lunes, 27 de febrero de 2012
Recorrido Oriental
A partir de mañana, y en días sucesivos, estaré presentando y debatiendo mi libro Cuba: ¿revolución o reforma? en universidades de Las Tunas (28), Holguín (29), Santiago de Cuba (1), Bayamo (2) y Guantánamo (3). Trataré de conectarme desde esas ciudades.
Ni con burgueses, ni con burócratas: ¡no estamos solos!
Durante la presentación del libro Sentido intelectual en era de globalización mecánica en la Feria Internacional de La Habana, junto a su autor Jorge Ángel y a Enid Vian, editora.
Rafael Pla LeónEl tema que aborda este libro es de esos que a los intelectuales no nos puede dejar indiferentes, pues se trata del sentido de nuestras propias vidas. Periódicamente se presenta y exige que se le considere, como si antes no se hubiese tratado ya, como si no hubiese quedado claro cuál es la posición que se debe tomar en situaciones de tensión. Ya fue tratado en los sesenta, cuando la Revolución cubana puso sobre el tapete el sentido de los intelectuales ante la realidad que los absorbía o los marginaba, según el caso. Lo trajo también la época de la “perestroika”, pero con otro designio. ¡Qué tiempos aquellos en que los tiempos mutaban de significado, poniendo a la derecha lo que estaba a la izquierda y a la izquierda, lo que estaba a la derecha! En esa época se requería de definiciones a la hora de orientar el pensamiento en sentido intelectual.
Pero nunca como la época actual, en que, agotado por sus propias contradicciones, el capitalismo se enreda en una crisis de turno, probablemente no la definitiva, pero no porque falten condiciones para ello. El sentído intelectual de la época vuelve a requerir un fino olfato para no equivocar de nuevo el tiro. Muchos son los retos, y nuevos; y muchas las esperanzas de que se renueven las fuerzas que quedaron vencidas ante la avalancha de la restauración antisocialista. Lo nuevo, lo verdaderamente nuevo de la situación contemporánea es el agotamiento absoluto de los recursos de seda del capitalismo. El neoliberalismo fue ya —ideológicamente hablando— un truco que pasaba por nuestras narices los conejos y las palomas. Hoy, dejarse engañar por esos trucos solo puede hacerlo alguien que preste a ello su voluntad.
El libro de Jorge Ángel es entonces un libro oportuno, que se inserta en la corriente de recuperación del pensamiento respecto de aquella ola de conservadurismo anticomunista que hizo leña del árbol caído —y bien caído, no digo que no. No está solo, pero es bastante raro en nuestros medios, donde abundan intelectuales críticos que la toman contra ideales sociales que no se vieron bien defendidos, o intelectuales “dóciles, al amparo del presupuesto”, que repiten verdades que quedan a medias, como dejando de decir la otra mitad que les pondría en peligro sus privilegios.
El libro está muy bien planteado como ensayo, y aunque no se han hecho concesiones al intelecto fácil, no es una lectura que se sufra. Se tratan en él los temas según una lógica que por momentos recuerda a la academia, se maneja una profusa bibliografía que muestra cuán enterado está el autor de las corrientes más contemporáneas y sus autores representativos. Pero lo más sintomático parece ser la orientación de pensamiento crítico que mantiene el autor con las tendencias dominantes de la globalización capitalista y no solo, sino también con aquellas tendencias de pensamiento que dieron al traste con la experiencia socialista del siglo XX.
Jorge Ángel rompe sables con los burócratas que no supieron —no les interesó— defender el socialismo frente a los embates neoliberales (no solo en Europa, en Cuba también). Un socialismo acomodado, como ciertos ancianos, a vivir con pocas cosas, pero con una mecánica estable y aburrida. Y supongo que deje decepcionados a aquellos que esperan de un intelectual crítico de la burocracia una identificación con los proyectos liberales que promete la sociedad de consumo (burgués). Ni con los burgueses, ni con los burócratas: ¡qué bueno, no estamos solos! Tampoco es que vaya dibujando un ideal específico, pero sí se alinea con los que con ética soportan los embates del capital para desideologizar a las masas.
Tres capítulos tiene la obra que parecen recorrer temáticas de lo general a lo particular, como aconseja el buen discurrir del pensamiento. Comienza con las definiciones más generales de las condiciones de producción espiritual contemporánea, apegado incluso a conceptos y términos de la tradición marxista que en otra época fueron comunes y hoy son una rareza (“clase dominante”, “ideología dominante”, “división social del trabajo”, “alienación”). Igualmente se expresa contra el “vacío teórico” de la Sociología en el socialismo, o la pretensión de construcciones políticas no respaldadas por estructuras económicas. Se introduce en las discusiones que plantearon autores como Hartd y Negri en torno a la denominación de “imperio”, suavizando las implicaciones imperiales del proceso de globalización que vino a consolidarse a fines del siglo pasado.
Se detiene con particular atención en los procesos tecnológicos asociados a la globalización, así como a sus manifestaciones sociológicas, fundamentalmente las concernientes a la clase trabajadora, que lleva sobre su peso la peor parte del proceso. Siente la necesidad de ubicar a la cultura en el complejo sistema de relaciones sociales que puede explicar sus tendencias, para caer en la constatación de los mecanismos de la industria cultural que llevan a su monopolización por los sectores pudientes de la burguesía e incluso del crimen.
“Tiempo y espacio del proletariado mundial —afirma en un fragmento— dependen cada vez más de líneas directrices ideológicamente sometidas al sistema global de significación. Del mismo modo en que un narcotraficante se camufla creando fundaciones antidroga, publicitando sus cheques para luchas contra el flagelo, etcétera, el discurso hegemónico proclama un proceso de desideologización para poder contener en el suyo el espectro ideológico que debe sustentarlo”.
Analiza el comportamiento de los medios de información, en el sentido de su ordenamiento en torno a la dominación cultural de las masas. Dos procesos han invadido la cultura luego de la Guerra Fría del siglo XX: se refiere al “exhibicionismo de la competencia comercial y la sutil ocupación de la cultura”. El cine y el rock, ciertamente, junto con la televisión con toda la variedad de “entretenimientos” para el hombre contemporáneo, hacen que se desplace la cultura del horizonte intelectual de los individuos, neutralizando a las masas para la acción revolucionaria. La identificación de estos mecanismos propios del capital contemporáneo se agradece en buena medida por un lector que, abrumado de tanta “información” no atina a la síntesis que profundice en las esencias.
Cuba no queda al margen de sus observaciones críticas, como pudiera hacer alguien enrolado en temas que cierta propaganda oficial designa como propios del cansado capitalismo. También en Cuba estamos a expensas de los fenómenos contra y subculturales, lo que trata el autor al comentar el desprecio a la lectura de jóvenes preuniversitarios contertulios o el espíritu simple de su novia presta a tararear baladas románticas de moda, sin comprender que a la postre lo separan de ella, y el tema de la cultura llevado a las relaciones de trabajo: “A menudo hallamos en los noticieros casos de trabajadores que declaran con orgullo que permanecen en labores durante una cantidad de horas que dejan sin sentido la historia de las luchas por la jornada laboral de ocho horas”.
Analizando la experiencia socialista europea, Jorge Ángel saca conclusiones teóricas que, aún hoy, es raro ver en nuestra literatura social: “…el socialismo global, al estancarse, reificó la condición del proletariado, escamoteando sobre todo la puesta en marcha de su reestructuración. El papel de las transformaciones sociales de bienestar, abundantes en numerosas esferas de la sociedad, en efecto superior, fue socavado de golpe. Contribuyeron a la estrategia enemiga de guerra los resultados de la instrucción y de la educación alcanzados dentro del sistema”.
Podrá considerarse atrevida la afirmación de que “el modelo de orden socialista sí había recibido la inyección que llevaba al desarrollo”, cuando tantos enemigos lo atacan y justamente ese punto es el que discuten. O el señalamiento de que “la nomenclatura partidista y gubernamental del socialismo prescindió, desde muy temprano, de adquirir un sentido profundo de cultura, una capacidad intelectual para el debate, la demostración y el convencimiento, y recurrió al viejo método de la coacción, el rumor cargado (…) y la indisposición a cualquier intento de ejercicio polémico”.
“La resistencia orgánica del intelectual —apunta en otro acápite— no deberá encontrarse atada a una salida grupal, a recursos de asociación que, en última instancia, arriesguen su capacidad especulativa, sus posibilidades de experimentación en el orden de su propia creación individual”. Habla ante todo de “búsqueda plural desde el punto de vista del individuo que ha de saberse sujeto y parte integral de la colectividad en la que sus ideas pudieran hacerse efectivas”.
Mucho me placería entrar en temas filosóficos como los del sujeto y el individuo, en el que Jorge Ángel incursiona con maestría propia de aquel que prepara una tesis de doctorado, pero comprendo el carácter de esta presentación y renunciaré. Sólo apuntaré aquí la acertada expresión de que “la vigencia del pensamiento de Marx, y su eficacia hoy día, dependen de que las interpretaciones que van consiguiendo hacerse pertinentes en el contexto social global, consigan una aplicación dialéctica cuya lógica implique sus preceptos en medio de las circunstancias que inciden, desde el ejercicio global, en la nomenclatura del comportamiento individual”. También resulta atrayente la cuestión de la relación entre socialismo y democracia, o entre socialismo y ética, o en la crítica a las condiciones de dominio de los partidos comunistas en los países socialistas donde el divorcio con las masas de la población condicionaron su debacle. Pero eso haría demasiado larga esta presentación. Con dejar apuntados estos temas, pienso que se estimulen más los posibles lectores del ensayo.
Por último, el ensayo desemboca en los problemas de la guerra cultural que se le hace al socialismo como alternativa al poder global del capitalismo imperialista. En especial, a Cuba, que con todos sus problemas se mantiene en actitud de resistencia frente al poder financiero y militar del capital norteamericano. Con profusión de cifras y ejemplos, el autor nos concede una reflexión sobre la condición de plaza sitiada que vive permanentemente el país y alude a la guerra que se nos hace desde el ángulo de la cultura. El ensayo termina con una frase asertiva: “La guerra cultural se gana, paradójicamente, con la paz”.
Congratulémonos por este libro que enriquece nuestro acervo cultural, nada menos que en el plano teórico de las Ciencias Sociales, en un empeño no limitado a una disciplina en específico, sino que porta el interés de variadas especialidades humanísticas: filosofía, historia, literatura, socioculturales y sociología, etcétera. Bienvenido sea, y sepamos sacarle provecho.
Santa Clara, 21 de febrero de 2012.
VEA TAMBIÉN:
Sentido intelectual del compromiso
El intelectual frente a la globalización: pertinencia de un ensayo
domingo, 26 de febrero de 2012
¿Quién está detrás de Yoani Sánchez?
Salim Lamrani
La Jornada
El sitio www.followerwonk.com permite analizar el perfil de los seguidores de cualquier miembro de la comunidad Twitter. El estudio del caso Yoani Sánchez es revelador en varios aspectos. Un análisis de los datos de la cuenta Twitter de la bloguera cubana, que se realizó a través del sitio, revela a partir de 2010 una impresionante actividad de la cuenta de Yoani Sánchez. Así, a partir de junio de 2010, Sánchez se ha inscrito en más de 200 cuentas Twitter diferentes cada día, con picos que podían alcanzar 700 cuentas en 24 horas. A menos de pasar horas enteras del día y de la noche en ello –lo que parece altamente improbable– resulta imposible abonarse a tantas cuentas en tan poco tiempo. Parece entonces que ha sido generado mediante un robot informático.
Del mismo modo, se descubre que cerca de 50 mil seguidores de Sánchez son en realidad cuentas fantasmas o inactivas, que crean la ilusión de que la bloguera cubana goza de una gran popularidad en las redes sociales. En efecto, de los 214 mil 63 perfiles de la cuenta @yoanisanchez, 27 mil 12 son huevos (sin foto) y 20 mil revisten las características de cuentas fantasmas con una actividad inexistente en la red (de cero a tres mensajes mandados desde la creación de la cuenta).
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La Jornada
El sitio www.followerwonk.com permite analizar el perfil de los seguidores de cualquier miembro de la comunidad Twitter. El estudio del caso Yoani Sánchez es revelador en varios aspectos. Un análisis de los datos de la cuenta Twitter de la bloguera cubana, que se realizó a través del sitio, revela a partir de 2010 una impresionante actividad de la cuenta de Yoani Sánchez. Así, a partir de junio de 2010, Sánchez se ha inscrito en más de 200 cuentas Twitter diferentes cada día, con picos que podían alcanzar 700 cuentas en 24 horas. A menos de pasar horas enteras del día y de la noche en ello –lo que parece altamente improbable– resulta imposible abonarse a tantas cuentas en tan poco tiempo. Parece entonces que ha sido generado mediante un robot informático.
Del mismo modo, se descubre que cerca de 50 mil seguidores de Sánchez son en realidad cuentas fantasmas o inactivas, que crean la ilusión de que la bloguera cubana goza de una gran popularidad en las redes sociales. En efecto, de los 214 mil 63 perfiles de la cuenta @yoanisanchez, 27 mil 12 son huevos (sin foto) y 20 mil revisten las características de cuentas fantasmas con una actividad inexistente en la red (de cero a tres mensajes mandados desde la creación de la cuenta).
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sábado, 25 de febrero de 2012
Washington y La Habana: "Chenche por chenche y Guanajay por tierra"
Edmundo García
Me he dado cuenta que hay temas donde usando comparaciones y analogías me hago entender mejor. Por eso les propongo que imaginen que en un país determinado, digamos Pakistán, con una ciudad muy antinorteamericana como Karachi, la CIA ha logrado conseguir información buena de que células terroristas tienen planes de ataques contra EEUU y que de hecho ya se están produciendo.
Entonces decide, en legítima defensa, enviar jóvenes oficiales a penetrar esos grupos y neutralizar sus ataques. ¿Criticaría usted que la CIA entregara a sus agentes esa misión, cuando le consta todo un historial de atentados y sabotajes realizados por dichos grupos contra EEUU? Sería difícil cuestionarle a “La Compañía” el deber de intentar esas infiltraciones, si se trata de la paz y la soberanía de los Estados Unidos.
Imagine ahora, por seguir con el ejemplo, que el Presidente de Estados Unidos recibe información detallada de la CIA y la comparta con el Presidente del referido país para que neutralice lo que allí está sucediendo. Pues eso fue lo que hizo Cuba: entregar información recabada por sus cinco luchadores antiterroristas al FBI, el cual se comprometió a neutralizar los actos terroristas financiados por la Fundación Nacional Cubano Americana, a través de Luis Posada Carriles. Pero esa promesa se hizo agua y
utilizaron dicha información para perseguir a quienes, arriesgando su propia vida en Miami, la habían conseguido. Eso lo sabe perfectamente el procurador Eric Holder, Secretario de Justicia, por entonces Subsecretario bajo las órdenes de Janet Reno.
Ahora volvamos a la hipotética situación propuesta. Resulta que aquellos jóvenes se ven juzgados por un tribunal donde los propios miembros eran fotografiados e intimidados por el comportamiento de la prensa a lo largo del proceso. Como resultado del mismo hubo monstruosas condenas, incluyendo dobles cadenas perpetuas.
¿Cómo reaccionaría Estados Unidos ante situación semejante? ¿Cómo reaccionaría la prensa norteamericana, qué mensaje mandaría el presidente de turno al presidente del país que hubiese hecho algo así? Y para colmo, unos años después, tres jueces de la onceava Corte de Apelaciones Atlanta desestiman por las características de la sede el juicio que se había celebrado aquí en Miami. El juicio más largo en toda la historia de Estados Unidos; tan largo, que no sabemos aun todos los cabildeos por las condenas que alcanzaron a hacer los Congresistas del sur de la Florida con la fiscalía, el FBI y el poder judicial. Algún día nos enteraremos. La decisión tomada por la onceava Corte de Apelaciones de Atlanta, con el Fiscal General bushista Alberto González en funciones, fue revertida contra todo pronóstico. Y también de forma inusual en el sistema judicial de los Estados Unidos, fueron convocados todos los jueces en banca para conseguir la anulación del resultado de dicha corte.
¿Qué haría el gobierno de los Estados Unidos y la opinión pública internacional si eso hubiera ocurrido con sus cinco hipotéticos luchadores antiterroristas, prisioneros en la ciudad de Karachi? Les pido que piensen en esto. Como también les pido que piensen en este otro comparativo. Supongan que varios aviones despegan de un país extranjero y sobrevuelan sin permiso Washington DC. ¿Creen ustedes que Estados Unidos enviaría 24 comunicaciones advirtiendo al país correspondiente para que detenga esas incursiones ilegales? Yo personalmente pienso que no; creo que no habría tales advertencias y que a la primera ocasión los F 16 derribarían los aviones transgresores. Después de haber consumado el derribo, es que le pedirían una explicación al país que les dejó operar en sus pistas.
Se trata, repito, del envío de 24 comunicaciones por distintas vías a la máxima instancia del gobierno norteamericano. Incluyendo una llevada personalmente por Bill Richardson al Presidente Clinton, advirtiéndole sobre las violaciones de las avionetas. Richardson se comprometió con el propio Comandante Fidel Castro a explicar esta situación al Presidente norteamericano y tratar de convencerlo de que era una situación que no debía seguir produciéndose. ¿Y qué hicieron con estas quejas? Absolutamente
nada. Se mantuvo el permisivismo y la tolerancia con quienes en Miami realizan esas provocaciones contra Cuba.
Los abogados de los cinco héroes de la República de Cuba no han cesado de solicitar a las autoridades norteamericanas las imágenes de satélite que demostrarían fehacientemente si el derribo se produjo en aguas internacionales o en aguas territoriales de Cuba. Autoridades internacionales también han solicitado esas imágenes. Pero Estados Unidos se niega a proveerlas y prefiere basar sus argumentos en el testimonio del capitán de un crucero con conflictos de intereses en el caso, dada su cercanía a grupos y familias anticastristas de Miami.
Documentales y videos muestran imágenes de la Sra. Silvia Iriondo y José Basulto sosteniendo un diálogo emocionado dentro de la cabina de una de las avionetas, frente a la que aparecen con gran visibilidad edificios emblemáticos de La Habana como el Focsa y el Hotel Riviera. Muy cerca de la Plaza de la Revolución, donde se encuentran importantes oficinas del Consejo de Estado, el Comité Central y ministerios como el de
Comunicaciones, Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Interior. Esas también son
pruebas de los objetivos provocadores de esos vuelos.
Llevo años pidiéndoles a los medios de Miami con acceso a José Basulto y a los familiares de los pilotos derribados, que les pregunten a estos por qué no aceptan reunirse con Basulto bajo un mismo techo, ni siquiera en los aniversarios de los incidentes. Yo creo tener una respuesta, y es que consideran que fue Basulto quien realmente llevó a sus hijos a la muerte tratando de buscar una confrontación entre Cuba y los Estados Unidos. En mi opinión dicha confrontación no escaló a mayores porque Clinton y las autoridades norteamericanas sabían que se les había avisado muchas veces. Como también creo que las imágenes de satélite mostrarían que los sucesos se produjeron en aguas nacionales de Cuba.
Estados Unidos y Cuba tienen muchas diferencias; hoy enfrentan una muy específica relacionada con las condenas que en ambos países cumplen el contratista Alan Gross y los luchadores antiterroristas cubanos. Aunque los casos sean diferentes, la solución podría encontrarse en una verdadera reciprocidad. Para decirlo claramente: “Chenche por chenche y Guanajay por tierra”. Si el gobierno norteamericano no entiende, cualquier cubano le podría traducir la frase.
Me he dado cuenta que hay temas donde usando comparaciones y analogías me hago entender mejor. Por eso les propongo que imaginen que en un país determinado, digamos Pakistán, con una ciudad muy antinorteamericana como Karachi, la CIA ha logrado conseguir información buena de que células terroristas tienen planes de ataques contra EEUU y que de hecho ya se están produciendo.
Entonces decide, en legítima defensa, enviar jóvenes oficiales a penetrar esos grupos y neutralizar sus ataques. ¿Criticaría usted que la CIA entregara a sus agentes esa misión, cuando le consta todo un historial de atentados y sabotajes realizados por dichos grupos contra EEUU? Sería difícil cuestionarle a “La Compañía” el deber de intentar esas infiltraciones, si se trata de la paz y la soberanía de los Estados Unidos.
Imagine ahora, por seguir con el ejemplo, que el Presidente de Estados Unidos recibe información detallada de la CIA y la comparta con el Presidente del referido país para que neutralice lo que allí está sucediendo. Pues eso fue lo que hizo Cuba: entregar información recabada por sus cinco luchadores antiterroristas al FBI, el cual se comprometió a neutralizar los actos terroristas financiados por la Fundación Nacional Cubano Americana, a través de Luis Posada Carriles. Pero esa promesa se hizo agua y
utilizaron dicha información para perseguir a quienes, arriesgando su propia vida en Miami, la habían conseguido. Eso lo sabe perfectamente el procurador Eric Holder, Secretario de Justicia, por entonces Subsecretario bajo las órdenes de Janet Reno.
Ahora volvamos a la hipotética situación propuesta. Resulta que aquellos jóvenes se ven juzgados por un tribunal donde los propios miembros eran fotografiados e intimidados por el comportamiento de la prensa a lo largo del proceso. Como resultado del mismo hubo monstruosas condenas, incluyendo dobles cadenas perpetuas.
¿Cómo reaccionaría Estados Unidos ante situación semejante? ¿Cómo reaccionaría la prensa norteamericana, qué mensaje mandaría el presidente de turno al presidente del país que hubiese hecho algo así? Y para colmo, unos años después, tres jueces de la onceava Corte de Apelaciones Atlanta desestiman por las características de la sede el juicio que se había celebrado aquí en Miami. El juicio más largo en toda la historia de Estados Unidos; tan largo, que no sabemos aun todos los cabildeos por las condenas que alcanzaron a hacer los Congresistas del sur de la Florida con la fiscalía, el FBI y el poder judicial. Algún día nos enteraremos. La decisión tomada por la onceava Corte de Apelaciones de Atlanta, con el Fiscal General bushista Alberto González en funciones, fue revertida contra todo pronóstico. Y también de forma inusual en el sistema judicial de los Estados Unidos, fueron convocados todos los jueces en banca para conseguir la anulación del resultado de dicha corte.
¿Qué haría el gobierno de los Estados Unidos y la opinión pública internacional si eso hubiera ocurrido con sus cinco hipotéticos luchadores antiterroristas, prisioneros en la ciudad de Karachi? Les pido que piensen en esto. Como también les pido que piensen en este otro comparativo. Supongan que varios aviones despegan de un país extranjero y sobrevuelan sin permiso Washington DC. ¿Creen ustedes que Estados Unidos enviaría 24 comunicaciones advirtiendo al país correspondiente para que detenga esas incursiones ilegales? Yo personalmente pienso que no; creo que no habría tales advertencias y que a la primera ocasión los F 16 derribarían los aviones transgresores. Después de haber consumado el derribo, es que le pedirían una explicación al país que les dejó operar en sus pistas.
Se trata, repito, del envío de 24 comunicaciones por distintas vías a la máxima instancia del gobierno norteamericano. Incluyendo una llevada personalmente por Bill Richardson al Presidente Clinton, advirtiéndole sobre las violaciones de las avionetas. Richardson se comprometió con el propio Comandante Fidel Castro a explicar esta situación al Presidente norteamericano y tratar de convencerlo de que era una situación que no debía seguir produciéndose. ¿Y qué hicieron con estas quejas? Absolutamente
nada. Se mantuvo el permisivismo y la tolerancia con quienes en Miami realizan esas provocaciones contra Cuba.
Los abogados de los cinco héroes de la República de Cuba no han cesado de solicitar a las autoridades norteamericanas las imágenes de satélite que demostrarían fehacientemente si el derribo se produjo en aguas internacionales o en aguas territoriales de Cuba. Autoridades internacionales también han solicitado esas imágenes. Pero Estados Unidos se niega a proveerlas y prefiere basar sus argumentos en el testimonio del capitán de un crucero con conflictos de intereses en el caso, dada su cercanía a grupos y familias anticastristas de Miami.
Documentales y videos muestran imágenes de la Sra. Silvia Iriondo y José Basulto sosteniendo un diálogo emocionado dentro de la cabina de una de las avionetas, frente a la que aparecen con gran visibilidad edificios emblemáticos de La Habana como el Focsa y el Hotel Riviera. Muy cerca de la Plaza de la Revolución, donde se encuentran importantes oficinas del Consejo de Estado, el Comité Central y ministerios como el de
Comunicaciones, Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Interior. Esas también son
pruebas de los objetivos provocadores de esos vuelos.
Llevo años pidiéndoles a los medios de Miami con acceso a José Basulto y a los familiares de los pilotos derribados, que les pregunten a estos por qué no aceptan reunirse con Basulto bajo un mismo techo, ni siquiera en los aniversarios de los incidentes. Yo creo tener una respuesta, y es que consideran que fue Basulto quien realmente llevó a sus hijos a la muerte tratando de buscar una confrontación entre Cuba y los Estados Unidos. En mi opinión dicha confrontación no escaló a mayores porque Clinton y las autoridades norteamericanas sabían que se les había avisado muchas veces. Como también creo que las imágenes de satélite mostrarían que los sucesos se produjeron en aguas nacionales de Cuba.
Estados Unidos y Cuba tienen muchas diferencias; hoy enfrentan una muy específica relacionada con las condenas que en ambos países cumplen el contratista Alan Gross y los luchadores antiterroristas cubanos. Aunque los casos sean diferentes, la solución podría encontrarse en una verdadera reciprocidad. Para decirlo claramente: “Chenche por chenche y Guanajay por tierra”. Si el gobierno norteamericano no entiende, cualquier cubano le podría traducir la frase.
Aves del Escambray
Aunque mi recorrido por las montañas del Escambray era de trabajo y no de recreo, no pude dejar de admirar y retratar en lo posible los fabulosos paisajes que aparecían ante nosotros, a veces pequeños, minimalistas, a veces majestuosos, ilimitados. La primera foto muestra a un pájaro carpintero empecinado en abrirse un espacio en el tronco del árbol –su plumaje apenas se diferencia del color del árbol–, localizado gracias a su insistente toc toc, toc toc. En las restantes, la secuencia de un cernícalo al que no pude acercarme a menos de treinta metros, y que huyó apenas se sintió en peligro. Las fotos no fueron tomadas con lentes de acercamiento, por lo que los pájaros retratados se pierden en los originales; lo que muestro ahora son ampliaciones de un fragmento de ellas. (Enrique Ubieta Gómez)
jueves, 23 de febrero de 2012
domingo, 19 de febrero de 2012
Unos días en Cumanayagua
Estaré varios días en Cumanayagua, Cienfuegos, y probablemente me sea difícil conectarme desde allí. Pero traeré fotos y narraré mis impresiones al regreso. Me llevo el libro Enemigo de Raúl Antonio Capote, excelente testimonio que empecé a leer hoy y terminaré en uno o dos días más. E.U.G.
Transcribo de la Enciclopedia Ecured: Cumanayagua. Municipio que se encuentra situado al suroeste de la provincia Cienfuegos, cerca de los ríos Arimao y el Hanabanilla. Limita al norte con los municipios de Manicaragua y Trinidad de las provincias de Villa Clara y Sancti Spíritus respectivamente, por la parte oeste limita con los municipios de Cienfuegos y Palmira.
Posee una extensión de 1 099 km2 de las cuales 400 km2 pertenecen al Plan Turquino y su población asciende a 51 780 habitantes. Existen un total de 74 asentamientos de los cuales 6 pertenecen al litoral costero.
Transcribo de la Enciclopedia Ecured: Cumanayagua. Municipio que se encuentra situado al suroeste de la provincia Cienfuegos, cerca de los ríos Arimao y el Hanabanilla. Limita al norte con los municipios de Manicaragua y Trinidad de las provincias de Villa Clara y Sancti Spíritus respectivamente, por la parte oeste limita con los municipios de Cienfuegos y Palmira.
Posee una extensión de 1 099 km2 de las cuales 400 km2 pertenecen al Plan Turquino y su población asciende a 51 780 habitantes. Existen un total de 74 asentamientos de los cuales 6 pertenecen al litoral costero.
sábado, 18 de febrero de 2012
La esquizofrenia política de Oscar Elías Biscet
Edmundo García
El pasado jueves 16 de febrero y a nombre de la Fundación Lawton, una llamada organización de Derechos Humanos que casi nadie conoce, Oscar Elías Biscet testificó telefónicamente, desde Cuba y bajo juramento, nada menos que ante el Congreso de los Estados Unidos de América; concretamente ante el Subcomité de África, Salud General y Derechos Humanos del Comité de Relaciones Exteriores, cuya presidente es Ileana Ros-Lehtinen. La alocución fue desde el mismo comienzo un acto de servilismo y adulación a toda la plana cubanoamericana en el legislativo de Washington; Biscet llamó a la Congresista Ileana Ros-Lehtinen “mi compatriota y gran defensora de la libertad del pueblo cubano”, y halagó la supuesta “labor altruista en la causa de la libertad de Cuba” de los senadores Bob Menéndez y Marco Rubio, y de los Congresistas Albio Sires, Mario Díaz-Balart y David Rivera.
No creo que este hecho tenga parangón en la historia cubana. No conozco ningún plattista o anexionista que haya solicitado favores al Congreso de EEUU con el descaro que lo ha hecho Oscar Elías Biscet. Hasta los politiqueros más entreguistas de la era republicana cubana, cuando planearon o pidieron una intervención, buscaron siempre pretextos e hicieron paripés porque al parecer les daba al menos un poco de vergüenza ante su pueblo y su conciencia. Hasta los propios norteamericanos se tomaron el trabajo de montar una campaña de prensa antiespañola y anticubana alrededor del hundimiento del Maine, para que unos congresistas como estos votaran una declaración de guerra formal. Pero con gente como Biscet ya no tienen ese problema, él mismo les hace la propaganda y él mismo les presenta un proyecto de intervención.
Porque de hecho Oscar Elías Biscet ha pedido una intervención militar en Cuba como la realizada en Kosovo. ¿Sabe acaso este esquizofrénico en política lo que sucedió en el conflicto kosovar? ¿Sabe Oscar Elías Biscet algo del dolor y la muerte que causaron en esa guerra los bombardeos de la OTAN; esos bombardeos que, con muy disimulado lenguaje, le está pidiendo al Congreso de los EEUU para Cuba?
No invento palabras y voy a citar las de Biscet, transcritas por el propio Comité de Relaciones Exteriores ante el que testificó. Dijo Oscar Elías Biscet: “Mañana celebraremos con orgullo el cuarto aniversario de la independencia de Kosovo. Hace cinco años ustedes los americanos le prometieron a los albanokosovares su decidido apoyo a la independencia. Lo hicieron con tanta firmeza, honor y amor que sumaron a muchos países en esta justa causa y triunfaron. Este es el apoyo que yo pido de ustedes para que mi pueblo sea libre y soberano”. Le pregunto a la congresista Ileana Ros-Lehtinen y a los demás legisladores: ¿es para este hombre que pide una intervención
multinacional como la de Kosovo en Cuba, para el que ustedes están pidiendo un
Premio Nobel de la Paz?
Biscet, abandonado por la razón, solicitó además al Congreso norteamericano la aplicación sin moderación ni límites de la Ley Helms-Burton. Y sabiendo que uno de los autores de esa oprobiosa ley, el Representante por Indiana Dan Burton, había testificado también en esa misma comisión, le saludó personalmente calificándolo como “patriota” y “amante de la libertad de la humanidad”.
Ya que Oscar Elías Biscet se encontraba bajo juramento, ya que prometió en nombre del Dios Bíblico no mentir al Congreso de los Estados Unidos, debe suponerse que el fiscal de su propio país tiene pruebas de todas sus afirmaciones. Por eso quiero preguntar: ¿Puede demostrar Biscet, como ha dicho al Congreso, que el gobierno cubano chantajeó a su esposa para que le abandonara? ¿Puede mostrar fuera del teléfono la desfiguración de rostro que asegura le provocó la golpiza de la policía política? ¿Puede dar Biscet el nombre de los dos reos que fueron contratados por militares cubanos para asesinarle? ¿Puede facilitar Biscet al Congreso datos sobre dichos contratos? ¿Desearía Biscet mostrar públicamente pruebas del uso en su contra de pistolas eléctricas, alguna documentación sobre los muchos casos de negación de atención médica que denuncia, y sobre las torturas que según dice padeció? ¿Tiene Biscet mapas, listas de reclutamientos o fotos de campamentos para mostrarle al Congreso de los Estados Unidos dónde están las bases de entrenamiento de grupos “anti norteamericanos” o “anti judíos” en Cuba? Insisto en que todas estas pruebas serían necesarias porque no se trata de un simple comentario de pasillo, es una testificación bajo juramento ante el Congreso de los Estados Unidos, donde Biscet denunció: “Entrenamiento militar y logístico a las narco
guerrillas de Colombia y la presencia de bases de operaciones de los extremistas musulmanes de Hezbollah y Hamas en Cuba.”.
Oscar Elías Biscet ha delirado ante el Congreso de los Estados Unidos; habló de la posibilidad de una nueva crisis de misiles y armas nucleares similar a la de 1962, donde esta vez Cuba tendría como aliados a Irán y Venezuela. Cometió errores históricos, demostró ignorancia a la hora de valorar acontecimientos políticos mundiales de las últimas décadas, mostró desconocimiento de su propio país, de sus dirigentes y de las realidades del resto del mundo. Por supuesto, la prensa ha evitado informar sobre sus disparates, apenas dio la noticia añadiendo que Biscet habló de paz para la isla. Pero Biscet y la paz no hacen buena pareja. No solo no merece el Premio Nobel, tampoco merece el aprecio de un pueblo soberano y honesto como el pueblo de Cuba.
El pasado jueves 16 de febrero y a nombre de la Fundación Lawton, una llamada organización de Derechos Humanos que casi nadie conoce, Oscar Elías Biscet testificó telefónicamente, desde Cuba y bajo juramento, nada menos que ante el Congreso de los Estados Unidos de América; concretamente ante el Subcomité de África, Salud General y Derechos Humanos del Comité de Relaciones Exteriores, cuya presidente es Ileana Ros-Lehtinen. La alocución fue desde el mismo comienzo un acto de servilismo y adulación a toda la plana cubanoamericana en el legislativo de Washington; Biscet llamó a la Congresista Ileana Ros-Lehtinen “mi compatriota y gran defensora de la libertad del pueblo cubano”, y halagó la supuesta “labor altruista en la causa de la libertad de Cuba” de los senadores Bob Menéndez y Marco Rubio, y de los Congresistas Albio Sires, Mario Díaz-Balart y David Rivera.
No creo que este hecho tenga parangón en la historia cubana. No conozco ningún plattista o anexionista que haya solicitado favores al Congreso de EEUU con el descaro que lo ha hecho Oscar Elías Biscet. Hasta los politiqueros más entreguistas de la era republicana cubana, cuando planearon o pidieron una intervención, buscaron siempre pretextos e hicieron paripés porque al parecer les daba al menos un poco de vergüenza ante su pueblo y su conciencia. Hasta los propios norteamericanos se tomaron el trabajo de montar una campaña de prensa antiespañola y anticubana alrededor del hundimiento del Maine, para que unos congresistas como estos votaran una declaración de guerra formal. Pero con gente como Biscet ya no tienen ese problema, él mismo les hace la propaganda y él mismo les presenta un proyecto de intervención.
Porque de hecho Oscar Elías Biscet ha pedido una intervención militar en Cuba como la realizada en Kosovo. ¿Sabe acaso este esquizofrénico en política lo que sucedió en el conflicto kosovar? ¿Sabe Oscar Elías Biscet algo del dolor y la muerte que causaron en esa guerra los bombardeos de la OTAN; esos bombardeos que, con muy disimulado lenguaje, le está pidiendo al Congreso de los EEUU para Cuba?
No invento palabras y voy a citar las de Biscet, transcritas por el propio Comité de Relaciones Exteriores ante el que testificó. Dijo Oscar Elías Biscet: “Mañana celebraremos con orgullo el cuarto aniversario de la independencia de Kosovo. Hace cinco años ustedes los americanos le prometieron a los albanokosovares su decidido apoyo a la independencia. Lo hicieron con tanta firmeza, honor y amor que sumaron a muchos países en esta justa causa y triunfaron. Este es el apoyo que yo pido de ustedes para que mi pueblo sea libre y soberano”. Le pregunto a la congresista Ileana Ros-Lehtinen y a los demás legisladores: ¿es para este hombre que pide una intervención
multinacional como la de Kosovo en Cuba, para el que ustedes están pidiendo un
Premio Nobel de la Paz?
Biscet, abandonado por la razón, solicitó además al Congreso norteamericano la aplicación sin moderación ni límites de la Ley Helms-Burton. Y sabiendo que uno de los autores de esa oprobiosa ley, el Representante por Indiana Dan Burton, había testificado también en esa misma comisión, le saludó personalmente calificándolo como “patriota” y “amante de la libertad de la humanidad”.
Ya que Oscar Elías Biscet se encontraba bajo juramento, ya que prometió en nombre del Dios Bíblico no mentir al Congreso de los Estados Unidos, debe suponerse que el fiscal de su propio país tiene pruebas de todas sus afirmaciones. Por eso quiero preguntar: ¿Puede demostrar Biscet, como ha dicho al Congreso, que el gobierno cubano chantajeó a su esposa para que le abandonara? ¿Puede mostrar fuera del teléfono la desfiguración de rostro que asegura le provocó la golpiza de la policía política? ¿Puede dar Biscet el nombre de los dos reos que fueron contratados por militares cubanos para asesinarle? ¿Puede facilitar Biscet al Congreso datos sobre dichos contratos? ¿Desearía Biscet mostrar públicamente pruebas del uso en su contra de pistolas eléctricas, alguna documentación sobre los muchos casos de negación de atención médica que denuncia, y sobre las torturas que según dice padeció? ¿Tiene Biscet mapas, listas de reclutamientos o fotos de campamentos para mostrarle al Congreso de los Estados Unidos dónde están las bases de entrenamiento de grupos “anti norteamericanos” o “anti judíos” en Cuba? Insisto en que todas estas pruebas serían necesarias porque no se trata de un simple comentario de pasillo, es una testificación bajo juramento ante el Congreso de los Estados Unidos, donde Biscet denunció: “Entrenamiento militar y logístico a las narco
guerrillas de Colombia y la presencia de bases de operaciones de los extremistas musulmanes de Hezbollah y Hamas en Cuba.”.
Oscar Elías Biscet ha delirado ante el Congreso de los Estados Unidos; habló de la posibilidad de una nueva crisis de misiles y armas nucleares similar a la de 1962, donde esta vez Cuba tendría como aliados a Irán y Venezuela. Cometió errores históricos, demostró ignorancia a la hora de valorar acontecimientos políticos mundiales de las últimas décadas, mostró desconocimiento de su propio país, de sus dirigentes y de las realidades del resto del mundo. Por supuesto, la prensa ha evitado informar sobre sus disparates, apenas dio la noticia añadiendo que Biscet habló de paz para la isla. Pero Biscet y la paz no hacen buena pareja. No solo no merece el Premio Nobel, tampoco merece el aprecio de un pueblo soberano y honesto como el pueblo de Cuba.
Nadie ha sabido ni sabe cantarle al amor y a la Patria como los trovadores
Palabras de Fernando Rojas, viceministro de cultura, en la presentación del libro Trovadores de la herejía, de Bladimir Zamora y Fidel Díaz Castro, antes del concierto de Gerardo Alfonso y Carlos Varela.
Buenas noches.
Parafraseando la canción puede decirse que Carlos y Gerardo están con sus bandas, Santiago está en España y Frank está en "El Sauce". En cualquier caso, el libro que se presenta es de todos ellos, de los cuatro, que no deben confundirse con los otros Cuatro, y resulta un extraordinario regalo para todos los melómanos y trovadictos de Cuba, Latinoamérica, España y tierras y mares adyacentes. O sea, para casi toda aquella parte del mundo conocido que disfruta -y lo subrayo: DISFRUTA- con la canción inteligente y el sabor inconfundible de la cubanía. Por demás, estos cuatro han incursionado mucho más allá de los ritmos propios y las múltiples fusiones que de ellos se han desprendido. Cultivan, entre los cuatro, toda la diversidad musical del planeta. Quizá por ello, y por lo singulares que hemos sido y seguimos siendo, cuando Santiago llamó Planeta Cuba a una de sus más recientes creaciones sintetizaba una ética, un compromiso y una perspectiva estética abarcadora y definitoria. La obra de Santiago,Frank, Gerardo y Carlos ya nos marcó para toda la vida.
Y lo digo, porque este es también un homenaje a mi generación, a los contemporáneos de estas canciones que las estamos compartiendo hace más de 25 años y con toda seguridad lo seguiremos haciendo.
El libro que armaron Bladimir Zamora y Fidel Díaz Castro es un suceso de la trova cubana. Publicado por la Editora Abril, su plato fuerte son 168 canciones de Varela, Santiago, Frank y Gerardo, además de excelentes entrevistas a cada uno de ellos. Tiene un título afortunado y fue prologado con todo derecho y justicia por Vicente Feliú. La edición es cuidada y hermosa y abunda en fotos espectaculares.
La lectura de estos versos y su sonido inconfundible y peculiar evoca recuerdos y motiva iniciaciones. La mayor parte de nuestras vidas adultas está en estas canciones. Desfilan ante nosotros la beca, las movilizaciones, el Mariel, las noches de la bohemia habanera de los 80, los primeros performances en las calles del Vedado, la caída del muro, Berlín, el Papa, Gorbachov y Alá…Le hemos cantado al último amor y al Che Guevara con estos amigos y con ellos mismos escudriñamos las angustias de la crisis y devolvemos los golpes que la desigualdad y la apatía propinan a nuestros sueños. La visión del Jalisco Park que se nos perdía apenas anunciaba otros desencuentros y desafíos de una magnitud abrumadora.
¿Qué nos pasó, Fernan?, me ha preguntado Gerardo, serio y reflexivo. Y nunca logro responderle del todo, ni responderme a mí mismo. Nos pasaron muchas cosas, buenas y malas. Aquel mundo de las primeras canciones, tan imperfecto y tan querido, ya no está más. No se olvida, ni se entrega. Probablemente, éramos felices y no lo sabíamos.
La trova sigue. No se muere. No la hemos dejado morir. Ahora es más vasta y más diversa, pero tan beligerante e indagadora como siempre. Nadie ha sabido ni sabe cantarle al amor y a la Patria como los trovadores. Y en la trova está lo mejor de nosotros, que seguimos con ella, aquí y allá. En estas canciones anidan nuestras esperanzas. Con ellas crece nuestra terca voluntad de salvación.
Dice Frank que el alma se pierde en la carretera, con Santiago, con Gerardo y con Carlitos Varela. En ese verso, perder no quiere decir desaparecer, sino más bien, entregarse.
Vamos a pasarla bien. Gracias.
Fernando Rojas, Casa de las Américas, 17 de febrero de 2012.
Buenas noches.
Parafraseando la canción puede decirse que Carlos y Gerardo están con sus bandas, Santiago está en España y Frank está en "El Sauce". En cualquier caso, el libro que se presenta es de todos ellos, de los cuatro, que no deben confundirse con los otros Cuatro, y resulta un extraordinario regalo para todos los melómanos y trovadictos de Cuba, Latinoamérica, España y tierras y mares adyacentes. O sea, para casi toda aquella parte del mundo conocido que disfruta -y lo subrayo: DISFRUTA- con la canción inteligente y el sabor inconfundible de la cubanía. Por demás, estos cuatro han incursionado mucho más allá de los ritmos propios y las múltiples fusiones que de ellos se han desprendido. Cultivan, entre los cuatro, toda la diversidad musical del planeta. Quizá por ello, y por lo singulares que hemos sido y seguimos siendo, cuando Santiago llamó Planeta Cuba a una de sus más recientes creaciones sintetizaba una ética, un compromiso y una perspectiva estética abarcadora y definitoria. La obra de Santiago,Frank, Gerardo y Carlos ya nos marcó para toda la vida.
Y lo digo, porque este es también un homenaje a mi generación, a los contemporáneos de estas canciones que las estamos compartiendo hace más de 25 años y con toda seguridad lo seguiremos haciendo.
El libro que armaron Bladimir Zamora y Fidel Díaz Castro es un suceso de la trova cubana. Publicado por la Editora Abril, su plato fuerte son 168 canciones de Varela, Santiago, Frank y Gerardo, además de excelentes entrevistas a cada uno de ellos. Tiene un título afortunado y fue prologado con todo derecho y justicia por Vicente Feliú. La edición es cuidada y hermosa y abunda en fotos espectaculares.
La lectura de estos versos y su sonido inconfundible y peculiar evoca recuerdos y motiva iniciaciones. La mayor parte de nuestras vidas adultas está en estas canciones. Desfilan ante nosotros la beca, las movilizaciones, el Mariel, las noches de la bohemia habanera de los 80, los primeros performances en las calles del Vedado, la caída del muro, Berlín, el Papa, Gorbachov y Alá…Le hemos cantado al último amor y al Che Guevara con estos amigos y con ellos mismos escudriñamos las angustias de la crisis y devolvemos los golpes que la desigualdad y la apatía propinan a nuestros sueños. La visión del Jalisco Park que se nos perdía apenas anunciaba otros desencuentros y desafíos de una magnitud abrumadora.
¿Qué nos pasó, Fernan?, me ha preguntado Gerardo, serio y reflexivo. Y nunca logro responderle del todo, ni responderme a mí mismo. Nos pasaron muchas cosas, buenas y malas. Aquel mundo de las primeras canciones, tan imperfecto y tan querido, ya no está más. No se olvida, ni se entrega. Probablemente, éramos felices y no lo sabíamos.
La trova sigue. No se muere. No la hemos dejado morir. Ahora es más vasta y más diversa, pero tan beligerante e indagadora como siempre. Nadie ha sabido ni sabe cantarle al amor y a la Patria como los trovadores. Y en la trova está lo mejor de nosotros, que seguimos con ella, aquí y allá. En estas canciones anidan nuestras esperanzas. Con ellas crece nuestra terca voluntad de salvación.
Dice Frank que el alma se pierde en la carretera, con Santiago, con Gerardo y con Carlitos Varela. En ese verso, perder no quiere decir desaparecer, sino más bien, entregarse.
Vamos a pasarla bien. Gracias.
Fernando Rojas, Casa de las Américas, 17 de febrero de 2012.
Raúl Antonio Capote, la Feria y algunas señales
Enrique Ubieta Gómez
Esta no es la reseña del libro que leeré con gusto. Prometo escribirla. Solo muestro las fotos de la presentación, a salón abarrotado, y larga cola de compradores. Les cuento una sola anécdota narrada por Capote, para que nadie sustituya sus deseos por realidades. Él y los restantes agentes que recientemente revelaron su identidad recorrieron el país y se reunieron con alrededor de 80 mil jóvenes y adolescentes. En muchas escuelas, los muchachos entregaban papelitos arrancados de las libretas o de los blocks de notas, y ellos los guardaban en sus bolsillos para leerlos después; en esos papelitos, escritos a lápiz, pedían ingresar a la Seguridad del Estado. Esos muchachos querían ser héroes, como sus visitantes. Y una vivencia de ayer en la noche. Un magnífico concierto de Gerardo Alfonso y Carlos Varela, dos de los cuatro "trovadores de la herejía" (tal es el nombre del libro con entrevistas y canciones que Bladimir y Fidelito organizaron, que incluye además a Frank Delgado y a Santiago Feliú) en Casa de las Américas. Gerardo dice que dedica la siguiente canción a Ernesto Che Guevara, un amigo especial que siempre lo acompaña, porque comparte con él su ideología, e interpreta la composición que se convirtió en himno en los 90. La sala llena de jóvenes universitarios corea la canción que habla del Che, la que lo trajo de vuelta en los años de mayor confusión y desesperanza, para después ponerse de pie y aplaudir durante varios minutos ininterrumpidos al autor. Creo que son señales que debemos considerar. Agrego algunas fotos que tomé al salir de la presentación del libro de Capote, para ofrecer una visión general del ambiente de fiesta de la Feria habanera, que finaliza mañana domingo. Por hoy, esto es todo. (fotos EUG)
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Enemigo: un libro utilísimo, en medio de una pelea cubana contra los demonios (palabras de Abel Prieto en la presentación)
Esta no es la reseña del libro que leeré con gusto. Prometo escribirla. Solo muestro las fotos de la presentación, a salón abarrotado, y larga cola de compradores. Les cuento una sola anécdota narrada por Capote, para que nadie sustituya sus deseos por realidades. Él y los restantes agentes que recientemente revelaron su identidad recorrieron el país y se reunieron con alrededor de 80 mil jóvenes y adolescentes. En muchas escuelas, los muchachos entregaban papelitos arrancados de las libretas o de los blocks de notas, y ellos los guardaban en sus bolsillos para leerlos después; en esos papelitos, escritos a lápiz, pedían ingresar a la Seguridad del Estado. Esos muchachos querían ser héroes, como sus visitantes. Y una vivencia de ayer en la noche. Un magnífico concierto de Gerardo Alfonso y Carlos Varela, dos de los cuatro "trovadores de la herejía" (tal es el nombre del libro con entrevistas y canciones que Bladimir y Fidelito organizaron, que incluye además a Frank Delgado y a Santiago Feliú) en Casa de las Américas. Gerardo dice que dedica la siguiente canción a Ernesto Che Guevara, un amigo especial que siempre lo acompaña, porque comparte con él su ideología, e interpreta la composición que se convirtió en himno en los 90. La sala llena de jóvenes universitarios corea la canción que habla del Che, la que lo trajo de vuelta en los años de mayor confusión y desesperanza, para después ponerse de pie y aplaudir durante varios minutos ininterrumpidos al autor. Creo que son señales que debemos considerar. Agrego algunas fotos que tomé al salir de la presentación del libro de Capote, para ofrecer una visión general del ambiente de fiesta de la Feria habanera, que finaliza mañana domingo. Por hoy, esto es todo. (fotos EUG)
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En la mesa de presentación, de izquierda a derecha, los escritores Rogelio Riverón, Raúl Antonio Capote (autor del libro Enemigo), y Abel Prieto, ministro de cultura, así como Pedro Calzadilla, ministro de cultura de Venezuela.
Familiares del autor presentado
Sentados los familiares de los cinco héroes cubanos que guardan prisión política en los Estados Unidos y algunos de los agentes de la Seguridad Cubana que recientemente revelaron su identidad. En primer plano, el periodista, escritor y bloguero Manuel Henríquez Lagarde
Visión general de la sala
Pedrito Calvo, popular cantante sonero, de paseo por la Feria.
Un momento de descanso, mientras se disfruta de un helado
Abstraido con un libro recién comprado
Mar de gente
Parque portátil de diversiones
viernes, 17 de febrero de 2012
Enemigo, de Raúl Antonio Capote, mañana en La Cabaña
Mañana sábado, en la sala Nicolás Guillén de La Cabaña, a la una de la tarde, se presenta el libro Enemigo, testimonio del escritor y agente de la Seguridad Cubana Raúl Antonio Capote. El libro, con prólogo de Abel Prieto, tiene la fuerza narrativa de una novela y la capacidad de reflexionar con evidencias, desde el ángulo de la actividad de inteligencia enemiga, sobre la guerra cultural que se nos hace. Una incipiente bibliografía sobre estos temas empieza a crecer en Cuba desde diferentes perspectivas: desde la historia o la sociología de la cultura, desde el ensayo, el estudio o el testimonio, un grupo de autores, entre los que hallamos a Eliades Acosta Matos y a Jorge Ángel Hernández, abordan los desafíos de la lucha cultural, en última instancia los decisivos. En ese grupo se incluye mi más reciente libro. (E. U. G.)
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jueves, 16 de febrero de 2012
El sentido intelectual del compromiso
Palabras de presentación del libro Sentido intelectual en era de globalización mecánica, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2011, 377 pp.
Enrique Ubieta Gómez
Enrique Ubieta Gómez
Jorge Ángel Hernández es un extraño poeta que en tiempos de postmodernidad pretende narrar el mundo y a la vez, explicárselo; un poeta acostumbrado a exponer sus entrañas, que no “desciende” desde lo puramente teórico para contemplar y etiquetar el devenir caótico de los “mortales”. Su lugar de partida es doble: de una parte, la cultura popular, a la que ha dedicado ya un estudio sobre las parrandas de Vueltas –su pueblo natal–, premiado y auspiciado por la Fundación Fernando Ortiz; de la otra, su visceral introspección de creador, que lo hace transitar por dudas, conflictos, esperanzas, aciertos y derrotas, personales y generacionales.
El libro que presentamos asume los códigos lingüísticos de la Academia, sus conceptos, su seriedad intimidante, pero está transido de pasión: no fue escrito desde la erudición libresca, sino desde la vivencia interior. Jorge Ángel no quiso cerrar los ojos, y aunque nadaba bien, se resistió a ser cómodamente arrastrado por las corrientes mercantiles e ideológicas de moda: su vocación pensante lo tortura, lo coloca de vuelta en los inicios, porque quiere, necesita, encontrar el manantial secreto del que nace el río. Para ello ha tenido que nadar a contracorriente, ante el asombro, la incomprensión o la furia de sus coetáneos. El sentido intelectual que Jorge Ángel anuncia en el título de la obra, es en primer lugar el suyo, el de todos nosotros.
Este no es un libro fácil de leer, porque no fue fácil de escribir. Tendremos que acostumbrarnos a su prosa indagadora –distante de lo narrativo o de lo convencionalmente poético, por voluntad expresa–, como se acostumbran los ojos a un cuarto sin luz eléctrica, es decir, sin luz artificial, porque Jorge Ángel quiere descifrar su relación con el mundo desde “el primer día” y recuperar las formas, los colores originales, que la noche y la luz de neón deforman. Digámoslo sin pudor generacional: la época que nos ha tocado vivir ha sido, es, una de las más complejas y difíciles de la historia moderna, y está llena de trampas. Sortear esas trampas –dogmas de todo tipo, y soluciones dogmáticas–, es la obsesión que define su texto.
Como se verá en el índice, el libro recorre los diferentes círculos referenciales que acosan al creador, al intelectual contemporáneo. Cultura e ideas dominantes, mapas interactivos, contraculturas y subculturas en la aldea global, mercado, resistencia, conformidades y dejaciones, cinismo a la carta, juegos de guerra y paz. Una extensa y bien cuidada bibliografía final nos advierte que la reflexión se sustenta en una erudición implacablemente crítica, ya insinuada en el propio título de la obra, parodia de otro del filósofo alemán Walter Benjamin.
Como no puedo en una breve presentación abarcar todos los tópicos de su indagación, ni sus múltiples provocaciones, prefiero llegar al final de su libro –sin que ello implique contar “el desenlace”, como hacen los malos comentaristas de cine, porque no hay desenlaces unívocos en su libro–, que es el punto donde aparecen con transparencia sus dilemas generacionales. Es en el individuo creador donde se reúnen y estallan los polos de conflicto: la responsabilidad y la libertad, la ética y la estética de la creación, el compromiso y la abulia cínica. Jorge Ángel, sin maniqueísmos ni visiones parciales, retrata opciones y denuncia actitudes. Citaré frases entresacadas –advierto que muchas están marcadas por la ironía–, de ese capítulo final:
– “en los preceptos éticos subyace el peligro de que en dogmas se instauren, por tanto es necesario someterlos a interrogatorio constante”;
– “¡Destruyamos la ética!, yo acotaría de inmediato, inspirado en tentadoras y alucinantes vanguardias. ¡Impongamos la ética del susto creativo, del giro hacia la trasgresión perenne! (…) Pero ella, la ética, prevalece, siquiera como referente transgredido. De manera que a la creación se arriba con una doble predestinación contradictoria: el creador rompe las normas estereotipadas a la vez que la sociedad le exige la responsabilidad ética de llevar a plenitud su herencia identitaria”;
– “No es perdonable la abulia en semejantes tiempos de ejercicio global dominador y el creador que la practica es simplemente un cómplice que mal se refugia en otros avatares. Ignorar que estamos llamados a contribuir con el conjunto de valores que debe mineralizar el terreno de aquellos que inevitablemente se van fosilizando, es en verdad una actitud más grave que la evasión infantilista de un arte por el arte”;
– “El creador crea para decir y dice para comunicar. (…) ¿Es posible, para él, diseñar una ética aprehensiva y comprensiva de la norma hegemónica o, por el contrario, una ininterrumpida trasgresión de esas normas que lo predestinan?”;
– “(…) si no pintas en serie, difícilmente las galerías te coloquen en serio (…) La industria cultural, como necesidad al fin, se ha dejado ganar por el mercantilismo, por el fetiche de su reproducción para el comercio exitoso, y ha puesto en crisis –necesaria también, aunque no en la misma dirección–, los antiguos pilares de la ética”;
– “Los dioses que regresaron del destierro han vuelto sin poder, tal vez agotados por sus luchas internas, saqueados por el ser humano que supo suplantarles su significado. Acarrean, eso sí, la poética de su posibilidad, su virtual realización en la conciencia humana”;
Después de sortear los empedrados caminos de la teoría, Jorge Ángel dibuja las coordenadas de las guerras culturales (siento la tentación de referirme a ellas en singular) emprendidas por la CIA durante la Guerra Fría. Se apoya en revelaciones públicas recientes y en investigaciones serias, como la de Frances Stonor Saunders. Las legítimas dudas existenciales o creativas de Jorge Ángel, se sitúan entonces en un contexto inesperado: el de una guerra desestabilizadora contra cualquier proyecto cultural alternativo al capitalista. El desconocimiento o la ingenuidad, dice, no nos absuelven.
Jorge Ángel no está solo, aunque probablemente su libro sea único en su forma y enfoque. Pertenece a una por ahora pequeña familia intelectual que empieza a reaccionar ante los consensos equívocos de la guerra cultural. Su actividad creativa se expande hasta la blogosfera en una bitácora personal de nombre definitorio: ogunguerrero. El libro Sentido intelectual en era de globalización mecánica, Premio Beca de Creación Bolívar – Martí, es un importante aporte a la construcción colectiva de las nuevas estrategias de resistencia.
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El intelectual frente a la Globalización: pertinencia de un ensayo
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miércoles, 15 de febrero de 2012
Nuevo libro de Jorge Ángel Hernández
Jorge Ángel Hernández
Este jueves, 16 de febrero, se presenta en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña mi libro Sentido intelectual en era de globalización mecánica. Será en la Sala «José Antonio Portuondo», a las 12 del día. Las palabras de presentación estarán a cargo del intelectual y amigo Enrique Ubieta Gómez. Sentido intelectual… es un libro teórico, con 377 páginas, publicado por la Editorial de Ciencias Sociales. Está concebido a partir de una visión alternativa y crítica de la globalización, la economía de mercado, el mercado del trabajo, el mercantilismo cultural y las responsabilidades de los intelectuales, sobre todo quienes nos desempeñamos en ámbitos de creación individual. Por si no fuesen pocos los problemas que se busca, reivindica el papel de la cultura popular en la formación del pensamiento social. En fin, que las aristas de discriminación deben superar no pocos tópicos habituales. Un reto que con placer asumo, desde luego.
ogunguerrero
Este jueves, 16 de febrero, se presenta en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña mi libro Sentido intelectual en era de globalización mecánica. Será en la Sala «José Antonio Portuondo», a las 12 del día. Las palabras de presentación estarán a cargo del intelectual y amigo Enrique Ubieta Gómez. Sentido intelectual… es un libro teórico, con 377 páginas, publicado por la Editorial de Ciencias Sociales. Está concebido a partir de una visión alternativa y crítica de la globalización, la economía de mercado, el mercado del trabajo, el mercantilismo cultural y las responsabilidades de los intelectuales, sobre todo quienes nos desempeñamos en ámbitos de creación individual. Por si no fuesen pocos los problemas que se busca, reivindica el papel de la cultura popular en la formación del pensamiento social. En fin, que las aristas de discriminación deben superar no pocos tópicos habituales. Un reto que con placer asumo, desde luego.
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Anuncian en Congreso universitario campaña por los Cinco
Tomado de Cubadebate
Una nueva campaña dirigida al presidente norteamericano Barack Obama, llamada “Obama, Give me Five!” (Obama, ¡dame Cinco!), se acaba de iniciar con el propósito de acelerar la liberación de los cinco luchadores antiterroristas cubanos prisioneros en esa nación.
Graciela Ramírez, coordinadora del Comité Internacional por la Libertad de esos héroes, anunció esta cruzada en La Habana, al intervenir en un panel dirigido a gestionar acciones que posibiliten su liberación, que sesionó este martes en el VII Congreso Internacional Universidad 2012, que tiene por sede al Palacio de Convenciones.
La campaña consiste en una tarjeta lista para ser enviada a la Casa Blanca. “Queremos que de todo el mundo le envíe la petición al presidente Barack Obama para que los libere», dijo Ramírez, quien detalló el delicado momento que vive el caso luego de un largo proceso de apelación que ha terminado con las condenas ratificadas.
“Queremos que no sigan lastimando a las esposas de René y Gerardo, denegándoles la posibilidad de verlos. Ese es un derecho elemental de cualquier prisionero”, argumentó.
El presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, ha destacado en varias oportunidades que el mandatario norteamericano cuenta con las facultades para poner fin a esta injusticia, que ya ha mantenido a esos hombres en prisión por más de 13 años.
El encuentro fue moderado por la periodista Arleen Rodríguez Derivet, y tuvo entre sus integrantes a Miguel Díaz-Canel, ministro de Educación Superior, Armando Hart Dávalos, presidente de la Oficina del Programa Martiano, y al intelectual religioso brasileño Frei Betto. Los blogueros Iroel Sánchez (La pupila insomne) y Enrique Ubieta (La isla desconocida), completaron la mesa principal.
Mirtha Rodríguez, madre del héroe Antonio Guerrero, y su nieto Gabriel Guerrero, junto a Adriana Pérez O´Connor, esposa de Gerardo, participaron en el panel.
Durante casi tres horas los asistentes debatieron sobre las acciones que se llevan a cabo en todo el planeta en el proceso de demanda por la inmediata liberación de Los Cinco, y se acordaron acciones conjuntas para el futuro.
Iroel Sánchez destacó la importancia de las Redes Sociales y del uso de las nuevas tecnologías para sensibilizar a la población de Estados Unidos con el caso, en tanto residen en ellos las principales esperanzas para lograr el fin de una injusticia que ya se extiende por más de 13 años. “Tenemos que lograr que el pueblo de Estados Unidos se entere, porque hasta el momento el silencio de los grandes medios lo impide”, afirmó.
Frei Betto consideró que para la causa de Los Cinco se deben lograr acciones políticas concretas que movilicen efectivamente a un gran número de personas. “Esto dio resultado en mi caso mientras estuve preso durante la dictadura militar en mi país”.
“En Brasil hemos trabajado mucho a favor de Los Cinco. Recientemente se publicó un libro de Fernando Morais, titulado Los cinco últimos soldados de la guerra fría. Es una obra que contextualiza la situación de Los Cinco, y gracias a él personas que no tenían conocimientos del caso, incluso ni siquiera simpatizaban con Cuba, se convencen de que es una causa justa y hay que sumarse a la batalla por su liberación”.
Precisamente el arte, como forma de hacer entender la injusticia que el Imperio comete contra estos cinco cubanos, es una forma muy efectiva de presentar el caso, dijo Enrique Ubieta.
“Los Cinco, añadió, son el símbolo de lo que queremos ser, de los hombres por los que hemos luchado en esta Revolución. Son este tipo de héroes que el pueblo tiene dentro de sí y que en un momento determinado cumplen misiones extraordinarias como lo hicieron ellos.
“En el mundo hay un océano de blogs que producen la falsa impresión de libertad y democracia, donde cada cual es capaz de crear su ‘medio de prensa de alcance global’, el cual es leído realmente por un grupo reducido de personas. Los grandes medios de ‘desinformación’ ya no tienen propósitos de informar, sino de construir noticias que lleven a objetivos determinados. Los Cinco no aparecen en su agenda. Ellos son personas corrientes, como todos nosotros, pero al mismo tiempo son extraordinarias porque son capaces de transmitir un gran cúmulo de ideas positivas. Y no solo son actores protagónicos en esta historia, sino que muchas veces son más creativos que nosotros mismos en la batalla por su defensa”, añadió.
“Hay un público grande en el mundo que está hastiado de la falsedad de los grandes medios y está engrosando las filas de los lectores de la información alternativa. Recursos que traspasan todas las barreras, como el arte, ayudan a sensibilizar a los que no conocen del caso”, dijo Ubieta.
Jorge Jerez, estudiante de periodismo autor del blog Jorgito X Cuba, explicó que para él defender a Cuba es defender a Los Cinco, y por eso dedica todas sus fuerzas diariamente para desarrollar una acción a favor de los antiterroristas cubanos.
“Debemos preguntarnos cada noche, antes de poner la cabeza en la almohada, qué hemos hecho por Los Cinco. Y es que nunca será suficiente lo que hagamos por su liberación, porque lo que ellos hicieron por todo un pueblo no tiene precio”, acotó.
Luego, Julián Gutiérrez, coordinador de la Red de Universidades en Solidaridad con los Cinco, hizo un llamamiento a todos los estudiantes universitarios cubanos y extranjeros para unirse a la red en aras de lograr extender el conocimiento sobre los Héroes, en tanto su ejemplo debe ser paradigma para las nuevas generaciones. “Debemos sumar a estudiantes estadounidenses en nuestra causa, y solo lo lograremos fortaleciendo la red”, dijo.
En un cierre emotivo, Yoerkis Sánchez Cuellar, director de la revista universitaria Alma Máter, dedicó unas décimas a Los Cinco, con el convencimiento de que la justicia y la verdad finalmente se impondrán.
(Con información de Juventud Rebelde)
Una nueva campaña dirigida al presidente norteamericano Barack Obama, llamada “Obama, Give me Five!” (Obama, ¡dame Cinco!), se acaba de iniciar con el propósito de acelerar la liberación de los cinco luchadores antiterroristas cubanos prisioneros en esa nación.
Graciela Ramírez, coordinadora del Comité Internacional por la Libertad de esos héroes, anunció esta cruzada en La Habana, al intervenir en un panel dirigido a gestionar acciones que posibiliten su liberación, que sesionó este martes en el VII Congreso Internacional Universidad 2012, que tiene por sede al Palacio de Convenciones.
La campaña consiste en una tarjeta lista para ser enviada a la Casa Blanca. “Queremos que de todo el mundo le envíe la petición al presidente Barack Obama para que los libere», dijo Ramírez, quien detalló el delicado momento que vive el caso luego de un largo proceso de apelación que ha terminado con las condenas ratificadas.
“Queremos que no sigan lastimando a las esposas de René y Gerardo, denegándoles la posibilidad de verlos. Ese es un derecho elemental de cualquier prisionero”, argumentó.
El presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, ha destacado en varias oportunidades que el mandatario norteamericano cuenta con las facultades para poner fin a esta injusticia, que ya ha mantenido a esos hombres en prisión por más de 13 años.
El encuentro fue moderado por la periodista Arleen Rodríguez Derivet, y tuvo entre sus integrantes a Miguel Díaz-Canel, ministro de Educación Superior, Armando Hart Dávalos, presidente de la Oficina del Programa Martiano, y al intelectual religioso brasileño Frei Betto. Los blogueros Iroel Sánchez (La pupila insomne) y Enrique Ubieta (La isla desconocida), completaron la mesa principal.
Mirtha Rodríguez, madre del héroe Antonio Guerrero, y su nieto Gabriel Guerrero, junto a Adriana Pérez O´Connor, esposa de Gerardo, participaron en el panel.
Durante casi tres horas los asistentes debatieron sobre las acciones que se llevan a cabo en todo el planeta en el proceso de demanda por la inmediata liberación de Los Cinco, y se acordaron acciones conjuntas para el futuro.
Iroel Sánchez destacó la importancia de las Redes Sociales y del uso de las nuevas tecnologías para sensibilizar a la población de Estados Unidos con el caso, en tanto residen en ellos las principales esperanzas para lograr el fin de una injusticia que ya se extiende por más de 13 años. “Tenemos que lograr que el pueblo de Estados Unidos se entere, porque hasta el momento el silencio de los grandes medios lo impide”, afirmó.
Frei Betto consideró que para la causa de Los Cinco se deben lograr acciones políticas concretas que movilicen efectivamente a un gran número de personas. “Esto dio resultado en mi caso mientras estuve preso durante la dictadura militar en mi país”.
“En Brasil hemos trabajado mucho a favor de Los Cinco. Recientemente se publicó un libro de Fernando Morais, titulado Los cinco últimos soldados de la guerra fría. Es una obra que contextualiza la situación de Los Cinco, y gracias a él personas que no tenían conocimientos del caso, incluso ni siquiera simpatizaban con Cuba, se convencen de que es una causa justa y hay que sumarse a la batalla por su liberación”.
Precisamente el arte, como forma de hacer entender la injusticia que el Imperio comete contra estos cinco cubanos, es una forma muy efectiva de presentar el caso, dijo Enrique Ubieta.
“Los Cinco, añadió, son el símbolo de lo que queremos ser, de los hombres por los que hemos luchado en esta Revolución. Son este tipo de héroes que el pueblo tiene dentro de sí y que en un momento determinado cumplen misiones extraordinarias como lo hicieron ellos.
“En el mundo hay un océano de blogs que producen la falsa impresión de libertad y democracia, donde cada cual es capaz de crear su ‘medio de prensa de alcance global’, el cual es leído realmente por un grupo reducido de personas. Los grandes medios de ‘desinformación’ ya no tienen propósitos de informar, sino de construir noticias que lleven a objetivos determinados. Los Cinco no aparecen en su agenda. Ellos son personas corrientes, como todos nosotros, pero al mismo tiempo son extraordinarias porque son capaces de transmitir un gran cúmulo de ideas positivas. Y no solo son actores protagónicos en esta historia, sino que muchas veces son más creativos que nosotros mismos en la batalla por su defensa”, añadió.
“Hay un público grande en el mundo que está hastiado de la falsedad de los grandes medios y está engrosando las filas de los lectores de la información alternativa. Recursos que traspasan todas las barreras, como el arte, ayudan a sensibilizar a los que no conocen del caso”, dijo Ubieta.
Jorge Jerez, estudiante de periodismo autor del blog Jorgito X Cuba, explicó que para él defender a Cuba es defender a Los Cinco, y por eso dedica todas sus fuerzas diariamente para desarrollar una acción a favor de los antiterroristas cubanos.
“Debemos preguntarnos cada noche, antes de poner la cabeza en la almohada, qué hemos hecho por Los Cinco. Y es que nunca será suficiente lo que hagamos por su liberación, porque lo que ellos hicieron por todo un pueblo no tiene precio”, acotó.
Luego, Julián Gutiérrez, coordinador de la Red de Universidades en Solidaridad con los Cinco, hizo un llamamiento a todos los estudiantes universitarios cubanos y extranjeros para unirse a la red en aras de lograr extender el conocimiento sobre los Héroes, en tanto su ejemplo debe ser paradigma para las nuevas generaciones. “Debemos sumar a estudiantes estadounidenses en nuestra causa, y solo lo lograremos fortaleciendo la red”, dijo.
En un cierre emotivo, Yoerkis Sánchez Cuellar, director de la revista universitaria Alma Máter, dedicó unas décimas a Los Cinco, con el convencimiento de que la justicia y la verdad finalmente se impondrán.
(Con información de Juventud Rebelde)
martes, 14 de febrero de 2012
Presentan libro de Adolfo Pérez Esquivel
Lázaro J. González González
La Habana, 14 feb (AIN) Con la presencia del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, se presentó hoy en la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña el libro Resistir en la esperanza, compilación de textos de ese autor.
El ensayista y periodista cubano Enrique Ubieta señaló que la obra constituye un itinerario de la labor social del intelectual argentino y refleja las bases de una concepción pacífica del mundo, con cierta influencia del pensamiento de Mahatma Ghandi y de Thomas Merton.
Esquivel entiende la paz como fuerza de la verdad y a la justicia como el elemento primordial para alcanzarla, mediante el activismo permanente, sin pasividad ni dejación, destacó Ubieta. Cada palabra dicha aquí, dijo el director de La Calle del Medio, forma parte de un discurso continuo centrado en entender como héroe al hombre común latinoamericano, que lucha por su emancipación.
Por su parte, el autor aclaró que los textos tienen la intención de caminar sobre las huellas dejadas en su vida, muchas de ellas generadas por quienes lo precedieron en las luchas por la liberación de las naciones latinoamericanas.
Siempre en los pueblos de la región encontré una sonrisa pese a las adversidades, por eso hablo de resistir en la esperanza, de construir un mundo libre de dominación como ha enseñado Cuba, que usó la paz y no las armas para la construcción de una sociedad mejor, aseveró.
Asimismo, señaló la necesidad de que los pueblos reaccionen ante la hegemonía de los más poderosos, y de generar conciencia para que no se repita lo ocurrido en Iraq, Libia y otros países.
Adolfo Pérez Esquivel estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, donde fue formado como arquitecto y escultor.
En 1980 recibió el Premio Nobel de la Paz por su compromiso con la defensa de los Derechos Humanos en Iberoamérica y por denunciar los crímenes del terrorismo de Estado.
La Habana, 14 feb (AIN) Con la presencia del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, se presentó hoy en la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña el libro Resistir en la esperanza, compilación de textos de ese autor.
El ensayista y periodista cubano Enrique Ubieta señaló que la obra constituye un itinerario de la labor social del intelectual argentino y refleja las bases de una concepción pacífica del mundo, con cierta influencia del pensamiento de Mahatma Ghandi y de Thomas Merton.
Esquivel entiende la paz como fuerza de la verdad y a la justicia como el elemento primordial para alcanzarla, mediante el activismo permanente, sin pasividad ni dejación, destacó Ubieta. Cada palabra dicha aquí, dijo el director de La Calle del Medio, forma parte de un discurso continuo centrado en entender como héroe al hombre común latinoamericano, que lucha por su emancipación.
Por su parte, el autor aclaró que los textos tienen la intención de caminar sobre las huellas dejadas en su vida, muchas de ellas generadas por quienes lo precedieron en las luchas por la liberación de las naciones latinoamericanas.
Siempre en los pueblos de la región encontré una sonrisa pese a las adversidades, por eso hablo de resistir en la esperanza, de construir un mundo libre de dominación como ha enseñado Cuba, que usó la paz y no las armas para la construcción de una sociedad mejor, aseveró.
Asimismo, señaló la necesidad de que los pueblos reaccionen ante la hegemonía de los más poderosos, y de generar conciencia para que no se repita lo ocurrido en Iraq, Libia y otros países.
Adolfo Pérez Esquivel estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, donde fue formado como arquitecto y escultor.
En 1980 recibió el Premio Nobel de la Paz por su compromiso con la defensa de los Derechos Humanos en Iberoamérica y por denunciar los crímenes del terrorismo de Estado.
lunes, 13 de febrero de 2012
Una carta de René González
Hermano Enrique:
Como no tengo tu dirección de correo uso la de Arleen para hacerte llegar mis opiniones sobre el libro que tan gentilmente me enviaste, y que "colé" al principio de la fila porque sabía que deseabas escuchar mis opiniones. De paso aprovecho para agradecerte la deferencia.
Es un libro revolucionario escrito por un revolucionario, y por lo tanto muy bueno. Cuando uso la palabra revolucionario lo hago en su acepción más elevada y con alto nivel de exigencia.
Creo que abre un camino que necesitábamos transitar desde hace tiempo, y que implica un reto impostergable: Enfrentar directamente el discurso reaccionario sin darle vueltas. Es un discurso que por su apelación a lo inmediato y superficial tiene cierto atractivo, sobre todo si se combina con la frivolidad y la ignorancia que se siembra con tanta meticulosidad en el mundo; y en el caso de nuestra sociedad con las limitaciones que aun hemos tenido para alcanzar el nivel de cultura política a que aspiramos. Es un reto que debemos asumir abiertamente y sin miedos; así como el de la autocrítica al proyecto socialista que construimos. Sin estridencias, con mirada analítica y como algo natural. Otra virtud de tu libro.
Me parece de capital importancia el abordaje de la dicotomía individuo-sociedad y tu exhortación a la construcción de un paradigma que nos saque del círculo vicioso de las expectativas pequeño burguesas. En la solución de este conflicto descansa en gran medida el éxito de nuestro socialismo y es una empresa que se las trae por lo multifacética, pero no imposible. De cualquier manera es imprescindible.
Puede que por su carácter de compilación a ciertos lectores les parezca algo difícil hallar el hilo conductor que une a todos los ensayos. Tal vez para buena parte del segmento de la sociedad cuyo nivel de conciencia necesita de desarrollo sea una lectura algo elevada. Para los reaccionarios profesionales ni hablar; pues sería mucho pedirles que renuncien a sus emolumentos para siquiera detenerse a considerar los argumentos del libro. Eso sí: en manos de los revolucionarios es un instrumento de combate muy útil. Para mí el libro es la materialización de lo que se quiere decir cuando se habla de trabajo ideológico efectivo, sin teques ni consignas sin contenido.
Esta es una batalla que se habrá de librar en varios planos, en diferentes lenguajes y por muchos medios. Ningún libro puede agotarlos, pero Cuba: ¿revolución o reforma? es un ejemplo de lo que se puede hacer cuando se asume la vida sin más compromisos que los que se tienen con los más elevados principios humanos.
Un abrazo y felicidades.
René
Ver también: Carta de un lector muy especial: René González
Todo lo que vi (las primeras imágenes de René)
Como no tengo tu dirección de correo uso la de Arleen para hacerte llegar mis opiniones sobre el libro que tan gentilmente me enviaste, y que "colé" al principio de la fila porque sabía que deseabas escuchar mis opiniones. De paso aprovecho para agradecerte la deferencia.
Es un libro revolucionario escrito por un revolucionario, y por lo tanto muy bueno. Cuando uso la palabra revolucionario lo hago en su acepción más elevada y con alto nivel de exigencia.
Creo que abre un camino que necesitábamos transitar desde hace tiempo, y que implica un reto impostergable: Enfrentar directamente el discurso reaccionario sin darle vueltas. Es un discurso que por su apelación a lo inmediato y superficial tiene cierto atractivo, sobre todo si se combina con la frivolidad y la ignorancia que se siembra con tanta meticulosidad en el mundo; y en el caso de nuestra sociedad con las limitaciones que aun hemos tenido para alcanzar el nivel de cultura política a que aspiramos. Es un reto que debemos asumir abiertamente y sin miedos; así como el de la autocrítica al proyecto socialista que construimos. Sin estridencias, con mirada analítica y como algo natural. Otra virtud de tu libro.
Me parece de capital importancia el abordaje de la dicotomía individuo-sociedad y tu exhortación a la construcción de un paradigma que nos saque del círculo vicioso de las expectativas pequeño burguesas. En la solución de este conflicto descansa en gran medida el éxito de nuestro socialismo y es una empresa que se las trae por lo multifacética, pero no imposible. De cualquier manera es imprescindible.
Puede que por su carácter de compilación a ciertos lectores les parezca algo difícil hallar el hilo conductor que une a todos los ensayos. Tal vez para buena parte del segmento de la sociedad cuyo nivel de conciencia necesita de desarrollo sea una lectura algo elevada. Para los reaccionarios profesionales ni hablar; pues sería mucho pedirles que renuncien a sus emolumentos para siquiera detenerse a considerar los argumentos del libro. Eso sí: en manos de los revolucionarios es un instrumento de combate muy útil. Para mí el libro es la materialización de lo que se quiere decir cuando se habla de trabajo ideológico efectivo, sin teques ni consignas sin contenido.
Esta es una batalla que se habrá de librar en varios planos, en diferentes lenguajes y por muchos medios. Ningún libro puede agotarlos, pero Cuba: ¿revolución o reforma? es un ejemplo de lo que se puede hacer cuando se asume la vida sin más compromisos que los que se tienen con los más elevados principios humanos.
Un abrazo y felicidades.
René
Ver también: Carta de un lector muy especial: René González
Todo lo que vi (las primeras imágenes de René)
sábado, 11 de febrero de 2012
La polémica, una forma de defender las ideas
Hoy fue presentado por el amigo Santiago Alba Rico, en la sala Portuondo (Comandancia del Che) de La Cabaña, mi libro Cuba: ¿revolución o reforma? y el sitio web Cubadebate publicó esta entrevista que reproduzco a continuación:
Yuliat Danay Acosta
A veces, despierta en la madrugada pensando en una frase, en una idea. No lo vence el sueño, revisa una vez más el libro que escribió hace un mes. Escrupulosamente escoge cada palabra, como quien no admite más de un significado. Lo hojea de nuevo, lo marca, no deja de analizarlo, de repensarlo. Es de los que cree que un libro nunca se termina, sino que se abandona.
Admirado por algunos y odiado por otros. Sus enemigos le han hecho caricaturas, sus amigos también. Y es que Enrique Ubieta adora la polémica, es su forma de defender las ideas.
Esta vez nos propone un libro singular: Cuba ¿revolución o reforma? Su título, como asidero de acertijos, resume la madurez intelectual del Ubieta que dirigió la revista Contracorriente y la Videoteca del mismo nombre en el ICAIC, el actual director de La Calle del Medio, el bloguero de La Isla desconocida, el martiano, el escritor y el filósofo.
¿Cómo te defines, filósofo, periodista, ensayista, intelectual? ¿Alguna ambigüedad de roles?
No quiero encasillarme en una definición. Mi mayor placer es la escritura. Estudié filosofía, pero mi vocación participativa me ha llevado al periodismo. Esto puede resultar conflictivo para la Academia, a la que puedo parecer excesivamente literario, o para el ideal del escritor de moda, enredado en lo nimio y sucio, o en lo desasido y lúdico, que desprecia la intencionalidad política. Por otra parte, los políticos revolucionarios tienen a veces prejuicios con respecto a los intelectuales; y los intelectuales revolucionarios sienten prejuicios hacia los políticos. Ambos extremos son fatales. La política, para ser auténticamente revolucionaria, tiene que ser culta. Paradigmas de intelectuales revolucionarios fueron José Martí y Ernesto Che Guevara, y es Fidel Castro. Yo reclamo ambas condiciones sin rubor. No desdeño ninguna forma de participación en el proceso de transformación social, nací con la Revolución y mi vida está indisolublemente asociada a ella. Todas mis vocaciones, sean literarias o filosóficas, confluyen, y se determinan en la participación político-revolucionaria. Y ser revolucionario es ser creador. No hay ambigüedad alguna de roles.
¿Cómo pones la filosofía en función del arte y de la política? ¿Cuándo realmente eres útil?
Los estudios universitarios no nos proveen de los conocimientos definitivos, pero educan nuestra mirada; nos enseñan a ver el mundo desde la profesión escogida, y eso nos permite avanzar en su estudio y ejercicio. Miro el mundo desde la filosofía. En la tradición cubana (y latinoamericana) los más destacados exponentes del saber filosófico se preocuparon menos por levantar edificios teóricos, que por desbrozar caminos para la liberación nacional y de clase. Con frecuencia, no solo desbrozaron caminos sino que salieron a cabalgar por ellos, con la adarga al brazo.
Recuérdese que Marx pedía a los filósofos que transformasen el mundo en lugar de interpretarlo, como hasta entonces sucedía. Los profesores de filosofía de la contrarrevolución reclaman hoy una dedicación profesional de puertas cerradas y aspiran a liquidar esa vocación participativa que emparienta a la tradición filosófica cubana con el marxismo, pero ellos mismos no hacen otra cosa que recubrir de retórica seudo-filosófica sus propias pretensiones restauradoras. No me interesa definirme en un género o en una actividad; la única definición que reclamo es la de revolucionario.
La belleza (que se expresa en el arte) y la verdad (en la filosofía) se encuentran de forma natural en la justicia (que es la Revolución). Me siento útil cuando dialogo con los estudiantes universitarios y siento que nos obligamos mutuamente a pensar nuevas aristas de la realidad; cuando alguien menciona, a favor o en contra, un texto mío; cuando descubro a un desconocido en la calle aferrado a la lectura de La Calle del Medio; cuando expongo con vehemencia mis criterios en el núcleo, o salgo a pelear al ciberespacio, y comprendo que los enemigos del socialismo me odian.
¿Qué significa la política en la vida de Ubieta?
Es una buena pregunta. No identifico la política revolucionaria en un Estado revolucionario con la asunción de cargos públicos; ni los soslayo, ni me interesan. Un revolucionario “profesional”, no es un dirigente profesional. Creo que el compromiso con los pobres, con la justicia social e individual, con la cultura del anticapitalismo, se expresa de muchas maneras diferentes, todas válidas. Tampoco desdeño las responsabilidades, ni comparto la teoría de que un intelectual debe conservar cierta distancia del entorno, para poder criticarlo. No miro el mundo desde la ventana de un gabinete; para ser revolucionario hay que salir a la calle, participar, ser parte, emocional y racionalmente, del proyecto. Creo en la crítica participativa, en la creación comprometida. Desconfío de los que dicen ser revolucionarios, y no se estremecen cuando el pueblo canta a coro la Internacional. No basta con entender la Revolución, hay que sentirla. No basta con leer sobre ella, hay que vivirla.
Yuliat Danay Acosta
A veces, despierta en la madrugada pensando en una frase, en una idea. No lo vence el sueño, revisa una vez más el libro que escribió hace un mes. Escrupulosamente escoge cada palabra, como quien no admite más de un significado. Lo hojea de nuevo, lo marca, no deja de analizarlo, de repensarlo. Es de los que cree que un libro nunca se termina, sino que se abandona.
Admirado por algunos y odiado por otros. Sus enemigos le han hecho caricaturas, sus amigos también. Y es que Enrique Ubieta adora la polémica, es su forma de defender las ideas.
Esta vez nos propone un libro singular: Cuba ¿revolución o reforma? Su título, como asidero de acertijos, resume la madurez intelectual del Ubieta que dirigió la revista Contracorriente y la Videoteca del mismo nombre en el ICAIC, el actual director de La Calle del Medio, el bloguero de La Isla desconocida, el martiano, el escritor y el filósofo.
¿Cómo te defines, filósofo, periodista, ensayista, intelectual? ¿Alguna ambigüedad de roles?
No quiero encasillarme en una definición. Mi mayor placer es la escritura. Estudié filosofía, pero mi vocación participativa me ha llevado al periodismo. Esto puede resultar conflictivo para la Academia, a la que puedo parecer excesivamente literario, o para el ideal del escritor de moda, enredado en lo nimio y sucio, o en lo desasido y lúdico, que desprecia la intencionalidad política. Por otra parte, los políticos revolucionarios tienen a veces prejuicios con respecto a los intelectuales; y los intelectuales revolucionarios sienten prejuicios hacia los políticos. Ambos extremos son fatales. La política, para ser auténticamente revolucionaria, tiene que ser culta. Paradigmas de intelectuales revolucionarios fueron José Martí y Ernesto Che Guevara, y es Fidel Castro. Yo reclamo ambas condiciones sin rubor. No desdeño ninguna forma de participación en el proceso de transformación social, nací con la Revolución y mi vida está indisolublemente asociada a ella. Todas mis vocaciones, sean literarias o filosóficas, confluyen, y se determinan en la participación político-revolucionaria. Y ser revolucionario es ser creador. No hay ambigüedad alguna de roles.
¿Cómo pones la filosofía en función del arte y de la política? ¿Cuándo realmente eres útil?
Los estudios universitarios no nos proveen de los conocimientos definitivos, pero educan nuestra mirada; nos enseñan a ver el mundo desde la profesión escogida, y eso nos permite avanzar en su estudio y ejercicio. Miro el mundo desde la filosofía. En la tradición cubana (y latinoamericana) los más destacados exponentes del saber filosófico se preocuparon menos por levantar edificios teóricos, que por desbrozar caminos para la liberación nacional y de clase. Con frecuencia, no solo desbrozaron caminos sino que salieron a cabalgar por ellos, con la adarga al brazo.
Recuérdese que Marx pedía a los filósofos que transformasen el mundo en lugar de interpretarlo, como hasta entonces sucedía. Los profesores de filosofía de la contrarrevolución reclaman hoy una dedicación profesional de puertas cerradas y aspiran a liquidar esa vocación participativa que emparienta a la tradición filosófica cubana con el marxismo, pero ellos mismos no hacen otra cosa que recubrir de retórica seudo-filosófica sus propias pretensiones restauradoras. No me interesa definirme en un género o en una actividad; la única definición que reclamo es la de revolucionario.
La belleza (que se expresa en el arte) y la verdad (en la filosofía) se encuentran de forma natural en la justicia (que es la Revolución). Me siento útil cuando dialogo con los estudiantes universitarios y siento que nos obligamos mutuamente a pensar nuevas aristas de la realidad; cuando alguien menciona, a favor o en contra, un texto mío; cuando descubro a un desconocido en la calle aferrado a la lectura de La Calle del Medio; cuando expongo con vehemencia mis criterios en el núcleo, o salgo a pelear al ciberespacio, y comprendo que los enemigos del socialismo me odian.
¿Qué significa la política en la vida de Ubieta?
Es una buena pregunta. No identifico la política revolucionaria en un Estado revolucionario con la asunción de cargos públicos; ni los soslayo, ni me interesan. Un revolucionario “profesional”, no es un dirigente profesional. Creo que el compromiso con los pobres, con la justicia social e individual, con la cultura del anticapitalismo, se expresa de muchas maneras diferentes, todas válidas. Tampoco desdeño las responsabilidades, ni comparto la teoría de que un intelectual debe conservar cierta distancia del entorno, para poder criticarlo. No miro el mundo desde la ventana de un gabinete; para ser revolucionario hay que salir a la calle, participar, ser parte, emocional y racionalmente, del proyecto. Creo en la crítica participativa, en la creación comprometida. Desconfío de los que dicen ser revolucionarios, y no se estremecen cuando el pueblo canta a coro la Internacional. No basta con entender la Revolución, hay que sentirla. No basta con leer sobre ella, hay que vivirla.
viernes, 10 de febrero de 2012
Fidel y los intelectuales
Enrique Ubieta Gómez
Acabo de regresar de un encuentro con Fidel, así, sin más, para que el lector sienta como propia la sorpresa que sentimos los invitados: intelectuales cubanos y extranjeros que participamos en la Feria Internacional del Libro de La Habana y de toda Cuba. Fidel: radiante, lúcido, de buen humor. Ocho horas y media de intensa conversación. Dos veces nos sobrepusimos al deseo de amanecer con él, la primera cuando Eusebio pidió moderación –aludiendo a la convalecencia y avanzada edad del anfitrión–, ante la indetenible avalancha de intervenciones y preguntas; la segunda, cuando Frei Betto agradeció lo que parecía ya un exceso de tiempo concedido por el líder de la Revolución cubana. Pero a uno y otro, Fidel respondió sonriente concediendo la palabra a todo el que quiso hablar, y luego, hablando él mismo durante una hora más, como en sus años de juventud y madurez. No llevé cámara, porque alguien me aseguró que no podría entrar con ella, y todos o casi todos mis acompañantes llevaron la suya, y retrataron a su antojo ese rostro querido y admirado. Las intervenciones, matizadas de rato en rato por recuerdos y reflexiones del hombre que ha sido protagonista del último medio siglo de historia mundial, abarcaron los temas más disímiles: el poder mediático y el financiero, "no se vende información a la gente –decía Ramonet–, se vende gente a los anunciantes" y alguien muy cerca de mí agregó: "y gente a la información", porque como también advirtiera el hispano–francés, los medios trasnacionales domestican, apaciguan a la población con un discurso maniqueo y simplificador, o como afirmara Pérez Esquivel, imponen el monocultivo de las mentes. Daniel Chavarría preguntó qué podría aconsejar el revolucionario ante la evidente destrucción del ecosistema planetario, y si su respuesta lo haría sentirse más tranquilo o más alarmado. Para sentirnos tranquilos –dijo Fidel–, debemos trabajar y luchar sin descanso. Si a la Humanidad solo le restaran unos pocos años, tendríamos que luchar esos pocos años. Fidel interrogaba a cada expositor: ¿qué extensión tiene el terreno del que habla?, ¿con qué recursos cuenta su país? ¿cómo piensan sustituir el petroleo? Se habló de la solidaridad para con los pueblos árabes. Abel pidió extirpar los sectarismos de las convocatorias y cartas públicas, para obtener el necesario consenso y Fidel interrumpió la narración de una anécdota de sectarismo, que Atilio Borón anunciaba en sus palabras, para enfatizar: "no te busques enemigos por gusto, ya tenemos a uno poderoso enfrente: el imperialismo norteamericano", más adelante agregó que aunque el imperialismo provoca, incita, no tiene el control sobre lo que sucede (nadie lo tiene), ni sobre lo que sucederá en el Medio Oriente. Alba Rico advirtió que los latinoamericanos desconocemos la existencia de un malestar social genuino en los pueblos árabes, aunque denunciamos correctamente la intervención del imperialismo. Hablaron ministros del Caribe, políticos, escritores, intelectuales de variadas ocupaciones. Solo quiero hacer constar mi alegría, nuestra alegría, como dijera Frei Betto, y la probable irritación del imperialismo, ante la salud mental y física del Comandante en jefe.
Acabo de regresar de un encuentro con Fidel, así, sin más, para que el lector sienta como propia la sorpresa que sentimos los invitados: intelectuales cubanos y extranjeros que participamos en la Feria Internacional del Libro de La Habana y de toda Cuba. Fidel: radiante, lúcido, de buen humor. Ocho horas y media de intensa conversación. Dos veces nos sobrepusimos al deseo de amanecer con él, la primera cuando Eusebio pidió moderación –aludiendo a la convalecencia y avanzada edad del anfitrión–, ante la indetenible avalancha de intervenciones y preguntas; la segunda, cuando Frei Betto agradeció lo que parecía ya un exceso de tiempo concedido por el líder de la Revolución cubana. Pero a uno y otro, Fidel respondió sonriente concediendo la palabra a todo el que quiso hablar, y luego, hablando él mismo durante una hora más, como en sus años de juventud y madurez. No llevé cámara, porque alguien me aseguró que no podría entrar con ella, y todos o casi todos mis acompañantes llevaron la suya, y retrataron a su antojo ese rostro querido y admirado. Las intervenciones, matizadas de rato en rato por recuerdos y reflexiones del hombre que ha sido protagonista del último medio siglo de historia mundial, abarcaron los temas más disímiles: el poder mediático y el financiero, "no se vende información a la gente –decía Ramonet–, se vende gente a los anunciantes" y alguien muy cerca de mí agregó: "y gente a la información", porque como también advirtiera el hispano–francés, los medios trasnacionales domestican, apaciguan a la población con un discurso maniqueo y simplificador, o como afirmara Pérez Esquivel, imponen el monocultivo de las mentes. Daniel Chavarría preguntó qué podría aconsejar el revolucionario ante la evidente destrucción del ecosistema planetario, y si su respuesta lo haría sentirse más tranquilo o más alarmado. Para sentirnos tranquilos –dijo Fidel–, debemos trabajar y luchar sin descanso. Si a la Humanidad solo le restaran unos pocos años, tendríamos que luchar esos pocos años. Fidel interrogaba a cada expositor: ¿qué extensión tiene el terreno del que habla?, ¿con qué recursos cuenta su país? ¿cómo piensan sustituir el petroleo? Se habló de la solidaridad para con los pueblos árabes. Abel pidió extirpar los sectarismos de las convocatorias y cartas públicas, para obtener el necesario consenso y Fidel interrumpió la narración de una anécdota de sectarismo, que Atilio Borón anunciaba en sus palabras, para enfatizar: "no te busques enemigos por gusto, ya tenemos a uno poderoso enfrente: el imperialismo norteamericano", más adelante agregó que aunque el imperialismo provoca, incita, no tiene el control sobre lo que sucede (nadie lo tiene), ni sobre lo que sucederá en el Medio Oriente. Alba Rico advirtió que los latinoamericanos desconocemos la existencia de un malestar social genuino en los pueblos árabes, aunque denunciamos correctamente la intervención del imperialismo. Hablaron ministros del Caribe, políticos, escritores, intelectuales de variadas ocupaciones. Solo quiero hacer constar mi alegría, nuestra alegría, como dijera Frei Betto, y la probable irritación del imperialismo, ante la salud mental y física del Comandante en jefe.
jueves, 9 de febrero de 2012
"Te ofrezco mi futuro", regalo de Adriana a Gerardo Hernández
Solo el amor revela —como a un golpe de luz— la hermosura de un alma, aseguraba en un poema Dulce María Loynaz. Como en un golpe de luz he podido comprobar otra vez y con más certeza la materia de la que están hechos Adriana y Gerardo, el amor que se prodigan continuamente en palabras y pequeños gestos a falta del abrazo, del beso que les han escamoteado.
Agradezco al amigo Yoerky el envío de estas palabras de Adriana, una mujer enamorada como el primer día, a pesar de las artimañas del tiempo y la distancia. Espero que ellos, protagonistas de una historia hermosa y difícil, puedan perdonar la indiscreción y acepten que hagamos extensivo este regalo hermoso cuando se acercan las festividades del día de los enamorados. (Sheyla Valladares, tomado del blog Criaturadeisla)
REGALO
Amor, se acerca la fecha de los enamorados y una vez más continuamos separados; todos los años decimos lo mismo, ¡este será el último!
Deseo despertar a tu lado y abrazarte como lo harán la mayoría de las parejas, de las que hoy siento envidia. Derecho que nos han arrebatado por mucho tiempo; más de catorce años si besarte, sin tocarte, conformándome solo con oír tu voz en una llamada, cuando se puede, una postal o algún detalle gracias a la creatividad que te caracteriza y al apoyo solidario de quienes brindan sus esfuerzos por arrancarnos una sonrisa de felicidad.
Revisando unos papeles y fotos me detuve en las últimas que nos tomamos el día de mi cumpleaños en enero de 1998 y no pude dejar de pensar en lo felices que estábamos y éramos en ese entonces, nuestros ojos lo decían todo.
¿Dónde esta mi primavera? ¿Dónde se ha escondido el sol que mi jardín olvidó, que el alma me marchitó? Como dice la canción.
Me descubrí soñando que ya estabas libre, de vuelta en casa junto a mí, y en un fuerte abrazo te pedía que no volvieras a dejarme sola. ¡Llega tiempo!, como sueles expresar.
Por eso en este día de felicidad, romance y regalos no encuentro mejor obsequio para ti que ofrecerte mi futuro porque ya eres dueño de mi pasado y mi presente.
¡¡¡FELICIDADES!!!
Por favor, regresa pronto, te necesito, te amo.
Tu Bonsái,
7 de febrero de 2012
Agradezco al amigo Yoerky el envío de estas palabras de Adriana, una mujer enamorada como el primer día, a pesar de las artimañas del tiempo y la distancia. Espero que ellos, protagonistas de una historia hermosa y difícil, puedan perdonar la indiscreción y acepten que hagamos extensivo este regalo hermoso cuando se acercan las festividades del día de los enamorados. (Sheyla Valladares, tomado del blog Criaturadeisla)
REGALO
Amor, se acerca la fecha de los enamorados y una vez más continuamos separados; todos los años decimos lo mismo, ¡este será el último!
Deseo despertar a tu lado y abrazarte como lo harán la mayoría de las parejas, de las que hoy siento envidia. Derecho que nos han arrebatado por mucho tiempo; más de catorce años si besarte, sin tocarte, conformándome solo con oír tu voz en una llamada, cuando se puede, una postal o algún detalle gracias a la creatividad que te caracteriza y al apoyo solidario de quienes brindan sus esfuerzos por arrancarnos una sonrisa de felicidad.
Revisando unos papeles y fotos me detuve en las últimas que nos tomamos el día de mi cumpleaños en enero de 1998 y no pude dejar de pensar en lo felices que estábamos y éramos en ese entonces, nuestros ojos lo decían todo.
¿Dónde esta mi primavera? ¿Dónde se ha escondido el sol que mi jardín olvidó, que el alma me marchitó? Como dice la canción.
Me descubrí soñando que ya estabas libre, de vuelta en casa junto a mí, y en un fuerte abrazo te pedía que no volvieras a dejarme sola. ¡Llega tiempo!, como sueles expresar.
Por eso en este día de felicidad, romance y regalos no encuentro mejor obsequio para ti que ofrecerte mi futuro porque ya eres dueño de mi pasado y mi presente.
¡¡¡FELICIDADES!!!
Por favor, regresa pronto, te necesito, te amo.
Tu Bonsái,
7 de febrero de 2012
martes, 7 de febrero de 2012
El verdadero "hombre del año"
Santiago Alba Rico
La Calle del Medio 44
Uno de los productos que quintaesencia el “espíritu estadounidense” es sin duda la conocida revista Time. Fundada en 1923 por Britton Hadden, “el joven más rico del mundo”, refleja e impone desde entonces el molde de una sociedad muy contagiosa que combina el populismo consumista con el individualismo más belicoso y el patriotismo más pedestre. Como es sabido, en el mes de diciembre Time elije “el hombre del año” –que a veces puede ser también una mujer– para honrar así a la personalidad más destacada, la más influyente, la más nombrada, durante el curso recién terminado. No es que la elección no responda a criterios ideológicos determinados; es que, en todo caso, la ideología subyacente tiene que ver con un modelo contable y deportivo –el del capitalismo– que celebra siempre, indiferente al contenido, las grandes cifras, los grandes momentos, los grandes gestos. Time se inclina ante la “notoriedad” en su sentido más estricto: ante los que se hacen notar. Adora a los “monstruos”: es decir, a los que más se “muestran” en público. Su esperada portada anual festeja el mundo tal y como es, generalizando entre los lectores la felicidad de formar parte de una humanidad que pugna, por distintas vías y con distintos medios, por merecer la atención del Time.
Cualquiera puede ser “hombre del año” de Time. ¿Asesinos? Lo fueron Hitler, Stalin y George Bush. ¿Millonarios? Lo fue Bill Gates. ¿Fabricantes de miseria? Lo fue Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos. ¿Todos? En 2006 lo fuiste TÚ, el “you” genérico con el que la publicidad comercial suele interpelar a sus clientes (“por qué tú lo vales”, “siempre pensando en ti”, “nuestro centro eres tú”). Con arreglo a este criterio, podríamos elegir también los personajes más “notorios” de la historia: en el siglo I, la duda estaría entre Cristo y Nerón; en el V la palma se la llevaría Atila, azote del Imperio Romano; en el XIV la peste negra que asoló Europa; en el XVI, los Reyes Católicos, fusta de indígenas, se impondrían por unos pocos votos a Fray Bartolomé de Las Casas, defensor de indígenas; en el siglo XVIII se premiaría ex aequo a María Antonieta y Robespierre; y en el XIX, Napoléon y Marx se disputarían el título con el gran Jack el Destripador. La historia no es lucha de clases sino lucha de celebridades; no es una carnicería sino un escaparate. ¡Qué emocionante y variado es el mundo y qué tranquilidad saber que, pase lo que pase, la fotografía del ganador aparecerá en la portada de la revista Time!
En 2011 “la persona del año” ha sido El Manifestante, representado en la figura andrógina de un indignado universal, étnico, postmoderno y orientalista, molde que recoge, para deformarlo, el malestar profundo de los pueblos del mundo contra una civilización injusta y agonizante. Porque El Manifestante es celebrado como un as del balón, un príncipe filántropo o una actriz pornográfica de mucho glamour. Cuando se denuncian justamente las mentiras, manipulaciones o silencios de los grandes medios de comunicación se suele olvidar este efecto antropológico tranquilizador asociado a los formatos populistas y mercantiles del periodismo hegemónico. Millones de personas se han manifestado en todo el mundo, de Túnez a Wall Street, de Grecia a Wisconsin, para derrocar dictaduras, denunciar a los responsables de la crisis capitalista y, en definitiva, cuestionar el modelo cuyo mascarón de proa es precisamente la revista Time. El Manifestante puede aparecer en su portada porque no ha triunfado en sus demandas; pero sobre todo –y al revés– el Time lo recoge en su portada para despuntar y banalizar su combate. El Manifestante, digamos, sí ha vencido; El Manifestante ha alcanzado su objetivo porque su objetivo no era cambiar el mundo sino alcanzar, en pugna con Benedicto XVI, el Fútbol Club Barcelona o el Ejército de Salvación, la portada de Time. Y el lector de Time se siente así completamente a salvo en su sillón, disfrutando de su café en un mundo construido –como un hipódromo o una pista de carreras– para su seguridad y diversión. Nada tranquiliza más que una mala noticia si nos la da la televisión; nada calma más que una amenaza, si es la “persona del año” de la revista Time.
Pero el verdadero personaje del año –el que realmente tranquiliza al lector burgués de Time– está detrás de El Manifestante, como su reverso y su destrucción. De hecho, estoy casi seguro de que el consejo editor de la revista tardó en decidirse y tuvo muchas dudas, como las habría tenido en el siglo I entre Cristo y Nerón. El otro candidato a la portada era, sí, el Policía. Basta un mínimo esfuerzo para verlo a un lado y otro del romántico Manifestante, homenajeado junto a él, cediendo generosamente el protagonismo a su víctima: los policías asesinos en Túnez, Egipto, Yemen y Bahrein; los policías salvajes que golpearon a los pacíficos muchachos en Plaza de Catalunya de Barcelona; los que abrieron la cabeza a los huelguistas de Atenas; los que detuvieron a porrazos a los ocupantes de Wall Street. ¿El hombre del año? Dos. Enfrentados en las plazas, unidos en portada: el joven manifestante tocado con su kufiya palestina al viento, un ojo morado, la sangre corriéndole por la cabeza, con una sonrisa de satisfacción en los labios –¡portada de Time!–, y a su lado, pasándole el brazo sobre el hombro, el policía acorazado y musculoso que sonríe bajo el casco –¡portada de Time!– mientras esgrime victorioso su escudo, su porra y su pistola.
Los policías y manifestantes que luchaban y siguen luchando en las plazas luchaban en realidad, ahora lo sabemos, por ver cuál de los dos alcanzaba la portada de Time. Como en las plazas suele vencer la policía, porque en las plazas suele vencer la policía, mientras en las plazas suela vencer la policía, Time podrá dar la victoria al Manifestante en su portada.
Cuando la justicia, la libertad, la democracia, la igualdad y el socialismo sean la realidad del año, Time habrá desaparecido.
La Calle del Medio 44
Uno de los productos que quintaesencia el “espíritu estadounidense” es sin duda la conocida revista Time. Fundada en 1923 por Britton Hadden, “el joven más rico del mundo”, refleja e impone desde entonces el molde de una sociedad muy contagiosa que combina el populismo consumista con el individualismo más belicoso y el patriotismo más pedestre. Como es sabido, en el mes de diciembre Time elije “el hombre del año” –que a veces puede ser también una mujer– para honrar así a la personalidad más destacada, la más influyente, la más nombrada, durante el curso recién terminado. No es que la elección no responda a criterios ideológicos determinados; es que, en todo caso, la ideología subyacente tiene que ver con un modelo contable y deportivo –el del capitalismo– que celebra siempre, indiferente al contenido, las grandes cifras, los grandes momentos, los grandes gestos. Time se inclina ante la “notoriedad” en su sentido más estricto: ante los que se hacen notar. Adora a los “monstruos”: es decir, a los que más se “muestran” en público. Su esperada portada anual festeja el mundo tal y como es, generalizando entre los lectores la felicidad de formar parte de una humanidad que pugna, por distintas vías y con distintos medios, por merecer la atención del Time.
Cualquiera puede ser “hombre del año” de Time. ¿Asesinos? Lo fueron Hitler, Stalin y George Bush. ¿Millonarios? Lo fue Bill Gates. ¿Fabricantes de miseria? Lo fue Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos. ¿Todos? En 2006 lo fuiste TÚ, el “you” genérico con el que la publicidad comercial suele interpelar a sus clientes (“por qué tú lo vales”, “siempre pensando en ti”, “nuestro centro eres tú”). Con arreglo a este criterio, podríamos elegir también los personajes más “notorios” de la historia: en el siglo I, la duda estaría entre Cristo y Nerón; en el V la palma se la llevaría Atila, azote del Imperio Romano; en el XIV la peste negra que asoló Europa; en el XVI, los Reyes Católicos, fusta de indígenas, se impondrían por unos pocos votos a Fray Bartolomé de Las Casas, defensor de indígenas; en el siglo XVIII se premiaría ex aequo a María Antonieta y Robespierre; y en el XIX, Napoléon y Marx se disputarían el título con el gran Jack el Destripador. La historia no es lucha de clases sino lucha de celebridades; no es una carnicería sino un escaparate. ¡Qué emocionante y variado es el mundo y qué tranquilidad saber que, pase lo que pase, la fotografía del ganador aparecerá en la portada de la revista Time!
En 2011 “la persona del año” ha sido El Manifestante, representado en la figura andrógina de un indignado universal, étnico, postmoderno y orientalista, molde que recoge, para deformarlo, el malestar profundo de los pueblos del mundo contra una civilización injusta y agonizante. Porque El Manifestante es celebrado como un as del balón, un príncipe filántropo o una actriz pornográfica de mucho glamour. Cuando se denuncian justamente las mentiras, manipulaciones o silencios de los grandes medios de comunicación se suele olvidar este efecto antropológico tranquilizador asociado a los formatos populistas y mercantiles del periodismo hegemónico. Millones de personas se han manifestado en todo el mundo, de Túnez a Wall Street, de Grecia a Wisconsin, para derrocar dictaduras, denunciar a los responsables de la crisis capitalista y, en definitiva, cuestionar el modelo cuyo mascarón de proa es precisamente la revista Time. El Manifestante puede aparecer en su portada porque no ha triunfado en sus demandas; pero sobre todo –y al revés– el Time lo recoge en su portada para despuntar y banalizar su combate. El Manifestante, digamos, sí ha vencido; El Manifestante ha alcanzado su objetivo porque su objetivo no era cambiar el mundo sino alcanzar, en pugna con Benedicto XVI, el Fútbol Club Barcelona o el Ejército de Salvación, la portada de Time. Y el lector de Time se siente así completamente a salvo en su sillón, disfrutando de su café en un mundo construido –como un hipódromo o una pista de carreras– para su seguridad y diversión. Nada tranquiliza más que una mala noticia si nos la da la televisión; nada calma más que una amenaza, si es la “persona del año” de la revista Time.
Pero el verdadero personaje del año –el que realmente tranquiliza al lector burgués de Time– está detrás de El Manifestante, como su reverso y su destrucción. De hecho, estoy casi seguro de que el consejo editor de la revista tardó en decidirse y tuvo muchas dudas, como las habría tenido en el siglo I entre Cristo y Nerón. El otro candidato a la portada era, sí, el Policía. Basta un mínimo esfuerzo para verlo a un lado y otro del romántico Manifestante, homenajeado junto a él, cediendo generosamente el protagonismo a su víctima: los policías asesinos en Túnez, Egipto, Yemen y Bahrein; los policías salvajes que golpearon a los pacíficos muchachos en Plaza de Catalunya de Barcelona; los que abrieron la cabeza a los huelguistas de Atenas; los que detuvieron a porrazos a los ocupantes de Wall Street. ¿El hombre del año? Dos. Enfrentados en las plazas, unidos en portada: el joven manifestante tocado con su kufiya palestina al viento, un ojo morado, la sangre corriéndole por la cabeza, con una sonrisa de satisfacción en los labios –¡portada de Time!–, y a su lado, pasándole el brazo sobre el hombro, el policía acorazado y musculoso que sonríe bajo el casco –¡portada de Time!– mientras esgrime victorioso su escudo, su porra y su pistola.
Los policías y manifestantes que luchaban y siguen luchando en las plazas luchaban en realidad, ahora lo sabemos, por ver cuál de los dos alcanzaba la portada de Time. Como en las plazas suele vencer la policía, porque en las plazas suele vencer la policía, mientras en las plazas suela vencer la policía, Time podrá dar la victoria al Manifestante en su portada.
Cuando la justicia, la libertad, la democracia, la igualdad y el socialismo sean la realidad del año, Time habrá desaparecido.
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