogo fue Raúl Capote (el agente Pablo de la CIA) entrevistado en el número 35 de la publicación quién expresó el agradecimiento a La Calle del Medio por llegar a su casa antes de que se transmitieran Las Razones de Cuba y mostrarse como la primera oportunidad de poder sacarse del pecho tantas verdades ocultas durante tanto tiempo. Quien siempre quiso ser escritor ahora “es un hombre libre que enseña y escribe para hombres libres.”
Para Ubieta, lo más valioso es hacer la publicación desde la perspectiva de los públicos, si se molestan, si la publicación provoca el debate se cumple los objetivos, porque confiesa no tener prejuicios para la publicación de opiniones.
La Ubre del humor ¿crisis del humorismo gráfico?
A propósito de las páginas centrales de La Calle del Medio dedicadas al humor gráfico, Arístides Hernández (Ares) recordó que la exposición De la A a la Z en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales y la necesidad de visualizar la obra de humoristas gráficos de todo el país se unieron como buenos pretextos en la sección “La Ubre del Humor” donde publican dibujantes de diferentes partes de Cuba y con mucha calidad como Pagán, Martirena, Ramsés, Andez, y jóvenes graduados del Instituto de Diseño Industrial que comenzaron a publicar gracias a la oportunidad que brinda la publicación, ya en treinta y seis números.
“La convicción de nosotros es que no hay ninguna crisis en el humorismo gráfico sino en los medios que le dan espacio y en la incapacidad de los editores de salir a buscar a la gente que está haciendo las cosas. Creo como Ubieta, que existe una nueva trinchera de humorismo gráfico que lo está manteniendo en Cuba, a un excelente nivel”
Ramiro Zardoya, el presidente del Círculo de Humoristas e Historietistas de la UPEC presentó la exposición de Luis Reinier Enrique, un joven de veinte años, graduado como instructor de Artes Plásticas, participante de exposiciones colectivas y concursante de las bienales de humorismo que hoy es asiduo colaborador de La Ubre del Humor.
Al referirse a Luirri, como firma el naciente dibujante que hoy muestra sus obras en la galería de la Casa de la Prensa expresó: “Creador a toda costa, dibuja lo mismo en un papel con óleo, que en un pedazo de caja que tenga una isla de superficie blanca para dejar algo dicho con recursos gráficos”.
Fue una buena tarde, sin dudas, de allí fuimos al cumple-blog de Iroel. Bueno, lo único que se podría aclarar es que soy escritor desde hace muchos años,tengo algunos libros muy desconocidos quizá por ahí, estando dentro de las filas del enemigo, cuando querían usar mi obra para dañar a la Revolución, sobreponiéndome a la vanidad del autor, trabajaba en contra de mi obra y me decía, no, no publico con ellos, no participo en su promoción porque soy un hombre libre que escribe para hombres libres. Mi slogan era ese. Un slogan de vida.
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