Yisell Rodríguez Milán
Tomado del blog Lente de Aumento
Siempre pensé, aún sin conocer a ninguno de sus creadores, que se había elegido bien el nombre de ese periódico polémico y multicolor conocido como La calle del medio. Eso de atravesarse en medio de cualquier vía, carretera y/o trillo, en chancletas y vestidos o medio vestidos para decir lo que hace falta y hasta lo que no, es cosa de cubanos discutidores, que es como en esencia somos todos nosotros.
El sábado pasado tuve la oportunidad de celebrar con quienes piensan La calle del medio el quinto aniversario de su publicación. Un lugar llamado por ellos “Caverna de los trovadictos”, y que no es más que el Diablo tun tún donde se hace la peña La Utopía en la Casa de la Música del municipio playa, en La Habana, fue el escenario del encuentro. Nunca, y lo digo con sinceridad, había visto de cerquita tantos buenos y experimentados trovadores juntos, ni tanta revolución cubano-venezolana fluyendo de voces y guitarras compartidas.
Como se pensó, y se invitó, estuvieron allí, en ese local que parece una extensión de la casa de Diego en Fresa y Chocolate, junto a Enrique Ubieta, director de la revista, trovadorazos como Gerardo Alfonso, Fidel Díaz Castro, Raúl Torres, Pedrito Beritán, Samuel Águila, Inti Santana, Fernando Bécquer, Erick Méndez entre otros que mi maldita memoria natural, sin programa recuperador, no recuerda.
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El peligroso ejemplo de Cuba
Hace 14 horas
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