miércoles, 15 de agosto de 2012

Profesionales, profesionalismo: una distinción y un reclamo

Enrique Ubieta Gómez
En otras ocasiones me he referido a este tema, pero siento que debo volver a él. ¿Son profesionales nuestros deportistas? Por supuesto que sí. ¿Se rigen por las normas del profesionalismo? Por supuesto que no. ¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué acepto lo primero y rechazo en principio lo segundo? Entiendo que son profesionales, en tanto dedican muchos años de su vida, de forma exclusiva, a esa actividad. Un campeón olímpico hoy no es un simple aficionado. Pero lo que llamamos profesionalismo en el deporte no se refiere solo al grado de especialización o de dedicación exclusiva del atleta, sino a la subordinación de este a las leyes del mercado, lo que implica que el valor de uso de sus potencialidades deportivas adquiera valor de cambio: el atleta tiene que lidiar con un público que paga por verlo –donde pagan poco, se esfuerza poco–, y con unos managers o federativos que se enriquecen a su costa. El atleta vale entonces lo que retribuye a los organizadores del espectáculo, y administra su rendimiento en función de las necesidades dramáticas del guión. Como un actor de cine, cultiva la imagen de sí que más vende. Es comprensible que muchos atletas vivan en un constante estrés y que busquen en el dopaje la manera más efectiva de sobrevivir. Hay deportes, como el boxeo, donde el profesionalismo carga con un historial de muertes y enfermedades crónicas. Otros son más benévolos, y más elitistas.
De cualquier manera, el principio del profesionalismo está muy claro: es un negocio, y como tal, su propósito es producir dinero, no salud, amistad o fraternidad. Para ello se hace lo que sea necesario: si la televisión paga, se cambian las reglas tradicionales de la especialidad y se adaptan a los tiempos televisivos; si los televidentes neoyorkinos quieren ver el espectáculo que ocurrirá en una ciudad situada en el otro extremo del globo terráqueo y su interés es más rentable que el de los pobres nativos, pues se programa su comienzo para las tres o las cuatro de la mañana. El profesionalismo no es un invento de los empresarios del deporte, es la implementación natural de las leyes del capitalismo en el deporte. Los cubanos hemos combatido el profesionalismo durante décadas, porque combatimos el capitalismo, porque tratamos de construir una forma de vida alternativa, más humana.
Pero volvamos a las primeras preguntas. También es cierto que durante mucho tiempo hemos mezclado y confundido esos tópicos: que nuestros profesionales del deporte le rindan culto al amateurismo, al espíritu original del olimpismo, no significa que sean aficionados en sentido estricto, aún cuando el acceso a los estadios del país es casi gratuito. Es hora de rectificar ese error, según criterios socialistas. No puede ser que un pelotero gane por la ocupación que supuestamente ejercía antes de dedicarse de forma exclusiva al deporte. Los salarios deben corresponderse con el rendimiento histórico y con el de la temporada. Tienen que existir salarios A, B y C, según el grado de maestría alcanzado. Y estimulaciones que reflejen el incremento de los resultados en el transcurso de una temporada. No serían salarios millonarios –no porque no podamos, sino porque no se corresponderían con el sentido de la sociedad que queremos–, pero sí dignos. Esto no significa aceptar las normas del profesionalismo, es decir, del capitalismo. De eso se trata. Defender el deporte como derecho del pueblo, defender el socialismo como proyecto alternativo de vida; que cada quien pueda entregarse a la sociedad, al bien común, según sus capacidades, y recibir la retribución que merece su aporte. En esa dirección que anuncia el marxismo no podremos avanzar con celeridad, pero algo puede hacerse ya.
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2 comentarios:

  1. Que pena que no hay comentarios sobre un tema tan importante. Yo estoy de acuerdo con el escrito, pienso que el deporte tiene que seguir siendo tal y no una fabrica de dinero porque el dinero mata el deporte y tambien a los deportistas. Claro que un deportista de alto rendimiento tiene que tener una entrada suficinte para garantizarle un buen vivir, se sabe que lo que logran llegar a la elite mundial ganan buen dinero en las competencias internacionales pero el problema es que en el estranjero le ofrecen tanto dinero para que salgan de Cuba para competir en ligas foraneas y esto genera el fenomeno del "robo de talentos" que, iguel que el robo de celebros, es bien conocido, por lo meno en Cuba.
    Sobre estos asuntos hay que abrir un debate, hay que quitar estupidas censuras, conocer a quien le conviene que los mejores atletas cubanos se van al exterior y hay que ver que medidas tomar para enfrentar el fenomeno.

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  2. Que pena que no hay comentarios sobre un tema tan importante. Yo estoy de acuerdo con el escrito, pienso que el deporte tiene que seguir siendo tal y no una fabrica de dinero porque el dinero mata el deporte y tambien a los deportistas. Claro que un deportista de alto rendimiento tiene que tener una entrada suficinte para garantizarle un buen vivir, se sabe que lo que logran llegar a la elite mundial ganan buen dinero en las competencias internacionales pero el problema es que en el estranjero le ofrecen tanto dinero para que salgan de Cuba para competir en ligas foraneas y esto genera el fenomeno del "robo de talentos" que, iguel que el robo de celebros, es bien conocido, por lo meno en Cuba.
    Sobre estos asuntos hay que abrir un debate, hay que quitar estupidas censuras, conocer a quien le conviene que los mejores atletas cubanos se van al exterior y hay que ver que medidas tomar para enfrentar el fenomeno.

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