No conozco personalmente a Gerardo, ni a ningún miembro de su familia, pero asistí hoy en la mañana al entierro de su madre en el Cementerio de Colón. Muchas personas como yo --sin vínculos filiales o de amistad--, acudieron a ese último homenaje, al que también asistieron Raúl, Lazo y Alarcón, entre otros dirigentes. Creo en los héroes. No en los de mármol o bronce, sino en los de carne y huesos, en los que pasan a mi lado sin saber que lo son, o que mañana lo serán. Creo en ti, lector. Y creo en los cinco presos políticos que están en cárceles norteamericanas --inocentes de los cargos imputados--, que salvaron vidas, quizás la tuya o la mía. Cualquiera de nosotros puede no ser héroe, tiene incluso ese derecho. Pero es de hombre, de mujer, respetar a los héroes, a una madre que sufrió la separación definitiva de su hijo, y lo instó a resistir.
Como usted, yo también creo en los héroes. Lo que no sé si sabrán todos es que en los países desarrollados, como en el que vivo, no quedan ya, se han extinguido. Pero en Cuba hay héroes, yo los he visto en tiempos, he estrechado su mano y extraño tremendamente que no nos hablen a menudo de ellos. Esos héroes nos sirven de emulación al resto de la humanidad. Sobran, en mi opinión, blogs defendiéndose de Yoani, que no hacen sino publicitarla aún más y faltan al mismo tiempo blogs que nos muestren a esos héroes que por sí solos justifican a un pueblo entero.
ResponderEliminarEs probable que tenga razón, amigo. La ola cínica y escéptica de los noventa --un frente frío que, como todos, nos vino del norte, pero se diseminó por los cuatro puntos cardinales del planeta--, impuso la retórica anti épica. Los jóvenes escritores mimados por las editoriales, dentro y fuera de Cuba --cansados, hay que decirlo también--, de la retórica anterior, ciega para los problemas de la sociedad y demasiado ingenua, cultivaron con ahínco lo que algunos llamaron "el realismo sucio", o bautizaron como literatura post-revolucionaria. Pero nada es más renovador como un día tras otro. El movimiento revolucionario latinoamericano se recompuso en esta primera década del nuevo siglo, mientras quie la crisis del capitalismo mundial se agudizaba y ahora cada vez se hace más evidente el desgaste de esa nueva retórica. La resistencia de los cubanos (el internacionalismo, por ejemplo), sigue produciendo héroes. No hay que escribir como en los sesenta o los setenta, pero los jóvenes escritores que no renueven su lenguaje y sus temas, a la larga se verán rebasados por la historia literaria. Sobre esto escribiré con más detenimiento en otro momento. Gracias por acompañarme en mi blog.
ResponderEliminarGracias a usted, Enrique, por permitirme este diálogo. A veces conviene contemplar el mundo como se hace en El Quijote, desde un microscopio que escruta los mínimos matices del alma; pero esta visión siempre precisa de la otra que nos enseñó el mismo Cervantes en el Persiles: el mundo visto desde un telescopio; el hombre contemplado desde tan lejos que nos parece que lo que decisivamente le afecta son los vaivenes tormentosos del destino. Quiero decir con esto que, por muy importantes que sean para la vida diaria los cientos de contrariedades e imperfecciones que siembran la carrera de todos los días de cualquier cubano, hay un modo más planetario de ver las cosas, que ahora diríamos más "globalizado". Y desde ese punto de vista, Cuba tiene aspectos en los que puede dar muchas lecciones (pero se calla, no las da, no sé por qué complejo de que lo primero es defenderse) al resto de la humanidad, que debería sonrojarse. Esos internacionalistas a los que ha citado, ¡cómo contrastan con la hipocresía de nuestras ONG, en las que lo que principalmente se busca es obtener un sueldo para los "voluntarios", que muchas veces no tienen formación para trabajar y ganarse la vida por su cuenta; no digamos de los dirigentes de esas mismas ONG, que "necesitan" circular en un Porsche Cayenne de 100.000 dólares para atender con celeridad las necesidades de los que se mueren comidos de moscas y a los que hay que acceder en todoterreno para que no se rompan los amortiguadores! No quiero extenderme en nuestros defectos, sino resaltar lo que me duele que Cuba no exprese y difunda con claridad aquello en lo que nos supera con creces. ¿Qué me dice de la libertad interior, mental, de los cubanos? Hasta de los más contrarevolucionarios se podrá decir cualquier cosa, menos que están alienados.
ResponderEliminarNo me extiendo más. ¡Gracias!