Frei Betto
20 mayo 2013
El Consejo Federal de Medicina (CFM) está indignado ante el anuncio de la presidenta Dilma de que el gobierno traerá seis mil médicos de Cuba y otros tantos de Portugal y de España, para trabajar en municipios carentes de profesionales de la salud.
También en Portugal y en España hay, como en cualquier país, médicos de nivel técnico aceptable. España tiene el 7° mejor sistema de salud del mundo y Portugal el 12°. En tierras lusitanas el 10% de los médicos son extranjeros, incluyendo cubanos, incorporados desde el 2009. Sometidos a exámenes, la mayoría obtuvo la aprobación, lo que
llevó al gobierno portugués a renovar su estadía en el 2012.
Nadie se opone a que el CFM someta a los médicos cubanos a un examen (Reválida), igual que se hace con los brasileños, muchos de ellos formados en facultades privadas que funcionan como auténticas máquinas de hacer dinero.
El CFM reclama por la supuesta convalidación automática de los diplomas de los médicos cubanos. En ningún momento ha sido eso lo que ha defendido el gobierno. El ministro de Salud, señor Padilha, dejó claro que pretende seguir criterios de igualdad y de responsabilidad profesional.
La opinión del CFM importa menos que la de los habitantes del interior y de las periferias de nuestro país, que tanto necesitan de atención médica. Según estudios del mismo CFM, en conjunto con el Consejo Regional de Medicina de São Paulo, sobre la “demografía médica en el Brasil”, demuestran que en el 2011 el Brasil disponía de 1.8 médicos por cada mil habitantes. Tendríamos que esperar hasta el 2021 para que dicho índice llegue a 2.51/1000. Y según los cálculos sólo en el 2050 tendremos 4.3/1000. Mientras que en Cuba hay 6.4 médicos por mil habitantes. Y en Argentina, en el 2005, contaban con más de 3/1000, índice que el Brasil alcanzará hasta el año 2031. De los 372 mil médicos registrados en el Brasil en el 2011, 209 mil se concentraban en las regiones sur y sudeste, y poco más de 15 mil en la región norte.
El gobierno federal está empeñado en mejorar esa distribución de profesionales de la salud a través del Provab (Programa de Valorización del Profesional de Atención Básica), ofreciendo un salario inicial de US$ tres mil y puntos para mejorar en su carrera, para incentivarlos a prestar sus servicios de atención primaria a la población de 1.407 municipios de todo el país. Ya se han inscrito más de 4 mil médicos en este plan.
El senador Cristovam Buarque propone que los médicos formados en universidades públicas, pagados con su, o mi, o nuestro dinero, trabajen dos años en áreas carentes de servicio a fin de que sus hojas profesionales sean reconocidas.
Si la medicina cubana es de mala calidad, ¿cómo se explica que la salud en la isla esté, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), con índices mucho mejores que la del Brasil e incluso se pueda comparar con la de los EE.UU.?
El Brasil, antes de reclamar por medidas que beneficiarán al pueblo más pobre, debiera mirarse en el espejo. Según la lista de la OMS (datos del 2011), el mejor sistema del mundo en cuanto a salud es el de Francia. Los EE.UU. ocupan el lugar 37; y Cuba el 39. El Brasil está en el puesto ¡125!
Si no vienen médicos cubanos ¿qué se le diría al pueblo carente de salud de nuestras periferias y del interior? ¿Qué soporte los dolores? ¿Qué muera de enfermedades fácilmente tratables? ¿Qué le pida a Dios el milagro de la sanación?
Cuba es especialista en medicina preventiva y exporta médicos a 70 países. Gracias a esa solidaridad, la población de Haití vio aminorado su sufrimiento causado por el terremoto del 2010, en tanto que el Brasil envió militares. Cuba envió médicos entrenados para actuar en condiciones precarias y en situaciones de emergencia. Un médico cubano
no vendrá al Brasil para ofrecer resonancia magnética o tratar con medicina nuclear, sino a combatir parásitos y malaria, diarrea y deshidratación, reduciendo la mortalidad infantil y materna, aplicando vacunas, enseñando medidas preventivas, así como normas de higiene.
La prestigiosa revista New England Journal of Medicine, en su edición del 24 de enero de este año, elogió la medicina cubana, que ha alcanzado las cuotas más altas de vacunación del mundo, “porque el sistema no fue proyectado para que el consumidor escogiera o para iniciativas individuales”. En otras palabras, no es el mercado el que manda sino el derecho del ciudadano.
¿Por qué el CFM nunca ha reclamado por el excelente servicio prestado a nuestro país por la Pastoral de la Niñez, a pesar de que ella dispone de pocos recursos e improvise la formación de madres que atienden a la niñez? La respuesta es sencilla: es bueno para una medicina cada vez más mercantilizada, volcada más al lucro que a la salud, contar con el trabajo altruista de la Pastoral de la Niñez. El temor es encarar la competencia de médicos extranjeros.
Dios quiera que un día el Brasil pueda exponer en sus ciudades este lema que vi en una calle de La Habana: “Cada año mueren 80 mil niños en el mundo por enfermedades fácilmente tratables. Ninguno de ellos es cubano”.
El peligroso ejemplo de Cuba
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