Enrique Ubieta Gómez
Todo puede convertirse en dinero: el amor, la belleza, la fealdad, el dolor, el sufrimiento, la muerte. Si estás dispuesto a jugar al duro, puedes entregarlo todo y el capitalismo transformará tu dignidad en dinero. Ha muerto una joven de cáncer. Es una noticia triste, porque tenía apenas 28 años y deja una hija pequeña. Eva Ekvall fue una mujer valiente. A los 17 años, en el 2000, alcanzó el cetro en Miss Venezuela. Y al año siguiente se ubicó tercera entre las beldades que compitieron por el título de Miss Universo. Televen –principal financista de los concursos venezolanos de belleza, y natural usufructuaria de los lauros obtenidos–, la incorporó como presentadora. Así se inició su carrera en el mundo de la imagen. Por desgracia, Eva enfermó de cáncer de mamas. Unas líneas, perdidas y disminuidas en el aluvión de despachos que buscaban optimizar al máximo la tragedia de su muerte, apuntan sin embargo en una dirección que nadie parece notar. EFE dice que la “Ekvall, después de ser diagnosticada de cáncer, llegó a cuestionar la utilización de la salud como medio para lograr la belleza y no para prevenir y curar enfermedades. ‘Ya sé lo que se siente no tener un pelo de tonta’, publicó en su cuenta de Twitter el 10 de marzo tras afeitarse la cabeza. En Venezuela ‘se invierte mucho dinero en verse bella y no en salud’, consideró la modelo, que reivindica la prevención en salud como otra forma ‘de cuidarse físicamente’ porque ‘si estás enferma –aseveró Ekvall– no te vas a ver bella’”. Las citas y exhortaciones de Eva parecían dirigidas a las mujeres o, dicho en términos mercantiles, a los clientes de servicios médicos (por supuesto, privados), y no al sistema de medicina privada que en Venezuela sigue de espaldas al proceso de rescate de la profesión como acto humanitario. Como es sabido, las operaciones de cirugía estética son muy lucrativas, y un centro que se especialice en ellas puede hacer dinero más fácilmente que uno que se dedique a la medicina preventiva.
No sabemos –ninguna agencia habla de ello–, si el cáncer de mamas de Eva estuvo relacionado con alguna operación o tratamiento previos. Pero sin dudas, por alguna razón, al final de su vida lamentó que la exigencia por una “adecuada” apariencia física la hiciera desentenderse de su salud. En mi libro
Venezuela rebelde (2006), reproduzco
una amplia entrevista con Osmel Souza, el zar de los concursos de belleza de Venezuela y uno de los expertos más reconocidos del continente. Sin comprender quizás la trascendencia de sus palabras, Osmel me decía:
¿Qué les enseña en la escuela?
“Bueno, la escuela consiste en lo siguiente: primero yo las veo, y se hace lo que haya que hacerles. Se ha criticado mucho lo de las cirugías plásticas, pero las cirugías plásticas es el borrador mío [hace gesto de borrar en el papel], lo que yo hacía, le ponía una cara y decía, ay no, está muy fea [borra de nuevo], y la hacía bonita. Y es una alternativa muy importante para mí, para ver una evolución positiva en una muchacha. Hoy en día, una reina de belleza, una actriz, una cantante, un personaje para el show business, todas las estrellas de cine, las artistas de televisión, y todas las modelos, se hacen cirugías plásticas para perfeccionar los detalles que tienen mal, que la naturaleza los hizo mal; y lo digo en voz alta; claro, en otros concursos, en otros países, no tienen la plata para hacerla, porque una cirugía plástica cuesta muy caro, y estas las pagamos nosotros. Si tiene un buen material, si tiene un buen tamaño, una buena conformación, un bonito pelo, y tiene una nariz fea… mira, tuve la suerte, no sé si la suerte o lo que fuera, que la primera vez que yo dirigí un concurso, fue la primera vez que yo operé a una de la nariz, y ganó el Miss Universo, ¿qué quiso decir el destino con eso? Sigan operando ¿verdad? Nunca antes habíamos ganado Miss Universo”.
¿Y normalmente se aceptan las operaciones en los concursos?
“No es que las acepten o no, ese tema no se toca, porque claro, la gente lo hace a escondidas, y yo no. En México fue Lupita Jones la primera que se operó, cuando se metió a Señorita México, se hizo bastantes cosas, se hizo busto, nariz, liposucción en la cintura, se hizo de todo. En Colombia les hacen cosas fortísimas, yo aquí no hago sino detalles, porque aquí hay mujeres bonitas, no hay por qué implantarles glúteos, implantarles pantorrilla, como hacen en Colombia, aquí vienen muchachas bonitas. Si tienen las pantorrillas demasiado flaquitas, simplemente no las meto”.
Las agencias también reportan la publicación, en enero pasado, del libro
Fuera de foco en el que Eva documenta el proceso de su enfermedad a partir de las fotografías que un amigo le tomara. La presentación del libro –por supuesto, una operación de marketing–, partía del supuesto de que la modelo había luchado con éxito (y vencido) frente a la enfermedad. La cercanía de la muerte –las fotos retocadas de su depauperación física y momentánea recuperación– se convirtió en libro, es decir, en dinero. Si usted está dispuesto, el capitalismo ofrece todas las oportunidades.