«Lo que más me gusta del capitalismo son las tiendas llenas de cosas», dice Wojciech Jaruzelski, el último dirigente de la Polonia socialista.
Cubaencuentro coloca la frase en un titular, con aires de triunfo. Sí, porque en el capitalismo triunfan las cosas. Y el sueño del socialismo –no cabalmente cumplido, pero no totalmente incumplido--, es el triunfo de los seres humanos. No existe socialismo si se convierte en acto de geopolítica, o en juego palaciego de poder; cuando las “cosas” triunfan, los escrúpulos morales se refugian temporalmente en la socialdemocracia –breve tránsito o limbo terrenal--, y luego de tres avemarías y un acto de contrición, se desechan. Cuando se ha sido comunista, la única manera de ser capitalista es arrasando con todo vestigio de conciencia crítica. Por eso los ex suelen ser neoconservadores y neoliberales.
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