Camaradas, amigos, nos encontraremos otra vez cuando doble la esquina el último minuto del año, con el rifle o la lanza de ideas en ristre, sintiendo como el Che –como Bolívar, como Martí, como Fidel–, el costillar de Rocinante bajo los talones, para seguir esta larga cabalgata en pos de la justicia, la dignidad, la esperanza, la paz. La felicidad solo es posible si creemos en la virtud, y peleamos por ella; la vida solo tiene sentido si participamos de sus transformaciones, si somos útiles. Felicidades. Gracias por existir ustedes, por confirmar mi fe en que un mundo mejor para todos es posible.
E. U. G.
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