miércoles, 23 de mayo de 2012

La pelota es como la vida ¿o es al revés?

Enrique Ubieta Gómez
Foto: Ismael Francisco
La verdad es que sin lanzadores no hay béisbol. Y Ciego los tiene más ajustados o inspirados, no sé. Coraje e inteligencia, son los atributos imprescindibles de un buen lanzador. A veces, mucho coraje y poca inteligencia resultan nefastos, como sucedía con el admirable Lázaro de la Torre, el brazo de hierro, cuando se empecinaba en pasar sus rectas duras por el mismísimo centro. A veces, falta el coraje, y es peor, el bateador lo percibe, deja pasar las bolas elusivas y espera la buena, que llega mansa y temerosa. La lógica de Vargas al elegir a cada relevista es, por otra parte, enrevesada, como si lo importante fuese el juego siguiente y no el que se dirime hoy. La pelota es como la vida, ¿o es al revés? En los portales de la manzana de Gómez, el edificio que albergaba las oficinas del magnate Gómez Mena, frente al hoy Museo de Bellas Artes (Arte Universal), han inscrito las definiciones extradeportivas de las frases con las que el béisbol explica la vida: estar "en tres y dos", esto es "al duro y sin guante", "coger movido" a alguien, etc., etc. Buena iniciativa. Así que todo puede suceder todavía –así lo establece la vida, ¿o el béisbol?: nada se acaba hasta que se acaba, es decir, hasta el último out de la temporada–, porque Industriales es un equipo grande y ha remontado ventajas y vaticinios mas lúgubres. El lunes pensé ir al estadio, pero llovió y el juego quedó suspendido. Ayer preferí quedarme en casa, frente al televisor, traguito de ron incluido. Pero cuando la ventaja contraria se hizo excesiva cambié de canal. Mi barrio se comporta como el estadio: si impera el silencio, las cosas marchan mal. Si Industriales anota o realiza un gran fildeo, estalla. Allí uno puede respirar los olores del triunfo o del fracaso cercanos, sin necesidad de seguir los pormenores. Hoy supe el score final: 8 x 3, a favor de los avileños. El cielo ha perdido el color azul industrialista de la semana pasada, pero espero que el nubarrón pase. Y que la muchacha de la foto pueda sonreir mañana.

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